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Novena A Santa Marta
Novena A Santa Marta
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois,
porque os amo y estimo sobre todas las cosas. A mí me pesa, Señor, pésame en el alma de haberos
ofendido y no haberos amado; propongo, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y así como os lo suplico, así confío en vuestra bondad, piedad y misericordia infinitas, que
me los perdonaréis y me daréis gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo servicio
hasta el fin de mi vida. Amén.
Dios y Señor mío que enriquecisteis con tantas y con tan abundantes virtudes a la Bienaventurada
Virgen Santa Marta, la que conociendo a vuestro hijo Jesús como el Mesías verdadero abrazando
gustosamente su doctrina y practicando con fidelidad tus celestiales lecciones, llegó en poco tiempo a
la santidad más elevada, os suplico Señor que por los merecimientos del mismo Jesús , nuestro
Redentor y por la intercesión de la gloriosa Santa, nos concedáis los auxilios que necesitamos para
acertar en agradaros en todas las acciones de esta vida y gozar después eternamente vuestra
presencia en la gloria mereciendo ahora alcanzar la gracia que solicitamos en esta novena. Amén.
Día primero
También imploro Santa mía, vuestra intercesión, para que la majestad Divina me conceda el favor
particular que ahora solicito, si conviene para el bien y provecho de mi alma, y si no, vos como
abogada mía, enderezad y rectificad mis pensamientos a mayor servicio de Dios. Alcanzadme una
meritoria conformidad y resignación en su Santísima Voluntad. Amén.
(Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria para alcanzar la gracia deseada, por intercesión de Santa
Marta y concluir con la petición final)
Día segundo
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que al
mismo tiempo que hacías pública profesión de la más ajustada y ejemplar virtud, padecía tu corazón
las mayores aflicciones y penas al ver que tu hermana María Magdalena entre perfumes, galas y joyas,
se hacía llevar de su inclinación a los abismos del orgullo y vanidad mundana, se había hecho
escándalo público de toda la provincia sin que hubiera bastado tu anhelante esmero, lecciones y
ejemplos para inspirarle temor de Dios, que por fin oyendo benignamente al Hijo de Dios, los clamores
y ruegos que con Lázaro dirigías incesantemente a su piedad por la salvación de una hermana de vida
tan licenciosa y perdida, movió el corazón de aquella insigne pecadora y con perfecta conversión y
maravillosa mudanza de vida, llenó el tuyo de inexplicable gozo y alegría.
Comunicad piadosa Santa, nuestros ruegos al Señor a favor de todos los infelices pecadores, para que
ayudados con sus Divinos Auxilios imitemos a la Magdalena en la enmienda, aborrecimiento, dolor y
penitencia de nuestros pecados, también imploro santa mía, vuestra intercesión, para que la majestad
Divina me conceda el favor particular que solicito si conviene para el bien de mi alma, y si no vos,
como abogada mía enderezad mis peticiones al mayor servicio de Dios alcanzándome una meritoria
conformidad con su Santísima Voluntad. Amén.
(Rezar Padrenuestros, Avemaría y Gloria para alcanzar la gracia deseada, por intercesión de Santa
Marta y concluir con la petición final)
Día tercero
También imploro Santa mía, vuestra poderosa intercesión para que la majestad Divina me conceda el
favor que ahora solicito, si conviene para el bien de mi alma, y si no, vos como abogada mía,
enderezad mis peticiones al mayor servicio de Dios, alcanzándome una meritoria conformidad con su
Santísima Voluntad. Amén.
(Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria para alcanzar la gracia deseada, por intercesión de Santa
Marta y concluir con la petición final)
Día cuarto
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que
siguiendo constantemente los pasos de tu Divino Maestro, no lo quisiste perder de vista, sobre todo
durante el tiempo de su pasión, sintiendo y llorando amargamente todos los tormentos y afrentas
hasta verlo morir clavado con ignominia en la cruz. Te suplico, ¡oh dulce Santa!, que por tu intermedio
logremos las gracias celestiales que necesitamos obtener para seguir con confianza los caminos de
Jesús y para fijar nuestro espíritu en la contemplación de su pasión dolorosa, para que de este modo
consigamos algún día celebrar los triunfos de su gloria en el cielo.
También imploro, Santa mía, vuestra poderosa intercesión para que la majestad Divina me conceda el
favor que solicito si conviene para el bien de mi alma, y si no, vos como abogada mía, enderezad mis
peticiones al mayor servicio de Dios alcanzándome una meritoria conformidad con su Santísima
Voluntad.
(Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria para alcanzar la gracia deseada, por intercesión de Santa
Marta y concluir con la petición final)
Día quinto
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que
luego que los piadosos varones bajaron de la cruz al adorable cuerpo del Salvador, y después de haber
presenciado y acompañado con tus tristes lamentos y abundantes lágrimas el insondable dolor de María
Santísima al ver a su Divino Hijo muerto, ensangrentado, y desfigurado en sus amorosos brazos,
concurriste con María Magdalena y otras piadosas personas, a rendir a aquel sagrado cadáver los
últimos honores, dándole decente sepultura, con la mayor veneración te suplico poderosa Santa, nos
alcances del Señor la gracia de que penetrados de un verdadero dolor y arrepentimiento de nuestros
pecados, aceptemos acompañar a Jesús y María digna y espiritualmente en sus dolores, para alabar y
bendecir después sus misericordias en la patria celestial.
También imploro, Santa mía, vuestra poderosa intercesión para que la majestad Divina me conceda el
favor que solicito si conviene para el bien de mi alma y si no, vos como abogada mía, enderezad mis
peticiones al mayor servicio de Dios, alcanzándome una meritoria conformidad con su Santísima
Voluntad.
(Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria para alcanzar la gracia deseada, por intercesión de Santa
Marta y concluir con la petición final)
Día sexto
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra que
después de sepultado Nuestro Divino Redentor no te apartaste de su afligida Madre, sino que
acompañándola en su soledad y aliviando cuanto era posible su tristeza y amargura, te mostraste cada
vez más fervorosa amante de esta Señora. Te suplico Santa amable que por estar tan cercana de esta
Divina Reina, inclines su maternal corazón a nuestro favor, excitando en nuestros corazones las más
fervorosa devoción a sus dolores para que amparados en su soberana protección, lleguemos felizmente
a la gloria del cielo.
También imploro Santa mía, vuestra poderosa intercesión para que la majestad Divina me conceda el
favor que solicito si conviene para el bien de mi alma y si no, vos como abogada mía, enderezad mis
peticiones al mayor servicio de Dios, alcanzándome una meritoria conformidad con su Santísima
Voluntad. Amén.
(Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria para alcanzar la gracia deseada, por intercesión de Santa
Marta y concluir con la petición final)
Día séptimo
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que
mereciste la gran dicha y gozaste de la dulce alegría de estar entre las primeras personas que vieron al
Señor después de su triunfante resurrección, asistiendo a sus instrucciones y recibiendo cada día
nuevas gracias y favores y luego que subió a los cielos no te apartaste del lado de la Santísima Virgen
hasta la venida del Espíritu Santo, cuyos dones recibiste en el Cenáculo. Te suplico amada Santa, que
por tu mediación nos hagamos dignos de la consoladora presencia de Jesús en nuestras almas para que
inundadas de sus gracias merezcamos alabarlo por toda la eternidad en el cielo.
También imploro, Santa mía, vuestra poderosa intercesión para que la majestad Divina me conceda el
favor que solicito si conviene para el bien de mi alma y si no, vos como abogada mía, enderezad mis
peticiones al mayor servicio de Dios, alcanzándome una meritoria conformidad con su Santísima
Voluntad. Amén.
(Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria para alcanzar la gracia deseada, por intercesión de Santa
Marta y concluir con la petición final)
Día octavo
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que
fuiste perseguida por los judíos y desterrada con tus hermanos, metida en un navío sin mástiles, timón
ni aparejo alguno y expuestos al arbitrio y furia de los vientos y las olas del mar, pareciéndoles el
mejor medio de deshacerse de una familia cuya presencia no podían sufrir, porque Lázaro era un
milagro visible y un testimonio elocuente de la Divinidad de Aquel a quien ellos habían muerto
ignominiosamente; pero que salvándoos la Divina Providencia, llegasteis al puerto de Marsella, donde
anunciaste la fe de Jesucristo, convirtiendo a muchos y obrando grande maravillas.
Te suplico poderosa Santa nos alcances del Señor la constancia y la firmeza que necesitamos para
sufrir por Jesucristo todas las persecuciones, burlas y desprecios que se nos susciten, sin que jamás
dejemos de alabar, confesar y bendecir el santo nombre de Jesús.
También imploro, Santa mía, vuestra poderosa intercesión para que la majestad Divina me conceda el
favor que solicito si conviene para el bien de mi alma y si no, vos como abogada mía enderezad mis
peticiones al mayor servicio de Dios, alcanzándome una meritoria conformidad con su Santísima
Voluntad.
(Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria para alcanzar la gracia deseada, por intercesión de Santa
Marta y concluir con la petición final)
Día noveno
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que
movida de las lágrimas de los vecinos de Tarascón y de los pueblos comarcanos, los librasteis del
monstruoso dragón que todo lo devoraba, atravesaste el río Duraza, armada con la Santa Cruz y agua
bendita, arrastraste el dragón con el ceñidor trayéndole a la ciudad donde le dieron muerte. Después
retirándote a un desierto con muchas doncellas que habías convertido y edificado un monasterio vivías
en él, como ángeles y castas esposas del salvador, el cual queriendo premiar tus virtudes te reveló el
día de tu dichosa muerte como también el que tu hermana Magdalena gozaba ya en el cielo de su
gloria; y después de una calentura lenta, que aumentó tus merecimientos, sabiendo que era llegada la
hora de juntarte con tu Divino esposo, mandaste que te echasen sobre las cenizas en presencia de tus
afligidas compañeras y exhortándolas a las perseverancia final, pasaste tranquilamente al descanso del
Señor.
Te suplico preciosa Santa, nos facilites los medios que necesitamos, para que llevemos una vida
espiritualmente retirada de los bullicios del mundo y sea feliz nuestra muerte.
También imploro, Santa mía, vuestra poderosa intercesión para que la majestad Divina me conceda el
favor que solicito si conviene para el bien de mi alma y si no, vos como abogada mía, enderezad mis
peticiones, al mayor servicio de Dios, alcanzándome una meritoria conformidad con su Santísima
Voluntad.
(Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria para alcanzar la gracia deseada, por intercesión de Santa
Marta y concluir con la petición final)
Purísima virgen, modelo de castidad y paciencia, ejemplo vivo de todas las virtudes cristianas, testigo
presencial de las divinas palabras, milagros, pasión, muerte y resurrección de nuestro redentor Jesús;
humildemente nos acogemos a vuestro patrocinio y amparo y os rogamos encarecidamente con toda la
sinceridad del alma, con la fe viva y ferviente que despierta y fomenta en el corazón la sabia y
vivificante doctrina de nuestro Salvador, nos alcances de Él la tranquilidad de conciencia, ocasionada
por el cumplimiento de mis obligaciones morales y religiosas así como la dicha y prosperidad en
nuestro hogar.
Interceded casta esposa del Señor, por la dicha y prosperidad de todos los seres que amamos;
alcanzadnos la paz y concordia que la sociedad reclama para su bienestar y que fieles a los preceptos
divinos que por medio de Moisés fueron revelados al pueblo escogido para nuestro bien, consigamos la
gloria eterna reservada a los mansos y humildes de corazón. Amén.
Amable protectora mía, Santa Marta, que tuviste la inefable dicha de hospedar a Jesús en tu casa.
Dichosa tu mansión de Betania , bendecida tantas veces con la presencia del Huésped Divino, y cuyos
moradores, tú misma y tus santos hermanos Lázaro y María Magdalena, fuisteis tantas veces honrados
con las visitas de Jesús, de su Madre Santísima y de los Apóstoles. No permitas, Santa mía, que entre
los que se hospedan en mi casa haya ninguno que hospede en su corazón al demonio, sea motivo de
escándalo, o atraiga con su mala conducta las iras de Dios sobre mí y mi familia.
Santa bendita, que viviste en compañía de santos, bendice mi casa, bendice a mis huéspedes, para que
en todos reinen la concordia y el amor de Dios. Ayúdame en el cumplimiento exacto de mis deberes y
en la administración de mis bienes y negocios, para que aún, cuando, por mi condición y estado de
vida, tenga que ocuparme de las cosas de la tierra, jamás me olvide que mi patria verdadera y mi
último destino es el cielo. Así sea.
Oh Santa Marta milagrosa, me acojo a tu amparo y protección entregándome a ti, para que me ayudes
en mi tribulación, y en prueba de mi afecto y agradecimiento, te ofrezco propagar tu devoción.
Consuélame en mis penas y aflicciones, te lo suplico por la inmensa dicha que alegró tu corazón al
hospedar en tu casa de Betania al Salvador del mundo; intercede por mí y por toda mi familia para que
conservemos siempre en nuestros corazones a nuestro Dios viviendo en su gracia y detestando toda
ofensa contra Él; para que sean remediadas nuestras necesidades y en especial esta que ahora me
aflige (hágase la petición). Te suplico me ayudes a vencer las dificultades con la fortaleza con que
venciste, por el poder de la Cruz, al dragón que tienes rendido a tus pies. Así sea.
Para aquellos que hacen los veintinueve de cada mes, se recomienda confesarse y comulgar cada
martes, visitar el altar de la Santa y dar en su honor una limosna a los pobres.