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Introducción
https://youtu.be/x-7N96o-YJM
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Objetivo de la clase
Contenidos de la clase
La presente clase trabaja, en primer lugar, con los momentos históricos que
definen la escena actual del Bicentenario. Se analiza la compleja construcción de
las identidades, el caso particular de Buenos Aires y la imbricada historia con el
desarrollo de la Nación, lo que impide concebir un pasado distinto entre ambas
jurisdicciones que diferencie lo provincial de lo nacional. En segundo lugar, se
analiza el modo en que el Estado provincial produce una serie de símbolos cívicos
que delimitan una identidad propia, a través de la oficialización de un escudo, una
bandera y una escarapela. Para finalizar, sostenemos que la construcción de una
identidad también se nutre de hábitos, prácticas y consumos sociales. Analizamos
íconos como los manuales escolares, los hábitos de descanso y tiempo libre y el
aporte que realiza el cine a la construcción de las identidades bonaerenses.
Hace doscientos años, la vida política e institucional de las Provincias Unidas del
Río de la Plata se conmovía con la derrota de las fuerzas de Buenos Aires y el fin
del proyecto unitario encarnado en la Constitución del año 1819. El intento de
conformar un Estado heredero del virreinal caía y se iniciaba el tiempo de las
autonomías provinciales.
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Pensando en el bicentenario y el caso específico de la provincia de Buenos Aires,
tres momentos definen el escenario actual:
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Es notable observar la manera en que la historiografía liberal define a los
acontecimientos que provocan el fin del directorio como un fenómeno catastrófico. “El
fatídico año 20” o “la anarquía del año 20” son los modos en que se titula al proceso de
derrumbe del poder central y la emergencia de las autonomías provinciales, entre ellas la
de Buenos Aires.
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una conmemoración y otros símbolos significativos, como es el caso de la
escarapela del Bicentenario.
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La opción epistemológica de hablar de identidades en plural obedece al reconocimiento
de las diferencias que toda comunidad posee y al intento de evitar posicionamientos
esencialistas (y en muchos casos excluyentes) que plantean identidades uniformes y
homogéneas.
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“…las identidades nunca se unifican y, en los tiempos de la
modernidad tardía, están cada vez más fragmentadas y
fracturadas; nunca son singulares, sino construidas de múltiples
maneras a través de discursos, prácticas y posiciones diferentes, a
menudo cruzados y antagónicos. Están sujetas a una historización
radical, y en un constante proceso de cambio y transformación”
(Hall, 1996, p. 17)
Para ser más claros, algunos debates en el campo de los estudios sociales
postulan la existencia de modalidades débiles y fuertes de identidades culturales y
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políticas, las cuales muchas veces conviven de manera conflictiva. En el tema que
nos convoca, entendemos que es lo que sucede con una historia y un sentimiento
bonaerense que convive con la historia nacional y la identidad argentina.
En un tono más coloquial, diremos que la identidad bonaerense está inhibida por
“arriba” por las prácticas discursivas que consolidan al Estado nación, y por
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“abajo” por las identidades locales, las que se refuncionalizan y asumen funciones
de identificación en oposición a los discursos nacionales.
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Los pueblos de Buenos Aires, una identidad que persiste
https://infocielo.com/nota/115034/el-arraigo-como-modelo-a-200-
anos-de-la-provincia-de-buenos-aires/
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ordenar el problema de la relación conflictiva con los pueblos Pampas, Ranqueles,
Tehuelches y Araucanos, rescató a muchos y muchas cautivas que trajo de vuelta
a la campaña bonaerense. El documento que testimonia la liberación de los
cautivos habla del rescate de “porteños de Lobos”, “porteños de Dolores”,
“porteños de Salto” y una “porteña de Saladillo”. Como podemos ver, sin gentilicio
para definir a los que posteriormente serían bonaerenses, la confusión con lo
porteño tiene un peso histórico significativo y constituye un problema para la
definición de la identidad provincial.
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símbolos por parte del Estado provincial, como señal de la construcción de una
identidad cívica por fuera de la nacional (sin negar a esta última). Y, por otro lado,
analizaremos brevemente ciertos símbolos, prácticas y consumos culturales que
definen, de maneras muy diversas, rasgos propios de la provincia y sus
bonaerenses.
