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Abstrac
la primera vez que se conoció de extinción de dominio en Colombia fue con la ley de
reforma agraria, que tenía como finalidad otorgar tierras a todos aquellos que cultivaban
territorios que no les pertenecían y llevar a la práctica el principio de que la propiedad
privada debe cumplir una función social. Esta ley prohibió los desalojos de los
campesinos que invadían territorios ajenos y facultó al Estado para expropiar tierras en
caso de que fuera necesario.
Además, decretó la extinción del dominio a los 10 años, es decir, que si una propiedad
no
De esta manera se da un cambio en la manera de concebir el derecho a la propiedad, y
fue a partir de 1936, que se condicionó el reconocimiento del derecho a la propiedad, al
cumplimiento de una función social, es decir, que la propiedad toda debía ser orientada a
la generación de riqueza social y su ejercicio quedaba también condicionado a lo mismo,
de allí que todas las propiedades que no cumplieran con aquella función social, de ser
productivas, podía ser extinguido su derecho al propietario que así lo ostentará.
Fue entonces esa reforma, la introducida por la ley 200 de 1936, donde por primera vez
se hablo de extinguir el derecho del dominio y que luego se dio también para las minas
inexplotadas13, cuando se comenzó a concebir la figura de extinguir el dominio de
aquellos bienes que no cumplieran con esa finalidad social.
La figura motivo de estudio, ha estado siempre en manos del legislador, quien ha visto
con preocupación su implantación, dado que se han expedido leyes como la citada
anteriormente, la ley 100 de 1944, la 135 de 1961, la 4ª de 1973 o la 9ª de 1989, normas
que han tenido siempre en cuenta la extinción de dominio de los derechos que los
propietarios tenían sobre minas inexploradas consagrada en la ley 20 de 1969, y en el
decreto ley 2655 de 1988, o la extinción sobre las tierras incultas ordenada por la ley 10
de 1994, y la extinción de dominio privado de las aguas dispuesta por el decreto 2811
de 1974.
Es pertinente tener en cuenta que los antecedentes de las normas sobre la extinción de
dominio tuvieron en el año 1936, un cambio, puesto que el constituyente de la época
condicionó el reconocimiento y la protección del derecho a la propiedad, siempre y
cuando esta tuviera una función social. Teniendo en cuenta también como principio de
solidaridad, el derecho de dominio debía orientarse a la generación de riqueza
social y su ejercicio.
En Colombia se ha creado legislación sobre el tema el dominio ilícitamente
adquirido a partir de la Carta vigente, pero haciendo la salvedad que la
figura motivo, ya existía dentro de la normatividad del pais Código Penal del
año 1936 en su Art. 59º, Ley 95 de 1936 y que entró a regir en 1938: “las
armas, instrumentos y efectos con que se haya cometido un delito, o que
provengan de su ejecución, se confiscarán y entregarán al Estado, a menos
que la ley disponga que se destruyan, o que se devuelvan a quien se
hubieren sustraído o a un tercero sin cuya culpa se hubiere usado de ellos.
Ley 2ª de 198414, Art. 37º: “El artículo 110 del Código Penal quedará así:
Comiso. Los instrumentos y efectos con los que se haya cometido el delito o
que provengan de su ejecución, que no tengan libre comercio, pasarán a
poder del Estado a menos que la ley disponga su destrucción.
La Ley 793 del año 2002, sobre la extinción del dominio de bienes, faculta al
Estado para extinguir el derecho de dominio sobre los bienes adquiridos
ilícitamente o destinados ilícitamente ubicados en Colombia. Esta
aseveración de la norma, presenta un vacío jurídico, toda vez que frente a
los efectos de la misma en el espacio y dada la ambigüedad con la cual se
encuentra redactada el inciso final del Art. 11º, se presenta una inquietud a
la hora de interpretar los alcances: es decir existe la posibilidad de aplicar la
ley de extinción de dominio a los bienes que, no obstante estar ubicados en
el extranjero, fueron destinados a actividades ilícitas realizadas en
Colombia o adquiridos como producto de la realización de un punible en el
territorio nacional.
2.1Definiciones:
Afectado.
