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TRABAJO FINAL SEMANA 5

Principios del DUA

Gustavo de la Cruz Marrupe Pereyra

Javier Ferreira Sanhueza


Después de una revisión detallada del Diseño Universal de Aprendizajes y sus
principios orientadores, consideramos introductoriamente, que hay acuerdos y propósitos
mínimos en que convenimos como comunidad educativa. Estos dicen relación con la
necesidad de incorporar a todos y todas niños, niñas y adolescentes, sin dejar a nadie atrás
en un proceso educacional integral que los prepara para un entorno diverso; y como diverso
es ese entorno, también son diversas las capacidades y características de los estudiantes.
También acordamos que aquel proyecto de educación que queremos busca ser
emancipador, es decir, que busca darles herramientas para enfrentar la vida no sólo con
conocimientos y habilidades, sino también con actitudes como el discernimiento, la
cooperación y el liderazgo, pues, dado el entorno altamente vulnerable en el que nos
encontramos, la comuna de Alto Hospicio, la educación es herramienta de libertad.

Ante estas consideraciones iniciales, nuestro establecimiento, el Colegio Santo


Domingo Savio de Alto Hospicio, ha dado curso este año a importantes modificaciones que
atienden a los principios del DUA en diverso grado. Entre ellas, por ejemplo, en su artículo
3° (Colegio Salesiano Domingo Savio de Alto Hospicio, 2020), se señala que la evaluación
será continua e integral, especificando que entre sus objetivos, destaca también el "Orientar
el proceso de aprendizaje, entregando metas, objetivos e indicadores de logro de las
actividades a través de un documento denominado la “Ruta de aprendizaje” que se basa en
el ciclo de evaluación formativa"(ibid, p.4). Esta pauta, dicta una serie de pasos que se
repiten a lo largo del semestre y que contemplan para cada objetivo, presentar una ruta de
aprendizaje a los estudiantes, un mecanismo de verificación de la comprensión, una
instancia de retroalimentación y, por último, si más del 70% de los estudiantes alcanza
indicador de logro mínimo, se comienza un nuevo ciclo. En caso contrario, este ciclo se
repite, haciendo los ajustes curriculares correspondientes, que implican lógicamente que los
estudiantes que reportaron un avance más lento puedan alcanzar el nivel de logro esperado,
así como también implica ajustar la dificultad o profundidad del objetivo, para que aquellos
que alcanzaron el logro esperado, puedan encontrar un espacio de desafío en un objetivo
que ya cumplieron. Este ajuste apunta precisamente a proporcionar múltiples medios de
implicación y compromiso (Brunaud, 2020). También la estrategia de Ruta de Aprendizaje
logra clarificar objetivos y propósitos clase a clase, proporcionando opciones para mantener
la persistencia y dándoles perspectiva de su propio proceso de aprendizaje. No obstante lo
anterior, en la práctica se hace difícil modular con éxito y para todos/as el nivel de desafío,
aun más en este contexto, en el que se ha hecho difícil siquiera obtener evidencias de
avance de todos/as los estudiantes.

Junto a ello, este año se implementó la evaluación conceptual por niveles de logro,
con lo que se busca un impacto en reducir la presión de los estudiantes ante los mecanismos
de calificación, e instalar las nociones de la evaluación constante como un proceso no
punitivo, sino de mejora. Sin embargo, si bien creemos firmemente que estas estrategias
avanzan en una dirección idónea, han tenido externalidades; Los estudiantes no distinguen
correctamente los conceptos de logro (No Logrado- Por Lograr- Medianamente Logrado,
Logrado). Aun cuando son explicados, hay confusión entre "Medianamente logrado" y "Por
lograr". Por otro lado, uno de los objetivos del paso a una evaluación conceptual era reducir
el impacto punitivo y generar expectativas altas en los y las estudiantes, motivando
implicación y compromiso con un proceso de mejora continuo. Sin embargo, uno de los
criterios conceptuales sigue siendo "No logrado", aun cuando se busca que los indicadores
estén planteados "en positivo".

Lejos de enfrentar las externalidades mencionadas como un fracaso, creemos que


han sido ocasión para descubrir falencias adyacentes. Ejemplo de ello a lo largo de este año
es que, sin importar cuanto se diversificaran las estrategias de representación, a través de
múltiples plataformas digitales, a pesar también de que se intentaran diversificar los medios
de expresión, con herramientas como Mentimeter, Jamboard, entre otras, el número de
estudiantes que proporcionaba evidencia era menos que el deseado, no influyendo tanto el
acceso del que disponían los estudiantes a dispositivos tecnológicos y conexión a internet
(que se proporcionó por el establecimiento en muchos casos). Y, sin importar la regulación
en la presión académica de los estudiantes, esto no permitió grandes cambios. Es solo a
partir de este diagnóstico desde la experiencia, que creemos que el desafío que tenemos por
delante tiene mucho que ver con el compromiso y la relevancia, pero de modo sistémico, es
decir, no sólo que cada docente despliegue herramientas que despierten el interés por una
asignatura (Mediante una clarificación constante de sus propósitos, por ejemplo), sino que
el conjunto de la comunidad educativa despierte el interés por la educación como
herramienta de emancipación, pues creemos que muchos y muchas estudiantes ven la
educación formal como una etapa a superar, una prueba que tienen que pasar y no como un
proceso formador que los prepara para el mundo real.

