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FRANCISCO DE GOYA Y VITTORIO STORARO:

UNA APROXIMACIÓN A LA RETÓRICA DE LA LUZ


EN “GOYA EN BURDEOS”,
DEL MAESTRO CARLOS SAURA

Saia Vergara Jaime

Universidad Complutense de Madrid


Profesor Francisco García García
15 de junio de 2010
Francisco Rabal representando al maestro Francisco de Goya en un escenario iluminado por el maestro Vittorio Storaro (escena de la película)

¿Quién me dice a mí que lo que con palabras pienso y transmito es la realidad, cuando también con
palabras soy capaz de pensar y de comunicar o transmitir cosas que son de una absoluta, innegable y
premeditada irrealidad? (Antonio López Eire desarrollando una idea de Gorgias de Leontinos, siglo V a. C.)

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Contenido

Introducción ...................................................................................... 4
La película ...................................................................................... 5
I. Francisco de Goya y Vittorio Storaro: juegos de luz y sombra,
paleta de colores eternizados en Goya en Burdeos ......................... 6
Percepción de la luz y el color..................................................... 24
II. Elementos retóricos .................................................................... 25
Metáfora sobre metáfora sobre metáfora: retórica visual ....... 28
III. Explosión de colores .................................................................. 30
Metáforas de la vida a través del color ...................................... 33
Metáforas de la muerte a través del color ................................. 35
Metáforas de la vida y la muerte a través de la luz y la sombra 37
A manera de conclusiones .............................................................. 41
Bibliografía ....................................................................................... 42
Cine y Teoría del arte ................................................................... 42
Iluminación y Teoría del color ..................................................... 42
Retórica ........................................................................................ 42
Ficha técnica de la película .......................................................... 43

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El artista da un gran ejemplo. Adora su oficio: su bien más limitaciones: no somos especialistas en iluminación ni en historia
preciado es el goce de lo bien hecho. El asunto está en del arte. Aún así, mostraremos cómo el maestro Vittorio Storaro,
el cinematógrafo –o director de fotografía- de la película,
turbarse, querer, esperar, estremecerse, vivir.
interpreta las obras del maestro Francisco de Goya en la
August Rodin
iluminación de diversas escenas. Y también se aparta de ellas para
crear con su estética de la luz ambientes psicológicos en este
Introducción magistral relato del maestro Carlos Saura. Así, con un claro y
deliberado uso emocional de los colores, de la luz y la sombra,
Storaro nos ‘habla’ de los códigos culturales de Occidente. No se
La retórica es descrita y entendida como el arte de persuadir limita, entonces, a representar también propone, añade,
mediante el lenguaje. Entiéndase éste último como un interviene y, quizá lo más interesante, enfatiza los momentos más
conglomerado de códigos culturales lingüísticos y emotivos del guion usando luces muy contrastadas, muy intensas,
extralingüísticos, verbales y no verbales, es decir, como un como intentando siempre permanecer fiel al personaje que fue y
entramado de acuerdos históricos, tácitos y manifiestos, que se será el maestro Francisco de Goya.
construyen a través del cuerpo, los sentidos, las vivencias, los
usos, los hábitos, las prácticas, los miedos, las herencias, los A través de nuestra argumentación, es decir, de la concatenación
deseos y un infinito etcétera. Lenguaje es, pues, a nuestro de ideas lógicas, pero también de una muestra de imágenes de la
entender, un todo, una masa heterogénea de elementos y película pretendemos evidenciar las coincidencias estéticas –no
procesos que exceden la definición, la clasificación y, por siempre idénticas- que hay en ambos artistas. Así mismo,
supuesto, la enunciación. Podemos aproximarnos al lenguaje, insistiremos en el uso metafórico –y, por lo tanto, retórico- de la
pero siempre nos quedaremos a medio camino. Y quizá esa misma iluminación.
indefinición (o más bien nuestra incapacidad racional para
Para lograr este cometido hemos seguido la estructura aristótelica
delimitarlo) lo vuelve tan mágico, y hace que nuestros análisis e
de la argumentación que parte de cuatro momentos, exordio,
investigaciones sean aventuras plagadas de visiones e
narratio, confirmatio y epílogo. En primera instancia, presentamos
invenciones.
la obra del maestro Goya, con el fin de familiarizar al lector con su
Las coordenadas de este trabajo parecen claras: familiarizarnos universo pictórico y la comparamos con la versión del maestro
con la retórica no a través de las palabras sino de la luz, en la Storaro. A continuación hacemos una introducción sobre algunos
película Goya en Burdeos. Sin embargo, reconocemos nuestras elementos que consideramos esenciales para entender la retórica

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visual. Finalmente, nos adentramos en universo metafórico de la compleja narración, Saura busca humanizar –es decir, volver de
iluminación en Goya en Burdeos. En particular, hablaremos sobre la carne y hueso- a este artista polémico que cambió el curso del arte
forma como luces, sombras y colores recrean la vida y la muerte. en el siglo XIX.

El profesor Gómez Alonso nos dice que para Erich Fromm hay tres El relato parte de un momento crucial, los últimos años de vida del
tipos de símbolos: los convencionales, que son aquéllos que artista, y está plagada de discursos narrativos y estéticos. Las
obedecen a los acuerdos sociales; los accidentales, más diégesis o niveles de relato que se desarrollan en el plano
relacionados con las vivencias de cada sujeto, incluidos los narrativo tienen que ver con el manejo de la temporalidad y nos
procesos subconscientes; y los universales, que trascienden la dan información sobre diversos momentos de su vida. Ello le
cultura y son compartidos por la especie humana. En este sentido permite descubrir al espectador lo que motivó la creación de
también pueden interpretarse los valores simbólicos que algunas de sus obras, es decir, las pone en contexto. Hay, pues,
históricamente se le han otorgado a los colores. Hay unos cuyos una ubicación más o menos cronológica a través de saltos de
significados son meramente culturales, otros que están más tiempo.
relacionados con las capacidades de cada persona para estimar el
color, y por supuesto, están aquellos que comparten su Por su parte, las diégesis que se desdoblan en el plano estético
simbología en cualquier grupo y espacio humano, por estar son representadas con escenografías y luces de colores
relacionados con la naturaleza. Aunque no haremos distinciones específicos para cada época. Estos últimos siempre dan cuenta de
tan precisas, sí hablaremos de los valores culturales y personales los estados emocionales del protagonista y enfatizan en lo que
que comparten algunos autores de distintas culturas con el parece ser su forma de percibir el mundo exterior. Estas diégesis
maestro Vittorio Storaro, en Goya en Burdeos. se valen de diversos recursos escenográficos, entre ellas,
representaciones teatrales, recreaciones (cuadros vivos), óleos,
murales, proyecciones sobre lienzos y paneles de luz, etc.

La película Los acontecimientos del relato suceden en diferentes espacios


Carlos Saura, director y guionista de Goya en Burdeos, dedicó más que hablan de la geografía (España, en particular, Madrid y la
de dos décadas a ver terminado este relato sobre uno de los corte pero también Burdeos, en Francia); de las emociones, es
pintores más importantes de la historia del arte. Leyó todo cuanto decir, de los miedos y deseos del maestro Goya; y del tiempo, o
pudo sobre la vida del maestro y se rodeó de los mejores artistas sea, de su pasado y su presente, ambos en diálogo continuo.
para darle forma y color a esta obra de arte. A través de una

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Por la estética y la complejidad del relato, se sabe que esta además, personajes, situaciones y reflexiones que contribuyeron a
película no se pensó para cualquier tipo de público sino para crear y enriquecer el universo goyesco.
amantes del arte, en particular de la pintura, el teatro, la música
así como para quienes disfrutan de los retos que imponen los Para desarrollar la narración, los autores de la película se valen de
relatos no lineales ni convencionales. diversos recursos artísticos. Nos centraremos, en particular, en las
escenografías, que algunas veces son cinematográficas, otras muy
teatrales y unas completamente experimentales. Estas diferencias
se utilizan para representar cada diégesis o nivel del relato que el
maestro Saura utiliza con el fin de delimitar los universos
temporales y emotivos en la vida del pintor. En una primera
diégesis, la principal, se muestran escenarios sobrios y ‘realistas’,
La luz es energía y nos impregna de una manera inconsciente, y aunque siempre muy ‘pictóricos’, muy artísticos, donde los
nos afecta y nos crea emociones diferentes. La luz es un lenguaje protagonistas –Goya, su esposa, su hija, los cortesanos, la
tan preciso como las palabras en la literatura para transmitir los duquesa de Alba, etc.- viven acontecimientos determinantes 1. En
los espacios de esta diégesis, la iluminación suele ser siempre
sentimientos.
igual, con colores más o menos cinematográficos, salvo en
Vittorio Storaro
algunas excepciones en que las luces cambian con rapidez para
enfatizar el drama de la escena.

