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La arquitectura ante la revolución digital:

Mente, territorio y sociedad

Josep Muntañola Thornberg. Arquitecto

jose.muntanola@upc.edu
www.arquitectonics.com

ETSAB. UPC
Diagonal 649 planta 5a
Barcelona 08028
España

1
Introducción: La realidad del impacto digital en la arquitectura

La arquitectura esta siendo afectada por los cambios tecnológicos de la “revolución


digital” desde diferentes frentes. El primero, el del uso del ordenador en el diseño,
abriendo enormes posibilidades a la imaginación y a la construcción de formas nuevas.
El segundo el GIS, o sistemas de información por satélite y su uso en urbanismo. En
tercer lugar, el impacto en transporte y en los sistemas de comunicación que aumentan
las posibilidades de trabajar en casa o de estar permanentemente conectado con todo el
mundo desde cualquier lugar. Por último, el aumento de precisión en las máquinas que
se usen en la construcción y en la fabricación de elementos constructivos con medidas
exactas. Como trataré de descubrir, y ya lo he hecho en ocasiones precedentes,1 todas
estas posibilidades se aprovechan más como “novedad” para competir en términos de
“marketing” y de “promoción”, que como aumento efectivo de exactitud en las medidas,
calidad y control del proceso constructivo, etc. Nunca había sido tan “inexacta” la
arquitectura o el urbanismo como ahora, cuando disponemos de medios para evitar
errores milimétricos en las transformaciones de paisajes, ciudades y edificios. ¿No ha
ocurrido aquí lo mismo que en medicina o la propia informática? - lo cual debería ya ser
motivo de reflexión sobre las enormes diferencias de un “marketing” de venta de
ordenadores o de venta de terrenos y edificios. Las leyes de la oferta y la demanda
juegan con reglas opuestas. Por ejemplo, retener ordenadores o coches no es rentable
porque en pocos meses se devalúan, retener terrenos por el contrario, es a menudo
garantía de riqueza en el futuro, sin que nadie denuncie la retención, lo cual se hace
incluso con el petróleo.

Veamos adonde nos lleva todo esto a través de tres meditaciones encadenadas.

2
Primera meditación: Datos hacia una ontología de la arquitectura

En numerosas publicaciones he ido analizando datos sobre lo que es la arquitectura en


nuestra sociedad,2 con la ayuda de disciplinas externas a la misma arquitectura como
profesión, pero que son capaces de profundizar en busca de lo que significan los actos
de diseñar, construir y habitar, que son desde hace veinte siglos, y hasta M. Heidegger,
J. Derrida y P. Ricoeur los ejes centrales de la teoría de la arquitectura.3 En los
diagramas I y II pueden verse estos tres actos como dimensiones básicas de una “ética”
de “sabiduría arquitectónica”, de acuerdo con la conocida definición de Aristóteles,4 y
también como compleja estructura de la arquitectura como lugar construido y habitado,
que tiene, quizás, en los últimos trabajos del recientemente fallecido filosofo francés
Paul Ricoeur las mejores definiciones, sin olvidar el tenso diálogo entre Jacques Derrida
y Peter Eisenman que tuvo un final triste,5 pero que era de enorme interés. Veamos,
pues, dos de estos “datos para una ontología de la arquitectura” con extrema brevedad.6

El primer dato proviene del cambio esencial en la concepción de lugares para vivir por
los niños entre los dos y los tres años de edad, justo cuando la inteligencia del ser
humano se adelanta rápidamente a la de las demás especies de animales. En los
diagramas III y IV he sintetizado lo más esencial del cambio.7 El diagrama III
representa el lugar antes de que el concepto de tiempo como algo irreversible se
manifieste. Así el niño(a) siempre será niño(a) y el padre o la madre nunca fueron
niños(as). El lugar es indistintamente o “tren-calle”, o “ventana-montaña”, en el primer
caso nómada, o tiempo aristotélico, en el segundo caso es montaña o “mirando hacia
afuera”, en total inmovilidad y contemplación, como corresponde a un lugar sedentario,
con tiempo augustiniano de “dilatación del alma”. Los seres humanos, o caminan o
están quietos, pero su subjetividad en ambos casos se disuelve en una equiparación
psicosocial que no admite excepciones. El diagrama IV contiene una concepción
radicalmente distinta, ya que si existe un antes y un después: yo seré mayor, mis padres
fueron pequeños. Y existe un lugar vacío en el que los cuerpos ya no tienen chimeneas y
puertas y los edificios no tienen piernas y ojos como en la etapa anterior del diagrama
III.

