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Proceso de duelo

El duelo es un proceso psicológico y emocional mediante el cual nos adaptamos a la


pérdida ya sea de un ser querido o una relación importante. Es un sentimiento de tristeza
profunda y desolación experimentado como reacción involuntaria y de forma avasalladora
frente a esta pérdida. Es una de las peores y más dolorosas experiencias de la existencia.
Comienza con el anuncio de la muerte de la persona que uno ama, invade el espíritu en el
momento del fallecimiento de esta persona y en los meses siguientes, lo inunda de tristeza
y desolación, parece eternizarse, encerrar el corazón, vaciar el cuerpo. Es algo que acontece
en la vida y que nunca termina de desenvolverse. De forma muy lenta e imperceptible, se
retira con el paso del tiempo para dejar nuevamente lugar a la vida. Varias etapas marcan
este largo camino de la persona en duelo. El acompañamiento por parte de los seres
cercanos es importante pero no siempre es suficiente. El proceso de duelo puede
complicarse y bloquearse y volverse en lo que se llama duelo patológico. En estos casos la
ayuda de un profesional es esencial para lograr recuperar el sentido de la vida.
El duelo es un proceso mediante el cual una persona realiza un trabajo consigo mismo
con la finalidad de asimilar la pérdida del ser amado, de modo que se consiga una
“cicatrización” de la “herida” del corazón. Este proceso toma tiempo, mucho tiempo.
Comporta distintas etapas: en la primera, la negación es predominante, en la segunda, la
persona cae en cuenta de lo que ha sucedido. La tercera comienza cuando la persona
comienza a subir la pendiente. La duración del proceso del duelo tiene que ver con la
dimensión y la importancia de la pérdida.

¿Qué es una pérdida?


Una pérdida no se refiere únicamente a la muerte, puede tratarse de un divorcio, un
abandono, o incluso una enfermedad mental severa. La pérdida de la persona que una vez
conociste, confiaste o entendiste puede ser tan traumático como un divorcio o una pérdida.
La tristeza usualmente disminuye con el tiempo, pero la tristeza y el llanto son importantes
en el proceso para superar adecuadamente estos sentimientos y ser capaz eventualmente
de abrazar nuevamente los recuerdos que tuviste con el ser querido.
Las pérdidas son una parte natural de la vida pero siempre son vividas como un golpe
profundo y con confusión, que conduce a periodos largos de tristeza y depresión.
Todos reaccionamos de manera diferente frente a una pérdida y empleamos
mecanismos personales para asimilar el duelo. Las investigaciones muestran que la la
mayoría de las personas pueden recuperarse de una pérdida por su cuenta durante un
cierto periodo de tiempo y si cuenta con apoyo de personas cercanas y hábitos saludables.
Puede tomar meses o incluso un año poder ligar con una pérdida.
No existe un tiempo “normal” para superar un duelo por una pérdida emocional. Si bien se
conocen etapas para superar el duelo, no necesariamente se tiene que pasar por todas ellas
ni en un orden progresivo como si fueran pasos.
Los seres humanos somos resilientes por naturaleza, en tanto que podemos soportar una
pérdida y ser capaces de continuar con nuestras vidas. Pero algunas personas batallan por
periodos de tiempo más largos y pueden sentirse incapaces de sobrellevar incluso las
actividades cotidianas. En estos casos la ayuda psicológica de un profesional puede ser de
mucho beneficio y es recomendado.

¿Qué es el duelo?
El duelo es el proceso inevitable que experimentamos como resultado de una pérdida.
Consta de una serie de etapas que incluyen la negación o la incredulidad, el miedo, el enojo,
la depresión, el abatimiento, la aceptación y el apaciguamiento. En este proceso
experimentamos una multiplicidad de emociones, desde la confusión, la tristeza, el miedo
a la culpa y la desesperanza. Estos sentimientos pueden variar en intensidad de acuerdo a
la intensidad o el tamaño de la pérdida.

Síntomas del duelo


Corporales:
• Dolor de cuerpo y cabeza
• Fatiga extrema
• Pérdida de apetito (o apetito excesivo)
• Insomnio
• Hipersensibilidad al ruido
• Mareos
• Dificultad para respirar
• Problemas digestivos
• Emocionales:
• Culpa
• Irritabildiad
• Ansiedad
• Pánico
• Resentimiento
• Desesperanza
• Miedo
• Insensibilidad o desapego
• Preocupación
• Incapacidad para sentir o expresar alegría
• Conductuales
• Llanto
• Dificultad o incapacidad para hablar con otros
• Evitación
• Pánico
• Retirarse de actividades habituales
• Abuso de sustancias

Cognitivas
• Incredulidad
• Confusion
• Desconexión de sí mismo
• Sueños o pesadillas

