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El Gato

Ven, mi bello gato, a mi corazón amoroso;


Recoge las uñas de tus patas,
Y deja que me hunda en tus bellos ojos,
Mezcla de metal y de ágata.

Cuando mis dedos acarician sin prisa


Tu cabeza y tu elástico lomo,
Y mi mano se embriaga con el placer
De palpar tu eléctrico cuerpo,

Veo a mi mujer con la imaginación. Su mirada,


Como la tuya, amable animal,
Profunda y fría, corta y hiere como un dardo,

Y de los pies a la cabeza,


Un aire sutil, un peligroso perfume
Flotan en torno a su cuerpo moreno.

Charles Baudelaire
Gatidad

La gata entra en la sala en donde estamos reunidos.

No es de Angora, no es persa
Ni de ninguna raza prestigiosa.
Más bien exhibe en su gastada pelambre
Toda clase de cruces y bastardías.

Pero tiene conciencia de ser gata.


Por tanto
Pasa revista a los presentes,
Nos echa en cara un juicio desdeñoso
Y se larga.

No con la cola entre las patas: erguida


Como penacho o estandarte de guerra.

Altivez, gatidad,
Ni el menor deseo
De congraciarse con nadie.

Duró medio minuto el escrutinio.

Dice la gata a quien entienda su lengua:


Nunca dejes que nadie te desprecie. José Emilio Pacheco
"Cómo llamar a un gato", de T. S. Eliot

T. S. Eliot (St. Louis, Missouri, 1885-1965), una gran figura de la poesía del siglo XX,
publicó en 1939 El libro de los gatos habilidosos del viejo Possum, un libro de poemas
de rítmica asombrosa y dirigido al público infantil, donde los gatos se constituyen en
reflejos de las tipologías humanas. Sobre este libro se basaría el musical Cats, y este es
el poema que lo abre.

Ponerle nombre a un gato es harto complicado,


desde luego no es un juego para los muy simplones.
Pueden pensar ustedes que estoy algo chiflado
cuando digo que al menos ha de tener tres nombres.
Lo primero es el nombre que le damos a diario;
como Pedro, Alonso, Augusto o Don Bigote;
Como Víctor o Jorge o el simpático Paco.
Todos ellos son nombres bastante razonables.
Los hay más bonitos y que suenan mejor
para las damas y los caballeros,
como Admetus, Electra, Démeter, o Platón,
pero todos son nombres demasiado discretos.
Y un gato ha de tener uno más especial,
que sea peculiar, algo más digno.
¿Cómo, si no, va a alzar su rabo vertical
o atusar sus bigotes y mantenerse altivo?
De nombres de este tipo os puedo dar un quórum
como son Mankostrop, Quoricopat o Qaxo,
también Bamboliurina o, si no, Yellylorum,
son nombres que jamás compartirán dos gatos.
Pero a pesar de todo, nos queda un nombre más,
y ése es el que tú nunca podrás adivinar,
el nombre que los hombres jamás encontrarán.
Que SÓLO EL GATO LO SABE y no confesará.
Si un gato ves en meditación,
el motivo nunca te asombre.
Su mente está en contemplación
de la Idea Una de su nombre.
Su inefable, efable,
efainefable,
único, oscuro, inescrutable Nombre.
T.S. Eliot, “The Naming of Cats” (traducción de R. Ortiz, en: El libro de los gatos habilidosos del Viejo
Possum, Valencia: Pre-Textos, 2001; original 1939).
Piedra semipreciosa

No contempló tus ojos en la noche


el que puso a una piedra "ojo de gato",
ágata orbicular, inmutable y durísima,
cristal de asbesto hilado,
ni supo ver tu vertical diamante
que duerme en el misterio
y sabe contraerse en las horas del día,
porque no necesita de la luz.
Te leyeron en fábulas antiguas
con las que tantas veces
entendimos el mundo,
pero no se cruzaron con tus soles pequeños,
esa fuerza infinita
cuando extienden sus alas las pupilas
al desplegar su vuelo.