¿Qué ha ocurrido? Por un lado los dos tiempos, el aristotélico y el agustiniano se han
fundido en un único espaciotiempo “vacío”, el cual permite separar el cuerpo del
contenido de su contenedor, y comprender la posibilidad de que el vacío pueda estar
ocupado por mi o por otro sin desplazar el edificio y su capacidad de contener algo,
acercándose así a la conocida definición de lugar como la envolvente interior del cuerpo
envolvente, que limita el cuerpo contenido.

También de acuerdo con las célebres definiciones de Platón8 sobre el lugar como algo ni
sensible ni inteligible, que se descubre con una razón espúrea, como en un sueño,
“cuando todos los sentidos están ausentes”. Los niños ponen todo el mundo “a dormir”,
justo antes del paso entre un lugar macizo a un lugar vacío, como puede verse en el
diagrama V.

Lo esencial de este primer dato, por un lado, para una ontología de la arquitectura, es
que la correlación espaciotemporal es necesaria para separar cuerpo y edificio y para
posibilitar relaciones sociales, intersubjetivas, adultas, y que el vacío “relativo” del
lugar, es un vacío sociofísico que inaugura las posibilidades de unas geometrías y de un
cruce entre recorridos dinámicos y formas estáticas, base de la relación poética entre

3
construcción y habitar. Pero, tal como describe Paul Ricoeur, este vacío convierte el
entrecruzamiento entre el tiempo aristotélico y el agustiniano en “ciego”, en una especie
de black hole, en insensible e ininteligible, de acuerdo con las profecías platonianas. Lo
que caracteriza mejor nuestra inteligencia y lo que nos cuesta más de entender, paradoja
que no es, quizás, en nada extraña, puesto que sabemos lo que cuesta ver lo que es más
habitual y más cercano. Este vacío es el que garantiza una libertad entre acción y
contemplación,9 y entre construcción y habitar, a la vez que otorga al sujeto la
autonomía ontológica que define John Searle y se identifica con el “background”.
Además los datos están ahí, a miles, esperando ser descifrados.

Un segundo dato proviene de un tipo de investigaciones similar pero con otra finalidad.
Se trata de demostrar que los proyectos y las maquetas de ciudades producidos por los
niños de una escuela, manifiestan, como si de un “test” se tratara, la estructura
“arquitectónica” (espaciotemporal y sociofísica) de la transmisión de conocimientos por
parte de la institución escolar.

Dicho de otro modo ¿cuáles son los factores educativos que “moldean” y definen la
arquitectura de las ciudades proyectadas colectivamente por los niños? La respuesta es
que estos factores son exactamente los mismos que diferencian los niños salvajes de los
niños que han convivido con otros de su propia especie. Y fue Linneo, el padre de la
biología el que los definió perfectamente:10 a) falta de consciencia de su sexo; b)
dificultades a andar derechos; c) desequilibrios emotivos y falta de ritmo de dormir; d)
desconocimiento de su cuerpo en el espejo; e) evidentemente falta de lenguaje,
geometría, etc. Todo ello irreversible si el estado salvaje lo ha sido en etapas claves del
crecimiento mental, como, por ejemplo la descrita antes entre los 2 y los 3 años de edad.
No es difícil, además, comprobar que estos factores son, así mismo, los decisivos en el
vacío sociofísico concebido a partir de los tres años de edad.