En términos generales se trata de toda persona natural o jurídica que de una u otra
manera tiene un derecho legítimo comprometido en un proceso de Acción de Extinción de
Dominio, debiendo tenerse como sujeto pasivo de la acción. Estos pueden ser directos e
indirectos; estos últimos también son denominados por la doctrina como terceros. El
doctor Jorge Pardo Ardila, en su tesis para optar al título de Magíster en Derecho Penal
de la Universidad Externado de Colombia, denominada "Extinción de Dominio, Partes y
Tercerías"; señala que: Los afectados directos y terceros en el proceso de extinción de
dominio, no son sólo los titulares de derechos reales principales y accesorios que
recaigan sobre los bienes vinculados al proceso, pues la jurisprudencia ha indicado que
se deben vincular otros tales como el poseedor, tenedor legítimo de un título valor, y
acreedor con embargo previo registrado
De otra parte, se debe precisar también que cuando el código alude a una actividad
tipificada como delictiva, se hace relación a su descripción objetiva básica, sin prescindir
de la antijuridicidad; es decir, desde la perspectiva del injusto (tipo objetivo +
antijuridicidad), pues en materia de extinción de dominio no se requiere acreditar la
culpabilidad, basta con constatar la existencia de una conducta típicamente antijurídica
que comprometa o vincule el bien, para dar por cumplido con este presupuesto, sin
necesidad de demandar un juicio de reproche en contra del titular de derechos
patrimoniales sobre el mismo. Por ejemplo, si en un lugar encuentran el cuerpo de una
persona con tres disparos en la nuca, no se requiere mayores esfuerzos para concluir que
el hecho se trata de un homicidio, así no se logre identificar al autor que pueda ser
declarado culpable; de la misma forma, en Ley 1708 de 2014. “Actividad Ilícita. Toda
aquella tipificada como delictiva, independiente de cualquier declaración de
responsabilidad penal, así como toda actividad que el legislador considere susceptible de
aplicación de esta ley por deteriorar la moral social”. la extinción de dominio basta con
comprobar la objetividad del injusto para poder deducir si se cumple con este
presupuesto, como cuando en un vehículo se encuentra abandonado en un parqueadero
con droga. Así no se logre identificar un responsable, los hechos por sí mismos acreditan
una actividad ilícita de narcotráfico.
Actividad Ilícita.
La acción de extinción de dominio encuentra sustento en varias fuentes las cuales remiten
a un título ilícito, destacando entre ellas, el enriquecimiento ilícito, prescripción que resulta
muy relevante, pues ―el ámbito de lo ilícito es mucho más amplio que el ámbito de lo
punible y en razón de ello, ya desde la Carta la acción de extinción de dominio se desliga
de la comisión de conductas punibles y se consolida como una institución que desborda el
marco del poder punitivo del Estado y que se relaciona estrechamente con el régimen del
derecho de propiedad‖ (Sent. C-740/2003).
Bienes.
bien o derecho hace relación al objeto sobre el cual recae la pretensión de extinción de
dominio, el cual, no se limita a los bienes como tal, sino que se extiende a los derechos
que de ellos emanan u otros derechos inmateriales o patrimoniales que son susceptibles
de valoración económica De ahí que resulte inapropiado restringir el objeto de la
pretensión extintiva solo al derecho de dominio, pues como se ha expuesto con
anterioridad, no siempre la pretensión versa sobre tal derecho,
pues también se puede extender a otro tipo de derechos como aquellos derivados de la
posesión de un bien, los derechos de créditos, los derechos a futuro e incluso, los
derechos personalísimos, entre otros, como bien lo reconoció la Corte Constitucional en
su momento. De otra parte, resulta pertinente precisar que la legislación especial de
extinción de dominio se adscribe a un concepto jurídico de bien (cosa) que complementa
la definición propia del derecho Civil, como quiera que la idea que se debe tener de este
elemento estructural debe estar a tono con las recomendaciones contenidas en los
instrumentos internacionales, que como bien se destacó en el capítulo de
TÍTULO II
Dignidad
afectación al derecho fundamental a una vivienda digna, al mínimo
vital y a la dignidad humana
Sobre tales derechos La Constitución Política contiene una destacada catalogación de
derechos sociales y económicos de cardinal trascendencia, entre ellos el derecho a la
vivienda digna, instituido en el artículo 51 superior y definido por la corte constitucional
como aquel dirigido a satisfacer la necesidad humana de disfrutar de un área para
vivienda, que cuente con condiciones suficientes para que quienes allí habiten puedan
desarrollar su vida dignamente, siendo obligación del estado promover las condiciones
necesarias para hacerlo efectivo.