Gira nocturna Milagros Salvador


El gato negro

Ónix y jade.
Lagunas verdes
que fosforecen
en la sombra
del ébano arqueado.
Reposo de terciopelo.
Garra afilada
bajo la nocturna seda.
Elástico resorte
presto para el salto,
desde el perezoso desmayo
de la siesta ronroneante.

Igual que el gato


enroscado
en el sofá de raso
de la alcoba;
en silencio,
ovillado
sobre el tibio cojín
de mi carne,
inesperadamente,
ágil brinca
el deseo,
cuando más dormido parece.

Luz Méndez De La Vega


Gato gris muerto

Brujos enseñaron que los gatos


pueden alojar almas humanas

Figura empapada del asfalto o vuelto hacia las nubes,


eres el muerto más perfecto que yo he visto.
Pero cómo descubrir que la vigilia que te llega,
ya indiferente a cualquier invocación,
tu realidad verdadera de hijo del demonio,
de locatario esbelto de almas,
que estableció para tu antepasado africano
la voluntad miedosa de los clanes familiares
y confirmó la impar justicia de la magia.
Pronto vendrán hasta tu cuerpo abandonado
ladrones de velas,
y robarán las tibias, su recatada médula.
Porque es sabido que cuando tales huesos despierten
despertarán las almas en ellas internadas,
y en un pueblo lejano y caníbal,
hombres que trabajan y tienen amores, instantáneamente se convierten en
estatuas.
Brujos enseñaron que los gatos
pueden alojar almas humanas,
y arañar, si quieren, el corazón del huésped.

Alberto Girri
La Gatomaquia, de Lope de Vega

Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 25 de noviembre de 1562 – 27 de agosto de


1635) es uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español y,
por la extensión de su obra, uno de los más prolíficos autores de la literatura universal.
El llamado Fénix de los ingenios y Monstruo de la Naturaleza (por Miguel de
Cervantes), renovó las fórmulas del teatro español en un momento en que el teatro
comienza a ser un fenómeno cultural y de masas. Máximo exponente, junto a Tirso de
Molina y Calderón de la Barca, del teatro barroco español, sus obras siguen
representándose en la actualidad y constituyen una de las más altas cotas alcanzadas en
la literatura y las artes españolas. Fue también uno de los grandes líricos de la lengua
castellana y autor de muchas novelas.
En noviembre de 1634 aparece en la Imprenta del Reino, a costa de Alonso Pérez, el
poemario: Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos. El libro tiene la
estructura habitual de los cancioneros lopescos: un cancionero petrarquista (formado por
la mayor parte de los 161 sonetos), que resulta fundamentalmente paródico y
humorístico, ya que se centra en una lavandera del Manzanares, Juana, a la que pretende
el autor, una máscara o heterónimo de Lope, el estudiante pobre Tomé de Burguillos.
Junto a estos poemas hay otros epigramáticos, humorísticos, serios, desengañados,
satíricos, jocosos, religiosos e incluso filosóficos, que pertenecen al traquilo ciclo de
senectute lopesco, así como una excepcional epopeya cómico-burlesca, La
Gatomaquia, en siete silvas, sin duda la más perfecta y acabada muestra del género
épico que salió de la pluma de Lope, protagonizada por gatos.
"La Gatomaquia" (1634) narra una historia de amor, celos y muerte protagonizada por
un grupo de gatos: Zapaquilda (la gata), Marramaquiz (el novio de Zapaquilda) y el
extranjero Micifuf. Pero La Gatomaquia dista de ser una simple historia de desengaños.
Lope de Vega generó una distancia enunciativa al elegir animales como personajes para
realizar una crítica directa a la palabra “culta” de su época, y en ese afán de crear una
sátira irónica construyó versos que mezclan lo poético presuntuoso con el lenguaje
banal y cotidiano.

