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ACEPTABILIDAD E INTENCIONALIDAD

A modo de introducción, los autores, señalan que la coherencia y la cohesión son las normas
textuales más obvias que indican de qué manera se integran y adquieren sentido los elementos
que componen un texto, pero… ¿ambas son indicadores para separar un texto de lo que no lo es,
en situaciones reales de comunicación? ¿o para saber si estamos frente a un texto o no? La
respuesta es no. De hecho, estas normas, no separan un texto de lo que no lo es, ya que, los
hablantes usan textos que, por diversos motivos, no parecen estar demasiado cohesionados o
plenamente coherentes. Por eso, las actitudes de los usuarios de los textos se tornan importantes,
porque para que la organización de elementos lingüísticos dé como resultado un texto, este debe
ser el resultado de una elección intencionada por parte del productor textual y para que esta
organización pueda ser usada en la interacción comunicativa, debe ser aceptada por el receptor
textual. Las actitudes de ambos –receptor y productor textuales- que son la aceptabilidad y la
intencionalidad, admiten un cierto grado de tolerancia respecto del deterioro que pueda sufrir un
texto en la interacción comunicativa (o conversación) en cuanto a la coherencia o a la cohesión.
Estas acciones de producción y recepción de textos deben entenderse no solo como procesos
lingüísticos, sino como formas de actividad discursiva relevantes para el cumplimiento de la meta
fijada intencionadamente por el productor que, a su vez, necesita de la aceptación del receptor.

INTENCIONALIDAD: son todas las modalidades en las que los productores textuales utilizan los
textos para conseguir que se cumplan sus metas. Apunta a la actitud del productor textual, el cual,
intenta obtener una meta antes prevista, lo que indica que, el texto, tiene una intención
comunicativa. Es decir, el productor quiere cumplir esa meta y, entonces, hace uso de las
estrategias –acciones discursivas- que crea más adecuadas en su discurso para lograr su
consecución.
Las acciones discursivas son los cambios que surgen en el texto, por ejemplo, en la planificación
del discurso. Son tomadas como un “plan de adecuación” porque se utilizan para encaminar el
discurso con el fin de concretar la meta que se persigue.
(ejemplo 87)
ACEPTABILIDIDAD: es la actitud de los receptores textuales durante la interacción comunicativa,
de hecho, son ellos quienes, de alguna manera, aceptan la coherencia de un texto. Acá se incluye,
comúnmente, la tolerancia, porque, en las situaciones de comunicación o interacción
comunicativa, los textos sufren perturbaciones en la coherencia y la cohesión, es decir, puede
pasar que estos no sean del todo coherentes y/o cohesivos pese a la intención del productor
textual de que sí lo sean.
La noción de aceptabilidad apunta al receptor, de hecho, es la aceptación, por parte de este, del
texto producido, es quien lo percibe coherente.
¿La actividad discursiva debe ser siempre cohesionada y coherente?
No, de hecho, tanto el productor textual, como el receptor, admiten un cierto grado de tolerancia
respecto al deterioro que pueda sufrir un texto en cuanto a coherencia y cohesión. El deterioro
puede surgir por varios motivos, uno de ellos, por ejemplo, es porque el productor carece de
recursos cognitivos (conocimientos) para el procesamiento de la información y, a raíz de esto, la
cohesión puede estar ausente en la conversación espontánea:
Ejemplo: (85) –Pero eso fue… entonces, ¿te fuiste al bar de Alfredo?
En este ejemplo, en primer lugar, sucede que para comprenderlo necesita de factores
situacionales y contextuales. Además, se ve ausente la cohesión, de hecho, se lleva a cabo un
cambio (acción discursiva) en la planificación del enunciado, porque hay una confusión respecto
de un acontecimiento. Entonces, el productor textual, intenta reconstruirlo para poder obtener
ese recurso cognitivo que le ayude a procesar la información. Estos cambios del discurso pueden
tolerarse siempre y cuando estos no rompan la interacción. El receptor, en una conversación,
puede aceptar este deterioro de la cohesión y, con ello, el productor cumple su meta: reconstruir
ese acontecimiento confuso.
También existen situaciones en donde se afecta la coherencia. Ejemplos:
 Cuando los productores textuales pueden parecer confusos:

-Yo estudié, pero no estudié justo ese tema que había que estudiar para poder responder la
pregunta 6, pero si para responder la 5.

