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La educación desde la complejidad

Por Irene Puertas Ruiz

Introducción

En la actualidad, surge un progresivo interés por la educación vinculada con la


complejidad alrededor del mundo, y en el caso de América Latina, influida por el
pensamiento del pensador Edgar Morín. Este documento hace un recorrido por la
educación y la propuesta desde la complejidad, ambicionando provocar un repensar
desde la fusión de ambos conceptos y su importancia en estos tiempos.

La educación, actualmente se encuentra bajo una visión mecanicista que


favorece la fragmentación, aunado a una crisis de valores donde nos enfocamos en el
hacer maquinalmente, porque la cantidad es lo más importante, generando una vida sin
sentido, donde incluso la educación deja de ser enriquecedora, proveedora,
motivadora, para convertirse en algo simple e industrializado.

Sabemos que la vida es un continuo aprendizaje desde nuestro nacimiento, no


obstante, son los primeros aprendizajes los que marcan gran parte de lo somos el resto
de la vida; y es aquí, donde la familia como primera institución juega un papel
fundamental en todo sujeto, coadyuvada posteriormente por el entorno social, y los
centros educativos, es por ello que debemos recordar que “…la complejidad no es un
producto en sí mismo. No constituye una meta a la cual llegar. Es más bien una forma
de abordaje, un estilo cognitivo, un proyecto siempre vigente, un proceso”.
(Najmanovich, 2015). Esta citación invita a echar un vistazo desde una mirada distinta,
donde la educación no se reduce a la simple adquisición de conocimientos, sino a un
tramado complejo que va más allá, que marca sujetos, vidas y al mundo.
La educación desde la complejidad implica hacer preguntas, cuestionar,
repensar ideas, cuestionar verdades, transformar, combinar, reinventar todo el
conocimiento. Va centrado en generar una idea propia, donde el sujeto esté provisto
de herramientas que le permitan relacionarse con diversos entornos de forma creativa,
cuestionadora, abierto a la reflexión y a otras ideas. En resumen, ir más allá, salirnos
del confort de lo clásico, de lo esperado y cuadrado. Aventurándonos a algo más
amplio, más complejo que vincule humanos y saberes.

Desarrollo:

La educación en sí misma la hemos comprendido como un proceso humano y


cultural, que marca los saberes del mundo en general, León expresa al respecto que:

La precariedad y vulnerabilidad de la educación son reflejos de la


debilidad, finitud y fragilidad del ser humano. La educación siempre está
expuesta a ser desarticulada, desmantelada, destruida y el ser humano
a quedarse solo, desprotegido y dueño solitario de su angustia radical,
en tanto que lleva la responsabilidad del mundo con él. (León. 2007.
Pág. 596)

Por consiguiente, la educación en los tiempos actuales debe ser dirigida hacia
una desarticulación y ampliada con un pensamiento de mundo, donde todos pensamos
diferente, generando contradicciones y disyuntivas marcadas en temas desde el más
simple hasta el más complejo.

Aunque desde tiempos pasados vemos la educación desde dos vertientes


etimológicas derivadas del latín, una en el sentido de guiar - encaminar, y la otra desde
un extraer desde lo propio – ajeno para producir; hoy podemos resumir que la
educación está ante la necesidad de generar en el sujeto la capacidad de tomar el

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conocimiento y articularlo a su entorno, ajustándolo a la época, coyuntura,
individualidad, atravesarlo por medio de su lenguaje e introducirlo a un sistema cultural
al cual pertenece y el cual puede modificar por medio de ese nuevo saber. Porque
como decía Plutarco “…el niño no es un vaso que hay que llenar, sino una antorcha
que hay que encender” (De Jesús, 2018, p.4), para que se genere conocimiento en
diferentes momentos y culturas que salpican día a día el cosmos.

El término de complejidad aunado a la educación es afín con el concepto de


sistema, y al mismo tiempo con lo holístico, porque la complejidad debe de verse desde
un punto de vista que crea y recrea, o sea, que articula y multidimensiona lo que está y
existe, pero donde se es capaz de tejerlo desde una mirada diferente, de manera tan
creativa que surge un saber nuevo o como expresa De Jesús:

…más humano, multidimensional, integrador, intercultural,


transdiciplinario, reconocedor del error, la incertidumbre y la diversidad y
de un conocimiento apto para el abordaje de problemas, para la formación
de un ciudadano involucrado con las necesidades de su entorno desde un
ejercicio de transformación permanente. (De Jesús, 2018, p.2)

Por lo tanto, el enfoque del pensamiento complejo en la educación parte de la


idea de que cualquier elemento del mundo no es un objeto aislado, sino que forma
parte de un entramado capaz de producir un nuevo saber, una educación distinta,
transformadora que genera otros elementos y por tanto nuevos sistemas. O sea, su
epistemología se basa en que la interacción humana con el medio ambiente, que
supone una multiplicidad de relaciones, lo cual nos permite desarrollarnos como sujetos
e integrar nuevos saberes en diversos sistemas y con otras personas.

