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ISBN: 978-958-722-245-6
CDD. 370.1523
ISBN:978-958-722-245-6
Coordinador editorial:
Luis Miguel Vargas Valencia
luismvargas@utp.edu.co
Conmutador 321 2221 Ext. 381
Edificio 9, Biblioteca Central “Jorge Roa Martínez”
Cra. 27 No. 10-02 Los Álamos
Pereira, Colombia
www.utp.edu.co
Montaje y producción:
Universidad Tecnológica de Pereira
Centro Recursos Informáticos y Educativos, CRIE
Impresión y acabados:
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Presentación 4
Capítulo Uno 7
La formación del profesorado en prácticas educativas reflexivas 7
Las prácticas educativas 9
La formación docente en las prácticas educativas 22
Prácticas educativas reflexivas 27
-El aprendizaje reflexivo 28
-La enseñanza del pensamiento reflexivo 32
Formación docente en prácticas reflexivas 35
Capítulo Dos 42
Relación entre cognición, emoción y aprendizaje 42
Cognición, emoción y aprendizaje 52
La expresión emocional en los procesos educativos 56
Una experiencia de reconocimiento de la expresión emocional
en la atribución de sentido al aprendizaje, en un entorno de enseñanza
híbrido (presencial y virtual) 64
Capítulo Tres 70
Una experiencia de práctica educativa reflexiva: El reconocimiento del estilo
pedagógico y el mejoramiento de las prácticas de formación de docentes
en la universidad 70
Acercamiento a la situación problema 70
Estrategia metodológica 76
El reconocimiento del estilo pedagógico y el mejoramiento de las prácticas
de formación docente en la universidad 79
Fase 1. Exploración, comprensión y problematización del estilo pedagógico 79
Acercamiento teórico a los estilos pedagógicos 80
Los estilos pedagógicos y la reflexión en y sobre las prácticas educativas 86
Fase 2. Planeación y desarrollo de una Unidad Didáctica resignificada 93
El desarrollo de la Unidad Didáctica 98
Fase 3. Contrastación de la práctica inicial con la práctica resignificada. Reflexión y
metarreflexión en búsqueda de transformaciones 102
El uso de TIC: el blog como apoyo a la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación 114
En resumen 116
Líneas abiertas en investigación 118
Líneas abiertas en formación de docentes 119
Referencias 120
El texto es producto de la investigación: “Los estilos pedagógicos
y el mejoramiento de las prácticas docentes en la universidad”
(Cód. 4-12-3), financiado por la Vicerrectoría de investigaciones
de la Universidad Tecnológica de Pereira, Colombia.
Presentación
Desde principios del siglo XX, autores como Dewey (1989), Shulman (1997), Stenhouse
(1998), Jackson (2001), entre otros, iniciaron movimientos en favor de una educación que
asumiera la complejidad de los contextos socioculturales, políticos y económicos para la
formación de sujetos críticos, autónomos y comprometidos con la democracia. Un factor
fundamental para lograr estos cambios lo constituyen los profesores, quienes han de ser
trabajadores de la cultura, profesionales reflexivos en permanente transformación de su
quehacer académico.
El capítulo tres presenta la experiencia de una práctica educativa reflexiva, guiada por
un ciclo de reflexión-acción-reflexión, en el que confluyen factores cognitivos, emocionales,
relacionales, éticos y comunicativos, que favoren la formación de profesores reflexivos.
Hasta mediados del siglo XX, los fenómenos educativos en general fueron regidos
por marcos teóricos y de investigación sobre la educación, producto de modelos positivistas
plasmados en leyes y teorías que los docentes aplican en las aulas en función de la eficiencia.
En esta concepción de la educación, la formación docente ha sido orientada por expertos
que dicen a los profesores qué enseñar y cómo enseñarlo, de acuerdo con currículos
prescriptivos, con modelos pedagógicos y de competencias. Estas herramientas miden los
desempeños en función de pruebas estandarizadas, que aportan poco al mejoramiento y a la
calidad de la que tanto se habla actualmente.
Paralelo a la situación descrita y desde inicios del siglo XX, autores como Dewey
(1989), Shulman (1997), Stenhouse (1998), Jackson (2001), entre otros, iniciaron
movimientos en favor de una educación orientada hacia una acción educativa propia de
otras racionalidades, que contemplan la complejidad de los contextos socioculturales,
políticos y económicos en que está inmersa la institución escolar. En este contexto, la
investigación educativa se convierte en una necesidad docente, como base para la reflexión,
la comprensión y la transformación de una acción educadora que forme sujetos críticos,
autónomos, comprometidos con la democracia.
planteamientodelasprácticaseducativasreflexivas,apartirdetresconceptosinterrelacionados:
la enseñanza, el aprendizaje y el pensamiento reflexivo. En este último, se revisan las
principales tendencias para el desarrollo del pensamiento en las prácticas educativas en el aula,
en la formación de docentes críticos, comprometidos con la transformación de la educación.
- Los fines responden al para qué enseñar, para qué educar, y cubren la complejidad de
la organización social, la ordenación de los contenidos desde estructuras disciplinares
o interdisciplinares, las relaciones pedagógicas, las formas de distribución del tiempo,
los espacios y los demás procesos ligados al sentido y la función de la enseñanza.
- El cómo se aprende está relacionado con las formas de organización curricular de los
contenidos, con los procesos de enseñanza y de aprendizaje asociados con las lógicas
epistemológicas de las disciplinas.
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Martha Cecilia Gutiérrez G.-Orfa Elcida Buitrago J.-Victoria Eugenia Valencia M.
- Qué hay que aprender, con su consecuente distribución en cada unidad o secuencia
didáctica, curso y ciclo educativo
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nuevos contenidos de aprendizaje; y la significatividad funcional de los contenidos, si son
adecuados al nivel de desarrollo de los estudiantes.
