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entre caníbales

revista literaria peruana


Año 1, n.o 4, abril 2017

Breve introducción a la literatura en áncash

Alejandro G. Mautino Guillén


Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Hacer una introducción sobre la historia literaria de un espacio


determinado es una labor titánica y compleja. En la literatura an-
cashina aún no existen estudios de historia literaria (diacrónicos)
rigurosos que permitan trazar las líneas y mecanismos discursivos
de esta literatura, tampoco abundan estudios críticos (sincrónicos)
amplios que indaguen sobre algunos de sus autores más celebrados.
Solo así se entiende una débil mirada crítica sobre la obra de Carlos
Eduardo Zavaleta; la escasa difusión de la crítica literaria peruana
sobre la obra de Óscar Colchado; más aún, la mirada crítica sobre
algunos autores como Marcos Yauri, Juan Ojeda, Julio Ortega, An-
tonio Salinas, Olger Melgarejo, Macedonio Villafán, entre muchos
otros, resulta siendo escasa y reducida al ámbito académico de las
revistas literarias (algunas departamentales únicamente). Lo que ve-
nimos señalando se relaciona con un problema mayor y todavía en
agenda sobre las narrativas regionales y los estudios a estas mismas
sigue siendo un tema postergado por la metrópoli. Es más, conti-
núa el problema de insertar, con mayor amplitud y descentralismo,
a escritores regionales al estrecho y polémico canon de la literatura
peruana contemporánea. Hay un descuido y una endeble dedica-
ción por revisar las literaturas regionales. Pues, como señala Miguel
Ángel Huamán (2005), “la incorporación a una tradición literaria
se sustenta en funcionalidades culturales y semióticas o de signifi-
cación que rebasan la dimensión de las ventas” (47). Porque como
sostiene el crítico huaracino Carlos Toledo (2007) “es pertinente
no quedarse simplemente en la decodificación de los textos, sino ir
más allá, hasta la recodificación de los mismos, lo que nos orientará
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y ayudará en su búsqueda, justificación y valoración estética” (48).


No obstante, si hay un descuido de la metrópoli en revisar nuestra
literatura, esta también tiene que buscar su propio camino, la lec-
tura acuciosa y la investigación literaria también tienen que nacer
de las regiones. Por otro lado, Aymará de Llano (2012) dice que:

Es indispensable que el crítico también pueda aceptar ideológi-


camente la diversidad y sea consciente de su pertenencia y del
grado de heterogeneidad relativa que su trabajo mantiene con el
objeto de estudio. Por lo tanto, sostenemos que la crítica cons-
truye o deconstruye un canon con sus lecturas interpretativas y
que la exclusión, así como la inclusión —en términos de mani-
pulación social de los discursos—, dependen de su mirada. (7)

Desde este perspectiva, y consciente del peso descentrado que


debe tener la historia literaria, el profesor sanmarquino Jorge Terán
ha indagado en la narrativa ancashina y sus autores recientes. El
libro Literaturas regionales: Narrativa huaracina reciente (2013) de
Terán está conformado por tres partes precedidas por un prólogo.
En el prólogo, Javier Morales Mena subraya que la literatura an-
cashina “forma parte de cruciales capítulos del proceso de nuestra
literatura peruana y latinoamericana” (11), merced a la incursión de
escritores paradigmáticos como Carlos Eduardo Zavaleta, Marcos
Yauri Montero, Óscar Colchado Lucio, Julio Ortega, Juan Ojeda y
Macedonio Villafán Broncano. Morales Mena enfatiza que la apro-
ximación de Terán por la narrativa huaracina debemos entenderla
“dentro de aquel escasamente frecuentado campo de proyectos li-
terarios alternativos; universos simbólicos a los que, normalmente,
la comunidad académica no le presta la debida atención” (14). Para
Morales, de este modo, la propuesta de Terán implicaría el reco-
nocimiento de las propuestas narrativas regionales que tendrían el
imperativo de imponer su diferencia, su modo alternativo de com-
prender el curso de la historia literaria.
La primera parte del libro de Terán nos parece valiosa para
situar la narrativa huaracina contemporánea. El investigador san-
marquino plantea marcos referenciales donde sistematiza las cate-
gorías de 1) La narrativa andina peruana contemporánea y 2) La
narrativa regional ancashina-huaracina. Sobre la primera, “La na-
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rrativa andina peruana contemporánea” sostiene que en aquella hay