En los diagramas VI y VII hay dos ejemplos de arquitecturas completamente distintas


que se generan a partir de dos instituciones escolares que, muchas veces sin darse
cuenta, transmiten una “arquitectura” bien precisa.

Presentados con estos resultados los maestros preguntan: ¿cuándo nosotros hemos
“transmitido” esta estructura arquitectónica? La respuesta exacta es cuando en lugar de
favorecer una interacción entre géneros, edades y culturas a través de las propias
actividades y ejercicios escolares han favorecido un trabajo individual, o han favorecido
una fijación de actividades en géneros/niño o niña, pero muy poco provocando
interacción intergéneros y intergeneracional. El teatro (interactivo) la música, etc.,
pueden ser actividades de alto contenido “arquitectónico”, enseñar estilos
arquitectónicos, de forma erudita, puede resultar ser de un bajo nivel “arquitectónico”,
con escasa influencia. También es esencial el “ritmo” de las actividades, o “ritual”, con
especial énfasis en los rituales colectivos: fiestas, actividades artísticas colectivas,
experiencias sociales fuera de la escuela, etc. Lo mismo en cuanto al valor simbólico, de
imagen, del lugar construido siempre a través de las actividades propias de la escuela y
del uso del espacio de la propia escuela.

Por lo tanto, los espacios de una ciudad, su distribución, su tamaño, su repetición, las
distinciones entre privado y público, festivo o no, espacio para niños o para adultos,
etc., dependen del modelo psico-socio-físico, que la escuela “transmite”.11 Dos escuelas

4
con un nivel social similar, pública, pueden “transmitir” una “arquitectura” totalmente
diversa. Por ello decía que es un “test”.

5
Segunda meditación: La arquitectura como sueño de la razón o como
pesadilla digital

Esta segunda meditación quisiera apuntar ciertas ideas sobre el debate científico
“transhumanista” en relación a la arquitectura.12

En efecto, la encrucijada entre mente, territorio y sociedad que he descrito en los datos
ontológicos de la primera meditación, puede estudiarse desde perspectivas bien diversas
y en busca de objetivos bien distintos. Así el centro de estudios visuales de Santa Cruz,
en California dirigido por M. Novak, se autodefine como el único centro mundial capaz
de unir ciencia y arte, a través del uso de potentes ordenadores capaces de generar
formas arquitectónicas “transhumanistas”, en el sentido de que poseen una inteligencia
propia, totalmente distinta de la de los objetos arquitectónicos precedentes en la
historia,13 inteligencia que llegará a conseguir una síntesis entre cerebro y ordenador, y
que creará, simultáneamente, una nueva mente, un nuevo territorio y una nueva
sociedad, en la cual arte, ciencia y política no pueden distinguirse sino que, como en un
colosal “Bing-Bang”, los tres ejes del diagrama I y II colapsan en un nuevo objeto
psico-socio-físico: El “Rinoceros”. El diagrama VIII está construida a partir de la
digitalización del propio cerebro de M. Novak. ¿Ciencia o ficción? Una ficción o/y una
ciencia muy caras en cualquier caso.

Miles de estudiantes de arquitectura escuchan y miran con entusiasmo estas propuestas


que elevan su profesión hasta la cúspide del saber contemporáneo. ¿Cuáles son, pues,
las coordenadas de esta problemática? Veámoslas.

1) Desde la epistemología de las relaciones máquina-cerebro, y yo aquí me remito


a los trabajos de John Searle, el problema no es la enorme capacidad del
ordenador sino la “disolución del sujeto” en un objeto creado por la máquina
atendiendo a algoritmos, de tal manera, que el objeto debe aceptarse como el
resultado de un proceso científico innovador que, además, es artísticamente
válido y éticamente indescriptible. En arquitectura esto produce hoy en día
proyectos virtuales que se justifican a partir de los presupuestos virtuales en el
proyecto digitalizado, aunque sean imposibles de construir y de usar en el
mundo real tal como se promete en el mundo virtual. Y, sobretodo, aunque el
sistema de relaciones que plantea virtualmente el proyecto no tenga ninguna
“relación” con el sistema de relaciones que consigue la obra construida en un
lugar preciso. El cruce entre el mundo real (ciudad) y el virtual (proyecto), no
conduce en estos casos ni a un humanismo, ni tampoco al transhumanismo
prometido, de una manera análoga a lo que ocurriría a un niño que quisiera
comprobar literalmente una película en el mundo real, tanto si la película fuera
Superman, o Matrix, el desengaño podría ser peligroso y traumático.14

