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OFFSHORE

Desde hace años se habla mucho de los paraísos fiscales y centros offshore y sin
embargo, sus características y forma de funcionamiento son poco conocidas en nuestro
país, se tienen que definir las características de los centros financieros offshore y de los
servicios que prestan.

Figura Offshore

Las entidades fuera de plaza, fuera de costa u Offshore, son entidades de derecho
mercantil que poseen varios años de uso y creación, se han desarrollo a través de los
años, aunque es actualmente que han cobrado mayor auge y reconocimiento y son
utilizadas comúnmente; se puede documentar que no existe continente que no las haya
utilizado y obtenido un gran beneficio convirtiéndose en grandes potencias en materia
de banca y negocio gracias a ello.

Sus antecedentes más antiguos los podemos encontrar en el denominado “Tax Haven”
surgiendo a partir del siglo XVII, en ciudades portuarias ubicadas en pequeñas islas
que brindaban protección y cobijo a los piratas y a los botines que estos obtenían por
medio de su actividad; esto a cambio del pago de sumas de dinero o inversiones
financiadas con el producto de la piratería” (González Barrera Pedro Pablo, 2007).

Esta práctica se convirtió en una de las circunstancias iniciales que más adelante
darían origen a estas entidades. Pero esta práctica se inició de manera formal en
Suiza, a principios del Siglo XX, aprovechando la falta de regulación o controles
formales para la creación de este tipo de entidades; así como la depresión de los años
treinta, ya que numerosos inversionistas norteamericanos temerosos de lo que pudiera
suceder en los bancos norteamericanos, movieron sus activos líquidos a otras
jurisdicciones y a la muy popular Suiza. La práctica dio frutos y Suiza emergió como
una potencia internacional a nivel mundial bancario. Al igual que algunas colonias del
Reino Unido, incluso hay tratadistas que consideran a Inglaterra la cuna de este tipo de
actividades, que emergió prácticamente con el nacimiento de la Banca.

Las sociedades Offshore son instituciones registradas en distintas jurisdicciones que


ofrecen una fiscalización favorable siempre y cuando la actividad de la sociedad no se
realice en el país de acogida. Estas sociedades no están obligadas a presentar
informes contables y tienen garantizado el anonimato.

Las sociedades Offshore son una alternativa legal que utilizan las empresas para
acumular excedentes en países que brindan una mejor seguridad política, económica y
bancaria.

La creación de las sociedades Offshore se encuentran reguladas por lo que su


existencia es legal siempre que su uso sea para fines lícitos, pero sí podría llegar a
serlo si su creación se produce para ocultar patrimonio (con ánimo de eludir el pago de
impuestos); o la procedencia ilícita de un capital.

Diez minutos. Ese es el tiempo que se tarda en constituir una sociedad offshore (IBC)
en una jurisdicción donde los no residentes no tendrán que pagar ningún impuesto,
como Belice o Panamá; una cuenta bancaria offshore en San Vicente y las Granadinas
y una pasarela de pago offshore para poder aceptar tarjetas de crédito (Visa,
Mastercard o Amex) para un negocio digital fuera del país de residencia y de la
jurisdicción donde esté la IBC. Entre 2.000 y 3.000 euros cuesta crear una tienda online
en un paraíso fiscal.

Offshore en Guatemala

La legislación bancaria y bursátil vigente en Guatemala, específicamente la Ley de


Bancos y Grupos Financieros promulgada en el año 2002, en su artículo 27 establece,
que entre otras, las entidades fuera de plaza o entidades offshore pueden formar parte
de un grupo financiero.

Las sociedades offshore están acogidas a regulaciones legales y fiscales muy


favorables, entre las ventajas que podemos mencionar tenemos: la rapidez, moderna
estructura de comunicaciones y no requiere la suscripción de capital, entre otras. Es
una creencia dentro del público en general, que las entidades constituidas a través de
las Offshore son todas aquellas que consideran que la carga fiscal es mucho mayor en
sus países en las cuales tienen su sede, que en otras regiones y que eligen estas
zonas llamadas “paraísos fiscales” para realizar sus inversiones. Estos países que
reciben a las entidades offshore les ofrecen grandes ventajas impositivas, de
confidencialidad y seguridad, que no disfrutan en sus países de origen.

El máximo ente supervisor tributario explica que el papel del Servicio de Administración
Tributaria (SAT) es limitado en estos casos porque se está hablando de recursos no
declarados. Aseveró que las personas que realizan esta actividad ilícita pueden
llevarse el dinero por medio de múltiples operaciones bancarias para despistar a la
autoridad fiscal e incluso, en algunos casos, el dinero se ha llevado en efectivo “en un
maletín en aviones particulares”.

