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OPORTUNIDAD PROCESAL PARA APORTAR AL PROCESO LOS

DIFERENTES MEDIOS DE PRUEBA

Constituye una garantía enmarcada dentro del debido proceso y más aún un
principio probatorio -preclusión- la aportación de los medios de prueba en su
oportunidad legal prevista o fijada por el operador legislativo, lo que se traduce,
en que las pruebas judiciales deben ser llevadas al proceso en la oportunidad
procesal que haya prefijado el legislador para tal fin.

Luego en nuestro sistema procesal, como lo expresa el artículo 396 del Código
de Procedimiento Civil, las partes deben aportar o promover en el proceso,
todas las pruebas de las que quieran valerse, salvo los casos excepcionales
que la ley señala, pudiendo sin embargo las partes, de común acuerdo, en
cualquier estado y grado de la causa, hacer evacuar cualquier clase de
pruebas en la que tengan interés.

Así, todos los medios de pruebas que quieran hacer valer las partes en el
proceso, deben ser promovidos en el lapso de quince días de despacho
siguientes al vencimiento del lapso de emplazamiento (lapso de promoción de
pruebas) como lo son los instrumentos privados no fundamentales, la
inspección judicial, la experticia, las presunciones e indicios, la mecánica de
exhibición de instrumentos, la prueba testimonial, la prueba de informes y las
pruebas libres; pero si bien todos los medios de prueba deben aportarse en el
lapso de promoción de pruebas, este principio se flexibiliza, con algunos
medios de pruebas, como lo son las posiciones juradas, el juramento, los
instrumentos públicos no fundamentales y el juramento decisorio, medios éstos
que pueden ser promovidos y evacuados en oportunidades procesales
diferentes al lapso probatorio.

De esta manera, la prueba de posiciones juradas o confesión provocada,


puede ser promovida junto al libelo de la demanda, en el lapso de promoción
de pruebas y en segunda instancia, tal como lo expresan los artículos 405 y
520 del Código de Procedimiento Civil. La prueba instrumental pública no
fundamental, puede producirse hasta los informes de primera instancia o en
segunda instancia, tal como lo disponen los artículos 435 y 520 ejusdem; y el
juramento decisorio, el cual puede proponerse en cualquier estado y grado de
la causa, tal como norman los artículos 420 y 520 ibidem; igualmente, la prueba
de confesión judicial voluntaria, bien sea pura y simple, calificada o cualificada
y compleja, puede producirse en cualquier momento procesal, al igual que la
prueba indiciaria como consecuencia de la conducta procesal que desplieguen
las partes en el proceso.

En lo que se refiere a las pruebas instrumentales públicas o privadas


fundamentales, conforme a lo previsto en el artículo 340.6 y 434 del Código de
Procedimiento Civil, deben producirse junto al libelo de la demanda, salvo los
casos excepcionales a que se refiere la última de las normas.

Pero otras pruebas que pueden realizarse fuera del lapso probatorio, son las
pruebas anticipadas hechas antes de iniciarse el proceso para dejar constancia
de algún hecho y que por la acción del tiempo o de las circunstancias pudieren
desaparecer, las cuales luego vendrán a la litis, como lo son los casos de los
justificativos de perpetua memoria o justificativos de testigos, las inspecciones
extrajudiciales o las pruebas que se realicen a través del procedimiento de
retardo perjudicial.

También las pruebas que se traigan al proceso a través de la actividad


probatoria oficiosa del juez -artículos 401 y 514 del Código de Procedimiento
Civil- escapan de la preclusión del lapso probatorio, así como las pruebas de
experticia, inspección judicial, reproducción y reconstrucción, que también
pueden ser acordadas oficiosamente fuera de las oportunidades procesales
reguladas en la Ley.

Así el artículo 396 del Código de Procedimiento Civil, expresa lo siguiente:

“Dentro de los primeros quince días del lapso probatorio deberán las partes
promover todas las pruebas de que quieran valerse, salvo disposiciones
especiales de la Ley. Pueden sin embargo las partes, de común acuerdo, en
cualquier estado y grado de la causa, hacer evacuar cualquier clase de prueba
en que tengan interés”.

De la norma antes transcrita -como se señalara- puede apreciarse claramente


que en materia de procedimiento ordinario, las partes deberán promover o
elevar al conocimiento del órgano jurisdiccional, dentro del lapso de promoción
de pruebas, esto es, dentro del lapso de quince días de despacho siguientes al
vencimiento del lapso de comparecencia, haya habido o no contestación a la
demanda, todos los medios probatorios que quieran hacer valer para demostrar
sus extremos de hecho, bien de carácter constitutivo, extintivo, impeditivo o
invalidativo y modificativo, todo en atención al principio del riesgo probatorio o
carga de la prueba.

Pero no obstante que la norma en comento le señala a las partes la


oportunidad procesal para la promoción de las pruebas, la misma a su vez
establece una excepción, y a tal efecto, salvo los casos especiales que se
señalaron, todos los demás medios de prueba que quieran utilizar en el
proceso las partes para demostrar sus extremos de hecho o de excepción,
deben aportarse en el lapso de promoción de pruebas, insistiendo que por vía
excepcional, la prueba instrumental pública o privada de carácter fundamental,
conforme a lo normado en el ordinal 60 del artículo 340 del Código de
Procedimiento Civil, en concordancia con lo preceptuado en el artículo 434
ejusdem, deberá ser promovida junto al libelo de la demanda, so pena de no
ser admitida posteriormente por ser extemporánea.

De esta manera el artículo 340.6 del Código de Procedimiento Civil, expresa:

... 60 Los instrumentos en que se fundamente la pretensión, esto es, aquellos


de los cuales se derive inmediatamente el derecho deducido, los cuales
deberán producirse con el libelo...

Por su parte el artículo 434 ejusdem, dispone:

Si el demandante no hubiera acompañado su demanda con los instrumentos


en que la fundamenta, no se le admitirán después, a menos que haya indicado
en el libelo la oficina o el lugar donde se encuentren, o sean de fecha posterior
o aparezcan, si son anteriores, que no tuvo conocimiento de ellos.

En todos estos casos de excepción, si los instrumentos fueren privados, y en


cualquier otro, siendo de esta especie, deberán producirse dentro de los quince
días del lapso de promoción de pruebas, o anunciarse en él de donde deban
compulsarse; después no se le admitirán otros.
Cuando los instrumentos públicos y privados son de carácter fundamental,
entendido como aquellos de donde deriva o dimana inmediatamente el derecho
pretendido por el justiciante, su aportación debe hacerse en el libelo de la
demanda, siendo inadmisible su aportación en otra etapa del proceso, salvo los
casos excepcionales contenidos en la última de las normas transcritas, donde
se atempera la exigencia legislativa, permitiéndose a tal efecto, aportar los
instrumentos en otras oportunidades procesales, como lo son, para el caso del
documento privado, en el lapso de promoción de pruebas y para el documento
público, en cualquier momento antes de producirse la decisión.

Pero como se viene señalando, la norma contenida en el artículo 434 del


Código de Procedimiento Civil, le permite a la parte accionante no aportar el
instrumento fundamental al libelo de la demanda, en los siguientes casos:

· Cuando se indique en el libelo la oficina o el lugar donde se encuentre el o los


documentos, caso en el cual, el accionante no se encuentra eximido de aportar
al proceso la prueba, sino de aportarla al libelo de la demanda, de manera que
de tratarse de una prueba instrumental privada, deberá indefectiblemente
aportarse en el lapso probatorio, so pena de ser extemporánea su producción
en cualquier otro momento; de tratarse de la prueba instrumental pública, podrá
aportarse hasta los informes de la instancia o eventualmente hasta los informes
de la segunda instancia.

· Que los instrumentos sean de fecha posterior a la demanda, excepción que


se justifica porque de no existir los instrumentos para el momento de
introducirse la demanda, mal podrían ser mencionados. En tal caso, de tratarse
de una prueba instrumental privada, deberá indefectiblemente aportarse en el
lapso probatorio, so pena de ser extemporánea su producción en cualquier otro
momento; de tratarse de la prueba instrumental pública, podrá aportarse hasta
los informes de la instancia o eventualmente hasta los informes de la segunda
instancia.

· Cuando se trate de instrumentos de fecha anterior a la demanda, pero que no


eran conocidos para el accionante, caso en el cual, el accionante
-consideramos- por tratarse de un hecho negativo de difícil prueba para el
accionante, el demandado tendría la carga de aportar la prueba del hecho
positivo en contrario, como lo sería la prueba que el accionante sí tenía
conocimiento de la prueba instrumental para el momento de presentar la
demanda. Luego, ante tal situación, de tratarse de una prueba instrumental
privada, deberá indefectiblemente aportarse en el lapso probatorio, so pena de
ser extemporánea su producción en cualquier otro momento; de tratarse de la
prueba instrumental pública, podrá aportarse hasta los informes de la instancia
o eventualmente hasta los informes de la segunda instancia.

En todos éstos casos excepcionales, el accionante debe hacerlo valer


expresamente en la demanda, es decir, debe expresar que no aporta el
instrumento fundamental e invocar alguna de las causas de excepción a que se
refiere el artículo 434 del Código de Procedimiento Civil, sin .0 cual, de no
haber alegación, no podría activarse la misma -excepción de aportación a la
demanda-.

De esta manera como expresa BELLO MÁRQUEZ, si bien el accionante se


encuentra eximido o relevado de aportar junto al libelo de la demanda los
instrumentos fundamentales, no por ello quiere decir que se encuentra relevado
de producirlos al proceso, ya que la excepción a que se contrae la norma, se
refiere únicamente a la no obligación de incorporar los instrumentos desde el
inicio del proceso, es decir junto al libelo de la demanda, pero sí deben
aportarse en el lapso probatorio, ya que el juez no puede decidir fundamentado
en instrumentos que no constan en autos, por lo que la excepción en estudio
solo trae como consecuencia, que de ser invocada por el accionante la norma
del artículo 434 del Código de Procedimiento Civil, para no aportar junto al
libelo los instrumentos fundamentales, queda abierta la posibilidad de
producirlos en la etapa probatoria, en caso contrario, de no haberse
acompañado los instrumentos en esta etapa procesal y de no existir las
excepciones del artículo en cuestión, la incorporación en otro momento distinto
es totalmente extemporánea y los instrumentos no podrán ni deberán ser
apreciados por el operador de justicia en la sentencia definitiva.

Hay que denotar que los instrumentos fundamentales, son aquellos de donde
provienen, dimanan o derivan las relaciones materiales surgidas entre las
partes o el derecho que reclaman judicialmente.
BELLO MÁRQUEZ, expresa que al no presentarse junto al libelo de la
demanda los mismos, la consecuencia que tendrá que soportar el accionan te,
por aplicación del contenido del artículo 434 del Código de Procedimiento Civil,
es que no le serán admitidos en otra oportunidad procesal. Luego, el motivo por
el cual el legislador incorporó en el ordinal 6° del artículo 340 del Código de
Procedimiento Civil, la obligación del demandante de acompañar junto al libelo
de la demanda los instrumentos fundamentales, radica en el hecho de
garantizarle al demandado el cabal ejercicio del derecho a la defensa, dado
que es lógico que si los instrumentos fundamentales son aquellos de donde
dimana la pretensión del accionante, la parte demandada centrará sus
defensas en tratar de destruir los efectos nocivos de dichos instrumentos, por lo
que su no aportación oportuna decretaría una situación de indefensión del
demandado; otra razón radica en el hecho de la lealtad y probidad de las
partes, dado que de no producirse los instrumentos junto al libelo de la
demanda, se le estaría cercenando al accionado la oportunidad de preparar
una adecuada defensa.

De esta manera, la oportunidad procesal para producir en juicio los


instrumentos fundamentales, sean de carácter públicos o privados, es en el
libelo de la demanda, ya que de no ser incorporados en esa oportunidad
procesal y salvo los casos de excepción a que se contrae el artículo 434 del
Código de Procedimiento Civil, no serán admitidos posteriormente.

Si los instrumentos que deben aportarse al proceso no son de carácter


fundamental, deberán producirse en el lapso probatorio, si son de carácter
privado, y de ser de carácter público podrán producirse conforme a lo previsto
en el artículo 435 del Código de Procedimiento Civil, hasta los últimos informes.
De esta manera el artículo en cuestión expresa:

Los instrumentos públicos que no sea obligatorio presentar con la demanda, ya


por no estar fundada en ellos la misma, ya por la excepción que hace el artículo
434, podrán producirse en todo tiempo, hasta los últimos informes.

En materia de promoción de pruebas, la norma en cuestión contempla otra


excepción, a saber, los instrumentos públicos que no sean fundamentales,
podrán aportarse al proceso, no sólo en el lapso de promoción de pruebas, sino
también en cualquier tiempo procesal, hasta los últimos informes, es decir, que
pueden ser aportados en primer grado de jurisdicción, hasta los informes de
esa instancia, pero también, precluido los informes de primera instancia,
pueden ser aportados al proceso hasta los informes de la segunda instancia o
segundo grado de jurisdicción, tal como lo expresa el artículo 520 del Código
de Procedimiento Civil, que dispone:

En segunda instancia no se admitirán otras pruebas sino instrumentos públicos,


la de posiciones juradas y el juramento decisorio.

Los primeros podrán producirse hasta los informes, si no fueren de los que
deban acompañarse con la demanda; las posiciones y el juramento podrán
evacuarse hasta los informes, siempre que se soliciten dentro de los cinco días
siguientes a la llegada de los autos al Tribunal.

Podrá el Tribunal dictar auto para mejor proveer, dentro de los límites
expresados en el artículo 514.

No obstante a lo anterior, mención especial requiere la posibilidad de aportar al


proceso, junto al escrito de contestación, la prueba instrumental.

A este respecto BELLO LOZANO Y BELLO MÁRQUEZ, estando recién


publicado el Código de Procedimiento Civil, sostuvieron erróneamente, en la
obra Tratamiento de los Medios de Prueba en el Nuevo Código de
Procedimiento Civil, que los instrumentos privados no reconocidos, podían ser
aportados por el demandado junto a su contestación, criterio éste válido bajo la
vigencia del Código de Procedimiento Civil de 1916, pero inaceptable bajo el
imperio del Código actual.

BELLO LOZANO, en ediciones posteriores de la obra La Prueba y su Técnica,


rectifica éste criterio, al igual que BELLO MÁRQUEZ en su obra Fases del
Procedimiento Ordinario, donde se sostiene la imposibilidad de aportar el
instrumento privado no fundamental en otra oportunidad procesal diferente al
lapso de promoción de pruebas, ello por aplicación del artículo 434 del Código
de Procedimiento Civil.
El profesor Jesús Eduardo CABRERA ROMERO, en su extraordinaria obra
titulada Contradicción y Control de la Prueba Legal y Libre, Tomo 1, al referirse
al tema abordado, expresó que los instrumentos privados no pueden ser
aportados junto a la contestación de la demanda, ya que en esa fase son
extemporáneos. En este sentido señaló:

...Si junto al escrito de contestación de la demanda, se consignare por el


demandado un documento privado simple, los artículos 443 y 444 del Código
de Procedimiento Civil, se harían inaplicables, ya que los lapsos de tacha y
desconocimiento ante éstos supuestos, comienzan a correr después de
producidos en juicio, como lo dicen expresamente ambos artículos, y existiendo
un término de emplazamiento donde el demandado puede contestar la
demanda en cualquier día del lapso, sin que el actor tenga que estar arraigado
al Tribunal durante ese término, resulta imposible para éste la aplicabilidad de
esos lapsos, a fin de tachar o desconocer el documento privado. Si bien es
cierto que el artículo 359 del Código de Procedimiento Civil, señala que en todo
caso, hay que dejar transcurrir íntegramente el lapso c1e emplazamiento, con
miras a las actuaciones posteriores, no es menos cierto que los artículos 443 y
444 del Código de Procedimiento Civil hacen correr los términos de tacha y
desconocimiento, para un supuesto como el comentado, dentro de cinco días a
partir de la producción en autos del instrumento, salvo que el mismo se haya
producido con el libelo. Es por estas razones, que el legislador no previno que
los documentos privados simples pudieran promoverse en oportunidad distinta
al libelo y al término de promoción de pruebas...

Por su parte DUQUE CORREDOR, mantiene el criterio que en el lapso de


emplazamiento, la parte demandada puede aportar instrumentos privados en la
contestación de la demanda, lo cual como lo explicaremos resulta erróneo.

Pero la circunstancia que anotamos, podría verse destruida por el principio


constitucional de la informalidad contenido en los artículos 26 y 257
Constitucional, donde pudiera presentarse, que en un proceso el demandado
aportase junto a la contestación de la demanda, la prueba instrumental que
demostrara el hecho extintivo, impeditivo o modificativo en que se
fundamentara su excepción. Luego, podría argumentarse que en función del
principio de informalidad que rige al proceso, la norma contenida en el artículo
434 del Código de Procedimiento Civil, se relajara, permitiéndose de esta
manera al demandado aportar la prueba de su excepción junto al escrito de
contestación de la demanda.