En tercer lugar, las relaciones pedagógicas en la clase, o los vínculos entre profesores
y estudiantes en relación con los contenidos y tareas escolares, generan distintas formas de
comunicación que responden a concepciones de la educación, con efectos en el cumplimiento
de metas educativas, que se plantean a continuación.
- Planear la acción docente desde las necesidades de los estudiantes, antes y durante
el proceso de enseñanza y aprendizaje: Tiene en cuenta la programación inicial, la
flexibilidad y diversidad del ajuste en el desarrollo, a fin de atender la complejidad del
acto educativo de manera individual y grupal, respetando las diferencias individuales,
los ritmos de aprendizaje, los procesos de seguimiento y la valoración del proceso.
- Ayudar a que el estudiante encuentre sentido a lo que hace y debe hacer, de manera
que le resulte interesante hacerlo: Se refiere a la comunicación y negociación de los
objetivos, procesos y productos que se espera que los estudiantes adquieran o realicen
en el marco de la actividad académica, con las distintas formas de participación e
implicación en los procesos académicos
- Establecer retos y desafíos al alcance de los estudiantes; que ellos puedan superarlos
con esfuerzos y la ayuda educativa necesaria: Se refiere a la relación entre los objetivos
y las actividades planteadas, con los retos y desafíos que representan para los
estudiantes, en los que se tenga en cuenta el ajuste de las propuestas a las posibilidades
reales de cada uno y las ayudas que han de brindarse para el cumplimiento de las
metas.
- Fomentar la actividad mental del estudiante para que pueda establecer el máximo
de relaciones entre los conocimientos previos con los nuevos, que construya
sentidos, promueva procesos metacognitivos y que asegure el control progresivo
del aprendizaje: Tiene relación con las concepciones docentes del aprendizaje, si
lo considera un proceso tendiente a la autonomía o a la heteronomía, así como al
grado de conciencia, regulación y capacidad de control que promueve o no, a nivel
individual o de manera colectiva, de acuerdo con los objetivos y las actividades
planeadas y desarrolladas.
- En cuarto lugar, está la organización social de la clase, la cual está relacionada con la
estructura organizacional de la institución educativa, con el currículo y con el sistema
social en el que está inmersa la escuela.
- La sincronía cuando hay coincidencia del tiempo del profesor y los estudiantes,
o asincronía, si no hay coincidencia temporal de docente y estudiantes en la
comunicación.
- En esta última modalidad hay formas mixtas o b-learning, con espacios presenciales
y virtuales, realizados en red, de acuerdo con los objetivos educativos, en los que el
uso de TIC y sus relaciones con el manejo del tiempo y el espacio son factores que se
influyen unos a otros en las prácticas educativas.
Para el autor anterior, los métodos globalizados con mayor vigencia por su
correspondencia con una función social de la enseñanza orientada a la formación de
ciudadanos reflexivos y críticos, son los siguientes:
- Los proyectos de trabajo globales, derivados de los proyect work, para que los
estudiantes aprendan procedimientos que les ayude a asimilar, comprender y
organizar la información, a medida que se forman como ciudadanos con capacidad
de “aprender a aprender”.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
El autor clasifica los materiales curriculares desde varios aspectos; uno de ellos es
la diferencia entre medios fungibles y no fungibles, a partir del hecho de que todo material
ofrece potencialidades específicas, por lo que no se trata de saber qué se puede hacer con
cada uno, sino de determinar en qué puede ser más útil. Por ejemplo, el libro de texto ha sido
el recurso más utilizado y el más criticado, porque muchas veces se confunde su carácter de
recurso con el de manual único que induce las formas de enseñar, suplantando la dimensión
estratégica y creativa del profesor en la planeación y desarrollo de las propuestas didácticas.
Otro tipo de recursos importantes en las prácticas educativas son los de proyección
estática (Zabala, 2008), como el retroproyector o el video beam con diapositivas, imágenes
o esquemas que pueden servir de apoyo para la conceptualización, el diálogo o también en
la transmisión de información. Las imágenes en movimiento, como videos, filmaciones,
materiales educativos computarizados, objetos virtuales de aprendizaje (OVA) y en general
todo el material multimedia, no debe confundirse con unidades didácticas que sustituyen al
profesor, puesto que también deben adaptarse a los fines y actividades relacionadas con los
objetivos, contenidos, ritmos y formas de aprendizaje en las que se supere la transmisión y se
opte por la comprensión y construcción conjunta de conocimiento, soportada con las ayudas
educativas adecuadas.
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reflexiva, más pueden apoyar las necesidades específicas de los estudiantes y del
grupo en general.
- Evaluación inicial, para conocer lo que cada estudiante es, sabe y sabe hacer en
relación con los objetivos y contenidos de aprendizaje previstos, que proporcione
pautas para la planeación y organización de las actividades y experiencias vinculadas
a cada tipo de contenidos y a las necesidades de los estudiantes.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
y el análisis de las prácticas educativas, que ayude a superar el concepto de educación como
un “hacer” y el de formación como simple capacitación o actualización.
Para la Teoría Crítica, la práctica educativa relaciona teoría y práctica en una unidad
dialéctica que remite a la idea humboldtiana de formación a través de la ciencia, la reflexión
conectada con la técnica, la gestión y la producción de conocimiento en la praxis profesional
(Habermas, 2000).
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
- Parte de los intereses y necesidades de los asistentes desde sus prácticas educativas.
