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Símil de la línea

El paradigma de la línea es un símil propuesto por Platón en la República (Platón) (509d–


511e) en el cual se plantea los grados del ser y del conocer del mundo. En relación con su
pertenencia al mundo de las ideas o al mundo sensible, existen distintas maneras del ser,
que se conocen mediante diferentes métodos. En su ascenso dialéctico, Platón habla de un
trayecto de conocimientos que se debe llevar a cabo para llegar finalmente a la Idea de
Bien, la que permite conocer tanto el mundo de las ideas como el sensible y comprender
todas las relaciones esbozadas por cada ente.

Según Platón hay tantas categorías de conocimientos como clases de entes. El paradigma
platónico de la línea divide al mundo en dos partes: el mundo inteligible (la episteme o
ciencia), y el mundo sensible (la doxa u opinión), en las cuales se encuentran como modos
de conocimientos adosados a estas esferas del intelecto. A la vez produce una división en
cada una de estas esferas. Los entes del mundo sensible están divididos en dos tipos: las
imágenes y los objetos representados por esas imágenes, es decir las cosas mismas. A
cada subdivisión le asigna como facultades de conocimiento la imaginación o eikasía, y la
creencia o pistis. Es decir, la doxa abarca a la imaginación y a la creencia. Es en esta parte
del mundo de las ideas donde Platón coloca a los objetos inteligibles inferiores: las ideas
que necesitan representación material, a las cuales se llega mediante superposiciones. En
la segunda parte sitúa a los objetos inteligibles superiores, la episteme, conocimiento cierto
o verdadero que se integra entre el pensamiento discursivo y el conocimiento dialéctico, que
finalmente es lo que permite ascender hasta el conocimiento de la Idea del Bien, la cual
propicia llegar a entender las relaciones entre todas las ideas. Son las ideas que no
necesitan representación y que son principios a los que se llega mediante la dialéctica. O
sea, sólo recurren a las ideas consideradas en sí mismas. A la parte primera le fija como
medio cognoscitivo la diánoia. Al segundo, la inteligencia o noesis.

Tal como Platón lo concibe, el entendimiento es la parte del conocimiento que necesita
remitirse a principios hipotéticos, los cuales sirven de base para el razonamiento. Pone
como ejemplo las entidades matemáticas y de las ciencias, que se conocen mediante el
entendimiento discursivo. Por el contrario, la inteligencia se sirve solamente de la dialéctica,
la cual, si bien utiliza hipótesis, lo hace a modo de peldaños, con el fin de llegar a los
verdaderos principios sin valerse de entes sensibles, sino de las ideas consideradas en sí
mismas. Son estas las ideas morales y metafísicas que se conocen de modo dialéctico
mediante la intelección.

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