Sobre este punto, como expusimos en otra obra, si bien el proceso civil
conforme a los postulados de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, encuentra a la informalidad como uno de sus elementos
característicos y uno de los esenciales principios sobre los cuales se construye,
el mismo también se edifica sobre las bases de un debido proceso legal
contenido en el artículo 49, que contiene las reglas de juego que deben
respetarse, dentro de las cuales se hayan las etapas procesales, donde en
forma preclusiva deberán realizarse los actos de parte y del tribunal, así como
las etapas u oportunidades en que las partes deberán aportar al proceso los
instrumentos contentivos de las pruebas de sus afirmaciones o negaciones,
tomando en consideración al efecto, tanto el carácter fundamental o no de los
mismos, como su naturaleza pública o privada, inclusive su naturaleza pública
administrativa, por lo cual en el caso del proceso ordinario, la aportación de la
prueba instrumental privada sujeta a reconocimiento, que contenga la prueba
de los hechos de excepción opuestos por el demandado en su contestación,
deberá realizarse en la etapa probatoria -promoción de pruebas- y si la
naturaleza de la prueba instrumental es de carácter pública, la misma podrá
aportarse al proceso en cualquier estado y grado del proceso, hasta los últimos
informes; entenderlo de otra manera, sería quebrantar el debido proceso legal,
que traería como consecuencia una real anarquía procesal típica en nuestro
desastroso sistema procesal vigente producto de políticas judiciales erráticas, y
de la desidia de quienes tienen la noble función de administrar justicia.

El razonamiento que antecede, igualmente encuentra su fundamento en la


protección del derecho constitucional de la defensa, como lo deja entrever el
maestro CABRERA ROMERO, pues las normas contenidas en los artículo 443
y 444, donde se regulan las figuras de tacha y desconocimiento de
instrumentos privados, se harían inaplicables, ya que en el procedimiento
ordinario el actor para ejercitar sus defensas, tendría que acudir al tribunal
durante todos los días del lapso de emplazamiento, a fin de verificar cuando se
produce la contestación de la demanda y si en la misma, fue aportado un
instrumento privado, siendo totalmente absurda esta situación, ya que el
legislador no previó que el actor estuviese en la contestación de la demanda, la
cual por demás se realiza dentro de un plazo o lapso y no en un término y a
través de un acto jurisdiccional.

Por tales motivos, nuestra posición es que debe negarse la posibilidad de


aportar instrumentos privados sujetos a reconocimiento a la contestación de la
demanda, todo ello a propósito que el instrumento es fundamental para el
actor, pero no para el demandado, ya que quien debe preparar sus defensas
en función a las pruebas instrumentales que deben aportarse al proceso, es el
demandado y no el accionante, quien en el libelo de la demanda ha expresado
todos los elementos de hecho -afirmaciones o negaciones- que son la base
argumental de su pretensión discursiva.

Pero como hemos expresado, otro medio de prueba que puede promoverse en
una oportunidad distinta al lapso de promoción de pruebas, es la confesión
provocada o posiciones juradas, la cual, conforme a lo previsto en el artículo
405 del Código de Procedimiento Civil, en concordancia con lo normado en el
artículo 520 ejusdem, Puede ser promovida por el actor, junto al libelo de la
demanda, en el lapso de promoción de pruebas y/o en segunda instancia o
segundo grado de jurisdicción; igualmente el demandado, puede en la
contestación e la demanda, en el lapso de promoción de pruebas y/o en
segunda instancia o segundo grado de jurisdicción, promover este medio
probatorio. Así, el artículo 405 del Código de Procedimiento Civil, expresa:

Las posiciones juradas sólo podrán efectuarse sobre hechos pertinentes al


mérito de la causa, desde el día de la contestación de la demanda, después de
ésta, hasta el momento de comenzar los de las partes para sentencia.

De la norma en cuestión se infiere que si la prueba de confesión provocada


puede evacuarse o materializarse desde el día de la contestación de la
demanda, es porque indefectiblemente su promoción o proposición debió
hacerse en el libelo de la demanda o 2n la contestación, pudiéndose
igualmente, de no haber sido promovidas en esta oportunidad, elevarse al
conocimiento del órgano jurisdiccional, en el lapso de promoción de pruebas;
pero también en segunda instancia o segundo grado de jurisdicción, las partes
pueden promover la prueba de confesión provocada o posiciones juradas,
dentro de los primeros cinco días de despacho siguientes a recibidos los autos,
recibimiento éste que como lo ha venido reiterando la jurisprudencia nacional,
debe hacerse por auto expreso.

Por último, otro medio de prueba que puede ser promovido en una etapa
procesal distinta a la promoción de las pruebas, es el juramento decisorio, el
cual, conforme a lo normado en el artículo 420 del Código de Procedimiento
Civil, en concordancia con lo preceptuado en el artículo 520 ejusdem, puede
deferirse en cualquier estado y grado de la causa.

Luego, las pruebas que aporten las partes al proceso para demostrar sus
extremos de hecho o de excepción, deben promoverse en el lapso de quince
días de despacho siguientes al vencimiento del lapso de emplazamiento -lapso
de promoción de pruebas- salvo los siguientes casos excepcionales:

· Instrumentos públicos o privados fundamentales, los cuales deben aportarse


junto al libelo de la demanda;

· Los instrumentos públicos no fundamentales, los cuales pueden aportarse


hasta los últimos informes;

· La prueba de confesión provocada o posiciones juradas, la cual puede


promoverse en el libelo de la demanda, en la contestación de la demanda y en
segunda instancia;

· El juramento decisorio, el cual puede deferirse en cualquier estado y grado de


la causa.

En cuanto a la actividad probatoria oficiosa del operador de justicia, también


excepcionalmente pueden producirse pruebas fuera del lapso probatorio, como
sucede con las diligencias probatorias a que se refiere el artículo 401 del
Código de Procedimiento Civil, luego de vencido el lapso de evacuación de
pruebas; la inspección judicial, la experticia, las reproducciones o
reconstrucciones, los indicios producto de conductas procesales de las partes,
entre otras actividades.
No obstante a lo anterior con relación a la aportación de la prueba instrumental
en forma excepcional al lapso de promoción de pruebas, la Sala de Casación
Civil del Tribunal Supremo de Justicia, señaló:

De conformidad con el artículo 396 del Código de Procedimiento Civil, dentrote


los primeros 15 días del lapso probatorio las partes deberán promover todas las
pruebas de que quieran valerse, entre otras, los instrumentos privados no
fundamentales de la demanda, y estos últimos en los casos de excepción a que
se refiere el artículo 434 del mencionado Código; la exhibición de documentos,
la confesión o posiciones juradas; la experticia, la inspección judicial, la prueba
de testigos, las reproducciones, copias y experimentos, la prueba de informes.
(Rengel Romberg A. Tratado de Derecho Civil Venezolano. Caracas, Editorial
Arte, Cuarta Edición, 1994, p. 347).

Sin embargo, esta regla tiene algunas excepciones: los documentos


fundamentales, que deben ser promovidos por el ador con la demanda; los
públicos, que pueden ser presentados hasta los últimos informes; los
documentos privados reconocidos o tenidos legalmente por reconocidos bien
en original o en copia certificada o fotostática, fotográfica u otra semejante que
pueden presentarse con la contestación de la demanda.

Asimismo, el artículo 396 del Código de Procedimiento Civil dispone que “…


Pueden…. las partes, de común acuerdo, en cualquier estado y grado de la
causa, hacer evacuar cualquier clase de prueba en que tengan interés".

El artículo 429 del Código de Procedimiento Civil establece:

"Los instrumentos públicos y los privados reconocidos o tenidos legalmente por


reconocidos, podrán producirse en juicio originales o en copia certificada
expedida por funcionarios competentes con arreglo a las leyes.

Las copias o reproducciones fotográficas, fotostáticas o por cualquier otro


medio mecánico claramente inteligible, de estos instrumentos, se tendrán como
fidedignas si no fueren impugnadas por el adversario, ya en la contestación de
la demanda, si han sido producidas con el libelo, ya dentro de los cinco días
siguientes, si han sido producidas con la contestación o en el lapso de
promoción de pruebas. Las copias de esta especie producidas en cualquier
otra oportunidad, no tendrán ningún valor probatorio si no son aceptadas
expresamente por las partes.

De la lectura de la norma se desprende que el artículo transcrito no contempla


los documentos privados simples, sino que regula lo concerniente a los
documentos públicos o privados reconocidos o tenidos legalmente por
reconocidos, sea en original, en copia certificada o fotostática, y expresa que
pueden ser producidos junto con la demanda, en la contestación o en el lapso
de promoción de pruebas.

Por consiguiente, los documentos privados simples responden a la regla


general establecida en el artículo 396 del Código de Procedimiento Civil: dentro
de los primeros 15 días del lapso probatorio deberán las partes promover todas
las pruebas de esta especie de que quieran valerse.

"El Art. 429 reza; …En nuestro criterio, el anterior artículo ha venido a
puntualizar la oportunidad para la promoción de los documentos privados
simples (no reconocidos) que no sean fundamentales. Ambas partes no podrán
promoverlos sino en el término de promoción de pruebas. El Art. 429 CPC
prevé que los documentos privados auténticos (reconocidos o tenidos
legalmente por reconocidos) pueden producirse en originales o en copias
certificadas o fotostáticas simples u otras semejantes y señala como
oportunidades para traer las copias simples (con mayor razón, los originales),
el libelo, la contestación y el término de promoción de pruebas. Fuera de esas
oportunidades, la producción de las copias simples de instrumentos públicos o
privados auténticos es extemporánea, salvo aprobación expresa de la
contraparte. Los documentos privados no auténticos no están contemplados en
el Art. 429 CPC, por lo que en cuanto a la oportunidad de promoverlos y
producidos, tenemos para el actor que ella es el libelo, en cuanto a los
fundamentales (ord. 6° Art. 340 CPC), y el término de promoción de pruebas
(Arts. 396 y 434 CPC) para cualquier otro documento privado simple que
pretenda hacer valer cualquiera de las partes, no existiendo en la ley ningún
otro momento fuera de los nombrados, para la promoción de esa categoría de
instrumentos privados ... El Art. 429 CPC prevé la contestación acompañada de
las copias, mas no contempla el CPC, que dicha contestación se acompañe
con documentos privados no auténticos (no reconocidos ni autenticados). Todo
esto conduce a que la oportunidad para promover los instrumentos privados
simples, es el término de promoción de pruebas para ambas partes, a menos
que sean fundamentales..." (Cabrera Romero, Jesús Eduardo: Contradicción y
Control de la Prueba Legal y Libre. Caracas, Editorial Jurídica Alva, S.R.L.,
1997, p. 104-107).

Conforme al anterior criterio que esta Sala acoge, no puede el demandado


producir documentos privados simples con la contestación de la demanda, sino
en el lapso de promoción de pruebas.

En el caso concreto, el demandado acompañó con la contestación de la


demanda documentos privados simples (facturas originales N° 0081 Y N° 0090
emitidas por la demandante, y un documento privado simple de fecha 25 de
marzo de 1998), los cuales ratificó en el lapso de promoción de pruebas, según
lo estableció la recurrida, considerando que no eran extemporáneos, tal como
se constata de la siguiente transcripción:

"Teniendo a la vista las pruebas aportadas por la parte demandada en la etapa


procesal de promoción de pruebas, resulta importante destacar a esta
Superioridad que, respecto a la defensa opuesta por la demandante en el
sentido de solicitar ante el a quo la declaratoria de la extemporaneidad de las
pruebas documentales privadas presentadas por la demandada en el momento
de la contestación de la demanda, y por ello la inobservancia de las mismas
para el proceso, este Tribunal rechaza la misma, por cuanto de una revisión de
las pruebas presentadas en la promoción de pruebas por parte de la
demandada, se observa que las consignadas en la contestación de la demanda
fueron ratificadas por ésta al invocar el mérito favorable que se desprende de
las actas procesales, además de ratificar expresamente el valor probatorio de
los mismos, aunado al hecho que la demandante no hizo uso del recurso de
oposición oportunamente, una vez agregadas al expediente o ratificadas en su
existencia y valor probatorio, por tanto, este Juzgado Superior declara y ratifica
la improcedencia de la defensa opuesta por el abogado demandante. oo." .
(Negritas de la Sala)
De forma que al haber sido ratificado el valor probatorio de tales documentos
en el lapso de promoción, deben tenerse como válidos y, por tanto, no erró el
juez superior en la interpretación de los artículos 388, 396, 429, 434 segunda
parte, 435 y 196 del Código de Procedimiento Civil, al apreciar los documentos
privados simples consignados con la contestación de la demanda, debido a que
estos fueron ratificados en el lapso de promoción de pruebas.

Luego, los instrumentos privados simples sólo pueden ser aportados en el


lapso de promoción de pruebas cuando no sean fundamentales, de lo contrario,
deberán ser aportados junto al libelo de la demanda; en tanto que los privados
reconocidos o tenidos legalmente por reconocidos, para el actor pueden ser
aportados en el lapso de pruebas, salvo que sean fundamentales y para el
demandado, pueden ser aportados en la contestación de la demanda o en el
lapso de pruebas, pues si bien el artículo 429 del Código de Procedimiento Civil
permite la aportación de instrumentos privados reconocidos en copia,
fotografías, fotostátos o cualquier otro medio mecánico, en la contestación de la
demanda, con mucha mas razón debe permitirse la aportación de la
instrumental privada reconocida en original, pero cuando se trata de
instrumentales privadas simples, su aportación indefectiblemente debe
realizarse en el lapso de promoción de pruebas o en el libelo de la demanda de
tratarse de una prueba fundamental, lo que se traduce, que si el demandado
aporta junto a la contestación un instrumento privado simple, el mismo será
extemporáneo, pero el elemento que consideramos errado de la decisión bajo
análisis, es que se permita subsanar el error de la extemporaneidad mediante
la ratificación del mérito de la prueba en el lapso probatorio, es decir, que sea
ratificado, pues consideramos que ya el instrumento se encuentra infectado por
la extemporaneidad producto de su aportación anticipada por parte del litigante
ignorante, lo cual no puede ser corregido con una futura ratificación de manera
que la prueba producida extemporáneamente, debe quedarse fuera del
proceso y no debe ser apreciada aun cuando sea ratificada posteriormente.
Este criterio no consideramos que sea lesivo del derecho a la defensa, a la
tutela judicial efectiva y al derecho a producir pruebas, pues no se ha limitado
este último en forma alguna, dado que ha sido la propia parte la que ha
producido erróneamente la prueba en el proceso, en forma anticipada, siendo
que la causa de desecho de la prueba sólo es imputable a la parte que ha sido
ignorante y torpe.

MOMENTOS DE LA PRUEBA

El proceso se considera como un conjunto coordinado y concatenado de actos


procesales realizados por los órganos jurisdiccionales, los cuales encarnan al
Estado, tendientes a resolver los conflictos de la colectividad, mediante la
aplicación de la Ley en forma pacífica y coactiva, el cual atraviesa por tres
fases o etapas perfectamente delineadas o delineables, tales como lo son la
etapa alegatoria, probatoria y decisoria, donde cada una incide en la otra,
siendo imposible desligarlas. Luego, en la segunda de estas fases o etapas del
proceso, como lo es la etapa probatoria, las partes realizarán la actividad
procesal tendiente a demostrarle al operador de justicia su verdad, los
extremos de hecho o de excepción en que fundamentan la demanda o la
contestación, etapa ésta que atraviesa por cuatro escenarios, como lo son la
proposición o promoción de las pruebas, la oposición o contradicción de las
pruebas, la admisión o recibimiento de las pruebas y la evacuación o
materialización de las pruebas.

DEVIS ECHANDÍA, al referirse al punto que abordamos, expresa que la


actividad probatoria en el proceso tiene diferentes etapas, fases o aspectos que
pueden condensarse de la siguiente manera:

· Fase de producción u obtención de la prueba, donde colaboran el juez, las


partes o los auxiliares de justicia, y que se subdivide en las siguientes fases: a)
Averiguación o investigación; b) Aseguramiento; c) Proposición o presentación;
d) Admisión y ordenación; y e) Recepción y práctica. En esta fase se realizan
todos los actos procesales y extraprocesales con finalidad procesal, que
conduce a poner la prueba a disposición del juez e incorporarla al proceso,
donde deben reunirse tanto los requisitos intrínsecos de la prueba, como son la
conducencia del medio escogido, la pertinencia y relevancia del hecho, la
utilidad de la prueba y la ausencia de prohibición legal para investigar el hecho,
así como extrínsecos, tales como son, la oportunidad procesal para promover
la prueba, la formalidad adecuada, la competencia y capacidad del juez, y la
legitimación de quien la pide y la decreta;

· Fase de asunción de la prueba por parte del juez, donde se produce su


percepción sensorial y su aprehensión mental de la prueba, es decir, donde el
operador de justicia entra en contacto directo con las resultas, materia o
contenido de la prueba evacuada;

· Fase de valoración o apreciación de la prueba por parte del juez, donde se


hace la operación mental que tiene por fin el conocimiento del mérito o valor de
convicción que puede deducirse de su contenido.

