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Hechos
El día 14 de abril hogaño la presidencia de la república, expide el presente
decreto, con el fin de prevenir una emergencia sanitaria dentro de los centros
carcelarios, a causa del nuevo COVID 19, para sustituir la pena de prisión y la
medida de aseguramiento de detención preventiva en establecimientos
penitenciarios y carcelarios por la prisión domiciliaria y la detención domiciliaria
transitorias en el lugar de residencia a personas que se encuentran en
situación de mayor vulnerabilidad frente a dicha pandemia.
Lo anterior basándose en la realidad actual que está enfrentando la nación
frente a la situación especial y sin precedentes en la historia actual del país;
8teniendo en consideración todo el avance de la enfermedad a partir del 6 de
marzo que se logró confirmar el primer caso del nuevo COVID 19 en Colombia.
Consideraciones
i) Derechos a la salud y dignidad humana de los reos en Colombia
Ley 1709 de 2014 por medio de la cual se reforman algunos artículos de la
Ley 65 de 1993, de la Ley 599 de 2000, de la Ley 55 de 1985 y se dictan otras
disposiciones.
Artículo 5°. Respeto a la dignidad humana. En los establecimientos de
reclusión prevalecerá el respeto a la dignidad humana, a las garantías
constitucionales y a los Derechos Humanos universalmente reconocidos. Se
prohíbe toda forma de violencia síquica, física o moral.
Las restricciones impuestas a las personas privadas de la libertad estarán
limitadas a un estricto criterio de necesidad y deben ser proporcionales a los
objetivos legítimos para los que se han impuesto. La carencia de recursos no
podrá justificar que las condiciones de reclusión vulneren los derechos
fundamentales de las personas privadas de la libertad.
Teniendo en cuenta lo anterior, el Gobierno colombiano ha establecido
distintas medidas y herramientas, con el fin de promover y garantizar el respeto
a la dignidad humana bajos los criterios de igualdad, para las personas que se
encuentran privadas de la libertad, haciendo énfasis en que no existe
justificación alguna que permita que se materialice la vulneración de derechos
fundamentales de los reclusos en el país.
Dentro de mismo auto, respecto del estado actual del sistema penitenciario y
carcelario, el Ministerio de Justicia y del Derecho hizo referencia a lo siguiente:
(a) Estado de cosas inconstitucional y reglas de equilibrio y equilibrio
decreciente. El Ministerio señaló que la aplicación de tal medida está
condicionada a la implementación de “medidas que agilicen al menos los
procedimientos para conceder prisiones domiciliarias, libertades condicionales
y subrogados penales, evitar el uso inadecuado de la detención preventiva
cuestiones que, hasta el momento, no han sucedido como se quisiera” [26] y
añadió que, en la actualidad, existen distintas autoridades que han dado
alcance a la regla de equilibrio decreciente, entre ellos los jueces de la
República, a través de la acción de tutela, las autoridades penitenciarias y los
sindicatos del INPEC[27]. Ello con fundamento en: (i) la aplicación del principio
de igualdad y los remedios jurídicos de la Sentencia T-388 de 2013; (ii) las
órdenes judiciales adoptadas en sentencias de tutela que recaen sobre
determinados establecimientos y que les ordenan no recibir internos; y (ii) la
expedición de actos administrativos proferidos por autoridades
[28]
penitenciarias .
En ese sentido, el Ministerio reportó que en 39 establecimientos se aplica
la regla de equilibrio decreciente[29], mientras que 55 establecimientos
penitenciarios y carcelarios han sido cerrados por una medida judicial o
administrativa[30].
(b) Población privada de la libertad. El Ministerio informó que se encuentran en
funcionamiento 135 establecimientos carcelarios y penitenciarios con una
capacidad de 80.175 cupos, los cuales cuentan con una población de 119.612
personas. Es decir, se excede en 39.437 personas la capacidad instituida por
el sistema penitenciario, lo cual equivale a 49,19% de hacinamiento.
Sobre las cifras reportadas, para el Ministerio el problema carcelario no puede
abordarse únicamente desde las medidas cuantitativas que impliquen “la
ampliación de la oferta de cupo en las cárceles, sino que más allá de ello
deberán tenerse en cuenta parámetros que tengan la aptitud de evidenciar el
goce efectivo de los derechos de los reclusos” [31], por lo cual citó lo expresado
por la Defensoría del Pueblo en su diagnóstico sobre el sistema carcelario y
penitenciario[32]. De conformidad con lo anterior, el Ministerio indicó que, pese a
los esfuerzos del Gobierno Nacional por crear una política criminal racional, el
nivel de hacinamiento sigue en ascenso[33].
Y finalmente:
Ante la amenaza o la vulneración efectiva de bienes constitucionales
superiores, como la vida, la dignidad y la integridad personal, esta Sala
Especial de Seguimiento debe ordenar medidas contingentes, que aseguren la
protección de los derechos fundamentales de las personas privadas de la
libertad en el país.
Así, debido a la gravedad y a la complejidad de las problemáticas que afectan
a la mayoría de los centros de reclusión en el país, es necesario que los
esfuerzos del Gobierno Nacional se dirijan, por una parte, a establecer los
presupuestos para el seguimiento y, por otra, a la adopción de las medidas
estructurales necesarias para el goce efectivo de derechos y para la
superación del ECI.
Por consiguiente, la atención a riesgos inminentes a los derechos
fundamentales a través de medidas contingentes y las acciones para lograr la
superación de los déficits estructurales de la política pública carcelaria son
tareas simultáneas, y no posteriores, a la determinación final de los cuatro
bastiones del seguimiento abordados en el Auto 121 de 2018.
Para la Sala, es necesario el diseño de un sistema de priorización e
intervención de los centros de reclusión del país para garantizar la atención
progresiva y efectiva de los derechos de la población recluida en todos
establecimientos carcelarios y penitenciarios del país.
En efecto, este Decreto instituye a partir del capítulo en adelante, toda la parte
procedimental, bajo la cual se deben movilizar los diferentes actores de la rama
judicial para el correcto cumplimento y funcionamiento de las medidas
adoptadas por el Decreto sub examine.
Pues bien, tal como se expuso en los anteriores párrafos, resulta evidente que
el Decreto Legislativo 546 de 2020 no contiene medida alguna que afecte
derechos fundamentales, mucho menos aquellos señalados como intangibles
por la jurisprudencia constitucional. En consecuencia, este Decreto también
supera el denominado juicio de intangibilidad.
Por último, los reportes sobre el traslado y ejecución de los procedimientos que
deben presentar las organizaciones que hacen parte de la rama judicial, así
como su periodicidad, además de adecuados y necesarios para garantizar el
uso y la destinación correcta de los procesos, son medidas que no comportan
exceso alguno por parte del Gobierno Nacional y resultan plenamente
compatibles con el rol institucional de este ente de control. Tampoco resulta
exagerada y, por el contrario, es por completo moderada y ajustada el régimen
ordinario, la específica responsabilidad de los órganos de la rama judicial con la
adecuada ejecución de los procesos. En fin, dado que no son excesivas, sino
por el contrario, adecuadas, necesarias y razonables, estas medidas no
merecen reproche alguno en sede de proporcionalidad.
Resta solo mencionar que el artículo 33 del Decreto Legislativo sub examine, el
cual dispone que “el presente Decreto rige a partir de la fecha de su
publicación”, no amerita ningún reparo de constitucionalidad.
Conclusión
VI. DECISIÓN
En mérito de lo expuesto,
RESUELVE