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El aprendizaje reflexivo
Bateson (1973) presenta una clasificación del aprendizaje en tres niveles: el primero
corresponde a la repetición relacionada con la transmisión de saberes e información propia
de las pedagógias bancarias; el nivel dos es el relacionado con el aprendizaje consciente del
contexto, que permite al aprendiz establecer comparaciones y conexiones entre teoría y
práctica; y el tercer nivel es el del aprendizaje reflexivo, que dota al aprendiz de la capacidad
de dudar del saber construido, de revisar los contenidos, los procedimientos, así como las
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
El tercer nivel propuesto por Bateson como aprendizaje reflexivo es propio de enfoques
pedagógicos constructivistas y críticos, que reconocen la importancia de la integralidad
del ser humano y la interrelación que existe entre el saber conceptual, relacionado con lo
cognitivo, con el saber procedimental, relacionado con el hacer y la acción; y con el saber
afectivo, emocional, relacionado con el yo y con los otros, con el contexto, para que sea
realmente un proceso significativo.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
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En suma, son múltiples los programas para la enseñanza del pensamiento como
objetivo educativo, los cuales pueden conducir a propuestas y estrategias para enseñar a
pensar desde el desarrollo de habilidades generales o específicas. La investigación revela que
la transferencia de habilidades de pensamiento a otros dominios es limitada, y en la mayoría
de los programas conocidos falta evaluación sistemática (Reif, 2008). La evaluación de los
programas de desarrollo del pensamiento en la escuela es un campo por explorar, debido a la
misma complejidad del fenómeno (Brockbank, 1999; Garnham y Oakhill, 1996; Reif, 2008;
Santuiste et al., 2001).
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
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- El “saber qué”, se refiere a los conceptos y teorías que la escuela imparte en las
diferentes materias o áreas del currículo, en las cuales se expresan las finalidades de
la educación.
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y dar cuenta de lo ocurrido, de trabajar con el material que se tiene ante sí, lo que
Leontiev (1981) denomina concienciación, que necesariamente involucra a otros
con quienes se comparte el diálogo crítico en la formación y en el aprendizaje.
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CAPÍTULO DOS
Relación entre cognición,
emoción y aprendizaje
A mediados del siglo veinte, el modelo conductista empieza a mostrar sus limitaciones
para explicar buena parte de lo que nos caracteriza como seres humanos. Por tal motivo y
gracias a la incursión de las tecnologías computacionales, se plantea un modelo de la mente
basado en esta metáfora en la psicología cognitiva.
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Martha Cecilia Gutiérrez G.-Orfa Elcida Buitrago J.-Victoria Eugenia Valencia M.
comprensión que se tienen de lo que son las cosas, también transforma el sentido que ellas
tienen para nosotros.
¿Cómo entender las emociones en los procesos de enseñanza y aprendizaje
escolar?
El estudio de las emociones ha sido de interés para los filósofos desde la antigüedad.
En la Grecia clásica, por ejemplo, se identificaba la emoción con la “metáfora del amo y el
esclavo”, que representa las emociones y las pasiones, en ella está presente la idea de un ente
superior (razón, mente, cognición) y otro inferior (emoción), hecho que señala la existencia
de un dualismo, que se mantiene hasta nuestros días.
En la Edad Media se consideró que la parte racional del alma estaba en franca
lucha contra los deseos y apetitos que originan las pasiones y que eran el origen del pecado.
Las emociones se ligaban con pasiones, apetitos y deseos, que debían ser controlados y
reprimidos.
En estas épocas, las emociones aparecen como facetas de la mente que se oponen a la
razón y que son inferiores a esta última. Se ha dicho de ellas que se gestan en el inconsciente,
que son más espontáneas que artificiales, más sentidas que pensadas, más corporales que
mentales, y que en su condición de irreflexivas, derivan de una parte animal de la naturaleza
humana. Desde esta perspectiva, el ser humano aparece como un ente pasivo frente a una
influencia emocional extremadamente poderosa e incontrolable.
Una mirada filosófica contemporánea sobre las emociones señala dos referentes que
gozan de reconocimiento académico: los de Salomón (2003) y Nussbaum (2008), ambos
con posturas integradoras entre cognición y emoción, ubicadas en lo que podría llamarse
pensamiento neoestoico.
Salomón (2003) sostiene que las emociones son racionales y deliberadas, aunque
en ocasiones parecerían ser contraproducentes y desconcertantes cuando desvían nuestras
aspiraciones y bloquean nuestras ambiciones. El autor argumenta la racionalidad de las
emociones porque las considera juicios urgentes o apresurados de respuesta a un escenario
difícil, para la cual uno no se encuentra preparado o está indefenso, frustrado, impotente o
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
atrapado en una “situación” descrita como irracional y que amerita una respuesta inusual. De
esta forma, lo irracional no es la emoción sino la situación provocadora.
Nussbaum (2008) sostiene que “las emociones comportan juicios relativos a cosas
importantes, evaluaciones en las que, atribuyendo a un objeto externo relevancia para nuestro
bienestar, reconocemos nuestra naturaleza necesitada e incompleta frente a porciones del
mundo que no controlamos plenamente” (p. 41).
Sugerir que las emociones son formas de juicio es una versión contemporánea de la
concepción de los antiguos estoicos griegos, según la cual las emociones son una forma de
juicio valorativo, que atribuye a ciertas cosas y personas fuera del control del ser humano
una gran importancia para el florecimiento del mismo. Esta propuesta reconoce que las
emociones son una respuesta a las necesidades y a la falta de suficiencia del ser humano,
noción que se identifica como “cognitivo –evaluadora”, es decir, relativa a la recepción y al
procesamiento de información.
Los estudios sobre emociones le permitieron a Darwin concluir que las expresiones
emocionales no son exclusivas del ser humano; algunas como la ira o el miedo aparecen
en especies que se consideran menos desarrolladas. Al parecer existe una continuidad
filogenética, de manera que las especies más desarrolladas poseen la mayor expresividad
emocional.
