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Un hombre que quiere recuperar su dignidad.

Un hombre que quiere recuperar su libertad.


Vete a tu casa Un hombre que quiere recuperar el calor humano.
Publicado el 1 febrero, 2021| Deja un comentario “Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él”.
P. Clemente Sobrado cp. Y lo peor. Ya había pasado a la condición de inservible.
Lunes – Tiempo Ordinario 4 Ya la gente había perdido la conciencia de su valor humano.
A veces, vemos en la calle ciertos espectáculos que dan pena.
“Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en las Pero que pareciera ya nos hemos acostumbrado a ellos.
tumbas, un hombre poseído de un espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie A lo más “¡qué pobre hombre!”
sujetarlo. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos. El ¡Ciertos rincones y basureros con drogadictos!
endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino ¡Ciertos lugares inmundos con gente tirada en la basura!
que le dijo: Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo Y eso lo estamos viendo ya como espectáculo.
por su misericordia”.  (Mc 5,1-20) Lo estamos viendo como noticia que ya no impacta.
“Y el único que expulsa los demonios es Jesús. El único que cura estas cosas es Jesús. A lo más: “un, ¡qué pena!”
Por eso, os digo a cada uno de vosotros: dejaos curar por Jesús. Cada uno sabe
dónde tiene la herida. Cada uno de nosotros tiene una; no sólo tiene una: dos, tres,
cuatro, veinte. Cada uno sabe. Que Jesús cure esas heridas. Pero, para esto, tengo Jesús no puede resistirse ante ese espectáculo.
que abrir el corazón, para que Él venga. ¿Y cómo abro el corazón? Rezando. «Pero, A Jesús se le parte el alma.
Señor, no puedo con esa gente, la odio, me ha hecho esto, esto y esto…». «Cura esta Jesús no puede soportar que ese
herida, Señor». Si le pedimos a Jesús esta gracia, Él nos la concederá. Déjate curar pobre hombre “haya llegado tan bajo”.
por Jesús. Deja que Jesús te cure”. (Papa Francisco) Y expulsa los malos espíritus que hay en él.
Que se “llaman legión, porque somos muchos”.
Un panorama muy triste. Y los mete a todos en los cerdos,
Ambiente de cementerio, de piaras de cerdos. y lo deja a él libre, recuperado en su dignidad,
Un pobre hombre poseído por malos espíritus. recuperado en su libertad.
Recuperado como persona.
Un hombre que tiene que vivir en contacto con la muerte.
“Salió del cementerio”. Y aquí viene la tremenda insensibilidad humana.
“Donde vivía en las tumbas”. Los cerdos son más importantes que el hombre.
“Sujetado con cepos y cadenas”. Los cerdos valen más que el hombre.
Un hombre muerto en vida. Y un Jesús que “sana y cura y devuelve la dignidad”, no interesa.
Un hombre que no sabe lo que es la dignidad humana. “Ellos le rogaban que se marchase de su país”.
Un hombre que no sabe lo que es el calor de familia. Hombres como éste, son un peligro.
Su familia son los cerdos. Hombres como éste, no nos interesan.
Un hombre que no sabe lo que es calor de hogar. Preferimos a nuestros “cerdos”, a nuestro “negocio”.
Su hogar son las tumbas del cementerio. Jesús no es egoísta.
Un hombre que no sabe lo que es la convivencia humana. No deja que este hombre le siga.
Lo sujetan con cepos y cadenas por su violencia. Lo devuelve a su verdadero lugar: a su hogar.
Triste descripción del que ha perdido su dignidad. “Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor
Triste descripción del que no es reconocido como persona. ha hecho contigo por su misericordia”.
Triste descripción del que es “marginado y excluido de la sociedad.
Vete a tu casa: sígueme ahí. 39 Y, sin embargo, todos ellos, tan acreditados por su fe, no alcanzaron la promesa,
Vete a tu casa: sé testigo de la obra de Dios en ti.
40 porque Dios, con una providencia más misericordiosa para con nosotros, no quiso que llegasen sin nosotros
Vete a tu casa: anúnciales la misericordia de Dios en ti. a la perfección final.

