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1) Deja caer las hojas secas: de la misma manera que los árboles se renuevan
constantemente, espacialmente en el otoño, dejando caer sus hojas para dar paso a
unos nuevos brotes, las personas debemos dejar salir de nuestra vida aquello que
está marchito o no sirve para nada. Nos referimos principalmente a: actitudes,
costumbres, modos de ser y de comportarnos que nos hacen daño y no permiten que
seamos mejores. Recorta las hojas y escribe en ellas cuáles actitudes debes cambiar
para que se vayan de tu vida y de tu familia y broten en ti y en tu familia nuevos
valores que te hagan mejor ser humano. (ANEXO 1)
2) Manos levantadas hacia Dios: el evangelio del Miércoles de Ceniza nos invita a
estar de cara a Dios, a solas con Él para aprender a ser solidarios compartiendo
nuestras cosas, a orar en sinceridad y a fortalecernos en el alma y el cuerpo. En la
silueta de las manos escribe 10 tareas que vas a realizar, personalmente y con tu
familia, para ayudarte, ayudar a los tuyos y ayudar a los demás, a fin de que todos
podamos crecer en Esperanza, ejercitándonos en la ofrenda, la oración y el ayuno.
(ANEXO 2)
II. Durante la celebración, 17 de febrero: mientras se impone la ceniza.
3) Oremos, de cara a Dios, para crecer en Esperanza: para lograr las tareas
planteadas en el ejercicio anterior, y para alcanzar a cumplir nuestras metas y
propósitos debemos estar muy unidos a Dios, debemos cultivar una amistad con
Él. Existe un modo muy especial para lograr esa unión con el amigo Jesús, es la
oración. Podemos aprender a orar leyendo la Biblia, participando en la misa,
aprendiendo bellas oraciones que la Iglesia, los padres, profesores y amigos
saben. Lo importante es hablar constantemente con Dios, como lo hacía san
José: en la oración Él descubrió lo que Dios quería y lo que le convenía para
vivir feliz. Medita esta oración y cuando te lo indique el capellán, dentro de la
celebración del 17 de febrero, realízala con profunda fe y junto con tu familia.
Sé que estamos pasando por momentos no tan buenos, también sé que tu estas
a nuestro lado, por eso te pido que me ayudes a aprender la lección que la vida
nos está dando en estos momentos.
Te pido que me ayudes a ser solidario, dame manos generosas que ayuden a
servir a quienes necesitan de mí, dame la capacidad de buscarte todos los días
para hablar Contigo, agradecerte y amarte más, ayúdame a hacerme fuerte y
lleno de confianza para crecer en Esperanza, porque hoy y siempre mi
confianza, nuestra confianza, está puesta en Ti únicamente. San José ayúdame
a ser como tu: paciente, obediente y amigo de Jesús. Amén.
III. En dirección de curso: Ésta actividad se desarrolla junto con los directores de
curso en el espacio destinado para la misma, después de la Eucaristía.