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2.2.1.

Feminidad

En las primeras líneas del libro “El segundo sexo” de Simone de Beauveoir (2000),

se cuestiona que es una mujer, a lo que responde que “toda mujer consiste en un útero”, pero

a eso nos hemos reducimos, a un órgano, solo la parte biológica, de igual manera indica que

no todos los seres humanos hembras son mujeres, ya que para llegar a ser mujer tiene que

estar presente la feminidad. Pero antes de profundizar este término, se tiene que entender lo

que es género, según Allegue & Carril (2000) y Martínez-Herrera (2007) indican es una

construcción histórico-socio cultural de una sociedad, la cual indica las formas de pensar,

sentir y comportarse de acuerdo al sexo de la persona para a ser hombre y mujer, también son

filtros culturales, constitución subjetiva e interpretativa genérica del mundo.

Como dijo Beauveoir (2000) “No se nace mujer: se llega a serlo” y en esto contribuye

las construcciones histórico-cultural, pero a pesar de lo mencionado anteriormente, Beauveoir

indica que a pesar de que varón y mujer son seres humanos, se toma a la mujer como opuesto

al hombre, y no como su igual.

Martínez-Herrera (2007) indica que se toma a la mujer como si fuera la enemiga del

varón y cuando al varón se le compara con una mujer, este lo toma como un insulto, por lo

tanto la mujer es vista como un “antivalor” y no se le reconoce sus cualidades ni funciones,

es así que concluye que el concepto del sexo femenino le perece al varón, de esta manera se

busca que la mujer dueña de su feminidad, sin depender del concepto masculino, así como lo

dijo Poulain de Barre en el siglo XVII citada por Beauveoir (2000) «Todo cuanto sobre las

mujeres han escrito los hombres debe tenerse por sospechoso, puesto que son juez y parte a la

vez», ya que si se registra la historia, en diferentes religiones y épocas el varón es quien

redacta y pone las reglas, dándose beneficios extras como el tener el poder en el hogar

haciéndose llamar jefes de hogar o que solo ellos puedes aspirar a puestos altos de trabajo.
Lagarde (1997) indica que la construcción de la feminidad está basada en el cuidado y

protección de los demás por encima de ella misma, alguien que siempre va estar al servicio

de los demás, buscando el bienestar para los otros, reduciéndola a una sola función, y no

valorándola como un ser completo, con más características que solo cuidar a los demás, el

sentido de la mujer está en servir y ser útil para los otros, son seres creadas con el propósito

de ser útiles para el resto.

Butler (2000) señala al respecto, “La mujer existe en el orden metafísico del ser es

entenderla como lo que ya está realizado, pero concebirla en el llegar a ser es más allá, es la

adquisición gradual de asumir o encarnar la interpretación cultural del sexo, es una forma de

acatar e interpretar las normas de género recibidas. Es entonces, el género a la vez una

cuestión de elección y una construcción cultural”.

Lagarde (1994) indica que “la feminidad es la distinción cultural históricamente

determinada, que caracteriza a la mujer a partir de su condición: genérica y la define de

manera contrastada, excluyente y antagónica frente a la masculinidad del hombre.”

Martinez-Herrera (2007) menciona que “lo femenino constituyen producciones

sociales en un momento dado, por lo cual no están exentas de tensiones y se encuentran

siempre en movimiento. Sin embargo, más allá de ciertas variaciones culturales las

sociedades imponen normas, patrones y pautas diferenciales a hombres y a mujeres, que

ubican a estas últimas en una condición histórica de desventaja y postración.”

Según lo leído, se entiendo como feminidad a la construcción histórica social que se

da a lo largo de la vida, vienen a ser pautas de comportamiento que caracteriza a la mujer. A

lo largo de la historia se ha mostrado cierta ventaja al varón y se lo ubica por encima de la

mujer.

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