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Con James (1985) se da inicio a la tradición que resalta el papel de las respuestas
fisiológicas periféricas (sistema nervioso autónomo y sistema nervioso motor) en la
percepción de la experiencia emocional, que dio nacimiento a la psicofisiología; lo que
constituye el principal aporte de James. Para el autor, el sentimiento de cómo ocurren los
cambios corporales es la emoción en sí misma.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
Las ideas desarrolladas desde la teoría del marcador somático giran en torno a tres
planteamientos generales: el primero sostiene que tanto la emoción como el sentimiento
son indispensables para la racionalidad, y en una perspectiva favorable, los sentimientos
nos encaminan en la dirección adecuada para hacer un buen uso de los instrumentos de la
lógica. Así, “la emoción y el sentimiento, junto con la maquinaria fisiológica oculta tras ellos,
nos ayudan en la intimidadora tarea de predecir un futuro incierto y de planificar nuestras
acciones en consecuencia” (Damasio, 2010, p.11).
Para el autor, la idea del cuerpo como base de la mente se fundamenta en las
siguientes afirmaciones: un primer argumento mantiene que el cerebro humano y el resto
del cuerpo constituyen un organismo indisociable, integrado mediante circuitos reguladores
bioquímicos y neuronales mutuamente interactivos. Un segundo argumento sostiene que el
organismo y el ambiente se relacionan como un conjunto; esta interacción no es del cuerpo
ni de la mente por sí solos.
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importancia que la teoría del marcador somático tendría en educación. Las relaciones que
encontraron se presentan a continuación.
Las anteriores ideas provienen de la experiencia clínica con pacientes afectados por
lesiones del lóbulo prefrontal, quienes a pesar de poseer intactos los mecanismos cognitivos,
eran incapaces de tomar decisiones efectivas. Estos pacientes perdieron la habilidad de
analizar eventos por sus consecuencias emocionales, que al estar disociadas del pensamiento
racional, afectaron la toma de decisiones y el aprendizaje.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
Mucho antes del alba de la humanidad los seres humanos eran seres. En algún
punto de la evolución, comenzó una conciencia elemental. Con esa conciencia
elemental vino una mente simple; con una mayor complejidad de la mente apareció
la posibilidad de pensar, y aún más tarde de utilizar el lenguaje para comunicar y
organizar mejor el pensamiento. Así pues, el principio fue el ser, y solo más tarde fue
el pensar. Y ahora, cuando los seres humanos llegan al mundo y van desarrollándose,
se sigue empezando con el ser, solo más tarde pensamos (Damasio, 2010, p. 284)
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Tomkins (1984) propuso una teoría racional para el estudio del rostro, como medio
para conocer la personalidad y la emoción. Este autor influyó notablemente en Ekman e
Izard, ayudándolos a proyectar sus primeros estudios transculturales sobre la expresión
facial.
Otro autor de la línea neodarwinista es Izard (2010), con la teoría del feedback facial,
la cual planea que la expresión facial determina la cualidad de la experiencia emocional.
Los impulsos del SNC van a los músculos de la cara, estos producen expresiones faciales de
carácter genético, y a partir de allí se produce una retroalimentación al cerebro, que produce
la experiencia emocional.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
Entre los seguidores de la teoría evolucionista hay acuerdo al considerar que las
emociones juegan un papel esencial en la adaptación del organismo al medio. Ejemplos
adaptativos pueden verse en el caso del miedo, que predispone al organismo a huir para
asegurar la supervivencia; la ansiedad, por su parte, consiste en estar atento y vigilante a
lo que pueda ocurrir en caso de peligros supuestos o potenciales, mientras que la función
de la ira es defenderse duramente y atemorizar al enemigo. De la tristeza se ha dicho que
la quietud que provoca está orientada a reflexionar y buscar alternativas, y la alegría busca
continuar con los planes que han funcionado hasta el logro de los objetivos. Por su parte, el
amor es la atracción hacia el otro para asegurar y resguardar la continuidad de la especie.
Diversos autores han clasificado las emociones, y si bien no ha habido consensos, hay
similitudes entre algunos de ellos. Acá se hará referencia a dos autores que han revisado el
tema recientemente: Aguado (2010) y Bisquerra (2009).
Aguado (2010) considera que una conducta expresiva sugiere “por una parte, ciertos
cambios conductuales que son manifestación de un particular estado interno de la persona o
animal que los produce y, por otra, que esos cambios pueden ser percibidos o interpretados
por otro individuo” (p. 49). Agrega el autor que la expresión emocional proporciona a los
observadores claves informativas manifiestas del estado interno del emisor, como elemento
regulador de la interacción social. Los estados emocionales pueden ser expresados desde
distintos canales, en especial desde la expresión facial y el tono de voz.
El autor anterior retoma el concepto de emociones básicas, cuya idea es aceptada por
otros y cuyo postulado sostiene que algunas emociones tienen algo de fundamental, básico
o primitivo y son comunes a todos los seres humanos. Asimismo, la idea de la existencia de
un conjunto limitado de emociones básicas o primitivas tiene su origen en la concepción
evolucionista de la emoción, donde cada una de ellas tiene una función adaptativa.
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Martha Cecilia Gutiérrez G.-Orfa Elcida Buitrago J.-Victoria Eugenia Valencia M.
(1979), cuando plantea que estas emociones se caracterizan por diversos programas
afectivos. Cada emoción básica se corresponde con un programa afectivo específico, que
provoca diferentes reacciones, e incluyen aspectos expresivos, motores y fisiológicos.
