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El debido proceso

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en arreglo a la obligación adquirida


por el Estado para la garantía sobre el goce y ejercicio de los derechos humanos (Art. 19 de la
Carta Magna), y en concordancia con el artículo 8 de la Declaración Universal de Derechos
Humanos, y 2.3 y 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, establece en su
artículo 49 que el debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas.
En consecuencia, la defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en todo estado y
grado de la investigación y del proceso. Toda persona tiene derecho a ser notificada de los cargos
por los cuales se le investiga, de acceder a las pruebas y de disponer del tiempo y de los medios
adecuados para ejercer su defensa. Serán nulas las pruebas obtenidas mediante violación del
debido proceso. Toda persona declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las
excepciones establecidas en esta Constitución y la ley.
Además, establece el mencionado artículo, toda persona tiene derecho a ser oída en cualquier
clase de proceso, con las debidas garantías y dentro del plazo razonable determinado legalmente,
por un tribunal competente, independiente e imparcial establecido con anterioridad. Quien no
hable castellano o no pueda comunicarse de manera verbal, tiene derecho a un intérprete.
Adicionalmente, señala de manera explícita el artículo que toda persona tiene derecho a ser
juzgada por sus jueces naturales en las jurisdicciones ordinarias, o especiales, con las garantías
establecidas en esta Constitución y en la ley. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio sin
conocer la identidad de quien la juzga, ni podrá ser procesada por tribunales de excepción o por
comisiones creadas para tal efecto.  Resalta, además, que ninguna persona podrá ser obligada a
confesarse culpable o declarar contra sí misma, su cónyuge, concubino o concubina, o pariente
dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad, y por tanto, la confesión
solamente será válida si fuere hecha sin coacción de ninguna naturaleza.
Así mismo, en su numeral 6, afirma que ninguna persona podrá ser sancionada por actos u
omisiones que no fueren previstos como delitos, faltas o infracciones en leyes preexistentes;
mientras que en el numeral 8 la posibilidad de solicitar al Estado el restablecimiento o reparación
de la situación jurídica infringida por error judicial, retardo u omisión injustificados.
Resulta importante destacar del contenido constitucional referido al debido proceso como un
derecho humano, el principio internacional de Presunción de Inocencia, que establece que toda
persona se presume inocente mientras que no se pruebe lo contrario.  En caso de su no
incumplimiento podríamos estar frente a situaciones de discriminación y criminalización de
conductas o personas. Todos estos principios recogidos en forma de derecho, fueron recopilados
en el artículo 1 del Código Orgánico Procesal Penal, que establece que nadie podrá ser
condenado sin un juicio previo, oral y público, realizado sin dilaciones indebidas, sin
formalismos ni reposiciones inútiles, ante un juez o tribunal imparcial, con salvaguarda de todos
los derechos humanos; Establece igualmente el Código los derechos a ser juzgado por un juez
natural (art. 7),  de Presunción de inocencia (art. 8), excepcionalidad de privación de libertad (art.
9) y respeto a la dignidad humana (art. 10), todos en concordancia con lo establecido en el
Código Penal vigente.
Análisis de la sentencia en torno al debido proceso

El Tribunal Supremo de Justicia por medio de la Sala Constitucional aplica la Sentencia S526-
09-04-2001, con ponencia del Magistrado Iván Rincón Urdaneta, en la cual se le faculta al juez
en los casos de detención ilegales a considerar las circunstancias de la detención, así como los
elementos de la investigación en la que señaló que “…la presunta detención practicada por los
organismos policiales sin orden judicial alguna, no puede ser imputada a la Corte de Apelaciones
accionada, ni tampoco al Juzgado de Control que dictó el auto de privación judicial preventiva de
libertad (…) ya que la presunta violación a los derechos constitucionales derivada de los actos
realizados por los organismos policiales tienen límite en la detención judicial ordenada por el
Juzgado de Control, de modo tal que la presunta violación de los derechos constitucionales cesó
con esa orden…”.  Esa decisión y se convirtió en el comodín ilimitado e irrestricto de los jueces
penales del país para convalidar las detenciones inconstitucionales llevadas a cabo por la policía.
Aun peor, en los casos de órdenes de aprehensión infundadas o indebidamente libradas ahora
basta que se ordene a posteriori la privación judicial preventiva de la libertad del detenido para
que cualquier inconstitucionalidad sea inmediatamente subsanada. Decisiones como la
comentada solo por mencionar esa, el desconocimiento de principios y garantías fundamentales
por parte de algunos policías, fiscales y jueces, son algunos de los factores que han hecho surgir
las imputaciones policiales y judiciales que desaprobamos de manera categórica en estas líneas;
pero que no podemos dejar de estudiar al formar parte nuestro sistema procesal penal y tratar, en
lo posible, de ofrecer una respuesta jurídica a tal situación que la Sala de Casación Penal obvió la
interpretación de las disposiciones contenidas en los artículos 26, 49 y 257 del Texto
Constitucional. Ahora bien, estima quien disiente, que si bien el artículo 441 del Código
Orgánico Procesal Penal le atribuye al tribunal que resuelva el recurso el conocimiento del
proceso, “exclusivamente, en cuanto a los puntos de la decisión que han sido impugnados”, ello
no puede ser óbice para ignorar o tolerar la inobservancia o violaciones de derechos o garantías
constitucionales, los preceptos que los contienen a la luz de las disposiciones contenidas artículos
26 y 257 se instituye el proceso como el instrumento fundamental para la realización de la
justicia. De allí, que el único medio constitucionalmente legítimo para la satisfacción del derecho
fundamental relativo a la tutela judicial efectiva es el debido proceso. En efecto, si bien las leyes
procesales son las que desarrollan el contenido de los derechos fundamentales del justiciable,
éstas no pueden soslayar en modo alguno
Al respecto, quien suscribe estima, que la norma contenida en el artículo 191 del Código
Orgánico Procesal Penal, al referirse a la “inobservancia o violación de derechos y garantías
fundamentales”, no puede en modo alguno ser interpretada en forma restrictiva, como afirma la
mayoría sentenciadora, pues ello implicaría el desconocimiento de la preeminencia de los
derechos constitucionales y una ilegítima limitación en su desarrollo. 

De tal modo, que una interpretación restrictiva iría en detrimento de una tutela judicial efectiva,
habida cuenta que los preceptos y garantías fundamentales pasarían a ser simples enunciados de
carácter dogmático, pues el Texto Constitucional propugna el valor normativo supremo de sus
preceptos y la realización de la justicia a través del proceso.

Por tanto, la referida Sala de Casación Penal, declarar la nulidad cuestionada por el solicitante de
la presente revisión, pues conforme al artículo 191 del Código Orgánico Procesal Penal, dicha
nulidad de oficio procede cuando se está en presencia de una inobservancia o violación de
derechos y garantías constitucionales, lo cual en concordancia con los artículos 26 y 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, resulta obligatorio para el juzgador (en
este caso Sala de Casación Penal) en su función jurisdiccional, velar por el cumplimiento de los
preceptos fundamentales en resguardo del supremo valor constitucional, los cuales, por ser
materia de orden público, son de ineludible cumplimiento. 

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