Sigue señalando el maestro colombiano, que desde el punto de vista


procedimental, las fases antes señaladas se cumplen a través de cuatro etapas
o períodos que generalmente contemplan en primer grado de jurisdicción los
diversos procesos ordinarios y especiales, y en algunas incidencias, siendo
tales períodos los siguientes:

· Recibimiento genérico de las pruebas, a solicitud de partes o de una de ellas,


u oficiosamente, según el sistema legislativo vigente, el cual consiste, en la
solicitud que hacen las partes al tribunal para que el proceso se abra a pruebas
y puedan promoverse los diversos medios tendientes a demostrar los extremos
de hecho controvertidos en la Iitis;

· Proposición de las pruebas en concreto, para su práctica o su simple


admisión cuando es aducida o presentada por el interesado, el cual consiste,
en que una vez abierto el proceso a pruebas, cada una de las partes eleva al
conocimiento del órgano jurisdiccional los medios probatorios que utilizarán en
específico, para demostrar sus extremos de hecho, y la ordenación o admisión
de esas pruebas por el juez y de otras que oficiosamente señale si está
facultado para ello;

· Práctica de las pruebas ordenadas o decretadas, donde se materializarán o


evacuarán las pruebas;

· Valoración o apreciación de las pruebas que corresponden al juzgamiento.


Al respecto, Jaime GUASP, señala que el procedimiento de la prueba, viene
integrado por el encadenamiento de todas aquellas actividades que se dirigen
específicamente a convencer al juez, sobre la existencia o inexistencia de un
dato procesal determinado, estando dicho esquema integrado por seis
categorías perfectamente diferenciables entre sí, tales como son:

· Petición genérica de la prueba, que consiste en el acto a través del cual los
litigantes solicitan que haya en general pruebas en el proceso, petición que
generalmente se hace fuera de la etapa propiamente probatoria;

· Admisión genérica di la prueba o recibimiento a prueba, que consiste en el


acto por medio del cual el juez, si se dan los extremos requeridos, resuelve que
exista en general prueba en el proceso;

· Petición específica de la prueba o proposición de pruebas. que consiste en el


acto a través del cual los litigantes, solicitan no ya que haya prueba, sino que
se acuda a un determinado medio de prueba;

· Admisión específica de la prueba, que consiste en la admisión del medio de


prueba particularmente pedido, ordenándolo así mediante una o varias
resoluciones;

· Práctica de la prueba, que consiste en la verificación de las pruebas


propuestas y admitidas;

· Apreciación de la prueba, que consiste en el acto a través del cual el juez


valora o fija la eficacia de cada uno de los medios de prueba practicados, el
cual escapa del ámbito probatorio propiamente dicho, pues es verificado por el
juez en el mismo momento en que se emite la sentencia de fondo.

AZULA CAMACHO, al referirse a las etapas de la actividad probatoria, señala


que la misma es el acto procesal en general, que puede estar constituido por
uno solo o varios actos, y que comprende las siguientes etapas: a) Producción,
dentro de la cual se destacan las actividades de averiguación o investigación,
proposición, ordenación y práctica de la prueba; b) Asunción; y c) Valoración.

MONTERO AROCA, expresa que la actividad o procedimiento probatorio se


encuentra conformado por las siguientes etapas: a) Petición de recibimiento a
pruebas; b) Recibimiento a pruebas; c) Término de pruebas; d) Proposición de
los medios de prueba; e) Admisión de los medios de prueba; f) Práctica de la
prueba.

En nuestro sistema procesal, en materia de procedimiento ordinario e incluso


de cualquier proceso judicial, el momento de la prueba se encuentra
conformado por cuatro etapas o fases, como lo son:

· Promoción o proposición de pruebas, que las partes elevan al conocimiento


del órgano jurisdiccional y aportan los medios de prueba que utilizarán para la
demostración de sus afirmaciones o negaciones de hecho controvertido;

· Oposición o contradicción a las pruebas promovidas o propuestas, donde las


partes pueden cuestionar la admisibilidad del medio probatorio propuesto, bien
por causas de extemporaneidad, ilegalidad, irrelevancia, ilicitud, inidoneidad,
irregularidad en su promoción;

· Admisión o recibimiento y ordenación de la prueba, donde el operador de


justicia debe pronunciarse sobre su ingreso al proceso, fijando la oportunidad
para su materialización;

· Evacuación o materialización de la prueba, donde se realizará la misma con


presencia de las partes;

· Apreciación o valoración de la prueba, donde el operador de justicia al final


del camino judicial, deberá establecer el grado de convicción de la prueba
judicial aportada al proceso y materializada.

PROCESOS DONDE NO SE ABRE EL LAPSO PROBATORIO

El lapso de promoción de pruebas en el procedimiento ordinario, se encuentra


regulado en el artículo 388 del Código de Procedimiento Civil, que establece:

Al día siguiente al vencimiento del lapso del emplazamiento para la


contestación de la demanda, sin haberse logrado la conciliación ni el
convenimiento del demandado, quedará el juicio abierto a pruebas, sin
necesidad de decreto o providencia del Juez, a menos que, por deberse decidir
el asunto sin pruebas, el Juez lo declare así en el día siguiente a dicho lapso.

En el procedimiento ordinario, el cual comienza previa demanda que introduzca


el accionante, luego de admitirse la misma, siempre que no sea contraria al
orden público, las buenas costumbres o a alguna disposición expresa de la
Ley, conforme a lo previsto en el artículo 341 ejusdem, y vencido el lapso de
emplazamiento, esto es, el lapso de veinte días de despacho siguientes a la
constancia en autos de la citación del demandado, de pleno derecho, sin
necesidad de decreto o providencia del operador de justicia -ope legis- el
proceso queda abierto a pruebas, computándose al efecto, al día de despacho
siguiente al vencimiento del citado lapso de emplazamiento inclusive, el cual
debe dejarse transcurrir íntegramente, conforme a lo previsto en el artículo 344
ibidem y en función del principio de preclusión de los lapsos procesales, el
lapso de quince días de promoción de pruebas, donde las partes podrán elevar
al conocimiento del órgano jurisdiccional, cuales son los medios de pruebas
que utilizarán o de los cuales se harán valer para demostrar sus extremos de
hecho tanto de pretensión como de la excepción.

De esta manera, vencido el lapso de emplazamiento sin que se haya llegado la


conciliación o el convenimiento del demandado, de pleno derecho y sin
necesidad de decreto o providencia alguna por parte del órgano jurisdiccional,
el proceso queda abierto a pruebas por un lapso de quince días de despacho,
para que las partes aporten al proceso o promuevan todas aquellas pruebas
que utilizarán para demostrar los hechos controvertidos en el proceso, siendo
que la actividad procesal que realizarán las partes en este momento, será la de
promover pruebas, es decir, de señalar o elevar al conocimiento del órgano
jurisdiccional, los medios probatorios que serán utilizados para demostrar los
hechos que sirven de base para la pretensión del actor o para la excepción del
demandado, mediante la materialización o evacuación de los medios, para
obtener de ésta manera el resultado pretendido, como lo es, la demostración
de los hechos litigiosos.
No obstante a lo anterior, si bien la regla es que el proceso luego de vencido el
lapso de emplazamiento sin que se haya logrado la conciliación o el
convenimiento del demandado, de pleno derecho se abre a pruebas, lo cual es
conocido como los denominados procesos e hecho, la norma contenida en el
artículo 388 del Código de Procedimiento Civil, contempla la posibilidad que el
proceso no se abra a pruebas, siendo esta la excepción a la regla que recibe la
denominación de juicios de derecho. En este sentido la citada norma expresa:

... a menos que, por deberse decidir el asunto sin pruebas...

Estos son los denominados procesos de derecho, donde existen casos


excepcionales que permiten la supresión del lapso probatorio, no abriéndose el
proceso a pruebas, siendo interesante destacar, como lo expresa BELLO
LOZANO-MÁRQUEZ, que resulta infeliz la redacción utilizada por el operador
legislativo, al señalar que el proceso se pueda decidir sin necesidad de
pruebas, circunstancia ésta totalmente contraria al principio de la necesidad de
la prueba, pues no resulta lógico ni acertado establecer que el proceso puede
ser decidido con ausencia del material probatorio, ya que será éste el que le
indique al juez, cual de las verdades debatidas en el proceso será la real, la
cierta, pues es el material probatorio el que en definitiva demostrará la verdad,
realidad, existencia, inexistencia o falsedad de los hechos controvertidos
afirmados o negados en el proceso, todo ello sin olvidar que cuando en el
proceso no se hayan aportado las pruebas, cuando en el proceso las partes no
hayan aportado la prueba de sus extremos de hechos constitutivo, extintivo
impeditivo, invalidativo o modificativo, la única formula o regla que puede
utilizar el operador de justicia para emitir su pronunciamiento, donde acoja la
pretensión del actor o la excepción del demandado será la carga de la prueba,
fallando en consecuencia contra aquel sujeto que en el proceso tenía el interés
de demostrar los hechos que sirven de sustento de la norma jurídica que
contenía la consecuencia jurídica solicitada; de aportar las pruebas de los
hechos lo cual no hizo, todo con el fin de no producir una sentencia inhibitoria o
un non tiquet como lo expresa DEVIS ECHANDÍA.

Luego, el hecho de no existir pruebas en el proceso como consecuencia de la


conducta desgarbada de los sujetos procesales, que activa la regla de la carga
de la prueba para que el operador de justicia pueda emitir su fallo dirimidor,
bajo ninguna circunstancia contraría el principio de la necesidad de la prueba,
pues si bien es cierto las pruebas son indispensables para que el sentenciador
pueda establecer la verdad de los hechos, la carga de la prueba no constituye
una excepción a dicho principio, sino una fórmula procesal que le permitirá
determinar contra quien fallar, por lo que en el proceso, efectivamente se
requiere de la presencia o existencia del material probatorio, todo lo cual se
traduce, en que resulta desatinada la redacción legislativa que insinúa la
posibilidad de decidir un proceso sin pruebas.

Creemos que la incorrecta redacción legislativa debe entenderse como la


posibilidad que el proceso no se abra a pruebas, vale decir, que pueda
suprimirse el lapso probatorio, hecho éste totalmente diferente a pretender que
el proceso puede decidirse sin pruebas, ya que lo permitido por la ley, no es la
ausencia de pruebas sino la no apertura del lapso probatorio, circunstancia
ésta que viene corroborada por el comienzo del artículo 389 del Código de
Procedimiento Civil, que expresa:

No habrá lugar al lapso probatorio:

1º. Cuando el punto sobre el cual versare la demanda, aparezca, así por ésta
como por la contestación, ser de mero derecho.

2º. Cuando el demandado haya aceptado expresamente los hechos narrados


en el libelo y haya contradicho solamente el derecho.

3º. Cuando las partes, de común acuerdo, convengan en ello, o bien cada una
por separado pida que el asunto se decida como de mero derecho, o solo con
los elementos de prueba que obren ya en autos, o con los instrumentos que
presentaren hasta informes.

4º. Cuando la Ley establezca que sólo es admisible la prueba instrumental, la


cual, en tal caso, deberá presentarse hasta el acto de informes.

La norma antes transcrita contempla los casos excepcionales donde habrá


supresión o prescindencia del lapso probatorio (juicios de derecho) cuyos
supuestos se analizan a continuación.
a. El primer caso previsto la norma se refiere a la supresión del lapso
probatorio cuando el punto sobre el cual versare la controversia fuera de mero
derecho, lo cual se traduce que en el proceso no se están discutiendo hechos,
que son precisamente el tema u objeto de la prueba, sino puntos de derecho,
tal como sucede en los casos donde se discute la constitucionalidad o no de
una norma legal, o cuando en un proceso laboral se demandan prestaciones
sociales y el patrono al momento de contestar la demanda acepta los hechos
pero argumenta en su defensa que los conceptos reclamados no se encuentran
amparados por la Ley Orgánica del Trabajo sino por un contrato colectivo que
establece conceptos diferentes a los reclamados. En estos casos pueden
observarse claramente, que no existe discusión sobre la cuestión de hecho, por
el contrario, el punto controvertido sobre el cual versa la demanda y como
consecuencia de la contestación producida, es de mero derecho, pues aquí lo
único que debe determinar el operador de justicia es si efectivamente la norma
resulta o no inconstitucional o si se aplican las disposiciones de la Ley
Orgánica del Trabajo o del contrato colectivo. Otro ejemplo sobre éste caso
pudiera ser cuando la demanda versa sobre la interpretación o alcance de una
estipulación contractual, respecto de la cual no ha podido haber acuerdo entre
las partes, tocándole al operador de justicia determinar el contenido de la
misma y los derechos y obligaciones de uno u otro litigante que se deriven del
contrato. Luego, ante la ausencia de hechos que demostrar en el proceso, pues
la reclamación es de mero derecho, tanto por sí como por la contestación,
resulta totalmente inútil e innecesario que el proceso de abra a pruebas, por no
existir hechos que demostrar.

El segundo caso a que se refiere la norma trata de la circunstancia de haber el


demandado en su contestación aceptado expresamente los hechos expuestos
por el actor en su libelo de demanda y contradicho exclusivamente el derecho
pretendido, tal como sucede en los casos donde el demandado, en las
reclamaciones judiciales por resolución o cumplimiento de un contrato de
arrendamiento por vencimiento del término, fundamentado en el Código Civil,
acepta los hechos pero contradice el derecho aduciendo que lo ampara el
beneficio de la prórroga legal previsto en el Decreto con Rango y Fuerza de
Ley de Arrendamiento Inmobiliario, caso en el cual no se requerirá de la
apertura del lapso probatorio, pues no existen hechos controvertidos sobre los
cuales deba recaer el tema de la prueba, toda vez que los mismos han
quedado establecidos y demostrados en el proceso, siendo el objeto de
controversia la aplicación de uno u otro cuerpo normativo.

En relación al tercer caso -artículo 389.3 del Código de Procedimiento Civil el


mismo contempla cuatro supuestos referidos a la supresión del lapso
probatorio, como lo son:

1.El acuerdo de voluntad de las partes cuando éstas acudan al proceso


conjuntamente y convengan sobre esta circunstancia;

2.Cuando hagan concurrir su voluntad de suprimir el lapso en forma separada;

3.Cuando soliciten al operador de justicia que se dicte sentencia con los solos
elementos probatorios que cursen u obren en autos. Luego, como se trata de la
supresión del lapso probatorio, lo cual involucra que sólo existen dos actos
procesales, las únicas pruebas que pudieran cursar en autos en esa
oportunidad serían: La prueba instrumental pública o privada fundamental que
se aportara junto al libelo de la demanda; la prueba instrumental pública
aportada por el demandado en la contestación de la demanda; la prueba de
confesión provocada o posiciones juradas promovida por el accionan te junto al
libelo de la demanda o por el demandado en su contestación -artículo 405 del
Código de Procedimiento Civil- que podría ser evacuada al día y hora que se
fijara luego del vencimiento del lapso probatorio, siempre que se hubiera
producido la citación personal del absolvente; la prueba de juramento decisorio,
que podría producirse en cualquier momento del proceso; la prueba de
inspección judicial, experticia, reconstrucción, cuando fuera acordada
oficiosamente por el operador de justicia, donde no existe lapso procesal
alguno para ordenar tal actividad probática; y la prueba indiciaria producto de la
conducta procesal de las partes, la cual igualmente pudiera producirse en
cualquier momento procesal, pues en relación a todos los demás medios
probatorios, tendrían que ser producidos en el lapso de promoción de pruebas
que se estaría suprimiendo;
4.Cuando soliciten al operador de justicia que emita su fallo con los
instrumentos que presenten hasta informes. Luego, en relación a éste último
caso, debemos precisar que los instrumentos que pueden aportarse hasta los
informes serían los públicos no fundamentales, pues de tratarse de
instrumentos de carácter privado, o se aportan junto al libelo de la demanda
cuando son fundamentales, salvo los casos excepcionales y permisibles del
artículo 434 del Código de Procedimiento Civil o en el lapso de promoción de
pruebas que se suprimirá.

Pero volviendo al análisis del último de los supuestos a que se refiere el


artículo 396.3 del Código de Procedimiento Civil, observamos que tratarse de
instrumentos públicos fundamentales, la parte podrá invocar algunas de las
excepciones contenidas en el artículo 434 ibidem, para no aportar la prueba
junto al libelo de la demanda, caso en el cual, de haber supresión del lapso
probatorio y conforme a lo previsto en el artículo 435 ibidem, podría la parte
incorporar el instrumento en cualquier momento procesal hasta los informes de
la instancia, pues dicha norma dispone:

Si el demandante no hubiera acompañado su demanda con los instrumentos


en que la fundamenta, no se le admitirán después, a menos que haya indicado
en el libelo la oficina o el lugar donde se encuentren, o sean de fecha posterior,
que aparezcan, si son anteriores, que no tuvo conocimiento de ellos.

En todos estos casos de excepción, si los instrumentos fueren privados, y en


cualquier otro, siendo de esta especie, deberán producirse dentro de los quince
días del lapso de promoción de pruebas, o anunciarse en él de donde deban
compulsarse, después no se le admitirán otros.

