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de la amnistía
o las etapas de la guerra en Colombia
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Palabras clave
Colombia ha sido un país de guerra permanente. Los que han tenido tiempo de
contarlas nos recuerdan que en el siglo xix, después de los catorce años de la
Guerra de Independencia, que concluyó con la batalla de Ayacucho en 1824,
durante el resto del siglo se libraron ocho guerras civiles generales, catorce
guerras civiles locales, dos guerras internacionales con Ecuador y tres golpes de
cuartel. No por azar la centuria termina con la Guerra de los Mil Días, que es al
mismo tiempo la última del siglo xix y la primera del siglo xx.
Pero la esperada reforma no llegó. Se decretó el estado • Entrega de todos los elementos de guerra…
de sitio en Santander y Cundinamarca, los focos de
• Expedición inmediata de pasaportes para
la rebelión; el régimen de excepción, lo mismo que
los lugares donde (los revolucionarios) los
la guerra, se generalizó en octubre; se declaró a los
soliciten…
rebeldes cuadrillas de malhechores; se produjeron
ultimátums de rendición. Y se llegó incluso a decretar • Convocatoria a elecciones de miembros del
la pena de muerte para los prisioneros. congreso con “pureza y legalidad”…
Sin embargo, las guerras producen también efectos no Para la fracción de la clase dominante, convertida en
buscados por los contendientes: las haciendas cafeteras ejército rebelde, el problema crucial era el de la satis-
empezaron a arruinarse y a quedarse sin los brazos facción de este último objetivo, su participación en el
necesarios; las guerrillas, sobre todo en el Tolima y en aparato de Estado. Pues bien, esta se logró en buena
Cundinamarca, se hacían cada vez más incontrolables, medida al ser elevado a nivel de canon constitucional
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incluso por sus jefes políticos, y a la sombra de la el principio de la representación de las minorías, las
contienda se preparaba el zarpazo sobre Panamá. Para cuales a partir del gobierno de Reyes contarían con un
• El intento, por parte de las capas dirigentes del orgánica de la sociedad colombiana, expresada en la
liberalismo, partido todavía mayoritario en el pérdida de legitimación del bloque oligárquico a raíz
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congreso, de recuperar su función hegemónica, del ascenso del gaitanismo como alternativa de poder y
es decir su capacidad de dirección y orientación su posterior decapitación, que a su vez desencadenó los
sobre las masas populares liberales insubordina- acontecimientos del 9 de abril, con los cuales, según
das el 9 de abril. palabras de Ospina Pérez, nuestra república estuvo “en
el mayor peligro de su historia”.
• El interés por mostrar una falsa o engañosa
apertura frente a los protagonistas de los Las principales amnistías del periodo se ensayaron
eventos referidos cuando, de hecho, los aparatos al comienzo de regímenes en busca de legitimación:
armados del Estado, como los “chulavitas”, o el régimen militar y el régimen del Frente Nacional.
paramilitares, como los “pájaros”, estaba ya En ambos casos, las clases dominadas, huérfanas
ejerciendo una función retaliadora de mayores ideológicamente, tendieron a confundir la amnistía
proporciones contra los “nueveabrileños”, a tal como mecanismo para poner fin a la confrontación
armada con la solución a las causas que habían cionales colombianos cuyo móvil haya sido el ataque
originado la guerra. Amnistía y paz fueron vistas la una al gobierno, o que pueda explicarse por extralimita-
como implicación de la otra. ción en el apoyo o adhesión a este, o por aversión o
sectarismo políticos.
Significativamente, —y esto no ha sido señalado en los
diferentes estudios sobre el tema— la más eficaz de to- Como era de esperarse, los primeros beneficiarios de la
das, desde el punto de vista de las clases dominantes, la medida en el Tolima fueron los autores de un homicidio
de 1953, tuvo como fundamento exclusivo el prestigio el 16 de septiembre de 1951, por “adhesión al Gobier-
inicial de Rojas Pinilla y la palabra empeñada en ne- no”. Uno de los beneficiarios era un exagente de poli-
gociaciones directas de los militares y los principales cía. Pocos días después, para controlar su aplicación,
jefes guerrilleros. No hay ningún texto legal que defina el gobierno le asignó el conocimiento privativo de los
sus alcances o sus límites.3 En efecto, el decreto 2184 casos de amnistía al Tribunal Superior Militar, el cual,
del 21 de agosto de 1953 solo cobijaba a los militares en un intento por recuperar la confianza, tanto en las
comprometidos en el frustrado golpe de 1944 contra fuerzas militares como en la norma misma, hizo saber
López Pumarejo. Y el decreto 1823, que podría ser vis- el 23 de julio, en sala plena presidida por el brigadier
to como una legitimación a posteriori de lo que había General Duarte Blum, que en aplicación del decreto ha-
sido resuelto de facto, se ocupaba específicamente de bían sido indultados 2.086 procesados. De estos, 1.491
la situación de los presos políticos. Este último decreto eran sindicados por los sucesos de San Vicente de Chu-
es expedido el 13 de junio de 1954, es decir, en el pri- curí en las elecciones de 1949 durante las cuales Rafael
mer aniversario del ascenso de Rojas al poder, cuando Rangel había decidido tomarse la población.