En un segundo nivel del relato o diégesis están los escenarios


I. Francisco de Goya y Vittorio Storaro: juegos de luz y sombra,
compuestos por paneles que, dependiendo de la manipulación de
paleta de colores eternizados en Goya en Burdeos
las luces, se vuelven transparentes y dejan ver otros escenarios,
como si fueran capas de piel cristalina. Estos paneles, además, son
A partir de constantes regresiones o flashback, Goya en Burdeos utilizados para proyectar, de vez en cuando, imágenes de las
narra los momentos fundamentales en la vida del maestro
Francisco de Goya. A través de un imprescindible recorrido
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pictórico e histórico, el maestro Carlos Saura presenta al En teoría de guion la economía narrativa es fundamental. De ahí que
espectador una especie de inventario vivencial donde confluyen, cada escena entregue al espectador información clave que justifique las
acciones posteriores y proporcione los elementos necesarios para ir
armando el rompecabezas (puzzle) del relato.

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obras del pintor mientras los protagonistas desarrollan la acción. originales. No obstante, dependiendo el dramatismo del cuadro,
En esta diégesis, la iluminación suele ser muy contrastada, con el maestro Storaro añade algunas luces o sombras que le
colores muy teatrales, poco naturales. Suele haber, también, luces permitan crear un ambiente mucho más psicológico. En estos
blancas directas sobre los protagonistas o las obras, y es casos no se limita a ‘citar’ o representar la iluminación del maestro
frecuente que cambien sin previo aviso y con rapidez para Goya sino que la interpreta y la conjuga con la intención
intensificar los estados emocionales o denotar un diálogo de comunicativa del guionista y director.
temporalidades entre el pasado y el presente. Un tercer nivel
Finalmente, en un quinto nivel, las escenografías recrean las obras
escenográfico y diegético está dado por las representaciones (a
manera de actos teatrales) que se hacen de las pinturas. Esto mismas que, de súbito, toman vida y se salen del cuadro. También,
en este caso, se les conoce como cuadro vivo o tableau vivant. La
sucede en exteriores (ambientes al aire libre) y en interiores
iluminación, en estas diégesis, es casi idéntica a la de las obras
(ambientes cerrados) que, muchas veces, usan cuadros gigantes
originales. Hay que decir, también, que en diversos momentos y
de fondo para representar los exteriores, como si fuera una
en varias diégesis, el maestro Storaro evoca a los pintores que
puesta en escena teatral. En las escenas rodadas en exteriores, la
iluminación es más cercana a la ‘realidad’ mientras que en las precedieron e inspiraron a Goya, entre ellos, a Rubens, Rembrandt
y Velázquez. No nos detendremos en ello porque, sin duda, hace
interiores el maestro Storaro se vale de tonos más intensos
parte de otro estudio.
aunque no llegan a ser teatrales.
A continuación compararemos algunos cuadros y fotogramas de
En un cuarto nivel o diégesis están las escenas donde el pintor
boceta un cuadro vivo o tableau vivant, es decir, donde tiene la película donde pueden apreciarse (en el sentido más literal de la
palabra) las versiones de ambos maestros, Goya y Storaro.
modelos que le sirven para pintar una determinada obra. En estos
Haremos, en cada caso, una breve explicación.
ambientes, la iluminación se parece mucho a la de las obras

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Francisco de Goya, El invierno o La nevada (1786/87)

Vittorio Storaro, fotogramas de la película, 1999.

En el primer fotograma, el maestro usa colores muy parecidos a los de la


obra de Goya pero contrasta mucho más la luz, se entiende, para enfatizar
el drama de la escena. Las sombras, la oscuridad son una metáfora del
horror, de la ruina, la destrucción, del luto que entrañan las pérdidas (de las
vidas humanas y del sentido). Pensemos en las connotaciones que tiene el
color negro en Occidente. En el segundo fotograma, que hace parte de la

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escena anterior, los tonos cambian y nos remiten más a la retórica visual
del fotógrafo, a lo que significa y comunica cada color. El azul ‘habla’ del
clima, es decir, del frío pero también de la muerte. A lo largo de la película
Storaro utiliza este color para representarla. Por su parte, el matiz rojizo del
fondo recrea al amanecer o al atardecer, ambas metáforas del inicio o del
fin de un momento histórico así como de un estado de la conciencia.
También es un símbolo de la vida (la sangre) que se contrapone al azul, que
es la muerte. Ambos colores refuerzan el ambiente emocional, la tragedia
de una niña que busca entre los muertos el cuerpo de su madre y la
desolación de los carretilleros que van recogiendo los cadáveres de sus
conocidos.

Vittorio Storaro, fotograma de la película, 1999.

Esta escena fusiona varias obras del pintor y, además, lo involucra en la


misma. Vemos unos bailarines que, en cierta forma, hacen un juego
coreográfico que recuerda al de La gallina ciega. De fondo se ve el cuadro
(gigante) de La pradera de San Isidro representando el paisaje circundante.
Los colores son distintos a los de la obra original. Aquí vemos más naranjas
Francisco de Goya, La gallina ciega (1788) y amarillos. Para Storaro éstos son los colores de la vida y hacen parte de la
diégesis temporal con que se representan los momentos más íntimos en la
vida del maestro Goya. En particular, esta secuencia muestra –y así lo

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enfatiza la iluminación cálida- la plenitud que vive el protagonista, igual que
el buen momento por el que atraviesa, en apariencia, la España que Goya
plasma en sus obras.

Francisco de Goya, La pradera de San Isidro (1788) Vittorio Storaro, fotograma de la película, 1999.

Esta escena también hace parte de la anterior. De fondo se ve el cuadro


(gigante) de La pradera de San Isidro. Hay detalles idénticos del cuadro,
como las sombrillas y las personas. Los colores, sin embargo, son
distintos a los de la obra original. La escena empieza con un alto
contraste entre la luz y la oscuridad y va aclarando conforme Goya va
desplazándose por el lugar. Cuando encuentra los ojos de la duquesa de
Alba, los tonos ya se han vuelto calientes, naranjas y amarillos, metáforas
de la vida y la pasión.

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Francisco de Goya, El milagro de San Antonio de Padua (1798)

Vittorio Storaro, fotogramas de la película, 1999.

En ambos casos tenemos una recreación de una obra o un cuadro vivo


(tableau vivant), pero en dos niveles o diégesis distintas: una, muestra
cómo pudo ser el proceso de bocetar -lo que después sería la cúpula- con
modelos reales, mientras que la otra es una recreación de la escena del
Milagro. La iluminación en el primer fotograma es más realista; en el
segundo es completamente teatral y no se parece a la de la obra original.
Los contraluces reafirman un sentimiento de terror y quizá pretenden
comunicar lo macabra que podría ser para Goya esta historia eclesiástica

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con pretensiones ejemplarizantes donde, en vez de perdonar, San Antonio
mata al confeso asesino con un rayo que sale de su dedo. La iluminación
muestra que, aunque ambas escenas hablan de lo mismo, hacen parte de
dos diégesis distintas. Ello a pesar de que en las dos se hacen recreaciones
(cuadros vivientes).

Francisco de Goya, El pelele (1791)


Vittorio Storaro, fotogramas de la película, 1999.

Al fondo apenas se divisa un grupo de mujeres manteando un pelele. Esta


escena recrea varias obras del maestro Goya. Como habíamos mencionado,

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en exteriores hay una iluminación más realista. Lo que se imita, en estos
casos, no son los colores originales de las obras sino la sensación que da la
luz exterior. En ésta y otras escenas, los tonos amarillos impregnan de
familiaridad los ambientes.

Vittorio Storaro, fotograma de la película, 1999.