Del mismo modo, la protección del derecho a la vivienda digna debe protegerse cuando la
persona atraviesa especiales situaciones de disminución por razones de salud,
contingencias sociales y familiares, precariedad económica o de índole similar que
restringen grave y permanente. el goce efectivo de ese derecho, lo cual incluye la facultad
de enajenado a su libre disposición, circunstancia que en la actualidad no se está
cumpliendo como quiera que existiendo la medida tutelar sobre el inmueble, no me es
dable disponer totalmente de este, pues al momento de enajenado, no se puede transferir
el, dominio. Además, manifestó la Corte en la sentencia T-530/1 1
Derecho a la propiedad.
Garantías e integración.
En efecto, la doctrina dominante en materia civil reconoce dos clases de buena fe. De un
lado tenemos “la buena fe simple, que equivale a obrar con lealtad, rectitud y honestidad,
es la que se exige normalmente a las personas en todas sus actuaciones. El Código Civil,
al referirse a la adquisición de la propiedad, la define en el artículo 768 como la conciencia
de haberse adquirido el dominio de la cosa por medios legítimos, especial referencia al
nuevo Código de Extinción de Dominio colombiano exentos de fraude y de todo otro vicio.
Esta buena fe se denomina simple, por cuanto, si bien surte efectos en el ordenamiento
jurídico, estos solo consisten en cierta protección que se otorga a quien así obra. Es así
que, si alguien de buena fe adquiere el derecho de dominio sobre un bien cuyo titular no
era el verdadero propietario, la ley le otorga ciertas garantías o beneficios, que si bien no
alcanzan a impedir la pérdida del derecho sí aminoran sus efectos. Tal es el caso del
poseedor de buena fe condenado a la restitución del bien, quien no será condenado al
pago de los frutos producidos por la cosa (C. C. art. 964 párr. 3º); o del poseedor de
buena fe que adquiere la facultad de hacer suya la cosa poseída (C. C. arts. 2528 y
2529)” (Sentencia C-1007, 2002). .
PRINCIPIO DE CONTRADICCION
Las decisiones judiciales proferidas dentro del proceso de extinción de dominio serán la
expresión del ejercicio de la función constitucional de administrar justicia. Los funcionarios
judiciales serán independientes y autónomos.
La autonomía e independencia de los jueces son facultades que le otorga el Estado, con
limitaciones, sin sobrepasar los límites que la constitución y las leyes le establecen por
cuanto la tarea misional es la de interpretar en debida forma las normas vigentes, que les
permita garantizar los derechos y facultades públicas de todos los ciudadanos.
Se ha sostenido que la independencia de los jueces constituye una garantía en la cual las
mayorías no anulen, ni violenten los derechos de las minorías, así como la autonomía
opera de tal manera para que los jueces y magistrados gocen de plena libertad en la toma
de las decisiones, no significando que sean las más correctas o justas, de allí que la
misma ley le crea los mecanismos para que sean revisadas por el superior inmediato,
para ser confirmadas o revocadas, bajo los criterios legales que no les cercene esas
facultades constitucionales.
Art. 10 al 18 de la Ley 1708 de 2014
Como en toda creación de la ley, debe tener unos principios y unos procedimientos,
directrices que seguir, sin embargo esta ley extinción de dominio es autónoma e
independiente que se rige por su misma ley, claro está que aun que es libre e
independiente se debe respetar los derechos del afectado y ser garante al debido proceso
donde se respeten las garantían judiciales de cada persona involucrada en estos tipo de
procesos, es por ello que es una excepción en virtud que el debido proceso se debe
respetar tantos en las actuaciones administrativas y judiciales, entonces en ese orden de
ideas no es absolutamente independiente y autónoma puesto que no puede ir
contrariando al mandando constitucional.
Es importante que todas las actuaciones sean públicas y que toda persona tenga derecho
a una doble instancias puesto que el derecho de la propiedad privada es un derecho
constitucional y por ende se debe respetar y es menester del estado que un superior
jerárquico conozca la primera sentencia que decretó la extinción de dominio de un bien
inmueble con el objeto de que se revoque esa decisión que afectó inicialmente al
afectado. No obstante todas las personas que se encuentren en un estado de
vulnerabilidad llámese condiciones de pobreza, género, discapacidad, diversidad étnica o
cultural o cualquier otra condición semejante, pues es el mismo estado de garantizar el
derecho a la defensa de estas personas puesto las condiciones económicas de cada
individuo varía dependiendo de su extracto socioeconómico.
Referente a la extinción de dominio, como se plasmó en el trabajo presentado, no estoy
de acuerdo que se inicie un proceso de extinción de dominio donde se ubique sustancias
relacionada con la ley 30, sustancias tan insignificante que no ameritan en sí que las
personas sean despojada de sus bienes, pues para mí se debe realizar una investigación
tan importante que ameriten la inicialización de este proceso y no ser tan exegético sin
medir modalidad, la gravedad de la conducta y la presunción de la buena fe.
Ahora, frente a las causales que dan origen al proceso de extinción de dominio, se pude
afirmar que son productos de actividades ilícitas, pero como vengo informando desde la
presentación del trabajo que en ningún articulado de la referida ley, se menciona el deber
de medir riesgos es decir sobre la gravedad de la conducta, es por ello que se debe tener
presente esta figura en el entendido que en este proceso de extinción no se mide como tal
el comportamiento si no que se ciñe frente a unas causales despojando como tal el
derecho a la propiedad privada y a una vivienda digna y ya por ultimo si me dejó
pensando esta ley en el entendido de su tramitación, pues desde mi punto de vista debió
ser una ley estatutaria ya que se pueden afectar en conexidad derechos fundamentales
derivado del derecho constitucional de la propiedad privada.
Artículos 35 al 42
La competencia es la facultad que tiene cada juez o tribunal para conocer de los negocios
que la ley ha colocado dentro de la esfera de sus atribuciones y en cuanto a la ley 1708
de 2014 tuvo un cambio muy radical en cuanto a sus competencias, toda esta
circunstancia fue gracias a la expedición del código, porqué el legislador buscó la
descentralización de la función judicial, puesto que, antes de su entrada en vigor, la
competencia recaía de manera exclusiva en los despachos judiciales de la ciudad de
Bogotá, pues esto era así, porque únicamente en esta ciudad habían sido creados los
juzgados penales del circuito especializados de extinción de dominio, circunstancia que
conducía a ellos, independientemente del lugar de la ubicación del bien denunciado,
impulsarán la fase del juzgamiento y emitieran la correspondiente sentencia, no obstante,
a la luz de la nueva codificación, la competencia territorial fue asignada a los despachos
judiciales de circuito especializado de extinción de dominio del lugar donde esté ubicado
el bien objeto de la medida, tal como se explican en todos los artículos del capítulo III en
su asignación de competencias de acuerdo a la diligencia o circunstancia.
Nuestro trabajo abarca el derecho a la propiedad privada de las personas que son objeto
de expropiación de sus bienes en un proceso de extinción de dominio en virtud que a
pesar de que es un derecho que garantiza la constitución política de Colombia, ciertas
personas se ven afectados por comportamientos y conductas prohibidas por la ley.
Es por ello que buscamos que este proceso de extinción de dominio no sea absoluto en el
entendido para aquellas personas que se encuentren inmerso en ellas, pero este trabajo
como tal se centrará de que no en todas las conductas y procesos que se deriven una
extinción de dominio sean despojados de sus bienes, como en unas sentencias que se
traerán a colación, eso teniendo encueta la gradualidad y la gravedad del proceso.
No obstante, se hará una breve reseña como tal de este derecho de propiedad privada de
la siguiente manera desde el punto de vista constitucional.
La actual Constitución Política, introdujo dos importantes cambios en el contenido y
alcance del derecho a la propiedad en nuestro país, en primer lugar, atribuyó a la
propiedad privada una relación estrecha con los valores y principios ético-sociales que
fundamentan el Estado y en segundo lugar como tal, asignó a este derecho una función
social que lo enmarca. Ambas modificaciones son esenciales para entender la naturaleza
y el alcance de la extinción de dominio en Colombia, así como de la acción de extinción
de dominio frente a los ciudadanos.
El derecho a la propiedad y la extinción de dominio son dos vertientes importantes en este
contexto, por ejemplo, el artículo 58 de la Constitución Política de Colombia garantiza el
derecho a la propiedad privada, siempre que ella haya sido adquirida con arreglo a las
leyes civiles. Allí se señala que el Estado no puede desconocer este derecho, ni
vulnerarlo, por medio de leyes posteriores. No obstante, lo anterior, el derecho a la
propiedad privada no es absoluto. De acuerdo con la Corte Constitucional, “el derecho de
propiedad no es un derecho fundamental ya que el constituyente no lo ha dotado de esa
precisa naturaleza y no se encuentra en el orden como tal derecho, si bien se lo reconoce
como un derecho constitucional, se lo hace como un derecho de segunda generación,
esto es, como un derecho adscrito al ámbito de los derechos sociales, económicos y
culturales.