Pero para que esto sea posible, es necesario que la educación tenga un matiz
diferente, que enseñe a investigar, integrar, fomentar pensamientos autónomos, es por
ello que Morín define complejidad como “…aquel tejido de eventos, acciones,
interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro mundo

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fenoménico”. (Morín, 2009, p.32), en consecuencia, la educación debemos entenderla
como un arte, porque permite trenzar y crear algo nuevo, se ajusta, cambia, crea, de
forma constante y vinculando al otro. O como lo expone De Jesús:

La educación puede ser entendida como un arte desde la perspectiva de la


técnica, pues contribuye con un conjunto de procedimientos y recursos que
le son naturales en su área de dominio y que le sirven para el desarrollo de
los fines que se propone en el proceso de enseñanza aprendizaje. Cuenta
con múltiples destrezas y estilos que emplea para aprovechar esos
procedimientos y recursos que le son propios. Además dentro de sus
objetivos, esté el desarrollar en los aprendices y profesores, las
habilidades y pericias necesarias para el buen desenvolvimiento en tal o
cual disciplina. (De Jesús, 2018, Pág.6)

Por su parte, Morín expone que “La educación es un sistema y como tal plantea
el requerimiento de realizar una reflexión sobre el funcionamiento real de sus
componentes en interacción con el contexto y evolución a largo plazo” (Morín, 1993,
Pág. 25)

Consecuentemente, la educación desde la complejidad, es una invitación por


parte del educador, hacia el alumno de actuar y relacionarse en contextos complejos,
yendo más allá de su propia disciplina, relacionándose con otros saberes, ciencias,
emociones y corporalidades, haciéndonos partícipes integrales, desde una mirada de
complejidad cuando nos hacemos constructores de la realidad actual. El enfoque que
nos ha acompañado desde la modernidad es el enfoque mecanicista con mirada
fraccionada, separada de nuestras emociones, de lo diferente y de lo que nos rodea.
Pero ha llegado el momento de variar, no debemos dejar de lado como puntúa León
que:

Educar es formar sujetos y no objetos, tiene el propósito de completar la


condición humana del hombre, no tal y como la naturaleza la ha iniciado,

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la ha dado a luz; sino como la cultura desea que sea. En este sentido la
cultura y la educación, su gran aliada, son tremendamente
conservadoras. Es una manera, es un esfuerzo, de adaptar el hombre al
medio. Porque la educación es construcción de algo que la cultura
considera que es digno mantener. Se educa entonces para satisfacer las
expectativas y deseos de la cultura, el diseño implícito o explícito de un
tipo, de una categoría. Pero el hombre es energía y siempre genera una
insatisfacción, una incomodidad, y busca ser distinto de alguna manera,
fuera del estereotipo. (León. 2007. Pág. 598)

La educación de la complejidad es un estilo cognitivo, una forma de mirar las


configuraciones que se develan ante nuestros ojos. Cuando nosotros miramos la
situación actual desde la mirada de la complejidad, surgen importantes espacios de
creación y simplicísimo pues tradicionalmente nos hemos basado en una concepción
de sociedad cerrada, predecible, con estructuras estables y de equilibro casi adivinable.

El enfoque de la complejidad de Morín surge de la lógica de que cualquier


elemento en el mundo no es aislado, sino que conforma un sistema o como indica
Pereira:

…el enfoque del pensamiento complejo parte de la idea de que cualquier


elemento del mundo no es un objeto aislado, sino que forma parte de un
sistema mayor que lo contiene, por lo que se encuentra en constante
interacción con otros elementos del sistema, así como con el sistema
completo mayor. (Pereira, 2010, Pág.89)

Esto sin duda nos lleva a una nueva forma de aprender y enseñar, que nos
ayuda a afrontar la educación desde un mundo complejo, globalizado y comunicado.
No basta entonces con un cambio de método o de planes de estudio, sino que se
impone un cambio en el pensamiento y en la elaboración de nuestras construcciones
mentales. Esta nueva manera de abordar el conocimiento nos permite superar las

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antiguas antinomias como la división entre teoría y práctica; la diferencia entre ciencias
duras y ciencias blandas o la separación de diferentes disciplinas porque:

…las ciencias de la complejidad instauran efectivamente una nueva forma


de racionalidad, distinta a las conocidas en la historia de occidente, y en
la que no caben ya oposiciones entre los planos teórico y práctico, o
filosófico y científico, o teórico y social, que fueron los que marcaron al
grueso de la historia de la ciencia tanto como de la historia de la filosofía.
(Maldonado, 2003, p.153)

La educación desde la complejidad implica un mudanza en el pensamiento, en


sus raíces o como escribe Morín “…una reforma profunda de pensamiento, una opción
epistemológica que es, en sí misma, objetivo y método educativos. Es entonces
nuestra mirada sobre el mundo y sobre las cosas, las que vienen a interrogar” (Morín,
1996, pág. 35), es de aquí donde se considera que el educador debe partir de este tipo
de análisis, buscando métodos diferentes que impliquen una didáctica profunda que
genere diferencia, en resumen, la educación desde este enfoque es un instrumento que
marca la globalidad y teje desde su complejidad una educación que influye sujetos. Y
para ello Morín menciona cuatro aspectos a tomar en cuenta por parte de todos los
actores:

1. Contexto: El conocimiento de la información en su contexto para darle el


sentido oportuno.
2. Globalidad: la relación entre todo y las partes. Basándonos en el principio
hologramático donde el todo está en las partes.

3. Multidimensional: Las unidades son complejas, (tanto el ser humano), como la


sociedad en sí misma.

4. Complejidad: unión entre unidad y multiplicidad. Por lo tanto a la educación le


corresponde inducir a un pensamiento multidimensional, complejo, y sobre todo
global.

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Por tanto, podemos decir que la educación transforma al sujeto, lo convierte en
algo diferente, porque lo hace más conocedor, inteligente, prudente, independiente,
seguro, indagador, cuestionador con capacidad de diferenciar; y es que como amplía
León:

La educación consiste en preparación y formación para inquirir y buscar


con sabiduría e inteligencia, aumentar el saber, dar sagacidad al
pensamiento, aprender de la experiencia, aprender de otros. Es el
intento humano más importante entre los hombres para transformarse y
mantenerse unidos siendo parte uno del otro en la estructura de la
cultura diferenciándose e identificándose a través de intercambios
simbólicos y materiales. (León. 2007. Pág. 602)

Para Morín la complejidad implica reeducarnos y abrirnos a nuevos conceptos,


visiones, y reflexiones que puedan integrarnos a una multiculturalidad, buscando
trascender y unificar, por tanto compartir, algo común entre sujetos.

Ya que el método tradicional, evidentemente divide los saberes, pero la


complejidad busca lo contrario; contextualizar, globalizar y relacionar lo que está
separado. Para poder reaprender a pensar y hacer de forma conjunta, social e
inclusiva.

Por otra parte, en el libro “Los siete saberes necesarios a la educación del
futuro”, publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura en 1999 del pensador Edgar Morín, este propone siete saberes
fundamentales que la educación debe mejorar:

1.Ceguera del conocimiento: Es necesario que la educación profundice las


características mentales y culturales del conocimiento, no se quede en lo
memorístico.

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2. Conocimiento oportuno: Que la educación vaya en relación a los problemas
globales, parciales y locales de los sujetos.
3. Ser humano: La condición humana debe ser el objeto esencial de cualquier
educación, sentimos, vivimos, nos relacionamos.
4. Identidad: Comunicarnos todos y comunicarnos bien. La tecnología no implica
comunicación necesariamente, cada vez nos comunicamos menos.
5. Incertidumbre: Generar posibilidades para enfrentar lo imprevisto, lo que no
sabemos qué va a pasar, estar preparados para lo improbable.
6. Compresión: Se requiere estudiar comprensión, empatía, lo humano.
7. Ética humana: La educación de la ética no desde lo moral, sino desde la
conciencia de que el ser humano es al mismo tiempo individuo parte de una
sociedad y de un sistema.

Ante todo lo anterior, pareciera que la complejidad lo que viene a cuestionarnos


es una ausencia de humanidad, donde la formación o la educación ha estado en una
maquila de sujetos individualizados y encuadrados en ciencias que dividen, separan;
pero se está tornando la necesidad de recordar que:

“El ser humano es a la vez físico, biológico, psíquico, cultural, social,


histórico. Esta unidad compleja de la naturaleza humana, en la enseñanza
se encuentra completamente desintegrada por las disciplinas, y haciendo
imposible aprender qué significa ser humano”. (Morín. 1999. Pág. 52)

Para Morín, estos cambios en los tiempos actuales son necesarios dentro del
sistema educativo y desde edades tempranas, pues es cuando inicia la experiencia
educativa y continuarla hasta concluida la universidad; ya que la no descomposición de
los saberes, la deliberación de la enseñanza y la implementación de lo simple -
complejo, la unión de diferentes ciencias y opiniones, funciona como plano para una
visión global, humana que nos prepara para un mundo mutante e incierto.