2) Este distanciamiento inhumano, o esta mala correlación, entre realidad y


virtualidad, lleva a unos abusos evidentes al representar la realidad física y la
histórico-social, con hechos, distancias y texturas, por lo que la representación
virtual es el documento legal, que permite eliminar realidades biológicas,
sociológicas o territoriales molestas, sencillamente al no dibujarlas. La facilidad
digital, lo es para el rigor y lo es para el error, lo cual indica la necesidad de una
legislación que vigile el abuso y el olvido. Sería evidentemente injusto detener el
proceso digital en arquitectura por razones morales, pero hay que denunciar el

6
uso sistemático de lo virtual en arquitectura y en urbanismo como pantalla que
no permita ver los abusos y las especulaciones sobre lo real. Pensemos lo que
ocurre con los mismos errores en medicina, en los juzgados, etc.

3) Aquí cabe una reflexión sobre la dimensión patológica entre los tres vacíos del
diagrama I. Tal como anunció Freud, los mismos factores esenciales en el
desarrollo de una poética literaria, arquitectónica, etc. causan el prodigio de la
innovación humana en arte, en ciencia y en ética, por un lado, y están en el
origen de la locura,15 que nace justamente cuando el vacío se llena de objetos y
huéspedes extraños, incompatibles con el sujeto que ha concebido este vacío en
su intimidad ontológica.16 Advierte Paul Ricoeur17 que no podemos pasar
literalmente de una situación patológica a una explicación fenomenológica
general, pero no hay duda de que la seducción del psicoanálisis, pensemos por
ejemplo en Deleuze, sigue persiguiéndonos, y es parte de la confusión mental
entre virtualidad y realidad.

4) Las relaciones entre arte, ciencia y ética en arquitectura se debaten, pues, entre la
razón, la locura y la magia o alquimia, como ejemplifican las palabras de Paul
Ricoeur las que antes me refería. Es Mijaíl Bajtín uno de los pensadores del
siglo XX que mejor definió los peligros de una confusión entre arte, ciencia y
ética, defendiendo con su “arquitectónica” y sus “cronotopos”, la posibilidad de
encontrar unos hilos de la razón en este laberinto digital. A él acude Paul
Ricoeur en los momentos más complejos de su discurso.18 Voy a intentar
sintetizar un diagnóstico de la situación actual de la arquitectura en la tercera
meditación, ya que, es evidente que un objeto arquitectónico relaciona arte,
ciencia y ética, por lo que cabe preguntarse dónde están las “semillas” (o los
genes) de su locura, o de un “mal cruce” entre virtualidad y realidad en el objeto
arquitectónico.19

5) Por último cabe, también preguntarse dónde está la salidad del laberinto que
aquí ejemplifico con la obra construida por el malogrado arquitecto Enric
Miralles, fallecido en el año 2000, y que en el recientemente acabado
Parlamento de Edimburgo (diagramas IX y X), pone a prueba su complejo
proceso de diseño, en el que, al contrario de M. Novac, el ordenador viene al
final, para ser posible construir los maquetas de madera (diagrama IX). y llegar
así al edificio real (diagrama X). Aunque evidentemente existe un “feed-back”
complejo y largo entre “cerebro y máquina” de enorme interés.20

7
Tercera meditación: La esperanza dialógica

Aristóteles, como decía, en lugar de definir la ética que precisa un arquitecto, definió la
ética como lo que un arquitecto tiene cuando es sabio y hace bien su trabajo. La
“sabiduría arquitectónica” era, pues, la unión razonable y “virtuosa” entre ética, ciencia
y arte. Bajtín establece una estructura similar con la ética a la cabeza gracias a una
“arquitectura” entre yo y el otro, y determina que la estructura estética profunda del arte
es “una arquitectónica”, que es distinta de la de la ciencia cognitiva, sujeta a una
reciprocidad social y científica ausente en el objeto artístico.