El politólogo Oscar Oszlak señala que uno de los atributos de autoridad que
adquieren los Estados es la capacidad de “emitir símbolos que refuerzan
sentimientos de pertenencia y solidaridad social.” Una encuesta del año 2019
destaca la particular relación que tenemos los argentinos con los símbolos patrios:
“La mayor parte de la gente sigue siendo muy afecta a sus símbolos
patrios y los considera un mecanismo de unión entre los argentinos.
Esto descarta a las minorías, quienes por más figuras famosas que
se adhieran, no representan el sentir generalizado. La mayoría
coloca una bandera, canta el himno y quisiera que el resto lo haga,
aun sabiendo que no lo hará con la frecuencia que les gustaría.
Alrededor de seis de cada diez personas en el país y en la provincia
de Buenos Aires dicen que colocan banderas argentinas en las
fechas patrias.” (Revista Noticias, 25 de mayo de 2019)
A.1. El escudo
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una vital importancia en las revoluciones de independencia y en la conformación
de los ejércitos patrios. Oficialmente, el escudo nacional nace como escudo de
armas legitimado por la Asamblea del año 1813. Símbolo característico de la
soberanía, es el “sello”, la certificación simbólica del Estado. Muchas provincias
adoptaron su uso desde la época colonial y continuaron haciéndolo a lo largo del
siglo XIX. El diseño de los escudos en nuestro país responde al modelo republicano
originado en la Francia revolucionaria. Soles, brazos estrechados, gorros frigios,
coronas de laureles, simbología republicana que, como muchos elementos de la
política moderna, tienen su origen en la Revolución Francesa.
En el caso bonaerense, nos interesa destacar el contexto donde se declara el
escudo oficial de la provincia de Buenos Aires. El símbolo (muy similar al nacional)
es importante, pero la circunstancia lo es aún más. La oficialización del escudo
consolida un estilo de gobierno que promueve discursos asociados a la identidad
provincial, a los símbolos patrios y a la religión. “Altares y banderas” es el modo
en que titula la historiadora María Dolores Béjar lo sucedido en la provincia de
Buenos Aires.
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A.2. Tres banderas
Sin lugar a dudas, la bandera el símbolo más popular y el que más nos identifica
como nación. La historia de nuestra enseña patria se enlaza con la revolución y la
independencia y con nuestros grandes hombres. No vamos a repetir aquí lo que
significan las banderas, aunque sí dedicaremos algunas líneas a su importancia
como parte de los procesos de construcción identitarios.
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A partir del año 1820, caído el Directorio, muchas de las provincias se ven
envueltas en un fervor simbólico y comienzan a crear sus propias banderas u
oficializan el uso de enseñas creadas años antes (como el caso de Entre Ríos).
Buenos Aires no es ajena a esta tendencia y durante las gobernaciones de Juan
Manuel de Rosas, una bandera azul y blanca con gorros frigios colorados flamea
en todos los mástiles de los edificios públicos y los cuarteles. Con el proceso de
consolidación del Estado Nacional las enseñas provinciales caen en desuso.
Casi al final del siglo XX se vuelve a plantear la necesidad de contar con una
bandera propia. Este proceso se da en el contexto del retorno democrático de
1983. Entre 1986 (Corrientes, La Rioja y Santa Fe) y 2011 (Catamarca) todas las
provincias oficializan por ley sus banderas como símbolos oficiales. En el caso de
Buenos Aires, el gobierno de Antonio Cafiero, el mismo que define la fecha de
“nacimiento de la provincia”, decide intervenir en la construcción de identidad a
partir de la adopción de una bandera, la que, sin embargo, nunca llegó a ser
oficializada y no fue utilizada.
Así llegamos al año 1995, cuando el gobierno provincial decide crear una bandera
a través de un concurso en el que participaron alumnos de las escuelas de Buenos
Aires. La bandera bonaerense fue creada por Ley provincial 11.997 el 12 de
agosto de 1997 y jurada el 14 de noviembre de ese año en la Basílica de Luján.