Por todo lo anterior nuestras propuestas apuntan en la dirección de fortalecer el


compromiso, la pertinencia y relevancia de la educación entregada. En primer lugar y
atendiendo a lo comentado sobre la ‘ruta de aprendizaje’, creemos que no basta clarificar
paso a paso los contenidos y habilidades, dándoles propósito y relevancia; en la realidad no
hay asignaturas como conocimientos estancos, sino un diálogo de conocimientos.
Proponemos que cada departamento se proponga como meta anual, generar al menos dos
instancias interdisciplinarias de evaluación vinculadas a una problemática diagnosticada.
Ejemplo de ello, puede ser una instancia entre Lenguaje y Emprendimiento y empleabilidad
en plan TP, orientada a preparar el Currículum Vitae. Creemos que estandarizar un desafío
de esta talla es posible y podría tener impactos positivos en el compromiso de los
estudiantes.

Una segunda propuesta que ideamos responde al problema señalado sobre el uso de
indicadores conceptuales para la evaluación; Consistiría sencillamente usar indicadores
conceptuales distintos, como "Insuficiente", "Regular", "Bueno" y "Excelente", por
ejemplo. Estos son mucho más claros y positivos. Pero también creemos que se puede hacer
más; los estudiantes no están plenamente familiarizados con herramientas conceptuales
como rúbricas. Una estrategia aquí es fortalecer el uso de rúbricas sistemáticamente como
parte de un proceso auto-evaluativo/co-evaluativo de los estudiantes; generar una instancia
(en Orientación, por ejemplo), para que puedan diseñar una rúbrica en la cual puedan
construir sus propios indicadores respecto a metas planteadas. Otra estrategia posible, que
sería fácil de aplicar de modo estándar, sería proporcionar la posibilidad de que los y las
estudiantes pudiesen incorporar algunos indicadores a la rúbrica de su proceso de
evaluación y modular su dificultad de acuerdo a un previo autodiagnóstico en relación al
objetivo acordado. Esto es, finalmente, proporcionarle la oportunidad de fijarse a si mismo
metas a superar respecto a un contenido esperado. Esto permitiría hacer más propios los
desafíos propuestos, atendiendo a principios del DUA en relación a aumentar la relevancia,
el valor y la autenticidad; pues no se trata sólo de hacerles ver la relevancia en ‘la realidad’
sino que también ésta puede surgir de sus propios intereses y objetivos (Brunaud, 2020,
p.9)

A modo conclusivo, nos parece importante señalar que, pese a todo lo relatado en
este trabajo, en especial lo dicho sobre las externalidades de las modificaciones
curriculares, todos los cambios y adaptaciones, en cualquier materia, tienen consecuencias
inesperadas; éstas, evidencian problemas que no habíamos visto, o nuevas situaciones que
se escapan de los protocolos diseñados. Estas eventualidades, lejos de desanimarnos, nos
hacen creer que la ‘cultura del error’ que intentamos instalar en nuestros/as estudiantes,
debe ser también parte de nuestra propia práctica pedagógica. Las dificultades surgidas de
estas modificaciones curriculares no son sino información nueva, que nos permite tomar
mejores decisiones a futuro; decisiones que tampoco debemos tomar solos como cuerpo
docente, sino en colaborativamente, como comunidad escolar.

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Referencias Bibliográficas

 Brunaud, V. (2020). Revisión bibliográfica: DUA y evaluación. Santiago de Chile:


UCSH.Colegio
 Colegio Salesiano Santo Domingo Savio (2020) Reglamento de Evaluación. Alto
Hospicio (2020-2023) Chile. Recuperado de:
https://www.salesianosaltohospicio.cl/phocadownload/2021/Reglamento%20de
%20Evaluacin%202021.pdf
 Decreto 67 (2018), que aprueba normas mínimas nacionales sobre evaluación,
calificación y promoción y deroga los decretos exentos N°511 de 1997, N°112 de
1999 y N°83 de 2001, todos del Ministerio de Educación. Publicado en el D.O. 31-
12-2018.
 Unidad de Currículum y Evaluación (2019) Metodología de Aprendizaje Basado en
proyectos. Ministerio de Educación. Chile. Disponible en:
https://www.curriculumnacional.cl/614/articles-140166_recurso_pdf.pdf

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