La monitorización de los movimientos transnacionales de capital con destino a centros


financieros offshore constituye un aspecto que puede ser importante para la seguridad
nacional. Se ha analizado el conjunto de relaciones espaciales que conforma la red de
empresas existente en los papeles de Panamá. Su resultado revela la existencia de
una compleja cartografía global de relaciones entre numerosas sociedades pantalla,
donde las diferencias legales y políticas entre espacios son un aspecto clave para
comprender su dinámica. Este fenómeno podría crear problemas internos en un
Estado, tanto en materia de cohesión social como en su capacidad de financiación para
el sostenimiento del estado de bienestar.

En segundo lugar, tiene un impacto en materia de relaciones internacionales, derivado


de la dependencia estratégica con respecto a grandes sociedades financieras globales
localizadas en determinados nodos, especialmente en Países Bajos, Reino Unido,
Irlanda, Singapur y Suiza. Estos conglomerados diseñan un mapa financiero
internacional que decide los lugares de origen, tránsito y destino del capital. Sus
decisiones en esta materia, especialmente en aspectos clave como puede ser el
mercado de deuda pública, pueden ayudar a consolidar o derribar Gobiernos.

No todo es ilegal

En su momento, la SAT explicó que tener recursos en el extranjero no necesariamente


es ilegal. Se vuelve un delito cuando las inversiones generan una utilidad, rendimiento
o intereses y no se declara en Guatemala.
Situación Fiscal

Pueden existir personas que hayan pagado sus impuestos a 100% y que por temas de
seguridad o conveniencia se llevan sus recursos al extranjero y en este caso no hay
delito que perseguir, pero el problema se complica si saliera mi nombre y yo no pago
impuestos, pues obviamente la SAT dirá: ‘nunca me ha pagado y tiene 100 millones de
quetzales en el extranjero’, aquí ya estamos hablando de un tema de defraudación,
actos de corrupción o del crimen organizado”, confirmó el presidente del departamento
financiero

Para entender la naturaleza jurídica de las entidades offshore, tiene que observarse la
naturaleza de las sociedades, porque en sí, las Offshore son sociedades creadas en
países distintos al país domicilio de sus socios. Por lo anterior expuesto, hay que
estudiar la naturaleza de las sociedades mercantiles.

La sociedad mercantil “tiene su origen en una negocio jurídico constitutivo” (Aguilar,


2008); del que nace un contrato; contrato realizado en nuestro país en escritura
pública; el cual debe de llenar los requisitos que la ley establece, y así mismo indicar
los bienes a entregar, servicios, actividad económica de la sociedad, división de
ganancias y la creación de la persona jurídica, como hace referencia el tratadista
Edmundo Vásquez.

A nivel internacional la naturaleza jurídica de la sociedad también es considerada como


una naturaleza contractual, como hace referencia el tratadista mexicano Ignacio
Quevedo Coronado quien indica:

“La sociedad mercantil nace de un contrato plurilateral o de organización que se


distingue de los contratos bilaterales de cambio (sinalagmáticos), como la compra-
venta, mutuo, etcétera, ya que en estos últimos las voluntades y los intereses de las
partes son opuestos, y en el contrato de sociedad los intereses se coordinan para
realizar un in común.” (Quevedo Coronado, 2008).

Otros puntos de referencia que nos indican que la naturaleza jurídica de la sociedad es
contractual, son el ordenamiento jurídico interno de cada uno de los países. Un ejemplo
de esto es el artículo 287 del Código de Comercio de Panamá el cual específica “Toda
sociedad deberá constituirse en escritura pública. El contrato consignado en
documento privado no producirá otro efecto entre los socios que el de obligarlos a
otorgar la escritura respectiva”.

Otro ordenamiento jurídico que nos indica que la naturaleza jurídica de las sociedades
es contractual es el Código de Comercio de España, el cual en el artículo 116 señala
que “El contrato de compañía, por el cual dos o más personas se obligan a poner en
fondo común bienes, industria o alguna de estas cosas, para obtener lucro, será
mercantil, cualquiera que fuese su clase, siempre que se haya constituido con arreglo a
las disposiciones de este Código. Una vez constituida la compañía mercantil, tendrá
personalidad jurídica en todos sus actos y contratos.”