Para Ortony y Turner (citados por Aguado, 2010), en una crítica a las emociones
básicas, proponen un enfoque alternativo que parte de la idea de que lo básico o primitivo
no son los eventos que normalmente llamamos emociones, como la ira o la tristeza, sino
componentes más elementales que se pueden combinar de múltiples formas. Por ejemplo,
el miedo que puede ser provocado por amenazas tangibles como un animal furioso, o por la
posibilidad de que aparezca un fantasma, en ambos casos la reacción puede tener elementos
comunes e incluir otros de índole más subjetiva.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
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Martha Cecilia Gutiérrez G.-Orfa Elcida Buitrago J.-Victoria Eugenia Valencia M.
Otro autor que presenta una clasificación de los estados emocionales desde una
perspectiva psicopedagógica es Bisquerra (2009), con cuatro grupos: emociones positivas,
sociales, negativas y ambiguas, cada uno con sus respectivas características, sintetizadas en la
Tabla 2.
Para el autor, las emociones consideradas como básicas negativas son el miedo, la ira
y la tristeza. Además, incluye en este grupo el asco y la ansiedad. En las emociones sociales,
la que considera más relevante es la vergüenza. En las positivas, destaca la alegría, el amor y
la felicidad. En las emociones ambiguas, incorpora la sorpresa.
Tristeza Depresión, frustración, decepción, aflicción, pena, dolor, pesar, desconsuelo, pesimismo,
melancolía, autocompasión, soledad, desaliento, desgano, morriña, abatimiento, disgusto,
preocupación
Asco Aversión, repugnancia, rechazo, desprecio
Ansiedad Angustia, desesperación, inquietud, inseguridad, estrés, preocupación, anhelo, desazón,
consternación, nerviosismo
Emociones sociales
Vergüenza Culpabilidad, timidez, vergüenza ajena, bochorno, pudor, recato, rubor, sonrojo, verecun-
dia
Emociones positivas
Alegría Entusiasmo, euforia, excitación, contento, diversión, placer, estremecimiento, gratifica-
ción, satisfacción, capricho, éxtasis, alivio, regocijo, humor
Amor Aceptación, afecto, cariño, ternura, simpatía, empatía, interés, cordialidad, confianza,
amabilidad, afinidad, respeto, devoción, adoración, veneración, enamoramiento, ágape,
compasión
Felicidad Bienestar, gozo, tranquilidad, paz interior, dicha, placidez, satisfacción, serenidad
Emociones ambiguas
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
Relacionadas con la sorpresa, pero en otro extremo de la polaridad pueden estar anticipa-
ción y expectativa, que pretenden prevenir sorpresas.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
Figura 3. Grupos de categorías con las expresiones emocionales de todos los participantes
en el entorno presencial (Valencia, 2015)
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Para concluir, puede decirse que los resultados parciales presentados han permitido
describir la expresión de lo emocional, identificada en la actividad conjunta de un proceso
de enseñanza y aprendizaje en un entorno híbrido, donde el componente cognitivo y afectivo
del aprendizaje confluye a medida que la profesora y los estudiantes desarrollan una actividad
conjunta tanto en el aula presencial como en la virtual, gracias a la mediación del lenguaje.
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CAPÍTULO TRES
Una experiencia de práctica educativa reflexiva: el reconocimiento
del estilo pedagógico y el mejoramiento de las
prácticas de formación de docentes en la universidad
Uno de los campos en los que la formación docente vincula las distintas dimensiones
de la acción humana son los estudios sobre los estilos pedagógicos o de enseñanza que
asumen los profesores en sus prácticas educativas (Callejas y Corredor, 2002). La autoras,
en el estudio “La Renovación de los Estilos Pedagógicos: Colectivos para la Investigación
Acción en la Universidad”, hacen una caracterización de los estilos pedagógicos a través de
la reflexión de los profesores sobre sus concepciones y prácticas, contrastan las formas de
pensar, sentir y actuar del docente, que les permitan problematizar la realidad para buscar su
transformación, a partir de propuestas que ponen en tensión la relación teoría-práctica, para
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Martha Cecilia Gutiérrez G.-Orfa Elcida Buitrago J.-Victoria Eugenia Valencia M.
promover cambios.
Forero, Callejas, Pardo y Salcedo (2007) analizan los estilos pedagógicos de un grupo
de profesores universitarios y concluyen que, más que identificar estilos, lo primordial está
en la reflexión del profesor sobre su propio desempeño y la posibilidad de transformación de
las prácticas educativas. Destacan la importancia de la investigación acción educativa, para
la reflexión del profesor sobre su práctica en procesos de formación docente en las distintas
disciplinas.
- La reflexión del proceso de aula enmarcado en el contexto local y global, que favorezca
la problematización de la enseñanza impartida.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
- Analizar e interpretar las relaciones entre los nuevos significados de las prácticas
docentes de formación de educadores construidos por las profesoras y los cambios
ocurridos durante el ciclo de investigación acción participativa realizado.
Estrategia metodológica
La investigación en las prácticas educativas es en sí misma una práctica, cuyas formas
de abordaje en el enfoque crítico usan diferentes métodos y técnicas de investigación,
dependientes de las opciones ontológicas, epistemológicas y metodológicas en la relación
entre el investigador y lo investigado (Kemmis y Mc Taggart, 2013). Surgen así, perspectivas
centradas en lo objetivo, en lo subjetivo o en lo dialéctico.
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Martha Cecilia Gutiérrez G.-Orfa Elcida Buitrago J.-Victoria Eugenia Valencia M.
presente viviente hacia un futuro, en el que las personas involucradas y afectadas vivirán con
las consecuencias de las acciones adoptadas” (Kemmis y Mc Taggart, 2013, p. 387).
