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La Cuadra
La Cuadra
201661021-3252
REFLEJO.
Lo que hasta ahora sabemos y nos falta trecho por indagar es sobre la escritura marginal es
conciencia y sin conciencia de muchos que van adoptando prácticas las cuales se van
ocasión literatura son unas de las manifestaciones, ellas mismas se articulan en la creciente
desigualdad social, política y económica del país, y estas mismas se reflejan activamente en
el conjunto de prácticas y experiencias sociales de los jóvenes que van adoptando para ir
quiere mostrar.
Eduardo del Llano escritor y cineasta cubano considera que marginal “Es alguien que
prefiere, conociendo como funciona su sociedad, (...) mirar los toros desde la cerca.
Prefiere, o no tuvo la elección… y la vida lo llevó a mirar los toros desde la cerca, en
cualquier sentido, y aun así no está metido dentro del juego”, como en el caso de Gilmer.
(Quintana, 2015)
espacio urbano como epicentro de sus relatos, como una geografía de represión y expresión
con una única intención de penetrar e identificar los rasgos que solidifican y permean en los
nos muestran los sujetos representados con estos códigos de desigualdad, que trasforma los
cuerpos, las mentes propias y las ajenas, asumiendo como único medio de subsistencia la
violencia, el (Biopoder) como lo llama Foucault, que significa obtener un poder sobre otros
cuerpos (es decir, valerse de diferentes técnicas para someter y disciplinar los cuerpos y
adquirir así un control de las poblaciones) y así promover la vida de una población
Esta novela entonces nos presenta situaciones y anécdotas dichas de forma real y cruda, que
muertos, construyendo una a una las historias que entrelazan la violencia con la llamada
Añado también que esta novela es la cuadra que vi de lejos mientras pasaba por mi
infancia, también son mis recuerdos, también recuerdo lo que se siente tener la posibilidad
de cualquier posibilidad, en la que cada uno junto con mis amigos vivimos la época nefasta
y sangrienta de finales de los 80 y principios de los 90, cuando se tenía más amigos muertos
que vivos y siempre estaba la incertidumbre de la mañana, vimos morir amigos, tíos y
primos, y hay hoy en día desaparecidos que quedaron en las fotos de la infancia retratados
en blanco y negro.
Al leer estas líneas noto un homenaje a todos los partidos, que si bien comparten las
mismas situaciones, consumidos por la misma agonía de no saber qué camino elegir, Mesa
nos narra de esta manera y nos sitúa en la infancia donde el matar y morir se asumían
como hechos, escribe sobre realidades tangibles, sobre quien no conoció más allá de las
fronteras de barrio, donde no se tuvo más paisajes con los cuales comparar, encerrados en
una invisibilidad que sega los porvenires, constituida por una sociedad que no ofrece
familiar y política, la calle se convierte en una familia prematura, putativas y temporal, sus
fragmentados de los personajes que las habitan, son personajes que sí, fueron manipulados
por hilos invisibles que nunca vieron, y actuaron en consecuencia con su contexto, y eso los
Los años ochenta ampliaron la puerta de entrada a lo que era posible decir, cambiando las
maneras en que era posible decirlo y dejando abierto el campo para la inclusión de nuevos
temas. Los escritores pudieron ocuparse de aquellos temas que los preocupaban como
individuos y como grupo y que no habían sido tratados hasta entonces, considerándose un