Goya observa su pintura. En esta escena, el maestro recorre un pasillo


adornado con muchas de sus obras, a lado y lado. Simboliza el recorrido
que hace el protagonista por su propia vida a través de sus logros
artísticos. Hay una luz que incide sobre su cuerpo mientras camina, y otra
Francisco de Goya, La familia de Carlos IV (1800 - 1801) muy tenue que deja ver sus obras con los colores originales. Todo lo demás
es negro, pareciera que no existieran muros ni techos. El color negro
camufla el espacio, lo vuelve infinito. Ello pareciera ser una metáfora de la
ausencia de límites de su talento. También puede ser una representación
de su propia vida y, por supuesto, de su memoria, aquélla que le permite
transitar por su pasado mientras vive su presente.

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Francisco de Goya, La maja desnuda (1797 - 1800) Vittorio Storaro, fotograma de la película, 1999.

Claramente es la representación del cuadro. No obstante, el maestro está


bocetando desde un ángulo distinto al que debió haber tenido para pintar
el original. Los colores son distintos pero es debido a la estética con que se
representa este nivel del relato. Los colores cálidos dan un toque de
intimidad a la escena, como queriendo simbolizar ese estado interior. En la
película, el protagonista repite una y otra vez que Cayetana, la duquesa de
Alba, fue su “único amor”. Cuando se recrea el momento en que el maestro
boceta el cuadro de su musa, a través de la gama de los naranjas y rojos, la
escena se impregna de pasión, vida, deseo.

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Francisco de Goya, La maja vestida (1800) Vittorio Storaro, fotograma de la película, 1999.

A través del reflejo de un haz de luz blanco sobre un espejo aparece La maja
vestida y, luego, como por arte de magia y gracias al cambio de ángulo del
espejo, la luz descubre a La maja desnuda. Este fotograma muestra la
transición sutil entre ambos que se logra gracias a la disolvencia, en
posproducción, de una imagen sobre otra. La iluminación, como vemos, es
de un contraste absoluto. Las caras de quienes miran el cuadro son
irradiadas por una luz blanca, directa, y el resto está en tinieblas. Ello no
solo reafirma el protagonismo que Saura quiere dar a las obras; también
simboliza una época en la vida de Goya de profundo dolor ante la pérdida
de Cayetan, quien ha sido envenenada. Esa muerte, según narra el
protagonista, le abrió los ojos para ver con más claridad, la oscuridad que
rodeaba la corte. La luz blanca contrastada con la ausencia de luz son,
pues, metáforas de esta circunstancia. Este simbolismo lumínico alude
también a que la verdad siempre está rodeada de sombras que luchan por
ocultarla. No es fortuito el dicho (también una metáfora) de que “todo sale
a luz”, para referirse a que, al final, la verdad siempre se revela aunque se
intente ocultarla. La vida de Goya, en estos momentos, se vuelve una
dicotomía, un sentimiento de amor y odio hacia la corte, que le ha dado
todo cuanto tiene pero que también le ha quitado, en una conspiración, a
su más grande amor. Todas estas circunstancias y emociones se
representan a través del claroscuro, de la luz y la sombra.

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Vittorio Storaro, fotograma de la película, 1999.

Aunque ésta es una imagen de un Goya mucho mayor al que muestra la


obra, sí creemos que es una cita al autorretrato. Además, el gesto en
ambos nos parece muy similar, lo mismo que los visos de color en el fondo
de la pintura. En este fotograma, la luz amarilla y roja, pero también la luz
lateral que deja ver solo la mitad de su rostro nos habla de una
personalidad que nada entre los extremos, de su lucidez y de sus
tormentos, de sus enigmas, y de su forma apasionada y poco equilibrada de
vivir.

Francisco de Goya, Autorretrato (1815)

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Francisco de Goya, El 3 de mayo o Los fusilamientos en la
montaña del Príncipe Pío (1814)

Vittorio Storaro, fotogramas de la película, 1999.

Dos momentos recrean la misma obra. Ambos son un tableau vivant o


cuadro viviente. La iluminación del primer fotograma parece representar el
apocalipsis a través de contrastes fortísimos y colores decididamente
teatrales que pretenden quitarle realismo a la escena, tal vez por lo trágico
de los acontecimientos. Quizá ese aire teatral también quiera comunicar lo
inaudito que fue aquel evento y, en general, el absurdo de las guerras. Los
colores rojos y amarillos pueden sugerir sangre, violencia, agresividad, el
predominio de lo primario en el ser humano, la ausencia de la razón, en fin,

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el poder que se impone. El verde, por su parte, es símbolo de la esperanza
que quizá conservan los rebeldes que, en breve, serán fusilados. Por su
parte, el segundo fotograma se vale de colores y luces muy parecidas a las
de la obra original. Muestra otros fusilamientos que hacen parte de la
misma secuencia pero aquí ya no hay esperanza, ya no hay colores que
simbolicen el cambio.

Francisco de Goya, El Aquelarre o Asmodea (1820 – 1823) Vittorio Storaro, fotograma de la película, 1999.

El maestro habla con su hija, Rosarito, sobre el significado de la obra. En


esta conversación, los colores naranjas y amarillos refuerzan la intimidad
del hogar y la calidez, la proximidad que, a lo largo de la historia, el artista
desarrolla con su hija.

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Vittorio Storaro, fotograma de la película, 1999.

En esta escena, Rosarito le cuenta que ha tenido pesadillas con ese cuadro.
La niña veía que ese perro se escondía detrás de una montaña y la
perseguía para comérsela. Esta diégesis narrativa que abre Rosarito con su
sueño, a la vez, es reforzada visualmente por el cuadro, a manera de mural,
que el espectador observa mientras la niña habla. Así pues, se reafirma la
idea de que la película está plagada de diégesis narrativas y visuales que
dialogan entre sí. De igual forma sucede con las metáforas: hay una dentro
de otra y otra más. La iluminación con colores cálidos, como ya hemos
dicho, refuerza el sentimiento de intimidad y confianza que le da al pintor
Perro semihundido (1820 – 1823) su universo familiar. La saturación de los colores, a nuestro parecer,
enfatiza la intensidad con que el pintor percibe el mundo que lo rodea. Es,
pues, un lenguaje lumínico que describe a un personaje muy pasional.

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Francisco de Goya, El Aquelarre o el Gran Cabrón (1820 - 1823)

Vittorio Storaro, fotogramas de la película, 1999.

Ambos fotogramas muestran el estudio de pintura del maestro, un espacio


donde experimenta libertad absoluta. En el primero, a manera de mural, se
ve la obra en proceso mientras se desarrolla una escena con su esposa.
Nuevamente hay colores cálidos y velas, no solo para recrear cómo sería la
iluminación en la época, también para sugerir la lucidez que el pintor ha
alcanzado en esta etapa de su vida, que es cuando desarrolla las obras que
han sido catalogadas como “pinturas negras”. En el segundo fotograma,
los personajes de la obra cobran vida y atormentan a Goya. Los colores van

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contrastándose cada vez más y acercándose a los de los originales. La
cantidad de velas también es una metáfora del contraste entre quien
conoce la verdad (nuevamente se recurre a la luz para representarla), pero
sabiendo que a su alrededor solo hay oscuridad. Esos contrastes así como el
uso del negro en estas pinturas son pura retórica visual, la denuncia del
terror y la ignorancia en que se haya sumido el pueblo español en esa
época.

Francisco de Goya, La romería de San Isidro (1820 - 1823)

Vittorio Storaro, fotogramas de la película, 1999.

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En el primero, el pintor delinea uno de los personajes. En el segundo, los
protagonistas del cuadro cobran vida (tableau vivant) y se aproximan hacia
el pintor, quien los mira aterrorizado. El concepto de la iluminación es el
mismo que el de los dos fotogramas anteriores.

Vittorio Storaro, fotograma de la película, 1999.