La práctica es sujeto y objeto de los intereses de los profesores, quienes a medida que la
comprenden se convierten en docentes reflexivos, lo que favorece su propia transformación y
de la práctica misma en contexto. Aspecto este que constituye el fin emancipador de la ciencia
social crítica (Kemmis y Mc Taggart, 2013), el cual es posible en procesos colaborativos de
comunicación y aprendizaje que involucra a los estudiantes en la construcción de acuerdos
intersubjetivos, legitimados en la propia acción.
Para Carr y Kemmis (1988), los métodos y técnicas para el logro de los propósitos de
la investigación acción participativa son los críticos, basados en la dialéctica, sustentados en
la teoría habermasiana de la acción comunicativa, en la que el conocimiento tiene validez
si es elaborado en consensos intersubjetivos, con sentido para los participantes, fruto de
comprensiones y decisiones legitimadas en la argumentación, moralmente correcta y
apropiada a la circunstancias de los contextos.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
didácticas teniendo en cuenta los asuntos problematizados, de manera que puedan hacerse
conscientes y reflexionados, en busca de posibilidades de transformación de la práctica
educativa.
La unidad de análisis cubre una práctica educativa completa, con dos unidades
didácticas: la primera, de exploración y problematización de los estilos pedagógicos
predominantes, la cual fue planeada y ejecutada en su totalidad por la docente titular del
curso. La segunda unidad didáctica fue desarrollada entre la docente titular y la auxiliar, con
un diseño presencial apoyado con un blog, en el que reposa la planeación y la interacción
lograda a través de esta ayuda durante la experiencia. El resultado del proceso vivido es
sistematizado a continuación.
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La revisión teórica sobre los estilos pedagógicos ha versado sobre los diferentes
sentidos asumidos por los investigadores y sobre sus concepciones de la docencia, del ser
1. Parte de la reflexión teórica sobre estilos pedagógicos presentada en este acápite fue liderada por la profesora
María Mercedes Callejas, de la Universidad Pedagógica Nacional, en un proyecto de investigación en el que parti-
ciparon varias universidades colombianas, entre ellas la Universidad Tecnológica de Pereira.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
profesor, de la didáctica, de la enseñanza, entre otros. Los estilos han sido referidos casi en
su totalidad a la caracterización de las actividades que realizan los docentes y a clasificarlas
en función de las conductas que ellos exhiben en sus interacciones de aula y en el éxito
o fracaso académico y educativo con que se intente asociar. Al estilo pedagógico también
se le ha denominado estilo docente, que autores especializados en el tema relacionan con
diferentes variables o mediaciones, como el clima de la clase que puede originar un estilo
pedagógico particular.
El estilo es una manera de ser profesor, relacionada con los métodos de enseñanza
usados (Fenstermacher, 1989): el estilo de discusión socrática, de discusión pública, estilo de
aprendizaje, estilo militar, estilo empresarial, entre otros.
Para Fernández (2003), el estilo pedagógico se relaciona con las características que
diferencian dos grupos de profesores: los “rutinarios”, que permanecen imperturbables en
sus rutinas didácticas, y los que él llama profesores en “cuestión”, para designar a quienes
se cuestionan, investigan, desean optimizar su trabajo y sus hábitos pedagógicos. El estilo
docente para el autor crea el clima en el aula o en la institución donde labora.
En la revisión que hace Fernández (2003) de los estilos docentes, Brophy y Good
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diferencian tres tipos básicos relacionados con la forma como se conducen y conducen a
los estudiantes: los profesores preactivos, con expectativas proyectadas hacia el éxito futuro;
los profesores hiperactivos, con expectativas negativas y consideraciones estereotipadas
o etiquetadas sobre los estudiantes; y los profesores reactivos, abiertos a posibles nuevas
informaciones, datos y expectativas que se van dando durante el desarrollo de los procesos
de enseñanza.
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y análisis de las propias prácticas, tiene distintas dimensiones relacionadas con el quehacer
académico en el aula: el saber, el saber hacer, el saber comunicar, el saber ser (Callejas y
Corredor, 2002; Fernández, 2003).
El saber comunicar tiene relación con las múltiples interacciones en los procesos
de enseñanza, aprendizaje y contenidos, que involucran distintas formas y grados de
participación del docente y de los estudiantes en el acto educativo, en sus discursos, prácticas,
vínculos escolares con los contextos, entre otros.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
que lo orientan y de sus consecuencias en los procesos educativos. Para Schön (2002), los
profesionales operan como prácticos reflexivos, cuando activan procesos que involucran
tanto el pensamiento intuitivo y creativo como el racional, lógico y sistemático, antes, durante
y después de la actividad profesional.
La reflexión docente sobre las propias prácticas permite tomar conciencia de las
circunstancias profesionales y personales bajo las cuales se tomandecisiones académicas en las
aulas. Los procesos colectivos de construcción conceptual permiten superar el pensamiento
rutinario, cuestionar las concepciones y prácticas en diálogos conscientes consigo mismo y
con los demás, que viabilizan la problematización de los estilos pedagógicos desplegados en
la enseñanza de los saberes escolares, para buscar su resignificación y la transformación de
las prácticas educativas.
- Promueve el compromiso ético del profesor con la ciencia, la sociedad y con la educación.
2. Una unidad didáctica completa es un proceso de enseñanza y aprendizaje que tiene un inicio, un desarrollo y un
final conocido para los docentes y los estudiantes, en el que se enseña y se aprende un contenido específico con unas
finalidades, objetivos, una estrategia metodológica definida y una evaluación.
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Al inicio de la unidad didáctica, en el encuadre y los acuerdos de trabajo, hay dos tipos
de situaciones: por un lado, la contextualización de la actividad y negociación de tiempos, y
por otro, la determinación docente sobre la evaluación.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
textos y documentos de estudio; también sugiere hacer resúmenes o síntesis para mejorar la
comprensión conceptual.