Sinopsis.
1. Amantes felices. La bella Zapaquilda y el valiente Marramaquiz se dicenamores
sobre lostejados.
2. Gato forastero se interpone. Llega al lugar el forastero Micifuz, que pronto seduce a
la gata. El amante abandonado enferma de celos y acude a Merlín, quien le manda un
sangrado, pero no mejora. Zapaquilda va a visitarlo y sufre los reproches de su antiguo
amante.
3. Regalos interceptados a palos. Marramaquiz y su criado Maulero espían los
movimientos de su rival. Ve llegar al criado Garraf con regalos para la amada, y lo
atacan.
4. El consejo de los celos. Marramaquiz marcha en busca del sabio Garfiñato quien le
aconseja dar celos a su amada. La elegida para ello es Micilda, hija de un boticario.
Zapaquilda, envidiosa aún sin amarlo, se enoja y lucha con su rival.
5. Declaración, pelea y cárcel. Micifuf ronda a su dama, mientras Marramaquiz los
vigila. Éste reta en duelo con su competidor, pero un alguacil los encarcela. Micilda y
Zapaquilda visitan a los galanes en la cárcel, que son liberados.
6. Petición de mano. Micifuz pide la mano de Zapaquilda a Ferramoto, su padre. Se
conciertan. Maulero informa a su amo de la noticia.
7. Boda y rapto. Llega la ceremonia, con baile previo a la entrada del novio. Irrumpe en
eso Marramaquiz que, cual gatuno Paris, rapta a Zapaquilda, nueva Helena,
encerrándola en una torre. Micifuf promete venganza.
8. Preparativos de la batalla y combate. Marramaquiz intenta convencer a la retenida
para que ceda a su antiguo amor. Micifuf convoca una asamblea para decidir cómo
desquitarse del agravio, y piensan en asaltar el castillo y recuperar así a Zapaquilda.
Comienza la lucha. Interviene Júpiter haciendo que cese del combate.
9. El cerco y el sino. Marramaquiz, desesperado, sale en busca de alimentos para
Zapaquilda y es muerto por un cazador. Micifuf rescata a Zapaquilda. Todo termina con
las bodas de Micifuf y Zapaquilda.

La Gatomaquia, Félix Lope de Vega Carpio


Miao

Aparto por un momento mi libro "El significado del Zen",


y, sonriente, veo cómo mi gata se peina con delicadeza su pelo con áspera lengua
rosada.
"Gata, te prestaría este libro para que lo estudies, pero al parecer ya lo has leído."
Ella mira hacia arriba y me da la totalidad de su mirada.
"No seas ridícula"-ronronea-"Yo lo escribí."

I put down my book "The Meaning of Zen"


and see the cat smiling into her fur as she delicately combsit with her rough pink
tongue.
"Cat, I would lend you this book to study but it appears that you have already read it."
She looks up and gives me her full gaze. "Don't be ridiculous," she purrs. "I wrote it."

Dylis Laing (1906-1960)


Gato que juegas en la calle

Gato que brincas na rua


Gato que brincas na rua
Como se fosse na cama,
Invejo a sorte que é tua
Porque nem sorte se chama.

Bom servo das leis fatais


Que regem pedras e gentes,
Tu tens instintos gerais
E sentes só o que sentes.

És feliz porque és assim,


Todo o nada que és é teu.
Eu vejo-me e estou sem mim,
Conheço-me e não sou eu.

Gato que juegas en la calle


Gato que juegas en la calle
Como si fuera en la cama,
Envidio la suerte que es tuya
Porque ni suerte se llama.

Buen siervo de las leyes fatales


Que rigen piedras y gentes,
Que tienes instintos generales
Y sientes sólo lo que sientes.
Eres feliz porque eres así,
Todo lo nada que eres es tuyo.
Yo me veo y estoy sin mí,
Me conozco y no soy yo.

FERNANDO PESSOA, CANCIONEIRO: Gato que brincas na rua ... (1931)


Gato Ecuestre

¿Cuál de los dos, mi tigre, a quién celebran


las aristas de polvo, las lanzas habitadas
que destellan ventanas insurgentes
en la noche solemne de la proclamación?

¿A quién miran los ojos en la hierba peinada?


¿Para quién la sonrisa aduladora
en las sombras secretas del square
o la memoria hambrienta de los niños?