De la norma en comento se aprecia que es admisible, en una oportunidad


distinta al libelo de la demanda, la presentación de instrumentos
fundamentales, siempre que se hubiera señalado o indicado en el libelo la
oficina o lugar donde se encuentren, pues precisamente, tratándose de
instrumentos fundamentales, el demandado debe tener el derecho de conocer
y cuestionar el mismo y aún cuando no se le ha incorporado junto a la
demanda, se ha señalado el lugar u oficina donde puede compulsarse o
revisarse para así garantizar el cabal ejercicio del derecho a la defensa
-contradicción, impugnación o tacha del instrumento, incluso desconocimiento-
o Luego, aún cuando la norma en comento no hace distinción si en este primer
caso de excepción se refiere a instrumentos públicos o privados, creemos que
es viable que se trate de cualquier de los dos -públicos, privados reconocidos o
no- pues resulta posible que tratándose de instrumentos privados, los mismos
se encuentren depositados en una oficina o lugar determinado donde puedan
ser compulsados o consultados por el demandado para ejercer su derecho a la
defensa, pero en todo caso, tratándose de instrumentos públicos o privados,
debe tratarse de lugares u oficinas de fácil acceso a la parte demandada para
poder compulsar o revisar el instrumento, todo lo cual nos coloca en la idea que
se trata -al referirse la ley a lugares u oficinas- de sitios públicos donde se
encuentren depositados los instrumentos.

Estos instrumentos públicos que no se acompañen junto al libelo de la


demanda, podrán ser presentados en cualquier momento procesal hasta los
informes -artículo 435 del Código de Procedimiento Civil siempre que el
accionante hubiera hecho valer el contenido de la norma -artículo 434 ejusdem-
y hubiera señalado el lugar -sitio u oficina- donde pudieran encontrarse, de lo
contrario, sin señalamiento expreso por parte del accionante, no podrían
aportarse posteriormente so pena de extemporaneidad; pero si se trata de
instrumentos privados fundamentales, en caso de supresión del lapso
probatorio, no habría oportunidad procesal para su incorporación al proceso, de
manera que tratándose de instrumentos privados fundamentales, si no fueron
aportados al libelo de la demanda como consecuencia de la excepción prevista
en el artículo 434 del Código de Procedimiento Civil, al producirse la supresión
del lapso probatorio no podrían ser aportados legalmente al proceso en una
futura oportunidad, salvo que las partes de común acuerdo lo aceptaran, pues
dicha instrumental solo podría producirse en el lapso de promoción de pruebas.

En el segundo de los casos de la norma en comento, referido a que los


instrumentos fundamentales fueran de fecha posterior a la demanda, el mismo
no requiere de mayor explicación, pues para el momento en que se presentó la
demanda, no existían, lo que permite su aportación en otro momento, es decir,
en el lapso de promoción de pruebas si se trata de instrumentos privados o en
cualquier momento hasta los informes si se trata de instrumentos públicos, pero
siendo que se está analizando la supresión del lapso probatorio, si se trata de
instrumentos derivados fundamentales posteriores a la demanda, no habría
oportunidad para su incorporación al proceso, salvo que las partes de común
acuerdo lo acordaran.

Por último y en cuanto a instrumentos fundamentales no aportados junto a la


demanda por no tenerse conocimiento de su existencia, creemos que en todo
caso la circunstancia del desconocimiento debe quedar demostrada en autos,
pero tratándose de un hecho negativo, el accionante quedaría eximido de la
prueba de tal hecho -ignorancia o desconocimiento de la existencia de la
prueba instrumental- correspondiéndole al demandado, la prueba del derecho
positivo en contrario referido a que el accionante sí tenía conocimiento del
instrumento al momento de proponer la demanda y no obstante a ello no lo
aportó junto a la misma. Luego, si el accionante hace valer este caso de
excepción, al demandado correspondería desvirtuar el hecho negativo
mediante el hecho positivo en contrario, como lo sería el conocimiento que
tenía el actor de la existencia del instrumento, lo que se traduce, que al
ampararse el actor en esta causa de excepción y ante la ausencia de la prueba
del hecho positivo en contrario, de tratarse de una prueba instrumental pública,
podría aportarse hasta los informes y de tratarse de un instrumental privado, si
se suprime el lapso probatorio, no habría oportunidad de aportación, salvo el
común acuerdo entre las partes.

Luego, si el proceso se tramita o debe decidirse con supresión del lapso


probatorio, creemos que si dicha supresión tiene su origen en el mutuo acuerdo
de voluntad de las partes, el operador de justicia podría en búsqueda de la
verdad, hacer uso de las diligencias probatorias contenidas en el artículo 401
del Código de Procedimiento Civil, más si fue el propio juez quien consideró
que el proceso debía tramitarse como de derecho, en los casos de los
ordinales r, 2° y 4° del artículo 389 del Código de Procedimiento Civil, ya no
podría hacer uso de esa actividad oficiosa, pues fue el propio operador de
justicia quien consideró que no se requerían pruebas en el proceso o que la
única admisible era la instrumental. En todo caso, el decisor no podría
enmendar su error al considerar el juicio como de mero derecho, a través de su
actividad probatoria oficiosa.
Por último, el cuarto ordinal de la norma en estudio -artículo 389 del Código de
Procedimiento Civil- permite la supresión del lapso probatorio, cuando la Ley
establezca que la única prueba admisible sea la instrumental, la cual, deberá
presentarse hasta los informes. Luego, de tratarse de una prueba instrumental
pública fundamental la misma deberá incorporarse al proceso en el propio
libelo de la demanda y excepcionalmente hasta los informes, cuando se trate
de los casos del artículo 424 del Código de Procedimiento Civil: en tanto que si
se trata de instrumentos privados, los mismos sólo podrían producirse en el
libelo de la demanda, de ser fundamentales, pues al haber supresión del lapso
de pruebas, no podrían incorporarse al proceso estos instrumentos en otra
oportunidad, tal sería el caso de demandas de divorcio fundamentadas en el
artículo 185.5 del Código Civil, referida a la condenatoria a presidio, conforme a
lo previsto en el artículo 760 ejusdem, por lo que al estar en presencia de un
proceso de mero derecho, cuya única prueba demostrativa de la existencia de
la causal, es la sentencia firme y condenatoria, la cual constituye una
instrumental pública fundamental, no habría necesidad del lapso probatorio.
Luego, dicha prueba en el caso del ejemplo, tendría que aportarse junto al
libelo de la demanda o excepcionalmente hasta los informes, en los casos del
artículo 434.17.

En cuanto al trámite procedimental de los procesos de derecho, conforme a lo


previsto en los artículos 388, 390 y 391 del Código de Procedimiento Civil,
vencido el lapso de emplazamiento, el cual debe dejarse transcurrir
íntegramente como lo dispone el artículo 344 ejusdem, el operador de justicia
deberá emitir el pronunciamiento sobre supresión del lapso probatorio o no
apertura del mismo, al día de despacho siguiente al vencimiento del lapso
antes referido, siendo importante destacar, que de no producirse el
pronunciamiento en esta oportunidad, cuando el mismo llegue a emitirse, los
lapsos para ejercer recursos procesales estarán en suspenso hasta que se
produzca la notificación de las partes.

De emitirse el pronunciamiento sobre la supresión del lapso probatorio en


tiempo oportuno, comenzará inmediatamente al día de despacho siguiente
inclusive, a computarse un lapso de cinco días de despacho (artículos 291 y
298 del Código de procedimiento Civil) para que las partes recurran contra el
auto, apelación ésta que será oída libremente, todo ello a propósito que en
casos a que se refiere el ordinal tercero del artículo 389 ibidem, no cabe
recurso alguno, pues es la voluntad de las partes la que ha producido la
supresión del lapso probatorio.

Ahora bien, al día de despacho siguiente al vencimiento del lapso de


emplazamiento, el juez deberá dictar el auto donde declare que el proceso no
se abrirá a pruebas, auto éste que conforme a lo normado en el artículo 391 del
Código de Procedimiento Civil, deberá indicar que ejecutoriado como quede el
mismo, al décimo quinto día de despacho siguiente, a la hora que se fije, tendrá
lugar el acto de informes.

A tal efecto el artículo en cuestión expresa:

Ejecutoriado dicho auto, se procederá al acto de informes en el décimo quinto


día siguiente a la ejecutoria, a la hora que fije el Tribunal.

La norma señala que el acto de informes será al décimo quinto día de


despacho siguiente a ejecutoriado el auto que resuelva no abrir el proceso a
pruebas, entendiéndose como ejecutoriado, aquel auto que haya quedado
definitivamente firme, bien como consecuencia de no haberse ejercido los
recursos correspondientes, bien como consecuencia de haberse ejercido los
recursos extemporáneamente, o bien por haber sido confirmado por el tribunal
de alzada como consecuencia del ejercicio del recurso de apelación. Luego,
estando el auto que decide no abrir el proceso a pruebas sujeto a recurso de
apelación, el término para la presentación de los informes comenzará a correr
en los siguientes momentos:

a. A partir del día de despacho siguiente al vencimiento del lapso de cinco días
de despacho que tienen las partes para recurrir del auto que decide no abrir el
proceso a pruebas, siempre que el mismo no se haya ejercido;

b. A partir del día de despacho siguiente al recibo por auto expreso del
expediente proveniente del tribunal de alzada -que se encuentra conociendo
del recurso de apelación contra el auto que decidió no abrir el proceso a
pruebas- siempre que el mismo haya sido confirmado por la superioridad, pues
de lo contrario, el lapso que comenzará a computarse -de ser revocado el auto
donde se decidió no abrir el proceso a pruebas- será el de promoción de
pruebas.

Pero como puede observarse de la norma en estudio, el operador legislativo


impone al operador de justicia, la obligación de fijar en el auto que decida no
abrir el proceso a pruebas, que se señale una hora determinada para que se
presenten los informes, lo cual involucra que la presentación de los informes no
sea como tal, un acto procesal de partes, tal como lo expresan los artículos 511
y 517 del Código de Procedimiento Civil, que permiten presentar los informes
de la instancia y de la alzada a cualquiera de las horas de despacho de los días
correspondientes en que deban presentarse los informes, sino un acto procesal
del órgano jurisdiccional donde intervendrán las partes, pues conforme a la
redacción de la norma contenida en el artículo 391 ejusdem, deberá realizarse
un acto formal, que deberá ser previamente anunciado a la hora indicada por el
auto que ordene no abrir el proceso a pruebas, de donde concluimos, que de
no fijarse la hora correspondiente en dicho auto para la presentación, más aún
para la realización del acto de informes, el proceso estaría viciado de nulidad
pues se estarían lesionando las formas procesales que involucran el debido
proceso legal, el cual constituye una garantía constitucional que debe
respetarse en todo estado y grado del proceso.

Por tales motivos, somos del criterio que la falta de indicación de la hora
correspondiente para la presentación de los informes en los juicios de derecho,
más aún, la hora correspondiente para la realización de un acto formal del
órgano jurisdiccional donde intervendrán las partes, lesiona el derecho
constitucional del debido proceso, pues altera el iter procedimental y/o las
formas procesales, situación ésta totalmente diferente a los formalismos
procesales, por lo que mal podríamos considerar que la ausencia del
señalamiento de la hora constituye una normalidad a la que se refieren los
artículos 26 y 257 Constitucional, por el contrario, de no colocarse la hora
correspondiente, la norma que :e estaría vulnerando, sería la del artículo 49
ejusdem.

En cuanto al principio de informalidad judicial, se encuentra recogido en el


artículo 26 e la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que
obliga al Estado a garantizar una justicia sin formalismos, tema este que se
vuelve a repetir en el artículo 257 ejusdem, donde se prevé el no sacrificio de la
justicia por formalidades no esenciales. Sin embargo hay tener en cuenta que
las reglas formales se encuentran establecidas en la legislación con la finalidad
de lograr seguridad jurídica a través del principio de la legalidad, de donde se
deduce que el cumplimiento de las formalidades procesales no se deja a la
libre voluntad y consideración de las partes, esto es, .. son relajables por el
arbitrio de los sujetos procesales, pues siendo el proceso de carácter y orden
público, los actos y lapsos procesales, se encuentran predeterminados por el
operador legislativo en las normas legales, al haber sido consideradas
adecuadas para la solución tramitación de los conflictos; de esta manera, en el
proceso y en e. procedimiento, existen formas y requisitos impuestos que
afectan e orden público y son de obligatoria observancia, todo ello sin dejar de
considerar que los requisitos formales no son valores autónomos con
sustantividad propia, sino que sirven en cuanto son instrumentos dirigidos a
lograr la finalidad legítima de establecer garantías necesarias a los litigantes en
el proceso, lo que se traduce en que ningún requisito formal puede convertirse
en obstáculo que impida injustificadamente un procedimiento sobre el fondo,
siendo inadmisible el establecimiento de obstáculos que sean producto de
formalismos o que no se compaginen con el necesario derecho de justicia, o
que no sean justificados y proporcionados con las finalidades para las que se
establecen y que deben ser adecuadas a la Constitución.

De esta manera, para la eficacia del derecho, la justicia y para la seguridad


jurídica, se requiere que los particulares que acudan a los órganos de
administración de justicia, sepan exactamente cuales so los actos que deben
realizar para obtenerla, y por ello las formas procesales tienden a hacer más
simple y más rápido el proceso, estableciendo al mismo tiempo una garantía
para los derechos y libertades individuales, siendo la forma la condición
necesaria para la certeza y la seguridad, ya que la inexistencia de las formas,
pondría en tela de juicio la propia existencia del proceso.

Las formas procesales, tienen y deben existir, pues constituyen el debido


proceso a través del cual se tramita el proceso y dentro de éste el
procedimiento que ha de seguirse para llegar a obtener la jurisdicción que se
pretende a través del ejercicio de la acción, pues el proceso y el procedimiento
no pueden ser anárquicos, sin reglas, sin garantías y sin seguridad, elementos
estos últimos que sólo pueden obtenerse mediante la previsión legal de un
conjunto de formas procesales que permitan a los sujetos que acuden a los
órganos de administración de justicia, saber cuales son los actos, pasos o
actividades que deben realizar para llegar hasta el final del camino y obtener
una sentencia que declare la voluntad de la ley en el caso concreto.

La justificación de la existencia de formas no explica, la aparición de


formalismos, ya que formalismo significa incerteza e inseguridad, lo contrario a
la forma; el formalismo es la negación de la forma, por lo que la existencia de
formas y su necesidad, así como el repudio a los formalismos, ha sido
reconocido por el propio texto Constitucional en sus artículos 26 y 257, pero de
forma indeterminada y vacía en su contenido, lo cual hace necesario precisar lo
que debe entenderse por formalismo jurídico -formalismo inútil- que no es otra
cosa que la necesidad de utilización de palabras, ritos, formas y requisitos para
que un acto procesal produzca sus consecuencias jurídicas; como también los
casos en los que el intérprete de la norma se arriba a conclusiones absurdas o
a situaciones que menoscaban el derecho a la defensa de los justiciables, de
donde se concluye que el término "formalismo inútil", es ambiguo, porque
puede ser utilizado como fundamento de una u otra posición, y_vago, por su
textura abierta, todo lo cual genera incertidumbre, todo ello a propósito de
padecer el término de ambigüedad semántica, por los varios significados que
tiene.

El proceso tiene como finalidad la realización de la justicia, a través de la cual


se componen los conflictos intersubjetivos, mediante la aplicación de la ley en
forma pacífica y coactiva, sin que los formalismos puedan intervenir e impedir
esta función, lo cual no quiere decir que existan formas procesales que deben
seguirse, respetarse y acatarse para llegar a dicha realización, las cuales
resultan esenciales, pues conforman la garantía constitucional procesal del
debido proceso legal, que a su vez es garantía de seguridad jurídica, de donde
debe concluirse que formalidad esencial será: a) Aquélla indispensable para la
solución del conflicto -existencia del proceso-; b) Aquélla sustancial a los
derechos ventilados; c) Aquélla inherente e indispensable para garantizar los
derechos constitucionales de defensa de los intervinientes en el proceso; y d)
Aquélla que no quebrante la moral, el orden público ni afecte la existencia del
proceso.

De todo lo anterior es concluyente, que existen formas procesales y


formalismos procesales, las primeras constituyen el debido proceso legal y son
indispensables para la tramitación del proceso y para la obtención de la justicia,
crean certeza y seguridad jurídica; los segundos -formalismos procesales- son
aquellos rechazados constitucionalmente, no pueden entorpecer el desarrollo
del proceso ni la aplicación de la ley al caso concreto en forma coactiva y
pacífica.

Con relación al señalamiento de la hora para la presentación de los informes,


los probacionistas Humberto BELLO LOZAN0 y Humberto BELLO LOZANO-
MÁRQUEZ, mantienen el criterio que los mismos deben ser presentados al
décimo quinto día siguiente, a la hora que tenga a bien fijar el tribunal, por lo
que los informes deberán presentarse a dicha hora y no en cualquiera de aquel
día de las fijadas en la tablilla, a diferencia de lo que ocurre cuando sí se abre
el lapso probatorio, en cuyo caso no existe propiamente un acto de informes.

