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DE CASACIÓN CIVIL
Exp 2010000131
Ponencia de la Magistrada: YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
En el juicio por cumplimiento de contrato seguido por la sociedad mercantil
derecho Luís Eduardo Henríquez, José Efraín Valderrama y Jesmar Orozco Labrador,
por cada uno de sus miembros, los ciudadanos IRENE BURGIO DE CAPUZZI,
Civil, Mercantil, Bancario, de Tránsito, de Protección del Niño y del Adolescente de
la Circunscripción Judicial del estado Carabobo, dictó sentencia en fecha 19 de
noviembre de 2009, mediante la cual declaró con lugar la apelación interpuesta por
la demandante, con lugar la demanda, improcedente la oferta real, modificando la
sentencia dictada por el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil, Agrario, Tránsito y Bancario del Municipio Puerto Cabello de la misma
Circunscripción Judicial, en fecha 8 de enero de 2009, que declaró sin lugar la
demanda de cumplimiento de contrato, con lugar y válida la oferta real de pago
realizada por los demandados y condenó en costas a la parte demandanteoferida.
Contra la referida sentencia de la alzada, la parte demandada anunció recurso
de casación, el cual fue admitido y oportunamente formalizado. Hubo impugnación,
réplica y contrarréplica.
Concluida la sustanciación del recurso, la Sala procede a dictar sentencia bajo
la ponencia de la Magistrada que con tal carácter la suscribe, en los siguientes
términos:
PUNTO PREVIO
I
El recurrente en su escrito de formalización solicitó se casara la sentencia sin
reenvío.
La casación sin reenvío, es una potestad que ejerce la Sala establecida en el
artículo 322 del Código de Procedimiento Civil, el cual le confiere a este Tribunal
Supremo de Justicia, facultad para casar el fallo sin reenvío “cuando la decisión del
recurso haga innecesario un nuevo pronunciamiento sobre el fondo” y cuando “los
hechos que han sido soberanamente establecidos y apreciados por los jueces del
fondo, le permiten aplicar la apropiada regla de derecho”.
De allí que es conveniente advertir que la Sala no está obligada a casar sin
reenvío un fallo, cuando alguna de las partes así lo requiera ya que ello, es una
facultad que el citado artículo le otorga cuando existan los supuestos que la norma
establece. Aunado a lo anterior, considera la Sala que la solicitud planteada por el
formalizante, desvirtúa la finalidad que la ley le otorga a la casación sin reenvío,
porque como se dijo, ello es una facultad. (S.C.C. fecha 40706, Caso: Grupo
Cooperativo Educacional Fuente Mayor C.A. contra Corporación de Desarrollo Norte
Sur y Otra).
Por lo antes expuesto, esta Sala de considerar necesario el ejercicio de esta
facultad lo hará en razón de la norma y no de la presente petición, por lo que se
desecha la solicitud planteada por el recurrente en su escrito de formalización. Así
se establece.
II
La representación judicial de la parte actora Tomcar, C.A. Almacén, en su
escrito de impugnación solicitó se declare inadmisible el recurso de casación por
cuanto no fue estimada el valor de la demanda, señalando que ello “…imposibilita a
esa Sala constatar el cumplimiento del requisito de la cuantía, de impretermitible
cumplimiento para acceder a la sede casacional…”.
Ahora bien, de las actas del expediente se observa que en el libelo de la
demanda por cumplimiento de contrato no fue estimada expresamente la cuantía de
la misma.
Respecto a los procedimientos en los cuales no se estima la demanda en forma
expresa, pero sí se señalan en el escrito libelar, montos que pueden ser sumados y
cuantificados, dando como resultado el establecimiento del interés principal, la Sala
en sentencia de fecha 4 de noviembre de 2008, Nº 714, caso: Aníbal José Rondón
Marcano contra Transporte Pericantar, C.A. y Otra, Expediente: AA20C2008
000168, reiterada en sentencia de fecha 10 de julio de 2009, Nº 376, caso: Blaso,
C.A. contra Subcerca, C.A., expediente AA20C2009000209, señaló textualmente
lo que a continuación se transcribe:
“…De las anteriores transcripciones tanto del escrito de la demanda
como su reforma, evidencia la Sala, que el demandante en el escrito
de la demanda, cuantificó todos y cada una de las cantidades de
dinero que pretende le sean indemnizadas, cuya sumatoria, representa
el interés principal del juicio, conforme lo dispone el artículo 31 del
Código de Procedimiento Civil, en el cual se fijan las reglas para
determinar el valor de la demanda, dicha norma dispone:
Artículo 31. “Para determinar el valor de la demanda se sumarán al
capital de los intereses vencidos, los gastos hechos en la cobranza y
la estimación de los daños y perjuicios anteriores a la presentación de
la demanda.”
Por su parte, el artículo 33 eiusdem, señala que cuando se demanden
varios puntos, se sumarán todos ellos para determinar la cuantía del
juicio, en los términos siguientes:
Artículo 33. “Cuando una demanda contenga varios puntos, se sumará
el valor de todos ellos para determinar el de la causa, si dependen del
mismo título.”.
Conforme a las disposiciones legales supra transcritas, el interés
principal del presente juicio, está representado por la sumatoria de los
pedimentos señalados y cuantificados por el recurrente, como lo
fueron: a) Veintitrés millones sesenta y siete mil bolívares (Bs.
23.067.000,00), por concepto de reposición o reemplazo de repuestos;
b) Cinco millones de bolívares (Bs. 5.000.000,00), por concepto de
latonería, pintura y mecánica; c) Dieciocho millones de bolívares (Bs.
18.000.000,00), por concepto de alquiler de vehículo; d) Ochocientos mil
bolívares (Bs. 800.000,00), por concepto de servicio de grúa y
estacionamiento; y, e) Un millón doscientos cincuenta mil bolívares
(1.250.000,00), por concepto de gastos por trámites extrajudiciales y
judiciales de esta demanda, cuya sumatoria representa el interés
principal del juicio, la cual alcanza la cantidad de cuarenta y ocho
millones ciento diecisiete mil bolívares (Bs. 48.117.000,00). Así se
decide…”.
Aunado a lo anterior es menester señalar que en fecha 27 de febrero de 2008,
fue acumulada a la demanda de cumplimiento de contrato, el procedimiento
contentivo de la oferta real de pago presentada por IRENE BURGIO DE CAPUZZI,
PATRICIA CAPUZZI DE SCAGLIATI, FABRISIO CAPUZZI y MAXIMILIANO
CAPUZZI “…la cual se eleva a un total de mil seiscientos millones cien mil
bolívares (Bs.1.600.100.000,oo)…”. (folios 1 al 4, pieza 5).
Respecto al requisito de la cuantía necesaria para la admisibilidad del recurso
de casación, es criterio reiterado y pacífico de esta Sala el establecido en sentencia
Nº RH.00735, de fecha 10 de noviembre de 2005, expediente AA20C2005000626,
caso: Jacques de San Cristóbal Sextón contra el Benemérito C.A., que señaló lo
siguiente:
“…Ahora bien, respecto al criterio de la Sala sobre el requisito de la
cuantía y el monto que se requerirá para acceder a casación, en
reciente sentencia de la Sala Constitucional Nº 1573 del 12 de julio
del año que discurre, se estableció lo siguiente:
(…Omissis…)
…la cuantía necesaria para acceder a casación, debe ser la misma
que imperaba para el momento en que se interpuso la demanda,
pues es en ese momento en el cual el actor determina el derecho a la
jurisdicción y la competencia por la cuantía y por ello considera
cumplido el quantum requerido por el legislador para acceder en sede
casacional, pues las partes no están en disposición de prever las
modificaciones de la cuantía a que hubiere lugar durante la
tramitación del proceso para acceder en casación. Así se decide.
Por otra parte, con la entrada en vigencia de la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia, la cuantía para acceder en casación
quedó modificada, en efecto el artículo 18 lo siguiente: “(…) El
Tribunal Supremo de Justicia conocerá y tramitará, en la Sala que
corresponda, los recursos o acciones, que deban conocer de acuerdo
con las leyes, cuando la cuantía exceda de tres mil unidades
tributarias (3.000 U.T.) (…)”.
De lo anterior se colige, que para acceder a la sede casacional de
acuerdo con la referida ley la cuantía del juicio deberá exceder a las
tres mil unidades tributarias (3.000 U.T.)… el Juzgador
correspondiente deberá determinar con base a los parámetros
anteriormente expuestos la cuantía exigida para el momento en que
fue presentada la demanda, y en caso que la cuantía exigida sea la
establecida en la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia,
deberá calcularse la unidad tributaria vigente para el momento en el
cual fue interpuesta la referida demanda.
(…Omissis…)
En atención a las precedentes consideraciones, la Sala determina que el
criterio establecido por la Sala Constitucional se aplicará a todos los
casos en trámites, aun cuando haya pronunciamiento del ad quem
respecto a la admisibilidad del recurso de casación; pues es esta Sala
de Casación Civil, la que tiene la atribución última de pronunciarse
respecto a dicha admisibilidad; excluyendo de aplicación solo a los
casos ya resueltos por esta Sala. Así se establece…”. (Negrillas de la
Sala).
Así pues, esta Sala aplicando el criterio ut supra trascrito, constata que la
cuantía en el caso bajo decisión excede con creces las 3.000 unidades tributarias
exigidas para el acceso a esta sede casacional, ya que para el momento de la
interposición de la demanda en fecha 22 de noviembre de 2007, la unidad tributaria
(U.T.) había sido reajustada por el Servicio Nacional Integrado de Administración
Aduanera y Tributaria (SENIAT), a razón de treinta y siete mil seiscientos treinta y
dos bolívares sin céntimos por unidad tributaria (Bs. 37.632,00 x 1 U.T.), conforme
a lo establecido en la Providencia Administrativa Nº 0012, de fecha 12 de enero de
2007, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº
38.603 de la misma fecha, cuya sumatoria alcanza la cantidad de ciento doce
céntimos (Bs.F. 112.896,00), lo cual evidencia que la cuantía exigida para el acceso
a casación fue cumplida, por lo que conforme a lo antes expuesto debe declararse
improcedente la solicitud presentada por el impugnante y por ende, admisible el
recurso. Así se decide.
DENUNCIAS POR DEFECTO DE ACTIVIDAD
I
Al amparo del ordinal 1° del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil,
se ha denunciado la violación del ordinal 2° del artículo 243 del Código de
Procedimiento Civil, de la siguiente manera:
“…De conformidad a lo previsto en el artículo 313, numeral 1° del
Código de Procedimiento Civil (sic) denuncio la infracción por la
sentencia recurrida de los artículos 243, numeral 2° y 12 eiusdem, por
incurrir en el denominado vicio de indeterminación subjetiva, por no
contener la identificación de la parte del juicio, en el caso concreto
que se denuncia la identificación de las partes actora; por ende
procede la declaratoria de nulidad y la posterior reposición de la
causa a tenor de lo previsto en los artículo 210 y 244 de la Ley
Adjetiva Civil,…
(…Omissis…)
De los criterios jurisprudenciales supra transcrito (sic) se evidencia que el vicio
de indeterminación subjetiva es de estricto orden público y ocurre
cuando se omite señalar: “…el nombre de la persona condenada o
absuelta”, vicio éste que tiene estrecha relación con el principio de la
autosuficiencia de la sentencia, que según la doctrina reiterada de la
Sala debe bastarse a sí misma y debe llevar en sí misma la prueba de
su legalidad, sin que, a tal efecto, pueda depender de otros elementos
extraños que la complementen o perfeccionen.
En el caso bajo análisis, se evidencia que la recurrida al identificar a
la parte actora, al folio primero del fallo, establece textualmente:
“PARTE ACTORA. TOMCAR, CA., inscrita en el Registro
Mercantil Tercero de la Circunscripción Judicial del Estado
(sic) Carabobo, el 05 (sic) de junio de 1987, bajo el N° 5, Tomo
5B.” (…) Los abogados Luis Eduardo Henríquez, José Efraín
Valderrama A., y Jesmar Orizco Labrador en su carácter de
apoderados judiciales de la sociedad de comercio TOMCAR,
C.A. el 22 de noviembre de 2007, demandó el cumplimiento de
contrato a la Sucesión CAPUZZI DI PRINZIO AMLETO
ANTONIO (…)”. (Resaltado nuestro)
Sin embargo, en la narrativa del fallo y al referirse a los alegatos
expuestos por el actor en su demanda, la recurrida expresa textualmente lo
siguiente:
“Por todas las circunstancias de hecho y fundamentos de
derecho anteriormente expuestos y siguiendo precisas instrucciones
de mi mandante, que lo es la sociedad de comercio TOMCAR, C.A.
ALMACEN (sic) (…)”.
En la parte dispositiva del fallo, la recurrida establece textualmente:
“SEGUNDO: CON LUGAR la demanda de CUMPLIMIENTO DE
CONTRATO incoada por la sociedad mercantil “TOMCAR, C.A.
ALMACEN” (sic) contra la sucesión (…). En consecuencia se
CONDENA a la parte demandada a materializar a favor de la
parte demandante la tradición del inmueble objeto del presente
juicio (…)”.
Se evidencia de lo antes expuesto que la recurrida no determina
claramente a la parte actora en el juicio que nos ocupa, ya que en el
encabezado de la parte narrativa la identifica como sociedad mercantil
TOMCAR, C.A. y en otras partes del fallo, como ocurre en la parte
dispositiva, la identifica como “TOMCAR, C.A. ALMACEN”, (sic)
lo que implica que se encuentra viciada de indeterminación subjetiva,
al no estar claramente identificada la denominación de la sociedad de
comercio actora, por lo que no se basta a sí mismo el fallo dictado,
con la consecuente infracción del artículo 243, numeral 2° del Código de
Procedimiento (sic), como efectivamente denuncio en el presente
acápite de la formalización.
En consecuencia y, por las razones antes expuestas (sic) solicito a esta Sala
de Casación Civil declare la procedencia del vicio delatado y en
definitiva la declaratoria con lugar del recurso de casación, acordando
la nulidad del fallo y la consecuente reposición al estado de dictar
nuevo fallo; todo de conformidad a lo previsto en los artículos 210 y
244 del Código de Procedimiento Civil…”. (Negritas y subrayado del
texto).
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante delata la violación del ordinal 2° del artículo 243 del Código
de Procedimiento Civil, al considerar que el juez de la recurrida incurrió en el vicio
de indeterminación subjetiva al haber identificado a la actora en el encabezado de la
parte narrativa del fallo, como sociedad mercantil TOMCAR, C.A., y en otras partes
del fallo, como ocurre en la parte dispositiva, la identifica como “TOMCAR, C.A.
ALMACÉN”.
El ordinal 2º del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, se refiere a
la mención de las partes como uno de los requisitos que debe contener todo fallo, y
ésto tiene su origen en la necesidad de que se establezca, sin lugar a duda, sobre
quién o quiénes recae el fallo, toda vez, que el efecto de la cosa juzgada en la
sentencia, tiene sus límites subjetivos determinados por las partes que han
intervenido en la controversia. (Sentencia de fecha 7 de junio de 2005 caso: Víctor
Vegas Ibarra contra Luís Alfonso Labarca Rincón y otros).
En relación con la indeterminación subjetiva, esta Sala ha señalado en
sentencia de fecha 25 de julio de 2007, caso: Magaly Cannizzaro de Capriles contra
Carmen Cecilia López Lugo, lo siguiente:
infracción del ordinal 2º del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, ocurre
sólo cuando el juzgador de alzada omite en la sentencia la mención de las partes, de
una de ellas o de quien se haya hecho parte en el proceso, siendo que el error
material de la sentencia, no es determinante ni suficiente para viciar el fallo
recurrido.
Ahora bien, esta Sala evidencia que el juez de la recurrida en el folio 237 de
la pieza 5 del expediente, identificó a la parte actora así: “…TOMCAR, C.A.,
inscrita en el Registro Mercantil Tercero de la Circunscripción Judicial del Estado
(sic) Carabobo, el 05 (sic) de junio de 1987, bajo el N0 (sic) 5, Tomo (sic) 5B…”.
Más adelante, en la narrativa y motiva de su fallo identificó a la parte actora
como TOMCAR, C.A. ALMACÉN, y en la dispositiva igualmente la identificó como
tal, al declarar: “…CON LUGAR la demanda de CUMPLIMIENTO DE CONTRATO
incoada por la sociedad mercantil TOMCAR C.A. ALMACEN (sic) …”.
Así pues, tal error material no constituye el vicio de indeterminación objetiva
ya que se identificó la compañía anónima sobre la cual recae la cosa juzgada, cuyos
datos de registro corresponden a TOMCAR, C.A. ALMACÉN, por lo que casar la
sentencia por ese motivo sería excesivo.
De modo que, el juez en una parte de la sentencia identificó a la parte actora
como TOMCAR, C.A., y en otra parte como TOMCAR, C.A. ALMACÉN, lo cual
constituye un error material, pues del cuerpo del fallo (motiva y dispositiva) dictado
por el juez superior, se desprende que la parte demandante es TOMCAR, C.A.
ALMACÉN.
En consecuencia, siendo lo anterior un error material de la sentencia, ello no
es determinante para viciar el fallo recurrido, razón por la cual esta Sala declara
improcedente la infracción del ordinal 2° del artículo 243 del Código de
Procedimiento Civil, en concordancia con los artículos 12 y 244 eiusdem, por el
vicio de indeterminación subjetiva. Así se decide.
II
De conformidad con en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de
Procedimiento Civil se denuncia la infracción de los artículos 243, numeral 2° y 12
eiusdem, por el vicio de indeterminación subjetiva.
El formalizante fundamenta su denuncia así:
“…Se evidencia de la lectura de la recurrida, que igualmente con
respecto a la identificación de la parte demandada se incurre en el
denominado vicio de indeterminación subjetiva, en razón a que en la
parte narrativa de la sentencia, se específica:
“PARTE DEMANDADA. Sucesión CAPUZZI DI PRINZIO AMLETO
ANTONIO, representada por los ciudadanos IRENE BURGIO DE
CAPUZZI, PATRICIA CAPUZZI DE SCAGLIATI, FABRISIO CAPUZZI, y
MAXIMILIANO CAPUZZI (…)” (sic) (Resaltado nuestro).