ya todos los más importantes núcleos guerrilleros se
habían desactivado bajo cualquiera de las modalidades Pero lo que no debe olvidarse en todo esto es que la
señaladas más adelante. coyuntura concreta de 1953 presentaba, a nivel del
Estado, una paradoja sorprendente oscurecida por la
Más aún, el decreto en mención, dentro de su aparente posterior dosis de frentenacionalismo que nos han in-
amplitud, y al menos en su práctica, desvirtúa los pro- yectado. Se trataba, en efecto, de un régimen militar
pósitos originales de la amnistía puesto que, tal como cuya instauración ponía en interinidad el gobierno de
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lo subraya Villar (1982), extiende sus efectos no solo partidos y que, por consiguiente, aparecía, por lo me-
a los delitos cometidos por los alzados en armas, sino nos inicialmente, no como el estigma de una dictadura,
pueda”(s. d.). Con estos temores llegaron a la una de la das por el anuncio de la entrega de las más importantes
mañana a Rovira, en diez camiones que le dieron varias agrupaciones guerrilleras liberales del sur, e incluso del
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vueltas al poblado, creando un ruidoso ambiente festivo. norte del Tolima. Fue así como el 15 de agosto de 1953
Se trataba de los contingentes armados comandados se dio amplia publicidad a la información según la cual
por los hermanos Borja (Tiberio y Leónidas), a la el General Santander aceleraba contactos con los mi-
entrega de los cuales se habían sumado incluso muchos litares para planificar la entrega de 2.500 hombres bajo
campesinos ya retirados de la actividad guerrillera que su mando. Diez días más tarde se anunció que 250 gue-
querían legalizar su pasado. rrilleros del Líbano estaban listos a deponer las armas,
y así sucesivamente.
Los excombatientes fueron concentrados en una escue-
la, donde recibieron toda suerte de alimentos donados Las cifras de estos anuncios no eran, naturalmente,
por el comercio local. Mas como la entrega se había muy confiables: con cifras de guerrilleros en trance de
cumplido sin ninguna exigencia o garantía previa, a los capitulación se podía ser mucho más generoso que con
tres días los militares intentaron convertir la entrega y las de aquellos que se negaban a negociar. De los 2.500
que se le habían atribuido a Santander solo se rindie- terratenientes de la región. Esta dependencia se hizo
ron, efectivamente, 111, en la hacienda El Pajuil, región pública, como queda dicho, en la teatral entrega de
de Calarma, el 22 de octubre. A mediados del mismo 1953, en cuya realización sirvieron de intermediarios
mes se había afirmado que más de 500 guerrilleros de ante el Gobierno Militar el agente de la Federación de
Rioblanco y de la zona de El Limón (Chaparral) habían Cafeteros Ismael Castilla y los latifundistas cafeteros y
depuesto sus armas y se estaban reincorporando como ganaderos Maclovio Alvira y Rubén Cruz, los tres de
jornaleros en las haciendas cafeteras y ganaderas de la Chaparral.
región.
El movimiento guerrillero liberal del sur del Tolima
En este último caso, la escasez de mano de obra pudo estaba, por consiguiente, no solo influido y tutelado
haber sido una de las razones que llevaron a los propie- por los hacendados de la zona como en los Llanos,
tarios cafeteros a poner tanto empeño en las gestiones sino que operaba como un agente directo de los
de rendición de otro grupo que, si bien no muy nume- tradicionales jefes políticos de la comarca. En estas
roso —148 guerrilleros—, tenía a su cabeza dos de los circunstancias, su función principal fue la de mantener
más influyentes jefes de la zona, el Mayor Arboleda la homogeneidad liberal de la región, preservar las
y Mariachi, quienes se pusieron a disposición de las condiciones de la dominación política y permitir la
autoridades militares en acto que tuvo lugar el 22 de continuada acumulación de tierras por parte de sus
agosto en la hacienda Santa Ana, de propiedad de Ig- “ilustres” copartidarios, cuyas víctimas permanentes
nacio Alvira, y frente a una concurrencia que incluía eran y siguen siendo los indígenas (Tribuna, 1953;
propietarios y comerciantes cafeteros, lo mismo que Marulanda, 1973 y Guzmán, 1968).
corresponsales de El Tiempo y de la revista Semana.
Lo que aquí nos interesa subrayar es, sin embargo,
El fundador de la guerrilla liberal del sur del Tolima que si Santander, Gerardo Loaiza, Leopoldo García,
había sido Leopoldo García, el General Peligro, un Mariachi y otros del sur del Tolima tardaron dos
arriero y pequeño propietario analfabeta que al iniciarse meses más con respecto a las primeras rendiciones
en la vida irregular del monte contaba apenas veintitrés para la formalización de la entrega, ello tenía como
años. Fue jefe del comando con asiento en Rioblanco, objetivo primordial presionar a las autoridades a
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del cual haría parte un migrante del Viejo Caldas con actuar previamente sobre los “enruanados” de San
el ulterior nombre de combate de Manuel Marulanda Antonio, los “barbados” y los “patriotas” de Chaparral,
así nos lo exige el gobierno, a colaborar con él para te obtener el sustento diario… (Sánchez y Meertens,
extirpar a los verdaderos maleantes que no atiendan al 1983, p. 83).
patriótico llamamiento del gobierno (Tribuna, 1953).