Por ello, la jurisprudencia de la alta Corte Constitucional, (Sentencia C-740, 2003). Sólo
le ha reconocido al derecho de propiedad el carácter de derecho fundamental cuando está
en relación inescindible con otros derechos originariamente fundamentales y su
vulneración compromete el mínimo vital de las personas. Esta sentencia nos pareció
importante para enfocarlo a nuestro trabajo ya que dependiendo de lo factico y de lo
jurídico de un proceso de extinción de dominio, podemos relacionar o entrelazar el
derecho al mínimo vital al derecho a la propiedad privada. Pero ojo, depende de las
actividades de gravedad de la que haga el sujeto.
En este sentido, para la Corte Constitucional el derecho a la propiedad en Colombia solo
es reconocido por el ordenamiento jurídico y protegido por el Estado, cuando ha sido
adquirido a través de trabajo honrado y conforme a las leyes civiles que lo regulan: “El
derecho de propiedad que la Constitución garantiza en su artículo 58 es el adquirido de
manera lícita, ajustada a las exigencias de la ley, sin daño ni ofensa a los particulares ni al
Estado y dentro de los límites que impone la moral social.
Pero hay que tener en cuenta un detalle importante que nadie puede exigir garantía ni
respeto a su propiedad cuando el título que ostenta está viciado, ya que si contraría los
postulados mínimos, jurídicos y éticos, que la sociedad proclama, el dominio y sus
componentes esenciales carecen de legitimidad”, esto lo encontramos en la (Sentencia
C-374, 1997). Esta limitación al derecho a la propiedad permite entender por qué razón el
constituyente, en el artículo 34 de la Carta Política, dispuso que “por sentencia judicial se
declarará extinguido el derecho de dominio sobre los bienes adquiridos mediante
enriquecimiento ilícito, en perjuicio del tesoro público o con grave deterioro de la moral
social”. De acuerdo con la Corte Constitucional, la extinción de dominio prevista en el
artículo 34 de la Constitución no es en estricto sentido una extinción del derecho de
dominio, sino una declaración de inexistencia del derecho, en el entendido de que este ha
sido privado de reconocimiento jurídico por no haber sido obtenido o ejercido con arreglo
al ordenamiento jurídico.
Específicamente y haciendo un análisis de estas sentencias objeto de estudio para este
trabajo referente a la propiedad privada, la Corte Constitucional ha explicado que en
realidad, la pérdida de la que habla el artículo acusado no es tal en estricto sentido, por
cuanto el derecho en cuestión no se hallaba jurídicamente protegido, sino que
corresponde a la exteriorización a posteriori de que ello era así, por lo cual se extingue o
desaparece la apariencia de propiedad existente hasta el momento de ser desvirtuada por
la sentencia. Es claro que, mientras tal providencia no esté en firme, ha de presumirse
que dicha apariencia corresponde a la realidad, pues suponer lo contrario implicaría
desconocer las presunciones de inocencia y buena fe plasmadas en la Constitución, pero
ya ejecutoriado el fallo, acaba esa apariencia, entendiéndose que sustancialmente, y a
pesar de haber estado ella formalmente reconocida, jamás se consolidó el derecho de
propiedad en cabeza de quien decía ser su titular” (Sentencia C-374 de1997).
De acuerdo a lo anterior puede sostenerse que la persona que ha adquirido el dominio de
un bien por medio de conductas que contravienen el ordenamiento jurídico, que causan
daño al Estado o a otros particulares, o que provocan un grave deterioro de la moral
social, no es verdadero titular de un derecho de propiedad digno de reconocimiento ni
protección. Esta persona solo es titular del derecho de dominio en apariencia, toda vez
que, ante la ilegitimidad de su origen, en realidad este derecho nunca fue merecedor de
reconocimiento jurídico. Por esta razón la Corte Constitucional ha fijado su posición, en el
sentido de que la sentencia de extinción de dominio es de naturaleza declarativa, como
quiera que ella declara que la persona no es en realidad titular de un derecho de
propiedad digno de reconocimiento y protección jurídica, por cuanto el dominio del bien
fue adquirido por medios que contravienen los postulados morales básicos sobre los
cuales se funda el Estado colombiano. Y como consecuencia de esa declaración, los
bienes ilícitamente adquiridos deben pasar al Estado, sin compensación ni retribución
alguna, para que ellos sean utilizados en beneficio común.