En la parte dispositiva al identificar a mi representada, parte
demandada en el juicio por cumplimiento de contrato, expone
textualmente:
“SEGUNDO: CON LUGAR la demanda de CUMPLIMIENTO DE
CONTRATO, incoada por la sociedad mercantil TOMCAR C.A.
ALMACEN (sic), contra la Sucesión (sic) CAPUZZI DI PRINZIO
AMLETO ANTONIO, representada por los ciudadanos IRENE
BURGIO DE CAPUZZI, PATRICIA CAPUZZI DE SCAGLIATI,
FABRISIO CAPUZZI y MAXIMILIANO CAPUZZO (sic). En
consecuencia, SE CONDENA a la parte demandada a
materializar a favor de la parte demandante, la tradición del
inmueble objeto del presente juicio, (…)(sic) Dicho inmueble
perteneció a los demandados según consta de formulario para
Autoliquidación (sic) de Impuesto (sic) sobre Sucesiones (sic),
bajo el N° 0045101, de fecha 05 (sic) de Diciembre (sic) de 2001
y de conformidad con el certificado de Solvencia (sic) de Sucesiones
(sic) de fecha 12 de Agosto (sic) de 2002, Expediente (sic) N
°141/2001/1222, en la siguiente proporción: A la ciudadana
IRENE DE CAPUZZI el 50% por gananciales, y a los ciudadanos
IRENE BURGIO DE CAPUZZI, PATRICIA CAPUZZI DE SCAGLIATI,
FABRISIO CAPUZI (sic) y MAXIMILIANO CAPUZZO (sic) el
otro 50% por herencia de AMLETO ANTONIO CAPUZZI DI
PRINZIO (sic) fallecido ab intestato en Valencia el 16 de junio
de 1999 (…).” (Resaltado nuestro).
Es decir, por una parte identifica a uno de los representantes de la
Sucesión Capuzzi de Prinzio Amleto Antonio como Maximiliano
Capuzzo (sic) y luego señala al condenar a la materialización a favor de
la parte demandante, la tradición del inmueble objeto del presente juicio
que perteneció a los demandados de conformidad con el certificado de
solvencia de sucesiones de fecha 12 de Agosto (sic) de 2002 a los
ciudadanos IRENE BURGIO DE CAPUZZI, PATRICIA CAPUZZI DE
SCAGLIATI, FABRISIO CAPUZI (sic) y MAXIMILIANO CAPUZZI el
otro 50% por herencia de AMLETO ANTONIO CAPUZZI DI PRINZIO
(sic) fallecido ab intestato, con lo que se patentiza la indeterminación
subjetiva en la que incurre la recurrida, esta vez referida a la parte
demandada del juicio.
Lo antes expuesto trae como consecuencia que la recurrida se
encuentra viciada, al no estar claramente identificada la demandada,
por lo que no se basta a sí mismo el fallo dictado, con la consecuente
infracción del artículo 243, numeral 2° del Código de Procedimiento
(sic), como efectivamente denuncio en el presente acápite de la
formalización…”. (Subrayado y negritas del texto).
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante delata la violación del ordinal 2° del artículo 243 del Código
de Procedimiento Civil, al considerar que el juez de la recurrida incurrió en el vicio
de indeterminación subjetiva al haber identificado a uno de los representantes de la
Capuzzi.
En la presente denuncia se dan por reproducidos los fundamentos que se
dieron en la anterior denuncia para declarar la improcedencia de la misma, pues lo
alegado por el formalizante como una indeterminación subjetiva, constituye un error
material que en modo alguno puede viciar el fallo recurrido.
Así pues, se evidencia del propio cuerpo de la recurrida que el nombre
correcto es Maximiliano Capuzzi, por lo que tal error material no constituye el vicio
delatado, razón por la cual se declara la improcedencia de la presente denuncia. Así
se decide.
III
Con fundamento en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de Procedimiento
Civil se denuncia la infracción de los artículos 12 y ordinal 5° del artículo 243
ejusdem, por el vicio de incongruencia negativa.
El formalizante apoya su denuncia de la siguiente manera:
“…Se evidencia de la transcripción efectuada supra que la recurrida
expresamente señala que omite analizar y juzgar los alegatos
formulados por las partes con respecto a la oferta real, en virtud a
(sic) la declaratoria efectuada de cumplimiento del contrato, causa a
la cual fue acumulada la oferta real de pago efectuada, con lo cual
incurre en el vicio de omisión de pronunciamiento denominado
incongruencia negativa.
En efecto y como observa del fallo hoy recurrido en casación los
oferentes en su escrito de oferta real de pago, expusieron lo siguiente:
“…1. Que el día 08 (sic) de junio de 2007, sus representados
celebraron contrato de opción de compraventa (sic)
inmobiliaria con la entidad mercantil TOMCAR C.A. ALMACEN
(sic), sobre el inmueble de marras y cuyas características,
linderos y medidas constan en esta decisión.
2. Que el 19 de noviembre de 2007, sus poderdantes hicieron del
conocimiento de la sociedad mercantil TOMCAR C.A. ALMACEN
(sic), su voluntad de no dar cumplimiento al mencionado
contrato, y para tal fin instó a la Notaría Pública Primera de
Puerto Cabello, cuyas actuaciones en ese sentido constan en anexo
“A” (folios 11 al 19 del expediente N° 65607, acumulado a la
causa de cumplimiento de contrato), notificándosele a dicha
sociedad de comercio la decisión de los oferentes de no otorgar
el documento definitivo de compra venta; procediendo a
señalarle en dicho acto que, de conformidad con lo establecido
en la Cláusula (sic) Sexta (sic) del contrato del 8 de junio de
2007, se encontraban en su poder dos cheques de gerencia
librados por el Banco Nacional de Crédito a favor de la
sociedad mercantil nombrada, cada uno por Ochocientos (sic)
Millones (sic) de (sic) Bolívares (sic) (Bs. 800.000.000,00), por
concepto de arras y daños y perjuicios; y que la empresa TOMCAR
C.A. ALMACEN (sic) no manifestó su intención de recibir la
suma ofertada.
3. Que ofrecen a dicha empresa la cantidad de UN MIL SEISCIENTOS
MILLONES CIEN MIL BOLÍVARES (Bs. 1.600.100.000,00) por los
conceptos convenidos en el contrato de opción de compra
inmobiliaria, contenidos en la Cláusula (sic) Sexta (sic),
especificados así; A) OCHOCIENTOS MILLONES DE
BOLÍVARES (Bs. 800.000.000,00), por restitución de las arras
entregadas por dicha sociedad de comercio; B) OCHOCIENTOS
MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 800.000.000,00) “por concepto de
cláusula penal, como justa indemnización por daños y perjuicios,
ante el incumplimiento de nuestros mandantes”; y C) CIEN MIL
BOLÍVARES (Bs. 100.000,00) por concepto de gastos líquidos e
ilíquidos; indicando los oferentes las sumas ofrecidas en pago no
generan intereses, ni incrementos indexatorios, a favor de la
oferida, por cuanto es una especial previsión señalada por las
partes en la Cláusula (sic) Sexta (sic) del contrato, en el cual se
acordó que las sumas a pagar “ en el caso de no cumplir los
oferentes vendedores no generarían ningún tipo de interés, ni
serían indexables”.
4. Como fundamentos de derecho de la oferta fueron invocados
los artículos 1.306 y 1.307 del Código Civil, y los artículo 819 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil.
A su vez, la parte oferida, en su escrito de oposición a la oferta de
pago, señaló:
“(…)1. Que la oferta real formulada contraviene en contrato de
venta perfecto que no ha sido disuelto.
2. Que la oferida en diversas oportunidades insistió en que las
vendedoras le efectuasen la tradición del inmueble objeto del
contrato, y que con esa finalidad demandó a los oferentes para
que diesen cumplimiento al contrato de venta en cuestión; que no
ha aceptado la disolución del contrato, por lo que mal pueden
liberarse de hacer la tradición de la cosa vendida a través de la
oferta real formulada.
3. Que independientemente de que el contrato en cuestión se
denomine Opción (sic) de Compra (sic) Venta (sic) ES UN
CONTRATO PERFECTO.
4. Que la suma que entregó a los oferentes no constituyen arras
sino pago parcial del precio.
5. Que las obligaciones derivadas del referido contrato no son
alternativas, según lo establece la Cláusula (sic) Sexta (sic), y
que, por tanto, no puede liberarse de su obligación a través del
pago de la suma ofrecida.
6. Que no hay constancia en autos de que la oferida haya
rehusado recibir la suma en cuestión y, por tanto, la oferta es
improcedente por no cumplir los extremos del artículo 1.306 del
Código Civil. En este sentido, señala que la notificación personal
efectuada a través tramitada por la Notaría Pública Primera del
Municipio Puerto Cabello fue infructuosa, habiéndose practicado
en la ciudadana Rita Antonieta Cinque Arteaga en su condición de
Jefe de Facturación, y que, de acuerdo con la Cláusula (sic)
Tercera (sic) del contrato del 8 de junio de 2007, al momento de
la referida actuación, es decir, el 21 de noviembre de 2007,
estaba en curso la prórroga para adquirir el inmueble y, en
consecuencia, la oferta real formulada es extemporánea por
anticipada.
7. Que la intención de los oferentes de anticipar el ofrecimiento
de pago, no era otro que romper el vínculo pendiente con la
oferida, para hipotecar el inmueble, como en efecto lo hicieron el 26
de noviembre de 2007.
8.Que los hechos narrados pudieron develar una intención
dolosa al utilizar este órgano jurisdiccional a través de un
procedimiento como este (sic) para lograr una finalidad distinta
que se aparta a los valores axiológicos que persigue el proceso y que,
con base en los argumentos expuestos, debe declararse la nulidad de
la oferta”.
Sin embargo, sobre estas alegaciones efectuadas en la oferta real de pago
incoada por mi representada y que fue acumulada al juicio por
cumplimiento de contrato, la recurrida omite todo pronunciamiento
aduciendo que la causa por Oferta (sic) Real (sic) es accesoria respecto
de la de cumplimiento de contrato, lo cual no lo exime de su obligación
de pronunciarse sobre los alegatos formulados así haya declarada la
procedencia de la demanda por cumplimiento de contrato.
(…Omissis…)
Al omitir en forma total y absoluta pronunciamiento sobre los alegatos
formulados por las partes en la oferta real de pago formulada, incurre
la recurrida en el denunciado vicio de incongruencia negativa o citrapetita y
así expresamente solicito sea declarado por esta Sala de Casación Civil
con la consecuente nulidad del fallo, ello de conformidad a lo
previsto en los artículo 210 y 244 del Código de Procedimiento
Civil…”. (Subrayado y negritas del texto).
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante delata el vicio de incongruencia negativa al considerar que el
juez de la recurrida omitió analizar y juzgar los alegatos formulados por las partes
con respecto a la oferta real, en virtud de la declaratoria efectuada de cumplimiento
del contrato, aduciendo “…que la causa por Oferta (sic) Real (sic) es accesoria
respecto de la de cumplimiento de contrato…”.
La incongruencia negativa ocurre cuando el juez omite el debido
pronunciamiento sobre alguno de los términos del problema judicial sometido a su
consideración.
Así pues, a fin de constatar la existencia del vicio delatado, es menester
transcribir lo señalado por la recurrida al respecto:
“…De la lectura del escrito de la Oferta (sic) Real (sic), este
Sentenciador (sic) considera, igual que lo hizo el Juzgado (sic) “a
quo”, que el mismo cumple los requisitos de forma que establece el
artículo 819 del Código de Procedimiento Civil, porque se identificó
la persona jurídica señalada como acreedora, con indicación de su
domicilio, se describió la obligación que originó la oferta y la razón
del ofrecimiento y se especificaron las cosas ofrecidas; Y ASI (sic)
SE ESTABLECE.
En autos consta igualmente que se dio cumplimiento a lo previsto en el
artículo 821 ejusdem, y se ordenó el depósito de las sumas ofrecidas.
El debate relacionado con la Oferta (sic) Real (sic) principalmente gira
en torno a la naturaleza del contrato celebrado entre las partes el día 08
(sic) de junio de 2007 (los oferentes alegaron que es una opción y la
oferida que es una venta) y a la posibilidad de que los oferentes
pudieran desvincularse de la oferida mediante desistimiento, con
fundamento en la Cláusula (sic) Sexta (sic) del contrato mencionado.
Precisamente es este último aspecto del que, de acuerdo a los alegatos
de los oferentes, dependería el nacimiento de la obligación de pagar a dicha
sociedad mercantil las sumas señaladas en el escrito de la Oferta (sic)
Real (sic).
Ahora bien, en esta decisión fue resuelta, como principal, la causa por
cumplimiento de contrato incoada por la sociedad mercantil TOMCAR
C.A. ALMACEN (sic) contra los oferentes, y, por los motivos de
hecho y de derecho que se explanaron anteriormente, este Tribunal
(sic) estableció: que el contrato celebrado entre las partes el día 08
(sic) de junio de 2007, es una compraventa; que, si bien es cierto que
las partes pactaron la posibilidad de que los oferentes declararan su
voluntad de desistir, la eficacia extintiva de esa declaración estaba
supeditada a que la oferida, demandante por cumplimiento, no
insistiera en la ejecución del contrato, porque así lo pactaron las
partes en virtud de la autonomía de la voluntad; que los oferentes,
codemandados por cumplimiento, no manifestaron su voluntad de
desistir, sino de no dar cumplimiento al contrato y no otorgar el
documento definitivo de venta, y que, independientemente de la
notificación que le hicieron los codemandados en cuanto a no otorgar
el documento definitivo de venta, la demandante insistió en el cumplimiento
del contrato; que los codemandados incumplieron su obligación de hacer la
tradición del inmueble y, por ello, la demanda de cumplimiento de
contrato que la oferida interpuso contra los oferentes, es procedente.
Por lo que, y como consecuencia de lo antes expuesto, siendo que la
causa por Oferta (sic) Real (sic) es accesoria respecto de la de
cumplimiento de contrato, al haber sido declarada la existencia y vigencia del
contrato de compraventa y la procedencia de la demanda por cumplimiento, de
lo que resulta a todas luces infundada la alegación de la oferente, en cuanto
a la existencia de la obligación de pagar a la oferida las sumas
ofrecidas como compensación por la extinción de dicho contrato y
como restitución de la suma que recibieron de la misma; la Oferta
(sic) Real (sic) incoada por los oferentes, contra la sociedad de
comercio TOMCAR C.A. ALMACEN (sic) debe ser desestimada, tal
como se dispondrá en el dispositivo del presente fallo; Y ASI (sic) SE
DECIDE.
Decidido lo anterior, resulta para este Sentenciador (sic) inoficioso analizar
y juzgar los demás alegatos de las partes, con relación a la oferta real,
en virtud de que los oferentes serán condenados a cumplir el contrato que
celebraron con la oferida, lo cual tiene fuerza y vigor suficientes para
decidir la causa en el sentido expuesto…”. (Mayúsculas del texto).
De lo anterior se observa que el juzgador de alzada en primer lugar indicó que
la oferta cumplía con los requisitos establecidos en el artículo 819 del Código de
Procedimiento Civil, posteriormente señaló que la oferta real principalmente giraba
en torno a la naturaleza del contrato celebrado entre las partes el día 8 de junio de
2007.
Finalmente concluyó que por ser la oferta real accesoria respecto de la de
contrato de compraventa y la procedencia de la demanda por cumplimiento “resulta
a todas luces infundada la alegación de la oferente, en cuanto a la existencia de la
obligación de pagar a la oferida las sumas ofrecidas como compensación por la
extinción de dicho contrato y como restitución de la suma que recibieron de la
misma, la Oferta (sic) Real (sic) incoada por los oferentes, contra la sociedad de
comercio TOMCAR C.A. ALMACEN (sic) debe ser desestimada”.
De modo que, el juez de la recurrida en modo alguno omitió pronunciamiento
respecto a la oferta real tal y como lo afirmo el formalizante, al contrario, la
desestimó dando las razones de ello, lo cual evidencia la inexistencia del vicio de
incongruencia negativa delatado, motivo por el cual la presente denuncia debe
declararse improcedente.
IV
Con apoyo en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de Procedimiento
Civil, se denuncia la infracción de los artículos 12 y 243 ordinal 5° ejusdem, por el
vicio de incongruencia positiva.
El recurrente en su denuncia señala:
“…Se evidencia de lo expuesto que el actor en su demanda solicita
únicamente como petitorio que sea otorgado el documento de compraventa
(sic) definitivo sobre el inmueble, sin efectuar ningún otro pedimento;
sin embargo la recurrida al pronunciarse sobre lo solicitado extiende su
decisión más allá de lo peticionado por el actor referido a la
celebración de un contrato de compraventa (sic), sin que la actora
haya solicitado en su petitorio la calificación jurídica del contrato
celebrado, ni el reconocimiento de la existencia del mismo,
incurriendo así el denunciado vicio de incongruencia positiva que
denuncio.
En efecto, señala la recurrida, lo siguiente.
“(…) En razón de lo antes expuesto, al haber constatado este
Sentenciador (sic) que entre las partes se celebró un contrato de
compraventa (sic) y que los codemandados incumplieron su
obligación de hacer a la demandante la tradición del inmueble
vendido; (sic) es forzoso concluir que la presente demanda de
cumplimiento de contrato incoada por la sociedad mercantil TOMCAR
C.A. ALMACEN (sic) contra los ciudadanos IRENE BURGIO DE
CAPUZZI, PATRICIA CAPUZZI DE SCAGLIATI, FABRISIO CAPUZZI
y MAXIMILIANO CAPUZZI, debe prosperar; tal como se señalará en
el dispositivo del presente fallo; en el cual se condenará a la
SUCESIÓN CAPUZZI DI PRINZIO AMLETO ANTONIO, cumplir su
obligación de hacer la tradición referida, de conformidad con los
artículos 1.559, 1.264, 1.486 y 1.488 del Código Civil, porque el
referido contrato de compraventa (sic) tiene fuerza de ley entre las
partes que lo celebraron, la obligación mencionada debe ser
cumplida exactamente como fue contraída, la tradición es una
obligación de los vendedores demandados y la misma se cumple con
el otorgamiento del documento de propiedad ante la Oficina (sic) de
Registro (sic) competente, por ser un inmueble el bien vendido…
(…Omissis…)
Se evidencia de la recurrida que, a pesar de señalar expresamente que
el petitorio del escrito de la demanda no ofrece duda en cuanto a la
pretensión de la demandante de condenar a otorgarle el documento
de compraventa (sic) ésta se pronuncia sobre el hecho de que las
partes celebraron un contrato de compraventa (sic), sin que la actora
haya solicitado en su petitorio la calificación jurídica del contrato
celebrado, ni el reconocimiento de la existencia del mismo,
incurriendo así en el denunciado vicio de incongruencia positiva.