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las ilusiones de un golpe militar y empezaba a genera- con el régimen. En segundo lugar, en sus filas se ali-
lizarse el proceso de formación de las guerrillas, cuyo mentaba la idea de una presunta neutralidad del ejército
Nadie habría podido imaginar entonces que el escenario Nuestra obra tocaba su fin. La revolución no había
llanero habría sido el inspirador en el siglo xix, y a cuajado. La rebelión fue traicionada por los dueños
comienzos del siglo xx, de dos grandes poemas a la del partido y nuestro pueblo había sido castigado…
El Llano caminaba hacia la paz. La paz era general
libertad que lo son La Vorágine de José Eustasio Rivera
en todo el país, se nos decía (Franco, 1976, p. 144).
y Doña Bárbara del venezolano Rómulo Gallegos. El
llanero, típico habitante de zona de frontera, para quien
Esa artificial atmósfera de paz se vio reforzada hacia
el Estado y las complejas reglamentaciones de la vida
el final de 1950 cuando los hacendados lograron
civil en el interior aparecían hasta entonces tan distantes,
pactar una tregua con el ejército, el cual suspendió
al punto de que ni siquiera en sus más voluminosas
las hostilidades. Los terratenientes ausentistas (por
transacciones comerciales utilizaba el papel sellado,
residentes la mayor parte en Villavicencio, Sogamoso
porque bastaba la palabra empeñada, sentía ahora su
y Bogotá) necesitaban también la paz de los hatos, así
presencia a través de las opresivas manifestaciones.
esta no tuviera para ellos el sabor idílico de antaño. La
La acción gubernativa le llegaba ahora con todos los
necesitaban para que los combatientes se convirtieran
signos de una verdadera invasión:
en fuerza laboral disponible durante las operaciones
mercantiles ganaderas que, usualmente, se llevaban
De ahí en adelante andaríamos descalzos. Las botas
quedaron para el invasor, así cada cual tendría su pro-
a cabo durante los meses finales del año, y para la
pia huella, como los caballos: unos tenían herraduras, introducción de provisiones, alambre, droga veterinaria
los nuestros a casco limpio. Uno llevaba droga, otros y particularmente sal con destino al engorde del ganado.
la yerba del monte. Aquellos usaban radioemisoras La sal era de prohibida comercialización en el Llano
y receptores, nosotros el instinto. Unos perseguían, durante el resto del año, para evitar avituallamiento de
otros huían (Franco, 1976, p. 143). los alzados en armas.
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Frente a la crisis de la resistencia, el presidente de la Esta transitoria paz pondría también al descubierto las
Dirección Nacional Liberal, Carlos Lleras Restrepo, se contradicciones de clase que necesariamente iban a
A esas alturas, en las circunstancias descritas, la Esta solicitud no expresada pero tampoco negada,
impresión general no podía ser otra que la de la derrota puso a pensar a los amos de mentalidad recortada y
del corazón mezquino: la explotación secular estaba las cuales quedaron consignadas en un acta suscrita del
en peligro. El solo recuerdo de que aquellos peones, 19 de agosto de 1951, de un lado por el emisario de go-
sus criados, ocuparon los hatos y galoparon sus ca- bierno y del otro por Tulio Bautista, entonces coman-
ballos con las banderas de la rebelión, sin su venia dante jefe de las Fuerzas Revolucionarias de los Llanos
y permiso, les hacía montar en cólera. Tendría que Orientales (Semana, abril de 1952).
hacerse una represión (Franco, 1976, p. 145).
El mismo Urdaneta desconoció el carácter oficial de
Y, efectivamente, pasada la paz ganadera de fin de año la gestión, Gnecco fue retenido en Villavicencio y los
se reunió en el recinto de la Sociedad de Mejoras Pú- guerrilleros no tuvieron otra cosa distinta que hacer
blicas de Sogamoso una asamblea de propietarios, pre- sino seguir el consejo de su inaudito visitante quien a
sidida por el coronel Luis Castillo, de la cual surgió el la pregunta de: “¿Y si nada resulta don José?”, habría
pacto por el cual ejército, policía y terratenientes unían respondido: “¡pues mis hijos…! ¡La única defensa es el
sus fuerzas para luchar contra quienes en delante serían plomo!” (Franco, 1976, p. 195).
indiscriminadamente identificados como “bandoleros”.
El antecedente directo del pacto fue el decreto 101 del En realidad, a pesar de las buenas intenciones persona-
Estado Mayor General de Ejército Revolucionario Li- les que hubiera podido tener el abogado conservador,
beral de los Llanos Orientales, por el cual se establecía estos contactos con altos representantes de los partidos
una contribución forzosa a los propietarios de la zona. (en diciembre de 1951 fue López Pumarejo) parecían
Este pacto, celebrado a comienzos de 1951 y ratificado tener un calculado efecto desmovilizador y buscaban,
durante otra reunión de ganaderos en el Club Meta, a ante todo, impedir el desbordamiento del movimiento
principios de 1952, constituye lo que Guzmán llama rebelde más allá de la lucha interpartidista.
la “escisión del bloque llanero” y que según el mismo
autor “tuerce definitivamente el rumbo de los aconteci- Nueva etapa
mientos” (Guzmán, 1968, pp. 115-116).
Las cosas empezarían pronto a cambiar. El periodo
Los propietarios liberales financiarían ahora la pacifi- que va desde mediados de 1951 hasta junio de 1952
cación. A base de matanzas, traiciones pagadas, cam- puede caracterizarse, con todos sus altibajos, como una
pos de concentración y bloqueo económico crearon, etapa de reconstrucción. Los guerrilleros se sentían ya
para perseguir a los guerrilleros, un cuerpo especiali- desprotegidos de los dirigentes de su partido y de los
zado, las “guerrillas de paz”, integradas por personal
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antes miembro de la Junta de Finanzas del comando Desesperadamente, los pocos núcleos que se encontra-
rebelde de Yopal. El 20 de mayo de 1951, el ministerio ban semiactivos, después de la crisis de los primeros
de guerra crea el destacamento de los Llanos Orientales meses de 1951, dieron la orden de reagrupamiento del
y, días después —el 6 de junio—, se celebra una asam- movimiento rebelde bajo la dirección de un Comando
blea guerrillera cuyo objetivo central era el problema de Emergencia que coordinaría Franco Isaza. Su prime-
de la unificación de la lucha. ra acción sería la de incendiar los hatos de los traido-
res, cuyos nombres conocían perfectamente, y fusilar,
Una intempestiva tregua se produjo en agosto de 1951 como efectivamente lo ordenó Guadalupe Salcedo, a
a raíz de la mediación que intentara el abogado conser- los cabecillas de las “guerrillas de paz”, financiados por
vador José Gnecco Mozo quien, bajo instrucciones del los ganaderos.
