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He entendido un tema muy profundo y a la vez importante para

mi vida “No puede haber amor (obediencia) sino hay confianza”.


La confianza es una seguridad y a la vez una esperanza firme. Es
el fundamento oculto de toda relación consistente. Nadie puede
caminar junto al otro sin tener la certeza de que puede confiar en
él. Sin confianza es imposible amar, pues para amar tienes que
darte a conocer como tu realmente eres, sin máscaras y eso solo se
produce por medio de confiar en la otra persona, en este caso, en
el Eterno.
La confianza en el Eterno otorga amor, humildad y poder a la
persona. La contraparte de esto se encuentra en las armas del
Yetzer Hará: dudas, confusión, incertidumbre, pereza, desanimo,
tristeza, miedo en no superar determinada tentación, creer en no
merecer la victoria, desesperación, creer que es demasiado difícil
y, sobre todo, olvido de que tenemos un Padre que nos puede
ayudar a ganar en toda batalla y toda situación. El Yetzer Hará
envenena ocultamente y asesina lentamente.
Las armas del Yetzer Hará tienen solo un propósito: Que no
levantes tu mirada hacia el cielo, es decir, quitarte tu única arma
para ganar la batalla que es clamar y pedir ayuda al Eterno. Esto
lo hace de diferentes formas, una de ellas es a través del miedo.
-El miedo a caer en una tentación nos hace estar intranquilos
sobre cuándo y cómo aparecerán. El Yetzer Hará (mala
inclinación) introduce la idea en nuestras mentes que no podemos
lograrlo enseñándonos la fuerza que tienen estos deseos, pero
Yahweh nos responde de esta manera:

Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos y veas caballos, carros y


un pueblo mas numeroso que vosotros, no le temas por cuanto te
acompaña Yahweh tu Elohe que te sacó de la tierra de Mitzraim. Y
sucederá, cuando os acerquéis a la batalla, que el kohen gadol arengará al
pueblo. Y le dirá: Oye, Israel. Os disponéis hoy a pelear contra vuestros
enemigos. No se debiliten vuestros corazones. No temáis, ni os
apresuréis, ni os asustéis de ellos, por cuanto Yahweh vuestro Elohe es
Quien os acompaña para pelear contra vuestros enemigos, para
salvaros (Devarim 20:1-4)
-El Yezter Hará le interesa más nuestro estado emocional que el
hecho de que pequemos en esa tentación. Por medio del
desanimo, la culpa, la vergüenza nos intenta convencer de que la
guerra es una guerra sin opciones de victoria. El Yetzer Hará
quiere que saquemos nuestra bandera blanca en señal de rendición
pues al hacer esto, estamos diciendo que NO HAY NADIE que
tenga mayor fuerza que la suya y creamos que no hay un Creador
que se preocupe por nosotros. De hecho, parecería que la única
meta del Yetzer Hará es que caigamos en el pecado, pero
su objetivo principal y oculto es que neguemos la existencia de
un Creador compasivo, poderoso y bondadoso que nos ama y que
nos puede ayudar; esto lo hace la mala inclinación de una manera
muy sutil: quitándonos la esperanza y la confianza de creer en
ÉL y en su ayuda.
-Otra manera que tiene de operar la mala inclinación es meter la
confusión y la duda en la mente de cada uno de nosotros,
haciendo que nos veamos a nosotros mismos como impotentes,
odiosos, débiles. Ejemplo de esto fue la situación de los espías
cuando fueron a investigar la Tierra de Israel:

Caleb hizo callar al pueblo delante de Moshe y dijo: Hemos de subir para
heredar la tierra porque podemos hacerlo. Pero quienes lo acompañaron
arguyeron: No podemos subir contra esa gente, porque es mas fuerte que
nosotros, y dieron un informe desfavorable acerca de la tierra que habían
ido a escudriñar para los hijos de Israel, diciendo: La tierra que hemos ido
a explorar devora a sus moradores que son de gran estatura. Son gigantes,
hijos de Anac. Ante ellos, nosotros parecíamos langostas, a nuestros ojos
y seguramente también a sus ojos (Bamidbar 13:30-32)