Saïd Amir Arjomand establece, en ciencias sociales, una base “arquitectónica” del
desarrollo del conocimiento entre individuo y sociedad cuando indica recientemente:
“El reto es desarrollar instrumentos de análisis para la reconstrucción arquitectónica
del proceso social, que es polivalente, aunque direccional desde su significación
cultural”.21

Una entrada en el tema creo que es la característica específica de la arquitectura de


basarse en un espaciotiempo sociofísico que se desarrolla a base de una asimetría
psicosocial esencial: tal como indica Jean Piaget, las primeras intuiciones infantiles en
el espaciotiempo son las últimas en ser temáticamente matematizadas por la
civilización. Si el vacío era el cruce entre el desplazamiento nómada y el sedentarismo
de la “dilatación del tiempo contemplativo”, no es extraño que este mismo vacío es el
que sirve del cruce invertido entre el desarrollo psicogenético y el sociogenético, tal
como los niños lo demuestran con sus ciudades imaginadas. El “preguntar hacia atrás”
de E. Husserl en “su origen de la geometría”22 apunta al mismo objetivo. La síntesis de
Timeo, yo creo, cuando indica que para la realidad del espaciotiempo social y físico, al
final de su diálogo: “Ahora hay que empezar otra vez para coronar la cabeza, como
principio, a partir de este final”23, no está muy lejos de lo mismo. Así la mente
humana consigue un “Bing-Bang” continuado anunciado por mi buen amigo Lewis
Mumford cuando escribió en 1974 que: “The notion of an explosion and an implosion, a
“beginning” and an “ending”, may be only a very human metaphor, which the universe
neither recognizes nor exhibits ... “24

¿Qué consecuencias podemos extraer de todo esto? Quizás que al final del túnel del
tiempo encontraremos nuestro origen y que es esta verdad la que permite el desarrollo
del “juego” de la imaginación.25 Por lo tanto la revolución digital nos acerca al origen
de la mente, del mundo y de la historia, cuanto más nos plantea un futuro inesperado y
“transhumanístico”. Si avanzamos en el mundo digital con el rigor científico, estético y
ético de un buen médico: ¿Por qué temer de su impacto? Pero es un juguete peligroso en
manos de arquitectos sin escrúpulos que ante todo quieren poder y dinero. El juguete se
convierte entonces en una arma peligrosa porque seduce de la misma manera que
seduce el “dar la vuelta” a todo, a un niño, hasta que se electrocuta.

El origen de la locura no está, pues, en el vacío sino en la no correlación entre mi vacío


y el vacío del otro, falta de correlación que la arquitectura construida puede sostener
“sin saberlo”, de la misma manera que las escuelas transmiten una arquitectura
espaciotemporal y psico-socio-física, sin saberlo. La cooperación, el intercambio y la
convivencia, tantas veces defendida por Jean Piaget en los años mil nueve cientos
veinte, antes de la segunda guerra mundial, es pues la mejor garantía de la salud mental
y del conocimiento ante el vacío sociofísico. El autismo y la dictadura solo llevan a la

8
ignorancia, la violencia o la locura. Por esto estoy aquí entre filósofos, yo arquitecto, a
ver si así aumentan o disminuyen las posibilidades de mi locura.

En el diagrama XI he colocado una clasificación cronotópica y sociofísica de las artes,


algo imposible de hacer, aun cuando un centro, “Black Hole” y “Bing-Bang”, de la
mente, esta ocupado por las matemáticas y la geometría en la que el arte se disuelve en
ciencia, pero que el mundo digital, lo más parecido al mundo de un niño de dos años de
edad (diagrama XII) parece ser capaz de virtualizar todos los sentidos en una
arquitectónica en la que mente, historia y territorio se funde.