(…Omissis…)
Al excederse en su pronunciamiento a (sic) hechos no alegados por
las partes, incurre la recurrida en el denunciado vicio de incongruencia
positiva y así expresamente solicito sea declarado por esta Sala de
Casación Civil con la consecuente nulidad del fallo, ello de
conformidad a lo previsto en los artículos 210 y 244 del Código de
Procedimiento Civil…”.
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante delata el vicio de incongruencia positiva ya que según sus
dichos, el juez de la recurrida se pronunció sobre el hecho de que las partes
celebraron un contrato de compra venta, sin que la actora haya solicitado en su
petitorio la calificación jurídica del contrato celebrado, ni el reconocimiento de la
existencia del mismo.
Ahora bien, lo planteado por el formalizante en la presente denuncia es un
problema atinente a la calificación del contrato lo cual no debe ser delatado
mediante una denuncia por defecto de actividad, sino mediante una delación por
suposición falsa.
Así pues reiteradamente, la Sala ha indicado que la interpretación de los
contratos corresponde a los jueces de instancia, por ende, sus decisiones sólo pueden
ser atacadas en casación, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 320
eiusdem, el cual permite a la Sala conocer de aquellas denuncias que acusen el error
en la calificación del contrato (error de derecho o por suposición falsa) y
desnaturalización o desviación intelectual de su contenido, lo que conduciría a que
la cláusula establecida produzca los efectos de una estipulación no celebrada, lo cual
debe denunciarse por suposición falsa. (Sent. de fecha 151105, caso MAPER
EXPORT, S.A. contra la EMPRESA INTEGRAL DEL TÁCHIRA, S.A.)
De modo que, el formalizante debió atacar la calificación del contrato
mediante la respectiva denuncia y no tal y como lo planteó en la presente delación,
lo cual trae como consecuencia que esta Sala deseche la misma por falta de técnica.
Así se decide.
V
De conformidad a lo previsto en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de
Procedimiento Civil se denuncia la infracción del ordinal 4° del artículo 243
eiusdem, por el vicio de inmotivación por “motivación contradictoria”.
El formalizante al respecto, expresa:
“…Establece la recurrida textualmente, lo siguiente:
“Copia certificada del Expediente (sic) de Consignación (sic) No.
2682008, nomenclatura del Juzgado Segundo del Municipio Puerto
Cabello de la Circunscripción Judicial del Estado (sic) Carabobo,
a los fines de probar que la sociedad mercantil TOMCAR C.A.
ALMACEN (sic), consignó pensiones arrendaticias del inmueble
objeto del presente juicio, a favor de la SUCESIÓN DEL AMLETO
ANTONIO CAPUZZI DI PRINZIO.
Esta Alzada (sic) observa que, la referida copia certificada no
fue tachada de falso por los accionados, en la oportunidad
correspondiente, razón por la cual se les da pleno valor
probatorio, tendiéndoseles como fidedignos, de conformidad con
lo establecido en los artículos 1.359 y 1.360 del Código de
Procedimiento Civil, para dar por probado el contenido de los
mismos; observándose que dichas copias, fueron promovidas
para demostrar que no se ha perfeccionado la venta pactada y
que subsiste la condición de arrendatario de la demandante, lo
cual ratificaría el hecho de haber continuado depositando los
cánones de arrendamiento correspondientes (…) Por otra parte, la
declaración accesoria de la Cláusula (sic) Novena (sic) en cuanto
a que “mientras no se otorgue el documento de venta en la
Oficina (sic) de Registro (sic) “LA OFERIDA COMPRADORA”
pagará los cánones de arrendamiento que se venzan”, no implica
inferir necesariamente que las partes entendieron que no se había
transferido la propiedad (…) (sic) En efecto, independientemente de
la posibilidad jurídica de efectuar una consignación de pensiones
de arrendamiento “bajo reserva” o “bajo protesta”, lo cierto es que
en el escrito de consignación se evidencia que la sociedad
mercantil TOMAR C.A. ALMACEN (sic) la realizó alegando que
el contrato del 8 de junio de 2007 es una venta, que no ha sido
cumplida por los codemandados y que dicha consignación la hizo
con la finalidad de evitar que los codemandados intentaran
acción judicial con motivo del contrato de arrendamiento y lograran
medida de secuestro sobre el inmueble objeto al que se refiere el
presente litigio. En consecuencia, de dicha consignación no puede
concluirse el que la demandante reconoció: “la cualidad del
propietarioarrendador” de los codemandados, y la suya como
arrendataria”.
Se evidencia de la transcripción efectuada que la recurrida afirma que
el hecho de que la oferida compradora pagara los cánones de
arrendamiento, hasta tanto se otorgara el documento de venta, no
implica inferir que no ha habido transferencia de la propiedad del
inmueble objeto del contrato de opción de compra venta, señalando
mas (sic) adelante en la recurrida, (sic) lo siguiente:
“(…) Por lo que constatado que entre las partes se celebró una
compraventa (sic), sin que, de la verificada común intención de
las mismas, aparezca que hayan sujetado la transmisión de
propiedad a término, condición u otra modalidad, dicha
transferencia de propiedad, se produjo por mandato de la ley, de
conformidad con el precepto del artículo 1.161 del Código Civil.
(…)
Con fundamento a los anteriores razonamientos, este
Sentenciador (sic) calificó como compraventa el contrato que
la demandante y los codemandados celebraron en fecha 08 (sic)
de junio de 2007”. (Resaltado nuestro).
De lo expuesto se evidencia que el fallo recurrido incurre en el vicio
de inmotivación por “motivación contradictoria”, por cuanto se afirma
por una parte que la oferida compradora se encuentra pagando cánones de
arrendamiento y por la otra señala que el contrato suscrito en fecha 8
de junio de 2007 es un contrato de compra venta, estableciendo
textualmente que “dicha transferencia de propiedad, se produjo por
mandato de la ley, de conformidad con el precepto del artículo 1.161
del Código Civil”; (sic) es decir, por un lado se establece que la
oferida compradora es una arrendataria y por la otra que es
propietaria del inmueble objeto del contrato de opción de compra
venta, lo que evidentemente constituye una motivación contradictoria, al
destruirse un motivo al otro por contradicciones e irreconciliables que hace
que quede inmotivada por falta total y absoluta de motivos, a este
respecto, el fallo recurrido.
(…Omissis…)
En consecuencia y por las razones expuestas solicito a esta Sala de
Casación Civil declare la procedencia del vicio delatado y en
definitiva la declaratoria con lugar del recurso de casación, acordado
la nulidad del fallo y la consecuente reposición al estado de dictar
nuevo fallo, a tenor de lo previsto en los artículos 210 y 244 de la
Ley Adjetiva Civil…”. (Cursivas, negritas y subrayado del texto).
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante arguye que el juez de la recurrida incurrió en el vicio de
inmotivación por “motivación contradictoria” al haber afirmado en principio que la
oferida compradora es una arrendataria, y posteriormente que es propietaria del
inmueble objeto del contrato de opción de compra venta.
Ahora bien, veamos lo señalado por la recurrida:
Posteriormente, la recurrida indicó:
De lo anterior se observa que el juez de la recurrida no calificó a la parte
actora como arrendataria y luego como propietaria del bien objeto del contrato, tal y
como lo afirmó el formalizante, al contrario aseveró que la “propiedad seguiría en
cabeza de los codemandados”.
Así pues el ad quem no calificó a la parte actora como propietaria del bien
objeto del contrato, pues lo que hizo fue calificar al contrato como una compra venta
y por ello afirmó que la “…transferencia de propiedad que entre las partes se
produjo como efecto del consentimiento legítimamente manifestado, por mandato del
artículo 1.161 del Código Civil, quedando pendiente de cumplimiento la obligación
principal de los codemandados de hacer la tradición (artículo 1.488 Código Civil)
mediante el otorgamiento del documento de propiedad ante la Oficina (sic) de
Registro (sic) competente, y la principal de la demandante de pagar el saldo del
precio…”.
Lo cual en modo alguno es contradictorio, por lo que si el formalizante no
estaba conforme con la calificación dada por el juez al mencionado contrato debió
plantear una denuncia fundamentada en el primer caso de suposición falsa y no
mediante una denuncia por defecto de actividad como la presente.
En consecuencia, por todo lo antes expuesto, esta Sala debe declarar
improcedente la presente denuncia por motivación contradictoria.
VI
Con apoyo a lo previsto en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de
Procedimiento Civil se denuncia la infracción del ordinal 4° del artículo 243 del
mismo código, al incurrir en el denominado vicio de inmotivación, por “motivación
contradictoria”.
El recurrente fundamenta su delación así:
“…Establece la recurrida textualmente, lo siguiente:
“SEGUNDA.
PRUEBAS ACOMPAÑADAS A LA DEMANDA DE CUMPLIMIENTO
DE CONTRATO: (…)
3. Original de Oferta (sic) de Venta (sic) autenticada ante la
Notaría Pública Segunda de Puerto Cabello, en fecha 23 de mayo
de 2007, bajo el No. 68, Tomo (sic) 39, de los Libros (sic) de
Autenticaciones (sic) llevados por esa Notaría (sic), marcada “C”.
Dicho documento, al no haber sido tachado de falso, se aprecia de
conformidad con lo establecido en los artículos 1.359 y 1.360,
del Código Civil, para dar por probada la oferta de la venta, que la
SUCESIÓN CAPUZZI DI PRINZIO AMLETO ANTONIO,
representada por los ciudadanos IRENE BURGIO DE CAPUZZI,
PATRICIA CAPUZZI DE SCAGLIATI, FABRISIO CAPUZZI y
MAXIMILIANO CAPUZZI, realizara a la sociedad mercantil
TOMCAR C.A., ALMACEN (sic), por el área de terreno que mide
13.681 Mts2, ubicado en la Urbanización (sic) Industrial (sic)
La Belisa, calle Cadafe, jurisdicción de la Parroquia (sic) Juan
José Flores del Municipio (sic) Puerto Cabello, Estado (sic)
Carabobo, por el precio de DOS MIL OCHOCIENTOS
CINCUENTA MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 2.850.000,00),
condiciones éstas que serían vertidas en el documento de
opción a compra que tendría lugar una vez confirmada la
aceptación; (sic) Y ASI (sic) SE DECIDE.”
Se evidencia de la transcripción que antecede que la recurrida
establece, al valorar el documento suscrito en fecha 23 de mayo de
2007, referido a la oferta de venta, al cual le otorga pleno valor
probatorio, que se evidencia del mismo (sic) que las condiciones de la
venta “serían vertidas en el documento de opción a compra que
tendría lugar una vez confirmada la aceptación”, es decir, estable
expresamente que posterior a la oferta de venta las partes acordaron
suscribir “UN CONTRATO DE OPCIÓN A COMPRA”.
(…Omissis…)
Se evidencia de la transcripción anterior que efectivamente incurre la
recurrida en motivación contradictoria al señalar por una parte y dejar
establecido con valor probatorio, que la oferta de venta suscrita en
fecha 23 de mayo de 2007 señala que las “condiciones serán vertidas
en el documento de opción a compra que tendría lugar una vez
confirmada la aceptación” y por otra señalar con fundamento al mismo
documento de fecha 23 de mayo de 2007 que “la intención común de las
partes fue celebrar un contrato de compraventa (sic)” lo que
evidentemente constituye una motivación contradictoria, al destruirse
un motivo al otro por contradicciones graves e irreconciliables que
hace que quede inmotivada por falta total y absoluta de motivos, el fallo
recurrido.
(…Omissis…)
En consecuencia y por las razones expuestas solito a esta Sala de
Casación Civil declare la procedencia del vicio delatado y en
definitiva la declaratoria con lugar del recurso de casación, acordando
la nulidad del fallo y la consecuente reposición al estado de dictar nuevo
fallo, a tenor de lo previsto en los artículos 210 y 244 de la Ley Adjetiva
Civil…”. (Negritas y subrayado del texto).
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante delata el vicio de motivación contradictoria ya que según sus
dichos, el juez de la recurrida al valorar la oferta de venta suscrita en fecha 23 de
mayo de 2007, señaló en primer lugar “…que las condiciones serán vertidas en el
documento de opción a compra que tendría lugar una vez confirmada la
aceptación” y más adelante, con fundamento en el mismo documento señaló, que “la
intención común de las partes fue celebrar un contrato de compraventa…”.
Sobre el vicio de motivación contradictoria, en sentencia N° RC00867 del 14
de noviembre de 2006, caso Miguel Ángel Castroc contra Blanca Hernández de
Hernández, exp. N° 04528, esta Sala dejó sentado el siguiente criterio
jurisprudencial:
“…Esta Sala ha establecido en numerosos fallos que el requisito de la
motivación, contenido en el ordinal 4º del artículo 243 del Código de
Procedimiento Civil, se concilia en la obligación del sentenciador de
expresar en su decisión las razones de hecho y de derecho que lo han
llevado a la convicción materializada en un determinado dispositivo. La
sentencia, debe contener en sí misma la prueba de su legalidad, a fin de
posibilitar el examen acerca de la relación entre los hechos y el derecho
establecido por el juez, fundamentación necesaria para así controlar la
exacta aplicación de la Ley y el establecimiento histórico de los
hechos.
En tal sentido, la Sala en cuanto al vicio de motivación
contradictoria, ha reiterado entre otras en sentencia de fecha 19 de
julio de 2000, caso Agencia Aduanera Centro Occidental C.A.
(A.C.O.C.A.) contra Envases Venezolanos S.A., lo siguiente:
“...El vicio de contradicción, capaz de anular el fallo impugnado, debe
encontrarse en su dispositivo, de suerte que lo haga inejecutable.
También existe el llamado vicio de motivación contradictoria, el cual
constituye una de las modalidades o hipótesis de inmotivación de
la sentencia, que se produciría cuando la contradicción está entre
los motivos del fallo, de tal modo que se desvirtúan, se
desnaturalizan o se destruyen en igual intensidad y fuerza, lo que hace a
la decisión carente de fundamentos y por ende nula.
El primero de los vicios señalados se da en la parte dispositiva o
resolutiva del fallo, y ocurre cuando por la destrucción recíproca de las
partes de la sentencia, es imposible su ejecución. Esto configuraría la
violación del artículo 244 del Código de Procedimiento Civil.
El último de los vicios aludidos – motivación contradictoria como
ya se señaló, constituye una de las modalidades de inmotivación del
fallo y se verifica si los motivos se destruyen unos a otros por
contradicciones graves e irreconciliables, generando así una situación
equiparable a la falta de fundamentos y ello conllevaría a la
infracción del ordinal 4º del artículo 243 del Código de Procedimiento
Civil...”. (Negrillas de la Sala).
Ahora bien, veamos lo señalado por la recurrida respecto a la oferta de venta
suscrita en fecha 23 de mayo de 2007:
“…3. Original (sic) de Oferta (sic) de Venta (sic) autenticada ante la
Notaría Pública Segunda de Puerto Cabello, en fecha 23 de mayo de
2007, bajo el No. 68, Tomo (sic) 39, de los Libros (sic) de
Autenticaciones (sic) llevados por esa Notaría, marcada “C”.
Dicho documento, al no haber sido tachado de falso, se aprecia de
conformidad con lo establecido en los artículos 1.359 y 1.360, del Código
Civil, para dar por probada la oferta de la venta, que la SUCESIÓN
CAPUZZI DI PRINZIO AMLETO ANTONIO, representada por los
ciudadanos IRENE BURGIO DE CAPUZZI, PATRICIA CAPUZZI DE
SCAGLIATI, FABRISIO CAPUZZI y MAXIMILIANO CAPUZZI, realizara
a la sociedad mercantil TOMCAR C.A., ALMACEN (sic), por el área
de terreno que mide 13.681 Mts2, ubicado en la Urbanización (sic)
Industrial (sic) La Belisa, calle Cadafe, jurisdicción de la Parroquia
(sic) Juan José Flores del Municipio Puerto Cabello, Estado (sic)
Carabobo, por el precio de DOS MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA
MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 2.850.000,00), condiciones éstas que
serían vertidas en el documento de opción a compra que tendría lugar
una vez confirmada la aceptación.
(…Omissis…)
Del mencionado documento de fecha 23 de mayo de 2007, se observa que
los codemandados hicieron a la demandante una firme oferta de venta,
la cual contiene indicación del inmueble ofrecido en venta y del
precio aspirado por ellos; indicando igualmente que el precio “deberá
pagarse según las condiciones estipuladas en la negociación y que
serán vertidas en el documento de opción a compra que se firmase una
vez confirmada la aceptación en el término de 15 días calendario,
según lo establece el Artículo 44 (sic) de la Ley de Arrendamientos
Inmobiliarios”.
Independientemente de que en la oferta se haya calificado como
“documento de opción a compra” el que se suscribiría, lo cierto es
que el documento de fecha 23 de mayo de 2007, expresa una oferta
simple de venta que contiene los elementos esenciales de la misma, es
decir, la cosa y el precio. La suscripción posterior del documento de
fecha 08 (sic) de junio de 2007, determina que, tal como se señaló en la
oferta, fue confirmada la aceptación por parte de la demandante. En
consecuencia, la intención común de las partes fue celebrar un contrato
de compraventa (sic), cuyo consentimiento sobre cosa y precio se produjo
por la oferta de venta de los codemandados y la aceptación de la
demandante. Por ello, esos hechos llevan a la convicción de este
Sentenciador (sic) de que el acuerdo contenido en el documento celebrado
el día 08 (sic) de junio de 2007, lo que hizo fue establecer la forma de
ejecución de la compraventa (sic) celebrada, especialmente respecto de
las obligaciones principales relativas al pago del precio y a la
tradición mediante el otorgamiento del documento de propiedad ante
la Oficina (sic) de Registro (sic) competente…”. (Mayúsculas del texto y
subrayado de la Sala).