Con preguntas como las anteriores, la profesora pide a los estudiantes trabajar en
pequeños grupos y así hace la aplicación al contexto, aprovechando las experiencias y los
conceptos interiorizados. Al final, pasa por cada grupo y hace preguntas, como la siguiente:
“Como docentes en formación, al trabajar el desarrollo del pensamiento del niño, ¿qué les
queda de todo esto?, ¿cuál es su reflexión?”
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Martha Cecilia Gutiérrez G.-Orfa Elcida Buitrago J.-Victoria Eugenia Valencia M.
En el cierre de la sesión, la profesora expresa: “ahora bien, después de haber hecho ese
proceso de comprensión individual y social, conversemos sobre lo que hemos realizado en
el día de hoy”. Es decir, promueve la realización de procesos individuales y sociales en pro
del aprendizaje, del desarrollo de estructuras mentales que favorezcan la interiorización y
apropiación del conocimiento (Bruer, 1995, p. 63).
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
los autores. Aspecto que es contradictorio con los enfoques constructivistas, porque no aporta
al desarrollo del pensamiento que ella misma enseña ni a la construcción de autonomíag
constructivismo el carácter fundamental de la actividad del alumno en el aprendizaje, en
la medida en que elabora y reelabora significados que permitan la atribución de sentido al
proceso. Sostienen que la actividad de enseñanza consiste en brindar una ayuda educativa
eficaz, ajustada a la actividad constructiva del alumno como protagonista.
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En este momento del proceso, las dos profesoras (titular y auxiliar) consideran que
planean una unidad didáctica con enfoque socioconstructivista y apoyo de un blog, para
promover la delegación y el control del aprendizaje a los estudiantes, puesto que según la
docente titular, esta es la mayor dificultad en su estilo pedagógico.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
Los resultados del análisis son desglosados en tres momentos que guiaron la práctica
educativa: inicio, desarrollo y final de la actividad académica, desde los cuales se hace el
balance del estilo pedagógico visibilizado en la unidad didáctica.
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Profesora: Entonces, ¿qué nos vamos a preguntar durante este semestre sobre los niños?
Profesora: cómo piensan y cómo desarrollan el pensamiento los niños, cómo aprenden
y cómo construyen aprendizajes”.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
para retroalimentar aportes o la exposición de la tarea que fue subida al blog; por ejemplo:
Estudiante: Porque ella tenía una experiencia física, con el concepto del gato.
Profesora: Ella ya había tenido una experiencia física con el gato, ya había interactuado,
ya se había organizado mentalmente y tenía una categoría muy clara, de que había diferentes
clases de gatos, aunque estaba en una categoría mental grande del concepto de gato. ¿Qué
pasa cuando llega la ardilla? ¿Qué concepto empieza a aparecer acá?
Estudiante: ¡Desequilibrio!
Profesora: ¿En qué momento del texto leen que puede ser el desequilibrio?”
En las actividades en el gran grupo, hay articulación del trabajo presencial y el trabajo
virtual en los blogs. En varias sesiones, la docente delega la coordinación del trabajo a los
estudiantes que exponen y al final ella cierra con una síntesis de los conceptos trabajados.
También hay momentos donde los estudiantes preguntan a la docente sobre aspectos
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que no están claros y ella los explica; por ejemplo, un estudiante pregunta:
En las sesiones presenciales también hay valoración del trabajo con el blog, tanto en
el grupo general como en los pequeños grupos; en estos, los estudiantes conversan sobre
dificultades con el acceso, la subida de archivos o el enlace con el blog docente, e igualmente
intercambian nuevas maneras de hacer tareas en la plataforma virtual o sobre el uso de los
programas propuestos. En el gran grupo también hay aportes de los estudiantes sobre el
manejo del blog; por ejemplo: un grupo trajo a la sesión presencial un programa diferente
para hacer historietas, Prixton, lo dan a conocer y señalan que la ventaja está en que puede
modificarse de muchas formas y puede ilustrar contenidos de aprendizaje.
La ayuda entre iguales, como práctica pedagógica que impulsa la creación de vínculos
al interior de los pequeños grupos y entre grupos, facilitó la comunicación multidireccional
dentro de los blogs, y entre ellos con la clase presencial, en la que los estudiantes aportaron el
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
uso de herramientas tecnológicas que podían servir para la realización de los laboratorios, las
compartieron y le enseñaron a todo el grupo a utilizarlas (Coll y Monereo, 2008).
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La enseñanza
En las dos unidades didácticas, la profesora centró la enseñanza en la ayuda y el
acompañamiento planeado para que los estudiantes fueran interiorizando, apropiando
y haciendo uso efectivo del conocimiento (Gutiérrez, 2011). El andamiaje y la mediación
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
docente fue variada, flexible y apropiada en cada momento del proceso didáctico, a medida
que la profesora observaba y detectaba necesidades individuales, en los pequeños grupos o
en el gran grupo, para garantizar de acuerdo con sus palabras “un aprendizaje profundo y
significativo”.
Un aspecto crucial que emergió en la práctica inicial, al que la profesora dio mucha
importancia por considerarse constructivista, fue la cesión de la responsabilidad y el control
del aprendizaje a los estudiantes, para promover la construcción de autonomía, porque según
ella, este era el aspecto más problemático de su estilo pedagógico. Sin embargo, en la segunda
experiencia a pesar de haber trabajado en cooperación con una docente auxiliar y de haber
utilizado el blog como una estrategia para buscar interacción y autonomía, al finalizar el
proceso, después de la socialización y retroalimentación de los ejercicios de aplicación de la
teoría, volvió a hacer lo mismo de la primera unidad, es decir, retomar el poder y el control en
la evaluación final. El bosquejo de lo ocurrido se esquematiza en la Figura 10.
