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Alma y Espíritu
Alma y Espíritu
Prólogo
Desde las tempranas traducciones tanto del Antiguo como del Nuevo
Testamento, ha prevalecido una confusión que ha desviado de su verdadero
significado a la noción o concepto del ser interior dentro del ser humano, y esto
es debido al uso incorrecto de la palabra para denominar tal concepto.
La Septuaginta
Y esta confusión tiene su origen en un error de siglos atrás, que data desde la
misma primera versión traducida de los libros que componen la Biblia tal y como
la conocemos ahora, es decir, la versión conocida como la Septuaginta.
Esta traducción hecha a partir de los textos originales del hebreo hacia el griego,
fue ordenada por Tolomeo, gobernante de Egipto, unos tres siglos antes de El
Mesías. La historia nos dice que, de acuerdo con su idea de la creación de lo
que llegaría a ser la famosa Biblioteca de Alejandría, Tolomeo fue convencido
por Demetrio de Falaro, su bibliotecario en jefe, de la necesidad de tener dentro
de ella los libros sagrados de los israelitas debido a la relevancia e importancia
de su contenido.
Como sea que hubiera sido, finalmente la traducción fue completada y el rey
pareció muy satisfecho con el trabajo y lo colocó dentro de su nueva biblioteca.
Las Dificultades
"Una dificultad que ellos tuvieron que sobrepasar fue la de introducir ideas
teológicas, de las cuales ellos solo tenían los términos correctos en hebreo, al
lenguaje de los gentiles, el cual para ese entonces carecía de nociones
religiosas más allá de las propias de los paganos. De ahí la necesidad de usar
muchas palabras o frases tratando de darles un nuevo y apropiado sentido."
Había dos palabras en hebreo que carecían de equivalente en griego (en aquella
época, el Koiné era el dialecto en boga): rúaj (espíritu y en género femenino) y
néfesh (alma, masculino). Ambas fueron traducidas como psyjé, la que
asimismo fue usada para traducir del hebreo hacia el griego una tercera palabra,
la palabra "mente", por lo cual psyje vinieron a significar, indistintamente,
"mente", "espíritu" y "alma".
Rúaj fue la palabra usada en los textos originales para describir algo que es
inmortal y etéreo, contrariamente a néfesh que se refería a algo material, físico,
que podía ser tocado, comido y ciertamente no inmortal. En algunas versiones
bíblicas modernas, muy debatidas dentro de sus respectivas comunidades, sus
revisores han corregido a partir de 1960 estas discrepancias -cambiando el
término alma por el de "persona" o "ser"- aunque han sobrevivido errores como
sucede en las versiones revisadas de la traducción conocida como Casiodoro de
Reina y Cipriano de Valera, donde Pablo hace una cita bíblica (usando el
término que venía en la Septuaginta) que si usted la sigue, no corresponde a la
letra del versículo citado en esa misma Biblia.
El texto citado (Génesis 2:7) dice: "...y fue el hombre un ser viviente"... Como
puede apreciarse, este segundo texto fue ya corregido aun cuando el revisor
tímidamente usa la palabra "ser" en lugar de la original del texto hebreo que es
"espíritu". El texto de Pablo -no corregido aún probablemente por omisión o
descuido- permanece apegado a la versión Septuaginta, con el uso inapropiado
de la palabra "alma" en lugar del término "espíritu". Probablemente se percató
Pablo de esto porque a continuación explica: "el postrer Adán, espíritu
vivificante"; es decir, el que vivifica al cuerpo es el espíritu, no el alma.
Ejemplos
Abajo están algunos ejemplos de las discrepancias entre ambos conceptos que
ilustran ésto: