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Joan Solé
© Joan Solé, 2 015
© de esta edición, Batiscafo, S. L, 2015
B -7023-2016
Totalidad e infinito 79
Concepciones nuevas para un pensamiento distinto 81
El Mismo (interioridad y economía) 86
El Otro (rostro y exterioridad) 91
E l Otro en la filosofía 92
Eros y fecundidad (más allá del rostro) 97
Problemas y «fracaso» de T otalidad e infinito 99
J. Llewelyn
La huella del otro
Pero, ¿podía ser de otro modo? ¿Es posible que el conocimiento co
nozca sin dominar? ¿No son indispensables los principios de no con-
tradicción, de identidad, del tercio excluso? ¿Podríamos vivir, salir no
sotros adelante y sacar algo adelante sin estas pautas de conocimiento
interiorizadas? ¿Podríamos vivir en un mundo en el que algo y alguien
fuera y no fuera sí mismo al mismo tiempo, donde se pudiera afirmar
algo y su contrarío a la vez y dar valor de verdad a ambas proposicio
nes: es de día y no es de día, ser y no ser? Renunciar a la perspectiva
del conocimiento objetivo sería, nos ha dicho la filosofía, precipitarse al
abismo de la irracionalidad o al misticismo incomunicable.
Es muy probable que quien accede por primera vez a los textos
de Levinas comience por T otalidad e infinito (1961), su obra más co
nocida y para muchos la mejor. Y que al leer el sumario del libro se
lus prometa muy felices en cuanto a su comprensión: cuatro partes
bien estructuradas, con apartados, y unas conclusiones finales. Pero
la lectura no tardará en plantearle muchas dificultades, y es posible
que le derrote mucho antes de llegar al final. V e otro m odo qu e ser,
la ot ra obra magna de Levinas. incrementa si cabe la densidad, el es
pesor. la pluralidad de significaciones y de significados, imposibilita
por completo una lectura lineal, no desarrolla temas o argumentos, se
sumerge por momentos en la oscuridad, al extremo de constituir, más
que una lectura filosófica, una compleja experiencia vital. Prescinde
de elementos tan identificados con la filosofía como la argumentación
clara y sucesiva, la presentación de pruebas y el llamado directo a la
razón.
Las dificultades que se han señalado hasta ahora son de orden léxi
co y semántico, atañen al significado de palabras aisladas. Se añade a
(•sic problema el peculiarísimo estilo de la prosa. La escritura de Levi
ons se demora, no va al grano, se resiste a la enunciación clara y directa.
Imques Derrida describe muy certeramente el estilo de esta escritura:
Filosofía y judaismo
•Nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera el vino nuevo rompe los odres,
v ><i derrama el vino, y los odres se pierden; mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de
ni liar* (Marcos 2:22).
La respuesta es afirmativa. Sus libros son accesibles y están abier
tos -en su dificultad- a cualquier lector, judío o no. Si en el origen de su
pensamiento están tanto el judaismo como la tradición filosófica, Levi
nas separa tajantemente su obra entre libros filosóficos y libros confe
sionales. Como ha dicho un estudioso, habla a veces en griego y a veces
en hebreo, es decir, adopta alternativamente la modalidad filosófica -la
filosofía fue un invento de los griegos- y el registro religioso, sin confun
dirlos. Cuando desea traducir del hebreo al griego algunos principios
básicos -introducir percepciones éticas en el pensamiento ontológico-,
adopta siempre, metafóricamente, la lengua griega: filosofa. Los griegos
descubrieron la universalidad, el valor del argumento. Levinas acepta y
asume estas conquistas. Aun cuando les dé un giro personal, aun cuan
do infrinja las normas, aun cuando rompa con el lenguaje clásico de la
filosofía, Levinas desea permanecer en el ámbito de la filosofía. Desea
ser considerado como filósofo a secas, sin el calificativo de judío.
Se desea exponer aquí con claridad las líneas maestras del pensa
miento filosófico de Levinas. Significa esto, por un lado, que no se tra
ían sus muchos textos confesionales.3 por los motivos ya aducidos.
Por otro lado, que se soslayan cuestiones secundarias en su filosofía,
por muy interesantes que puedan resultar. La intensa repercusión de
este autor en la cultura contemporánea se debe a la «gran idea» del
encuentro con el Otro, y a ella se dedica la mayor parte del análisis.
Hay acuerdo entre los estudiosos en que las dos obras maestras
del autor merecen sendos capítulos aparte, pues son hitos mayores
no solo en el pensamiento del autor, sino en el general contemporá
neo. Hay acuerdo también en que el camino entre las obras iniciales y
T otalidad es claro y directo. Como se ha advertido ya, la controversia
es sobre el sendero que conduce de esta obra a V e otro m odo qu e ser.
El debate equivale a preguntarse si hay uno o dos Levinas. Ambas in
terpretaciones han sido defendidas con solvencia por intérpretes muy
capaces, y la cuestión dista de estar zanjada. En la medida en que el
presente estudio se pronuncia en la interpretación, sus posiciones se
hallan, precisamente, en el último capítulo, el de la dificultad o densi
dad textual.4
4 Las referencias de las citas son a las siguientes ediciones francesas: Autrem ent
qu'être, ou au-delà de l'essence (abreviado DOM ; Le Livre de Poche, 2 0 1 3 ), D e l'évasion
(abreviado DE; Le Livre de Poche, 2 0 1 1 ), D e l’existence a l'existant (abreviado EE;
Vrin, 2 0 1 3 ), En découvrant l'existence avec Husserl e t Heidegger (abreviado EDE, Vrin,
2 0 1 0 ), Humanisme de Fautre homme (abreviado H O H; Le Livre de Poche, 2 0 1 4 ), Le
temps e t l'autre (abreviado TO; PUF, 2 0 1 4 ), Totalité e t infini (abreviado Tl; Le Livre de
Poche, 2 0 0 6 ).
De Lituania a París pasando (dos
veces) por Alemania
k Este apellido lituano «afrancesado» se escribe, según los textos, con o sin tilde. Aquí
«e opta por escribirlo sin ella, a diferencia de la práctica habitual en los textos en francés,
y on consonancia con el uso generalizado en los castellanos, italianos e ingleses.
adolescentes en el momento del A ffaire Dreyfus, la visión, deslum
brante para un recién llegado, de un pueblo que equivalía a la hu
manidad y de una nación a la cual es posible vincularse por el espí
ritu y el corazón con la misma fuerza que por el origen. Estancia en
1928 y 1929 en Friburgo y aprendizaje de la fenomenología iniciado
un año antes con Jean Hering. La Sorbona. Léon Brunschvicq. La
vanguardia filosófica en las veladas sabatinas en casa de Gabriel
Marcel. El refinamiento intelectual -y antiintelectualista- de Jean
Wahl y su generosa amistad recuperada después de un largo cau
tiverio en Alemania; conferencias regulares a partir de 1947 en el
Colegio Filosófico que Wahl había fundado y animaba. Dirección de
la centenaria Escuela Normal Israelita Oriental, dedicada a la for
mación de maestros de francés para las escuelas de la Alianza Israe
lita Universal de la Cuenca Mediterránea. Trato diario con el doctor
«
* Para las informaciones biográficas, la fuente básica de este libro es Emmanuel Lévinas:
la vie e l la trace, de Salomon M alka (antiguo alumno del filósofo), complem entado
to n la cronología comentada «Emmanuel Levinas: A disparate inventory», de Simon
Cntchley, incluida en The Cam bridge Companion to Levinas (eds. Simon Critchley y
Hubert Bernasconi).
Religión y cultura judías
Levinas leyó desde los seis años la Biblia (esto es, lo que los judíos en
tienden por la Biblia, que los cristianos llaman Antiguo Testamento) en
las lenguas hebrea y aramea. Su experiencia de la religiosidad estuvo
marcada por la modalidad del judaismo lituano, una corriente comple
tamente ajena a lo carismático y a lo místico, y centrada en cambio en
la meditación sobre cuestiones morales y las leyes. En un texto signifi
cativamente titulado «Una religión para adultos», de 1957 e incluido en
Difícil libertad, escribe:
Todos los esfuerzos [del judaismo] -d esd e la Biblia a la compleción del Tal
mud en el siglo xvi y a través de la mayoría de sus comentadores de la gran
época de la ciencia rabínica- consisten en la comprensión de la santidad de
Dios en un sentido muy opuesto al significado numinoso de este término.