LAPSO DE PROMOCIÓN DE PRUEBAS Y FORMA DE PROMOVER LAS


PRUEBAS

En los procesos de hecho, donde sí se requiere la necesidad de abrir el


proceso a pruebas por existir hechos controvertidos, afirmados o negados por
partes sobre las cuales debe recaer la actividad probática de las partes, como
se ha venido señalando, ope legis, sin necesidad de decreto o providencia del
operador de justicia, siempre que vencido el lapso de emplazamiento no se
hubiese logrado la conciliación ni el convenimiento, la causa quedará abierta a
pruebas, por un lapso de quince días de despacho para promoverlas, conforme
a lo previsto en el artículo 392 del Código de Procedimiento Civil, que expresa:

Si el asunto no debiera decidirse sin pruebas, el término para ellas será de


quince días para promoverlas y de treinta para evacuarlas, computado como lo
indica el artículo 197, pero se concederá el término de la distancia de ida y
vuelta para las que hayan de evacuarse fuera del lugar del juicio."

Por su parte el artículo 396 ejusdem, expresa:

Dentro de los primeros quince días del lapso probatorio deberán las partes
promover todas las pruebas de que quieran valerse, salvo disposición especial
de la Ley. Pueden sin embargo, las partes, de común acuerdo, en cualquier
estado y grado de la causa, hacer evacuar cualquier clase de prueba en que
tenga interés.

El lapso de promoción o proposición de pruebas es de quince días de


despacho, los cuales se computarán a partir del vencimiento del lapso de
emplazamiento, el cual deberá dejarse transcurrir íntegramente, donde las
partes realizarán la actividad de proposición de las pruebas, que consiste,
como se ha expresado anteriormente, en el acto de parte en virtud del cual,
ésta pone en conocimiento del órgano jurisdiccional, los medios probatorios
que utilizará para demostrar sus extremos de hecho, a los fines que sean
analizados y en consecuencia admitidos o rechazados por el tribunal, pero
obsérvese que la norma antes trascrita, señala que todos los medios
probatorios que quieran utilizar las partes para demostrar sus extremos de
hecho, deberán ser propuestos en el lapso de promoción de pruebas, salvo
disposición especial de la Ley, a cuyo efecto, como hemos expresado en otra
parte de la obra, existen medios de pruebas de promoción excepcional, que
escapan al lapso de promoción que estudiamos, tales como lo son la prueba
instrumental pública o privada fundamental, que conforme a lo previsto en el
artículo 340.6 del Código de Procedimiento Civil, en concordancia con lo
normado en el artículo 434 ejusdem, deben ser incorporados al proceso junto al
libelo de la demanda; los instrumentos públicos no fundamentales, los cuales
conforme a lo previsto en el artículo 435 ibidem, podrán producirse hasta los
últimos informes, donde incluso se permite aportar la prueba hasta los informes
de la segunda instancia, tal como lo permite el artículo 520 del Código de
Procedimiento Civil; la prueba de posiciones juradas o confesión provocada, la
cual puede ser promovida por el actor en el libelo de la demanda, por el
demandado en su contestación, conforme a lo previsto en el artículo 405 del
Código de Procedimiento Civil, y en segunda instancia, dentro de los primeros
cinco días de despacho siguientes a recibidos los autos, tal como lo prevé el
artículo 520 antes referido; y el juramento decisorio, el cual puede ser deferido
en cualquier estado y grado del proceso, por as permitirlo el artículo 420, todo
sin menoscabo de la actividad probatoria, que puede realizar el operador de
justicia -artículos 401 y 514 de Código de Procedimiento Civil, así como la
prueba de inspección judicial, experticia y reconstrucciones, igual sucede con la
prueba indiciaria proveniente de la conducta endoprocesal de las partes, por lo
que salvo los casos excepcionales señalados, todos los demás medios
probatorios deberán ser propuestos en el lapso de quince días de promoción
de pruebas, so pena de no ser admitidos posteriormente, a menos, que como
lo permite el propio artículo 396 del Código de Procedimiento Civil, las partes
de común acuerdo, en cualquier momento procesal, hagan evacuar alguna
prueba en que tengan interés.

Sobre este aspecto, resulta interesante destacar que para la evacuación de la


prueba fuera de los lapsos regulados en la ley, se requiere la concurrencia de
la voluntad expresa de las partes, de donde se infiere, que si una de las partes
propone la evacuación de alguna prueba fuera de sus oportunidades legales, la
otra debe consentirlo expresamente para que pueda materializarse, ya que el
silencio de la parte no proponente, no podría considerarse como aceptación
tácita.

En cuanto a la forma de promoción de las pruebas, además de tener que ser


las mismas legales, pertinentes, relevantes o útiles. conducentes o idóneas,
lícitas, temporáneas y regularmente propuestas, además de tener que cumplir
con las exigencias o requisitos o formalidades de promoción en cada prueba en
particular -regularidad en la promoción de la prueba- debe indicarse en forma
expresa y sin dudas de ningún tipo, el objeto de cada prueba promovida, es
decir, lo que se pretende demostrar con cada medio propuesto, pues es ésta la
única forma de determinar si la prueba es pertinente, relevante conducente,
lícita entre otras circunstancias, todo lo cual nos coloca en el campo de la
identificación del objeto de la prueba o apostillamiento. Esto último es (la
identificación del objeto de la prueba o su apostillamiento) es un requisito que
se exige al proponente de la prueba de identificar los hechos -afirmaciones o
negaciones- controvertidos que pretende demostrar con las pruebas que
promueve, ya que mediante el cumplimiento de este requisito, es que podrán
las partes convenir en alguno o algunos de los hechos que se tratan de probar,
todo conforme a lo previsto en el artículo 397 del Código de Procedimiento Civil
y podrá el operador de justicia, en aplicación del artículo 398 ejusdem, ordenar
que se omita toda declaración o prueba sobre aquellos hechos en que
aparezcan claramente convenidas las partes, todo ello a propósito de ser la
única forma de garantizar el cumplimiento de los deberes de lealtad y probidad
procesal, evitando que se utilicen las pruebas para demostrar hechos no
verificados, articulados ni debatidos en el proceso, es decir, hechos diferentes
a los que se pretendían demostrar cuando se promovió la prueba. Luego, las
partes al momento de proponer sus pruebas, deben indicar en forma expresa
cual es el objeto de la mismas, es decir, cuales son los hechos que pretenden
demostrar las pruebas propuestas, sin lo cual, la prueba será inadmisible por
haber sido irregularmente promovida o por defecto u omisión en promoción.

El apostillamiento de la prueba promovida, resulta una garantía para los


administrados de saber qué hechos pretenden demostrarse en las pruebas
propuestas, lo cual les permite oponerse a las mismas por ilegales,
impertinentes, irrelevantes, inidóneas o inconducentes, lo que se traduce en
que la falta de señalamiento del objeto de la prueba producirá indefensión a la
parte no proponente, quien se verá atada de manos al no poder oponerse a su
admisión como consecuencia de la falta de apostillamiento; pero igualmente, la
identificación del objeto de la prueba permite al operador de justicia realizar una
mejor calificación, escogencia y filtro de la prueba promovida, pues mediante el
cumplimiento de este requisito es que podrá analizar los elementos de
pertinencia, relevancia, conducencia, idoneidad y legalidad, incluso de licitud
del medio propuesto para su admisión.

En relación a la identificación del objeto de la prueba o apostillamiento de la


prueba como expresa el profesor español Luis Muñoz Sabaté, la misma
consiste en el razonamiento que debe hacer el proponente de la prueba al
momento de su promoción, señalando qué se pretende demostrar con el medio
probático propuesto, para de esta manera, no sólo convencer al operador de
justicia de su necesidad, evitando una posible inadmisión de la misma, sino
también garantizar a la parte contraria, el derecho constitucional de la defensa
traducido en la posibilidad de oponerse a la admisión de la prueba por inútil,
dado que sólo mediante la identificación del objeto de la prueba, mediante el
señalamiento de la finalidad del medio propuesto, es que podrán las partes y el
operador de justicia verificar si las pruebas solicitadas no son manifiestamente
ilegales, impertinentes, irrelevantes, inidóneas, inconducentes o ilícitas.

Es este el criterio que ha sostenido la Sala de Casación Civil del Tribunal


Supremo de Justicia, aun cuando dicho requisito no se encuentra previsto en
forma expresa en el Código de Procedimiento Civil, pero que es de deducción
legal y lógica del contenido de los artículos 396 y 397 del Código de
Procedimiento Civil, dado que la actividad de oposición a la admisión de
pruebas, convenimiento sobre los hechos y las pruebas promovidas y la propia
admisión de la prueba, se verían limitados, impedidos e incluso hasta
frustrados en ocasiones, al no identificarse el objeto de la prueba, todo lo cual
incluso obstaculiza la posibilidad de fomentar el juego sucio en materia
probatoria, al eliminarse el elemento sorpresa con la prueba que se propone.

Pero la identificación del objeto de la prueba debe ser analizado en relación a


la oportunidad procesal en que se aporta al proceso la prueba judicial, pues si
se trata de pruebas que deben aportarse junto al libelo de la demanda,
creemos que esta exigencia debe atenuarse, pues no encontrándose para este
momento trabada la litis, resultaría difícil identificar el objeto de la prueba, lo
cual por demás no lo impide, tal como sería el caso de la identificación del
objeto de la prueba en materia de testigos que se propongan junto al libelo de
la demanda, como sucede en materia de niños, niñas y adolescentes, incluso
en materia laboral, donde las pruebas se proponen en la audiencia preliminar
sin que todavía la litis se hubiera trabado, todo lo cual impide identificar el
objeto de la prueba.

Esta ha sido la posición de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de


Justicia, en cuanto a la forma como deben promoverse los medios de pruebas
en el proceso, resultando inadmisible, todas aquellas pruebas que hayan sido
promovidas sin especificar, explicar o determinar en forma expresa, cual es el
objeto perseguido con la prueba promovida, requisito éste de promoción que ha
sido denominado como de "identificación del objeto de la prueba". Así la Sala
de Casación Civil asentó:

Por lo que respecta a las pruebas, aparte de los requisitos antes dichos,
valederos para todo tipo de actuación de las partes en el proceso, existen
requisitos relativos a los medios de prueba y condiciones propias de las
diligencias probatorias realizadas por las partes o por el tribunal al pretender
incorporar a los autos aquellos medios de prueba.

Así tenemos que, el Código de Procedimiento Civil, consagra las siguientes


normas:

"Artículo 396: Dentro de los primeros quince días del lapso probatorio deberán
las partes promover todas las pruebas de que quieran valerse, salvo
disposición especial de la Ley. Pueden sin embargo, las partes de común
acuerdo, en cualquier estado y grado de la causa, hacer evacuar cualquier
clase de prueba en que tengan interés.

Artículo 397: Dentro de los tres días siguientes al término de la promoción,


cada parte deberá expresar si conviene en alguno o algunos de los hechos que
trata de probar la contraparte, determinándolos con claridad, a fin de que el
Juez pueda fijar con precisión los hechos en que estén de acuerdo, los cuales
no serán objeto de prueba. Si alguna de las partes no llenare dicha formalidad
en el término fijado, se considerarán contradichos los hechos.

Pueden también las partes, dentro del lapso mencionado, oponerse a la


admisión de las pruebas de la contraparte que aparezcan manifiestamente
ilegales o impertinentes.

Artículo 398: Dentro de los tres días siguientes al vencimiento del término fijado
en el artículo anterior, el Juez providenciará los escritos de pruebas admitiendo
las que sean legales y procedentes y desechando las que aparezcan
manifiestamente ilegales o impertinentes. En el mismo auto, el Juez ordenará
que se omita toda declaración o prueba sobre aquéllos hechos en que
aparezcan claramente convenidas las partes.
Artículo 399: Si el Juez no providenciare los escritos de prueba en el término
que se le señala en el artículo anterior, incurrirá en una multa disciplinaria de
quinientos a mil quinientos bolívares, que le impondrá el Superior de acuerdo
con el artículo 27; Y si no hubiere oposición de las partes a la admisión, éstas
tendrán derecho a que proceda a la evacuación de las pruebas, aún sin
providencia de admisión.

Si hubiere oposición sobre la admisión de alguna prueba, no se procederá a


evacuar ésta sin la correspondiente providencia.

Artículo 400: Admitidas las pruebas, o dadas por admitidas conforme a los
artículos precedentes, comenzarán a computarse los treinta días destinados a
la evacuación; pero si hubieren de practicarse algunas mediante comisión dada
a otro tribunal, se hará el cómputo del lapso de evacuación del siguiente
modo: ... omissis ... "

Las normas anteriores revelan que los medios probatorios están sujetos a
condiciones intrínsecas que inciden directamente en su admisión y que están
previstas en el artículo 398 del Código de Procedimiento Civil, relativas a su
legalidad o pertinencia y además que, también en materia de pruebas rige todo
lo expuesto anteriormente en cuanto al modo, lugar y tiempo de los actos
procesales. Así vemos como el citado artículo 396 establece que dentro de los
primeros quince días del lapso probatorio deben las partes promover todas las
pruebas de que quieran valerse. Esto nos señala que se debe respetar el
principio de la preclusión, razón por la cual toda prueba promovida fuera de ese
lapso de quince días será extemporánea, excepto que alguna norma especial
consagre lo contrario, como sucede con el instrumento fundamental de la
pretensión, el cual deberá acompañarse con el libelo o indicar en él, la oficina o
lugar donde se encuentre, so pena de que no se le admita después, a menos
que sea de fecha posterior al libelo o que siendo anterior, el demandante no
tuvo conocimiento de él, tal y como disponen los artículos 340 ordinal6° y 434
del Código de Procedimiento Civil.

También según el postulado de dicha norma, la diligencia probatoria debe


realizada el interesado y por ello, señala que deberán las partes, promover
todas cuantas pruebas quieran usar; dejando en claro que al referirse a partes,
se está haciendo mención a todo legitimado y no únicamente al actor y al
accionado sino también al posible tercerista, sin incluir dentro de su ámbito de
aplicación al Juez, por cuanto éste podrá ordenar la experticia o la inspección
cuando lo considere conveniente o podrá usar sus facultades de prueba
previstas en los artículos 401 o 514 del Código de Procedimiento Civil.

Independientemente que, los escritos de prueba estén redactados en


castellano, por la persona interesada y presentados dentro de las
circunstancias de tiempo y de lugar antes dichas, existe un requisito de
naturaleza intrínseca no del medio probatorio sino de la diligencia por medio de
la cual se le lleva a los autos que incide directamente ya no sobre la
admisibilidad del medio sino sobre la validez de la actuación con la cual se le
produce y ese requisito no es otro sino la identificación del objeto de la prueba.

Así tenemos que el artículo 397 del Código de Procedimiento Civil, ordena a las
partes" ... expresar si conviene en alguno o algunos de los hechos que trata de
probar la contraparte, determinándolos con claridad, a fin de que el Juez pueda
fijar con precisión los hechos en que estén de acuerdo, los cuales no serán
objeto de prueba. Si alguna de las partes no llenare dicha formalidad en el
término fijado, se considerarán contradichos los hechos." y por su parte el
artículo 398 eiusdem ordena al Juez providenciar "...los escritos de pruebas
admitiendo las que sean legales y procedentes y desechando las que
aparezcan manifiestamente ilegales o impertinentes. En el mismo auto, el Juez
ordenará que se omita toda declaración o prueba sobre aquellos hechos en
que aparezcan claramente convenidas las partes".

Es fácil comprender cómo, para que la parte pueda manifestar si conviene o no


con los hechos que su contrario trata de probar y para que el Juez pueda fijar
con precisión los hechos en que estén de acuerdo las partes y ordenar que se
omita toda declaración o prueba sobre ellos, es necesario que en el escrito de
promoción de cada una de las partes se hayan indicado de manera expresa y
sin duda de ningún tipo, los hechos que pretende demostrar con cada medio de
prueba promovido.

Además, es la única manera de garantizar el cumplimiento de los deberes de


lealtad y probidad procesales impuestos a las partes al impedir de esa manera
que el contrario del promovente y el propio tribunal sean sorprendidos al utilizar
un determinado medio probatorio para verificar hechos diferentes a los que
ellos creyeron cuando se promovió.

Esta circunstancia ha sido recogida por la Sala Plena del Tribunal Supremo de
Justicia, cuando en sentencia de fecha 8 de junio del año en curso sostuvo lo
siguiente:

" .. .La Sala Plena Accidental advierte que el querellante indicó los hechos que
a su juicio constituyen los delitos de malversación específica o sobregiro
presupuestario y tráfico de influencias. Sin embargo, se limitó a enunciar las
pruebas que a su juicio evidencian la comisión de tales hechos punibles, sin
indicar el contenido de ellas y lo que demuestran. Al respecto, el Magistrado de
la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, Doctor JESÚS
EDUARDO CABRERA ROMERO, ha expresado lo siguiente:

"Sólo expresando con precisión lo que se quiere probar con el medio que se
ofrece, puede el Juez decidir si dicho objeto es o no manifiestamente
impertinente, y por ello (sic) el Código de Procedimiento Civil (sic) de manera
puntual requirió la mención del objeto del medio en varias normas particulares
(arts. 502, 503, 505, 451, 433 Y 472) Y en forma general en el artículo 397,
quedando exceptuados de dicha carga al promoverse la prueba: las posiciones
juradas y los testigos, donde el objeto se señalará al momento de la
evacuación. Todas estas normas buscan una mejor marcha del proceso, tratan
de precisar lo pertinente, tratan de evitar que el Juez tenga que realizar la labor
de valoración que le impone el arto 509 del CPC, sobre medios que por
inadmisibles no se les ha debido dar entrada.