De lo anterior se observa que el juez de la recurrida al valorar la oferta de
venta suscrita en fecha 23 de mayo de 2007, señaló que las condiciones establecidas
en la misma, “…serían vertidas en el documento de opción a compra…”, acotando
posteriormente que “…independientemente de que en la oferta se haya calificado
como “documento de opción a compra” el que se suscribiría, lo cierto es que el
documento de fecha 23 de mayo de 2007, expresa una oferta simple de venta…”, lo
cual en modo alguno es contradictorio pues, luego del análisis realizado a dicha
prueba el juez de la recurrida concluyó que en la misma se expresaba la oferta de
una venta, dando las razones por las cuales llegaba a tal conclusión.
De modo que, el juez de la recurrida no incurrió en la motivación
contradictoria alegada, por lo que el formalizante si lo que pretende es atacar la
interpretación hecha por el juez al valorar la oferta de venta suscrita en fecha 23 de
mayo de 2007, debió hacerlo mediante una denuncia por error de juzgamiento con
fundamento en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil y no por una
delación por inmotivación como la hoy planteada.
En consecuencia, por todo lo antes expuesto la presente denuncia debe
declararse improcedente. Así se decide.
DENUNCIAS POR INFRACCIÓN DE LEY
I
Con apoyo en lo previsto en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de
Procedimiento Civil en concordancia con el artículo 320 y 12 eiusdem, se denuncia
la infracción del artículo 1.474 del Código Civil por falsa aplicación, “…al incurrir
el juez en el primer caso de suposición falsa por desnaturalización o desviación
intelectual de su contenido, cuando la normativa correcta a aplicar es el artículo
1140 (sic) eiusdem…”.
El formalizante desarrolla su denuncia así:
“…La recurrida afirma en su decisión, al referirse a los alegatos de la
parte actora, lo siguiente:
“SEGUNDO: Debe observarse que independientemente de la
nominación dado en el contrato a las instituciones en este (sic)
contenidas no las convierten en tales, pues su naturaleza
ontológica dependerá de sus caracteres distinguidores esenciales y no
de las nominaciones hechas. Conforme a lo expuesto hacemos ver
que las arras dadas por mi mandante no son tales, sino que
constituyen el pago de una parte del precio como se observa de
la naturaleza del contrato contenido en el documento que se
intituló como “OPCIÓN DE COMPRA VENTA”, celebrado entre
las partes en fecha ocho (08) (sic) de junio de 2007…”
Mas (sic) adelante la recurrida afirma:
“(…) Independientemente de que la oferta haya calificado como
“documento de opción a compra” el que suscribiría, lo cierto es
que el documento de fecha 23 de mayo de 2007, expresa una
oferta simple de venta que contiene los elementos esenciales de
la misma, es decir, la cosa y el precio. La suscripción posterior
del documento de fecha 08 (sic) de junio de 2007, determina
que, tal como se señaló en la oferta, fue confirmada la
aceptación por parte de la demandante. En consecuencia, la
intención común de las partes fue celebrar un contrato de compraventa
(sic), cuyo consentimiento sobre cosa y precio se produjo por la
oferta de venta de los codemandados y la aceptación de la
demandante. Por ello, esos hechos llevan a la convicción de este
Sentenciador (sic) de que el acuerdo contenido en el documento
celebrado el día 08 (sic) de junio de 2007, lo que hizo fue
establecer la forma de ejecución de la compraventa (sic) celebrada,
especialmente respecto de las obligaciones principales relativas
al pago del precio y a la tradición mediante el otorgamiento del
documento de propiedad ante la Oficina (sic) de Registro (sic)
competente; Y ASI (sic) SE ESTABLECE (…)
Asimismo (sic), las expresiones “compraventa (sic) definitiva” y
“contrato definitivo de compraventa (sic)” son inadecuados e
insuficientes para la correcta interpretación y calificación jurídica
del contrato, porque para realizar tales operaciones prevalece
el propósito de las partes que ha sido constatado y no el simple
sentido gramatical del documento contentivo del contrato.”
Para concluir que:
“(…) Con fundamento a los anteriores razonamientos, este
Sentenciador (sic) calificó como compraventa el contrato que
la demandante y los codemandados celebraron en fecha 08 (sic)
de junio de 2007, en virtud de que el propósito de las partes,
tomando en cuenta las exigencias de la ley, la verdad y la buena
fe, consistió en la transferencia de propiedad a cambio del precio
pactado; en consecuencia de lo cual el negocio jurídico celebrado
por las partes, se subsume en la disposición del artículo 1474 (sic)
del Código Civil, el cual establece que “ La venta es un
contrato por el cual el vendedor se obliga a transferir la
propiedad de una cosa y el comprador a pagar el precio”, (sic)
Se evidencia de la transcripción efectuada que la recurrida califica el
contrato celebrado como un contrato de compraventa (sic), aplicando
en consecuencia la previsión normativa contenida en el artículo 1474
(sic) del Código Civil, el cual establece:
“Artículo 1474. (sic) La venta es un contrato por el cual el vendedor se
obliga a transferir la propiedad de una cosa y el comprador a
pagar el precio”.
Sin embargo, incurre el sentenciador en falsa aplicación de la norma
supra transcrita al calificar al contrato como compraventa (sic) siendo lo
correcto el calificarlo como una opción de compraventa (sic), por lo que ha
debido aplicar la norma prevista en el artículo 1140 (sic) del Código Civil…
(…Omissis…)
Por lo que concatenado (sic) lo expuesto al dispositivo contenido en
el artículo 1159 (sic) del Código Civil, con las limitaciones impuestas
por el artículo 6 del mismo texto legal, la existencia de los contratos
preparatorios es innegable dentro de nuestro ordenamiento jurídico.
Los contratos preparatorios han sido definidos por la doctrina como
“aquellos que tiene por objeto crear un estado de derecho que pueda
servir de base o fundamento a la celebración de otros contratos
posteriores”, son un “acuerdo de voluntades que lleva implícita la
promesa de celebrar un contrato futuro” o “una vinculación nacida de
un contrato, cuya eficacia, en el querer de las partes, es sólo preliminar o
previa, puesto que lo que se intenta es crear una relación futura y
definitiva, la cual ordinariamente es entre las mismas partes
contratantes”.
De manera tal que el contrato preparatorio tiene una existencia
previa, autónoma y con características propias, distintas al contrato
definitivo que se pretende realizar mediante una manifestación de
voluntad posterior de las partes. Por ello, el haberse acordado por las
partes en el precontrato sobre el objeto y el precio sobre los cuales
versará el contrato definitivo, no significa que ya se ha perfeccionado la
negociación final, pues ella estará sujeta a una ulterior manifestación
de voluntad.
(…Omissis…)
A los fines de que esta Sala pueda constatar el error en la calificación
jurídica contractual, se debe (sic) revisar las cláusulas del contrato de
fecha ocho (08) (sic) de junio de 2007, que corre inserto a los autos a
los folios 40 al 44 de la primera pieza del expediente, lo cual es
factible en razón que se fundamenta la presente denuncia en un supuesto de
procedencia del artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, que
permite a esta Sala descender y conocer de las actas del expediente
bajo un recurso de infracción de ley y así, se evidencia de la lectura del
contrato referido, que el mismo constituye un contrato de promesa
bilateral de compra venta, al estar presente todos los elementos
señalados en el criterio jurisprudencial transcrito…
(…Omissis…)
La afirmación efectuada en cuanto a la calificación del contrato como
un contrato de promesa bilateral de compraventa (sic) y no de venta
definitivo, se ve reforzada con el criterio jurisprudencial sostenido en
reciente sentencia de fecha 9 de julio de 2009, dictada por la Sala de
Casación Civil bajo la ponencia del Magistrado Luis Antonio Ortiz, Exp.
AA20C2009000051…
(…Omissis…)
Es evidente que en el caso aquí denunciado, el contrato suscrito en
fecha 08 (sic) de junio de 2007 (sic) reúne las características
expresadas en el antes trascrito criterio jurisprudencial, al ser un
precontrato, autónomo, principal, que produce efectos personales y es
bilateral. Por ello, incurre en el vicio de suposición falsa denunciado
que influye en el dispositivo del fallo por cuanto en la recurrida se
condena a mi representada al cumplimiento de contrato calificado
como contrato de venta que no es tal, siendo que el mismo ha debido
ser calificado de acuerdo a la jurisprudencia supra transcrita, como un
contrato de promesa bilateral de compraventa (sic), el cual ha sido
desistido y (sic) por ende se ha dado cumplimiento a la devolución de las
arras y al de la cláusula penal establecida…
(…Omissis…)
En consecuencia y vista la ocurrencia del vicio del primer caso de
suposición falsa de desnaturalización del contrato, solicito a la Sala
de Casación Civil declare la procedencia del vicio por infracción de
ley (casación sobre los hechos) denunciado y, en definitiva, declare con
lugar el recurso de casación anunciado…”. (Cursivas, negritas y
subrayado del texto).
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante delata el primer caso de suposición falsa ya que según sus
dichos, el juez incurrió en la desnaturalización del contrato al haber calificado el
contrato suscrito en fecha 8 de junio de 2007 como compra venta, siendo lo correcto
el calificarlo como una opción de compraventa.
Respecto a la desnaturalización de la voluntad contractual se ha indicado que
está constituida por la compatibilidad de la conclusión del juez con el texto de la
mención que se interpreta, por lo que si la conclusión del sentenciador no es
compatible con el texto del contrato ocurre la desnaturalización del contrato (Sent.
S.C.C. de fecha 220909 caso Inversiones Alvamart, C.A. contra Edoval, C.A. y
otra).
En el mismo orden de ideas, la desnaturalización de los contratos es entendida
como un vicio enmarcado dentro del primer caso de falso supuesto, por lo que esta
Sala en sentencia de fecha 27 de julio de 2004, caso: Miriam del Carmen Moreno y
otros contra Asociación Civil Ávila, señaló:
“...En sentencia de fecha 11 de marzo de 1992, expresó la Sala:
‘La interpretación de los contratos, de acuerdo a reiterada
doctrina de esta Sala, es de la soberanía de los jueces de
instancia, y la decisión que al respecto ellos produzcan, sólo será
atacable en Casación por denuncia de error en la calificación del
contrato, error éste de derecho, o por suposición falsa.’
“Ahora bien, ha admitido esta Corte la casación por desnaturalización de
una mención contenida en el contrato, que conduciría a que la cláusula
establecida en el mismo, produzca los efectos de una estipulación no
celebrada.
El límite entre la soberana interpretación del contrato y la
tergiversación o desnaturalización de la voluntad contractual está
constituido por la compatibilidad de la conclusión del Juez con el
texto de la mención que se interpreta. Si el establecimiento de los
hechos por el Juez es compatible con la expresión de la voluntad
de las partes, estamos en la esfera de la interpretación; si, por el
contrario, la conclusión del sentenciador no es compatible con el texto,
estaríamos en presencia de una desnaturalización del contrato.
En aplicación de la doctrina transcrita, la Sala establece que la
desviación ideológica cometida por el juez en la interpretación de los
contratos, sólo puede ser atacada mediante el primer caso de suposición
falsa...”. (caso: Carlos Rodríguez Palomo, c/ Inversiones Visil C.A.).
(Subrayado de la Sala).
Ahora bien, veamos lo expresado por la recurrida respecto al contrato de fecha
en fecha 8 de junio de 2007:
“…Concluyéndose que, el tema central de la controversia que ocupa a
este órgano jurisdiccional, está constituido por el debate de las partes,
acerca de la naturaleza jurídica del contrato que ellas celebraron el
día 08 (sic) de junio de 2007, de la existencia e incumplimiento de la
obligación de los demandados de hacer la tradición del inmueble, y la
posibilidad, contractualmente prevista, de que los codemandados desistieran
de la venta a la que se refiere dicho contrato, con fundamento en el
principio de autonomía de la voluntad, en el que se basa su fuerza
obligatoria; lo que hace necesario determinar, en primer lugar, la
naturaleza del contrato que celebraron las partes, y la existencia o
inexistencia de la obligación de los demandados de hacer la tradición, para
luego resolver respecto del alcance de la Cláusula (sic) Sexta (sic)
supra mencionada, la posibilidad de que los codemandados efectuaran
el desistimiento que alegaron y los efectos de la notificación que
hicieron a la empresa demandante el 19 de noviembre de 2007.
(…Omissis…)
En este Sentido (sic), observa este Sentenciador (sic) que, en la Cláusula
Primera del contrato supra citado, las partes declararon que: “…“LOS
OFERENTESVENDEDORES” (hoy codemandados) se comprometen en
vender y “LA OFERIDACOMPRADORA” (hoy demandante) se
obliga a comprar…”, el inmueble descrito anteriormente en esta
decisión.
A su vez, en la Cláusula (sic) Segunda (sic) de dicho contrato, las partes
pactaron que el precio “…es la cantidad de DOS MIL OCHOCIENTOS
CINCUENTA MILLONES DE BOLIVARES (sic) (Bs.
2.850.000.000,oo) que serán cancelados de acuerdo a lo establecido en
este documento”.
También en cuanto al precio, las partes establecieron en la Cláusula
(sic) Tercera (sic) que si la demandante “hace uso de la prórroga el
precio se ajustará de acuerdo al índice inflacionario que indique el
Banco Central de Venezuela calculado a la tasa del Índice (sic) de
Precios (sic) al Consumidor (sic) (IPC)”, por lo cual es evidente que
las partes ya habían acordado un precio (Bs. 2.850.000.000, hoy
equivalente a Bs.F. 2.850.000), con la posibilidad de ajuste mediante la
aplicación del referido Índice (sic) de Precios (sic) al Consumidor
(sic) (IPC), para el caso de que la demandante hiciera uso de la
prórroga mencionada; todo ello en ejercicio de la autonomía de la voluntad,
que a falta de disposiciones imperativas, les permite regular
libremente el contenido del contrato. Luego, el precio fue
determinado, para el supuesto de no uso de la prórroga, y era
determinable para el evento de uso de la misma, lo cual es
perfectamente válido, a tenor de lo dispuesto en el artículo 1.155 del
Código Civil, según el cual “El objeto del contrato debe ser posible,
lícito, determinado o determinable”.
Como consecuencia de lo expuesto, queda constatado que, tal y como lo alegó
la demandante, entre ella y los codemandados existió consentimiento
sobre el bien objeto de la negociación y sobre el precio; Y ASI (sic)
SE ESTABLECE.
Se evidencia igualmente, que en el contrato sub examine, no existe un
claro señalamiento, en cuanto a que la propiedad sería transferida
cuando se celebrara un contrato definitivo o cuando se otorgara el
referido documento, ante la Oficina (sic) de Registro (sic)
competente; dado que en algunas Cláusulas (sic) del contrato,
aparecen diferentes expresiones que lo hacen ambiguo. En efecto, de
la lectura de las Cláusulas (sic) Sexta (sic) y Séptima (sic) se observa
que en las mismas, se hace referencia a la “compra venta definitiva
del inmueble” y al “contrato definitivo de compraventa”; sin embargo, a su
vez, en las Cláusulas (sic) Tercera (sic) y Quinta (sic) del mismo
contrato se hace referencia al “documento definitivo de Venta (sic)” y
al “documento definitivo”. En ambos casos se atribuye el calificativo
“definitivo” a cosas distintas: por un lado a la “venta” y por el otro al
“documento” de venta. Siendo que, si entre las partes no se celebró
una venta sino un contrato preparatorio de la misma, las expresiones
de las Cláusulas (sic) Sexta (sic) y Séptima (sic) son correctas,
porque quedaba pendiente la celebración del contrato definitivo que
seguiría al contrato preliminar; pero si lo realmente celebrado fue una
venta, las expresiones correctas lo son las contenidas en las cláusulas
Tercera (sic) y Quinta (sic), por cuanto sólo restaría el otorgamiento
del documento definitivo ante la Oficina (sic) de Registro (sic)
competente, para hacer la tradición del inmueble en los términos que
dispone el artículo 1.488 del Código Civil.
(…Omissis…)
Los codemandados alegaron, como un hecho que demostrarían, el que
no se celebró una venta sino un contrato preparatorio de la misma, por
cuanto la cantidad que les entregó la demandante cuando se celebró el
contrato, lo fue a título de arras y no de pago parcial del precio.
Observándose que, si bien ciertamente se calificó dicha entrega como
“arras”, también es cierto que las partes establecieron en la Cláusula
(sic) Quinta (sic) del contrato que esa cantidad “será imputada al
precio definitivo de la venta fijado en la Cláusula (sic) Segunda (sic),
por lo que “LA OFERIDA COMPRADORA” pagará el remanente en el
momento del otorgamiento del documento definitivo por ante las
Oficinas (sic) del Registro (sic) Inmobiliario (sic), es decir, que LA
OFERIDA debía cancelar la suma de DOS MIL CINCUENTA
MILLONES DE BOLIVARES (sic) (Bs. 2.050.000.000,00)”. Por ello,
no puede concluirse que dicha suma, simplemente constituía garantía del
cumplimiento “de la obligación contraída”, dado que las partes
definieron de modo puro y simple, sin sujeción a modalidad o
eventualidad alguna, el destino de dicha suma, siendo éste: su imputación al
pago del precio de venta pactado; con lo cual quedaba por pagar, en el
momento del otorgamiento del documento definitivo, el remanente o
saldo del precio de DOS MIL CINCUENTA MILLONES DE
BOLIVARES (sic) (Bs. 2.050.000.000,00), tal como se pactó en la
Cláusula (sic) Quinta (sic) supra citada.
(…Omissis…)
Observándose igualmente que, la inequívoca regulación convencional de
los daños y perjuicios, fue hecha realmente en la Cláusula (sic) Sexta
(sic), por vía de “cláusula penal” que ligaba a ambas partes, y en la
cual pactaron que: “Se establece como Cláusula (sic) Penal (sic) por
concepto de daños y perjuicios que se ocasionen por el incumplimiento de
las obligaciones que las partes asumen en este documento, la cantidad
de OCHOCIENTOS MILLONES DE BOLIVARES (sic) SIN
CENTIMOS (sic) (Bs. 800.000.000,oo)”; lo que pone de manifiesto
que las “arras” a las que se refiere la Cláusula (sic) Quinta (sic) no
son “penales” sino “confirmatorias” de la celebración del contrato, en
virtud de que son imputables al precio pactado; Y ASI (sic) SE
ESTABLECE.