Así las cosas, es por ello que decidimos abarcar el tema de la propiedad, en el sentido
opuesto de las posiciones de la corte constitucional, ya que deberían existir o que
extinguiera el derecho de la propiedad privada por delitos graves, claro está, respetando
los derechos que trae en si la nueva ley de extinción de dominio y que fue objeto de
exposición. Es por ello que se debe valorar como tal la gravedad de la conducta y que el
bien jurídico tutelado por el estado se vea efectivamente lesionado y no se abra una
investigación o un proceso por encontrar un bajo de sustancias alucinógenas en una
vivienda ya que prima más el derecho a una vivienda digna y a la propiedad y porque no a
la vida dependiendo desde la calidad de vida del demandado que la salud pública, claro
está valorando la conducta y que cantidad en toneladas encontradas, que en pequeñas
cantidades, que no ameriten el proceso de la extinción. Claro está respetando las
garantías, el debido proceso. Esa es la propuesta del trabajo
Ahora bien, si empezamos hablar sobre la intemporalidad de la extinción de dominio, esta
no está libre de reparos. Un sector de la doctrina, integrada principalmente por penalistas
de orientación garantista, cuestionan el hecho de que la intemporalidad de la extinción de
dominio abre la posibilidad de que el Estado persiga bienes sin ningún límite temporal
hacia el pasado, lo que llevaría al absurdo de pensar en perseguir bienes provenientes,
afectando de manera directa el derecho a la propiedad. Al respecto, es importante tener
en cuenta que las causales de extinción de dominio están previstas directamente en la
Constitución Política. En lo que respecta a esta preocupación en particular, el artículo 34
de la Constitución dispone que la extinción procede respecto de los bienes provenientes
de conductas que afectan gravemente la moral social. En relación con el alcance de esa
disposición, la Corte Constitucional ha entendido que el Congreso tiene un amplio margen
de configuración legislativa para definir cuáles son esas conductas que afectan
gravemente la moral social, y que en ejercicio de esa facultad el legislador resolvió que
ellas son las definidas en la ley penal como delito, entonces este proceso tiene un alcance
mucho mayor puesto que el legislador pone de presente cuales son esas causales, como
por ejemplo las que refiere la ley 1708 de 2014.
Entonces partiendo de la decisión del legislador de referir las conductas que afectan
gravemente la moral social a aquellas que están descritas en la ley penal como delito
tiene una consecuencia muy importante, consistente en someter la aplicación de la
extinción de dominio a la vigencia de la ley penal. Así para efectos de esta causal. La
extinción de dominio y la acción de extinción de dominio en Colombia solo puede
aplicarse respecto de los bienes adquiridos mediante conductas que para la época en que
fueron cometidas ya estaban previstas como delito, siempre y cuando ameriten la
modalidad y la gravedad como tal del tipo penal.
No es que queramos que este procedimiento de extinción de dominio sea arbitrario, No ni
más faltaba lo que buscamos es un desgate judicial por delitos de poca relevancia que
dan origen a una apertura de un proceso de extinción de dominio.
Para estos casos en especial hay que tener presente la buena fe, no siempre se puede
tener la razón el estado porque la propiedad privada debe siempre prevalecer, por
ejemplo: el artículo 83 de la Constitución Política establece que “las actuaciones de los
particulares y de las autoridades públicas deberán ceñirse a los postulados de la buena
fe, la cual se presumirá en todas las gestiones que ellos adelanten ante estas”. Esta
buena fe constituye un límite material a la extinción de dominio, cuando ella reúne las
características necesarias para dar origen a un derecho digno de reconocimiento y
protección jurídica. Es decir, cuando se trata de una buena fe cualificada o, como también
se le conoce como una buena fe creadora de derecho.
