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Lapel Duvide cuelga de un edificio (es un edificio) y le habla al público de su silencio y

su ciudad (aunque de la ciudad no habla, actúa en ella). En ella es sancionada alzar la


vista. La gente (y el público) alza la vista a la alta viga de donde cuelga Lapel Duvide.
El público se introduce a la culpa, la gente vive en ella. La gente que es el público y el
público que es la gente miran a Duvide que es un símbolo. Es el cuerpo del vacío, o más
bien es el cuerpo del cuerpo que cuelga al vacío. Y la Autoridad lo vigila y le apunta
cautelosamente: un símbolo articulador es peligroso. Lapel Duvide tiene un miedo
íntimo que se hincha y permea con el aliento congelado del miedo colectivo. Lapel
Duvide, al volverse un símbolo, se vuelve también un autor, un productor de más
signos. Su miedo entonces deja de ser un ansia sinsentido: inocente, lo empieza a cobrar
de la gente (que es el público). Al ser consciente de este trinomio peligroso bajo
amenaza, de los cuerpos que lo miran de un ángulo ilícito, a pesar de la pena, Lapel
Duvide pone su miedo en sus miradas y eleva la suya adonde ya no hay símbolos
porque no hay cuerpos, solo cielo, nada, solo una sola mirada perdida, sancionada sin
explicación. La radicalidad de esa mirada escapa de la Autoridad, escapa del mismo
texto. La radicalidad de esa mirada es la respuesta, o una respuesta para el público (solo
en esto se diferencian de la gente). Lapel Duvide no aparece: se halla sublimado en el
cielo, la piel de Lapel Duvide divide el tipo de mirada, quizá su infinitud es un silencio
inverso, una voz repleta de significado, sin vía de escape. Lamour y Lamie son
torturados. Porque no encontraron voz. Y la gente mira, mira, no dice. La gente (el
público) son ojos, no boca. Lapel Duvide es El Ojo. La autora es La Boca de La Autora.

(¿El infinito?)
EL CIELO

LAPEL DUVIDE
La Mirada única
(Lamour) (Lamie)

Miradas Imposibles

LA GENTE EL PÚBLICO

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