Establecido lo anterior, observa este Sentenciador (sic) que al instituirse en
la Cláusula (sic) Sexta (sic) que: “si en el plazo convenido, no se
celebra la compra venta definitiva del inmueble por una causa no
imputable a LOS OFERENTESVENDEDORES, estos, es decir, LOS
OFERENTESVENDEDORES, harán suya la cantidad de
OCHOCIENTOS MILLONES DE BOLIVARES (sic) (Bs.
800.000.000,oo), que se entregaron en calidad de arras en el momento
de la celebración del presente contrato establecida como justa indemnización
por daños y perjuicios ocasionados por el incumplimiento de “LA
OFERIDA COMPRADORA”…”, ello debe ser interpretado dentro del
marco de la concreta regulación que ella contiene, que aparece en el
encabezamiento de dicha cláusula, y que no es otra que un pacto de
“cláusula penal”. En consecuencia, aunque allí se dijo, de manera
impropia, que se trata del supuesto de “causa no imputable a LOS
OFERENTESVENDEDORES”, debe entenderse que se trata de una
hipótesis de no ejecución del contrato “en el plazo convenido” por
una causa imputable a la demandante (“LA OFERIDA
COMPRADORA”); de lo contrario, si se pensara que los
codemandados tenían derecho a hacer suya la cantidad referida
aunque la no ejecución del contrato dentro del plazo pactado se
debiera a caso fortuito o fuerza mayor, ello significaría que la cláusula
no es una regulación convencional de la responsabilidad civil, sino una inusual
asunción total de riesgos (causa extraña no imputable) que no surge del
contexto de la misma ni del propósito de las partes expresado allí.
(…Omissis…)
Por otra parte, en la Cláusula (sic) Cuarta (sic) del contrato de fecha
08 (sic) de junio de 2007, las partes acordaron “extender la vigencia
de este contrato por treinta (30) días continuos adicionales al plazo
establecido en la cláusula segunda, si una vez vencido el mismo, “LA
OFERIDA COMPRADORA” demuestra que el crédito por ella
gestionado, para cumplir a cabalidad con las obligaciones del presente
contrato se encuentra en tramite” (subrayado de esta Alzada) (sic). De
lo que se desprende, sin lugar a dudas, de que el cumplimiento de
obligaciones, mencionado, se refiere al pago del precio; tal como lo
reconocieron los codemandados en el punto 9º) (sic) del escrito de
informes que su apoderada judicial presentó ante esta Alzada (sic).
Ello implica, de manera irrefutable, que las partes concibieron que la
demandante ya estaba obligada a pagar el precio en virtud del
contrato celebrado en fecha 08 (sic) de junio de 2007, porque en la
Cláusula (sic) Quinta (sic) expresaron entender que se trata de una
obligación del contrato ya celebrado, y no de las que surgirían de un
contrato por celebrarse. Todos los razonamientos anteriormente expuestos,
hacen forzoso concluir, que el contrato sub judice, lo es un contrato de
venta, dado que la demandante había asumido la obligación de pagar
el precio, lo cual es extraño a un contrato preparatorio de venta; Y
ASI (sic) SE DECIDE.
(…Omissis…)
La parte actora alegó que, mediante documento de fecha 23 de mayo de
2007, consignado con la demanda marcado “C”, valorado por esta Alzada
(sic) con anterioridad, los codemandados ofrecieron en venta a la
demandante el inmueble al que se refiere el contrato celebrado en
fecha 08 (sic) de junio de 2007, y que allí se indicó que el precio de
venta es la cantidad de DOS MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA
MILLONES DE BOLIVARES (sic) (Bs. 2.850.000.000,00), que deberá
pagarse según las condiciones estipuladas en la negociación y que serán
vertidas en el documento de opción a compra que se firmase una vez
confirmada la aceptación en el término de 15 días calendario. (…
Omissis…) Del mencionado documento de fecha 23 de mayo de 2007,
se observa que los codemandados hicieron a la demandante una firme
oferta de venta, la cual contiene indicación del inmueble ofrecido en
venta y del precio aspirado por ellos; indicando igualmente que el precio
“deberá pagarse según las condiciones estipuladas en la negociación y
que serán vertidas en el documento de opción a compra que se firmase
una vez confirmada la aceptación en el término de 15 días calendario,
según lo establece el Artículo (sic) 44 de la Ley de Arrendamientos
Inmobiliarios”. Independientemente de que en la oferta se haya
calificado como “documento de opción a compra” el que se
suscribiría, lo cierto es que el documento de fecha 23 de mayo de
2007, expresa una oferta simple de venta que contiene los elementos
esenciales de la misma, es decir, la cosa y el precio. La suscripción
posterior del documento de fecha 08 (sic) de junio de 2007, determina
que, tal como se señaló en la oferta, fue confirmada la aceptación por
parte de la demandante. En consecuencia, la intención común de las
partes fue celebrar un contrato de compraventa, cuyo consentimiento
sobre cosa y precio se produjo por la oferta de venta de los
codemandados y la aceptación de la demandante. Por ello, esos hechos
llevan a la convicción de este Sentenciador (sic) de que el acuerdo
contenido en el documento celebrado el día 08 (sic) de junio de 2007,
lo que hizo fue establecer la forma de ejecución de la compraventa
(sic) celebrada, especialmente respecto de las obligaciones
principales relativas al pago del precio y a la tradición mediante el
otorgamiento del documento de propiedad ante la Oficina (sic) de
Registro (sic) competente; Y ASI (sic) SE ESTABLECE.
(…Omissis…)
Con fundamento a los anteriores razonamientos, este Sentenciador (sic)
calificó como compraventa el contrato que la demandante y los
codemandados celebraron en fecha 08 (sic) de junio de 2007, en
virtud de que el propósito de las partes, tomando en cuenta las
exigencias de la ley, la verdad y la buena fe, consistió en la
transferencia de propiedad a cambio del precio pactado; en
consecuencia de lo cual el negocio jurídico celebrado por las partes,
se subsume en la disposición del artículo 1.474 del Código Civil, el
cual establece que “La venta es un contrato por el cual el vendedor se
obliga a transferir la propiedad de una cosa y el comprador a pagar el
precio”, transferencia de propiedad que entre las partes se produjo
como efecto del consentimiento legítimamente manifestado, por
mandato del artículo 1.161 del Código Civil, quedando pendiente de
cumplimiento la obligación principal de los codemandados de hacer la
tradición (artículo 1.488 Código Civil) mediante el otorgamiento del
documento de propiedad ante la Oficina (sic) de Registro (sic)
competente, y la principal de la demandante de pagar el saldo del
precio; Y ASI (sic) SE DECIDE…”. (Mayúsculas del texto).
De lo anterior se observa que el juez de la recurrida al interpretar el contrato
de fecha 8 de junio de 2007, traído por la parte demandante como documento
fundamental, consideró que la intención común de las “partes fue celebrar un
contrato de compraventa (sic), cuyo consentimiento sobre cosa y precio se produjo
por la oferta de venta de los codemandados y la aceptación de la demandante”,
razón por la cual calificó al mencionado contrato como una compra venta.
Visto lo señalado por la recurrida, es necesario realizar ciertas
consideraciones respecto a los contratos de compra venta y las opciones a compra.
El contrato de venta es definido por el artículo 1.474 del Código Civil, como
la convención por el cual el vendedor se obliga a transferir la propiedad de una cosa
y el comprador a pagar el precio.
Por tratarse este de un contrato, debe contener ciertos elementos o condiciones
para la existencia del mismo, los cuales se encuentran establecidos en el artículo
1.141 del Código Civil y son: a) Consentimiento de las partes, que lo constituye el
acuerdo entre éstas el cual se perfecciona cuando manifiestan su voluntad de
contratar. b) Objeto se refiere a la cosa cuya propiedad se transfiere y c) Causa
Lícita.
El contrato de venta posee ciertas características las cuales son:
obligaciones recíprocas.
2. Es un contrato oneroso.
3. Es un contrato consensual: Se perfecciona con el sólo consentimiento
de las partes.
4. Puede ser un contrato de ejecución instantánea o de tracto sucesivo.
5. Es un contrato traslativo de la propiedad u otro derecho vendido.
(Aguilar Gorrondona, José Luís. Contratos y Garantías, Derecho Civil IV.)
Ahora bien, la promesa bilateral de compraventa, ha sido definida por esta
Sala como un contrato sui generis mediante el cual dos o más personas, naturales o
jurídicas, constituyen obligaciones recíprocas a través de las cuales se obligan unos
a vender y otros a comprar un determinado bien. En las cláusulas de estos contratos
se identifican las personas que intervienen –naturales o jurídicas; el bien o bienes
objetos de dicho contrato; la duración del mismo; el precio del o los bienes; la
cantidad de dinero que en calidad de arras o como garantía de cumplimiento de las
estipulaciones contenidas en ese contrato entrega el opcionado o comprador al
opcionante o vendedor y, la penalización que se impone para aquella parte que no
cumpla con lo establecido en el contrato; es decir, la comúnmente denominada
“Cláusula Penal” la cual constituye –se repite una penalización de índole
pecuniaria, generalmente, determinada por las arras o un monto inferior a éstas.
(Sent. S.C.C., ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez de fecha 18122006,
caso Inversiones PP001 C.A.).
En el mismo orden de ideas, esta Sala en un caso similar al hoy planteado, con
ponencia del Magistrado Luís Antonio Ortiz en fecha 9 de julio de 2009, caso:
Ada Preste de Suárez y Santiago Suárez Ferreyro contra Desarrollos 20699, C.A.,
estableció lo siguiente:
Ahora bien, las partes de un contrato pueden válidamente obligarse en los
términos, condiciones y modalidades que ellas mismas convengan en el contrato, lo
cual constituye el principio de la autonomía de la voluntad que les reconoce la
posibilidad de reglamentar por sí mismas el contenido y las particularidades de las
obligaciones que se imponen.
Por lo que los contratantes, siempre y cuando estén dentro del marco de la
legalidad, pueden convenir de acuerdo a sus voluntades, y derogar las convenciones
por sí mismas, así como modificar la estructura del contrato, lo cual obedece a lo
establecido en el artículo 1.159 del Código Civil. (Sent. S.C.C. de fecha 220909
caso: Inversiones Alvamart, C.A. contra Edoval, C.A. y otra).
Así pues, conforme a lo anterior los contratos de promesa bilateral de compra
venta no constituyen una venta, ya que son contratos preparatorios o preliminares,
que preparan la celebración de otro contrato, y en cuyas cláusulas se identifican las
personas intervinientes ya sean naturales o jurídicas, el bien o bienes objetos del
mismo, la duración de éste, el precio del o los bienes, la cantidad de dinero que en
calidad de arras o como garantía de cumplimiento de las estipulaciones contenidas
en ese contrato entrega el opcionado o comprador al opcionante o vendedor y, la
denominada “Cláusula Penal” en caso de incumplimiento de las obligaciones
establecidas en el contrato.
Realizadas las anteriores consideraciones y visto lo señalado por la recurrida,
es menester revisar el contenido del contrato el cual según el formalizante fue
desnaturalizado, y el cual corre inserto en los folios del 40 al 45 de la pieza 1 del
presente expediente y que expresa lo siguiente:
De lo anterior se observa que en las cláusulas del contrato se identificaron las
personas intervinientes en el mismo, el bien objeto del contrato (cláusula primera),
el precio del bien (cláusula segunda), la duración del mismo (cláusula tercera), la
cantidad de dinero que en calidad de arras entrega “la oferida compradora” a “los
oferentes vendedores”, a los fines de garantizar el cumplimiento de la obligación
contraída (cláusula quinta), se estableció la “Cláusula Penal” para aquella parte que
no cumpla con lo establecido en el contrato (cláusula sexta), lo cual evidencia
conforme a las doctrinas y jurisprudencias transcritas, que se trata de un contrato de
promesa bilateral de compraventa.
Asimismo, de la cláusula séptima del contrato deriva la intención de las partes
de celebrar una opción de compra venta al señalar “De concretarse la venta”, lo
que implica que pudiera no concretarse, ya que de acuerdo a la voluntad de las
partes la intención de éstas fue celebrar un contrato de promesa bilateral de compra
venta.
Así pues, al ser un contrato de promesa bilateral de compraventa, su
naturaleza es la de un contrato preparatorio, en el cual hubo un acuerdo de
voluntades de ambas partes contratantes quienes se comprometieron a celebrar el
contrato futuro, en este caso el contrato de compraventa propiamente dicho,
pudiendo este celebrarse o no de acuerdo a la voluntad final de los contratantes tal y
como se expresó en la cláusula séptima de dicho contrato.
De modo que, “las promesas de compraventa, no constituyen una venta, sino
que otorgan un plazo al opcionado para que manifieste su consentimiento mediante
la adquisición del bien objeto de la negociación”, por lo que, el juez de la recurrida,
tal y como lo denunció el formalizante, incurrió en el primer caso de suposición
falsa al calificar el contrato de fecha 8 de junio de 2007, como un “contrato de
venta”, desnaturalizando su contenido y apartándose de esta manera de la intención
de los contratantes, cuando lo cierto es que se trata de un “contrato preliminar de
promesa bilateral de compraventa”, en el cual las partes se obligaron
recíprocamente, una a vender y la otra a comprar, previo el cumplimiento de ciertas
condiciones, las cuales de no ocurrir hacían posible la no celebración del contrato
definitivo.
Por lo demás, no puede pasar por alto esta Sala lo observado en la parte final
de la cláusula sexta del contrato, que indica “…Si “LOS OFERENTES
VENDEDORES” desistieran de la venta, estarán obligados a restituir la cantidad de
(sic) Penal (sic) como justa indemnización por daños y perjuicios…”.
dicha cláusula, utilizando una fórmula general sin asiento en la voluntad de las
partes, quedando claro, que mas allá de cualquier discusión acerca de que si la venta
se había perfeccionado entre las partes, la posibilidad de rescindir del contrato hace
innecesario cualquier otra consideración al respecto.
En consecuencia, por las anteriores consideraciones, esta Sala de Casación
Civil declara con lugar la presente denuncia de falso supuesto por desviación
ideológica o intelectual en la calificación del contrato. Así se establece.
II
Con fundamento en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de Procedimiento
Civil en concordancia con el artículo 320 eiusdem, se denuncia la infracción del
artículo 509 de la ley adjetiva civil por falta de aplicación, “al incurrir en el vicio
denominado silencio de prueba, y por ende omitir en la valoración de la probanza
los hechos que quedaban demostrados a través de la referida copia fotostática de la
misiva fecha 10 de octubre de 2007, suscrita por los ciudadanos José Tomás Puche,
Manuel Ybedeca Romero y José de Sousa Fernández dirigida a la Sucesión
Capuzzi”.
El formalizante desarrolla su denuncia así:
“…Establece la recurrida al efectuar el análisis de las pruebas
promovidas por la parte actora junto al libelo de la demandada lo
siguiente:
“(…)5. Copia fotostática de misiva de fecha 10 de octubre de
2007, suscrita por los ciudadanos JOSE (sic) TOMAS (sic)
PUCHE, MANUEL YBEDECA ROMERO y JOSE (sic) DE SOUSA
FERNANDEZ (sic), dirigida a la SUCESIÓN CAPUZZI, marcada “E”.
Este Sentenciador (sic) observa que dicho instrumentos (sic) es
de los llamados “documentos privados”, el cual si bien es cierto
que se trata de la copia simple de una misiva, también es cierto
que se encuentra firmado en original por su receptor, ciudadano
MAXIMILIANO CAPUZZI, por lo que, al no haber sido
desconocido, ni impugnado, de conformidad con lo establecido en el
artículo 444 del Código de Procedimiento Civil, el mismo adquirió el
carácter del documento privado tenido legalmente como reconocido,
por lo que esta Alzada (sic) le da valor probatorio, de
conformidad con lo establecido en el artículo 1.363 del Código
Civil, para dar por probado el contenido del mismo; Y ASI (sic) SE
DECIDE.” (sic).
Se evidencia de lo transcrito que la recurrida establece en cuanto a la
probanza referida a la copia fotostática de misiva de fecha 10 de
octubre de 2007, suscrita por los ciudadanos JOSE (sic) TOMAS (sic)
PUCHE, MANUEL YBEDECA ROMERO y JOSE DE SOUSA
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante delata la infracción del artículo 509 del Código de
Procedimiento Civil al considerar que el ad quem silenció la prueba consistente en
una copia fotostática de la misiva de fecha 10 de octubre de 2007, suscrita por los
ciudadanos José Tomás Puche, Manuel Ybedeca Romero y José de Sousa Fernández
dirigida a la Sucesión Capuzzi.
Respecto al vicio de silencio de pruebas, esta Sala en sentencia de fecha 12 de
diciembre de 2006, caso Pablo Pérez Pérez contra la sociedad mercantil Promociones
y Construcciones Oriente, C.A., (Proycor), dejó sentado lo siguiente:
“…Respecto al vicio de silencio de pruebas, esta Sala en sentencia
Nro. 00188 de fecha 3 de mayo de 2005, reiterada, entre otras, en
decisión del 18 de julio de 2006, caso: Samán Boutros Halaa, contra
Liliana Del Carmen Romero Figueroa, señaló lo siguiente:
‘…el alegado vicio de silencio de pruebas se produce cuando el
sentenciador ignora completamente el medio probatorio, pues ni
siquiera lo menciona, o cuando refiere su existencia, pero no
expresa su mérito probatorio. Este vicio puede ser denunciado por
cualquiera de las partes, por cuanto una vez que la prueba es
incorporada al expediente, escapa de la esfera dispositiva y pertenece
al proceso, lo que autoriza al juez para valorarla con
independencia de quien la promovió, con fundamento en el
principio de adquisición procesal...’.
De acuerdo a la jurisprudencia precedentemente citada, el silencio de
pruebas ocurre cuando el sentenciador omite analizar la prueba o
cuando simplemente la menciona pero no la analiza. Asimismo,
determina que una vez que la prueba es presentada al juicio pertenece al
proceso y por tanto el juez debe valorarla…”. (Subrayado de la Sala).
De lo anterior se observa que el vicio de silencio de pruebas ocurre cuando el
sentenciador ignora completamente el medio probatorio, sin ni siquiera
mencionarlo, o cuando refiere su existencia, pero no expresa su mérito
probatorio.