¿Cuál de los dos exhibe, cuál somete?


¿O acaso lo admirable es ser el bicho
extraordinario que muestra a quien lo doma
y esclaviza la zarpa civil que lo sujeta?

Pues por si acaso fuera en tu homenaje


baila.

Yérguete sobre los cuartos poderosos


la dorada testera propón a las estrellas,
enarca la ancha mano
y queda inmóvil.
Carlos Barral
Gato negro

H.W.Fechner,black cat, 1930

Alma de duende en cuerpo de sombra. Enjoyada la cabeza,


el espinazo interrogante, el paso de seda.
Las campanas desbordan sus doce vinos. Luna en los
tejados. Brisa en las ramas deshojantes. La pedrería
de los ojos del gato se abrillanta. Espera…
La bruja de la escoba, andrajosa y hambrienta no ha
de venir ahora; se durmió de cansancio en el campana-
rio del pueblo.
La desesperación en el lomo del gato forma un arco
y lanza la felcha de un maullido. Un signo lúgubre
se alarga en el silencio.
Gato negro, embriagado de luna. Gato negro, bohemio
de los tejados; eco del infierno, silueta de un pe-
cado. Gato negro: seda, sombra y pedrería.

Emma Posada, 1930


Gato en la noche

El gato no se sube a la mesa,


ni menos a las siete de la tarde
cuando en julio comienza a oscurecer.

Ronda por toda la casa, inquieto,


buscando el paso entre el día y la noche,
asuntos diferentes de tratar.

Ha comido, ha bebido, ha dormido


su porción de reposo de las horas de luz
y ahora se prepara para cumplir
su profesión minúscula de gato de la casa.

La sociedad con la que trata


mientras el sol empuja al mundo
dobla su servilleta cotidiana
y ya no pide más para alimentar su fantasía.
Él abre el socavón de su alma.

En algún rincón de la morada


se fabrican las verdades jugosas
y el gato, que lo sabe, sin estorbos morales
se apresta a mordisquear, goloso,
la carne sabrosa de la noche.

Alejandro Aura

Pincha aquí para escuchar el poema


Only a cat

I'm Only A Cat


I'm only a cat,
and I stay in my place...
Up there on your chair,
on your bed or your face!

I'm only a cat,


and I don't finick much...
I'm happy with cream
and anchovies and such!

I'm only a cat,


and we'll get along fine...
As long as you know
I'm not yours... you're all mine!

Author Unknown
Gatos bajo el mar

Bajo las aguas profundas del mar y de la noche


los gatos habitan
pues también están
bajo el mar.
Son negras estalactitas de obsidiana
que se alimentan con bandejas de sueño.
No podré visitar ese reino marino
poblado por solitarios gatos
porque no soy uno de ellos.
No veré sus movimientos elegantes
en las nubladas noches del mar
cuando los astros caen rendidos sobre el agua
y como madréporas resplandicientes a las doce en punto
brillan sin fin brillan sin fin
los ojos dorados de los gatos.
Viven bajo el mar
Bajo remotas toneladas de sueño
atravesando remolinos de peces y de manos
más allá de la helada región de los muertos
habitan.
Viven alejados de la nostalgia y del desdén
No temen a la muerte. Son puros de sonido
Un ojo sagrado los contempla
Al verlos así
negros y luminosos bajo el agua
recuerdo con melancolía
mi piel
demasiado blanca
mis ojos
carentes de luz y de fuego.

Luis Jiménez Clavería, Los Gatos


Yo y mi gato Pangur Bán

Este poema anónimo se data en el siglo IX. En él, un monje erudito de Leinster se
compara a sí mismo con su gato, "Pangur Bán", y muchos poetas y estudiosos irlandeses
lo consideran como el primer ejemplo de poesía lírica irlandesa. El poema se atribuye a
un discípulo de San Patricio. Es hallado en el margen de un manuscrito de las Epístolas
de San Pablo (n º seg. Xxv. D. 86) en la Abadía de St. Paul at Reichenau, en Carinthia,
Austria.