De lo anterior, en efecto, la doctrina dominante en materia civil reconoce dos clases de
buena fe. De un lado tenemos “la buena fe simple, que equivale a obrar con lealtad,
rectitud y honestidad, es la que se exige normalmente a las personas en todas sus
actuaciones. El Código Civil, al referirse a la adquisición de la propiedad, la define en el
artículo 768 como la conciencia de haberse adquirido el dominio de la cosa por medios
legítimos, exentos de fraude y de todo otro vicio. Esta buena fe se denomina simple, por
cuanto, si bien surte efectos en el ordenamiento jurídico, estos solo consisten en cierta
protección que se otorga a quien así obra. Es así que, si alguien de buena fe adquiere el
derecho de dominio sobre un bien cuyo titular no era el verdadero propietario, la ley le
otorga ciertas garantías o beneficios, que si bien no alcanzan a impedir la pérdida del
derecho sí aminoran sus efectos. Tal es el caso del poseedor de buena fe condenado a la
restitución del bien, quien no será condenado al pago de los frutos producidos por la cosa
(C. C. art. 964 párr. 3º); o del poseedor de buena fe que adquiere la facultad de hacer
suya la cosa poseída (C. C. arts. 2528 y 2529)” (Sentencia C-1007, 2002).
adecuadamente una máxima legada por el antiguo derecho al moderno: ‘Error communis
facit jus’, y que ha sido desarrollada en nuestro país por la doctrina desde hace más de
cuarenta años” (Sentencia C-1007, 2002).
Ahora bien, es muy importante aclarar que no se trata en este caso de una buena fe que
subsane, limpie, lave o repare los vicios o defectos de la tradición. Se trata de una buena
fe que da origen a un derecho nuevo, digno de reconocimiento y protección jurídica. Un
derecho que no se deriva en un acto de tradición o transferencia, sino en la buena fe
cualificada con que actuó el sujeto. En efecto, como lo aclara la Corte, nadie puede
transferir lo que no tiene. De manera que quien ha adquirido un bien de manera ilícita no
es realmente propietario del bien, y por lo tanto no puede transferir válidamente la
propiedad. Asimismo, quien siendo legítimo propietario ha perdido el derecho de dominio
a causa de haber destinado el bien a un fin ilícito, no puede transferir válidamente el
derecho que ya no tiene. En ambos casos, el tercero adquirente no recibe derecho alguno
de parte del “tradente”, porque ninguno de ellos tiene derecho alguno que transferirle.
Esto significa que el derecho que se le protege y respeta al tercero de buena fe exenta de
culpa no es el derecho de propiedad adquirido de quien le vendió o permutó el bien. Lo
que se le protege y respeta es el derecho de propiedad que se originó en su buena fe
cualificada; o sea, el derecho creado por su buena fe exenta de culpa.
De acuerdo a lo que hemos explicado, sobre las modalidades, la gravedad de la
conducta, la buena fe, la propiedad privada, las sentencias expuesta en el presente
trabajo, nos permitimos traer la sentencia No. 110010704014201000007 02 del Tribunal
Superior del distrito Judicial de Bogotá, sala de extinción de Dominio donde un sujeto fue
despojado de su bien inmueble en virtud que las autoridades por el hallazgo de 21.2 gr de
cannabis y 17.38 gr de cocaína, cantidad muy mínima como para que el bien inmueble
fuese sujeto de extinción de dominio, tema de verdad de nuestro trabajo, es por ello que
proponemos cantidades importantes con el objeto de evitar en si estos atropellos desde
nuestro punto de vista.
De la sentencia, se puede extraer el hallazgo de las referidas sustancias, en el inmueble
ubicado en la diagonal 6 B núm.14 - 72, barrio El Danubio, del municipio de Tocaima,
Cundinamarca, identificado con matrícula inmobiliaria núm.307-21904, que figura a
nombre de Guillermo Infante Olano, lo cual se consideró que estas sustancias eran
exclusivas para la comercialización de estupefacientes.
A un que fue apelada la sentencia en primera instancia concretando la inconformidad en
que, se irrespetaron las garantías constitucionales y legales de su poderdante. Lo
anterior, porque el material probatorio fue valorado indebidamente, en atención a que dio
certeza sobre el hallazgo de estupefacientes en una segunda diligencia de allanamiento y
registro realizado al inmueble, desconociéndose la existencia de prueba pericial que así lo
determinara; razón por la cual, considera, no está demostrada la ilícita destinación del
inmueble, máxime, porque en la primera de aquéllas la sustancia encontrada era
propiedad de quienes no residían en él.