En el lado izquierdo vemos el cuadro La lechera de Burdeos y de fondo uno


Francisco de Goya, La lechera de Burdeos (1827) y La Reina María Luisa de de los varios retratos de la reina María Luisa. La pared de la escenografía
Borbón, reina de España, con mantilla (1789 – 1800). donde se desarrolla la escena es un panel sobre el que se proyectan obras
conforme la luz va cambiando. La narración, entonces, abre otra diégesis,
pues Goya evoca diversos sucesos en torno a la reina. La iluminación de la
escena es cercana a algunos retratos de Velázquez, con predominio de los
claroscuros. Poco a poco, las luces se van atenuando hasta quedar visibles,
únicamente, los dos protagonistas, como se muestra en el siguiente
fotograma, y de fondo la proyección de alguna obra. El juego de luz y
sombra acentúa los sentimientos encontrados del maestro Goya con
respecto a la corte. Además, refuerza el misterio que entrañan las
anécdotas secretas que cuenta a Rosarito.

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Vittorio Storaro, fotograma de la película, 1999.

Como decíamos, la iluminación es muy parecida a la de algunos retratos de


Velázquez, a quien Goya consideraba uno de sus maestros. En este sentido,
Francisco de Goya, La reina María Luisa con Tontillo (1789) encontramos aquí una cita directa. La película está llena de este tipo de
referencias –y por qué no decir, de homenajes- a aquellos pintores que
Diego de Velázquez, Francisco Pacheco (1619 – 1622) contribuyeron a que el maestro Goya encontrara su propio camino. Entre
ellos, mencionamos a Rembrandt y al citado pintor sevillano. La
Si se compara este retrato del maestro Velázquez con los dos fotogramas disminución de la luz hasta quedar contrastada con la oscuridad, como ya
anteriores, iluminados por el maestro Storaro, se verá una similitud en el dijimos, acompaña el relato de Goya, quien narra eventos sombríos y
uso de los claroscuros y de las tonalidades. tenebrosos que rodearon la vida de la Reina. El claroscuro enfatiza, así, el
juego entre la verdad y la mentira, lo que se sabe y lo que se oculta.

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en una isla del Pacífico? Y a su vez, ¿cómo influye la capacidad que
cada uno tenga para expresar –o más bien traducir- con precisión
lo que ve? ¿Qué matices de colores privilegia cada uno de ellos?
¿Cuáles les pasan desapercibidos? ¿Influyen las preferencias (los
El ser humano ha estado siempre irradiado por el sol. Cuando gustos) en este complejo acto de ver y de distinguir colores? Y
amanece entra en un estado de actividad, y cuando el sol se pone esas preferencias, ¿en qué medida estarán determinadas por la
formación, la educación y la cultura?
hay una relajación de pensamiento, porque el sol es una energía
que cambia la presión sanguínea y el metabolismo. La luz tiene una En ese sentido, podríamos reflexionar sobre nuestros propios
límites. Con el paso del tiempo y una vez aprendido lo básico,
influencia física sobre el cuerpo humano, y también sobre las
¿seguimos educando nuestra habilidad para interpretar las
emociones. vibraciones y las temperaturas que nuestro cerebro traduce como
“colores”? ¿Cómo lo hacemos? ¿Observamos nuestros entornos o
Vittorio Storaro solo pasamos la mirada buscando coincidencias con nuestros
patrones mentales? ¿Intentamos traducir, buscar las palabras
precisas para hablar de los colores, las texturas, los matices que
Percepción de la luz y el color hay en todo lo que percibimos o simplemente nos conformamos
Los colores, en términos físicos, son longitudes de onda que capta con aglutinar en los colores básicos cualquier matiz que se le
el ojo de acuerdo a sus capacidades fisiológicas. Éstas, a su vez, parezca? Y por último, ¿damos por hecho que todas las personas
están ligadas al aprendizaje cultural, lo cual significa que para ver ven lo mismo que nosotros?
dependemos no solo de nuestra evolución biológica sino también
Un ejemplo de cómo la educación de la mirada depende de
de los códigos que hayamos aprendido para interpretar lo que
diversos factores y de cómo varía la forma de mirar de acuerdo a
vemos. A su vez, ello está relacionado con el tipo de luz al que
la cultura y al medio natural, lo encontramos en los pueblos inuit
tenga acceso el ojo a lo largo de este aprendizaje.
que habitan Alaska. Al vivir rodeadas de hielo y nieve, estas
¿Qué capacidad tiene cada ser humano para detectar los matices personas son capaces de distinguir -y por supuesto tienen
de colores, las texturas, los cambios más imperceptibles de luz? nombres para designar- una gran cantidad de matices de blanco.
¿Ve distinto una persona mayor que vive en la taiga rusa que un No será lo mismo la radiación que incida sobre una delgada capa
joven que habita el trópico colombiano, o un niño que ha crecido de hielo un día de verano por la mañana que aquélla que esconda

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metros de nieve y que sea observada una tarde de invierno. No Es muy relevante, también, el vocabulario, la precisión de los
será lo mismo, tampoco, mirar una montaña congelada que un conceptos que usamos y que nos permiten hablar con propiedad
trozo de hielo a punto de desprenderse de un glaciar. Los inuit de lo que vemos. El caso de los estudios enológicos es muy
han desarrollado una particular habilidad para descubrir en el enriquecedor, pues han construido todo un universo conceptual
blanco cientos de matices y son capaces de interpretar las del que se valen para traducir aspectos relacionados con los
sutilezas de la luz que se refleja en sus paisajes. Su medio así se los sabores, los colores, la incidencia de la luz sobre el vino, las
ha impuesto y este conocimiento, esta manera de ver, de texturas, etc. En la vida cotidiana, sin embargo, no existe este tipo
interpretar, se ha transmitido por generaciones. De igual forma de especialización en el lenguaje a pesar de que vivimos rodeados
sucede con los nativos que habitan las selvas del Amazonas. Su de estímulos y en particular de luz, y por lo tanto, de colores.
ojo distingue un sinnúmero de verdes y colores tierra.

El maestro Storaro también considera que los sucesos vividos


influyen en la percepción de las personas y sostiene que cada uno
ve los colores “de forma distinta (…). Un verde que puede ser
Lo importante es traducir el conflicto moral de una historia en un
muy impresionante para una persona, puede no serlo para otra”
(Storaro, p. 52). concepto visual.

En este complejo acto de interpretar los colores, además, hay que Vittorio Storaro
considerar el deterioro –o el atrofio- progresivo de las células
ópticas, así como los cambios de los colores con el paso del
tiempo, la incidencia de la luz y otros muchos factores. En II. Elementos retóricos
particular destacamos los medios a través de los cuales hoy
recibimos información visual, es decir, las pantallas del cine, del
Hace muchos siglos ya, los griegos, y en particular aquéllos
ordenador, de la cámara fotográfica, del celular (móvil), la
dedicados al estudio de las letras, enunciaron los elementos que
televisión, etc.). Cada pantalla está calibrada de forma distinta y
consideraron esenciales en la articulación de un discurso. Antes
tiene diferente capacidad para interpretar la luz y los colores. Así
del tan afamado Aristóteles, Gorgias de Leontinos había creado
pues, nuestra mirada no puede ser objetiva pues depende de
una teoría sobre la retórica, por allá en el siglo de oro de la cultura
múltiples factores -que además son cambiantes- a la hora de
griega, el V a. C. Ambos filósofos y varios de sus discípulos
relacionarnos con el universo lumínico.