 
Amigos: como nos dice el Papa, todos tenemos heridas.
Heridas que pueden pasar desapercibidas para muchos. *» El autor sagrado canta, como en una rapsodia, la fe de los padres de Israel y los propone como modelo a
Pero no para Dios. los  judíos cristianos que vacilan en la fidelidad a Cristo porque están siendo probados por l a persecución y
El que es capaz de sanarnos de estas heridas es Jesús. asediados por la nostalgia de los r i t o s del templo. La fe les dio a sus padres la energía espiritual necesaria
para realizar grandes empresas (w. 32-35a) y para soportar penosas tribulaciones (w. 35b-38), en particular el
Pueden ser “heridas profundas”.
desprecio y la marginación, señal de q u e «el mundo no era digno» de ellos.
Él puede sanarlas en tu corazón.
Pueden ser “heridas muy dolorosas”. La ejemplar fortaleza de ánimo de los antiguos debe estimular a los destinatarios de l a carta, haciéndoles
Él puede sanarlas en tu corazón. comprender que el ser extraños al mundo -cosa que padecen de una manera dolorosa— es la condición normal
No hay heridas que Dios no pueda sanar en nosotros. para quien quiere adherirse d e verdad a Dios. De la comparación con estos «gigantes en la fe» procede otro
¡También nosotros podemos sanar muchas heridas! motivo de consuelo (w. 39ss): la gracia recibida por los creyentes en Cristo e s mayor, puesto que Jesús es el
¡Que nadie sufra hoy por culpa nuestra! cumplimiento de las promesas de Dios. Los justos de la antigua alianza vivieron con la mirada puesta en un
futuro que no pudieron ver, y el buen testimonio de su fe debe sostener ahora a cuantos –habiendo tenido el
Sobre todo, que nadie pierda su dignidad humana
don de conocer a Cristo- están llamados a perseverar firmes en la espera de su día glorioso, cuando se
por culpa nuestra.
consume el designio de su salvación universal.

Evangelio: Marcos 5,1-20

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos

1 llegaron a la otra orilla del lago, a la región de los gerasenos.