Pero el tribunal acogiendo lo que señala la Corte Constitucional en la sentencia C-389
de1994, con ponencia del Magistrado, doctor Antonio Barrera Carbonell, se pronunció
frente a la función social que demanda la propiedad, así: “la función social se traduce en
la necesidad de que el propietario de un bien lo aproveche económicamente, utilizando
los sistemas racionales de explotación y tecnologías que se adecuen a sus calidades
naturales y que permitan la utilización de los recursos naturales, buscando al mismo
tiempo su preservación y la protección ambiental. La explotación del bien o de su
aprovechamiento irracional y degradante, supone de hecho la violación del principio de la
función social de la propiedad y autoriza naturalmente la extinción del dominio del
propietario improvidente o abusivo.”
Y garantizando el debido proceso en cada actuación, declaró la extinción de dominio
referenciado anteriormente.
hora bien frente a este caso en particular, para nuestro punto de vista no se valoró la
gravedad y la modalidad, es por eso que para nosotros no estaba bien que el bien
inmueble fuese objeto de extinción de dominio. La propiedad y el derecho de tener una
vivienda fue afectado por delitos de poca relevancia y es esto a lo que proponemos que,
aunque se presentó una actividad ilícita no debió ser extinguido puesto que la gravedad
no era tan importante, aquí en este escenario primaria el derecho a la propiedad privada
garantizada a un así por los tratados internacionales ratificados por Colombia.
Para entender mucho mejor el derecho de dominio enmarcado por el código civil
colombiano, debemos también abarcar el concepto de derecho real, y es precisamente el
código civil en su artículo 665 que nos enuncia el concepto de derecho real de la
siguiente manera “Derecho real es el que tenemos sobre una cosa sin respecto a
determinada persona .Son derechos reales el de dominio, el de herencia, los de
usufructo, uso o habitación, los de servidumbres activas, el de prenda y el de hipoteca.
De estos derechos. nacen las acciones reales”, y es así como vemos que el derecho de
propiedad no solo tiene respaldo constitucional sino que también un respaldo legal
otorgado por el legislador colombiano.
Finalmente y para redondear el tema del derecho de propiedad, es pertinente decir que
las facultades que este otorga al titular en propiedad de un bien se pueden ver afectadas
cuando se esté frente a un proceso judicial de extinción de dominio, ya que es por este
que se limita el derecho de gozar de cierto bien , el derecho de enajenar cierto bien , y
ciertamente se perdería también el derecho de darlo en arrendamiento ,ya que dicho bien
contara con una medida cautelar sobre él ,solicitad por la fiscalía general de la nación
,esto pues dicho titular del derecho de propiedad vulnero los parámetro legales y
constitucionales para adquirir cierto bien objeto de una medida cautelar por parte del ente
investigador .
4. COMENTARIOS
ALEJANDRA ARCILA CASTILLO
CESAR TAPIA
Como siempre nos hemos referido en el trabajo, el derecho como tal que tiene toda
persona de estar inmerso en un proceso de Extinción de dominio, el trabajo que
realizamos seria como tal una propuesta de valorar los hechos, la gravedad del asunto, la
modalidad, la presunción de la buena fe que refiere la ley para estos procesos. Entonces
estaríamos frente a un escenario de evaluación y análisis jurídico para que se pueda
adelantar por las autoridades si es viable adelantar un proceso de este tipo.
Como se expuso en el trabajo, no es dable que un bien inmueble sea objeto de extinción
por casos de ley 30 donde el gramaje encontrado no afecta como tal el bien jurídico
protegido por el estado y en estos eventos se debe proteger la propiedad privada que
garantiza los tratados internacionales y la constitución política de Colombia.
http://bdigital.unal.edu.co/63935/1/TESIS%20FUNDAMENTOS%20E
%20IMPUTACI%C3%93N%20EN%20MATERIA%20DE%20EXTINCI%C3%93N
%20DEL%20DERECHO%20D recuperado el 17 de mayo de 2020
http://semillerodederechoprocesal.blogspot.com/2010/11/principio-de-
contradiccion.html recuperado el 17 de mayo de 2020
https://repository.ugc.edu.co/bitstream/handle/11396/4800/Tercero_extinci
%C3%B3n_dominio_arrendamiento.pdf?sequence=1&isAllowed=y
recuperado 17 de mayo de 2020
https://www.unodc.org/documents/colombia/2017/Marzo/La_extincion_del_derech
o_de_dominio_en_Colombia.pdf recuperado el 17 de mayo de 2020
sentencias