Pero la realidad ha resultado distinta a la que previno el CPC. A diario vemos


en los Tribunales como se promueven medios sin señalarles que se quiere
probar con ellos, (sic) y los Jueces los admiten. Es corriente leer escritos donde
se dice 'Promuevo documentos (públicos o privados) marcados A, By C', sin
señalar que se va a probar con ellos (sic); o promuevo foto, inspección judicial,
etc., sin indicar que se pretende aportar fácticamente al juicio, y que a pesar de
que contrarían al art. 397 en la forma de ofrecerlos, a tales medios se les da
curso" ... (XXII JORNADAS '~.M. DOMÍNGUEZ ESCOVAR". Derecho Procesal
Civil (EL C.P.C. DIEZ AÑos DESPUÉS), Pág. 247).

Igualmente, ha sostenido el Magistrado Cabrera Romero en su obra


"Contradicción y Control de la Prueba Legal y Libre" Tomo 1, lo siguiente:

"...En la mayoría de los medios de prueba, el promovente, al momento de


anunciarlos, debe indicar que hechos trata de probar con ellos, por lo que
resulta fácil comparar lo que se pretende probar, con los hechos alegados
controvertidos y por tanto, calificar o no la pertinencia o la impertinencia
manifiesta. Por tratar el objeto de la prueba de afirmaciones sobre cuestiones
fácticas que cursan en autos (hechos alegados en la demanda y la
contestación), al juez le es atribuida la calificación oficiosa de la pertinencia,
medie o no oposición formal, lo que decidirá en el auto de admisión o negativa
de prueba, que se dicta como consecuencia de la promoción.

Existen medios que pueden ser propuestos sin necesidad de señalar su objeto,
tales como la confesión judicial, que se trata de provocar mediante posiciones
juradas, y en el CPC de 1987, la prueba de testigos. Con ambos medios y otros
semejantes, la oposición por impertinencia no funciona a priori y debe
interponerse con motivo de la evacuación de la prueba, para que no se reciba
toda ella o sectores de la misma. La oposición por esta causa queda diferida al
instante de su evacuación..."

Esta Sala comparte los criterios expuestos por el citado autor, acogidos por la
Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia, pero con el añadido que también
en los casos de prueba de testigos y de confesión debe indicarse el objeto de
ellas; es decir, los hechos que se tratan de probar con tales medios.

En efecto, sólo de esa manera se puede explicar el texto del artículo 398 del
Código de Procedimiento Civil, cuando señala que en e. auto de admisión de
las pruebas el Juez" ... ordenará que se omita toda declaración o prueba sobre
aquéllos hechos en que aparezcan claramente convenidas las partes"
(Subrayado de la Sala).

Lo anterior no significa que al momento de promover la prueba, interesado


deba dejar constancia detallada de las preguntas que formulará al testigo o a la
contraparte sino que debe exponer la materia u objeto sobre la cual versará la
declaración, permitiéndose de esa manera saber si lo que trata de probar, con
la prueba de testigos, es una obligación superior a dos mil bolívares o lo
contrario a lo que contiene un documento público, o si la confesión versará
sobre hechos pertinentes de los cuales la parte tenga conocimiento personal o
si se trata de hechos realizados por el apoderado en nombre de su poderdante.

Si no se cumple con este requisito no existirá prueba válidamente promovida,


hecho que se equipara al defecto u omisión de promoción de prueba.

Lógicamente, para que pueda existir el vicio de silencio de pruebas es


menester que existan pruebas válidamente promovidas desde luego que, de lo
contrario, cada vez que un juez valore las resultas de una prueba promovida
sin señalar su objeto específico estará quebrantando su deber de decidir
conforme a lo alegado y violando el principio de igualdad procesal por sacar
elementos de convicción de fuera del proceso, ya que, como se dijo en el punto
previo III de este fallo, la actuación procesal inválida equivale a actuación
inexistente y por ende ningún efecto puede producir.

Un aspecto interesante del criterio sostenido por la Sala de Casación Civil del
Tribunal Supremo de Justicia, es precisamente sobre la forma de promoción de
la prueba de posiciones juradas o confesión provocada y la prueba testimonial,
pruebas éstas en las cuales el profesor CABRERA ROMERO, venía señalando
que por vía de excepción, para su promoción no se requería el señalamiento
expreso del objeto de las mismas, pues al ser formuladas las posiciones o
preguntas respectivamente, al momento de la materialización o evacuación de
las pruebas, era hasta ese momento cuando podría verificarse la pertinencia,
relevancia, conducencia, legalidad o licitud de la prueba, quedando de esta
manera diferida la oposición para el momento de la evacuación de la prueba
-oposición diferida- donde podía la parte oponerse "diferidamente" a la prueba,
por ser ilegal, impertinente, irrelevante, inconducente o ilícita, haciendo uso al
efecto de la vía de la reclamación o reclamo contenida en el artículo 188 del
Código de Procedimiento Civil, quedando obligado el operador de justicia a
pronunciarse sobre esta circunstancia en el mismo acto, pero el nuevo criterio
sostenido por la Sala Civil extiende el requisito de la identificación del objeto de
la prueba, también a la confesión provocada o posiciones juradas y a la
declaración de testigos, exigiéndose al promovente de éstos medios, señalar
en forma expresa, no las posiciones que se formularán ni las preguntas en
caso de testigos, sino la materia u objeto sobre la cual versará la declaración,
todo lo cual permite precisar si la prueba promovida es legal, pertinente,
irrelevante, conducente o lícita.

Pero éste criterio de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia
que apuesta a la identificación del objeto de la prueba, no ha sido aceptado y
acogido por otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia, tal como ha sido el
caso de la Sala Político Administrativa187 y de la Sala Social, para quienes no
se requiere de la identificación del objeto de la prueba por no ser un requisito
exigido por el legislador, argumentación ésta que a nuestro criterio resulta
errónea y absurda, pues si bien es cierto no está previsto en la norma, no es
menos cierta que es de inferencia lógica, pues mediante el apostillamiento
pueden las partes convenir sobre las pruebas y los hechos, pueden oponerse a
la admisión de pruebas ilegales, impertinentes, irrelevantes, ilícitas, inidoneas,
garantizándose así el derecho a la defensa -contradicción de las pruebas- todo
ello a propósito de permitirse al operador de justicia filtrar con mayor precisión
la admisión de las pruebas y evitando pruebas inútiles, así como oposiciones
diferidas.

En todo caso, creemos que la identificación del objeto de la prueba es


necesario para garantizar el derecho a la defensa de las partes, es un elemento
esencial para el filtro o control de la admisión de los medios de prueba y en
general es un elemento que evita el juego procesal sucio.

El lapso de evacuación o materialización de las pruebas, será de treinta días de


despacho, los cuales como se ha venido expresando, se computarán a partir
del día de despacho siguiente al auto de admisión de las pruebas, si el mismo
fue dictado en tiempo oportuno, o a partir del día de despacho siguiente a la
constancia en autos de la notificación de las partes, si la providenciación de las
pruebas fue a destiempo; igualmente podría computarse el lapso de
evacuación de pruebas, a partir del día de despacho siguiente al vencimiento
del lapso de providenciación de las pruebas, si éstas no han sido
providenciadas, siempre y cuando se trate de la prueba instrumental -admisión
tácita de las pruebas- a que nos referimos anteriormente.

Con relación al cómputo del lapso de evacuación de pruebas, el maestro


Humberto BELLO LOZANO-MÁRQUEZ, sostiene que cuando el legislador en
el artículo 399 del Código de Procedimiento Civil, se refiere a que las partes
tienen el derecho a que se proceda a la evacuación de las pruebas, aun sin
providencia del juez, en los casos en que no exista oposición, no debe
entenderse a que automáticamente el lapso de evacuación de pruebas
comienza a computarse, pues la verdadera interpretación -dice BELLO
MÁRQUEZ- es que las partes tienen el derecho de hacer evacuar las pruebas,
por lo que si las partes no hacen uso de aquel derecho, el tiempo de
evacuación de las pruebas comienza a computarse a partir del auto de
admisión, criterio que compartimos con la sola adición de los razonamientos
antes expuestos.

Luego, conforme al artículo 400 del Código de Procedimiento Civil, si las


pruebas deben evacuarse en el mismo tribunal de la causa, el lapso de
evacuación de pruebas que será de treinta días de despacho, se computarán
por los días que el tribunal tenga a bien despachar, conforme a lo previsto en el
artículo 197 ejusdem.

Pero si las pruebas promovidas deben evacuarse en un tribunal comisionado


pero de la misma Circunscripción Judicial, el cómputo del lapso probatorio
-lapso de evacuación- para esa prueba en particular, se hará de la siguiente
manera: Se computarán primero los días de despacho que transcurran en el
tribunal de la causa –comitente hasta el día de salida del despacho de
comisión-exclusive- el cual no se computa como día de evacuación de pruebas,
y seguidamente, recibida la comisión por el tribunal comisionado -por auto
expreso seguirá computándose el resto del lapso de evacuación de esa
prueba, por los días de despacho de dicho tribunal, a partir del auto expreso
donde se le dé entrada a la comisión, tal como lo dispone el ordinal 10 del
artículo 400 del Código de Procedimiento Civil.

Luego, si el despacho de pruebas no fuere librado por falta de gestión del


interesado, el lapso de evacuación de pruebas se computará por los días que
transcurran en el tribunal de la causa, situación ésta perfectamente aplicable al
caso ocurrido cuando el despacho de pruebas es librado, pero por falta de
impulso procesal de la parte interesada, el mismo no se le ha dado salida en el
libro respectivo, para ser remitido al tribunal comisionado.

Por su parte si la prueba debe evacuarse en un tribunal comisionado pero de


distinta Circunscripción Judicial al del tribunal de la causa o comitente, el lapso
de evacuación de esa prueba en particular se computará de la siguiente
manera: Primero el término de la distancia concedido para la ida; a
continuación los días de despacho del lapso de evacuación de pruebas que
transcurran en el tribunal comisionado, a partir del día siguiente al vencimiento
del término de distancia de ida -siempre en el entendido que el tribunal
comisionado debe darle entrada a la comisión por auto expreso- de lo cual
dejará constancia el comisionado; y finalmente el término de la distancia de
venida o vuelta, tal como lo dispone el ordinal 2° del artículo 400 del Código de
Procedimiento Civil.

Si el despacho de pruebas no ha sido librado por falta de impulso de la parte


interesada, el lapso de evacuación de pruebas en este caso se computa por los
días de despacho transcurridos en el tribunal de la causa, pero si el mismo se
ha librado pero no se ha remitido al tribunal comisionado por falta de impulso
de la parte interesada, consideramos que lo que está corriendo o
computándose es el término de la distancia y eventualmente, de seguir la
situación, el lapso de evacuación de pruebas seguirá computándose por el
calendario del Tribunal de las causa.

Por último, como lo expresa la norma contenida en el artículo 400 del Código
de Procedimiento Civil, los despachos de pruebas nunca podrán ser
entregados a las partes interesadas, ello por seguridad jurídica y para evitar
retardos maliciosos.

Debe señalarse, que en los casos señalados -pruebas a evacuarse en el propio


tribunal, ante un tribunal comisionado de la misma Circunscripción Judicial o de
diferente Circunscripción Judicial- el cómputo de los lapsos probatorios son
diferentes, pues de producirse los tres casos en un proceso, cada prueba
tendrá su específico cómputo del lapso probatorio, según la forma antes
precisada.

NUEVOS MEDIOS DE PRUEBAS CONSAGRADOS EN EL CPC

LA PRUEBA DE INFORME

Según el Código de Procedimiento Civil en su Art. 433 se define el informe de


pruebas: “Cuando se trate de hechos que consten en documentos, libros,
archivos u otros papeles que se hallen en oficinas publicas, bancos,
asociaciones gremiales, sociedades civiles o mercantiles e instituciones
similares, aunque estas no sean parte en el juicio, el tribunal, a solicitud de
parte, requerirá de ellas informes sobre los hechos litigiosos que aparezcan de
dichos instrumentos, o copia de los mismos. También hace referencia a que las
entidades mencionadas no podrán rehusar los informes o copias requeridas
invocando causa de reserva, pero podrán exigir una indemnización, cuyo
monto será determinado por el juez en caso de inconfomidad de la parte,
tomando en cuenta el trabajo efectuado, la cual será sufragada por la parte
solicitante”

Este medio de pruebas se conoce en la doctrina como prueba de informes, el


modo de producción de esta probanza es por vía de comunicación escrita de
los terceros y de las partes, se vale de las siguientes fuentes: documentos,
libros, archivos u otros papeles, lo que provoca que a menudo se le confunda
con la prueba documental( es aquello que consta por escrito una expresión del
pensamiento o la relación de un hecho, puede ser redactado durante el juicio o
por lo menos con posterioridad a la demanda), con la pericial, con la de testigos
o con la de confesión, según el elemento que se tome preferiblemente en
cuenta para relacionarla, es sin embargo un medio autónomo de prueba
distinto a las otras clases conocidas, su objeto es tratar de comprobar o
verificar la exactitud de las afirmaciones que hacen en la litis las partes
respecto de los hechos motivo de la controversia.
Este informe como medio probatorio es un medio en virtud del cual el juez en
su deber de escudriñar los hechos controvertidos, requiere de los entes
públicos o privados, informes, por escritos, sobre determinados hechos que les
consten y sobre los cuales han desarrollado su actividad o han emitido, o
pueden emitir criterios técnicos o no, pero propios del ente, que permiten en el
momento de juzgar un conocimiento mas perfecto del hecho controvertido.

El objeto de este medio de prueba son los hechos litigiosos que consten en
documento, libros, archivos y otros papeles que se hallen en oficinas de entes
públicos o privados que sean o no parte en el juicio y cuyo hechos no sean
susceptibles de traer al expediente mediante otros medios de pruebas
conocidos.

No establece la norma la oportunidad procesal para su promoción ni


evacuación, por lo que se presume que debe promoverse conjuntamente con el
resto de las pruebas y evacuarse dentro del término ordinario establecido para
ello. No establece tampoco en que lapso el informante debe consignar el
informe solicitado ni la sanción por su incumplimiento, por lo cual,
consideramos que el juez, para no dejar una etapa procesal en el limbo, debe
determinar un plazo dentro del cual la parte requerida debe presentar el
informe.

Regulación De La Prueba De Informe En El Nuevo Código Venezolano

El examen de la naturaleza de la prueba de informes, su diferencia de otros


medios de pruebas con los cuales suele confundírsele permiten la
consideración de su regulación en nuestro derecho y destacar sus caracteres
propias:

1. La consagración de la prueba de informes en nuestro derecho, lo


encontramos en el Art. 433 CPC cuyo texto hemos reproducido al comienzo,
artículo que se encuentra sistematizado en la Sección Primera, que trata de los
Instrumentos, del Capítulo V relativo a la prueba por escrito, del Título II
correspondiente a la Instrucción de la causa, del Libro Segundo relativo al
Procedimiento Ordinario del nuevo Código de Procedimiento Civil. Sin
embargo, es colocación sistemática de la prueba en la Sección relativa a los
instrumentos públicos, a los privados reconocidos o tenidos legalmente por
reconocidos y a su modo de producirse en juicio, no tuvo el propósito de incluir
entre los documentos objeto de la prueba de informes los contemplados en el
Art. 429 CPC, ni mucho menos identificar a la prueba de informes con los
instrumentos a que se refiere dicha Sección, porque obviamente, el informe no
es un documento o instrumento público, ni privado reconocido o tenido
legalmente por reconocido a que se refiere la norma del Art. 429 CPC; el
informe es un medio de prueba autónomo y no "una modalidad de varios de los
medios", ni "una prueba sucedánea", ni "la testimonial de las personas jurídicas
colectivas." El propósito fue reunir en el Capítulo que trata de la prueba por
escrito, la de informes, que se realiza por escrito y que por tanto, es también un
documento, como lo son igualmente las cartas, telegramas y las publicaciones
en periódicos o gacetas de actos que la ley ordena publicar, a que se refieren
los Arts 430 y 432 del mismo Capítulo sobre la prueba por escrito.