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inventaron diversos modelos para elaborar un discurso, es decir, En concreto, durante el exordio y el epígolo, el orador debía
formas de interactuar entre el hablante y el oyente –o el orador y emplear argumentos que conmovieran a los oyentes, lo cual
el público-. Sumados los aportes de unos y otros, hoy conocemos ayudaría a captar su atención, en un primer momento, y a
que la teoría de la retórica es, en esencia, el arte de la atraparlo definitivamente, en el último caso. En los momentos
composición de un discurso compuesto por tres momentos intermedios de la narración (narratio) y de la confirmación
(inventio, dispositio, elocutio 2) y elementos diversos. Todo lo que (confirmatio) debía desarrollar los acontecimientos de forma
busca este andamiaje conceptual es mantener la atención del racional a través de la descripción y de la lógica (López Eire y
receptor a través de la lógica y seducirlo valiéndose de las Filinich). Ésta era la estructura que debía dársele al discurso
emociones. Podríamos decir, entonces, que la retórica es el arte retórico, un arte, que quizá sin saber, seguimos cultivando de
de la persuasión calculada. forma espontánea después de tantos siglos y no solo en el ámbito
académico sino, sobre todo y de diversas maneras, en la
Para lograr tal cometido, Aristóteles recomendaba que el orador interacción cotidiana.
argumentara sus planteamientos, encadenando de forma sucesiva
las ideas y situándolas en una estructura racional pero sin De este modelo discursivo retórico ha derivado la estructura de la
descuidar el factor emocional. Ésta, a su vez, estaba divida en narración literaria clásica –incluido el guion- cuyos momentos han
exordio, narratio, confirmatio y epílogo (se explicarán más sido llamados, de manera mucho más coloquial, simplemente
adelante). El emisor tendría que estar muy atento de su expresión inicio, nudo y desenlace. En el caso del guion, los dos primeros
corporal así como de la elección y el uso de las palabras (logos). momentos tienen, a su vez, detonantes y puntos de giro que,
Era fundamental, también, que mostrara la nobleza de su carácter como sus nombres metáforicos indican, generan conmoción en el
(ethos) a lo largo de la disquisición, pues su actitud sería decisiva relato –y en el espectador-, y un cambio de ritmo en la linealidad
para hacer más ‘convincente’ su ‘actuación’. Si todo ello se hacía del discurso. Es decir, que a través de elementos emocionales,
con rigor, el hablante generaría en el oyente, de forma igual que en el discurso retórico, se capta la atención del público y
indefectible y mediante la exacerbación de su estado de ánimo, se le sensibiliza, objetivo principal en una narración audiovisual.
una emoción (pathos) tal que, sin lugar a dudas, terminaría Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que aquello que busca
persuadiéndole. cualquier tipo de narración retórica es un “zarandeo pasional” del
oyente/lector/espectador (López Eire, en Beristáin, p. 51).
2
Inventio alude al momento en que se buscan y encuentran los
argumentos que serán luego organizados en la dispositio, y que Una vez aclarada la manera como se articulan los relatos, para
finalmente se comunicarán a un público como un discurso ya hablar en un sentido amplio, nos referiremos a otros dos
estructurado en la elocutio (Filinich).

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elementos que nos interesa rescatar del discurso retórico. Se trata detrás de la historia que se cuenta) a través de la psicología del
de la amplificaitio o áuxesis y la minutio o meiosis, es decir, la color. Pero más allá de ello, lo que nos interesa destacar de estas
amplificación y la disminución de la realidad que se narra: figuras retóricas es que hablan de la intervención consciente del
narrador en la comunicación de un mensaje. Es extraño que en los
Al operar con el lenguaje en la realidad, al llevar a
relatos modernos con pretensiones objetivas se desconozcan la
cabo actos de habla en los que las palabras se
entreveran con las cosas porque no concebimos ni presencia del autor y las formas que tiene para ‘construir’ y, por lo
transmitimos la realidad más que con el lenguaje, tanto, manipular el discurso a través de diversos recursos. Y es
nos aprovechamos de la potencia del lenguaje, del igualmente extraño que no se dé importancia a los elementos
logos, para, en beneficio propio, hacer que la
realidad parezca más grande e importante o bien,
psicológicos en la argumentación que deliberadamente tienen
por el contrario, más pequeña e insignificante de lo fines persuasivos, cuando todo ello es esencial en el arte de la
que tal vez es (López Eire en, Beristáin, p. 97). retórica, inventada en el siglo V a. C.

Estas figuras nos sirven para descubrir el entramado psicológico y


En el caso de la creación audiovisual tanto la amplificación como
emocional que hay en los discursos/relatos visuales; no es lo
la disminución de la realidad se pueden ver no solo en la
mismo insinuar que mostrar, o ironizar en vez de recurrir al
narración, en el logos –el guion, los diálogos, la interpretación-
lenguaje directo de la denuncia. A veces se comunica a través de
sino también en el uso de la música, los sonidos incidentales, el
la sutileza, otras, basta con desnudar las palabras/imágenes. Un
vestuario, los decorados y, por supuesto, la iluminación. Todo ello
discurso/relato visual puede hablar en el sentido más literal y
estará mediado, por supuesto, por la intención del autor y por los
pragmático o, bien, recurrir a atajos metafóricos, figurativos o
códigos culturales que compartan o no el emisor y el receptor. Los
experimentales para presentar la realidad con más o menos
significados que se le den a la luz y al color, además de depender
realismo y eficacia comunicativa. Lo que interesa, en últimas, es
de una facultad individual, obedecen a un gran acuerdo colectivo.
sensibilizar al receptor, diciendo/mostrando más con menos
De ello se hablará más adelante.
palabras/imágenes. ¿No sucede lo mismo, desde hace siglos, con
Por último, nos interesa llamar la atención sobre los usos la escultura, la música, el teatro, la pintura? Entendiendo que la
psicológicos de la retórica, entre ellos, los que se valen de las puesta en escena es la conjunción de muchas artes, ¿no se harían
figuras de la ironía, la insinuación, las preguntas sin respuesta extensivas las connotaciones retóricas a la forma de iluminar una
(erótesis o erotema) y las combinaciones que puedan surgir entre escenografía y acompañar el desarrollo de un relato?
ellas. Esto es particularmente visible en la iluminación de Goya en
Burdeos, cuyo objetivo es reforzar el discurso (el mensaje que hay

27
metáfora debe apelar a la manera en que la información se
almacena, es decir, a aquello en lo que las personas piensan
La metáfora, no es sólo una cuestión de lenguaje, es decir, sólo de espontáneamente primero cuando se les presenta uno u
otro estímulo. (Danto, p. 91)
palabras, (…) por el contrario, los procesos de pensamiento
humano son en gran medida metafóricos. (De la Rosa, p. 69). Más adelante, asimilaremos esta mención del lenguaje directo e
indirecto –denotativo y connotativo- al universo conceptual que el
ser humano ha creado en torno a los colores, las luces y las
Metáfora sobre metáfora sobre metáfora: retórica visual sombras.
El lenguaje directo (denotativo) es aquél que proporciona una
Las metáforas, elementos retóricos por excelencia, pueden dar al
información escueta, precisa, el dato constatable, la noción
lector/espectador unas pinceladas sobre la sociedad emisora del
certera de que algo tiene ciertas características que no son
mensaje. Entendemos que nuestra forma de pensar, como dice De
interpretables. Por su parte, el lenguaje indirecto (connotativo) es
la Rosa, es esencialmente metafórica, y que hay diversos tipos de
el que revela los códigos culturales que estructuran la sociedad
metáforas, entre otras, aquéllas que relacionadas con la luz y, por
productora y receptora de dicho lenguaje. Ello se descubre a
lo tanto, con los colores. A través de ellas se comunica un mensaje
través de las construcciones lingüísticas, los gestos, los símbolos,
de manera simbólica, se les asigna un valor codificado que solo
etc. El profesor Arthur C. Danto profundiza en aquello que, sobre
podrá ser descifrado por quienes compartan los mismos
el contexto cultural, revelan u ocultan determinadas referencias
mecanismos de interpretación. Aristóteles lo expresa de la
lingüísticas, en particular, la metáfora:
siguiente forma:
Para empezar, tiene que ser familiar, lo cual significa que la
metáfora implica una comunidad de referencia, un grupo Las palabras satisfacen si contienen una metáfora, y si ésta
de individuos de los que se puede esperar que sepan cuál no está tomada de lejos, pues sería difícil de comprender, y
es la referencia. (…) Incluso ‘es un ángel’ fracasa como si no es evidente, porque no produciría impresión alguna.
metáfora en una sociedad china, en la que no conocen los Satisfacen también si ponen las cosas ante los ojos, porque
ángeles. (…) Pero hay otra dimensión de la familiaridad no conviene que se vea lo que se está haciendo más bien que
tan fácil de formular, en la cual de lo que se trata no será lo que ha de suceder (Aristóteles, p. 307).
simplemente de la referencia, sino de las propiedades. En el
caso de la imagen de un caramelo, sin duda será el gusto,
mientras que en el caso de la pera sería más probable la La potencia metafórica de la mirada llena de significado los
forma. Mi impresión es que aquí es donde podría objetos y luego los convierte en símbolos a los que otorga
encontrarse otra aplicación de la teoría de los prototipos: la determinados valores. La capacidad de usar y entender metáforas