[...] El judaismo es ajeno a cualquier regreso ofensivo a estas formas de ele
vación humana. Las denuncia como la esencia de la idolatría Lo numinoso
de lo Sagrado envuelve y trasporta al hombre más allá de sus capacidades y
deseos, pero una libertad verdadera se ofende ante este exceso incontrola
ble. [._] Al judaismo le parece que este poder de algún modo sacramental de
lo Divino ofende la libertad humana y es contrario a la educación del hom
bre, que sigue siendo acción sobre un ser libre. No es que la libertad sea un
fin en sí misma, pero permanece como la condición de cualquier valor que
el hombre pueda alcanzar. Lo Sagrado que me envuelve y me transporta es
una forma de violencia.
En 1928, sin embargo, Heidegger es solo Ser y tiem po, cuyo mensaje
conmociona de inmediato al joven estudiante, como a tantos otros. En
dos semestres, Levinas ha leído y escuchado de viva voz las ideas de
dos de los principales filósofos del siglo xx. En adelante, serán sus dos
principales referencias, tanto en la entusiasta aceptación inicial como
en el paulatino distanciamiento respecto a ambos, a lo largo de un lento
y seguro proceso de creación de un pensamiento propio.
Maurice Blanchot
La dirección de la escuela
La escritura confesional
’ Como muy buenos estudios de acceso a la fenomenología hay que citar Introducción
ti la fenomenología, de Dermot Moran, De Husserl a Derrida, de Bernhard Waldenfels, y
Fenomenología: Husserl8
Las dos críticas que Levinas le hace a Husserl están muy influidas, como
él mismo reconoce más de una vez, por la perspectiva de Heidegger. Este
le ha dado a la fenomenología una nueva dirección, ha introducido la
conciencia en el tiempo, en la situación histórica del hombre. El Ser que
toda la filosofía anterior ha concebido como una esencia estática, per
manente y supratemporal se convierte en el modo de existencia de los
seres individuales, no se puede abstraer o entender al margen de ellos.
Este ser en el que se realiza el Ser es un ente que existe en el tiempo, un
proceso histórico. Heidegger llama V asein («ser ahí») al ente cuyo ser
es existir, a diferencia de todos los demás entes, cuyo ser consiste en ser
precisamente lo que son (el ser de una piedra es ser una piedra, el de una
tormenta, ser una tormenta). El V asein es «sein» («ser») en el sentido
de que existe, que sabe que existe -su ser es existir-; y es «da» («ahí»)
porque está ahí, entre las cosas (en el mundo) y en el tiempo, sabe que
existe en la temporalidad como ser finito. El V asein , que no es exac
tamente el hombre, pero tampoco es algo ajeno a él, está situado en el
tiempo y el espacio, y solo en esta situación puede aspirar a comprender
el Ser, que carece de existencia fuera del anclaje espaciotemporal de los
seres existentes. La historicidad se ha convertido en condición necesa
ria del acceso al Ser, que todo ente experimenta prefilosóficamente y
puede tratar de conocer filosóficamente.
/ I 'vvkA * . " í jx A—
Para Heidegger, el proceso mismo del ser -la esencia del ser- es la
eclosión de un determinado sentido, de una determinada luz, de una
determinada paz que nada piden al sujeto, nada expresan que sea
interior de un alma. [...] Confidente, pero también portavoz, heraldo,
mensajero del sei; el hombre no expresa ninguna conciencia. (HOH,
100)
Al análisis existencial que Heidegger lleva a cabo del ente contra
el horizonte y a la luz del Ser; Levinas opondrá una descripción de la
experiencia en el mundo en la que descubre nuevas capas de sentido
y vivencia: el encuentro con el prójimo y una interioridad hecha de
sensibilidad y afectividad. La ñlosofía ha soslayado tradicional men
te las sensaciones y las emociones (también Heidegger al observar el
ente desde el Ser); Levinas no solo las recupera, sino que establece una
continuidad entre ellas y las pone en la base de la experiencia moral y
la reflexión ética.
Il y a («hay») (De la e x is te n c ia a l e x is te n te )
10 «But ¡n that sleep of death / what dreams might come must give us pause» (Hamlet;
Acto 3, Escena 1); «Macbeth has killed sleep» (Macbeth, Acto 2, Escena 2).
adquiere existencia separada respecto al fondo neutro y anónimo del
«hay». La conciencia, el sujeto y la identidad personal emergen del
il y a, no le preexisten. El sentido del movimiento queda claramente
expresado en el título: de la existencia (ily a ) al existente (ser, ser hu
mano).