Estoy sugiriendo que la inversión espaciotemporal entre psicogenesis y sociogénesis es


necesaria para concebir nuestro vacío mental, social y territorial, porque, en último
término, este vacío mide nuestro camino entre la vida y la muerte simultáneamente,
como especie, como individuos y como parte del cosmos universal.

La revolución digital radicaliza esta posibilidad y nos impulsa a vivir cada vez más
cerca del “Black Hole” existencial, origen y final del ser humano. Pero esta cercanía no
debe cegarnos sino, todo lo contrario, debe iluminarnos. Si el niño empieza por un
“espaciotiempo” mental, funcional y psicogenético que es el último a “tematizarse”
matemáticamente y sociogenéticamente: ¿No será que el inicio de la “matematización”
allá hace siete mil años con letras-números y números-letras se corresponde con las
últimas fases del “espaciotiempo” funcional, psicogenético, en manos de artistas de gran
nivel “mental”? ¿No será que Euclides y su geometría ocupan un lugar de “cruce” en
este entrecruzamiento psico-socio-genético, y que, por ello, coinciden aquí psico-
génesis y socio-génesis en un único “espaciotiempo” cósmico (astronómico)? ¿No será
que entre el evolucionismo y el creacionismo, la propuesta de Jean Piaget, sea más sutil,
al aceptar una auto-creación en el seno de una evolución y una auto-evolución en el
seno de un proceso experimental, creativo, hasta cierto punto?

Por lo tanto, sigue existiendo entre la mente, el territorio y la sociedad una presencia,
una realidad material, social y mental que, como indicaba, Jacques Derrida exigía a
Peter Eisenman tener bien en cuenta, en el último acto de un diálogo durante años entre
arquitectura y filosofía que acabó tristemente en un desencuentro radical.26

Lo que exigía Derrida a Eisenman es abandonar el “espaciotiempo vacío” hecho de


ausencias como objetivo de su arquitectura innovadora, porque ello implicaba un
progresivo abandono de los problemas fundamentales del espaciotiempo social: la
pobreza, la técnica, el antijudaismo, las religiones, etc, o sea espacios de “presencias”.
Peter Eisenman le respondió diciendo que no había entendido su propuesta, por no ser
arquitecto, y no ser capaz de entender que este vacío sin funciones hecho de ausencias
es la mejor promesa de un mundo mejor de futuras “presencias”. Sueño para Eisenman,
pesadilla para Derrida, la arquitectura sigue levantando pasiones. Lo que para Derrida
era una alejamiento entre virtualidad y realidad, para Eisenman era una garantía de lo
contrario, de un acercamiento, de un futuro mejor.

Decía Antoni Gaudí que “ser original es estar cerca del origen”, si hubiese vivido hoy
quizás nos hubiera ayudado a entender la salida del laberinto. Hemos tenido, sin
embargo, un gran arquitecto: Enric Miralles, muerto prematuramente en el año 2000 a
los 45 años de edad. El mismo escribió su epitafio para su tumba en el cementerio de
Igualada que él mismo proyectó: “Construir arquitectura con hilos invisibles, de tal

9
manera que al despertarme por la mañana tenga ganas de pasear hasta el bar de la
esquina a tomar un café”. 27

Sueño de la razón, pues, pero no pesadilla digital, sino cotidianidad, sin “rinoceros”, y
un vacío como límite (como hilo invisible) en el que conviven la mente, el territorio y la
sociedad pacíficamente, con salud y con inteligencia.

