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La seducción parece ser una mala palabra para los cristianos, pero no debería ser así.
Por supuesto, tiene que darse entre los esposos. “Es un juego sensual y
extremadamente erótico, incluso adictivo, tanto para el seductor como para su
esposa. También es un proceso psicológico que prepara el necesario clima romántico,
despierta los sentidos y casi siempre resulta en un mejor sexo”.
La seducción parece ser una mala palabra para los cristianos, pero no debería ser así.
Por supuesto, tiene que darse entre los esposos. “Es un juego sensual y
extremadamente erótico, incluso adictivo, tanto para el seductor como para su
esposa. También es un proceso psicológico que prepara el necesario clima romántico,
despierta los sentidos y casi siempre resulta en un mejor sexo”.
Para incrementar tu poder de seducción, por ejemplo:
Michael Flocker, en su libro Metrosexual, dice que otra cuestión para recordar es que la
mayoría de las relaciones sexuales se benefician si hay un poco de variedad. Cada
relación progresa a su ritmo particular; sin embargo, no vendría mal considerar estas
sugerencias a la hora de la intimidad:
Aprende de las respuestas físicas de tu cónyuge, presta atención a sus
reacciones. Quizás te sorprendas.
Esfuérzate por ser creativo y excitante en la cama. De otro modo, el
aburrimiento será eterno.
Permanece abierto a descubrir nuevas zonas erógenas de su cuerpo. No hay
razón para que su anatomía te cause pánico o te mantenga en guardia.
Pregúntale a tu esposa que cosas le gustan y cuáles no.
Nunca utilices un vocabulario grosero ni seas abusivo. Eso no agrada a
ninguna mujer.
No seas brusco con tus caricias y no aprietes demasiado.
Las almohadas, sillas y escaleras alfombradas pueden ser un buen condimento
para la variedad.
Descubre cuáles son las fantasías de tu pareja.
Adopta un rol divertido, si los dos están dispuestos a jugar.
Si te desvistes, hazlo de modo completo. Algunos impacientes, solo desnudan
lo imprescindible y conservan calcetines y hasta polera, nada atractivo y
repudiado en encuestas femeninas.
Finalmente, no hagas ‘caras raras’ durante el orgasmo. Aunque se desconecte
el cerebro, ¡qué no se note!
Desafío matrimonial
En el dormitorio, generalmente, cosechamos lo que sembramos fuera de él. No
seas egoísta. Tu vida sexual incluye una persona a tu lado. Disfrútala, siéntete
libre y agradece siempre el hecho de haber encontrado a alguien con quien
compartir la diversión, la intimidad, el placer, los triunfos y la vida toda.
Extraído del libro “Casados y felices”