una referencia constante a procesos sociales que articulan la tensión
simbólica de nuestra cultura; asimismo, una suerte de adaptación
literaria de la expresión indígena. Para Terán, entonces, son crucia-
les los procesos socioculturales de la segunda mitad del siglo xx en
la compleja racionalidad del sujeto andino y a esta obedecería la
narrativa andina, digamos contemporánea. Sobre la segunda, “La
narrativa regional ancashina-huaracina” subraya que esta refiere a la
“narrativa que se produce en una determinada región geográfica y
cultural, al interior de un espacio mayor entendido como nacional”
(23). Es así que, en el ámbito de la narrativa ancashina, dialogan
la narrativa chimbotana con la huaracina, precisamente por ser los
focos culturales y de mercado editorial. Esta sistematización de las
dos categorías que se corresponden dentro del espacio nacional re-
sulta importante; pues, sitúa a la narrativa regional en el plano de
las narrativas andinas contemporáneas, o viceversa. Sin embargo,
creemos todavía un necesario acercamiento a las similitudes y dife-
rencias de dichas prácticas narrativas. Más aún, será necesario evi-
denciar en un análisis diacrónico, al menos en el siglo xx a grandes
trazos, las diversas transformaciones de la literatura ancashina, para
rastrear hacia donde apunta dicha poética, indudablemente ligada
a las grandes transformaciones socioculturales en nuestro medio:
migración, postsismo, minería, turismo, universidad, medios de
comunicación y otros tópicos que son elementos dinamizadores
en las transformaciones sociales y/o culturales en un contexto tan
cambiante. Este aspecto de la historia literaria ancashina está aún
por escribirse.
Sin duda, Áncash ofrece una interesante literatura poco ex-
plorada desde los soportes de la historia, la periodización y la crí-
tica literaria. Queda pendiente para los investigadores la tarea de
estudiar la literatura prehispánica ancashina, los mitos de creación,
la literatura en la Colonia, la literatura de la Emancipación y la
República, los inicios de los auto sacramentales en Áncash, la obras
de Celso V. Torres, Víctor Manuel Izaguirre, José Ruiz Huidobro,
Ladislao F. Meza, Octavio Hinostroza, Carlos Eduardo Zavaleta,
Rosa Cerna Guardia, Marcos Yauri Montero, Óscar Colchado, An-
tonio Salinas, Juan Ojeda, Julio Ortega, Néstor Espinoza, Abdón
Dextre Henostroza, Román Obregón Figueroa y las nuevas voces
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y promociones de escritores jóvenes. Es así que, el crítico literario


huaracino Carlos Toledo Quiñones (2007) señala que:

La geografía de nuestra región, tan disímil, ha generado diversas


visiones de la realidad, pero hay ciertos vasos comunicantes para
interpretar nuestra realidad cultural. Tenemos pueblos donde se
percibe el hacinamiento poblacional, como en los pueblos de la
costa y otros que experimentan el despoblamiento; pueblos con
crecimiento desordenado, donde los migrantes están vinculados
al deseo de poseer un pedazo de terreno para vivienda. (48)

Como señalamos en La biblioteca del Minotauro. Entrevistas


con escritores ancashinos (2014), si ya conocíamos la relevancia de
ciertos autores (solo muy pocos) de la literatura ancashina en el
escenario nacional e internacional a través de las historias literarias
peruanas, estos últimos años se han publicado libros sobre dicha
literatura. Por ejemplo; Edith Pérez Orozco ha publicado su libro
Racionalidades en conflicto. Cosmovisión andina (y violencia política)
en Rosa Cuchillo de Óscar Colchado (2011), otro trabajo monográ-
fico importante es Juan Ojeda. Poesía metafísica (2013) de Javier
Morales Mena. Por su parte, Jorge Terán Morveli también publicó
el ya mencionado Literaturas regionales: Narrativa huaracina reciente
(2013). Los estudios mencionados nos confirman muchas cosas;
entre ellas, que estos trabajos están viniendo desde afuera, desde
las esferas y espacios académicos de Lima y a través de intelectuales
provincianos afincados en la capital como sucede en el caso de los
citados. Estoy seguro de que estos trabajos contribuirán a la discu-
sión sobre la literatura ancashina y abrirá la polémica de qué rutas
debe seguir el derrotero de los estudios literarios sobre las regiones
en nuestro país; pero al mismo tiempo nos confirma el abandono y
el poco interés de los académicos de provincias por leer y articular
estudios solidos sobre dicha literaturas.
La literatura ancashina tiene sus orígenes en la poesía que-
chua prehispánica, en las canciones religiosas andinas, en las voces
populares que han quedado grabadas en el ideario andino. Hacia
1958, con la ayuda de muchos intelectuales peruanos, entre ellos
ancashinos, se publicó la colección ‘‘Libros para Áncash’’ que re-
copila diversos trabajos, entre ellos, de historia, cuentos, fábulas,
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mitos, leyendas, canciones religiosas, etc. Sin embargo, como señala


el escritor Ricardo Ayllón (2013):