“I have a dream” ... Aunque la libertad exija a nuestro vacío estar entre el paraíso y el
infierno, o ¿quizás están ambos vacíos? – no por ello hemos de dejar ni de soñar, ni de
pensar ... 28

La salud, la paz y la sostenibilidad de la naturaleza se unen, pues, tanto en la virtualidad


“digital” como en la arquitectura en el mundo real. Nuestro equilibrio psicosocial
necesita de ambos “mundos”, ya que a cada “espaciotiempo” cósmico (lugar) le
corresponde un cruce psico-sociogenético específico. No otra cosa querían indicar los
diagramas I y II que son como un final que corona el principio de este texto, apuntando
hacia una arquitectura ... Es lo que yo llamo: la modernidad específica de la
arquitectura.29 Yo entiendo esta “modernidad específica”, como algo muy cercano al
modelo “heterocrónico” que defiende mi amigo Jonás Langer desde Berkeley cuando
encuentra en este modelo, el puente entre ontogenia y filogenia, en el desarrollo del
conocimiento humano.30 También aquí, exactamente, colocaba Bajtín su concepto de
“cronotopo”.

La revolución digital permitiría a nivel de proyecto, de territorio y de sociedad:


modelizar un futuro mejor, optimalizando la capacidad “heterocrónica” en educación,
en política y en arquitectura. Si en lugar de ello no paramos de construir “torres de
Babel”, no demos la culpa a lo digital cuando el sueño de la razón produzca “rinoceros”,
sino culpemos a nuestra peculiar habilidad en proyectar pesadillas.
1
Muntañola, J. “Men’s Space Architecture: the Semiologies of Brain and Machine Confronted”. Quattro
Venti. Urbino, 2000. L’Espace dans l’Image et dans le Texte. (Pierre Pellegrino ed).
2
Muntañola, J. Topogénesis uno, dos y tres. Oikos Tau edicions, Vilassar, 1980. Topogénesis. Hacia una
arquitectura viva. Edicions UPC, Barcelona, 2000 (original en francés en Anthropos, París, 1996). La
arquitectura como lugar. Edicions UPC, Barcelona, 2000.
3
Ver Ricoeur, P. “Architecture et Hermeneutique”/ “Arquitectura y Hermenéutica”. Arquitectonics nº 4,
Edicions UPC, 2002, Barcelona. (Textos inéditos en español de Paul Ricoeur sobre arquitectura).
4
Ver Topogénesis. Hacia una arquitectura viva. Opus cit nota 2.
5
Lillyman; Neuman; Moriarty. Critical Architecture and Contemporary Culture.Oxford University
Press.1994.
6
Datos publicados en español en: Topogénesis. Hacia una arquitectura viva. Opus cit nota 2. En Los
niños evaluando su ciudad. Ayuntamiento de Barcelona, 1992 (textos en inglés, español y catalán).
7
Muntañola, J. La arquitectura como lugar. Opus cit nota 2.
8
Muntañola, J. “Architecture, Hermeneutics and Semiotics: Timaeus Revisited”. En Semiotics Around
the World. Mouton. 1997. (Rauch/Carr editors).
9
Ver Lerup, Lars. Building the Unfinished. Sage Pub., California, 1968 y Searle, John. “La construcción
social de la realidad”. Paidós. 1997.
10
Los niños salvajes. A. Sanchez Ferlosio ed/Alianza editorial. Madrid, 1973.
11
Ver Camic-Joas eds. The Dialogical Turn. Rowman. 2004.
12
Ver Muntañola, J. ed, Arquitectura y transhumanismo. Edicions UPC, Barcelona, 2000.
13
Conferencia de M. Novak en la reunión de las escuelas de arquitectura de Europa (EAAE-AEEA) en
Creta en septiembre 2005.
14
No es ciencia ficción, en un estudio sobre niños de 2-4 años que ven la televisión más de dos horas
diarias se ha demostrado un aumento exponencial de accidentes físicos y de desadaptación social por esta
misma causa de confundir realidad y virtualidad.
15
Excelente Vamik D. Volkan y Salman Akhtar’s The Seed of Madness. International City Press, 1999.