entonces ministro de guerra Urdaneta Arbeláez, viajó a
la región a escuchar las demandas de los guerrilleros,
Guadalupe Salcedo era un hombre con suficientes mo- afectaban al ganado que se sacaba del Llano hacia el
tivos de prevención contra los hacendados. Se había interior del país. En adelante, se acordaron dos criterios
desempeñado en todas las tareas de ganadería, desde fundamentales: el número de cabezas de ganado del
caballero y vaquero hasta caporal. Perseguido y acusa- fundo (no su extensión) y el mayor o menor grado
do por abigeato había transitado las cárceles de Santa de hostilidad al movimiento revolucionario, así: los
Rosa, La Modelo de Bogotá y finalmente se le había fundos con menos de 300 cabezas, lo mismo que los
trasladado a Villavicencio, de donde fue liberado a raíz de los guerrilleros en servicio, estaban exentos: los de
de la revuelta del Capitán Silva en 1950. De allí había 300 en adelante pagarían un peso por cada cabeza de
pasado a organizar, junto con varios familiares, un gru- cría, los de propiedad conservadora y los de quienes
po armado que se sumó a la resistencia y una de cuyas conspiraban contra el movimiento pagarían el doble. A
primeras acciones fue ajustar cuentas con quienes le tres de los más conocidos instigadores de la represión
habían hecho llevar a la cárcel (Guzmán, 1968). se les impuso una fuerte multa (de $20.000 a dos de
ellos y de $50.000 a un tercero). A los comandos que
Los protagonistas de esta nueva fase eran los hombres estuvieran fuera de zonas ganaderas se les daría una
dispuestos a sacar lecciones de los errores cometidos participación del recaudo total.
en la etapa inicial, errores que en buena parte eran
los causantes de la crisis que apenas comenzaban a Para contrarrestar estas medidas, el gobierno dispuso,
superar. Se organizan en guerrillas, extremadamente nuevamente, el cierre de los Llanos a partir del 4 de
ágiles —superando el carácter anárquico de la lucha febrero de 1952; cierre que se materializó en una serie
en su primera fase— y planean acciones iniciales con de disposiciones emanadas del jefe civil y militar de
el exclusivo fin de obtener armas, no ya enviando la zona, general Carlos Bejarano, las cuales afectaban
comisiones a la dln, sino con una nueva práctica, también los intereses de los propietarios:
después generalizada: quitándoselas al enemigo.
a) La prohibición de extraer ganado vacuno hacia el
Otro punto decisivo en el momento era el rompimiento interior, la entregada de camiones ganaderos y, a
práctico del bloqueo al Llano para aprovisionarse de partir del 14 del mismo mes, los movimientos de
sal, drogas y vestuario, tarea en la cual las mujeres se ganados en el interior de los Llanos.
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desempeñaban con singular habilidad.
b) La obtención de salvoconductos para los viajeros
Auge de la resistencia Por otra parte, con todas sus limitaciones, la primera
etapa, además de haber sido una escuela de entrena-
La eficacia de los comandos, cuyas áreas de influencia miento y preparación, había dejado una conciencia cla-
seguían generalmente las divisiones naturales de los ra, incluso dentro del mismo ejército, de la invencibili-
ríos (del Arauca al Casanare, del Casanare al Pauto, dad de la guerrilla en el plano militar, lo cual a su turno
del Pauto al Cusiana, del Cusiana al Meta) aumentó ayudaba a mantener en alto la moral de la resistencia.
notoriamente y, en el plano militar, le propinaron duros
golpes a las fuerzas gubernamentales, como el asalto a la Empero, lo que más preocupaba a las autoridades era
base aérea de Orocué (18 de junio), o el aniquilamiento el creciente proceso de unificación de la resistencia y,
de una columna de cien soldados de Puerto López, el 10 sobre todo, el apoyo decidido, bajo diversas formas,
de junio de 1952, por parte del comando de Guadalupe de la población civil. Los guerrilleros también eran
Salcedo, cuando ya el movimiento se encontraba conscientes de que este era su fuerte:
nuevamente en ascenso. Según el entonces coronel
Sierra Ochoa, “las acciones subversivas llevadas a El pueblo, a gusto o disgusto, bien o mal, lentamente
cabo de junio de 1952 en adelante están definidas por se fue solidarizando con esos fugitivos descamisados
una franca ofensiva, la más violenta después del 9 de que a veces se aventuraban por territorios desconoci-
abril” (Sierra, 1964, p. 12). dos del clan familiar. Cada hombre que se apartaba de
su costa resultaba un forastero en la de enfrente. Tan
pequeñas eran entonces las mentalidades, que luego,
El auge de la resistencia se manifestaba a múltiples con el correr de la lucha, se dilataron y el horizonte
niveles. La zona de operaciones sobrepasaba los espiritual se preparó para la gran unidad llanera a tra-
150.000 kilómetros cuadrados, extensión de la cual el vés de las guerrillas.