28
es casi como hablar un lenguaje único que se vuelve ineficaz si se mencionar, son elementos indefinibles e inabarcables porque,
le saca de contexto. Igual sucede con las metáforas visuales. ¿hasta dónde lo estético no es un concepto sociológico, por
Quizá en todo el mundo, por un acuerdo mediático, una paloma ejemplo? ¿Cómo definir el límite entre lo lingüístico y lo
blanca será una metáfora de la paz; un atardecer impregnado de antropológico? Aún así, los conceptos son importantes también
colores rojos y naranjas en Occidente puede asociarse –metáfora porque, en alguna medida, ayudan a diseccionar el análisis, lo
por analogía- con un momento romántico; una esvástica negra, en vuelven más comprensible o, al menos, ésa es la intención retórica
cambio, recordará episodios de horror para los pueblos del mismo.
occidentales mientras que para los hindúes será un símbolo
religioso (que es el contexto ritual de donde originalmente fue Los primeros elementos que Gómez Alonso cree que pueden
identificarse en una fotografía son los de tipo sociológico y están
sacada). La efectividad de las metáforas visuales depende de que
asociados a los valores políticos, identitarios, étnicos, sexuales,
la sociedad que las interprete comparta los mismos códigos, hable
corporales, etc. de la sociedad que produce esa obra. Y aquí
el mismo metalenguaje.
coincidiríamos con Arthur Danto quien reafirma que “(…) en
El profesor Rafael Gómez Alonso analiza la retórica visual, y en cuanto el autor de las expresiones simbólicas, el yo es
particular lo que revelan las metáforas visuales a través de la recíprocamente definido por la comunidad de la que cabe esperar
fotografía. En alguna medida, ésta podría ser entendida como la que capte las expresiones simbólicas que la cultura pone a
pintura del siglo XXI. En ese sentido nos aproxima al uso de la luz y disposición del yo. El yo es esa comunidad asimilada”. (Danto, p.
del color. Por otra parte, los elementos visuales en una escena son 78). Por ello mismo, continúa Gómez Alonso, estudiar el factor
concebidos como una fotografía –por algo al responsable de la sociológico para desvelar el significado de la obra es fundamental.
iluminación, del encuadre y los movimientos de cámara se le llama
Las prácticas visuales en tanto “entidades ideológicas” evidencian
director de fotografía-.
formas de percepción en una sociedad determinada. Así sucede
Gómez Alonso sostiene que para comprender o descifrar “el con las interpretaciones, con los valores que se otorgan y los
significado globalizador de una fotografía” –y en nuestro caso, significados con que se asocian los colores, la luz y la sombra. El
también de una obra pictórica, de la iluminación de un escenario mensaje, entonces, siempre estará relacionado con los acuerdos
que representa dicha pintura o que es la metáfora de un colectivos y serán distintos para cada sociedad.
sentimiento, la expresión de una idea- hay que tener en cuenta
Los factores estéticos, por su parte,
elementos de tipo sociológico, estético y lingüístico. Nosotros
agregaríamos que éstos, igual que cualquier otro que se llegare a

29
se constituyen a través de las variables que rigen los parámetros posibilidades analíticas donde, por supuesto, también está
compositivos y técnico expresivos de una determinada imagen, y
que permiten conocer sus modos de representación visual, la
involucrado el lenguaje visual.
experiencia estética del espectador (condiciones particulares
sobre los criterios del gusto o análisis de audiencia de una
determinada obra) y los estatutos de recepción visual que rigen
los estilos y modas en determinados momentos históricos
(Gómez Alonso, documento virtual).

Habría que añadir que esos criterios de gusto, igual que las formas
La red de significados que nos da el color está íntimamente
y medios de comunicación/recepción visual del artista y del ligada a la vida cultural de los pueblos y es inherente a nuestra
espectador, son cambiantes y, además, nunca están separados del concepción de mundo; a aquélla y con la que incluso lo
criterio general, de los acuerdos que se mantengan entre las transformamos
mayorías de la sociedad. Esta variabilidad en la forma de
percepción es determinada por el momento histórico y por los Serafín Mercado
factores sociológicos antes mencionados como el género, la
identidad, etc. Y también por el acceso a la información (el nivel
III. Explosión de colores
de formación/experiencia) y a los medios. No será igual la
percepción estética de una persona que jamás ha visto una
imagen digital pero que en cambio está intrínsecamente Los nombres que se asignan a los colores han sido tomados de los
relacionada con la naturaleza que la de alguien que esté en referentes inmediatos que se encuentran en la naturaleza; ello
permanente contacto con la tecnología. Al partir de experiencias corresponde al lenguaje directo o denotativo. Pensemos, por
tan disímiles, los criterios compositivos y expresivos, “los modos ejemplo, de dónde vienen los colores ‘naranja’ o ‘violeta’. De otro
de representación visual, la experiencia estética” y el gusto lado, cuando las características y funciones del objeto añaden
también serán distintos entre sí. otros significados se habla de lenguaje indirecto o connotativo:
“es así como el rojo fuego deja de ser un color para convertirse en
Por último, dice el autor, los factores lingüísticos contribuyen a
una función y connotar pasión, ardor, etcétera” (Ortiz, p. 78).
descifrar el significado de una obra. Estos asimilan las imágenes
con “modelos de textos” que bien podrían ser estudiados desde Georgina Ortiz compara los conceptos y nociones de algunos
la retórica, la narrativa, la semiótica, etc. La lingüística hace artistas e intelectuales de Occidente que proceden de culturas
referencia al lenguaje y, en ese sentido, abre un universo de distintas, entre ellas, Johan W. Von Goethe, Matthew Luckiesh,

30
Lüscher, Wassily Kandinsky, A. Le Heard, M. Graves, Maurice su vida en retrospectiva debido a la proximidad del fin. El
Déribère y José Antonio Escudero. Todos ellos “han reunido una concepto visual de la diégesis principal está impregnada de rojos,
serie de significados [en torno a los colores] para diferentes naranjas y amarillos, unas veces más difuminados y otras más
propósitos, a partir de sus experiencias personales y de considerar acentuados o saturados. La intensidad y naturalidad de los colores
las tradiciones y leyendas del grupo cultural al cual pertenecen” depende de si el espectador está presenciando el desarrollo de los
(Ortiz, p. 80). Esto nos indica, una vez más, que no hay hechos en el presente o las evocaciones del pasado (flashback).
significados desligados de las vivencias personales ni de las Los demás niveles del relato están asociados con colores/tonos
culturales. que representan la vida y la muerte en Occidente (azules, blancos
y negros muy intensos) y con los que tienen originalmente las
En este sentido, el maestro Storaro añadiría que la experiencia obras del maestro Goya.
debe siempre complementarse con la investigación. Para él es
fundamental que la iluminación transmita la esencia del relato: Los colores de la diégesis principal, que son muy calientes –dice el
“(…) lo fundamental –dice- es entender el conflicto central de la maestro-, con muchos naranjas dan una sensación de pasión, pues
historia y ver cómo puedo traducir ese conflicto moral en un éste, igual que el rojo, es el color de la vida (Cfr. Storaro, p.22). El
concepto visual” (Storaro, p. 26). protagonista, el maestro Goya, se caracterizó por ser explosivo y
vital, no dice Carlos Saura en la introducción al guion de la película.