Según nos transmite el poema, el prolongado trabajo en el scriptorium debio exigir de


los monjes medievales una completa dedicación hacia las letras. Ellos recogieron día a
día por escrito la gran variedad de poesía, canciones, proverbios, genealogías y
tradiciones locales que se hubiesen perdido de no ser así. El poema manifiesta no sólo la
convivencia con el gato y una cierta admiración por sus habilidades, sino también la
relación entre gato y humano: se realiza una asimilación con el animal respecto al
trabajo cotidiano que ambas partes ejercen.

El escrito inspiró un libro que habla de las aventuras del gato Pangur, quien tras muchos
avatares finalmente termina su viaje en el Castillo de Cashel en Irlanda, manteniéndolo
libre de roedores y donde fue muy querido. Pangur Ban es el gaélico para "pequeño gato
blanco". Además, ha sido traducido por Eileen Power e incluído en "Una miscelánea
medieval" de Judith Herrin.

Messe [ocus] Pangur bán,


cechtar nathar fria saindán;
bíth a menma-sam fri seilgg,
mu menma céin im saincheirdd
Caraim-se fós, ferr cach clú,
oc mu lebrán léir ingnu;
ní foirmtech frimm Pangur bán,
caraid cesin a maccdán.
Ó ru-biam scél cén scis
innar tegdias ar n-oéndis,
táithiunn dichríchide clius
ní fris 'tarddam ar n-áthius.
Gnáth-huaraib ar greassaib gal
glenaid luch ina lín-sam;
os me, du-fuit im lín chéin
dliged ndoraid cu n-dronchéill.
Fúachaid-sem fri freaga fál
a rosc a nglése comlán;
fúachimm chéin fri fégi fis
mu rosc réil, cesu imdis.
Fáelid-sem cu n-déne dul,
hi nglen luch ina gérchrub;
hi-tucu cheist n-doraid n-dil,
os mé chene am fáelid.
Cia beimini amin nach ré
ní derban cách a chéle;
mait le cechtar nár a dán
subaigthiud a óenurán.
Hé fesin as choimsid dáu
in muid du-n-gní cach óenláu;
do thabairt doraid du glé
for mumud céin am messe.

Yo y mi gato Pangur Bán


Seguimos parejo plan;
Mientras él caza ratones
Cazo yo las emociones.

Lejos del loor mundano


siéntome, lápiz en mano;
Pangur mira y, sin rencor,
Pone en obra su labor.
¡Cuán gozoso vernos es
disfrutando del placer,
cada uno en el hogar
con su deleite y solaz!

A menudo un ratón pasa


ante Pangur, y lo caza;
una palabra a menudo
en la red cae, y la anudo.

Frente al muro, la mirada


fija él feroz, descarnada;
frente al muro del saber
templo yo mi parecer.

¡Para el gato, qué gentil


si un ratón deja el cubil!
¡Para mi, qué regocijo
si alguna duda corrijo!

En la casa, sin boato,


yo y Pangur Bán, mi gato,
cada uno por su parte
afinamos nuestras artes.
El gato y la levedad

En el gato se esconden fuerzas latentes de lo potencial,


en el gesto anterior al salto,
palpitando en el segundo exacto que lo precede.
Sin embargo,
la naturaleza auténticamente felina del gato
desafía la inercia de ese instante y su conclusión,
sus impulsos sobrepasan cualquier concepto regular.

Cada movimiento del gato


es un nuevo contrasentido para la lógica que se establece entre la onda
y su carácter leve.
En él la levedad adquiere,
a través de la estela del salto (de por sí paradójica),
un matiz que escapa a cualquier influencia circular.

El gato fluye,
quimérico e inescrutable,
ajeno al tiempo
y dueño del Silencio.

