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Alma y Espíritu

Una Crucial Diferencia

Por Ing. Mario Olcese

Prólogo

Desde las tempranas traducciones tanto del Antiguo como del Nuevo
Testamento, ha prevalecido una confusión que ha desviado de su verdadero
significado a la noción o concepto del ser interior dentro del ser humano, y esto
es debido al uso incorrecto de la palabra para denominar tal concepto.

Hablamos del espíritu.

La Septuaginta

El uso extendido de la palabra "alma" es totalmente inapropiado al referirse a la


parte inmortal de nosotros la cual, de acuerdo con las religiones judeocristianas,
sobrevive a la muerte y es eterna.

Y esta confusión tiene su origen en un error de siglos atrás, que data desde la
misma primera versión traducida de los libros que componen la Biblia tal y como
la conocemos ahora, es decir, la versión conocida como la Septuaginta.

Esta traducción hecha a partir de los textos originales del hebreo hacia el griego,
fue ordenada por Tolomeo, gobernante de Egipto, unos tres siglos antes de El
Mesías. La historia nos dice que, de acuerdo con su idea de la creación de lo
que llegaría a ser la famosa Biblioteca de Alejandría, Tolomeo fue convencido
por Demetrio de Falaro, su bibliotecario en jefe, de la necesidad de tener dentro
de ella los libros sagrados de los israelitas debido a la relevancia e importancia
de su contenido.

Y así, Tolomeo envió a Jerusalén algunos delegados, dentro de ellos Aristeo, un


oficial de la guardia real, para solicitarle a Eleazar, el sumo sacerdote de los
judíos, les proveyera una copia de la Ley así como a los sabios israelitas
educados en el Templo de Jerusalén capaces de traducirla al griego. La
delegación fue exitosa: una copia ricamente ornamentada de la Ley fue enviada
a Tolomeo junto con setenta y dos israelitas, seis de cada tribu, quienes fueron
asignados para ir a Egipto y llevar a cabo el deseo del rey Tolomeo.
Fueron recibidos con grandes honores y durante siete días asombraron a todos
con la sabiduría que mostraron al responder setenta y dos preguntas que les
fueron formuladas; después, fueron conducidos a la solitaria isla de Faros,
donde comenzaron su trabajo de traducir la Ley, ayudándose mutuamente y
comparando sus traducciones particulares conforme las iban completando.

Leyendas y mitos posteriores argumentaban que cada uno de ellos hizo su


propia versión sin consultar a los demás y que cuando compararon los trabajos
finales, éstos eran idénticos; esto, por supuesto, es falso. De hecho, existen
muchos testimonios históricos, incluyendo la carta de Aristeo a su hermano,
Filócrato, que afirma lo contrario a esa leyenda. Y más aún, Jerónimo, el
traductor de la Septuaginta a su versión latina (Vulgata), descartó esas leyendas
como meras fábulas llenas de falsedad (Prefacio en Pentateuchum, Adv.
Rufinum, II, XXV>.

Como sea que hubiera sido, finalmente la traducción fue completada y el rey
pareció muy satisfecho con el trabajo y lo colocó dentro de su nueva biblioteca.

Pero lo que verdaderamente sucedió es que, en ese entonces, las relaciones


entre los sacerdotes judíos de Jerusalén y la comunidad judía en el exilio -que
usaba comúnmente el griego como su idioma cotidiano- eran casi inexistentes y
ahi surgió el primer problema: confiar la traducción a los sacerdotes judíos de
Egipto, que aun cuando muy capaces de manejar las sutilezas del griego,
estaban muy lejos de poseer la sabiduría de los ilustres sacerdotes educados a
la sombra del Templo de Jerusalén, o depender de los expertos en la Ley
hebrea residentes en Judea, cuya comprensión del griego era vaga.

Las Dificultades

Y para abundar, había otro problema adicional, como lo explica Brenton, el


experto en versiones traducidas de la Septuaginta:

"Una dificultad que ellos tuvieron que sobrepasar fue la de introducir ideas
teológicas, de las cuales ellos solo tenían los términos correctos en hebreo, al
lenguaje de los gentiles, el cual para ese entonces carecía de nociones
religiosas más allá de las propias de los paganos. De ahí la necesidad de usar
muchas palabras o frases tratando de darles un nuevo y apropiado sentido."