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Venezuela y, en los contornos del territorio bajo su tes, decía: “los de la revolución” —como una entidad
dominio estaban las selvas inexploradas y, en cuanto ajena—. Después dijo: “los nuestros”, así fueran de
a su número, en el apogeo del conflicto, los cálculos Arauca, San Martín, Meta o la cordillera. Cuando el
más optimistas estimaban en 80.000 el volumen de pueblo se expresó así, era porque todos tenían con-
ciencia de su lucha. Todos eran combatientes. Tan
efectivos humanos involucrados. Los pesimistas los
combatiente el hombre del fusil, como la mujer co-
situaban alrededor de los 20.000, cifra de todas maneras cinando un puñado de arroz o el muchacho sembran-
amenazante (Russel, 1973 y Semana, 28 de febrero de do los palos de yuca. Producir cualquier cosa es ser
1953) tratándose de un ejército irregular. combatiente. Buen guerrillero el que gana y reparte
su ración.
La escasez de vías o las dificultades de las existentes,
tales como los ríos (la canoa y el caballo eran sus Cuando el pueblo dijo: “nuestra gente”, la dictadura
obligados medios de transporte), también favorecían a tembló (Franco, 1976, p. 137).
La condensación jurídico-política de este proceso de b) La contraofensiva militar no podría, en adelante,
transformación fue la “Primera Ley”, suscrita en “algún descuidar otros aspectos no estrictamente militares:
lugar del Llano” el 11 de septiembre de 1952, en la cual
se legislaba para un territorio que se sentía fuera del Es indispensable —dice el citado oficial del Ejérci-
control estatal, y en donde se reclamaba “el imperio de to— estudiar las características de los Llanos y eva-
la justicia y la libertad”. La firmaron más de cuarenta luar con sentido realístico los aspectos político, ad-
guerrilleros, encabezados por Franco Isaza, Guadalupe ministrativo, económico y militar; dentro de las fór-
mulas generales de este plan debe abarcarse cada uno
Salcedo y los hermanos Fonseca.
de sus aspectos. No hay solución completa si no se
correlacionan convenientemente los puntos de vista
El carácter de la ley era fundamentalmente social y antes enunciados (Sierra, 1954, p. 29).
económico: trataba de la organización de la justicia,
dentro de la cual recibía especial atención una guerra sin Sierra Ochoa aparece así como el precursor de la poste-
cuartel contra “todos aquellos individuos que requieran riormente llamada “Acción Cívico-Militar”.
cosas… ganados, etc., en nombre de la Revolución”,
y contra otros abusos que se cometieron al amparo de c) Tratamiento selectivo a la población civil: bloqueo
las circunstancias creadas por la misma. Daba también riguroso a las zonas hostiles al ejército y ablandamiento
los primeros pasos para el establecimiento de una de las zonas todavía consideradas como recuperables.
“economía de guerra” basada en la intensificación de
la agricultura y en una serie de medidas, cuyo blanco Incluso, para oficiales de tan conocida vocación re-
eran los grandes hatos ganaderos: los impuestos y presiva como Sierra Ochoa, era claro que el problema
la confiscación en caso de evasión de los mismos había salido de sus marcos originales: “la sola elimi-
(Guzmán, Fals Borda y Umaña, 1977). nación de los bandoleros sería un empeño incompleto
y relativo [...] Por lo tanto, la colonización se impone
La conclusión que sacaron los estrategas del ejército como medio único y eficaz para resolver de una vez
fue la de que a la guerrilla —por esencia móvil, por todas el problema” (Sierra, 1954, p. 104). Los co-
sorpresiva y conocedora del terreno— no se la podía lonos transportados allí, según los planes y la visión
seguir afrontando únicamente con tropas regulares,
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del militar, ayudarían no solo a incorporar a la econo-
sino que era preciso, utilizando los mismos métodos, mía nacional la mitad de su territorio sino que, además,
disputarle el favor de la población civil; para lo cual
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esta zona fuera elevado “a la categoría de Revolución Sin embargo, mientras dentro del movimiento guerri-
Nacional Colombiana” (Franco, 1976, p. 261). llero ganaban fuerzas ciertas posiciones socializantes
proyección de contactos con otros grupos alzados en La lucha por la democracia política, que se creía
armas, se desarrollaba una actitud más enérgica y cla- realizada, no se había ligado de manera efectiva a la
sista frente a los latifundistas ganaderos de su propio lucha por la democracia económica y social. Porque, si
territorio. Otro contraste: mientras en 1950 los terra- bien es cierto que las guerrillas del Llano “pudrieron”
tenientes liberales utilizaban a los guerrilleros como la dictadura de Gómez-Urdaneta, así como las de
guardianes de sus hatos, esta relación se había inver- Tolima “podrirían” posteriormente el régimen militar
tido a partir de 1952. La guerrilla había impuesto sus de Rojas (Gaitán-Durán, 1957), hechos tales como la
condiciones a los latifundistas, fueran estos liberales o humillante entrega y la consiguiente aceptación de
conservadores. Y si no demostraban su apoyo a la “Re- la “paz” prometida por el nuevo gobierno muestran
volución” —pagando las contribuciones y suministran- hasta dónde, realmente, a pesar de sus potencialidades,
do aprovisionamiento cuando el comando guerrillero padecían de limitaciones decisivas y, por encima de
lo requiriera— se les amenazaba con la confiscación todas, de dirección política. Un comentarista de libro-
testimonio de Franco Isaza lo subrayó con vehemencia: volucionarios y comprometidos en el Movimiento
Nacional.
Los guerrilleros estaban solos, enteramente solos, sin 3) Que se resuelva el problema económico de las Tro-
la solidaridad activa de movimiento o partido alguno. pas Revolucionarias que actuaron en los Llanos, y de
Se orientaban a golpes de intuición, y clamaban, an- las deudas que en una u otra forma ha adquirido la
gustiados, por ideas directrices y nuevas. Este clamor Revolución con el Pueblo Civil.
es uno de los capítulos de mayor dramaticidad en este 4) Que se nos reconozca oficialmente el título de Re-
libro. Hay allí una grandeza trágica, porque es el pue- volucionarios.
blo insubordinado e intelectualmente inerme gritando 5) Que se indemnice a todos los habitantes de los
que le enseñen cómo dirigir sus pasos sin que nadie Llanos que en una u otra forma hayan quedado en la
se atreva a contestar claramente una palabra (Mesa, miseria debido a la Violencia.
1956, s. p.). 6) Purificación de las Fuerzas Armadas del Ejército.
7) Reintegro de todos los militares que fueron reti-
La entrega rados de las filas por pasiones meramente sectarias.
8) Desarme total de las guerrillas contra-revolucio-
narias.
Los guerrilleros plantearon sus primeras exigencias 9) Que se nos expida el salvoconducto para el porte
generales el 3 de julio de 1953, pero dos meses después de armas de corto alcance.
aún no se había llegado un acuerdo definitivo con el 10) Que el gobierno compre su ganado para el soste-
núcleo más importante que era el que encabezaba nimiento de sus tropas.
Guadalupe Salcedo. Este y otros jefes fueron, sin 11) Que se envíen médicos, enfermeras y Cruz Roja
embargo, apresados cuando todavía estaban en la etapa con suficientes drogas, con el fin de auxiliar a todos
de negociaciones, y se les retuvo en Monterrey en los habitantes de los Llanos.
calidad de “bandoleros”, incidente que, por lo demás, 12) Retiro de los Puestos Militares que no presten
estuvo a punto de generar una reactivación inmediata ningún servicio a la región.
13) Libertad incondicional a todos los presos políti-
de la lucha si no es por la intervención personal del
cos que se encuentren en las cárceles de todo el país.
ministro de guerra y de los más altos representantes 14) Que los exiliados que se encuentran en las distin-
de la jerarquía militar, que se vieron forzados a tas poblaciones de la República sean llevados a sus
dialogar con los detenidos y a renovarles las garantías
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respectivos pueblos.
de integridad personal para que se hiciera efectiva la 15) Expropiación y devolución de bienes, tierras, etc.,
entrega del más voluminoso contingente armado que
llaneros, lo cual pondría en evidencia, de manera casi Se trataba en realidad de uno de los focos guerrilleros
dramática, que el nivel de conciencia política que
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coronel Pioquinto Rengifo, rogándole el favor de in- ra, como Salgar, Betulia, Cañasgordas y Concordia, el
dicarme, cómo y ante quién debo hacer entrega de interés por la normalización tenía motivaciones no solo
siglo xx, en el principal centro cafetero del departa- propietarios, de los cuales 23 poseían el 94 % de la
mento de Cundinamarca, y en los años treinta en el pri- tierra productiva y los otros 78 apenas el 5,3 %. En
mer municipio de mayoría comunista en el país. esas propiedades vivían y trabajaban, bajo la situa-
ción anterior, 2.500 familias de campesinos sin tie-
La implantación comunista había sido sorprendente- rra… había 45 grandes haciendas o latifundios, de los
mente rápida y arrolladora: en 1933, Víctor J. Merchán, cuales se han parcelado 12, y otros están ya someti-
primer concejal por ese partido en Viotá, había tenido dos a ese proceso de división […]
que vérselas con los restantes miembros del cabildo que
Los pequeños propietarios, al comenzar 1949, suma-
eran seis hacendados, los cuales decidieron expulsarlo ban 980. Muchos de ellos, antiguos colonos sin tierra,
y hacerlo condenar a año y medio de colonias penales. siguen siendo comunistas por adhesión sentimental
A fines de los años cuarenta, Merchán era el presidente a la organización que les facilitó la conquista de la
de la Corporación Municipal y estaba rodeado de siete tierra; pero su ubicación social y su mentalidad han
copartidarios más, frente a un solo liberal.
cambiado: tienen pequeñas fortunas que oscilan entre defensa colectiva. Mientras las masas tenían la mi-
$ 20.000 y $60.000, peones a su servicio y buenos sión de rechazar el ataque del enemigo, los latifun-
ingresos (Semana, 5 de febrero de 1949). distas influyentes liberales y conservadores tenían la
del frente diplomático y la misión de convencer al
En 1949 esta población campesina de Viotá estaba enemigo de que no teníamos otro plan distinto que
organizada en quince ligas campesinas y un sindicato el de mantenernos en paz y normalidad para trabajar
de trabajadores agrícolas, el del Ingenio Central San (Tairona, 1961, p. 27).
Antonio.
Viotá se convirtió así en una zona de refugio y en un
Durante el gobierno de Laureano Gómez, el ejército centro de aprovisionamiento a otras regiones. Aunque
inició una operación envolvente sobre Viotá que afectó pudo lograr el objetivo inmediato de marginarse del en-
a varios municipios circunvecinos de la provincia de frentamiento directo, el costo a más largo plazo de la
Tequendama. Contra todo lo esperado, y en desarrollo política de conciliación de clase fue el reforzamiento
de las consignas de “autodefensa”, la dirección del de la mentalidad conformista que ya se había advertido
Partido Comunista optó por la vía de la negociación en 1949, a tal punto que, veinte años después, en un es-
con los agresores, fórmula en la cual jugaron un papel tudio pionero de las luchas agrarias en el país, se afirmó
decisivo los terratenientes de la zona que, temerosos que la clase media rural que se había desarrollado en la
del efecto multiplicador del conflicto, actuaron como región estaba integrada por campesinos “recuperables
intermediarios frente a los representantes del ejército (ahora, en 1968, diríamos que han sido ya recuperados)
y del gobierno. Este pacto de convivencia pacífica por la sociedad tradicional” (Gilhodés, 1974, p. 44).