Al igual como se concibe en la prueba documental (supra: n. 364), en general


se entiende por documento: una cosa representativa de un hecho o de un acto
jurídicamente relevante; en otras palabras, toda cosa material en la cual está
representado un hecho, una declaración, un pensamiento del hombre; y en
todo documento se dan estos tres elementos: la materia, el medio y el
contenido. La materia puede ser cualquier cosa apta para representar un
hecho: el papel, la tela, la cera, el metal, la piedra, etc.; pero como
generalmente el medio que se usa para la representación es la escritura, y se
usa para ello el papel, se dice que el documento es cartaceo, y de allí la
sinonimia entre documento y escritura. De escrito, según el vocabulario
jurídico: "Dícese de lo que ha sido objeto de escritura; que se ha consignado
mediante esta forma de expresión"; pero también tiene la significación de
"Documento; pieza que contiene los signos gráficos de expresión de una
voluntad jurídica." En cuanto al contenido del documento, cualquier hecho
puede ser documental mente representado, por lo que, según el contenido, los
documentos son de diversas clases, entre ellas el Informe sobre los hechos
litigiosos que aparezcan en documentos, libros, archivos u otros papeles que
se hallen en Oficinas Públicas, Bancos, Asociaciones gremiales, Sociedades
Civiles o Mercantiles e instituciones similares, o copia de los mismos.

Como bien dice Duque-Corredor, por el hecho de que aparezca la prueba de


informes dentro de la prueba instrumental, no podría asimilársele a un
documento público o privado, por cuya razón no se le podrían aplicar las reglas
relativas a su valoración o impugnación, contenidas en los artículos 1359,
1363, 1380 y 1381 del Código Civil, o en el artículo 445 ce Código de
Procedimiento Civil. Por el contrario, su autoría está fuera de duda, porque tal
informe emana de una dependencia pública, de un banco, de una asociación
gremial, de una sociedad civil o mercantil y en es: sentido no podría
desconocérsele; pero sí podría discutirse por cualquier medio su relación con el
litigio, o la inexistencia del hecho o del documento de donde se pretende
extraer el informe.

Por tanto, la colocación sistemática de la prueba de informes en el Capitulo


destinado a la prueba por escrito, no constituye, en absoluto motivo de
confusión ni de dudas acerca de si la copia o los informes sólo versarán sobre
esta clase de prueba, o si puede abarcar otros escritos diversos de la prueba
documental o a la confesión, como lo plantea el profesor Cabrera Romero,
basándose en su heterodoxa concepción de lo que es la prueba por escrito,
según la cual "no pertenecen a documentos escritos que contienen simples
manifestaciones del pensamiento (sin representatividad); los anónimos; las
anotaciones en libros ordenadas por la ley; las pruebas simples; contenidas en
actas, los instrumentos no firmados distintos a los contemplados en los Arts.
1374 1375, 1378 y 1379 del Código Civil; las publicaciones que no producen
manifestaciones de voluntad o las confesiones de una parte, etc”.

Aparte de que no entendemos cómo puede existir un "documento escrito sin


representatividad' ya hemos expresado antes, que la inadmisibilidad de la
prueba de informes podría producirse eventualmente el promovente incurriese
en el error de promover como prueba de informe lo que en realidad, por su
forma y contenido, sea una prueba diferente (testimonial, pericial, inspección
judicial etc.), o si no se atiene al objeto propio de la prueba de informes,
expresamente contemplado en el Art. 433 CPC: hechos litigiosos que consten
en documentos, libros, archivos u otros papeles que se hallen en Oficinas
Públicas, Bancos, Asociaciones gremiales, Sociedades Civiles o Mercantiles e
instituciones similares, o copia de los mismos.

En esta materia, la Corte Suprema de Justicia ha tenido ocasión de


pronunciarse sobre la inadmisibilidad de la prueba de informes en ciertos
casos. Así, en Sentencia del 13 de junio de 1990, la Sala Político Administrativa
de dicha Corte consideró que el promovente de la prueba de informes no se
ajustó concretamente a la previsión del Art. 433 del Código de Procedimiento
Civil, porque lo pedido no es requerir de dichos entes "informes sobre los
hechos litigiosos que aparezcan de dichos instrumentos" sino "que se solicite
información sobre determinados particulares", enumerando un conjunto de
hechos de los que seguramente debe tener conocimiento personal el sujeto de
quien se requieren los informes, pero que no necesariamente han de constar
en documento alguno. "La apelante, -dijo la Sala- lo que ha promovido so
pretexto de una "solicitud de información", es una tentativa de provocar una
confesión y un conjunto de testimonios; mas sin observar las formas
legalmente establecidas, pudiendo llegar a vioIarse incluso, si se admitiere y
evacuare aquélla, el principio del control de la prueba, ya que, de aceptarse el
mecanismo que pretende hacer valer, no podría siquiera ser repreguntado el
testigo; razones que llevaron a la Corte a declarar ilegal la prueba promovida."

2. La regla del Art. 433 CPC que consagra la prueba de informes contiene un
supuesto complejo:

a. Debe versar sobre hechos litigiosos que consten en documentos, libros,


archivos u otros papeles.

b. Los documentos, libros, archivos u otros papeles deben hallarse en oficinas


públicas, bancos, asociaciones gremiales, sociedades civiles o mercantiles, e
instituciones similares, que no sean parte en el juicio.

c. El juez está obligado, a petición de la parte promovente, a pedir de los


mencionados sujetos informes sobre los hechos que aparezcan de tales instru-
mentos, o copia de los mismos.
d. Las entidades mencionadas no podrán rehusar los informes o copias
requeridas invocando causa de reserva. 5. Las entidades mencionadas podrán
exigir una indemnización, cuyo monto será determinado por el juez en caso de
inconformidad de la parte, tomando en cuenta el trabajo efectuado, la cual será
sufragada por la parte solicitante.

3. Como se ve de la mencionada sentencia de la Corte Suprema de Justicia del


13 de junio de 1990, el informe sobre los hechos a requerirse a los entes
indicados en la norma del Art. 433 CPC, debe versar exclusivamente sobre los
hechos litigiosos que consten en documentos, libros, archivos u otros papeles
que se hallen en dichos entes; y a su vez, la copia de los mismos que puede
requerirse, se refiere a los instrumentos en que consten aquellos hechos. Por
tanto, en el primer caso, los datos o noticias que debe contener el informe, no
pueden tener un origen personal, esto es, adquiridos por percepción directa del
funcionario del ente, de otra fuente que no sea el documento, libro, archivo o
papeles en los cuales constan los hechos, pues de otra forma, la prueba
quedaría desnaturalizada para convertirse en una testimonial, infungible como
todo testimonio, que es esencialmente personal. En otras palabras -como bien
lo expresa Sentís Melendo- "el testigo declara como persona real; el informante
informa como ente privado, cuando no es el representante de ese ente; el
testigo debe tener un conocimiento anterior de lo que se declara; el informante
puede haberlo adquirido en el momento de informar, aunque es indispensable
que los datos existan con anterioridad, en virtud de la preexistencia antes indi -
cada."

Del mismo modo, en el segundo caso, cuando se trata del requerimiento de


copia, ésta no es otra sino la del documento, libro, archivo o papeles del ente
que no sea parte en el juicio, en los cuales constan los hechos litigiosos objeto
de la información. La copia, en este caso es una copia simple, si los
representantes del ente no tienen la atribución de dar fe pública. Sin embargo,
la autenticidad de la misma no puede discutirse porque su autoría está fuera de
duda -como bien lo ha expresado Duque-Corredor- porque tal informe emana
de una dependencia pública, de un banco, de una asociación gremial, de una
sociedad civil o mercantil, y en este sentido no podría desconocérsele; pero sí
podría discutirse por cualquier medio su relación con el litigio, o la inexisten cia
del hecho o del documento de donde se pretende extraer el informe.

4. La mencionada regla que consagra la legalidad de la prueba de informes, es


una norma especial de derecho probatorio, aplicable en el proceso civil con
preferencia a las leyes generales, como la Ley Orgánica de la Administración
Central, o la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República, que
contemplan ciertas limitaciones respecto de la exhibición, inspección y copia de
los archivos de la Administración Pública Nacional, determinadas por la
naturaleza misma de los entes públicos, que hacen necesaria la reserva de sus
archivos para el servicio oficial. Por ello la norma del Art. 433 CPC establece
que las entidades mencionadas no podrán rehusar los informes o copias
requeridas, invocando causa de reserva, pero que sí podrán exigir una in-
demnización, cuyo monto será determinado por el juez en caso de in-
conformidad de la parte, tomando en cuenta el trabajo efectuado, la cual será
sufragada por la parte solicitante.

Así, v. gr., conforme al Art. 54 de la Ley Orgánica de la Administración Central:


Los archivos de la Administración Pública Nacional son por su naturaleza
reservados para el servicio oficial; lo que significa que no están abiertos al
público para su consulta, por lo cual se requiere autorización especial y
concreta del órgano superior respectivo para la consulta de los mismos por
otros funcionarios o particulares. Sin embargo, el Art. 433 CPC al referirse a las
oficinas públicas, no las limita: a aquéllas de la Administración Pública
Nacional, cuyos archivos están reservados para el servicio oficial, sino que se
refiere a las oficinas públicas en general, esto es, toda dependencia oficial de la
Nación, de los Estados, de los Municipios, Institutos Autónomos y demás entes
públicos.

Del mismo modo, según el Art. 55: "No se podrá ordenar la exhibición o
inspección general de los archivos de ninguna de las dependencias de la
Administración Pública Nacional sino por los organismos a los cuales la ley
atribuya específicamente tal función. Pero podrá acordarse judicialmente la
copia, exhibición o inspección de determinado documento, expediente, libro o
registro y se ejecutará la providencia a menos que, por razones de seguridad u
oportunidad para el Estado, el órgano superior respectivo resuelva que dicho
documento, libro, expediente o registro es de carácter reservado o
confidencial."

Finalmente, conforme al Art. 60: Se prohíbe la expedición de certificaciones de


mera relación, es decir, aquellas que sólo tengan por objeto hacer constar el
testimonio u opinión del funcionario declarante sobre algún hecho o dato de su
conocimiento de los contenidos en los expedientes archivados o en curso o de
aquellos asuntos que hubiere presenciado con motivo de sus funciones. Sin
embargo, podrán expedirse certificados sobre datos de carácter estadístico, no
reservados, que consten en expedientes o registros oficiales que no hayan sido
publicados y siempre que no exista prohibición expresa al respecto.

En diversas ocasiones la Sala de Casación Civil se ha pronunciado acerca de


lo que debe entenderse por una certificación en relación, tan comúnmente
expedidas por funcionarios de la Administración Pública, prohibidas
expresamente por el Art. 33 del derogado Estatuto Orgánico de Ministerios, y
hoy, por los Arts. 59 y 60 de la Ley Orgánica de la Administración Central
vigente; y de todas ellas puede concluirse, que la Sala establece como nota
característica de la certificación en relación, que el funcionario público no da fe
del hecho jurídico que hubiera efectuado o hubiera visto u oído, sino que
simplemente da testimonio o relación de hechos o circunstancias que no ha
presenciado y cuyo conocimiento ha derivado de algún expediente o archivo
oficial. En otras palabras, "que en los certificados de mera relación, el
funcionario público no interviene en la elaboración del instrumento, y se limita a
dar testimonio o relación de hechos."

En estos casos es necesario hacer algunas precisiones, pues tratándose de


oficinas públicas, la tendencia de los funcionarios de la Administración, es la de
rechazar toda solicitud de copia de actuaciones existentes en la oficina,
alegando el "carácter reservado", cuando no la "confidencialidad o secreto de
Estado." Pareciera que en el ámbito de la Administración Pública, algunos
funcionarios ignorasen el carácter publicista del proceso civil y su alto cometido
institucional y político de asegurar a la colectividad una tutela jurídica justa,
segura y solícita, que requiere muy especialmente en la etapa probatoria del
proceso la colaboración entre sí de la rama Administrativa del Poder Público
con el Poder Judicial, como lo ordena en general la Constitución, para la
realización de los fines del Estado, en el Art.

El Art. 433 CPC -ha sentenciado la Corte Suprema de Justicia- "ha introducido
en el ordenamiento positivo venezolano una innovación importantísima: la
morigeración -como regla y en los supuestos de hecho previstos en la norma-
de la llamada causa de reserva, admitida así mismo, entre otras normas de
nuestro ordenamiento jurídico positivo, por el Art. 91 de la Ley Orgánica de la
Corte Suprema de Justicia; institución, la comentada, que en la doctrina
jurídico-pública se conoce como uno de los mayores frenos de los avances del
contencioso, en la progresiva tarea por éste emprendida de desterrar la
arbitrariedad administrativa encubierta en los supuestos "secretos de Estado";
labor que tampoco es en modo alguno ajena a las nuevas orientaciones de
esta Sala Político-Administrativa." 28

En esta materia, hay que tener presente, la distinción existente entre "causa de
reserva" y "confidencialidad o secreto de Estado." La reserva de los archivos de
la Administración Pública para el servicio oficial, a que se refiere la antes
mencionada Ley Orgánica de la Administración Central, no es lo mismo que la
confidencialidad o secreto de Estado, y sólo significa que los documentos y
archivos no están abiertos al público para su consulta, con el fin de preservar la
continuidad y eficacia de la actividad administrativa, razón por la cual, la ley
exige la previa autorización especial y concreta del órgano superior respectivo.
En cambio, el concepto de secreto -como dice Cabrera Romero-, se refiere a
algo que es oculto, que no puede ser comunicado a nadie, y cuyo conocimiento
corresponde a un número limitado de personas.

La Sala Político-Administrativa de la Corte Suprema de Justicia, en la


mencionada sentencia del 28 de marzo de 1989, interpretando el Art. 55 de la
Ley Orgánica de la Administración Central, ha sostenido que la formulación
asertiva del segundo párrafo del Art. 55 de dicha ley, encuentra perfecta
concordancia con la imperatividad del Art. 433 CPC; pero al mismo tiempo
permite este último, que sea un órgano superior del organismo donde reposa el
documento cuya copia se solicita, quien resuelva si el "documento, libro,
expediente o registro es de carácter reservado o confidencial"; caso en el cual
el juez podrá negarse a acordar la prueba, mas sólo en ese momento y no sin
la resolución del funcionario, previamente emitida.

Sin embargo, esta interpretación de la Corte Suprema se justifica en el caso


sub judice, en el cual se trataba de un procedimiento contencioso
administrativo y del requerimiento al Ministerio del Ambiente y de los Recursos
Naturales Renovables de la copia de los instrumentos mencionados en la
promoción de la prueba, procedimiento en el cual tenía prelación la norma del
Art. 55 de la Ley Orgánica de la Administración Central en virtud de lo
dispuesto en los Arts. 88 y 91 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de
Justicia, normas especiales del procedimiento que autorizan el alegato del
"carácter reservado o confidencial" de determinado instrumento, calificación
que debe ser realizada mediante resolución expresa del superior jerárquico.
Pero no ocurre así, cuando se trata del procedimiento ordinario civil, o
mercantil, en el cual la norma prelatoria no es el Art. 55 de la Ley Orgánica de
la Administración Central, sino el Art. 433 del Código de Procedimiento Civil,
que es la norma especial de derecho probatorio que autoriza la prueba de
informes y prohíbe a las entidades mencionadas en dicha norma rehusar los
informes o copias requeridas invocando causa de reserva.

La Prueba de Informas en el derecho informático

Es una de las pruebas más importantes dentro del Derecho Informático, por
cuanto la tendencia del desarrollo tecnológico va hacia la telecomunicación
informática a distancia. Los hechos jurídicos informáticos se verifican muchas
veces entre dos o mas computadores, y por lo general en las
telecomunicaciones informáticas intervienen diversas empresas y proveedores
de servicios de Internet, así como establecimientos comerciales de acceso
público a Internet como los llamados Cibercafés, a los cuales puede estar
destinada la prueba de informes. En este sentido se podrá pedir este tipo de
pruebas a cualquier ente con personalidad jurídica que posea información
actualizada o archivada de eventos informáticos. Los proveedores de servicio
de alojamiento u hospedaje web, y de proveedores de registro de dominios de
Internet conocen datos importantes sobre la titularidad de Dominios. La prueba
puede promoverse o para que se suministre información de clientes, usuarios,
administradores relacionados con el sitio o sistema. Esta es una prueba que
servirá en muchos casos para la confirmación o ampliación o complemento de
los resultados en materia pericial.

En muchos casos aunque la información de hechos informáticos, tales como


propietarios de Dominios de Internet, se puede obtener directamente desde
Internet, en muchas oportunidades no se puede tener acceso al historial de
registro de un sitio o Dominio de Internet, por lo que deben ser requeridos los
datos correspondientes por esta vía de Informes, para lo cual podría solicitarse
la aplicación del termino ultramarino para la evacuación de las mismas si se
trata de empresas ubicadas en el extranjero.

LAS REPRODUCCIONES

El Art. 502 de nuestro Código de Procedimiento Civil establece la posibilidad de


usar medios técnicos: “El juez, a pedimento de cualquiera de las partes y aun
de oficio, puede disponer que se ejecuten planos, clacos y copias, aun
fotográficas, de objetos, documentos y lugares, y cuando lo considere
necesario, reproducciones cinematográficas o de otra especie que requieran el
empleo de medios, instrumentos o procedimientos mecánicos”

De este articulo de desprende que solamente el juez, si lo considera necesario


puede ordenar las reproducciones cinematográficas o de otra especie,
pensamos que engloba en este ultimo termino; telex, fax, fotocopias y sistemas
de computación.
Este medio de prueba puede versar solamente sobre objetos, lugares y
documentos cuando se trate de planos, calcos y copias, sin embargo cuando
de use la fotografía, la cinematografía u otro medio de reproducción grafica que
refleje o no movimiento, se puede incluir en este medio de prueba a personas y
animales, a menos que el juez expresamente disponga que no aparezcan en
dichas reproducciones.