Así pues, veamos lo señalado por la recurrida respecto a la carta misiva de
fecha 10 de octubre de 2007:
“…Copia fotostática de misiva de fecha 10 de octubre de 2007,
suscrita por los ciudadanos JOSE (sic) TOMAS (sic) PUCHE,
MANUEL YBEDACA ROMERO y JOSE DE SOUSA FERNANDEZ
(sic), dirigida a la SUCESION CAPUZZI, marcada “E”.
Este Sentenciador (sic) observa que dicho instrumentos es de los
llamados “documentos privados”, el cual si bien es cierto que se trata
de la copia simple de una misiva, también es cierto que se encuentra
firmado en original por su receptor, ciudadano MAXIMILIANO
CAPUZZI, por lo que, al no haber sido desconocido, ni impugnado, de
conformidad con lo establecido en el artículo 444 del Código de
Procedimiento Civil, el mismo adquirió el carácter de documento privado
tenido legalmente como reconocido, por lo que esta Alzada (sic) le da
valor probatorio, de conformidad con lo establecido en el artículo 1.363
del Código Civil, para dar por probado el contenido del mismo; Y ASI
(sic) SE DECIDE…”. (Mayúsculas del texto).
De lo señalado por la recurrida se observa que contrario a lo aseverado por el
formalizante el juez si valoró la mencionada carta misiva, por lo que si lo que
pretende este es que se revise si tal valoración está acorde a derecho, debió
fundamentar su delación en un error de derecho, por haber infringido el juez una
regla de valoración de la prueba, según lo pautado en el artículo 320 eiusdem.
En tal sentido, esta Sala mediante decisión N° 610, de fecha 30 de octubre de
2009, Expediente Nº 2009000348, caso: Julia Rosa García Lugo contra Rosa
Miguelina Piña Lampe De Triana, estableció:
“…es oportuno señalar que si el juez valora la prueba y le otorga
un valor probatorio que no le corresponde por ley, no existe
silencio de prueba, pues el juez si se pronuncia sobre el medio
incorporado al proceso, lo que existe es un error de juzgamiento,
por haber infringido el juez una regla de valoración de la prueba,
que es otra de las modalidades previstas en el artículo 320 del Código
de Procedimiento Civil…”. (Negrillas de la Sala).
De modo que, conforme a lo antes expuesto y a las jurisprudencias ut supra
señaladas, el juzgador de alzada no incurrió en el vicio de silencio de prueba pues la
prueba fue valorada y se le otorgó su respectivo valor probatorio, lo cual es
suficiente para declarar la improcedencia de la presente denuncia. Así se decide.
III
De conformidad a lo previsto en el ordinal 2° del artículo 313 Código de
Procedimiento Civil en concordancia con el artículo 320 eiusdem, se denuncia la
infracción de los artículos 1.359 y 1.360 del Código Civil, por errónea
interpretación, al incurrir el juez en el tercer caso de suposición falsa referido al
“error de percepción a través del cual afirma un hecho que resulta desvirtuado con
otras pruebas cursantes a los autos del expediente o incluso cuando la afirmación
falsa se refiere a una parte del documento en relación con otra parte del mismo”,
específicamente en la oferta de venta autenticada ante la Notaría Pública Segunda
de Puerto Cabello en fecha 23 de mayo de 2007”.
El formalizante fundamenta su denuncia de la siguiente manera:
“…En el caso denunciado se observa que la recurrida incurre en el
tercer caso de suposición falsa denunciado al cometer un error de
percepción del documento contentivo de la oferta de venta autenticada
ante la Notaría Pública Segunda de Puerto cabello (sic) en fecha 23 de
mayo de 2007, afirmando un hecho como es que “la intención común
de las partes fue celebrar un contrato de compraventa (sic)”,
hecho éste que resulta desvirtuado con el mismo documento, al establecer
textualmente que las condiciones de la oferta de venta serían vertidas
en el documento de opción a compra que tendría lugar posteriormente
como se evidencia a continuación:
En efecto, establece la recurrida textualmente, lo siguiente:
“(…) Independientemente de que en la oferta se haya calificado
como documento de opción a compra el que se suscribiría, lo cierto
es que el documento de fecha 23 de mayo de 2007, expresa una
oferta simple de venta que contiene los elementos esenciales de la
misma, es decir, la cosas y el precio. La suscripción posterior
del documento de fecha 08 (sic) de junio de 2007, determina que,
tal como se señaló en la oferta, fue confirmada la aceptación por
parte de la demandante. En consecuencia, la intención común de las
partes fue celebrar un contrato de compraventa (sic), cuyo
consentimiento sobre cosa y precio se produjo por la oferta de
venta de los codemandados y la aceptación de la demandante.
Por ello, esos hechos llevan a la convicción de este Sentenciador
(sic) de que el acuerdo contenido en el documento celebrado el
día 08 (sic) de junio de 2007, lo que hizo fue establecer la forma
de ejecución de la compraventa (sic) celebrada especialmente
respecto de las obligaciones principales relativas al pago del
precio y a la tradición mediante el otorgamiento del documento
del propiedad ante la Oficina (sic) de Registro (sic) competente; Y
ASI (sic) SE ESTABLECE.
Sin embargo, previamente y al efectuar el análisis del valor probatorio del
documento referido a la Oferta (sic) de Venta (sic) de fecha 23 de
mayo de 2007, señaló la recurrida, lo siguiente:
“SEGUNDA. PRUEBAS ACOMPAÑADAS A LA DEMANDA DE
CUMPLIMIENTO DE CONTRATO: (…)
3. Original de Oferta (sic) de Venta (sic) autenticada ante la
Notaría Pública Segunda de Puerto Cabello, en fecha 23 de mayo
de 2007, bajo el No. 68, Tomo 39, de los Libros (sic) de
Autenticaciones (sic) llevados por esa Notaría (sic), marcada
“C”.
Dicho documento, al no haber sido tachado de falso, aprecia de
conformidad con lo establecido en los artículos 1.359 y 1.360,
(sic) del Código Civil, para dar por probada la oferta de venta, que la
SUCESIÓN CAPUZZI DI PRINZIO AMLETO ANTONIO, representada
por los ciudadanos IRENE BURGIO DE CAPUZZI, PATRICIA
CAPUZZI DE SCACLIATI, FABRISIO CAPUZZI y MAXIMILIANO
CAPUZZI, realizara a la sociedad mercantil TOMCAR C.A.,
ALMACEN (sic), por el área de terreno que mide 13.681 Mtrs2,
ubicado en le Urbanización (sic) Industrial (sic) la Belisa, calle
Cadafe, jurisdicción de la Parroquia (sic) Juan José Flores del
Municipio Puerto Cabello, Estado (sic) Carabobo, por el precio de
DOS MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA MILLONES DE
BOLÍVARES (Bs. 2.850.000,00) condiciones éstas que serían
vertidas en el documento de opción a compra que tendría lugar
una vez confirmada la aceptación; Y ASI (sic) SE DECIDE…”.
(Resaltado nuestro).
El documento que corre inserto a los autos al folio 37 y el cual puede
ser revisado por esta Sala de Casación Civil dada la índole de la
presente denuncia, establece lo siguiente:
“(…) Nosotros Sucesión Capuzzi (…) OFRECE EN VENTA un área de
terreno de su propiedad que mide (…) a la entidad mercantil
TOMCAR, C.A., domiciliada en Puerto Cabello (…)
representada por su Director (sic) General (sic) Manuel
Salvador Piña Romero (sic) inmueble que ocupa desde el
primero de febrero de 2006 según contrato de arrendamiento
otorgado por la Notaría (…) El precio de la venta será de DOS
MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA MILLONES DE BOLÍVARES
(Bs. 2.850.000,00) que deberá pagarse según las condiciones
estipuladas en la negociación y que serán vertidas en el
documento de opción a compra que se firmase una vez confirmada
la aceptación”. (Resaltado nuestro)
Es evidente de la transcripción del documento contentivo de la Oferta
(sic) de Venta (sic) suscrita en fecha 23 de mayo de 2007, al cual la
recurrida le da pleno valor probatorio, que expresamente se pautó que
las condiciones de la futura negociación estarían vertidas en un
documento de opción a compra y no como afirma la recurrida que “en
consecuencia, la intención común de las partes fue celebrar un
contrato de compraventa, (sic) cuyo consentimiento sobre cosa y
precio se produjo por la oferta de venta de los codemandados y la
aceptación de la demandante”.
Incurre así la recurrida en el tercer caso de suposición falsa al dar por
cierto el hecho de que la intención común de las partes fue celebrar
un contrato de compraventa (sic) cuando del mismo documento
analizado se evidencia que la intención fue la de suscribir un contrato
de opción de compra, lo cual influye en el dispositivo del fallo al
haberse establecido la condena para mi representada de efectuar la
tradición del inmueble, con el otorgamiento definitivo del documento
de venta, cuando dicho documento constituía una opción de
compraventa (sic).
En consecuencia y vista la ocurrencia del vicio del (sic) de suposición
falsa referido al error de percepción del sentenciador a través del cual
afirmó un hecho que resulta desvirtuado con el mismo documento
analizado, específicamente el de la oferta de venta autenticada ante la
Notaría Pública Segunda de Puerto cabello (sic) en fecha 23 de mayo
de 2007, solicito a la Sala declare la procedencia del vicio de
infracción de ley (casación sobre los hechos) denunciado y en
definitiva declare con lugar el recurso de casación anunciado…”.
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante indica que el ad quem incurrió en el tercer caso de suposición
falsa, al haber dado por cierto el hecho de que la intención común de las partes fue
celebrar un contrato de compraventa cuando del mismo documento analizado oferta
de venta de fecha 23 de mayo de 2007 se evidencia que la intención fue la de
suscribir un contrato de opción de compra.
En relación al tercer caso de suposición falsa, esta Sala ha indicado que éste
“ocurre cuando el juez da por demostrado un hecho con pruebas cuya inexactitud
resulta de actas e instrumentos del expediente. Se trata de un error de percepción a
través del cual el sentenciador afirma un hecho que resulta desvirtuado con otras
pruebas cursantes a los autos del expediente”. (Sent. S.C.C. de fecha 190505,
caso: caso: Jesús Enrique Gutiérrez Flores contra Carmen Noelia Contreras).
Ahora bien, del desarrollo de la denuncia se observa que el formalizante lo
que pretende delatar es el error en la valoración de la mencionada oferta y no el
tercer caso de suposición falsa, pues éste se produce cuando el juez da por
demostrado un hecho con pruebas cuya inexactitud resulta de actas e instrumentos
del expediente, las cuales ni siquiera fueron mencionadas en la delación, pues tan
sólo señaló que “ el error de percepción del sentenciador a través del cual afirmó
un hecho que resulta desvirtuado con el mismo documento analizado,
específicamente el de la oferta de venta autenticada ante la Notaría Pública
Segunda de Puerto cabello (sic) en fecha 23 de mayo de 2007”.
De modo que, la Sala debe desechar la presente denuncia por falta de técnica.
Así se decide.
IV
De conformidad a lo previsto en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de
Procedimiento Civil en concordancia con el artículo 320 eiusdem, se denuncia la
infracción de los artículos 1.359 y 1.360 del Código Civil, por errónea
interpretación, al incurrir el juez en el tercer caso de suposición falsa.
El formalizante en su denuncia expresa:
“…Afirma la recurrida, hecho supuesto falsamente, que del análisis de las
cláusulas cuarta y quinta del contrato celebrado en fecha 08 (sic) de
junio de 2007, se evidencia que “es un contrato de venta por cuanto
la demandante había asumido la obligación de pagar el precio” y
“que las partes concibieron que la demandante ya estaba obligada a
pagar el precio en virtud del contrato celebrado en fecha 08 (sic) de
junio de 2007, porque en la Cláusula (sic) Quinta (sic) expresaron
entender que se trata de una obligación del contrato celebrado, y no
de las que surgirían de un contrato por celebrarse”, siendo que esta
afirmación constituye una suposición falsa por cuanto se evidencia
del contrato referido y específicamente de la cláusula cuarta en la cual
fundamenta la falsa afirmación, lo siguiente:
“Cláusula Cuarta: Las partes convienen en extender la vigencia
de este contrato por treinta (30) días continuos al plazo establecido
en la cláusula segunda, si una vez vencido el mismo “LA OFERIDA
COMPRADORA” demuestra que el crédito por ella gestionado, para
cumplir a cabalidad con las obligaciones del presente contrato se
encuentra en trámite. Así mismo (sic) “LA OFERIDA
COMPRADORA”, en caso de hacer uso de esta prórroga
especial, se compromete a pagar la suma de dieciocho (sic)
millones (sic) de bolívares (sic) (Bs. 18.000.000,00) en atención al
perjuicio que se pudiera ocasionar con la demora, dicha suma no será
imputada al precio definitivo de venta”.
La cláusula quinta por su parte señala:
“Cláusula Quinta: A los fines de garantizar el cumplimiento de
la obligación contraída “LA OFERIDA COMPRADORA” entrega
en este acto en calidad de arras a “LOS OFERENTES
VENDEDORES” la suma de OCHOCIENTOS MILLONES DE
BOLÍVARES (Bs. 800.000.000,00) que reciben en este acto “LOS
OFERENTES VENDERORES (sic)”. Dicha suma de dinero será
imputada al precio definitivo de la venta fijado en la cláusula
segunda. (…)”
Ahora bien, el hecho de haber previsto el precio de la futura
negociación no implica per se que el contrato puede ser calificado
jurídicamente como un contrato de venta, errando el sentenciador en
la percepción del hecho concreto referido al precio, el haber
estipulado el precio en el contrato como el haber indicado que lo
otorgado en concepto de arras podía ser imputado al precio definitivo
no altera la calificación del contrato promesa bilateral del
compraventa (sic) a venta, como erradamente estableció la sentencia
recurrida.
(…Omissis…)
Se evidencia de lo expuesto que el hecho de haber convenido el precio
y de preverse la imputación al precio de las arras recibidas al
momento de perfeccionarse la compraventa (sic), no implica que se
desnaturalice la calificación jurídica del contrato a venta,
manteniéndose, como establece el criterio jurisprudencial transcrito,
como promesa bilateral de compraventa (sic).
En consecuencia y vista la ocurrencia del vicio de suposición falsa,
referido al error de percepción del sentenciador a través del cual
afirmó un hecho que resulta desvirtuado con el mismo documento
analizado, específicamente el de la promesa bilateral de compraventa
autenticada ante la Notaría Pública Segunda de Puerto Cabello en
fecha 8 de junio de 2007, solicito a la Sala de Casación Civil declare
la procedencia del vicio por infracción de ley (casación sobre los
hechos) denunciado y, en definitiva, declare con lugar el recurso de
casación anunciado…”. (Subrayado, negritas y cursivas del texto).
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante pretende delatar el error en la interpretación del contrato de
fecha 8 de junio de 2007, arguyendo que el juez de la recurrida incurrió en el tercer
caso de suposición falsa al analizar las cláusulas cuarta y quinta del mencionado
contrato al señalar que “…se evidencia que “es un contrato de venta por cuanto la
demandante había asumido la obligación de pagar el precio” y “que las partes
concibieron que la demandante ya esta (sic) obligada a pagar el precio en virtud del
contrato celebrado en fecha 08 (sic) de junio de 2007, porque en la Cláusula (sic)
Quinta (sic) expresaron entender que se trata de una obligación del contrato
celebrado, y no de las que surgirían de un contrato por celebrarse…”.
En relación, a la técnica para denunciar el error de interpretación de los
contratos, la Sala en sentencia de fecha 12 de agosto de 2005, expediente 2005
000205, caso: ANA TERESA PÉREZ VIVAS contra FANNY COROMOTO
SÁNCHEZ RODRÍGUEZ y JHONNY ALBERTO COLLAZO COLLAZO, señaló lo
siguiente:
de infracción del artículo 1.359 y 1.360 del Código Civil, por inadecuada
fundamentación, aunado a que en la primera denuncia por infracción de ley fue
analizada y resuelta la relativa a la interpretación del contrato hecha por el juez de
la recurrida, por lo que es innecesario un nuevo pronunciamiento al respecto. Así se
establece.
V
Con apoyo en lo previsto en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de
Procedimiento Civil se denuncia la infracción del artículo 1.161 del Código Civil
por errónea interpretación de la siguiente manera:
“…Se evidencia de la transcripción efectuada que la recurrida da un
alcance y sentido distinto al previsto por el legislador en al artículo
1161 (sic) del Código Civil, en efecto prevé la mencionada norma que
el derecho de propiedad se transmite por efecto del consentimiento
legítimamente manifestado, indicando la sentencia recurrida que fue
“constatado entre las partes se celebró una compraventa (sic)” sin que
las partes apareza (sic) que hayan sujetado la transmisión de
propiedad a término, condición u otra modalidad, estableciendo
textualmente que la propiedad, se produjo por mandato de la ley
“de conformidad con el precepto del artículo 1.161 del Código
Civil”; mas (sic) sin embargo afirma en la misma sentencia recurrida,
que de conformidad a lo previsto en la cláusula novena del referido
contrato, calificado como un documento contentivo de una compraventa
(sic), “mientras no se otorgue el documento de venta en la Oficina
(sic) de Registro (sic) “LA OFERIDA COMPRADORA” pagará los
cánones de arrendamiento que se venzan”; es decir que si la parte
actora paga cánones de arrendamiento no puede afirmarse que la
transferencia de propiedad se produjo por mandato de ley, de
conformidad con el precepto del artículo 1.161 del Código Civil, por
cuanto si se es propietario desde el momento de la firma del contrato,
es decir desde la fecha 08 (sic) de junio de 2007, entonces ¿cómo
(sic) continúa pagando cánones de arrendamiento?
La recurrida incurre en el error de interpretación del artículo 1161 (sic) del
Código Civil, al otorgarle un alcance distinto al previsto por el
legislador, por cuanto al verificar la existencia del pago de cánones
de arrendamiento por parte del oferido comprador, debe con
fundamento a la correcta interpretación del artículo denunciado como
infringido, concluir que no ha existido transmisión de propiedad por cuanto no
existe el consentimiento legítimo para dicha transmisión, al no encontrarse el
oferido comprador en condición de arrendatario, preverse pago de cánones
de arrendamiento sobre el mencionado inmueble.