Y es que el uso que se da a luz es fundamental para la El conflicto muestra la vejez del personaje combativo, y el naranja
argumentación, entre otras, porque es un color que representa el ocaso (de la vida) pero también la
calidez con que le rodea su familia durante sus últimos días. Éste
(…) la percepción de los distintos colores determina en es “el color del afecto y del ambiente del hogar” (Storaro, p. 34).
nosotros, por decirlo así, una afección patológica, ya que
pasamos por distintos estados de ánimo, ya activos, ya Además, el sol, con sus matices amarillos, naranjas y rojos (todos
pletóricos, ya pasivos y anhelantes y vamos a sentirnos ora metáforas del ocaso), es un símbolo masculino que se muestra
elevados hacia lo noble, ora arrastrados hacia lo vil, el imponente hasta el último momento, igual que el protagonista
impulso y la totalidad ingénitos a nuestra retina (…)
(Cfr. Storaro, p. 22).
(Goethe, en Ortiz, p. 107).
Para Luckiesh, el rojo se asocia con la sangre –la vida, la
En Goya en Burdeos, el concepto visual desarrolla un conflicto
agresividad, el peligro- y, por extensión, con el poder, lo
relacionado con el encuentro entre la vida y la muerte. Es la
masculino, la excitación. Lüscher, por su parte, ve en este color
historia de un hombre, con una fuerza emocional inmensa, que ve

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deseo, fuerza de voluntad y lo relaciona con la autoridad y la excéntrico, activo, ambicioso y que sus “aspectos afectivos son la
excentricidad. Kandisnky coincide con ambos y dice que la expectación, la originalidad y el regocijo” (ibídem).
intensidad del rojo es “como una luz que irradia energía, con el
Para Kandinsky, el amarillo connota una “locura violenta”. Le
vigor de lo masculino, como pasión que ardiera incontrolable”
Heard, por su parte, añade que es símbolo de poder y dominación,
(En, Ortiz, p. 87). Para Le Heard, en cambio, el rojo simboliza la
infancia, en particular, los primeros diez años de vida cuando se es también de idealismo. Délibère agrega que el valor del amarillo
depende de su tonalidad, si es verdoso o más bien rojizo, si se
libre y no se tiene que hacer concesiones. Lo asocia al corazón, y
parece al oro o si, en cambio, palidece. En cualquiera de los casos,
por lo tanto, al amor, a lo espiritual. Pero también representa
“inestabilidad, transición, incoherencia, así como fuerza, dice, representa “la riqueza material y espiritual”. Escudero
sostiene que es símbolo de fuerza vital, y por lo tanto, de
potencialidad, promesa” (ibídem). Graves destaca al rojo como el
fecundidad –por su relación con el sol-, y está asociado a la
color más poderoso y, por lo tanto, con la atracción y la
intuición.
agresividad. Lo asocia con las emociones más primitivas entre
ellas el peligro, la virilidad y la lucha. Déribère habla de que Todas estas connotaciones del rojo, el naranja y el amarillo
diversos pueblos lo han designado como el color de los guerreros describen la personalidad del protagonista de Goya en Burdeos,
y del amor. Escudero completa el análisis destacando que éste es refuerzan el conflicto del relato y generan climas emocionales que
“el color de la intensidad afectiva, del afecto apasionado, persuaden al espectador –aunque esto se produzca de forma
impregnado de cierta angustiosa tensión y sobresalto; es el color inconsciente-. Esta retórica sutil, aunque pase inadvertida, es muy
de la violencia y la explosividad”, asociado todo ello con lo eficaz, como sugiere Goethe. Decimos sutil aunque a veces se
primitivo (Ortiz, p. 88). recurra a la amplificaitio de la realidad lumínica. La inconsciencia
del espectador radica en que no sabe que aquella manipulación
En cuanto al naranja, anaranjado, rojo amarillo, o “rojo
amarillento”, en palabras de algunos autores, está relacionado del color le genera determinados sentimientos.
con el calor, la fuerza, la energía, la alegría, el éxito, el amor, la El azul, por su parte, está relacionado con el cielo y el agua y, por
pasión y la intimidad. Se le asocia con el fuego y sol. Igual que el extensión, con la serenidad, lo divino, la verdad, la inteligencia,
amarillo que también simboliza la iluminación, la claridad, la pero también con la melancolía, la vejez, el saber, la resignación,
fuerza, la alegría, el placer. “El amarillo anaranjado con dice Luckiesh. Para Lüscher es símbolo de confianza, amor,
tonalidades café está asociado con el otoño y significa deleite, entrega y tranquilidad; para Goethe de frialdad, lejanía y,
fuerza, confianza, dignidad. También significa madurez”, dice paradójicamente, de serenidad y excitación a la vez. A Dèribére le
Luckiesh (en, Ortiz, p. 90). Lüscher añade que es un color

32
suscita frescura y grandeza mientras que Escudero lo relaciona o menos libres, evoca la atmósfera lumínica de algunos cuadros;
con lo espiritual y lo estético. en otras se apartan completamente de estos. Aún así, la
iluminación tiene la misma fuerza expresiva, la misma intensidad
Aunque el blanco es la suma de todos los colores del espectro y en de las pinturas. Más allá del purismo en la representación, lo que
ese sentido podría representar algo de cada uno, en Occidente nos interesa destacar es el uso psicológico de los colores que hace
simboliza pureza, verdad, paz, inocencia, vida. Escudero, además, el maestro Storaro, mediante la amplificación (amplificaitio)
dice que el blanco “es vivencia de la muerte”, un concepto que lumínica de la realidad.
quizá se nutre del ying-yang, la suma de los opuestos, los procesos
que son complementarios e indivisibles. Por su parte, Arnheim Las imágenes que tienen que ver con los hechos fundamentales
destaca una cualidad doble para el blanco: “(…) representa el en la vida de Goya, como su amorío con la duquesa de Alba (que
absoluto, la integración de toda riqueza obtenida mediante la aparece en los dos fotogramas siguientes), siempre los representa
suma de todos los colores, y por lo tanto, es también ausencia del con colores naranjas, amarillos y rojos, lo mismo que los sucesos
color, de vida” (En, Ortiz, p. 103). más íntimos de su vida. Seguramente los tres grandes amores del
maestro Goya fueron la Duquesa, Leocadia (su esposa) y Rosarito
El negro, como opuesto del blanco, en Occidente simboliza (su hija). Las escenas donde aparecen estas tres mujeres siempre
misterio, desazón, maldad, luto, muerte, terror y se relaciona con llevan tintes calientes. Y también aquellas acciones que se
la noche, lo oscuro, lo oculto. Pero también, dependiendo el desarrollan en su hogar, como se aprecia en los siguientes
contexto, connota elegancia, sobriedad, indiferencia, ausencia. fotogramas.
Veamos cómo el maestro Storaro compone una obra metafórica
en Goya en Burdeos, a partir de estos colores y tonalidades, y
cómo los valores descritos por los autores se adaptan con
precisión a la intención comunicativa de la película.

Metáforas de la vida a través del color


La iluminación de ciertas escenas en Goya en Burdeos podría
interpretarse como una paráfrasis que el maestro Vittorio Storaro
hace de la obra de maestro Francisco de Goya. En versiones, más

33
La Duquesa posa para el pintor. Este retrato es uno de los más conocidos El pintor camina con su hija, Rosarito, por un corredor de la casa.
de toda su obra.

Goya está en una tina conversando con uno de sus grandes amigos.
La Duquesa y Goya intercambian miradas por primera vez en la Corte. Detrás de las sábanas está Rosarito y delante Leocadia.

34
narración. En ese sentido, está muy cerca de la poética. Y es que el
lenguaje a través del cual el maestro Storaro comunica
sentimientos va mucho más allá de un uso pragmático,
denotativo, directo. Una luz azul no es solo una luz ambiente.
Connota, en este caso, un encuentro con la muerte, porque la luz
azul vibra en una frecuencia baja y su temperatura es ‘fría’ (toda
una metáfora que podría simbolizar un cuerpo sin vida). Pero
también “el azul significa libertad (…), y la inteligencia significa
libertad” (Storaro, p. 34). De aquella idea platónica (que ha
cultivado Occidente por siglos) de que el cuerpo es la prisión del
Rosarito escucha somnolienta las historias que cuenta su padre
alma se sigue que con la muerte ésta se libera. Nuestros códigos
culturales, pues, asocian el azul con actos y sentimientos
relacionados con estas ideas.

Goya frente a su lecho matrimonial mientras Leocadia duerme.

La muerte se aparece en la habitación del pintor.


Metáforas de la muerte a través del color
“Los cuartos azules parecen amplios pero también parecen
El tratamiento de la luz en Goya en Burdeos se aproxima tanto a la
desiertos y fríos” (Goethe, en Ortiz, p. 96).
retórica como a la estética. Podría interpretarse como una
alegoría de lo bello que, además, refuerza el discurso de la

35
Las figuras azules parecieran ser también una representación de
las almas en pena y se asocia con angustia y dolor.

La representación de la muerte.

La muerte siempre está representada por esta mujer iluminada de


azul. Es la duquesa de Alba, quien muere envenenada por la época Esta niña busca el cuerpo de su madre entre los muertos que ha dejado
en que el maestro Goya está en la cima de su carrera. Los hechos la guerra. La nieve cae sobre los campos teñidos de sangre.
que se desarrollan en el presente (diégesis principal) muestran un
espectro azul que ronda al pintor en sus últimos días. Ese gran
amor que los unió en vida los reencuentra en la cercanía de la
muerte.