En la literatura ancashina, fue el huaracino Víctor Manuel Iza-


guirre (1863-1897) quien hacia las últimas décadas del siglo xix
entregó textos costumbristas a modo de relatos, mientras que el
caracino Celso Víctor Torres (1859-1919) cultivó el género de
la tradición a la mejor manera de Ricardo Palma, convirtiéndo-
se además en uno de sus más fervientes colaboradores. Pero el
cuento iniciado dentro de los parámetros de lo moderno y con
todas las particularidades de lo que desarrollaron paralelamente
Abraham Valdelomar o los primeros indigenistas peruanos, tiene
en Ancash como principales exponentes a Aurelio Arnao (1868-
1940), José Joaquín Ruiz Huidobro (1885-1945), Ladislao F.
Meza (1893-1925) y Teófilo V. Méndez (1894-1954), quienes
cumplieron la magnífica labor de tender el manto para que An-
cash comience a concretar un sólido devenir narrativo.

Este proceso de la literatura ancashina se va a consolidar con


un autor clave dentro de la literatura ancashina y de la narrativa
peruana contemporánea como Carlos Eduardo Zavaleta (Caraz,
1928). Numerosos críticos han subrayado en diversos textos sus
valiosos aportes para consolidar la técnica y el estilo literario dentro
de la denominada Generación del 50. Como han señalado Anto-
nio Cornejo Polar, Manuel Jesús Baquerizo, Roland Forgues, Wás-
hington Delgado, James Higgins, Miguel Ángel Huamán, Ricardo
González Vigil, entre otros, es uno de los fundadores o artífices de
nuestro cuento y novela modernos. El autor de Pálido, pero sereno
es un escritor que ha trascendido como cuentista, novelista, ensa-
yista, traductor, crítico y profesor universitario. En Zavaleta, como
cuentista y novelista, hay una cuota de realismo y simbolismo. En
el primero, intenta describir los diversos aspectos, transformaciones
y fenómenos sociales, mientras que en el segundo; explora intros-
pectivamente en los más hondos laberintos de la existencia misma y
las grandes contradicciones de la vida. Vemos explorar a través de la
vida la superficie de la cotidianidad: de lo dentro y lo fuera en todas
las actividades del individuo en la vida moderna. Zavaleta intenta
dar con una forma simbólica de aprehensión de la batalla del hom-
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bre moderno, una metáfora de la vida en contienda en la mayoría


de sus cuentos y novelas.
Asimismo, otro autor importante es Marcos Yauri Montero
(Huaraz, 1930). Yauri es un escritor infatigable, prueba de ello son
sus obras distribuidas en poesía, novela y ensayo. Por la década de
los años sesenta su figura como poeta se consolida con un libro
clave El mar, la lluvia y ella (1960); poemario que condensa un aura
neorromántica con una intensa lírica conversacional, cuya figura
simbólica del agua lo inunda todo produciendo lo trágico, pero
también lo fértil. Yauri es también autor de otros notables libros:
La poesía es sencilla como el amor, Balada del amor de Lázaro, Lázaro
divagante, entre otros. En 1989 se publica una valiosa novela his-
tórica, incluso anotada por Seymour Menton: No preguntes quién
ha muerto; que apuntala a Yauri como novelista. Dicha obra es in-
teresante porque en aquella la historia y la memoria (entiéndase
cultural) son usadas como temas y técnicas al mismo tiempo. De
este modo, la activación de una memoria hace que las otras historias
se activen. La novela, así, plantea fricciones discursivas elaboradas
como técnicas, esta última convierte ciertos temas en hechos fric-
cionales en la obra. El autor también es un riguroso investigador de
etnohistoria, donde emplea una metodología interdisciplinaria para
el análisis de discursos escritos y orales. Véanse libros como El señor
de la soledad. Discurso de la abundancia y la carencia, Simbología de
las plantas nativas, Puerta de la alegría, entre otros. El escritor huara-
cino, es quizás un autor atípico, como algunos pocos, por ofrecer un
importante poemario, una notable novela y sugestivos estudios so-
bre etnohistoria, que han forjada aún más nuestra identidad, puesto
que estudios de esta naturaleza escasean en nuestro medio. De otro
lado, uno de los autores trascendentales de la literatura ancashina es
también Óscar Colchado Lucio (Áncash, 1947), quien ocupa hoy
en día un sitial muy importante en la literatura peruana. El autor
Cordillera negra, ¡Viva Luis Pardo! y Rosa Cuchillo, ha elaborado un
mundo donde incorpora la voz popular, el mundo mítico andino,
los problemas de la migración y los conflictos culturales.
Ahora me referiré brevemente sobre las últimas promociones
de poetas en Áncash que han demostrado un contundente manejo
y dominio de la palabra que se materializan en propuestas como la
de Manuel Cerna en Poemas perdidos, Ricardo Ayllón en Un poco
breve introducción a la literatura en áncash 121