¿Qué puede haber más allá del Ser de la ontología? ¿Adonde puede
ir Abraham, qué es lo que desvirtúa Ulises? Levinas halla en la tra
dición filosófica algunos momentos excepcionales en los que la ra
zón ha admitido la existencia de lo infinito (exterioridad, alteridad).
El primero es un pasaje de la 'República de Platón (7.509b) en el que
Sócrates sostiene: «el bien no es esencia, sino algo que está todavía
por encima de la esencia en cuanto a dignidad y poder»; en la inter
pretación de Levinas, la afirmación socrática indica que la ética está
por encima de la ontología, porque el bien se encuentra más allá de la
esencia o Ser. Se trata de una brecha en la totalidad, que además apun
ta en la misma dirección que sigue Levinas: delimitar el ámbito ético
con independencia de la ontología, descubrir una metafísica ética y
no ontológica. La segunda brecha la encuentra, decisivamente, en la
Tercera Meditación de Descartes, que le proporciona la fundamental
«idea de lo infinito». En este punto de su reflexión, cuando Descartes
ya ha aplicado la duda metódica (tan parecida a la ep ojé husserlia-
na) y ha concluido que podría equivocarse en todo, absolutamente en
todo, menos en la conciencia de estar pensando -puedo dudar de todo
menos del hecho de estar dudando-, y que es la conciencia o pensa
miento lo que garantiza la existencia del sujeto -pienso luego existo-.
Descartes examina si todas las ideas contenidas en la conciencia han
sido creadas por el propio sujeto. Y es en este punto donde el católico
Descartes halla una idea que no puede haber creado él mismo: la idea
de un ser superior a él, la idea de Dios, que es imposible que proceda
de él porque según la lógica lo más perfecto no puede proceder de lo
menos perfecto. El sujeto encuentra dentro de sí la idea de algo que lo
trasciende. Esto, no la demostración de la existencia de Dios por Des
cartes, es lo que Levinas adopta en su filosofía. La idea de lo infinito
establece el encuentro con lo que está más allá del conocimiento y es
irreductible a este, porque de ser tematizable dejaría de ser infinito y
sería cerrado como cualquier concepto. Es un hallazgo fundamental
que produce un cortocircuito en el funcionamiento de la lógica clási
ca. Por paradójico que pueda resultar para esta, la idea de lo infinito
permite que el sujeto salga de sí mismo sin salir de sí mismo. «Des
cartes, mejor que un idealista o que un realista, descubre una relación
con una alteridad total, irreductible a la interioridad y que, sin em
bargo, no violenta la interioridad; una receptividad sin pasividad, una
relación entre libertades» (TI 233). «La idea de lo infinito implica un
alma capaz de contener más de lo que puede sacar de sí» (TI 196): «en
la idea de lo infinito se piensa lo que permanece siempre exterior al
pensamiento» (TI 10).
Estos son, pues, los dos polos de T otalidad e infinito, cuyo tema
principal es la relación entre ellos. La ética, reflexión sobre la natura
leza fundamentalmente moral del ser humano, describe el encuentro
del Mismo con el Otro, un hecho que es «el acontecimiento último
del ser». No se presentan como términos de una disyuntiva exclusiva
(no es T otalidad o infinito), sino como miembros unidos por la cópu
la y que se requieren mutuamente. A poco que se reflexione, se ad
vertirá la dificultad de esta ética fundamental -m etafísica- en la que
se busca la relación entre términos que no se copertenecen, que son
esencialmente heterogéneos, inconmensurables, mutuamente inasi
milables. Las demás éticas parten del supuesto de una identidad entre
sujetos -trata a los demás como quieres que los demás te traten a ti, y
el sinfín de variaciones que esta máxima adm ite-; esta ética del Otro
afirma la discrepancia absoluta entre los términos, sostiene que, de
no haber diferencia entre ellos, no podría ni siquiera hablarse de ética.
Antonio M achado
El d e c ir y lo dicho
Emmanuel Levinas
Arthur Rimbaud
El tercero y la justicia
La significancia de la significación
Muy bien podría ser que todo el asunto Levinas fuera un malentendido.