La promoción de las reproducciones varia, si nos atenemos a lo pautado en el


Art. 429 CPC, se puede promover en tres momentos, a saber: con el libelo de
demanda en la contestación o en el lapso de promoción de pruebas. En este
caso, si se producen fuera de las oportunidades señaladas, carecerán de valor
probatorio si no son aceptadas expresamente por la contraparte.

Cuando el juez practica la inspección judicial contemplada en el Art. 475 CPC,


se puede ordenar la reproducción del acto de conformidad con el Art. 502 bien
de oficio o a petición de parte y siempre que sea posible. Así tenemos que, se
esta promoviendo la reproducción indirectamente al promover la inspección
judicial en el lapso pertinente o cuando el tribunal lo considere oportuno para
verificar o esclarecer los hechos que interesen para la decisión de la causa o el
contenido de documentos.

Para comprobar que un hecho se ha producido o pudo haberse producido en


una forma determinada, podrá también ordenarse la reconstrucción de ese
hecho, haciendo eventualmente ejecutar su reproducción fotográfica o
cinematográfica. El juez debe asistir al experimento, y si lo considera
necesario, podrá encomendar la ejecución a uno o mas expertos que designara
al efecto. Este medio de prueba se considera como experimento ya que toda
reconstrucción de hechos lo supone, es un desarrollo simulado de los hechos
que se pretenden probar, se trata de reproducir con la más absoluta fidelidad
como se produjeron los hechos a decir de los testigos o las partes.

En caso de que así conviniere a la prueba, puede también disponerse la


obtención de radiografías, radioscopias, análisis hematológicos, bacteriológicos
y cualesquiera otros de carácter científico, mediante un experto, de reconocida
aptitud, nombrado por el tribunal. Esto presupone una prueba in corpore, esta
norma es también aplicable en los casos de inspección judicial, el Art.475 del
CPC faculta al juez para ordenar la reproducción del acto por cualquiera de los
medios o procedimientos contemplados, dando lugar así a la aplicación del
principio de simultaneidad de la evacuación de las pruebas diferentes.

Esta prueba no esta limitada solamente a la evacuación simultanea con la


prueba de reconstrucción de hecho sino que se admite su promoción en caso
de que así conviniere a la prueba sin ninguna limitación.

Igualmente nuestro código contempla que para la realización de inspecciones,


reproducciones, reconstrucciones y experiencias fuere menester la
colaboración material de una de las partes, y esta se negare a suministrarla, el
juez le intimara a que la preste. Si a pesar de ello continuare su resistencia, el
juez dispondrá que se deje sin efecto la diligencia, pudiendo interpretar la
negativa a colaborar en la prueba, como una confirmación de la exactitud de
las afirmaciones de la parte contraria al respecto.

LAS COPIAS Y LOS EXPERIMENTOS

Los instrumentos públicos y los privados reconocidos o tenidos legalmente por


reconocidos, podrán producirse en juicios originales o en copia certificada
expedida por funcionarios competentes con arreglo a las leyes.

Las copias o reproducciones fotográficas, fotostáticas o por cualquier otro


medio mecánico claramente inteligible, de estos instrumentos, se tendrán como
fidedignas si no fueren impugnadas por el adversario, ya en la contestación de
la demanda, si han sido producidas con el libelo, ya dentro de los cinco días
siguientes, si han sido producidas con la contestación o en el lapso de
promoción de pruebas. Las copias de esta especie producidas en cualquier
otra oportunidad, no tendrán ningún valor probatorio si no son aceptadas
expresamente por la otra parte.

La parte que quiera servirse de la copia impugnada, podrá solicitar su cotejo


con el original, o a falta de éste con una copia certificada expedida con
anterioridad a aquella. El cotejo se efectuará mediante inspección ocular o
mediante uno o más peritos que designe el Juez, a costa de la parte solicitante.
Nada de esto obstará para que la parte produzca y haga valer el original del
instrumento o copia certificada del mismo si lo prefiere.

Las características de esta prueba son las siguientes:

a) Pertenece a la categoría de los experimentos, porque toda reconstrucción de


hechos, supone un experimento; esto es, un desarrollo dinámico y simulado de
hechos a probarse, reconstruidos en forma similar, para verificar en la práctica
si realmente se produjeron como lo afirman las partes o los testigos, o el modo
como pudieron producirse.

b) Es una prueba indirecta, porque el juez no percibe inmediatamente el hecho


a probarse, sino mediatamente, pues se interpone entre el hecho a probarse y
el juez una representación simulada de aquél, de tal modo que hay una
divergencia entre el hecho a probar y el hecho que cae directamente bajo los
sentidos del juez que interviene en el experimento. Esto es lo que ocurre en
toda especie de prueba histórica, como lo son también, v. gr., la prueba
documental, en la cual el juez percibe el hecho no directamente, sino
representado en el documento; y la testimonial, en la cual el juez percibe sólo
la representación oral del hecho que le hace el testigo mediante su declaración.
En otras palabras, como dice Carnelutti: "en la prueba directa está presente el
hecho mismo a probarse; en la prueba histórica no está presente, sino
representado; en la prueba crítica no está ni presente ni representado".

c) Es diferente de la Inspección Judicial. En efecto se diferencia de esta


prueba, no sólo porque ella es una prueba directa, sino además, porque la
inspección es sustancialmente un acto estático, en el sentido de que el juez
sólo debe dirigir su percepción al estado actual de la cosa y describirla en el
acta correspondiente, de tal modo que su descripción debe ser completamente
objetiva, sin avanzar opinión ni formular apreciaciones; en cambio, el
experimento judicial es dinámico, porque consiste, en la reconstrucción de un
hecho o fenómeno ya producido, para comprobar si realmente se ha producido
o pudo haberse producido en una forma determinada, por lo cual deben
intervenir en la escena, de ser posible, los actores que estuvieron presentes al
momento de ocurrir el hecho, sean testigos o peritos y el juez, que sin
sustituirse a ellos, debe notar sus sensaciones, percepciones o juicios, para
apreciar si son conformes a los que ellos han manifestado en sus
declaraciones. De allí que la inspección y el experimento se diferencien
fundamentalmente por el objeto: la inspección tiene por objeto la percepción
directa de una cosa en su estado actual; mientras que el experimento tiene por
objeto la simulada representación actual de un hecho ya ocurrido.

d) La reconstrucción de hechos, o experimento, es una prueba autónoma. Sin


embargo, algunos autores sostienen que no lo es, sino una especie de la
inspección judicial. En este sentido se pronuncia Micheli, que lo considera "un
tipo de inspección, en la cual, por lo demás, el hecho percibido no es el hecho
históricamente determinado, objeto de prueba, sino otro hecho reproducido en
condiciones similares a aquéllas en las cuales se verificó el hecho objeto de
prueba." También Devis Echandía, lo considera una especie de inspección, sui
generis y con fines especiales, con o sin la asesoría de expertos, como son la
observación directa por el juez, de la reconstrucción de los hechos, para
formarse un concepto personal acerca de su realidad y de la manera como
pudieron ocurrir, y de ese modo controlar la versión de las partes y de los
testigos, que adquieren así valiosa experiencia para la apreciación de esas
pruebas y de las demás que se alleguen al proceso.

Sin embargo, data venia a los ilustres maestros, nosotros pensamos que no se
puede considerar al experimento como un tipo de inspección, si se parte del
hecho, admitido por ambos, y por otros autores que tratan el tema, de que en el
experimento -a diferencia de la inspección judicial- siempre el hecho percibido
por el juez, es un hecho distinto del hecho históricamente realizado (prueba
indirecta), que es el objeto de la prueba, sólo reproducido ahora en condiciones
similares, los cuales, si bien le permiten formarse un concepto personal de su
realidad y de la manera como pudieron ocurrir, el experimento, como observa
Florián -citado por Devis Echandía- no se limita a una simple inspección de
lugares o personas, ni a observar cosas o situaciones, sino que tiene por objeto
el desarrollo efectivo de una acción, de un acontecimiento o de un episodio; lo
cual revela -como sostiene además Andrioli- que la inspección y el experimento
se diferencian por su objeto: "la primera tiene por objeto la percepción directa
de una cosa o de una persona en su estado actual, mientras el segundo tiene
por objeto la representación actual de un hecho ya ocurrido."

e) La reconstrucción de hechos, o experimento, es siempre una prueba


constituenda, que se realiza en el proceso, y supone la existencia en autos de
afirmaciones de las partes y de pruebas acerca de la realización de los hechos
ocurridos, de los cuales la reconstrucción o experimento, pretende ofrecer al
juez un concepto personal acerca de su realidad y de la manera como pudieron
ocurrir. Sin embargo, esta exigencia de que existan en autos pruebas de la
existencia de los hechos objeto de la reconstrucción o experimento, no
significa, como piensa Cabrera Romero, que la prueba tenga el carácter de
subsidiaria de aquella que es objeto de la reconstrucción, pues él mismo ha
declarado compartir la posición de Florián, según el cual, la reconstrucción es
una prueba autónoma, y ha sostenido que no se puede reconstruir lo inexis-
tente; y como hemos visto, el objeto del experimento es la reconstrucción
actual de un hecho ya ocurrido.

f) La reconstrucción o experimento puede promoverse de oficio, o a petición de


parte.

En efecto, el Art. 503 CPC permite que pueda ordenarse la reconstrucción del
hecho, facultad esta que va dirigida al juez, único que puede ordenar, acordar,
disponer, determinar, decretar; pero prevista como está la prueba en dicha
norma, es evidente que las partes, a su vez, pueden promoverla, en el lapso
probatorio y es admisible conforme al Art. 395 CPC.

g) Con la prueba de reconstrucción o experimento puede disponerse por el


juez, de oficio o a petición de parte, si así conviniere a la prueba, su
reproducción mediante radiografías, radioscopias, análisis hematológicos,
bacteriológicos y cualesquiera otros de carácter científico, mediante un experto,
de reconocida aptitud, nombrado por el Tribunal (Art. 504 CPC); norma esta
que también es aplicable en los casos de inspección judicial, en los cuales, el
Art. 475 CPC faculta al juez para ordenar la reproducción del acto por
cualquiera de los medios o procedimientos contemplados en el citado Art. 504
CPC; dando lugar así, a la aplicación del principio de la simultaneidad de la
evacuación de pruebas diferentes, acogido por el nuevo código.
La prueba mediante exámenes o experimentos científicos, no está limitada a la
sola evacuación simultánea con la prueba de reconstrucción de hechos, como
pudiera pensarse de su redacción literal, pues el Art. 504 CPC no establece
esta limitación, sino que admite su promoción cuando así conviniere a la
prueba, sin limitación alguna. Ejemplo de la autonomía de la prueba de
experimentos científicos, la encontramos en el Art. 210 del Código Civil, en
materia de prueba de la filiación del hijo concebido y nacido fuera del
matrimonio, introducida en dicho Código por la reforma parcial sancionada el 6
de julio de 1982; caso en el cual, a falta de reconocimiento voluntario, la
filiación puede ser establecida judicialmente con todo género de pruebas,
incluidos los exámenes o las experticias hematológicas y heredo-biológicas que
hayan sido consentidos por el demandado; y la negativa de éste a someterse a
dichas pruebas se considerará como una presunción en su contra.

Con esta reforma, el legislador dio entrada en nuestro sistema legal a las
conquistas de la Biología con el descubrimiento, a comienzos de este siglo por
Carlos Landsteiner, de la existencia en la sangre de ciertas cualidades y
caracteres propios, ya los trabajos hematológicos realizados posteriormente
por un gran número de sabios investigadores, entre ellos: Wiener, Dungern,
Hirzsfeld, Levine, Berstein, y otros, que -como dice Loreto- abrieron a la
medicina, a la legislación y a la jurisprudencia un vasto campo para fecundas
realizaciones.

En nuestro país, estos medios probatorios han sido ignorados por la práctica
judicial en los procesos de filiación; sin embargo, mucho antes de la
introducción en el nuevo Código de Procedimiento Civil de la libertad de medios
de prueba, y específicamente de las radiografias, radioscopias, análisis
hematológicos, bacteriológicos y otros de carácter científico, previstos ahora en
el mencionado Art. 504 CPC, ya Loreto sostenía, con argumentos serios y
atendibles, que eran legales y admisibles en nuestro derecho, por tratarse de
formas peculiares de experticia que, de manera genérica y sin limitación
alguna, integran el sistema probatorio venezolano; y que dichos medios no
eran ignorados, en cambio, por la doctrina nacional, a cuyo conocimiento y
divulgación han dedicado distinguidos juristas, serios y valiosos estudios.
LA INSPECCIÓN OCULAR

La denominación inspección ocular, tiene la clara desventaja de reducir el


alcance de la prueba de inspección judicial a lo que pueda percibirse por el
sentido de la vista pero, en la prueba de inspección judicial debe estar abierta
la posibilidad al empleo de algunos de los otros sentidos para el juzgador
intervenga sensorialmente en una prueba de mayor amplitud que lo pudiera ser
la simple inspección ocular.

La inspección ocular, son las observaciones de cosas, personas y todos los


indicios a comprobar al algún hecho.

Inspección ocular o judicial, es el medio probatorio en virtud del cual el


juzgador, unitario o colegiado, por sí mismo, procede al examen sensorial de
algunas persona, algún bien mueble o bien inmueble, algún semoviente o algún
documento, para dejar constancias de las características advertidas con el
auxilio de testigos o peritos.

Además para poder ofrecerla el solicitante de la inspección judicial se


determinarán los puntos sobre que deba de versar, y de los puntos
controvertidos.

La trascendencia de la prueba de inspección judicial se puede aquilatar por las


siguientes reflexiones:

El juez obtiene un reconocimiento directo de la realidad acerca de las


personas, cosas o documentos inspeccionados, sin estar sujeto a las
declaraciones de los demás. Este conocimiento es más amplio cuando no se
requiere la intervención de testigos de identidad, ni la injerencia de peritos.
Cuando se requiere la intervención de peritos o testigos, la perceptación del
juez está influida por tales peritos o testigos y no es tan contundente la
actuación perceptora del juzgador.
La verdad formal que puede obtener del resultado de percepciones de otras
personas, llevadas al juez, se puede desvirtuar mediante el análisis directo que
hace el órgano jurisdiccional, y de esa manera pudiera prevalecer una verdad
material.

El juzgador tiene una certidumbre total de la realidad acerca de los puntos que
constituyeron el tema central de la inspección en aquellos casos en que no
depende parcialmente de los testigos de identidad y de los peritos. El juzgador
se convierte en participante de la prueba misma pues. Lo que en que deberá
pronunciarse sentencia.

Respecto a la naturaleza jurídica de la inspección, podemos decir, que


mayoritariamente la doctrina, acepta que es un medio de prueba real, directo y
personal, porque, el conocimiento y la certeza, se obtienen por una vía directa
que ofrece menos peligro de insinceridad.

Algunos procesalistas no aceptan este criterio, niegan que sea un medio de


prueba. Manifiestan, que el agente investigador del Ministerio Público, adquiere
el conocimiento de manera directa y real, aún cuando no obren en su poder
ningunas declaraciones; sin embargo, en el proceso, como no existe medio
suficiente para transmitir al juez esa experiencia, de manera fidedigna, es un
acto complementario de las declaraciones.

El Juez, a pedimento de cualquiera de las partes o cuando lo juzgue oportuno,


acordará la inspección judicial de personas, cosas, lugares o documentos, a
objeto de verificar o esclarecer aquellos hechos que interesen para la decisión
de la causa o el contenido de documentos. La inspección ocular prevista en el
Código Civil se promoverá y evacuará conforme a las disposiciones de este
Capítulo.

Para llevar a cabo la inspección judicial, el Juez concurrirá con el Secretario o


quien haga sus veces y uno o más prácticos de su elección cuando sea
necesario. Las partes, sus representantes o apoderados podrán concurrir al
acto.
Las partes, sus representantes y apoderados podrán hacer al Juez, de palabra,
las observaciones que estimaren conducentes, las cuales se insertarán en el
acta, si así lo pidieren.

El Juez hará extender en acta la relación de lo practicado, sin avanzar opinión


ni formular apreciaciones, y para su elaboración se procederá conforme a lo
dispuesto en el artículo 189. El Juez podrá, asimismo, ordenar la reproducción
del acto por cualquiera de los medios, instrumentos o procedimientos
contemplados en el artículo 502 si ello fuere posible.

Las funciones de los prácticos se reducirán a dar al Juez los informes que éste
creyere necesarios para practicar mejor la diligencia, informes que podrá
solicitar también de alguna otra persona, juramentándola.

Los honorarios de los prácticos serán fijados por el Juez, a cargo de la parte
promovente de la prueba, o de ambas partes, de por mitad, si se hubiere
ordenado de oficio.

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