La denuncia expuesta tiene influencia en el dispositivo del fallo por
cuanto, de establecerse el adecuado alcance y sentido a la norma jurídica
denunciada como infringida, debe el sentenciador concluir que no ha
existido consentimiento legítimamente manifestado para que se produzca la
transmisión de la propiedad y, por ende, la calificación del contrato
no es el de una venta perfecta sino de una promesa bilateral de
compra venta.
En consecuencia, solicito sea declarada por esta Sala de Casación
Civil la procedencia de la presente denuncia de infracción de ley por
errónea interpretación del artículo 1.161 del Código Civil y, en
consecuencia, la procedencia del recurso de casación anunciado…”.
(Negritas y subrayado del texto).
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante delata la errónea interpretación del artículo 1.161 del Código
Civil, al haber el juzgador de alzada establecido que hubo transmisión de la
propiedad conforme al mencionado artículo, siendo que según el recurrente no hubo
consentimiento legítimamente manifestado para que se produjera tal transmisión de
propiedad.
La errónea interpretación ocurre cuando se desnaturaliza el sentido de la
norma y se desconoce su significado, en cuyo supuesto, el juzgador, aún
reconociendo la existencia y validez de la norma apropiada al caso, yerra en su
alcance general y abstracto, haciéndose derivar de ella consecuencias que no
resultan de su contenido.(Sent. S.C.C. de fecha 300709, caso: Yannet Vinicia
Quijada Ledesma contra José Luis Reyes González).
El artículo 1.161 del Código Civil señalado como infringido expresa:
“…En los contratos que tienen por objeto la transmisión de la
propiedad u otro derecho, la propiedad o derecho se transmiten y se
adquieren por efecto del consentimiento legítimamente
manifestado…”.
A fin de constatar lo denunciado por el formalizante, es menester revisar lo
indicado por la recurrida al respecto:
“…Por otra parte, la declaración accesoria de la Cláusula (sic)
Novena (sic) en cuanto a que “mientras no se otorgue el documento de
venta en la Oficina (sic) de Registro (sic) “LA OFERIDA
COMPRADORA” pagará los cánones de arrendamiento que se
venzan”, no implica inferir necesariamente que las partes entendieron que
no se había transferido la propiedad. Sumado al hecho de que el contrato
no contiene un inequívoco reconocimiento de la conservación de la
propiedad en manos de los codemandados, presumir que las partes, quienes
no son abogados, tienen un preciso conocimiento de todos los aspectos
legales de las negociaciones que realizan, sería desconocer las realidades
sociales y del mundo de la contratación, sobre todo si se considera que
la referida declaración de la Cláusula (sic) Novena (sic) es solamente
un aspecto accidental y no revelado como determinante o esencial del
contrato. Por lo que constatado que entre las partes se celebró una
compraventa (sic), sin que, de la verificada común intención de las
mismas, aparezca que hayan sujetado la transmisión de propiedad a
término, condición u otra modalidad, dicha transferencia de propiedad, se
produjo por mandato de la ley, de conformidad con el precepto del artículo
1.161 del Código Civil; lo cual cobra mayor vigencia, al entender este
sentenciador que dicha cláusula, no puede ser vista aisladamente, sin
considerar el intento práctico de las partes, que surge del contrato en su
conjunto, que no es otro, que la venta del inmueble con diferimiento
del cumplimiento de la tradición y del pago del saldo del precio. Por
ello, la Cláusula (sic) Novena (sic) no puede desvirtuar la naturaleza
de contrato de compraventa que surge claramente del intento práctico
de las partes, en consecuencia, la excepción formulada por los co
demandados de autos de que lo estipulado en la Cláusula (sic) Novena
(sic) es suficiente para determinar la no transmisión de propiedad y la
naturaleza preparatoria del contrato, no puede prosperar; Y ASI (sic)
SE DECIDE.
Con fundamento a los anteriores razonamientos, este Sentenciador (sic)
calificó como compraventa el contrato que la demandante y los
codemandados celebraron en fecha 08 (sic) de junio de 2007, en
virtud de que el propósito de las partes, tomando en cuenta las
exigencias de la ley, la verdad y la buena fe, consistió en la
transferencia de propiedad a cambio del precio pactado; en
consecuencia de lo cual el negocio jurídico celebrado por las partes,
se subsume en la disposición del artículo 1.474 del Código Civil, el
cual establece que “La venta es un contrato por el cual el vendedor se
obliga a transferir la propiedad de una cosa y el comprador a pagar el
precio”, transferencia de propiedad que entre las partes se produjo
como efecto del consentimiento legítimamente manifestado, por
mandato del artículo 1.161 del Código Civil, quedando pendiente de
cumplimiento la obligación principal de los codemandados de hacer la
tradición (artículo 1.488 Código Civil) mediante el otorgamiento del
documento de propiedad ante la Oficina (sic) de Registro (sic)
competente, y la principal de la demandante de pagar el saldo del
precio…”. (Mayúsculas del texto y subrayado de la Sala).
De lo anterior se observa que la recurrida al calificar el contrato como una
compraventa, estableció que hubo transmisión de la propiedad como efecto del
De modo que, al ser el contrato de fecha 8 de junio de 2007 un contrato de
promesa bilateral de compraventa el cual constituye un contrato preliminar en el
cual las partes expresaron su consentimiento ab initio para la celebración del
contrato futuro, en modo alguno hubo transmisión de la propiedad, lo cual evidencia
el error en que incurrió el juez de alzada al considerar que hubo transmisión de la
propiedad conforme al artículo 1.161 del Código Civil, evidenciándose de esta
manera la errónea interpretación de tal artículo realizada por el ad quem, producto
de la equívoca consideración realizada al calificar el contrato en análisis, razón
suficiente para declarar procedente la presente denuncia. Así se decide.
VI
Con apoyo en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil
en concordancia con el artículo 320 eiusdem, se denuncia la infracción del artículo
1.263 del Código Civil por errónea interpretación.
El formalizante al respecto indica:
La cláusula quinta del contrato de promesa bilateral de compraventa
(sic) establece:
“A los fines de garantizar el cumplimiento de la obligación
contraída “LA OFERIDA COMPRADORA” entrega en este acto,
en calidad de arras a “LOS OFERENRESVENDEDORES” la suma
de OCHOCIENTOS MILLONES DE BOLÍVARES (BS. (sic)
800.000,00) que reciben en este acto “LOS OFERENTES
VENDEDORES (sic). Dicha suma de dinero, será imputada al
precio definitivo de venta fijado en la cláusula segunda, por lo que
“LA OFERIDA COMPRADORA” pagará el remanente en el
momento del otorgamiento del documento definitivo por las oficinas
del Registro (sic) Inmobilario (sic), es decir (sic) la suma de DOS
MIL CINCUENTA MILLONES DE BOLÍVARES (BS. (sic)
2.050.000,00)”.
De lo expuesto se evidencia que en el contrato de promesa bilateral de
compra venta se estipula expresamente que las arras se reciben en el
acto se constituyen para garantizar el cumplimiento de la
obligación, es decir, se estipula que las arras ofrecidas lo son en
garantía de los daños y perjuicios, ello de conformidad a lo previsto en la
norma denunciada como infringida al errar en el establecimiento de sus
alcance y sentido al expresar, que “ las arras a las que se refiere la
Cláusula (sic) Quinta (sic) no son “penales” sino “confirmatorias” de la
celebración del contrato, en virtud de que son imputables al precio
pactado, diferenciación conceptual no prevista en el artículo 1263 (sic)
del Código Civil ni aceptada por la jurisprudencia patria, por cuanto las
arras constituyen es (sic) garantía de los daños y perjuicios que
pueden causarse. El hecho de que posteriormente y tomando como
supuesto de que al concretarse la futura venta se considerara lo
recibido como parte del precio, no desnaturaliza la calificación jurídica
de las arras como están prevista (sic) en nuestro Código Civil y que
erradamente interpretó la recurrida.
La denuncia expuesta tiene influencia en el dispositivo del fallo por
cuanto, de establecerse el adecuado alcance y sentido a la norma jurídica
denunciada como infringida, debe el sentenciador concluir que existe (sic) las
arras como garantía del cumplimiento del contrato y, por ende, la
calificación del contrato no es el de una venta perfecta sino de una
promesa bilateral de compra venta.
En consecuencia, solicito sea declarada por esta Sala de Casación
Civil la procedencia de la presente denuncia de infracción de ley por
errónea interpretación del artículo del (sic) artículo 1263 (sic) del
Código Civil y, en consecuencia, la procedencia del recurso de
casación anunciado…”. (Cursivas, negritas y subrayado del texto).
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante denuncia la errónea interpretación del artículo 1.263 del
Código Civil ya que según sus dichos el juez de la recurrida al interpretar la
cláusula quinta desnaturalizó la calificación jurídica de las arras, siendo ello
determinante en el dispositivo del fallo por cuanto el ad quem debió “concluir que
existe (sic) las arras como garantía del cumplimiento del contrato y, por ende, la
calificación del contrato no es el de una venta perfecta sino de una promesa
bilateral de compra venta”.
Del desarrollo de la denuncia se observa que esta va dirigida a delatar el error
cometido por el juez al interpretar la cláusula quinta del contrato de fecha 8 de junio
de 2007, interpretación que se originó de la equívoca calificación del contrato,
decretada en la primera denuncia, lo cual hace innecesario analizar la interpretación
hecha por el juzgador de alzada respecto a tal cláusula, ya que esta parte de premisas
equívocas ya señaladas por la Sala.
Aunado al hecho que el formalizante no cumplió con la técnica de señalar cuál
era la adecuada interpretación que el juez de la recurrida debió dar a la norma
considerada como infringida, lo que conforme a todo lo anteriormente expuesto
conlleva a la Sala a desestimar la denuncia de infracción del artículo 1.263 del
Código Civil. Así se establece.
VII y VIII
Por cuanto las denuncias VII y VIII guardan similitud en los fundamentos,
esta Sala pasa a conocerlas en conjunto:
En la denuncia VII el formalizante señala:
“…Se evidencia de la transcripción efectuada de la recurrida, que el
sentenciador integra una pretendida máxima de experiencia al artículo
1161 (sic) del Código Civil, indicando en la sentencia recurrida que
la transmisión de la propiedad, se produjo por mandato de la ley,
“de conformidad con el precepto del artículo 1.161 del Código Civil”
independientemente de que quedó demostrado en juicio que la parte
actora paga cánones de arredamiento, bajo el argumento de la
“intención practica (sic)” que a su decir demostraron las partes de
transmisión de propiedad, justificada en la circunstancia de que estas
(sic), al no ser abogados, no podían tener un preciso conocimiento de
todos los aspectos legales de las negociaciones que realizan. Desde
luego que esta afirmación, proveniente del conocimiento privado del
Juez (sic), constituye una generalización que no puede ser empleada
como máxima de experiencia para subsumir los hechos previstos en la
cláusula novena del contrato, y derivar un alcance y sentido que no es
el propio del artículo denunciado como infringido.
Así, establece la recurrida “que sería desconocer la realidad si se acepta
que las partes, que no son abogados, puedan tener un preciso
conocimiento de todos los aspectos legales de las negociaciones que
realizan”, efectuando una generalización que no es válida. Esta
apreciación incorrecta de la recurrida la utiliza además en el mismo
párrafo para justificar una supuesta “intención práctica de las
partes…” de celebrar una venta y no una promesa bilateral de
compraventa.
Esta generalización del Sentenciador (sic), que desde luego se refiere
a su conocimiento privado, es absolutamente errada y contraria a los
elementales postulados sobre el régimen de establecimiento y
cumplimiento de las obligaciones en el derecho venezolano.
(…Omissis…)
En abierta contradicción con estos principios fundamentales se coloca
el Sentenciador (sic) cuando afirma en la recurrida que “…presumir
que las partes, quienes no son abogados, tienen un preciso
conocimiento de todos los aspectos legales de las negociaciones que
realizan, sería desconocer las realidades sociales y del mundo de la
contratación…”. Desde luego que tal generalización es radicalmente
opuesta a lo contemplado en los artículos 2, 1.160 y 1.264 del Código
Civil, antes indicado.
Estos mismos postulados fundamentales resultan transgredidos cuando el
Sentenciador (sic), para llegar a su condición decisoria, acude a la
“intención practica (sic)” de las partes al contratar. Desde luego que
el contrato, una vez formado, debe cumplirse exactamente como fue
convenido, lo cual constan en el texto del mismo. No puede en este
sentido acudirse a la “intensión (sic) práctica” de las partes, cuestión por
demás subjetiva y parcial.
(…Omissis…)
En consecuencia, es evidente que el artículo 1.161 del Código Civil
no podía integrársele la máxima de experiencia denunciada como
infringida. Ello trae como consecuencia que, al incurrir en el
denunciado vicio, se produce la errónea calificación del contrato
que conlleva a la declaratoria con lugar de la demanda por lo que
lo denunciado tiene influencia decisiva en el fallo recurrido.
En consecuencia, solicito sea declarada por esta Sala de Casación
Civil la procedencia de la presente denuncia de infracción de ley por
errónea interpretación de la máxima de experiencia empleada y del
artículo 1.161 del Código Civil, en (sic) por ende la declaratoria con
lugar del recurso de casación anunciado…”. (Negritas del texto).
En el desarrollo de la denuncia VIII el formalizante señala:
“…De lo expuesto se evidencia que la recurrida establece que la
intención “práctica” que a su decir demostraron las partes de
transmisión de propiedad, está fundamentada en la circunstancia de que no
son abogados, por lo que no podían tener un preciso conocimiento
de todos los aspectos legales de las negociaciones que realizan.
(…Omissis…)
Incurre la recurrida en la falta de aplicación de las normas
denunciadas como infringidas, por cuanto establece que por el hecho
de no ser abogados las partes que suscriben el contrato, no podrían
tener un preciso conocimiento de los aspectos legales de la
negociación, cuando en aplicación de las normas transcritas, las
obligaciones que se asumen deben cumplirse exactamente como han sido
contraídas, incluyendo las consecuencias que de dichos contratos se
deriven, lo cual constituye ley entre las partes.
Evidentemente, es errada la afirmación del Sentenciador (sic) según
la cual “presumir que las partes quienes no son abogados, tienen un
preciso conocimiento de todos los aspectos legales de las
negociaciones que realizan, sería desconocer las realidades sociales
y del mundo de la contratación…”, puesto que a tenor del artículo
1.160 del Código Civil , “los contratos deben ejecutarse de buena fe y
obligan no solamente a cumplir lo expresado en ellos, sino a todas
las consecuencias que se derivan de los mismos contratos…”.
Adicionalmente, vale indicar que el hecho de que, como afirma la
recurrida, no tengan las partes el preciso conocimiento de todas las
implicaciones legales de la negociación que suscriben, no las excusas de su
cumplimiento, por aplicación directa del artículo 2 el Código Civil.
(…Omissis…)
Lo expuesto influye en la parte dispositiva del fallo por cuanto la falta de
aplicación de las normas jurídicas denunciadas, trae como consecuencia
que el Juez (sic) de la recurrida afirme que “ la Cláusula (sic) Novena
(sic) no puede desvirtuar la naturaleza del contrato de compraventa
(sic) que surge claramente del intento práctico de las partes, en
consecuencia, la excepción formulada por los codemandados de
autos de que lo estipulado en la Cláusula (sic) Novena (sic) es
suficiente para determinar la no transmisión de propiedad y la
naturaleza preparatoria del contrato, no puede prosperar”.
En consecuencia, solicito sea declarada por esta Sala de Casación
Civil la procedencia de la presente denuncia de infracción de ley por
falta de aplicación de los artículos 2, 1.159, 1160 (sic) y 1254 (sic)
del Código Civil y por ende, la declaratoria con lugar del recurso de
casación anunciado…”. (Cursivas, negritas y subrayado del texto).
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante en ambas denuncias demuestra falta de claridad y precisión en
lo que pretende con las mismas, sin embargo, se observa que éste se centra en argüir
que la recurrida infringió los artículos 1.161, 1.160 y 1.264 del Código Civil, al
indicar que la transmisión de la propiedad, se produjo por mandato de la ley, “de
conformidad con el precepto del artículo 1.161 del Código Civil” bajo el argumento
de la “…intención practica (sic) que a su decir demostraron las partes de
transmisión de propiedad, justificada en la circunstancia de que estas (sic), al no
ser abogados, no podían tener un preciso conocimiento de todos los aspectos legales
de las negociaciones que realizan…”.
Ahora bien la recurrida señaló:
“…Por otra parte, la declaración accesoria de la Cláusula (sic)
Novena (sic) en cuanto a que “mientras no se otorgue el documento de
venta en la Oficina (sic) de Registro (sic) “LA OFERIDA
COMPRADORA” pagará los cánones de arrendamiento que se
venzan”, no implica inferir necesariamente que las partes entendieron que
no se había transferido la propiedad. Sumado al hecho de que el
contrato no contiene un inequívoco reconocimiento de la conservación
de la propiedad en manos de los codemandados, presumir que las partes,
quienes no son abogados, tienen un preciso conocimiento de todos los
aspectos legales de las negociaciones que realizan, sería desconocer las
realidades sociales y del mundo de la contratación, sobre todo si se
considera que la referida declaración de la Cláusula (sic) Novena (sic)
es solamente un aspecto accidental y no revelado como determinante
o esencial del contrato. Por lo que constatado que entre las partes se
celebró una compraventa (sic), sin que, de la verificada común
intención de las mismas, aparezca que hayan sujetado la transmisión
de propiedad a término, condición u otra modalidad, dicha
transferencia de propiedad, se produjo por mandato de la ley, de
conformidad con el precepto del artículo 1.161 del Código Civil; lo
cual cobra mayor vigencia, al entender este sentenciador que dicha
cláusula, no puede ser vista aisladamente, sin considerar el intento
práctico de las partes, que surge del contrato en su conjunto, que no
es otro, que la venta del inmueble con diferimiento del cumplimiento
de la tradición y del pago del saldo del precio. Por ello, la Cláusula
(sic) Novena (sic) no puede desvirtuar la naturaleza de contrato de
compraventa que surge claramente del intento práctico de las partes,
en consecuencia, la excepción formulada por los codemandados de
autos de que lo estipulado en la Cláusula (sic) Novena (sic) es
suficiente para determinar la no transmisión de propiedad y la
naturaleza preparatoria del contrato, no puede prosperar; Y ASI (sic)
SE DECIDE.