Es posible que quienes le leemos y releemos con atención y esfuerzo (es
la única lectura seria que admite su obra: la relectura) estemos equivo
cados en nuestro interés, y que los filósofos analíticos que prescinden
por completo de él tengan razón al calificarle de ininteligible, opaco e
incongruente. Se han mencionado ya muchos de los obstáculos que sus
textos plantean a la comprensión. Términos clave que emplea - hay,;
rostro, proxim idad, obsesión, persecución, substitución, ex p iación - care
cen de significados estables, se van definiendo gradualmente según los
contextos, a menudo no por definiciones directas sino por oposición a
otros términos. Su sentido va entreviéndose (nunca comprendiéndose
por completo) y ocultándose, es escurridizo y elusivo. La argumenta
ción es defectuosa desde el punto de vista del análisis textual: se suce
den afirmaciones y más afirmaciones sin justificación ni demostración,
desde el único fundamento de la experiencia o el sentimiento huma
no, o a veces a partir del método fenomenológico, pero aplicado solo
parcialmente y de modo muy personal. Debido a esta aplicación idio
sincrásica de la fenomenología, es imposible determinar con precisión
Civilizaciones bárbaras
Emmanuel Levinas
Dispositivo y
operario de
extracción de
gas y petróleo
por fractura-
ción hidráulica
(fra c k in g ).
Muy bien podría ser que todo el asunto Levinas fuera un malenten
dido. Pero resulta que se le considera decisivo en la recuperación de la
reflexión ética en la Francia de la segunda mitad el siglo xx, básico en el
restablecimiento de la subjetividad y del humanismo en el núcleo de la
filosofía -después de que el estructuralismo y el psicoanálisis y la post
modernidad lo hubieran eliminado-, revolucionario en su afirmación
de una responsabilidad ética asimétrica. La percepción del Otro en tan
to que Otro ha ejercido una profunda influencia en el pensamiento con
temporáneo, y no solo en la filosofía: la antropología y los estudios cul
turales se han inspirado en ella, igual que varias ramas de la psiquiatría,
la sociología y el derecho. Un puñado de filósofos de primera línea -Paul
Ricoeur, Jean-Luc Marion. Jacques Derrida- le han reivindicado como
uno de los más decisivos pensadores del siglo pasado. Muchos lectores
particulares compran sus libros, que se reeditan. Si es un malentendido,
hace ya décadas que dura, y en todo caso no se trata de una aceptación
de la que quepa sospechar, porque se produce en los márgenes, fuera de
los focos y los circuitos oficiales. Se ha admitido ya: sus tractos no per
miten la comprensión absoluta. Se topa con una resistencia, se requiere
un esfuerzo para superarla. Pero sabemos que esta dificultad es esencial
en el paradójico intento de pensar fuera de la historia filosófica a la que
Levinas sabe que pertenece. Levinas introduce la ética fundamental en
el logos, pero no como Ulises que regresa para quedarse en la comodi
dad de su patria. Desea volver a salir. Pueden hacerse en este punto dos
preguntas básicas.
Las dos grandes obras de Levinas son T otalidad e infinito: T nsayo so
bre la ex teriorid ad (1961) y V e otro m odo qu e ser, o m ás a llá d e la
esen cia (1974). Ambas son obras de ética fundamental, dedicadas a
la naturaleza moral del ser humano en el plano metafísico. Lecturas
inolvidables, son también muy exigentes para el lector, especialmen
te la segunda. Si se desea tener un acceso progresivo al pensamiento
de Levinas, puede leerse, antes de estos dos libros, É tica e infinito,
una serie de entrevistas en que el autor ofrece una imagen clara del
conjunto y el desarrollo de sus ideas y funciona como una excelente
introducción.
1940*1945. Cautiverio en un
1942. Albert Camus, T l
campo de prisioneros en el norte
extranjero.
de Alemania.
1943. Sartre, T i ser y la n ada.
1968. Cuatro lectu ras talm údicas. 1968. Primavera de Praga. Mayo
del 68.
1972. H um anism o d el otro
hom bre.
A dicho, lo 106-109.110-111,114,116,117
Alianza Israelita Universal 39,44, Dostoievski, Fiódor Mijailovich 34,45.