de aire en una boca impura, Juan Carlos Lucano con su poemario


La hora secuestrada, César Quispe con su libro Una piedra desplo-
mada, Wilder Caururo Sánchez con Pájaro. Escrito para no matar,
Dante Lecca con Breve tratado de ternura, Denisse Vega Farfán
con El primer asombro y Antonio Sarmiento con su obra La colina
interior, entre los más importantes. Este dato resulta significativo;
por un lado, se advierte que los poetas provienen de Chimbote y
Huaraz y; por otro, se observa que existe una creciente continuidad
escritural en Áncash forjada por escritores que han sabido llevar
en alto el peso de autores mayores como Carlos Eduardo Zavaleta,
Óscar Colchado, Marcos Yauri, Juan Ojeda, Julio Ortega, Rosa
Cerna Guardia, Román Obregón Figueroa, Antonio Salinas,
Macedonio Villafán, Gonzalo Pantigoso, entre otros.
En tanto las nuevas promociones de narradores ancashinos
tienen en la voz de Ítalo Morales en El aullar de las hormigas, En-
rique Tamay con La historia del supuesto medio hermano de mi me-
dia abuela, Augusto Rubio Acosta con Fraga, Ricardo Ayllón con
Barrio de mascotas, Roger Antón con el Paraíso recuperado, Edgar
Norabuena con Fuego cruzado, Eber Zorrilla con Las almas tam-
bién penan por amor, Daniel Gonzales con Algunas mentiras y otros
cuentos, Ludovico Cáceres Flor con Rosas para Hayde, entre mu-
chos otros autores que han trazado un camino literario promisorio.
Como hemos podido observar en este breve (e inacabado) re-
cuento sobre la literatura ancashina, existen diversos aspectos claves
que deben de tomarse en cuenta al hacer un estudio historiográfico
de esta literatura. Por un lado, se observa la carencia de estudios so-
bre dicha literatura desde los propios contextos y centros académi-
cos; y, por otro lado, esta literatura ofrece diversos autores que me-
recen ser abordados de una manera más amplia y rigurosa. Que este
breve recuento, apretado por abordar casi dos siglos, limitado en
páginas y con muchos vacíos y omisiones, haga la tarea de enmarcar
esa preocupación por estudiar nuestras literaturas regionales.

Bibliografía

Ayllon, Ricardo
2013 “Panorama actual del cuento ancashino”.
Disponible en la URL: http://www.librosperuanos.com/
122 alejandro g. mautino guillén

autores/articulo/00000002179/Panorama-actual-del-cuen-
to-ancashino (consultada el 17 de abril de 2017).

De Llano, Aymara (Ed.)
2012 Moradas narrativas. Latinoamérica en el siglo xx. Mar del
Plata: Editorial Martin - Universidad Nacional de Mar del
Plata.

Huamán, Miguel Ángel


2005 Siete estudios de interpretación de la literatura peruana. Lima:
Fondo editorial de la Facultad de Letras de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.

Mautino Guillén, Alejandro


2014 La biblioteca del Minotauro. Entrevistas con escritores ancas-
hinos. Huaraz: Facultad de Ciencias Sociales, Educación y
de la Comunicación de la Universidad Nacional Santiago
Antúnez de Mayolo - Killa Editorial.

Terán Morveli, Jorge


2013 Literaturas regionales: Narrativa huaracina reciente. Lima:
Pakarina ediciones.

Toledo Quiñones, Carlos


2007 “Inicios de la literatura de Áncash - Parte I”. Ars verba. Revista
literaria 5(5): 48.

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