Figura 10. Esquema del proceso de delegación docente de la responsabilidad y control del
aprendizaje a los estudiantes
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En suma y de acuerdo con los resultados de los dos momentos de la práctica educativa,
al inicio de la actividad académica la profesora explora y tiene en cuenta el estado del
conocimiento previo de los estudiantes, planea y realiza actividades y tareas que garanticen
el establecimiento de relaciones significativas entre estos conocimientos con la información
nueva, promueve la comprensión conceptual y el uso del conocimiento en situaciones reales,
fomenta la cooperación y valoración del trabajo entre compañeros. Sin embargo, al final
rompe con el proceso constructivista, retoma el poder y el control sobre el aprendizaje en
el momento de la evaluación de verificación de conceptos, lo cual es contradictorio, por un
lado, con la formación para la autonomía y por el otro, con la formación de habilidades y
procesos cognitivos que ella enseña y busca fomentar en los futuros profesores.
El aprendizaje
Para el constructivismo, el aprendizaje es un “proceso de construcción” que implica la
elaboración y reelaboración de significados sobre aspectos de la realidad y no simplemente
la repetición de conceptos, datos o hechos, para luego reproducirlos. En este sentido, en las
dos unidades didácticas la profesora orienta el trabajo de los estudiantes entre la producción
individual, en pequeños grupos y en el grupo general.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
implica considerar al estudiante como un ser pensante, poseedor de esquemas mentales que
sirven de base y punto de partida para las nuevas construcciones.
Engeneral,labúsquedadeautonomíacomounafinalidaddelaeducaciónenlosenfoques
constructivistas está relacionada con el trabajo conjunto del profesor y los estudiantes en torno
a contenidos específicos, guiado mediante estrategias pedagógicas y didácticas participativas,
en las que el docente es un facilitador para que los estudiantes cumplan metas que les permitan
asumir gradualmente la responsabilidad colectiva e individual del proceso educativo.
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La evaluación
La ruptura identificada al finalizar las dos unidades didácticas entre la enseñanza,
el aprendizaje y la evaluación, da cuenta de la preponderancia que la profesora otorga a los
resultados sobre los procesos realizados durante las prácticas educativas, lo que cuestiona el
carácter formativo y formador de la evaluación, propio del enfoque socioconstructivista, en
el que evaluar es parte de la enseñanza y el aprendizaje, que le permite al docente regular su
accionar educativo y a los estudiantes autorregular sus propios procesos de aprendizaje.
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
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buscar alternativas que la vinculen a prácticas educativas flexibles y reflexivas, en las que la
autorregulación sea parte de la comprensión y de las posibilidades de uso del conocimiento
en contextos de desempeño reales, que den sentido a los saberes escolares.
El uso pedagógico del blog pensado por las profesoras buscaba promover
la interactividad y la delegación paulatina de la responsabilidad del aprendizaje a
los estudiantes. Sin embargo, en la realidad fueron los estudiantes los que lograron
comunicación multidireccional y cooperación, lo que les facilitó la comprensión conceptual
y retroalimentación de los laboratorios realizados durante el proceso.
Coll y Monereo (2008) expresan que el uso más frecuente de las herramientas digitales
en los escenarios presenciales es de apoyo para el desarrollo de la actividad docente convencional
o de soporte para la presentación de información por parte de los profesores. En las aulas
virtuales, el mayor empleo de las herramientas es para la recepción de tareas por parte de los
estudiantes. Es decir, no hay usos novedosos de estas herramientas, porque tal como ocurrió en
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
el caso analizado, los blogs fueron empleados como repositorios para la recepción de tareas.
El uso del blog identificado en el análisis, corresponde a lo que Adell (1997) denomina
una “tendencia instruccional”, en la que el empleo de las herramientas digitales es para la
evaluación, en la recepción de tareas.
En resumen
El cambio y la transformación de los estilos pedagógicos docentes es complejo; en las
dos unidades didácticas analizadas (la inicial o diagnóstica y en la práctica resignificada), la
profesora del estudio manifiesta la misma hibridación en el estilo pedagógico, predomina
la tendencia constructivista en la enseñanza y el aprendizaje. En los dos momentos de la
práctica la evaluación es tradicional, centrada en la repetición conceptual, e igualmente el
blog sirvió como repositorio para la recepción y valoración de tareas.
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En suma, la experiencia realizada deja las siguientes líneas abiertas para continuar
profundizando en la indagación y en procesos de formación docente innovadores.
Los hallazgos en relación con el uso del blog muestran la urgencia de reflexión
crítica y autocrítica en cuanto a los usos pedagógicos de estas herramientas en las prácticas
educativas, para convertirlas en ayudas amplificadoras de la enseñanza y el aprendizaje
escolar. Esta dificultad puede resolverse en parte con apoyo de la investigación acción
participativa, porque ella favorece procesos reflexivos y colaborativos que pueden facilitar
el análisis y la problematización de los usos de la tecnología en las aulas y la búsqueda de
alternativas innovadoras. Al respecto, Coll y Monereo (2008) muestran que la penetración
de estos artefactos a las instituciones educativas y las aulas es aún incipiente; su capacidad
innovadora en las prácticas educativas está por construirse, en función de las finalidades
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Prácticas educativas reflexivas y la formación del profesorado
que se persiga con su utilización, con los contextos y los usos efectivos que hagan de ellas
profesores y estudiantes en las prácticas educativas.
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Este libro terminó de imprimirse en abril de 2016, en los talleres
gráficos de Publiprint S.A.S., Pereira, Risaralda, Colombia.