Con fundamento a los anteriores razonamientos, este Sentenciador (sic)
calificó como compraventa el contrato que la demandante y los
codemandados celebraron en fecha 08 (sic) de junio de 2007, en
virtud de que el propósito de las partes, tomando en cuenta las
exigencias de la ley, la verdad y la buena fe, consistió en la
transferencia de propiedad a cambio del precio pactado; en
consecuencia de lo cual el negocio jurídico celebrado por las partes,
se subsume en la disposición del artículo 1.474 del Código Civil, el
cual establece que “La venta es un contrato por el cual el vendedor se
obliga a transferir la propiedad de una cosa y el comprador a pagar el
precio”, transferencia de propiedad que entre las partes se produjo
como efecto del consentimiento legítimamente manifestado, por
mandato del artículo 1.161 del Código Civil, quedando pendiente de
cumplimiento la obligación principal de los codemandados de hacer la
tradición (artículo 1.488 Código Civil) mediante el otorgamiento del
documento de propiedad ante la Oficina de Registro competente, y la
principal de la demandante de pagar el saldo del precio…”.
(Mayúsculas del texto y subrayado de la Sala).
Ahora bien de la recurrida se observa que el juzgador al calificar el contrato
como una compraventa, estableció que hubo transmisión de la propiedad como
efecto del consentimiento legítimamente manifestado por mandato del artículo 1.161
del Código Civil, y no con fundamento en la “intención práctica” de las partes
quienes “al no ser abogados, no podían tener un preciso conocimiento de todos los
aspectos legales de las negociaciones que realizan”.
De modo que lo argüido por el formalizante como fundamento del juez para
declarar que hubo transmisión de la propiedad, en modo alguno coincide con lo
indicado por el juez de la recurrida, lo cual es razón suficiente para declarar la
improcedencia de ambas denuncias. Así se decide.
IX
De conformidad a lo previsto en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de
Procedimiento Civil en concordancia con el artículo 320 eiusdem, se denuncia la
infracción por la recurrida del artículo 340 numeral 6 de la Ley Adjetiva Civil por
falsa aplicación, “por el error en el establecimiento de las pruebas promovidas por
el actor como de seguida expuso:
“…De conformidad a lo previsto en el artículo 340, numeral 6°, del
Código de Procedimiento Civil, “El Libelo (sic) de la demanda
deberá expresar: (…) 6° Los instrumentos en que se fundamenta la
pretensión, esto es, aquellos de los cuales se derive inmediatamente el
derecho deducido, los cuales deberán producirse con el libelo”.
Se evidencia del artículo antes transcrito que, junto con el libelo de la
demanda debe producirse únicamente el o los documentos fundamentales
en los que se basa la pretensión, siendo ese (sic) el momento legal
para establecer dicha prueba en juicio, por lo que las restantes
probanzas, que no constituyan documento fundamental del cual se
deriva inmediatamente el derecho deducido, deberán producirse en
otra oportunidad legal, como es, el lapso probatorio, so pena de que
quedar mal establecidas las probanzas en el proceso, por incorporarse al
mismo violando las normas legales de establecimiento de las pruebas
en el proceso y por ende no pueden ser objeto de valoración
probatoria alguna.
Por su parte, el artículo 396 del Código de Procedimiento Civil prevé
la oportunidad en la cual deben ingresar las restantes pruebas al
proceso, es decir, aquellas (sic) que no constituyan documento
fundamental en los que se basa la pretensión…
(…Omissis…)
La oportunidad para establecer las pruebas en el proceso obra mayor
importancia y de allí su influencia en el dispositivito del fallo, en
razón a que dependiendo del momento en que son promovidas e
incorporadas en el proceso, la parte contraria tendrá la oportunidad de
impugnarlas, por cuanto y como está previsto en el artículo 444 del
Código de Procedimiento Civil, “la parte contra quien se produzca en
juicio un instrumento privado como emanado de ella o del (sic) algún
causante suyo, deberá manifestar formalmente si lo reconoce o lo niega,
ya en el acto de contestación de la demanda, si el instrumento se ha
producido con el libelo, ya dentro de los cinco días siguientes a aquel
en que ha producido, cuando lo fuere posteriormente a dicho acto”.
(…Omissis…)
Se observa que en el caso bajo análisis, la pretensión de la
demandante se circunscribe al cumplimiento del contrato celebrado en
fecha 8 de junio de 2007, por lo que el documento fundamental de la
demanda lo constituye el mencionado contrato y ningún otro, por lo
que las restantes documentales acompañadas al escrito no constituyen
documentos fundamentales de la demanda.
(…Omissis…)
Como se evidencia de la anterior transcripción, junto con el libelo de
la demanda fueron acompañadas las siguientes documentales, las
cuales no constituyen el “documento o documentos fundamentales de la
pretensión”, por lo que las probanzas que menciono (sic) a
continuación no podían ser válidamente establecidas en el proceso por
cuanto la oportunidad legal para promoverlas lo era en el lapso de
promoción de pruebas y no el momento de interposición de la
demanda…
(…Omissis…)
La falsa aplicación por parte del juez de la recurrida del numeral 6°
del artículo 340 del Código de Procedimiento Civil, cuando ha debido
aplicar el contenido normativo del artículo 396 eiusdem, implica que
ha incurrido en un error en el establecimiento de la prueba promovida
por la parte actora junto con el libelo de la demanda, y por ende un
error en la apreciación de las mismas, lo cual influye en el dispositivo
del fallo al ser consideradas como válidamente producidas en juicio y
derivar de las probanzas mencionadas pleno valor probatorio, como se
evidencia de la transcripción efectuada en el presente acápite de la
formalización, en el que resaltó el valor probatorio otorgado a cada
una de las probanzas aportadas junto al libelo, lo que constituye el
error en el establecimiento de las pruebas; pruebas éstas que al
dárseles pleno valor probatorio conllevó a la declaratoria con
lugar de la demanda incoada por la actora, teniendo influencia
decisiva en el fallo recurrido.
En consecuencia, solicito sea declarada por esta Sala de Casación
Civil la procedencia de las presente denuncia de infracción de ley
(casación sobre los hechos) por error en el establecimiento de las
pruebas incurriéndose en la falsa aplicación de lo previsto en el
numeral 6° del artículo 340 del Código de Procedimiento Civil cuando
ha debido aplicar lo previsto en el artículo 396 eiusdem y, por ende,
la procedencia del recurso de casación anunciado…”. (Negritas y
subrayado del texto).
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante delata la falsa aplicación del numeral 6° del artículo 340 del
Código de Procedimiento Civil, ya que según sus dichos el ad quem incurrió en el
error en el establecimiento de las pruebas que no podían ser válidamente
establecidas en el proceso por cuanto la oportunidad legal para promoverlas lo era
en el lapso de promoción de pruebas y no el momento de interposición de la
demanda.
Ahora bien, la norma delatada como falsamente aplicada es una norma de
carácter procesal la cual debe ser delatada mediante una denuncia por defecto de
actividad y no por una infracción de ley, sin embargo, esta Sala extremando sus
funciones procede a conocer la presente delación.
Respecto al error en el establecimiento de las pruebas, esta Sala ha indicado
que es aquél que se verifica cuando el juez infringe las normas que regulan las
condiciones de modo, tiempo y lugar que deben ser cumplidas para incorporar la
prueba en el proceso. En otras palabras, el presente vicio ocurre cuando el juez
infringe las normas que regulan la promoción, admisión y evacuación de las pruebas.
(Sent. S.C.C. 130809, caso: Antonio José Flores contra Jesús Alberto Flores y
Otra).
Así pues el formalizante señala que con el libelo de la demanda fueron
promovidas las siguientes pruebas:
pretensión y por tanto, su promoción debió realizarse en el lapso probatorio y no con
la interposición de la demanda.
La Sala ha indicado que para determinar si un instrumento es un documento
fundamental, debe encajar dentro del supuesto del ordinal 6° artículo 340 citado, es
decir, debe examinarse si está vinculado o conectado con la relación de los hechos
narrados en el escrito de la demanda, y en consecuencia, debe producirse junto con
el libelo. (Sent. S.C.C. de fecha 201004 caso: Inversiones Gha, C.A. contra
Licorería del Norte, C.A.).
Así, ha sostenido que son documentos fundamentales de la pretensión aquéllos
de los cuales emana el derecho que se invoca y cuya presentación no ofrezca
dificultad para que el demandado conozca los hechos en que el actor funda su
pretensión y la prueba de la que intenta valerse. (Ver entre otras, sentencia del 25 de
febrero de 2004, caso: Isabel Elena Álamo Ibarra y otra contra Inversiones Mariquita
Pérez, C.A.).
Ahora bien, al descender a las actas del expediente lo cual es permisible
conforme al 320 del Código de Procedimiento Civil, esta Sala pudo constatar que en
los folios 235 al 241 de la pieza 1 del expediente, corre inserto escrito de promoción
de pruebas presentado por la parte actora en el cual se promueven y ratifican las
pruebas anexadas con el libelo de la demanda, las cuales fueron admitidas el 5 de
mayo de 2008, y de lo cual el recurrente demandado no hizo oposición alguna.
Así pues, las pruebas aludidas por el recurrente fueron anexadas al libelo y
promovidas dentro del lapso probatorio establecido en el artículo 396 del Código de
Procedimiento Civil, por lo que el juez estaba en la obligación de valorar las mismas
conforme al artículo 509 del mismo código.
De modo que, las pruebas indicadas por el formalizante y las cuales considera
que no debieron ser consignadas con el libelo de demanda, fueron promovidas en el
lapso probatorio conforme al 396 del Código de Procedimiento Civil, lo cual
constituye razón suficiente para declarar la improcedencia de la presente denuncia.
Así se decide.
X
El formalizante en la presente denuncia expresa:
“…De conformidad a lo previsto en el numeral 2° del artículo 313 del
Código de Procedimiento Civil (sic) en concordancia con el artículo 320
eiusdem, denuncio la infracción por la recurrida de los artículo 429 y
510 de la Ley Adjetiva Civil y los artículos 1.359,1.360 y 1.363 del
Código Civil por errónea interpretación al darles un alcance y sentido
distinto al previsto, utilizados todos para valorar las pruebas mal
establecidas en el proceso y promovidas por el actor junto con el
libelo de la demanda, como de seguida expongo:
Se evidencia de la sentencia recurrida que la parte actora junto con el
libelo de la demanda promovió las siguientes documentales, las cuales
no constituyen el “documento o documentos fundamentales de la
pretensión”, por lo que las probanzas que menciono (sic) a
continuación no podían ser válidamente establecidas en el proceso por
cuanto la oportunidad legal para promoverlas lo era en el lapso de
promoción de pruebas y no el momento de la interposición de la
demanda como se expuso en el acápite anterior, asi:
1. Copia fotostática del contrato de arrendamiento autenticado ante
la Notaría Pública Segunda de Puerto Cabello, en fecha 27 de enero
de 2006.
2. Original de Oferta (sic) de Venta (sic) autenticada en la Notaría
Pública Segunda de Puerto Cabello, en fecha 23 de mayo de 2007.
3. Copia fotostática de misiva de fecha 10 de octubre de 2007,
suscrita por los ciudadanos JOSE (sic) TOMAS (sic) PUCHE,
MANUEL YBEDACA ROMERO y JOSE (sic) DE SOUSA
FERNANDEZ (sic), dirigida a la SUCESIÓN CAPUZZI, marcada “E”.
4. Copia fotostática de misiva de fecha 13 de noviembre de 2007,
suscrita por la abogada RAUDA RIERA, dirigida a la sociedad
mercantil TOMCAR C.A. ALMACEN (sic), marcada “J” y “K”.
5. Notificación practicada en fecha 06 (sic) de noviembre de 2007,
por el Juzgado Sexto de Municipios (sic) Valencia Libertador, Los
Guayos, Naguanagua y San Diego de la Circunscripción Judicial
del Estado (sic) Carabobo), marcada “F”.
6. Original de acta levantada en fecha 07 (sic) de noviembre de
2007, por la Notaría Pública Segunda del Municipio Puerto Cabello.
7. Notificación practicada el día 19 de noviembre de 2007, por la
Notaría Pública Quinta de Valencia, en la cual se convocó por
segunda vez a los integrantes de la SUCESIÓN CAPUZZI PRINZIO.
8. Copia del acta levantada en fecha 20 de Noviembre (sic) de
2007, por la Notaría Pública Segunda de Puerto Cabello.
9. Correo Electrónico (sic) de fecha 21 de agosto de 2007, marcado
con la letra “L”.
A pesar del error en el establecimiento de las pruebas referidas la
recurrida procedió a valorarlas incurriendo así en el error de
valoración que denuncio, por cuanto no podía otorgarle valor probatorio
alguno a unas probanzas que ingresaron al proceso violando las normas
de ingreso al mismo.
(…Omissis…)
Se evidencia que a pesar de estar mal establecidas las anteriores
probanzas en el proceso por haber ingresado al mismo violando las
normas de ingreso, el sentenciador procedió a valorarlas y dejar
establecidos los hechos a través de las mismas, con lo cual incurre en
el denunciado vicio de errónea interpretación de las normas valoradas
denunciadas al aplicarlas a unas pruebas mal establecidas en el
proceso.
La errónea interpretación por parte el juez de la recurrida de los
artículos denunciados implica que ha incurrido en un error en la
valoración de las pruebas promovidas por la parte actora junto con el
libelo de la demanda las cuales han debido ser desestimadas, lo cual
influye en el dispositivo del fallo al ser consideradas como
válidamente producidas en juicio y derivar de las probanzas
mencionadas pleno valor probatorio, como se evidencia de la
transcripción efectuada en el presente acápite de la formalización.
En consecuencia, solicito sea declarada por esta Sala de Casación
Civil la procedencia de la presente denuncia de infracción de ley
(casación sobre los hechos) por error en la valoración de las pruebas
incurriéndose en la errónea interpretación de los artículos
denunciados como infringidos y, por ende, la procedencia del recurso
de casación anunciado…”. (Negritas y subrayado del texto).
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante con similares fundamentos a la denuncia anterior arguye que
el juez de la recurrida incurrió en el error de valoración de las pruebas promovidas
por la parte actora junto con el libelo de la demanda, las cuales han debido ser
desestimadas por cuanto fueron mal incorporadas al proceso.
Ahora bien, tal y como se señaló en la delación anterior, lo cual se da por
reproducido en la presente denuncia, al descender a las actas del expediente, se pudo
constatar que en los folios 235 al 241 de la pieza 1 del expediente corre inserto
escrito de promoción de pruebas presentado por la parte actora en el cual se
promueven y ratifican las pruebas anexadas con el libelo de la demanda, las cuales
fueron admitidas el 5 de mayo de 2008, y de lo cual el recurrente demandado no hizo
oposición alguna.
De modo que, las pruebas indicadas por el formalizante y las cuales considera
que no debieron ser valoradas por el juez de la recurrida por ser consignadas con el
libelo de demanda, fueron promovidas en el lapso probatorio conforme al 396 del
Código de Procedimiento Civil, lo cual evidencia que las mismas si fueron
promovidas en la oportunidad correspondiente, por lo que el juez estaba en la
obligación de valorar las mismas conforme al artículo 509 del mismo código,
constituyendo ello razón suficiente para declarar la improcedencia de la presente
denuncia. Así se decide.
D E C I S I Ó N
En mérito de las anteriores consideraciones, este Tribunal Supremo de Justicia
en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República
Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara CON LUGAR el
recurso de casación anunciado y formalizado por la parte demandada contra la
sentencia dictada por el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, Bancario,
de Tránsito y de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del estado Carabobo en fecha 19 de noviembre de 2009. En consecuencia,
se decreta la NULIDAD del fallo recurrido y SE ORDENA al Tribunal Superior que
resulte competente, dicte nueva sentencia corrigiendo el vicio referido.
Queda de esta manera CASADA la sentencia impugnada.
No ha lugar la condenatoria al pago de las costas procesales del recurso, dada
la naturaleza del dispositivo del presente fallo.
Publíquese, regístrese y remítase el expediente al Juzgado Superior de origen
ya mencionado, de conformidad con lo previsto en el artículo 326 del Código de
Procedimiento Civil.
Dada, firmada y sellada en el Despacho de la Sala de Casación Civil, del
Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los veintisiete (27) días del mes de
octubre de dos mil diez. Años: 200º de la Independencia y 151º de la Federación.
Presidenta de la SalaPonente,
____________________________
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
Vicepresidenta,
________________________
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
Magistrado,
_________________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Magistrado,
_____________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
Magistrado,
______________________________
LUÍS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ
Secretario
__________________________
ENRIQUE DURÁN FERNÁNDEZ
ENRIQUE DURÁN FERNÁNDEZ
Exp: Nº. 2010000131
Nota: Publicada en su fecha a las
Secretario,
El Magistrado Antonio Ramírez Jiménez, aún cuando considera correcta la solución adoptada,
consigna el presente “voto concurrente” al contenido de la presente decisión, con base en las
siguientes consideraciones:
Quien suscribe, comparte lo decidido por la mayoría en la presente decisión; sin embargo, no
comparte la solución dada al trámite para el análisis del silencio de prueba.
En efecto, la Constitución vigente y el Código adjetivo civil exigen que la justicia sea
completa y exhaustiva, pero no se lograría dicho fin si se omite algún elemento clarificador del
proceso. Esa es la interpretación que se le debe dar al artículo 509 del Código de Procedimiento Civil,
al señalar que los Jueces deben analizar todas las pruebas producidas en el expediente y emitir su
opinión, así sea en forma breve y concreta.
Por ello, el silencio de prueba debe mantenerse como un vicio denunciable en el ámbito de un
recurso por defecto de actividad, en un todo de conformidad con el ordinal 1º del artículo 313 del
Código de Procedimiento Civil.
Queda así expresado el voto concurrente del Magistrado que suscribe.
En Caracas, fecha utsupra.
Presidenta de la SalaPonente,
____________________________
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
Vicepresidenta,
________________________
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
Magistrado,
_________________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Magistrado,
_____________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
Magistrado,
______________________________
LUÍS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ
Secretario
__________________________
ENRIQUE DURÁN FERNÁNDEZ
Exp: Nº. 2010000131