El Yetzer Hará utiliza una mentira muy profunda que se puede ver
en esta parte de la Torah:” la forma en que te percibes a ti
mismo es la forma EN QUE TU CREES que otros te
perciben”
No es una realidad, solo es una creencia errónea sobre ti pues el
Yetzer Hará hace daño donde no tienes un conocimiento y un
entendimiento firme; en este caso, al no conocerte a ti mismo
pone tu mente (ideas, pensamientos) y tu corazón (sentimientos y
emociones) contra ti mismo.
Esta mentira la utiliza el Yetzer Hará para quitarnos la posibilidad
de desarrollar nuestros talentos y dones y no poder desempeñar
nuestras obligaciones con valentía e integridad. Un claro ejemplo
a nivel especifico se relata en la Torah; esta es la historia del
primer rey de Israel, la historia del rey Shaul.
El rey Shaul provenía de una familia de la tribu de Benjamin. En
la Torah se habla de cómo era esta persona a ojos de Yahweh:

Joven y valiente que ninguno de entre los hijos de Israel podía rivalizar
con él (1 Shmuel 9:2)

Pero a los ojos del propio Shaul, él se consideraba inferior,


indigno e incapaz de aceptar las responsabilidades de ser rey y la
mala inclinación lo llevó a tan extremo de locura que quiso
hacerle el mal a quien le hizo bien, al propio David su siervo. Al
dejarse llevar por el yetzer hará cometió un pecado imperdonable
para un rey de Israel: no confiar en Yahweh (pues el rey de Israel
debía de ser un ejemplo para los demás y si el rey hacia una cosa,
el pueblo haría la misma pues, así como es un rey, así son sus
súbditos)
Yahweh le mando, por boca del profeta Shmuel, al rey Shaul que
matara y arrasara a todo Amalek, pero Shaul no actuó de esta
manera, sino que dejo con vida los animales de Amalek para
ofrecerlos en sacrificio a Yahweh y también no mató a Agag rey
de Amalek sino que lo dejó vivir.

Así dice Yahweh Tzevaot: Me acuerdo de lo que Amalek hizo a Israel,


como se interpuso en el camino cuando Israel salió de Mitzraim. Ahora ve
y combate contra Amalek, destruye completamente todo lo que poseen sin
dejar nada. Mata tanto a hombres como a mujeres, a niños como a
lactantes, a bueyes y ovejas, camellos y asnos (1Shmuel 15:2-3)
Pero Shaul y el pueblo dejaron vivos a Agag, a las mejores ovejas y a los
mejores bueyes, a los animales engordados y los corderos, a todo lo que
era bueno porque no quiso destruirlo completamente; sin embargo, todo lo
despreciable, lo destruyeron completamente (1Shmuel 15:9)
Por tanto, Yahweh decide que Shaul ya no será más rey pues no
confió en ÉL ni obedeció ya que el rey Shaul confió más en lo
que pareció más bueno a sus propios ojos y no a los ojos de
Yahweh pues como se dice (todo lo que era bueno no quiso
destruirlo completamente; sin embargo, todo lo despreciable, lo
destruyeron completamente)
De esta manera, el Eterno por medio de Shmuel habla a Shaul
sobre el porqué de su caída:

Y dijo Shmuel: Aunque eres pequeño ante tus propios ojos, ¿no eres
cabeza de las tribus de Israel? Y Yahweh te ungió por rey sobre
Israel. Yahweh te confió una misión diciendo: Ve y destruye
completamente a esos pecadores, los amalecitas, lucha contra ellos hasta
que se consuman. ¿Por qué entonces no escuchaste la voz de Yahweh sino
que te arrojaste sobre los despojos e hiciste lo que era malo ante la vista
de Yahweh (1Shmuel 15:17-19)