con los terratenientes y de no agresión con las fuerzas
gubernamentales les fue formalizado en julio de 1951 Con el armisticio de Viotá, el escenario de los más
en la hacienda Buenavista, de los Crane, denunciados sangrientos choques en Cundinamarca se trasladó al
desde 1933 por la “Liga Campesina del Tequendama” Sumapaz y a la zona Yacopí-Territorio Vásquez, en el
como los más crueles torturadores de campesinos en la occidente del departamento y a límites con Boyacá.
región (Merchán, 1975 y Sánchez, 1977).
Pero, lo que para efectos de este ensayo debe quedar
83 ]
El pacto obedecía ciertamente al justificado interés del claro es que, tras el golpe militar de 1953 y la subsi-
partido por preservar su viejo baluarte; a la necesidad guiente promesa de amnistía, la suspensión del apoyo
del sur del Tolima” por iniciativa de las dos más activas razones para desconfiar de los anunciados beneficios
organizaciones de la zona: la Liga Indígena de Yaguará de la Ley de Tierras y en general de la “Revolución en
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cia del Partido y divulgadas en su órgano oficial Tierra, de una “Columna Guerrillera” y un Estado Mayor Uni-
en donde se muestra una mayor preocupación por la in- ficado que le permitió, entre otras cosas, realizar victo-
dinarias en el hogar, lo mismo que a los niños (los “Su- trol. Muchos sectores de masas campesinas presiona-
cres”) que en cuanto miembros de un ejército quedaban ban por la negociación, y como no había una directriz
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sujetos a un régimen castrense y no a la autoridad de clara y rápida a seguir se abrieron paso las soluciones
sus padres. Tanto las mujeres como los niños se con- fraccionales.
vertían, por consiguiente, en un blanco fácil de las re-
presalias oficiales. Algunos grupos que habían actuado bajo la dirección
del Estado Mayor, dominado por los comunistas, opta-
3) Suplantar las prácticas religiosas seculares por doc- ron por la entrega, presentándose ante las autoridades
trinas extrañas a sus tradiciones. como liberales; otros lo hicieron rompiendo abierta-
mente con el Comando del Estado Mayor y aprove-
4) Exigir contribuciones forzosas a los combatientes chándose de la vieja rivalidad entre “limpios” y “comu-
y someterlos a un tipo comunitario de reparto nes”. Dentro de los que quedaban subsistía una pugna
de bienes, alimentos y drogas que reñía con sus que reflejaba la existencia de dos corrientes dentro del
naturales inclinaciones individualistas. Y, finalmente, Partido Comunista. La primera que resultó ser minori-
taria se inclinaba por la clandestinización del Partido y laureanista y por lo tanto representa seria amenaza de
el rechazo a todo tipo de negociación con los militares; una constitución fascista.
la segunda, que se impuso como línea oficial, defendía, 6) Convocatoria de elecciones libres para que el pue-
según el relato de Marulanda, la conveniencia táctica blo colombiano, sin coacción, elija a sus mandatarios:
senadores, representantes diputados y concejales.
de mantener las conversaciones con los emisarios del
7) Garantía de libre comercio para todos los campe-
gobierno, para ganar tiempo en el proceso de transfor- sinos del Tolima.
mación de la guerrilla en movimiento de masas. 8) Garantías y ayuda económica por parte del Estado
para el regreso de los 30.000 exiliados, víctimas de la
Sin embargo, las negociaciones de entrega efectiva, política de “sangre y fuego” instaurada, para vergüen-
adelantadas por hombres como Charro Negro, mues- za de Colombia, por la sombría camarilla Gómez.
tran que las conversaciones con el ejército iban en oca- 9) Reconstrucción, por cuenta del Estado, de las vi-
siones más allá de un puro desgaste de tiempo, o de una viendas de los campesinos afectados por la violencia
simple “entrega simbólica”. y reparación de todas las pérdidas que les fueron oca-
sionadas por las fuerzas de la dictadura derrocada.
10) Ayuda económica y gratuita del Estado y en he-
Lo que efectivamente se dio por parte de los núcleos
rramientas y semillas para los campesinos que, por
más radicales de esta zona fue una tregua cuyas con- una u otra razón, fueron afectados por la violencia.
diciones fueron expuestas en lo que se conoce como 11) Distribución de tierras sobre el principio de que
el “Memorándum que el Movimiento Guerrillero del la tierra debe ser para quien la trabaja o quiera traba-
sur del Tolima pone como condición al gobierno para jarla.
desmovilizarse”, fechado el 30 de septiembre de 1953. 12) Amnistía e indulto para todos los presos y perse-
Su contenido no difería sustancialmente de las reivin- guidos políticos.
dicaciones planteadas por los grupos guerrilleros libe- 13) Salvoconducto para todos los guerrilleros y po-
rales, sino que de algún modo las integraba y sintetiza- blación civil con la firma del excelentísimo señor
ba, quizás con dos puntos novedosos, la exigencia de Presidente de la República Teniente General Gustavo
Rojas Pinilla, para que puedan transitar libremente
elecciones libres y la rectificación de la política inter-
por todo el territorio nacional.