Cinco alumnos de una escuela de Capitán Sarmiento fueron quienes realizaron el
diseño de la insignia, que resultó ganador en un concurso votado por más de 8 mil
escuelas de la Provincia del Nivel Primario. Los colores tienen un sentido. El verde
representa a los campos y llanuras de la Provincia y a la producción agrícola y
ganadera. En el azul, encontramos a los ríos de la Provincia, el Mar Argentino que
baña sus costas y el cielo que la cubre. La línea roja nos remite al siglo XIX y
representa al federalismo argentino. El amarillo simboliza la fecundidad de la
producción. El sol hace referencia al resplandor y al vínculo con el pabellón
nacional y el laurel, a la gloria de la Provincia de Buenos Aires (el laurel también
está en el escudo bonaerense). La rueda dentada es una alegoría de la producción
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industrial, mientras que la media flor de girasol lo es de la producción
agropecuaria. Como dato curioso, debemos destacar la falta de color blanco,
presente en todas las banderas históricas vinculadas a las repúblicas. Después de
muchos años, la provincia consagra una bandera que nos identifica y se va
consolidando como parte de la identidad bonaerense.
A.3. La escarapela
Para celebrar sus primeros 200 años de historia, el Gobierno de Buenos Aires creó
una escarapela bonaerense. La misma será la insignia que acompañará las
actividades a desarrollarse a lo largo del 2020 con motivo del bicentenario.
A decir de los creadores, los tres valores que se intenta representar son la
diversidad, la producción y la integración. La escarapela integra elementos del
escudo nacional y provincial, resaltando una doble pertenencia. Celeste, blanco,
rojo y amarillo representan los colores nacionales, el federalismo bonaerense y el
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sol omnipresente en todos nuestros símbolos. Un nuevo símbolo para reforzar la
identidad bonaerense y conmemorar el bicentenario.
El repaso por los símbolos cívicos creados por el Estado provincial nos permite
problematizar la cuestión de las efemérides y poner en acto los modos en que los
Estados producen sentido e identidad. Pero también entendemos que hay otros
modos de producirla, modos que a continuación analizaremos.
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“aparatos ideológicos de Estado” (Althusser). No es en ese campo de análisis en
donde queremos inscribir esa tradición.
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rock, es un blues, es una mesa de luz, es un mambo de Xuxú, un manual de
Kapelusz', del tema "'No se va a llamar mi amor". (16-12-2015. “La editorial
Kapelusz festejó sus 110 años al servicio de la educación argentina”, Télam)
Sin profundizar en los contenidos del manual, el ícono de tapa que acompañó la
mayor parte de las ediciones es una marca de identidad, el modo en que
probablemente varias generaciones se enfrentaron por primera vez de manera
concreta al concepto “bonaerense” en sus aulas y debieron descifrar su sentido.
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La canción del popular dúo “Juan y Juan” sonaba a fines de la década de 1960 y
expresaba lo que la ciudad costera representaba para buena parte del país. Sin
contar con estadísticas ciertas, podemos inferir, sin embargo, que Mar del Plata es
la ciudad bonaerense más conocida y visitada por los argentinos. Si bien sus
características socio ambientales serán trabajadas en la clase 3, queremos
plantear en el presente apartado que la ciudad es un enorme prisma que replica
las múltiples transformaciones de la sociedad argentina a través de las épocas. De
aquel balneario aristocrático forjado en tiempos de la república oligárquica al
presente, muchos argentinos la visitan para pasar su descanso estival, o en
cualquier momento del año. “La perla del Atlántico” o “La feliz” son los apodos que
recibe la ciudad y que ejemplifican el lugar que ocupa en el imaginario popular.
Mar del Plata representa, de acuerdo a lo señalado por Elisa Pastoriza, “la
conquista de las vacaciones” para vastos sectores sociales que a través del acceso
al mundo del trabajo y a las oportunidades brindadas por la ampliación de los
derechos sociales, pudieron gozar del beneficio de las vacaciones pagas. Símbolo
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del ascenso social, muchos argentinos imaginaron e imaginan un período de
descanso visitando su puerto, la peatonal San Martín, los espectáculos teatrales,
los torneos de fútbol del verano, Playa Grande, el puerto, el casino, los alfajores,
los lobos marinos, el faro de Punta Mogotes y tantos otros tantos lugares
característicos que nos hablan de una ciudad que identifica a nuestra provincia.
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imágenes del campo y los conglomerados urbanos precarios, las instituciones y los
colores provinciales, la vigencia de Buenos Aires como una sociedad de fronteras,
que en este caso se traduce en la vida de un destacamento que controla el paso
de la provincia a la ciudad de Buenos Aires a un costado de la Avenida General
Paz. Sin dudas, una película que más allá de su título, aporta muchos elementos
para comprender la identidad provincial.
Para finalizar
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Referencias
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Licencia Creative Commons
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