Estas afirmaciones un tanto confusas, adquieren su sentido pleno en el contexto de una


situación de examen (factor situacional y contextual).

 Cuando el productor textual atenta contra la coherencia de manera intencionada, es decir,


para conseguir un efecto especial determinado. Este tipo de intencionalidad se basa en
conseguir una meta mediante la simulación. Por ejemplo, el productor textual simula estar
triste y su plan para engañar al receptor parece ser totalmente incoherente:
-¡Ah! Que mal que me siento. ¡qué triste! … la ropa es felicidad.
De alguna manera, el productor textual busca engañar a su receptor haciéndose el triste para
conseguir que le compren ropa.

De esta manera, es posible ver como se formulan enunciados, como se pueden cambiar y
planificar de otra manera para buscar la consecución de una meta. Esos cambios o acciones
discursivas estarían dando cuenta de la intencionalidad, es decir, los modos de utilizar los textos
con la idea de lograr el propósito. Esta intencionalidad puede, muchas veces, atentar la coherencia
o la cohesión, pero, esto podrá ser aceptable en la medida que así lo considere el receptor.
Esto demuestra que las acciones discursivas forman un “plan de adecuación” ya que, están
orientadas y utilizadas para la consecución de una meta. De esta manera, puesto que el discurso
puede definirse como una situación o una secuencia de acontecimientos en la que varios
participantes presentan textos, a modo de acciones discursivas, puede considerarse que la
comunicación mediante discursos es un caso de planificación interactiva.
Otra norma: desde la perspectiva de la intertextualidad, se considera que la coherencia y la
cohesión de cualquier fragmento textual aislado puede depender de la cohesión y de la coherencia
que posea otro fragmento que aparezca en el mismo discurso al que pertenecen ambos.

APORTES DE GRICE Y SU PRINCIPIO DE COOPERACIÓN:


Este autor estableció un enfoque amplio sobre la intencionalidad. Lo principal de su principio
cooperativo radica en la violación de las máximas que producen la implicatura conversacional
que, es el contenido implícito del enunciado. Aquello que no se dice, pero se implica, lo que
sería la meta no explicita que quiere alcanzar el hablante. Por ejemplo:
- Chicos, ¿leyeron el apunte?
- Ayer jugaba Argentina.
En este ejemplo se viola la máxima de relación. De hecho, la respuesta no tiene relación alguna
con la pregunta. A partir de esa violación, los receptores, están implicando que no leyeron el
apunte a causa de que estaba el partido. Esa es la implicatura conversacional.
Ahora bien, los autores, dicen que la aplicación de las máximas de Grice, es un procedimiento
de adecuación, porque los enunciados se arman de acuerdo a las máximas, pero, sin embargo,
puede verse que la intención que tenga el productor textual, lo puede llevar a violar alguna
máxima siempre y cuando esa transgresión le sea conveniente para el cumplimiento de su meta.
Entonces, esta violación, se comportaría como un plan de adecuación para decir que el apunte
no fue leído.
También, Dressler y Beaugrande, toman como relevante a la noción de implicatura, pero, dicen
que es un tanto vaga y tiene un punto débil, este, es que si bien esconde una intención que se
implica, no da importancia a las metas discursivas que motivan los cambios que hacen los
participantes en la interacción comunicativa. Los participantes llevan a cabo estos cambios que
son acciones discursivas. Una de esas acciones puede ser el cambio en la planificación de un
discurso o un enunciado, y, por consiguiente, ese cambio es un plan de adecuación porque
encamina la situación comunicativa hacia una meta. Por ejemplo:
-Dame la pintura que está dentro de la cartera que quiero… pará, ¿la trajiste? Acá la
intencionalidad radica en que esa acción discursiva que cambió la planificación del mensaje, es
para lograr que se lleve a cabo la consecución de la meta: saber si el receptor trajo o no la
cartera. La actitud de aceptabilidad del receptor va a suplir el deterioro cohesivo.

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