alteridad 12,19,21, 76-77,82,84,85,91, 88
92,93,97-98 véase también Otro, el Dreyfus, Affaire 30.35
asimetría ética 96,103.110,115,121
E
B encuentro ético 15-17,25,42.46.65,66,
Bergson, Henri 16,17,24 74-76,85,86,95, % . 99,107,123
Blanchot. Maurice 29.36,4 1 ,4 3 .4 8 Eros 97-98
Buber, Martin 92 Escuela Normal Israelita Oriental
(ENIO) 30,43,45.47
C estructuralismo 46,121
cara a cara 21.9 4 ,9 5 ,9 8 ética fundamental 79.86.114,116.122,
Chatila 125n 124-125
Chouchani, M. 25,30,45 existencialismo 46.48.49,75
Coloquio de los Intelectuales Judíos de expiación 105,112-114,115,119
Francia 30.45 exterioridad 11,21,76,78.80.83,84,91,
conciencia (sujeto, yo) 15,16,17,47,52- 93,97,105.107.110
60.61-63,71,72-73,74,76.77.80,
81 .8 3 ,8 4 .8 6 .% . 107.110.111 F
familia 98
D fecundidad 20.97,99
decir, el 106-111,114,116,117 feminidad (lo femenino) 97-98
Derrida, Jacques 20,21,48,49,50,100- fenomenología 30,37,38-39.51-60,61,
101,121 62,66.76,77,86,104,110,119
Descartes. René 25,84-85 intencionalidad 53-55,57,60.
63.64.76,77,90.93.96 justicia 18,49.96.109.115-116
reducción fenomenológica
(epojé) 54.57.84.85.123 K
yo trascendental 54,55,59,60. Kant, Immanuel 20,75,124
62,64.67.75,77,81 Kierkegaard, Soren 25,81,82,88
véase también Husserl, Edmund
Foucault, Michel 92 L
lenguaje 20-21,23,24, 26,94,100-102,
G 103-109.111.116-117,121
gozo 64,69,77,86-91,98 Lituania 23.29,31-33.35,39.43
H M
hay (ily a) 68,70-74,75,76,81,87.95, Malka, Simon 42
123 Marcel, Gabriel 30,40,47,92
Heidegger. Martin 20,25,26,37-39,40. Marion. Jean-Luc 16,51,121
46,47,51,58,61-66,67.69,74,76, marxismo 46
77.81.84.87.88.91.100 Mayo del 68 47,49
Holocausto 25,45,88,120,125n Merleau-Ponty, Maurice 47,51
hospitalidad 79,90,97,98 Mismo, el 26.78,81-82,83-85,86-91,
Husserl, Edmund 20, 24,25,26,36-38, 93-96,98.100-101,109,113
39.40,46,51-60,61,62,63,65,67, muerte 72.76-77,94.124
75.76.84.86.100
N
I nacionalsocialismo (nazis) 30,37,42.
infinito 21.79,80.82,84-85.91.93.94, 43,65,116
95-96,99.100,107 Nietzsche, Friedrich 13,88,102.122
interioridad 65,79,85,86.91,97,114
intimidad 90,93.97,115 O
Israel 12.33,125 obsesión 105,110-111,119
ontología 13.16.17.26,37-38,47,61-66,
J 67.76.77.80.83-84.87.91.93,99-
Jankélévitch. Vladimir 47 100,101,102,104-105.106-109.110
judaismo 23-25,31.32-33,35.39.40.42. Otro, el 10.12.15-17.18.19.26.46.49.
43.44.45-46 60,66,74-78,79-82.85-86,91-101,
102,107,109,110,113. 115,121 T
Otro, lo 12.14.26.76-77,82-86,90.95. Talmud 30,32-33.45
100,101,107 tematización 66.82-83,85,93-94, 96,
100.104,106.107.108,110,111.
P 114,116
Palestina, palestinos 18,31,33,125 totalidad 79-84,90-91,98.99.102.105.
Parménides 13,77,80 107.109,110
paternidad 77,97,99 trascendencia 21,59.62-63,67-68.82.
pasividad 85,106,113 86.91.92.93.99,105,110,112-113.
persecución 111,119 122
Platón 13.17,25,80,82n, 84
Plotino 17,72
prójimo 65,79,99,105,109-111,113-
115
proximidad 93,96,98,106.110-115,119
psicoanálisis 46,96,121
R
reciprocidad 96.115
rehén 105,111,112-114
responsabilidad 16,17,20,34,49,74,95,
96,103,109,110-117,121,123-126
Ricoeur, Paul 47.48-49,51.98n, 104,121
Rosenzweig, Franz 25,40-41,45
rostro 20,91,93-99,110,119,124
S
Sabra 125n
Sartre, Jean-Paul 40,51,69,92
Shakespeare. William 34,72
sionismo 33.125
subjetividad 60.70.72.75.81.99.103,
111,121,123
substitución 112-115,117, 119