A pesar de lo anterior hay autores que tratan de explicar y entender en qué momento
de celebración del contrato o si es antes de este que nace la sociedad, existiendo así
tres teorías:

1. Teoría del acto constitutivo: esta teoría niega la naturaleza contractual de la


sociedad y “afirma que el acto creador de la sociedad es un canto social constitutivo
unilateral, en el sentido de que la sociedad desde que se inicia hasta que se
perfecciona supone un solo acto jurídico”. (Vásquez, 2012).

2. Teoría del acto complejo: la cual explica que la “constitución de las personas
jurídicas “es un conjunto de declaraciones paralelas de voluntad de idéntico contenido,
que persiguen el mismo fin, pero sin que aquellas voluntades diversas se unifiquen
jurídicamente, en una sola voluntad”. (Vásquez, 2012).

3. Teoría del contrato de sociedad como un contrato de organización: según esta


teoría la sociedad es un contrato, pero de características distintas a los contratos
ordinarios ya que aquí no existe reciprocidad entre las partes sino un interés común.

Por lo anterior y basándonos en las leyes y la doctrina, podemos observar que el


contrato es el único medio de creación de las sociedades, lo que nos lleva a que la
naturaleza jurídica de las Offshore es puramente contractual.
Características Mercantiles

Las características de las sociedades o entidades Offshore nacen tanto de las


características doctrinarias propias de las sociedades mercantiles así como también de
las características que nacen de las leyes y la costumbre.

Las características se pueden dividir en cuatro grupos para un mejor entendimiento.

Primero podemos encontrar las características que nacen de la doctrina, siendo


algunas de estas:

1. Personalidad jurídica;

2. Posesión de acciones;

3. Cuotas de participación;

4. Posesión de bienes muebles e inmuebles;

5. Contraer derechos y obligaciones;

6. Tener y contratar patrimonio propio;

7. Celebración de contratos.

En el segundo grupo de características encontramos las características contractuales,


entre las cuales están:

1. Creada en escritura pública, la cual contiene inmerso el contrato de sociedad;

2. El contrato es formal/solemne;

3. Es plurilateral;

4. Es oneroso;

5. Es principal;

6. Es consensual;

7. Es absoluto;

8. De ejecución continua o tracto sucesivo.


Dentro del tercer grupo hallamos las características legales, siendo estas:

1. Creación de la sociedad en escritura pública;

2. Constituida legalmente conforme a las leyes del país de su creación;

3. Capacidad de los socios;

4. Objeto lícito;

5. Anonimato de sus operaciones;

6. Organización interna debidamente estructurada;

7. Nombramiento de representante legal;

8. Monto del capital;

9. Nombrar signatarios y agentes.

Y por último en el cuarto grupo podemos observar las características relacionadas con
la costumbre y usos mercantiles, encontrando las siguientes:

1. Creadas en paraísos fiscales;

2. Aprovechamiento del régimen fiscal y sus beneficios en el país de su creación;

3. Aprovechamiento de los beneficios en países extranjeros al realizar operaciones de


triangulación;

4. Negocio local e internacional;

5. Comercio electrónico;

6. Creación el país distinto al del domicilio de sus socios.

Aspectos Importantes de la Constitución de una Sociedad Offshore

La constitución de una sociedad offshore es un proceso relativamente sencillo y


económico, sobre todo si se compara con la formación de empresas en países en los
que todavía es necesaria la intervención de un notario como el nuestro.
Los trámites se asemejan bastante a los que se requieren para constituir una sociedad
limitada en un país anglosajón. Pero debido a la distancia y al desconocimiento de la
normativa local, lo habitual es recurrir a los servicios de un agente formador de
compañías o “compañía formación agente” para su constitución, quien, a su vez,
delegará el trámite en un consultor o agente local.

El proceso de constitución de una sociedad offshore comienza cuando el agente local,


que recibe el nombre de “incorporar o inicial suscribir” presenta al registrador de
compañías los dos documentos necesarios para su formación.

Una vez finalizado el proceso de registro, que dependiendo del país puede durar entre
24 y 48 horas, el registrador de compañías emite el llamado certificado de constitución
que da fe de la creación de la nueva sociedad. El proceso de constitución de una
sociedad offshore propiamente dicho, finaliza aquí. Sin embargo, son necesarios
todavía una serie de pasos posteriores para que pueda comenzar sus operaciones,
entre los que se encuentran que el agente local (incorporar) firme un documento que
designe al primer director o, si son varios, a la junta directiva.

Además, la creación de una International Business Company es posible con un capital


estrictamente nominal, es decir sin desembolsar físicamente ninguna cantidad. Se
encuentra protegida también por estrictas normas de privacidad. De este modo, los
nombres de los propietarios o accionistas no aparecen en ningún registro público, ni en
los documentos de constitución de la sociedad.

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