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Conclusiones y Recomendaciones:

La educación desde la complejidad se convierte en una herramienta que nos


permite profundizar y modificar la enseñanza, donde se busca más el entretejido de
saberes, la interacción de humanos y el medio ambiente. Toma en cuenta la
multiplicidad de relaciones e interacciones, tratando de dejar de lado una enseñanza
analítica, mecánica y reduccionista; sino apostando a algo más global e integral; algo
más humano.

Este argumento es cada vez más importante en el tema de la educación, pues


estamos ante la necesidad de un discurso que venga a variar la realidad actual, y que a
su vez explique situaciones y procesos de la globalidad que pareciera los métodos
actuales no alcanzan para dar respuesta o solución. No por casualidad Costa Rica,
plantea en sus programas de educación del siglo XXI varias modificaciones donde
busca integrar dentro de sus objetivos un ambiente integral y holístico, como se puede
ver en los datos mundiales de educación recopilados por la Unesco

Indudablemente, la educación es un elemento que transforma, y es por ello que


la complejidad apuesta a un cambio que implica un conjunto de disciplinas,
pensándose como un todo integrador (procesos sociales, ecológicos, tecnológicos y
culturales)

El enfoque de la educación desde la complejidad nos refiere a que estamos


inmersos en ella por el solo hecho de existir, no es algo que elegimos, sino inmersos en
ella de por sí porque “…la complejidad consiste en el interés por el aprendizaje de los
sistemas. Es porque un sistema aprende que entonces, como consecuencia, puede
adaptarse. La adaptación es el resultado de la capacidad que tiene un fenómeno
determinado de aprender” (Maltodano, 2003, pág.18)

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Como catedráticos hay que apostar a algo diferente, dejar de utilizar los métodos
actuales, y no porque sean malos, sino porque no alcanzan ante un mundo dinámico,
versátil y complicado. La educación desde la complejidad hay que implementarla para
estimular la innovación, y preparar a los sujetos hacia pasajes imprevistos, diversos,
contradictorios propios de la realidad actual, donde sean capaces de enfrentar la vida,
llena de retos pero al mismo tiempo con un matiz más humano.

La educación debe envolverse de valores y pensarse hacia la trascendencia


humana, que marque diferencia e implique los múltiples sistemas en que se mueve
todo sujeto. Debemos dejar la rigidez institucional, lo memorístico y formar hacia la
incertidumbre de la vida, hacia lo contrario, lo diferente.

La educación de la complejidad no es una receta para conocer lo inesperado;


pero nos brinda herramientas para lo incierto, porque se está tornando necesario dejar
de pensar en lo esquemático, lo cuadrado; pues la vida no es así. Y no es que el
pensamiento complejo rechace lo esquemático y cuadrado, sino que sabe, que no
alcanza; pues es precisamente la complejidad, el ingrediente principal que utiliza como
estrategia, para ofrecer al mundo una respuesta a su entorno complejo, donde la
educación viene a ser esa eje transformador.

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Bibliografía consultada

De Jesús M. Inés (2018). Repensando la educación desde la complejidad. Recuperado


de https://journals.openedition.org/polis/4581

Maldonado Carlos (2003). Qué es eso de pedagogía y educación en complejidad.


Recuperado de http://www.scielo.org.mx/pdf/ins/n7/n7a2.pdf

Morín, E. (1994). El empeño multidimiensional. México. Anthoropos Editorial.

Morín, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Barcelona.
Paidos.

Morín, E. (2002). El conocimiento del conocimiento. Libro 1. Antropología del


conocimiento. Madrid. Seix Barral

Najmanovich D. (2015). Pasos hacia un pensamiento complejo. Recuperado de


http://www.fac.org.ar/fec/foros/cardtran/colab/Denise2.htm

León A. (2007) Qué es la educación. Recuperado de


https://www.redalyc.org/pdf/356/35603903.pdf

Pereira José M. (2010). Consideraciones básicas del pensamiento complejo de Edgar


Morín, en la educación. Recuperado de
https://www.redalyc.org/pdf/1941/194114419007.pdf

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http://www.ibe.unesco.org/es/documento/datos-mundiales-de-
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