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10/3/2021 La deuda: un mecanismo infernal en el centro de la feminización de la migración – Rebelion

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La deuda: un mecanismo infernal en el


centro de la feminización de la
migración
Por Christine Vanden Daelen | 09/03/2021 | Economía

Fuentes: CADTM

La deuda al servicio de una economía feminizada y racializada

El capitalismo globalizado, dentro del que el «sistema de la deuda» es esencial, exacerba las desigualdades
sociales. Alimenta y acentúa las desigualdades relacionadas con la clase, el género y la «raza». De hecho, el
capitalismo es estructuralmente patriarcal. Y no podría funcionar sin la explotación del trabajo
reproductivo 1/ de las mujeres, un trabajo que está totalmente devaluado, infravalorado, invisible y, por
tanto, muy mal pagado o, directamente, no pagado (gratuito). Además, se basa en una lógica racial que
establece un principio de jerarquía entre las personas «blancas» y las «no blancas». Estas últimas
asignados al fondo de la escala social y de la división del trabajo, lo que favorece su explotación
desmedida. Así, el capitalismo, el patriarcado y el racismo están entrelazados y refuerzan mutuamente sus
opresiones. La deuda, una de las principales herramientas para la consolidación de este capitalismo
patriarcal y racializado, ataca a las poblaciones más vulnerables y marginadas, de las que sin duda forman
parte las mujeres precarias, migrantes y racializadas. Por ello, a ellas les conciernen especí camente las

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medidas exigidas en su nombre, que acentúan la división sexual y racial del trabajo y las violencias
sexistas y machistas.

El exilio forzado de las mujeres como consecuencia del “sistema deuda”

La deuda no es neutral en cuanto al género. La desestructuración que genera tiene impactos especí cos de
género, empujando a cada vez más mujeres a abandonar sus familias, sus comunidades, sus ciudades, sus
pueblos y países, no para involucrarse en un proyecto con perspectivas emancipadoras, sino para tratar de
sobrevivir y asegurar su subsistencia y la de sus seres queridos.

El desmantelamiento del Estado social que está en el centro de las exigencias de austeridad tiene
múltiples implicaciones para las mujeres. La privatización y los recortes presupuestarios impuestos a los
servicios públicos y sociales les afectan especí camente como trabajadoras 2/, usuarias y bene ciarias de
estos sectores, pero también como madres, compañeras e hijas que tendrán que «compensar» la pérdida o
inaccesibilidad de estos servicios. De hecho, para llevar a cabo las tareas de cuidado y educación
desatendidas por la administración pública, no tienen más remedio que reducir su jornada laboral
remunerada o tomar de sus escasos recursos los fondos necesarios para el cuidado de sus hijas e hijos y
familiares dependientes. Asistimos así a una auténtica sustitución de las funciones y responsabilidades
esenciales del Estado hacia la esfera familiar y, por tanto, hacia las mujeres. En nombre de la deuda
pública, el concepto de «Estado social» está siendo sustituido por el de la «madre social». Asumir esta carga
adicional signi ca para muchas mujeres integrar de manera forzada los ujos migratorios.

El «todo para la exportación», medida emblemática del ajuste estructural, sitúa a las mujeres, sobre todo a
las mujeres rurales, principales productoras y agricultoras del mundo, en una posición de total
precariedad. Basado en un extractivismo ilimitado de los recursos naturales, De manera progresiva, la
intensi cación de los monocultivos para la exportación que están, generalmente, en manos de hombres,
están sustituyendo a los cultivos de subsistencia, en los que hay una gran mayoría de mujeres, que se ven
obligadas a retirarse a tierras marginales. El «todo para la exportación» también signi ca el acaparamiento
y la explotación intensiva y extensiva de la tierra, los ríos, los lagos, etc. por parte de las empresas
multinacionales con el aval de los gobiernos y las IFI (Instituciones Financieras Internacionales). Privadas
de los medios de producción necesarios para la reproducción las vidas, arrancadas de sus formas de vida
no mercantiles que garantizaban su soberanía alimentaria y la de sus familias, cada vez más mujeres
rurales del Sur se ven obligadas a emigrar a las ciudades o a los países del Norte.

Como principales suministradoras de las necesidades básicas de la familia, las mujeres sufren las
consecuencias del aumento de los precios de los bienes de consumo cotidiano resultantes de
la devaluación de las monedas locales, el aumento del IVA o el n de los subsidios en los productos básicos,
el paquete básico de políticas prescritas para garantizar el pago de la deuda. Para seguir cubriendo las
necesidades básicas de sus familias, deben, a menudo a costa de su salud física y mental, aumentar cada
vez más su trabajo gratuito y/o recurrir al endeudamiento privado. No es casualidad que el microcrédito,
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que tiene como objetivo principal a las mujeres, haya crecido enormemente en las economías más
“ajustadas” 3/. Para escapar de sus acreedores, algunas de ellas abandonarán sus hogares y comunidades.

Los megaproyectos extractivistas apoyados por las IFI (por ejemplo, agroalimentarios, de explotación
minera o energética a gran escala, etc.) no dudan en recurrir a grupos armados para «proteger» las zonas
que acaparan. Estos «hombres armados» suelen ejercer violencia sexual contra las mujeres para
empujarlas a ellas y a sus familias a abandonar los territorios y los recursos codiciados. A menudo, son las
mujeres las que están en la vanguardia de la resistencia a estos megaproyectos, y se enfrentan a altos
niveles de violencia represiva. El aumento del gasto militar nanciado por la deuda también acentúa la
violencia especí ca contra las mujeres, muchas veces utilizadas como «botín de guerra». Para estas
mujeres, la migración es a menudo la única manera de escapar de esta violencia multifacética y de salvar
sus vidas.