Primera lectura: Hebreos 11,32-40
2 En cuanto saltó Jesús de la barca, le salió al encuentro de entre los sepulcros un hombre poseído por un
Hermanos: espíritu inmundo.
32 ¿Qué más diré? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los 3 Tenía su morada entre los sepulcros y ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo.
profetas,
4 Muchas veces había sido atado con grilletes y cadenas, pero él había roto las cadenas y había hecho trizas
33 que por la fe sometieron reinos, administraron justicia, alcanzaron las promesas, cerraron la boca de los los grilletes. Nadie podía dominarlo.
leones,
5 Continuamente, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con
34 apagaron la violencia del fuego, escaparon al filo de la espada, superaron la enfermedad, fueron valientes piedras.
en la guerra, pusieron en fuga a los ejércitos enemigos,
6 Al ver a Jesús desde lejos, echó a correr y se postró ante él,
35 y hasta hubo mujeres que recobraron resucitados a sus difuntos. Unos perecieron bajo las torturas,
rechazando la liberación con la esperanza de una resurrección mejor; 7 gritando con todas sus fuerzas: -¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo? Te conjuro por
Dios que no me atormentes.
36 otros soportaron burlas y azotes, cadenas y prisiones;
8 Es que Jesús le estaba diciendo: -Espíritu inmundo, sal de este hombre.
37 fueron apedreados, torturados, aserrados, pasados a cuchillo; llevaron una vida errante, cubiertos de pieles
de ovejas y de cabras, desprovistos de todo, perseguidos, maltratados. 9 Entonces le preguntó: -¿Cómo te llamas? Él le respondió: -Legión es mi nombre, porque somos muchos.
38 Aquellos hombres, de los que el mundo no era digno, andaban errantes por los desiertos, por los montes, 10 Y le rogaba insistentemente que no los echara fuera de la región.
por las cuevas y cavernas de la tierra.
11 Había allí cerca una gran piara de cerdos, que estaban hozando al pie del monte,
 Hoy Jesucristo nos desenmascara al "adversario" de Dios. La bestia, el poder
12 y los demonios rogaron a Jesús: -Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos. adverso, no lleva un nombre, sino un número: "666 es su número", dice el
13 Jesús se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron, entraron en los cerdos, y la piara se lanzó al lago vidente en el "Apocalipsis". En esta ocasión se presenta a sí mismo como
desde lo alto del precipicio, y los cerdos, que eran unos dos mil, se ahogaron en el lago.
"legión". Es un número y convierte a la persona en un número.
14 Los porquerizos huyeron y lo contaron por la ciudad y por los caseríos. La gente fue a ver lo que había
sucedido.
¿Una señal? Si bien el demonio es "indemostrable", quienes han vivido el
15 Llegaron donde estaba Jesús y, al ver al endemoniado que había tenido la legión sentado, vestido y en su mundo de los campos de concentración saben a qué equivale eso: su horror
sano juicio, se llenaron de temor.
se basa precisamente en que borra el rostro, en que cancela la historia, en
16 Los testigos les contaron lo ocurrido con el endemoniado y con los cerdos.
que hace de los hombres números, piezas recambiables de una gran
17 Entonces comenzaron a suplicarle que se alejara de su territorio.
maquinaria. Uno es una función y nada más. Y, si sólo existen funciones,
18 Al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía que le dejase ir con él. entonces el hombre no es tampoco nada más. Lo que no es función no es
19 Pero no le dejó, sino que le dijo: -Vete a tu casa con los tuyos y cuéntales todo lo que el Señor ha hecho nada. La bestia es número y convierte en número.
contigo y cómo ha tenido compasión de ti.