Boris Leonardo Caro González


"El gato y la luna" William Butler Yeats, 1924

De aquí para allá el gato fué,


y la luna giró como una tapa.
el pariente mas cercano de la luna,
el sigiloso gato, la admiraba.

el negro Minnaloushe miraba fijamente la luna,


pues, vagando y maullando como gustaba,
la pura y fria luz en el cielo
inquietaba su sangre animal.

minnaloushe corre en la hierba


alzando sus pies delicados
¿tú bailas, Minnaloushe, bailas?
cuando dos parientes se encuentran
que mejor que invitarse a bailar?
quizás la luna aprenda,
cansada de la moda cortesana,
un nuevo paso de baile.

minnaloushe se arrastra en la hierba,


de un lugar a otro va
bajo la luz de la luna.
la sagrada luna en lo alto
ha cambiado de fase.

¿sabrá minnaloushe que sus pupilas


de cambio a cambio mutarán,
y que de luna llena a menguante,
de creciente a llena variarán?

minnaloushe se arrastra en la hierba


solo, importante y sabio
y levanta hacia la cambiante luna
sus mutables ojos.

The cat went here and there


And the moon spun round like a top,
And the nearest kin of the moon,
The creeping cat, looked up.
Black Minnaloushe stared at the moon,
For, wander and wail as he would,
The pure cold light in the sky
Troubled his animal blood.
Minnaloushe runs in the grass
Lifting his delicate feet.
Do you dance, Minnaloushe, do you dance?
When two close kindred meet.
What better than call a dance?
Maybe the moon may learn,
Tired of that courtly fashion,
A new dance turn.
Minnaloushe creeps through the grass
From moonlit place to place,
The sacred moon overhead
Has taken a new phase.
Does Minnaloushe know that his pupils
Will pass from change to change,
And that from round to crescent,
From crescent to round they range?
Minnaloushe creeps through the grass
Alone, important and wise,
And lifts to the changing moon
His changing eyes.
Canción novísima de los gatos

Mefistófeles casero
está tumbado al sol.
Es un gato elegante con gesto de león,
bien educado y bueno,
si bien algo burlón.
Es muy músico; entiende
a Debussy, más no
le gusta Beethoven.
Mi gato paseó
de noche en el teclado,
¡Oh, que satisfacción
de su alma! Debussy
fue un gato filarmónico en su vida anterior.
Este genial francés comprendió la belleza
del acorde gatuno sobre el teclado. Son
acordes modernos de agua turbia de sombra
(yo gato lo entiendo).
Irritan al burgués: ¡Admirable misión!
Francia admira a los gatos. Verlaine fue casi un gato
feo y semicatólico, huraño y juguetón,
que mayaba celeste a una luna invisible,
lamido (?) por las moscas y quemado de alcohol.
Francia quiere a los gatos como España al torero.
Como Rusia a la noche, como China al dragón.
El gato es inquietante, no es de este mundo. Tiene
el enorme prestigio de haber sido ya Dios.
¿Habéis notado cuando nos mira soñoliento?
Parece que nos dice: la vida es sucesión
de ritmos sexuales. Sexo tiene la luz,
sexo tiene la estrella, sexo tiene la flor.
Y mira derramando su alma verde en la sombra.
Nosotros vemos todos detrás al gran cabrón.
Su espíritu es andrógino de sexos ya marchitos,
languidez femenina y vibrar de varón,
un espíritu raro de inocencia y lujuria,
vejez y juventud casadas con amor.
Son Felipes segundos dogmáticos y altivos,
odian por fiel al perro, por servil al ratón,
admiten las caricias con gesto distinguido
y nos miran con aire sereno y superior.
Me parecen maestros de alta melancolía,
podrían curar tristezas de civilización.
La energía moderna, el tanque y el biplano
avivan en las almas el antiguo dolor.
La vida a cada paso refina las tristezas,
las almas cristalizan y la verdad voló,
un grano de amargura se entierra y da su espiga.
Saben esto los gatos mas bien que el sembrador.
Tienen algo de búhos y de toscas serpientes,
debieron tener alas cuando su creación.
Y hablaran de seguro con aquellos engendros
satánicos que Antonio desde su cueva vio.
Un gato enfurecido es casi Schopenhauer.
Cascarrabias horrible con cara de bribón,
pero siempre los gatos están bien educados
y se dedican graves a tumbarse en el sol.
El hombre es despreciable (dicen ellos), la muerte
llega tarde o temprano ¡Gocemos del calor!