La luz azul que incide sobre su cuerpo hace parecer a esta niña
una muerta en vida, y transmite un sentimiento de desolación,
impotencia, desesperanza y cansancio. Nótese que este
La Duquesa moribunda acaba de ser envenenada. El rostro de la muerte.
fotograma y el siguiente tienen de fondo colores naranjas, que

36
son calientes, es decir, opuestos a los azules, que son fríos. Ello Asegura que La vocación de San Mateo, de Caravaggio, resume el
reafirma la metáfora de la complementariedad entre la vida y la concepto que tiene de la luz. El rayo que entra por la ventana e
muerte, la presencia y la ausencia, la alegría y el dolor, la pasión y ilumina los rostros de las personas que se hallan conversando es
la serenidad. una metáfora de la consciencia mientras que la oscuridad
simboliza la inconsciencia.

La muerte se presenta en el estudio de Goya.

Caravaggio, La vocación de San Mateo (1599 – 1600)


Metáforas de la vida y la muerte a través de la luz y la sombra
“La luz representa la inconsciencia, porque si yo veo, conozco la Esa misma metáfora la utiliza en Goya en Burdeos cuando el
verdad” dice el maestro Storaro. Esta asociación también es maestro se levanta de su cama y camina por un pasillo de su casa
cultural. Relacionamos luz con verdad; el acto de ver, desvelar, en un estado de conciencia (la iluminación) que es representado
conocer se contrapone al de ignorar, ocultar, desconocer. “La luz como una luz blanquísima que todo lo inunda. “El blanco es la
está compuesta de siete colores, o sea que esos colores juntos unión de todos los momentos de su vida y del conocimiento de la
representarán la verdad. (…) Todos los colores forman la luz y verdad”, asegura Storaro (ibídem).
todas las etapas forman una vida” (Storaro, p. 34). De ahí que en
ésta y en otras películas, el maestro Storaro haya relacionado
ciertos colores con determinadas etapas de la vida.

37
El maestro camina por un pasillo en un estado de conciencia poco
habitual. De fondo se dibuja la muerte, vestida de negro.

Al estar abstraída y alejada de lo cotidiano, la percepción de Goya


se exacerba. Ello le permite reencontrarse con la muerte, que lo
mira de frente. Cada uno se halla en una esquina, metáfora de los
elementos que se oponen pero que son complementarios, la vida
y la muerte, la conciencia e la inconsciencia, el conocimiento y el
misterio. Las baldosas blancas y negras también simbolizan el
encuentro de dos fuerzas indisolubles.

En la última escena de la película, el maestro Goya está en su lecho


de muerte, que es blanco (la vida), y poco a poco una sombra
negra (la muerte) se le aproxima, cubriendo todo su cuerpo hasta
hacerlo desaparecer.

38
“(…) la sombra significa una pregunta, y la luz es una zona de irradiación y expuesta a plena luz pierde toda su
conocimiento (…) (Storaro, p. 38). Veíamos antes cómo distintos fascinación de joya preciosa, de igual manera la belleza
pierde su existencia si se le suprimen los efectos de la
autores también contraponían estos mismos valores asociados al sombra (Tanizaki, 69).
blanco y al negro.

Un lado bien distinto nos muestra Jun’ichiro Tanizaki, quien nos Esta unidad entre luz y sombra representa en la película un
habla de cómo los japoneses han aprendido a percibir las sutilezas encuentro también con la unidad de una vida que puede ser
en “el universo de las sombras”. Sobre la iluminación en las expresada a través del símbolo de la espiral.
habitaciones japonesas, el autor dice:

(…) aunque el color de fondo puede variar ligeramente de


una habitación a otra, la diferencia en todo caso solo puede
ser ínfima. No será una diferencia de tinte, sino más bien
una variación de intensidad, poco más que el cambio de
humor en la persona que mira. De este modo, gracias a una
imperceptible diferencia en el color de las paredes, la
sombra de cada habitación se distingue por un matiz de
tono (Tanizaki, p. 46).

Los códigos culturales occidentales parten de una estética


diferente. La sombra se asocia a la duda, la ignorancia, el misterio.
Además, la mirada se educa para distinguir, sobre todo, luces,
para colorearlas. Los espacios se iluminan, no se ensombrecen.

Sin embargo, ambas culturas comparten la admiración y el goce


estético que producen luces y sombras. Tanizaki destaca, además,
la importancia de la complementariedad entre ambas:

creo que lo bello no es una sustancia en sí sino tan solo un


dibujo de sombras, un juego de claroscuros producido por
la yuxtaposición de diferentes sustancias. Así como una
piedra fosforescente, colocada en la oscuridad, emite una

39
Luego de que la sombra cubre el cuerpo del maestro que yace en
su lecho, un resplandor lo desvanece e ilumina todo el espacio.

De inmediato hay un flashback a una casa llena de luz blanca


intensa donde una mujer está dando a luz. Es la madre de Goya.

Fade a blanco.

Este juego expresivo y metafórico que se construye a partir de la


luz y la sombra, además de transmitir información que refuerza el
argumento de la historia, habla de la sociedad a la que se dirigen
dicha información y que, por supuesto, es capaz de captar las
metáforas: “En general, las expresiones simbólicas, en cuanto
comunicaciones, definen comunidades de entendedores,

40
individuos cuyos sentimientos e ideas modificará la captación de Las metáforas, en su sentido más amplio, son elementos retóricos
los significados transmitidos o transformados por las expresiones y su significado y comprensión están mediados por códigos
(Danto, p. 78). culturales. Todo ese juego metafórico de colores es para el
espectador un viaje de emociones que ha asimilado de forma
inconsciente. Al final de un viaje psicológico impregnado de
A manera de conclusiones
matices lumínicos podrá o no sentirse a gusto, pero con seguridad
no será el mismo espectador del principio, algo habrá cambiado
Goya en Burdeos es una sucesión de cuadros, obras dentro de en su estado de ánimo. Y si porque logra comprender el mensaje
obras llenas de contrastes, de luces coloridas intensas que simbólico es porque comparte los mismos referentes de
impregnan de sentido al relato. El discurso se afianza gracias a interpretación.
todo aquello que transmite la luz, aunque, por momentos, el
En el campo de la retórica visual esos condicionamientos son los
espectador también pueda perderse, por mero placer, en el
que marcan las pautas que nos ayudan a descifrar al público al que
universo estético de la escenografía.
está dirigida la obra. Así, cualquier relato visual que pretenda
Como decía Gorgias, las palabras no pueden dar cuenta de una persuadir o conmover debe hablar el mismo lenguaje simbólico
realidad sino de la forma como el orador siente y expresa sus que el de los espectadores.
experiencias. El lenguaje connotativo, esencia de la comunicación
Este viaje a través de la retórica de la luz nos ha llevado a
artística, conmueve a partir de la evocación de metáforas, de
preguntarnos si en nuestros actos cotidianos no intentamos, de
referentes indirectos que recrean lo que, en una comunidad, se
forma ya inconsciente –o sea, habitual-, persuadir a los demás
tiene por real. Si nos trasladamos al ámbito de la pintura donde la
para que perciban el mundo de la misma forma en que nosotros
palabra se vuelve trazo y éste, a su vez, grito, conjuro, hechizo,
en vez de estar abiertos a la diversidad de visiones y ampliar, así,
¿qué decir, entonces, de la luz, del uso discursivo de los colores,
nuestros horizontes perceptivos y vivenciales.
de las luces y las sombras que dan volumen, fuerza, expresividad a
una escena que, además, está en movimiento y, por lo tanto, está Ésta es, pues, una invitación a buscar nuevas formas de expresión
en permanente cambio? Si la luz –igual que un discurso en el para traducir los estímulos que nos rodean y que nos llegan a
sentido en que hemos dicho- tiene la capacidad de modificar el través de infinidad de medios, uno de ellos, el discurso verbal y,
estado de ánimo, entonces, ¿qué sucederá con la combinación de quizá el más importante en este nuevo milenio, el discurso
la luz y el discurso en una sucesión de planos cambiantes? audiovisual.

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