"Estos señalamientos no tienen como intención quitarle valor a la versión


Septuaginta; su objetivo es más bien el mostrar las dificultades que los
traductores tuvieron que enfrentar y las razones por las cuales en algunos
respectos fallaron; así como también el tratar de llegar al pensamiento que
ocupaba la mente de algunos, que exaltaron esta versión como si poseyera algo
que reflejara una autoridad alineada con el texto en hebreo mismo."

Una Misma Palabra

Había dos palabras en hebreo que carecían de equivalente en griego (en aquella
época, el Koiné era el dialecto en boga): rúaj (espíritu y en género femenino) y
néfesh (alma, masculino). Ambas fueron traducidas como psyjé, la que
asimismo fue usada para traducir del hebreo hacia el griego una tercera palabra,
la palabra "mente", por lo cual psyje vinieron a significar, indistintamente,
"mente", "espíritu" y "alma".

Rúaj fue la palabra usada en los textos originales para describir algo que es
inmortal y etéreo, contrariamente a néfesh que se refería a algo material, físico,
que podía ser tocado, comido y ciertamente no inmortal. En algunas versiones
bíblicas modernas, muy debatidas dentro de sus respectivas comunidades, sus
revisores han corregido a partir de 1960 estas discrepancias -cambiando el
término alma por el de "persona" o "ser"- aunque han sobrevivido errores como
sucede en las versiones revisadas de la traducción conocida como Casiodoro de
Reina y Cipriano de Valera, donde Pablo hace una cita bíblica (usando el
término que venía en la Septuaginta) que si usted la sigue, no corresponde a la
letra del versículo citado en esa misma Biblia.

Así, en las versiones revisadas posteriormente a 1960 en Corintios 1 15:45


Pablo afirma: "Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán, alma
viviente"...

El texto citado (Génesis 2:7) dice: "...y fue el hombre un ser viviente"... Como
puede apreciarse, este segundo texto fue ya corregido aun cuando el revisor
tímidamente usa la palabra "ser" en lugar de la original del texto hebreo que es
"espíritu". El texto de Pablo -no corregido aún probablemente por omisión o
descuido- permanece apegado a la versión Septuaginta, con el uso inapropiado
de la palabra "alma" en lugar del término "espíritu". Probablemente se percató
Pablo de esto porque a continuación explica: "el postrer Adán, espíritu
vivificante"; es decir, el que vivifica al cuerpo es el espíritu, no el alma.

Es por esto que muchos creyentes en las religiones cristianas acostumbran


todavía hoy en día, seguir denominando al espíritu como alma.

Ejemplos
Abajo están algunos ejemplos de las discrepancias entre ambos conceptos que
ilustran ésto:

Alma como Mortal Alma como


Inmortal

Génesis 17:14 Y el varón Génesis 35:18 Y aconteció que al


incircunciso, el que no hubiere salírsele el alma (pues murió),
circuncidado la carne de su llamó su nombre Benoni; mas su
prepucio, aquella alma será cortada padre lo llamó Benjamín.
de su pueblo; ha violado mi pacto.
Deuteronomio 12:20 Cuando Deuteronomio 6:5 Y amarás a
Yahwéh tu Dios ensanchare tu Yahwéh tu Dios de todo tu
territorio, como él te ha dicho, y tú corazón, y de toda tu alma, y con
dijeres: Comeré carne, porque tu todas tus fuerzas.
alma deseó comerla, conforme a lo
que deseaste podrás comer.
Jueces 16:16 Y aconteció que, 1 Samuel 1:26 Y ella dijo: ¡Oh,
presionándole ella cada día con sus Señor mío! Vive tu alma, señor
palabras e importunándole, su mío, yo soy aquella mujer que
alma fue reducida a mortal estuvo aquí junto a ti orando a
angustia. Yahwéh
Job 33:20 Que le hace que su vida Job 33:28 Dios redimirá su alma
aborrezca el pan, y su alma la para que no pase al sepulcro, y su
comida suave vida se verá en luz.
Salmo 35:13 Pero yo, cuando ellos Salmo 16:10 Porque no dejarás mi
enfermaron, me vestí de cilicio; alma en el Seol, ni permitirás que
afligí con ayuno mi alma, y mi tu santo vea corrupción.
oración se volvía a mi seno.

Véase también nuestro estudio ¿Qué es el alma? En


http://www.sendaantigua.com/docs/Que_es_el_alma.htm

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