Este gran gato mío arzobispal y bello


se duerme con la nana sepulcral del reloj.
¡Que le importan los senos (?) del negro Eclesiastés,
ni los sabios consejos del viejo Salomon?
Duerme tu, gato mío, como un dios perezoso,
mientras que yo suspiro por algo que voló.
El bello Pecopian (?) se sonríe en mi espejo,
de calavera tiene su sonrisa expresión.

Duerme tu santamente mientras toco el piano.


este monstruo con dientes de nieve y de carbón.

Y tú gato de rico, cumbre de la pereza,


entérate de que hay gatos vagabundos que son
mártires de los niños que a pedradas los matan
y mueren como Sócrates
dándoles su perdón.

¡Oh gatos estupendos, sed guasones y raros, y tumbaos panza arriba bañándoos en el
sol!
Federico García Lorca
No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.
Jorge Luis Borges
La Gata (Lawrence Ferlinghetti)

La gata
se lame una pata y
se recuesta
en el hueco de la biblioteca
yace allí
largas horas
imperturbable como una esfinge
luego gira su cabeza
hacia mí
se incorpora
estira su cuerpo
me da la espalda
nuevamente lame su pata
como si el tiempo real
no hubiera pasado

Y no lo ha hecho
y ella es una esfinge
que posee los tiempos del mundo
en el desierto de su tiempo

Ella
sabe dónde mueren las moscas
puede ver fantasmas
en las partículas del aire
percibir sombras
en un rayo de sol

Ella oye
la música de las esferas
los sonidos que transmiten
los cables
en las casas
y también el zumbido
del universo
en el espacio interestelar
pero siempre
prefiere los rincones hogareños
y el ronroneo de la estufa
Oda al gato
Pablo Neruda

Los animales fueron


imperfectos,
largos de cola, tristes
de cabeza.
Poco a poco se fueron
componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares, gracia, vuelo.
El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente terminado,
camina solo y sabe lo que quiere.

El hombre quiere ser pescado y pájaro,


la serpiente quisiera tener alas,
el perro es un león desorientado,
el ingeniero quiere ser poeta,
la mosca estudia para golondrina,
el poeta trata de imitar la mosca,
pero el gato
quiere ser sólo gato
y todo gato es gato
desde bigote a cola,
desde presentimiento a rata viva,
desde la noche hasta sus ojos de oro.

No hay unidad
como él,
no tienen
la luna ni la flor
tal contextura:
es una sola cosa
como el sol o el topacio,
y la elástica línea en su contorno
firme y sutil es como
la línea de la proa de una nave.
Sus ojos amarillos
dejaron una sola
ranura
para echar las monedas de la noche.

Oh pequeño
emperador sin orbe,
conquistador sin patria,
mínimo tigre de salón, nupcial
sultán del cielo
de las tejas eróticas,
el viento del amor
en la intemperie
reclamas
cuando pasas
y posas
cuatro pies delicados
en el suelo,
oliendo,
desconfiando
de todo lo terrestre,
porque todo
es inmundo
para el inmaculado pie del gato.

Oh fiera independiente
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta
de las habitaciones,
insignia
de un
desaparecido terciopelo,
seguramente no hay
enigma
en tu manera,
tal vez no eres misterio,
todo el mundo te sabe y perteneces
al habitante menos misterioso,
tal vez todos lo creen,
todos se creen dueños,
propietarios, tíos
de gatos, compañeros,
colegas,
discípulos o amigos
de su gato.

Yo no.
Yo no suscribo.
Yo no conozco al gato.
Todo lo sé, la vida y su archipiélago,
el mar y la ciudad incalculable,
la botánica,
el gineceo con sus extravíos,
el por y el menos de la matemática,
los embudos volcánicos del mundo,
la cáscara irreal del cocodrilo,
la bondad ignorada del bombero,
el atavismo azul del sacerdote,
pero no puedo descifrar un gato.
Mi razón resbaló en su indiferencia,
sus ojos tienen números de oro.

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