Tipos de duelo
Duelo normal: No debe entenderse que se trata de un proceso sencillo. Se trata más bien
de un proceso en que se va avanzando hacia la aceptación de la pérdida, en el que poco a
poco se van disipando los síntomas, lo que permite por tanto que la persona, en el tiempo,
retome sus actividades habituales gradualmente.
Duelo anticipatorio: Este duelo inicia de hecho antes de que ocurra efectivamente la
pérdida. Ocurre usualmente cuando un ser querido es diagnosticado con una enfermedad
crónica y terminal; el proceso de duelo inicia en el momento en que aparece la pérdida
inminente. Este duelo suele estar acompañado de sentimientos de culpa por las fuertes
emociones de pérdida antes de que el ser querido haya fallecido.
Duelo crónico: se refiere a un proceso de duelo cuyos síntomas no desaparecen ni
disminuyen con el tiempo.
Duelo retardado: ocurre cuando la persona no experimenta los síntomas del duelo sino
mucho tiempo después sufrir la pérdida. Se trata de una negación y una manera consciente
o inconsciente de rechazar lo sucedido.
Duelo inhibido: ocurre cuando la persona guarda los síntomas del duelo para sí mismo.
Reprime los sentimientos de tristeza hasta el punto en que se manifiesten en el cuerpo, es
decir se somaticen.
¿Cómo resolver adecuadamente un duelo?
No hay una manera única para superar un duelo. Todos experimentamos el dolor y el
sufrimiento de manera única. El sufrimiento, aunque sea algo que todos experimentamos,
siempre es algo individual. No hay pautas generales de cómo recuperarse de forma
completa y rápida.
Recuerda que no importa cuánto dolor sientas, vas a ser capaz de sobrevivir tu
pérdida. Las subidas y bajadas emocionales son una parte normal en el proceso del duelo.
De alguna forma, para poder dejar atrás estos sentimientos, es necesario experimentarlos.
No se trata de intentar acelerar el proceso, sino de esforzarse en no perder la confianza de
que vas a poder lograr la aceptación y el apaciguamiento y dejar atrás efectivamente lo
sucedido.
Cuida de ti como si estuvieras cuidado a un amigo querido. Descansa, come bien aunque
no tengas hambre, haz ejercicio, haz caminatas largas, aunque te acompañe el dolor,
camina a su lado. Evita grandes cambios si es posible, y no tomes decisiones importantes a
menos que sea necesario.
Acércate a los que confías y amas y pídeles apoyo. No es necesario vivir esto solo. Escribe
acerca de tu pérdida. Escribir te ayuda a recorrer tus sentimientos, de la mano con dolor, y
te permite explorar posibles nuevas salidas a la situación. Recuerda que la meta tiene que
ver con llegar poco a poco a nuevas conclusiones que sean favorables y permitan
nuevamente abrazar la vida.

Estrategias prácticas que te ayudan a superar un


duelo
Habla del fallecimiento con tus seres queridos y colegas de confianza. Con la muerte de
un ser querido se rompe en mil pedazos la imagen que se tiene hasta el momento del futuro,
al punto que ya no es claro qué va a ser del día de mañana. Recomponer esta imagen, esta
confianza de que las cosas continuarán su rumbo habitual, toma tiempo y esfuerzo. Al
hablar, ayudas a reorganizar y redistribuir distintos elementos en tu vida.
Hablar te ayuda poco a poco a ir superando la negación. Si bien la negación puede ser
hasta cierto punto inevitable y saludable, hay que estar conscientes que negar lo sucedido
por demasiado tiempo es perjudicial. Pues si bien la negación tiene la función de proteger
a la persona de una sobrecarga emocional, también supone un mensaje que la persona se
hace a sí misma de que no confía ser capaz de superar este golpe. Y si bien es natural que
de inicio pueda sernos de ayuda, si se prolonga mucho tiempo puede dañarnos nuestra
seguridad y confianza en nosotros mismos.
Acepta tus sentimientos. Es normal experimentar todo tipo de emociones negativas
después de la pérdida de un ser querido. Tristeza, enojo, frustración, fatiga extrema son
emociones normales.
Cuida de ti mismo y de tu familia. Come bien, haz ejercicio y descansa lo que necesites
ayuda a asimilar lo sucedido.
Encuentra otras personas que estén pasando por lo mismo y ayúdales a lidiar con la
pérdida. Ayudar a otros te ayuda a su vez a ti mismo. Compartir historias de la persona
difunta puede ayudar a asimilar el duelo.
Pospón cualquier cambio grande en tu vida. Evita realizar un cambio grande en tu vida,
como mudarte, volver a casarte, cambiar trabajo o tener otro hijo. Es importante que te des
tiempo para asimilar y adaptarte a esta pérdida.

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