Rutas de la emigración bloqueadas por la deuda

En un capitalismo cada vez más globalizado, las mujeres migrantes (documentadas o indocumentadas)
son las principales trabajadoras en sectores laborales cuyo desarrollo está intrínsecamente ligado a las
políticas de endeudamiento. Voy a centrarme en dos de ellos.

Área de libre comercio o de libre explotación de mujeres

La proliferación de estas áreas de libre comercio (también llamadas «zonas francas») es una de las
consecuencias directas de la disolución de todos los derechos laborales, de la regulación, promovida por
las IFI. Atraen masivamente a las multinacionales que se aprovechan de una mano de obra mal pagada,
esencialmente femenina y «que se deja explotar voluntariamente». En estas fábricas de exportación (de
producción textil y electrónica principalmente) hacia el Norte Global, las condiciones de trabajo se
asemejan a la esclavitud moderna 4/, con trabajadores y trabajadoras que ponen en peligro su salud por
salarios que apenas les permiten sobrevivir. Cuando se organizan y demandan, las empresas los despiden
y/o se trasladan a nuevas zonas (se deslocalizan), dejando atrás a millones de personas. El hecho de que
estos empleos, con obsolescencia programada y pésimas condiciones laborales, generen grandes ujos de
migración femenina rural e internacional es indicativo de la magnitud de la miseria de la que huyen o
tratan de compensar.

Las mujeres al servicio de la reproducción social

La destrucción del Estado social allí donde existía, con los recortes presupuestarios, la mercantilización y
la privatización de los servicios públicos necesarios para la reproducción de la vida (sanidad, educación,
atención a la primera infancia, sectores sociales) implica también un llamamiento a las trabajadoras del
Sur para garantizar y mantener la reproducción social. Los trabajos 5/ (formales o no) que sostienen la
reproducción social y el mantenimiento de la vida son sistemáticamente desvalorizados, entendidos como

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naturalmente «femeninos», no son considerados como un «trabajo real» y, por lo tanto, están muy mal
remunerados, son exibles y precarios. Muy poco atractivos para las trabajadoras nacionales, son el nicho
de trabajo para las mujeres que se sitúan en la imbricación de las opresiones de clase, género y «raza»: las
mujeres migrantes.

En la esfera privada, ante la escasez o la inaccesibilidad a los servicios públicos y de protección social,
ante el rechazo persistente de los hombres a compartir las tareas domésticas y ante el rápido
envejecimiento de la población, las mujeres que pueden permitírselo económicamente (y para
salvaguardar también su acceso al trabajo remunerado) externalizan el excedente de trabajo de
reproducción social a las mujeres migrantes. Estas últimas, a su vez, confían a mujeres más pobres y/o
vulnerables que ellas el trabajo reproductivo que ya no pueden realizar en el seno de sus familias.
Asistimos así a lo que las feministas han llamado la «cadena global de cuidados» que mantiene a toda
velocidad el orden de dominación y la estructura capitalista patriarcal y racial a la que sirve.

En conclusión, constatar que el cinismo del «sistema de la deuda» no tiene límites: Las mujeres que
emigran para paliar la crisis de la reproducción social orquestada por el ajuste estructural, cuya
explotación se ha convertido en crucial para salvaguardar el mantenimiento de la vida en el Norte, son
proveedoras netas de divisas para sus países de origen, parte de las cuales se destinan a la devolución de
la deuda o a la contratación de nuevos préstamos… La espiral infernal de la deuda llega así a su paroxismo
y muestra lo mucho que gana cualquier estrategia de emancipación al incluir la abolición de las deudas
ilegítimas entre sus demandas.

Notas

1/ El trabajo reproductivo abarca todo el trabajo realizado para reproducir la vida humana. Desde una
perspectiva capitalista, se re ere a los cuidados necesarios para proporcionar a una persona la capacidad
de trabajar. Este trabajo de (re)producción de fuerza de trabajo es indispensable para el capitalismo: sin él
no hay producción ni reproducción de mercancías y, por tanto, no hay acumulación capitalista.

2/ Las mujeres representan dos tercios de las trabajadoras en el sector de la sanidad, la educación y los
servicios sociales, esencialmente en puestos «subalternos».

3/ Por un análisis crítico de las micro nanzas: https://www.cadtm.org/microcredit-1538?lang=fr

4/ Jornadas de trabajo de más de 12 horas sin descanso real, que a menudo se prolongan hasta la noche,
con horas extraordinarias impuestas, en condiciones de ruido, insalubridad y escasa iluminación,
reglamentos muy estrictos, multas, registros corporales, pruebas de embarazo obligatorias, etc.

5 Reuniendo a los sectores de servicios de cuidado, trabajo doméstico y de trabajo sexual.

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10/3/2021 La deuda: un mecanismo infernal en el centro de la feminización de la migración – Rebelion

Texto original: https://www.cadtm.org/La-dette-mecanisme-infernal-au-coeur-de-la-feminisation-des-


migrations

Traducción: Beatriz Ortiz para CADTM

Fuente: https://www.cadtm.org/La-deuda-un-mecanismo-infernal-en-el-centro-de-la-feminizacion-de-la-
migracion

https://rebelion.org/la-deuda-un-mecanismo-infernal-en-el-centro-de-la-feminizacion-de-la-migracion/ 5/5

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