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Trabajando el negocio

Resulta muy asombroso ver que tu propia


organización crece desde un grupo
pequeño de amigos a una compañía
grande que atraviesa el continente o el
mundo y ver cómo adquiere vida propia.

Los sistemas que había diseñado estaban


funcionando tal y como se había previsto;
tenía centenares de directores dedicados
y líderes que hacían que funcionará su
parte del sistema; las nuevas ideas se
originaban casi espontáneamente para
luego ser probadas y adoptadas o para ser
desechadas haciendo la organización más
fuerte.

Gocé de casi cada aspecto de mi negocio


desde dirigir la oficina central hasta
conocer y capacitar a nuevos líderes,
diseñar nuevos sistemas y recursos para
lanzar capítulos y hablar con miembros en
las juntas semanales y días de visitantes. Sin embargo, era solo yo; era imposible para mí
hacer que mi contribución fuera más valiosa sí tenía que concentrarme en detalles que
muchos en BNI podrían hacer igual o mejor
A principios de los 90 empecé a darme cuenta de que mis esfuerzos tenían que ser
redirigidos tuve que dejar las conocidas tareas cotidianas de administración de BNI y asumir
más una función de liderazgo. Ya había comenzado esta transición, por supuesto
descentralizando operaciones, delegando responsabilidades y convirtiendo las regiones en
operaciones administradas localmente. Además de ceder responsabilidades y funciones,
también necesité ver desde una perspectiva más alta la visión del conjunto organizacional.
¿Hacia dónde iba BNI? ¿Hacia dónde debería ir? ¿Cómo dirigiríamos y manejaríamos su
evolución?
Lo interesante sobre el liderazgo es que uno puede pensar en su compañía como un gran
grupo de taladores cuyo trabajo consiste en despejar un camino a través de un bosque.
Como yo, muchos dueños de negocios gozan de la rutina cotidiana de usar el hacha y mover
la madera. Su idea de liderazgo a menudo es simplemente salir al frente y demostrarles a
todos cómo usar el hacha. Si es una organización pequeña, si conoces a toda tu gente y si
el camino no es muy lejano no es una mala manera de dirigir.
Pero si estás intentando construir una organización grande y el camino es largo y el
territorio por el que se va a continuar es desconocido, las cosas comienzan a complicarse.
Tienes que formar equipos que talen, otros grupos para quitar los árboles del camino y
todavía otros para apilar la madera. Se necesitan ingenieros para medir la longitud y la
dirección del camino construido, personal que reemplace las herramientas que se
desgasten y contadores que manejen nóminas de pago contemplando vacaciones para los
trabajadores. Todo esto es importante pero no es liderazgo; simplemente es buena
administración.
Allí estás al frente en un bosque inexplorado, cortando árboles y trabajando; sudando para
ser buen ejemplo para tu equipo de trabajadores. Mientras tanto, en la parte de atrás, la
gente está sentada sobre la madera, hablando sobre fútbol, haciendo grandes planes sobre
cómo podrían hacer mejor uso de los recursos de la compañía si ellos estuvieran a cargo.
Alguien dice: “¿Sabes qué? Deberíamos hacer algo. No veo para qué seguimos apilando
madera, sería mejor poner un puesto de limonada para ganar dinero” Alguien más está
vagando por el bosque, buscando un camino más corto a través de los árboles, y la
operación entera se detiene. Sin embargo, tú no estás consciente de esto porque estás
mucho más adelante usando tu hacha

Para ser un líder sabio, aquí está lo que necesitas hacer. Necesitas bajar el hacha, subir al
árbol más alto y ver el panorama. Evaluar la situación apuntar en la dirección que piensas
que es mejor y decirles a todos con voz clara y fuerte: “¡Es por aquí!”. Bajar del árbol y
decirle al equipo de trabajadores: “Vamos a encontrar un desfiladero a 100 metros
aproximadamente, después de que lo crucemos necesitamos ir a la derecha”. Decirle a los
apiladores: “hay un claro cercano a nuestra izquierda donde se puede amontonar la
madera”, y dibujar mapas para que todos puedan ver lo que pasa.

Si, un líder necesita dedicar algún tiempo a cortar, limpiar y apilar árboles para mostrar
cómo se hace. Eso se llama “trabajar en el negocio”. También necesita tiempo -entre más
grande es el negocio llevará más tiempo- escalando árboles y dibujando mapas. Eso se llama
“trabajar el negocio”.

Pasé gran parte de los años 90 trabajando en el negocio, pero para mediados de la década
buscaba nuevas maneras de trabajarlo. Mi búsqueda me condujo al trabajo más interesante
que haya hecho y los resultados impulsaron a BNI hacia un nuevo mundo de crecimiento

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