20 El se fue y se puso a publicar por la región de la Decápolis lo que Jesús había hecho con él, y todos se —Señor, porque tienes un nombre y me das un nombre y me llamas por mi
quedaban maravillados.
nombre, yo no soy para ti una función en una maquinaria cósmica. ¡Soy tu
  hijo!
**• Jesús ha salido vencedor sobre las fuerzas del mal: este tema, que aparece a lo largo de todo el evangelio
de Marcos, encuentra en este episodio acaecido en tierra pagana su manifestación más evidente.
MEDITATIO
La narración, vivaz y particularizada, presupone el relato de un testigo directo del acontecimiento, que suscitó
una impresión imborrable. Jesús tiene el poder de liberar a un hombre habitado por una multitud de demonios, Nos encontramos constantemente muy frágiles en la fe. Es posible que hayamos encontrado al Señor a través
un hombre cuya dramática condición se vuelve absolutamente evidente cuando es transferida a una piara de de una experiencia que un día cambió radicalmente nuestra vida, o tal vez le hayamos acogido tras haber
cerdos (w. 3-5.13). Jesús es «el más fuerte » (3,23-27) y viene a reducir al Maligno a la impotencia. El demonio reflexionado sobre acontecimientos concretos, tras una seria confrontación con él. A buen seguro, la fe nos
sabe que no tiene escapatoria; sin embargo, se siente atraído por Jesús, hasta el punto de conjurarle «por pidió renuncias a las que, en un primer momento, correspondimos con impulso generoso. Sin embargo, no
Dios» (w. 6ss). Es una potencia de muerte (w. 3a.5b.13) que se arraiga a la vida, casi para chuparla (w. 10-12). resulta fácil perseverar día tras día, dar testimonio de Cristo en un contexto neopagano o bien tradicionalista,
Ahora bien, Jesús es el Señor de la vida y el vencedor de la muerte: su exorcismo libera al poseso y le restituye ligado a costumbres ahora vacías de alma. Poco a poco, los entusiasmos iniciales se han ido amortiguando, las
la salud física, psíquica y espiritual (v. 15). Sin embargo, la gente del lugar hubiera preferido convivir con el incomprensiones nos hieren, el aislamiento nos desanima. Corremos el riesgo de encontrarnos poco
demonio antes que perder en sus propios intereses (w. 16ss) y tener que vérselas con aquel que ha venido a convencidos y nada convincentes...
dar la vida en plenitud. Ahora bien, quien ha encontrado la salvación en Jesús no desea otra cosa que
permanecer con él y cumplir su voluntad: el hombre liberado se hace misionero de la misericordia de Dios, que La fe tiene que ser reanimada continuamente: es como una antorcha que ha de estar en contacto a menudo
obra con poder en Jesús de Nazaret. con el fuego del Espíritu para mantenerse ardiente y luminosa. Tomémonos el tiempo necesario para alcanzar
la fuerza de lo alto. Aprendamos a hacer memoria de tantos hermanos nuestros que nos han dado un
El evangelista invita a los que escuchan el anuncio a tomar posición: cuanto más se manifiesta la absoluta espléndido ejemplo de perseverancia y –como en una carrera de relevos- nos han entregado la antorcha de la
singularidad de Jesús, tanto menos es posible la indiferencia. Como indica con claridad este pasaje, o fe para que llevemos adelante su misma carrera.
reconocemos en Jesús al Salvador y deseamos seguir con él, poniéndonos al servicio del evangelio, o bien
tenemos miedo de él. No queremos que su presencia nos incomode demasiado y preferimos alejarle de nuestro Volvamos con el corazón a las circunstancias de nuestro encuentro con Jesús y permanezcamos un poco en su
territorio, de nuestra vida cotidiana. ¡Que no lleguemos a rechazar la Vida! presencia: el recuerdo de la gracia del pasado y la perspectiva del futuro que nos espera reanimarán nuestros
pasos.
El Señor conoce nuestra debilidad; sin embargo, quiere que seamos misioneros suyos en el mundo. Él mismo ACTIO
nos sostendrá, para que podamos conseguir la promesa junto a los grandes testigos que nos han precedido y a
los que vendrán después de nosotros, a los que nosotros mismos, si conseguimos perseverar, podremos Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «¡Creo, pero ayúdame en mi incredulidad!» (Me 9,24).
entregar la vivida antorcha de la fe.
 