nacional colombiana. En cierto sentido, el movimiento 14) Que no se cobre a los campesinos el impuesto
guerrillero del sur del Tolima se proyectaba como el ala
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predial de caminos, etc.… durante los años compren-
izquierda de los demás. didos entre 1949 y 1954. Abolición de las deudas
también los municipios de Prado, Dolores y Alpujarra. lar sobre las causas económicas y políticas que contri-
Su militancia estaba constituida principalmente por buyeron a la euforia inicial del gobierno de Rojas y a su
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indígenas, según Gilhodés (1974), “introducidos desde posterior agotamiento. Pero es un hecho, ampliamente
el sur del departamento de Huila a fines del siglo xix conocido, que del incumplimiento o desconocimiento
por terratenientes conservadores” (p. 49). A estas de las promesas hechas o a la incapacidad para satisfa-
“contrachusmas”, conocidas eufemísticamente en cerlas se pasó a una nueva ola de violencia oficial que
Chaparral como “los patriotas”, habrían de sumarse se acentúa particularmente durante los años 1955-1956
luego las “guerrillas de paz”, integradas por antiguos y que tuvo sus más dramáticos desarrollos en zonas
combatientes liberales, captados y pagados por el como Sumapaz, y particularmente en Villarica.
ejército. El resultado fue el éxodo masivo de los
“comunes” hacia el Sumapaz de Juan de la Cruz Varela. Con todo, debe hacerse una anotación al margen, para
situar en su justo lugar las cosas. Los asesinatos de los
En el Sumapaz, principal escenario de la prédica más importantes jefes guerrilleros amnistiados se pro-
agrarista de Gaitán y de Erasmo Valencia en los dujeron no durante el gobierno de Rojas, sino duran-
te los gobiernos de la “Paz”, los del Frente Nacional. Este comando no autoriza ni patrocina ninguna ac-
Guadalupe Salcedo fue acribillado en Bogotá, el pri- ción armada cualquiera que se presente, ni continuar
mero de junio de 1957, es decir, un mes después del desarrollándose la violencia contra los ciudadanos
derrocamiento de Rojas; Jacobo Prías Alape Charro patriotas y honrados y cualquiera de ellas se catalo-
Negro, Secretario General del regional agrario del sur gará como bandolerismo contra lo que deben estar
del Tolima y miembro del Comité Central del Partido unidos todos los colombianos.
Comunista, es abatido en 1960 por uno de los subal- 3) Queda condenado el robo y el crimen, y cualquiera
ternos de Mariachi; Hermógenes Vargas el General que sea responsable de un acto de estos le pediremos
Vencedor cae también en enero del mismo año etc. etc. a las autoridades la más severa sanción, y continua-
remos obedeciendo a las autoridades legítimamente
Sobre las ruinas del gobierno de Rojas edificó el Fren- constituidas y las leyes, tal como lo prometimos ante
te Nacional su legitimidad, la cual le fue reconocida los comisionados de paz, dispuestos a prestarle toda
inicialmente incluso por los grupos guerrilleros que la ayuda necesaria cuando ellas lo soliciten, para re-
más enconadamente se habían enfrentado al régimen primir la violencia y el desorden, labor en la que los
depuesto. El documento suscrito el 2 de septiembre de principios fundamentales, paz, orden y derechos re-
cobran su máxima importancia.
1958 por Manuel Marulanda Vélez y Ciro Castaño es
4) Los excombatientes nos encontramos vinculados
lo suficientemente elocuente:
a la honrosa labor del trabajo, interesados en el bien
común, e invitamos a todos los ciudadanos para que
Los suscritos exguerrilleros, comandantes encarga-
no oculten los antisociales, colaborando con las auto-
dos de los grupos que operan en el Alto Sur del Toli-
ridades para extirpar con todos los que solo les inte-
ma (norte del Huila y Cauca)
resa el robo y el crimen, animados todos los buenos
colombianos por los principios de la construcción so-
Considerando:
cial, derechos y patrimonio.
Ante los resultados de los cambios del 10 de mayo
5) Creemos que para llevar a completa cabalidad los
de 1957 que colocó en la presidencia de la república
propósitos que nos animan, es preciso que todas las
al doctor Alberto Lleras Camargo, ilustre figura del funciones públicas sean desempeñadas por personas
Frente Nacional, a quien le ha correspondido la mag- de una pulcritud intachable, que será la base para la
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na labor patriótica de reconstrucción material y moral construcción de la nueva república.
de la Nación y empeñado en desarrollar la campaña Firmado.
en las entrañas mismas de la violencia empezó a desa- Aprile, J. (1983). La Guerra de Villarica [mimeo].
rrollarse el tercer tiempo de guerra cuyo desenlace es
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aún incierto. Retomando nuestros parámetros iniciales Castro, C. (1982). 67 indultos y amnistías ha habido en
diríamos que en esta nueva fase, tanto la dirección y Colombia. El Tiempo, Bogotá, s. d.
orientación ideológica como el liderazgo político-mili-
tar escapan por completo de las clases dominantes y se Child, J. (1957). El comandante Guadalupe Salcedo.
entroncan, incluso, con las disputas por el poder mun- Mito, (14), 136-140.
dial. Su objetivo declarado no es ya la simple incor-
poración al Estado, como en las viejas guerras civiles, Fidelis, T. (1953). El basilisco en acción. Medellín: Ti-
sino la abolición del régimen existente. Es un nuevo pografía Olympia.
tipo de guerra en la que, por lo menos en el discurso
formal, se combinan la lucha social y la lucha por la li- Franco, E. (1976). Las guerrillas del Llano. Medellín:
beración nacional, tendiendo aparentemente un puente Hombre Nuevo.
de continuidad con la gesta comunera de 1781 y todo el
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