10
16
Sería de gran interés relacionarlo con la triple dimensión de la evolución de las especies según expertos
en heterocronía. (Muntañola, J. Las formas del tiempo. (In press). Ver, así mismo, Langer, J.; Rivera, S.;
Schleswiger, M.; Wakeley, A. “Early Cognitive Development. Ontogeny and Phylogeny” en Handbook of
Developmental Psychology. Valsiner, J.; Conrolly, K. eds. Sage. London, 2003.
17
Ricoeur, P. La Philosophie de la Volonté I. Aubier, París, 1949.
18
Tanto en Le Temps et le Récit, como en La Memoire, l’Histoire et l’Oubli, en los momentos cruciales
de síntesis sobre lo que es “figurar-se que”, en el plano de la configuración narrativa, Ricoeur cita y usa
las categorías de Bajtín como el mejor camino a seguir, con las voces, puntos de vista y los cronotopos.
En conversación directa también me indicó la necesidad de profundizar en Bajtín, en relación con la
arquitectura. (Ver opus cit nota 3).
19
Sobre ello: Ricoeur, P. Les Parcours de la Reconnaissance. Stock, París, 2005.
20
Ver Muntañola, J. nota 27, y Arquitectura, modernidad y conocimiento. Edicions UPC. Barcelona,
2002.
21
Opus cit nota 11.
22
Husserl, E. L’Origine de la Geometrie. Traducción y introducción por J. Derrida. PUF, París, 1967.
23
Opus cit nota 8.
24
Mumford, L. My Work and my Days. Harcourt. New York, 1978.
25
Ricoeur, P. Conferencias en París en 1973, publicadas en italiano por Rita Messori. Palermo, 2002.
26
Ver opus cit nota 5.
27
Muntañola, J. Arquitectura 2000/Architecture 2000. (Texto en inglés y en castellano). Edicions UPC,
Barcelona, 2004. Ver opus cit nota 5.
28
La obra de Pardo, J.I. Las formas de la exterioridad. Pre-textos, Valencia, 1997, creo sigue un camino
parecido ...
29
Ver opus cit nota 4.
30
Ver nota 16.

11
Diagrama I: Las tres transparencias arquitectónicas

(prefiguración)
(proyecto)
transparencia El CUERPO transparencia
cósmica Consciente de histórica
(tiempo sí mismo (tiempo
cósmico) histórico)

(refiguración) (configuración)
el CUERPO y los (el CUERPO y
otros cuerpos la naturaleza
(habitar social) (construcción y
territorio)

transparencia
mental
(tiempo mental
y vital)

12
Diagrama II: Las tres profesiones que necesitan una sabiduría arquitectónica porque han de prever el futuro de un
modo u otro (según Aristóteles).

Cronotopo
Cronotopo
topogenético
topogenético

El legislador El educador
(que hace las (En general)
constituciones, las
leyes, etc.)

Cronotopo
Cronotopo Histórico-social
psicogenético

El arquitecto

13
Diagrama III: El cuerpo-lugar de los tres años de edad

14
piernas de la casa Sensoriomotora
Fase:
Una casa-cuerpo

“puerta”

Diagrama IV: El lugar a los 4 años

Intuitiva/Representacional
Fase:
Diferenciación entre el
cuerpo y la casa.

15
Diagrama V: Ontogénesis del espacio vacío (todos dormimos). (Entre los tres y cuatro años de edad)

16
Diagrama VI y VII: Dimensiones dialógicas y monológicas en la concepción de los niños de los lugares para vivir

Ciudades monológicas Ciudades dialógicas con


construidas sin diálogo, entre diálogo sociofísico, entre niños
niños, sexos, grupos de edad, y niñas, teatro y arquitectura,
lugares públicos y privados, etc. grupos de edad, privado y
público, etc.

17
Diagrama VIII: Organismos Arquitectónicos por Marcos Novak

18
Diagram IX: Estructura cronotópica de la comunicación intersubjetiva e intertextual

Danza Música Arquitectura

Interacción
social Cronotopos
Dibujo matemáticos/ Escultura
Pintura geométricos
Fotografía

Lenguaje Canto Teatro

Espacio cósmico
y tiempo

19
Diagram X: Ciudad Digital de un niño de dos años de edad

20

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