 
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
ORATIO
Todavía no hemos hablado del rasgo más fundamental de la fe cristiana: su carácter personal. La fe cristiana
Por tu gracia, Señor, nos has llamado a la fe: renueva en nosotros la alegría de tu don, la fuerza para dar es mucho más que una opción en favor del fundamento espiritual del mundo.
testimonio de él, la perseverancia para vivirlo en la hora de la incomprensión y de la prueba. Concédenos una
Su fórmula central reza «creo en ti», no «creo en algo». Es encuentro con el hombre Jesús; en tal encuentro
mirada penetrante, que sea capaz de reconocer en el pasado a los gloriosos testigos de tu misericordia y
siente la inteligencia como persona. En su vivir mediante el Padre, en la inmediación y fuerza de su unión
escrutar en el futuro la meta de la historia. Haz que, habiendo recibido la antorcha de la fe de quienes nos han
suplicante y contemplativa con el Padre, es Jesús el testigo de Dios, por quien lo intangible se hace tangible,
precedido, la entreguemos ardiente a las generaciones futuras, para que resplandezca tu luz a los ojos de
por quien lo lejano se hace cercano. Más aún, no es puro testigo al que creemos lo que ha visto en una
todos.
existencia en la que se realiza el paso de la limitación a lo aparente a la  profundidad de toda la verdad. No; él
  mismo es la presencia de lo eterno en este mundo. En su vida, en la entrega sin reservas de su ser a los
hombres, la inteligencia del mundo se hace actualidad, se nos brinda como amor que ama y que hace la vida
CONTEMPLATIO digna de vivirse mediante el don incomprensible de un amor que no está amenazado por el ofuscamiento
egoísta. La inteligencia del mundo es el tú, ese tú que no es problema abierto, sino fundamento de todo,
Nadie ha oído decir nunca de aquellos santos hombres que fueron nuestros Padres que la opción de vida por la fundamento que no necesita a su vez ningún otro fundamento.
que caminaban, así como el progreso o el altísimo grado de perfección que alcanzaron, fueran una conquista
de su habilidad; decían, más bien, que lo habían recibido todo del Señor, al cual dirigían su oración en estos La fe es, pues, encontrar un tú que me sostiene y que en la imposibilidad de realizar un movimiento humano da
términos: «Guíame en tu verdad» (Sal 24,5), «Señor, allana delante de mí tus caminos» (Sal 5,9). Los la promesa de un amor indestructible que no sólo solicita la eternidad, sino que la otorga. La fe cristiana vive de
apóstoles comprendieron muy bien que todo lo que tiene que ver con la salvación es don de Dios, por eso le esto: de que no existe la pura inteligencia, sino la inteligencia que me conoce y me ama, de que puedo
pidieron también la fe al Señor: «Señor, auméntanos la fe» (Le 17,5). No pensaban que pudieran alcanzar por confiarme a ella con la seguridad de un niño que en el tú de su madre ve resueltos todos sus problemas. Por
ellos solos la plenitud de esta virtud, sino que creían que sólo podían recibirla de la magnanimidad de Dios. eso la fe, la confianza y el amor son, a fin de cuentas, una misma cosa, y todos los contenidos alrededor de los
Además, el mismo Autor de nuestra salvación nos enseña a reconocer la inconstancia, la debilidad, la que gira la fe no son sino concretizaciones del cambio radical, del «yo creo en ti», del descubrimiento de Dios
insuficiencia absoluta de nuestra fe, cuando no es socorrida por la ayuda divina: «Simón, Simón, mira que en la faz de Jesús de Nazaret, hombre (J. Ratzinger, Introducción al cristianismo, Sígueme, Salamanca 1970,
Satanás os ha reclamado para zarandearos como al trigo. Pero yo he rogado por ti, para que tu fe no pp. 57-58).
decaiga» (Le 22,3 lss).

Otro personaje evangélico, prevenido por su experiencia personal, sentía que su propia fe era como empujada
por las olas de la incredulidad hacia los escollos del naufragio, por eso oraba así, dirigiéndose al Señor: BEATA VIRIDIANA DE ATTAVANTI. Nació en Castelfiorentino (Florencia) hacia 1180/82. Desde joven llamó la
atención de sus paisanos por su piedad y sus virtudes humanas y cristianas. Peregrinó a Roma y a Santiago de
«¡Creo, pero ayúdame en mi incredulidad!» (Me 9,24). Los apóstoles y los demás personajes que pueblan el Compostela. A su regreso, decidió vivir como reclusa. Le construyeron una celdita junto a una capilla de san
evangelio habían comprendido perfectamente que ningún bien alcanza su perfección en nosotros sin la ayuda Antonio abad, cerca del pueblo. Hizo voto de reclusión en la parroquia, vistió la túnica de penitente y,
de Dios: estaban tan convencidos de que no podrían ni siquiera conservar la fe con sus solas fuerzas que le acompañada del clero y del pueblo, marchó a su choza, donde permaneció encerrada treinta y cuatro años
pedían al Señor que pusiera y conservara en ellos la fe (Juan Casiano, Conferenze III, 7.13-16, passim [edición dedicada a la oración y la penitencia. Muchas personas acudían a ella en busca de consuelo o de consejo, y le
española: Colaciones, Ediciones Rialp, Madrid 1961]). llevaban alimentos, que luego ella distribuía a los pobres que la visitaban. Se dice que en 1221 san Francisco
fue a visitarla y la admitió en su Tercera Orden. Murió en su pueblo natal el 1 de febrero de 1242.
 

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