Con esto, la mala inclinación tuvo éxito en destruir


completamente la vida del rey Shaul pues ya venía alguien en
camino que si CONFIARÍA (escucharía la voz de Yahweh) este
es, el rey David.
Pero ¿Por qué Yahweh le pidió al rey Shaul que aniquilara
completamente a la tribu de Amalek?
Esto se remonta a los tiempos de Moshe y su siervo Yahoshua. El
pueblo acampó en Refidim y pese haber visto Israel milagro tras
milagro de parte de Yahweh, se quejaron contra Yahweh y su
siervo Moshe por no haber agua. Entonces Moshe clama a
Yahweh por agua (lo que debió hacer Israel y no lo que hicieron,
que fue quejarse debido a no confiar). Después de esa situación, y
sin previo aviso ni motivo alguno, surge la tribu de Amalek para
asesinar a toda persona que pertenezca a Israel. Debido a esta
acción de Amalek de querer asesinar a Israel sin ningún motivo
surgen las palabras de Yahweh:
Y le dijo Yahweh a Moshe: Escribe para recordación y ponlo en oídos de
Yahoshua como recordación, que borraré la memoria de Amalek de debajo
del cielo. Y Moshe construyó un altar que llamó “El Yahweh, mi bandera”
Y explicó: Porque alzó la mano contra el trono de Elohe, habrá guerra de
Yahweh contra Amalek a través de las generaciones. (Shemot 17:14-16)

Desde antaño al Yetzer Hará, es decir, a la mala inclinación se le


ha conocido con muchos nombres, pero uno de sus nombres más
famosos es Amalek. ¿Por qué se le llama “Amalek” a la
inclinación del mal? Todo viene por esa queja de no tener agua
que antes he citado pues justamente antes de que llegara Amalek
sin ningún motivo, el pueblo de Israel cometió uno de los pecados
más graves desde que Adam fuera creado:

Llamó al lugar Masá (prueba) y Merivá (querella) por haber puesto a


prueba a Yahweh y por haber reñido con Moshe. Incluso habían
preguntado: ¿Está Yahweh con nosotros, sí o no? Vinieron los amalecitas
y combatieron contra Israel en Refidim. (Shemot 17:7-8)

Si se dan cuenta, esa pregunta vino por no confiar en Yahweh y


de pronto Amalek vino, es decir, donde haya dudas,
incertidumbre y confusión hay va a estar Amalek (mala
inclinación) para combatirte.
Ya hemos dicho anteriormente la manifestación de la mala
inclinación, pero ¿Cómo se puede combatir contra la mala
inclinación? La misma Torah nos contesta en esa situación:

Vinieron los amalecitas y combatieron contra Israel en Refidim. Y le dijo


Moshe a Yahoshua: Escoge hombres para luchar por nosotros y hazle
frente a Amalek. Mañana yo permaneceré sobre la cima de la colina con la
vara en mi mano. Yahoshua hizo lo que le había indicado Moshe para
combatir contra Amalek. Y Moshe, Aharon y Jur subieron a la cumbre de
la colina. Y cuando alzaba Moshe su mano, dominaba Israel, pero
cuando abandonaba su mano era Amalek el que llevaba la mejor parte
en la lucha. Es que las manos de Moshe estaban cansadas, por lo cual sus
acompañantes tomaron una piedra y la pusieron debajo de él para que se
sentara. Y Aharon y Jur sostenían las manos de Moshe, uno la derecha y
otro la izquierda, con gran firmeza. Así Yahoshua pudo debilitar a los
amalecitas, a filo de espada (Shemot 17:8-13)
Alzar sus manos al cielo, es una expresión hebrea para indicar que
alguien se está dirigiendo a Yahweh, es decir, le está orando,
pidiendo ayuda. Esta es la única forma de ganar la guerra contra
Amalek. Toda persona que sufre adicciones, enfermedades,
problemas de dinero, o cualquier obstáculo debe de pedir a
Yahweh y más si tiene que ver con nuestro templo en donde mora
el Ruaj HaKodesh.
Otra forma de manifestarse la mala inclinación es haciéndote
pensar que la has superado por completo, pero eso nos cierto, ya
que hasta el apóstol Shaul sabia de esta inclinación:

Realmente, mi proceder no lo comprendo; pues no hago lo que quiero, sino


que hago lo que aborrezco. Y, si hago lo que no quiero, estoy de acuerdo
con la Torah en que es buena; en realidad, ya no soy yo quien obra, sino el
pecado que habita en mí. Pues bien, se yo que nada bueno habita en mi, es
decir, en mi carne; en efecto, querer el bien lo tengo a mi alcance, más no
el realizarlo, puesto que no hago el bien que quiero, sino que obre el mal
que no quiero. Y, si hago lo que no quiero, no soy yo quien lo obra, sino el
pecado que habita en mí. Descubro, pues, esta ley (mala
inclinación): aunque quiera hacer el bien, es el mal el que se me
presenta. Pues me complazco en la Torah de Yahweh según el hombre
interior, pero advierto otra ley (Amalek) en mis miembros que lucha contra
la ley de mi razón y me esclaviza a la ley del pecado que está en mis
miembros. ¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a
la muerte? ¡Gracias sean dadas a Yahweh por Yahshua nuestro Adon! Así
pues, soy yo mismo quien con la razón sirvo a la Torah de Yahweh, mas
con la carne, a la ley del pecado. (Romaniyim 7:15-25)

Pero Shaul también entendió que por medio del Yetzer Hará
logramos depender de Yahweh en todo momento, en todo lugar y
en toda situación pues a través del Yetzer Hará conoceremos los
milagros del Eterno en nosotros

Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad (2


Qorintiyim 12:9)
La mala inclinación se manifiesta en cada persona de una
manera diferente. Cuando hacemos la inmersión en nombre de
Yahshua nuestra mala inclinación se triplica pues ella sabe que
estas consciente del pecado y que vas por el camino correcto.
Todo por lo que estés luchando tiene una cura: es confiar en
Yahweh. No te fíes de tu propio entendimiento o habilidades e
incluso dones pues la mala inclinación opera oculta y
silenciosamente. Se manifiesta a través de tus dudas, de tus
miedos, de tu falsa imagen hacia a ti mismo.
Te repito: De hecho, parecería que la única meta del Yetzer
Hará es que caigamos en el pecado, pero su objetivo principal y
oculto es que neguemos la existencia de un Creador compasivo,
poderoso y bondadoso que nos ama y que nos puede ayudar;
esto lo hace la mala inclinación de una manera muy sutil:
quitándonos la esperanza y la confianza de creer en ÉL y en su
ayuda.
Si te das cuenta, caes en el pecado cuando dudas o cuando te
olvidas de Yahweh. Tienes siempre una ayuda esperándote, la
pregunta es ¿la pedirás? ¿la pedirás pese a no entender? ¿la
pedirás pese a tus dudas? ¿la pedirás pese a la tentación?
Todo acto hecho con fuerza de voluntad, es decir, con fuerza
humana se vendrá abajo pero todo acto hecho con fe y confianza
persistirá pues la fe es la fuerza del cielo, es un musculo
divino David, rey de Israel, un hombre conforme al corazón de
Yahweh sabia de esto, pese si la guerra estaba fuera o dentro de
el mismo

Algunos confían en carros de guerra, y algunos en caballos,


pero nosotros mencionaremos el Nombre de Yahweh nuestro
Elohe. Se han doblado y han caído, pero nosotros nos hemos
levantado y permanecemos FIRMES. ¡Salva, Oh Yahweh!
Respóndanos el Rey en el día en que le llamemos (Tehilim 20:8-
10)

Timo Sefarad

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