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CAPITULO I

ALGODONALES (se ve como literatura forzada, darle más universalidad)

Corría el año 1754, en el palacio, relucían los mosaicos, y las fuentes dejaban caer
sobre los jardines un transparente hilo de agua que se regaba por todos los rincones
donde solía haber jardines. El palacio en mármol y piedras cuyas estancias y alas eran
enteramente doradas. Se levantaba imponente sobre una multitud de casas humildes y
de gente muy pobre. En la cocina el olor a especias, se esparcía lentamente hacía las
recónditas habitaciones. Y a todo el pueblo, llegaba aquel sabor dulce de las conservas
de higos que eran vaciados a frascos por las mucamas. Era tarde ya, corrían las tres,
cuando las viandas se habían puesto sobre el fuego para dejar cocer la más exquisita
comida, mientras revolvían con cucharones de cobre, en los calderos.

Tres niños jugaban a esconderse en las alacenas, dos varones y una niña, los dos
varones oscilaban entre los doce y los trece años, llenos de juventud, con ojos
vivarachos,y el cabello negro cayendo sobre sus hombros, dejaban ver el cuerpo varonil
y bien formado. La niña, una princesa dotada de muchas riquezas, solía reír a
carcajadas cada que la encontraban metida en un ánfora de aceite vacía, o en los cajones
solitarios de las vitrinas del lar. De menor edad que ellos, aparecía como por arte de
magia, por todos los escondrijos que habían.

Sonriendo los tres se abrazaban con mucha alegría, cada que terminaban la ronda. Y
saltaban alborozados.

-Ahora te toca a ti- ¡Ahora te toca a ti! –Repetía gritando- Mohammed, quien batía
palmas en el aire, festejando su juego.

Ese día sus padres no se encontraban en el palacio, y estaban con una de las mucamas,
(Buscar si la palabra pertenece al lenguaje indio y si en esa época decían esa palabra)
quien en su delirio de grandeza, trataba de reprenderlos cada que dejaban caer algo, y
por todo el palacio se escuchaba el estrépito de los calderos y tintineos de copas de
cristal y de metal al unísono de los tambores y el olor a pescado del mercado que
quedaba cerca.

De cabello negro, largo y lacio, con ojos de color café claro, cuerpo esbelto y hermoso,
dibujando una cintura delgada, piernas bien firmes, en su inocencia, el olor a una nueva
mujercita, que se desprendiera pronto de su familia. A ratos miraba por una de las
ventanas esperando ver un navío extranjero (investigar si los bajeles existían en esa
época) en el horizonte. Quizá ya se cansaron los marineros de llegar tanto al puerto,
pensaba. Pero luego, seguía en su rutina de juego, olvidándose que las mariposas se
posaban sobre las flores, y ocultaban entre sus patas el polen.

Aprendió a estar sola. Entre sus pocos amigos, se contaban los dos niños de juegos,
que no pertenecían a su clase, pero que hacían las delicias del tiempo libre. Mientras
ella crecía aprendió que solo era ella, y nadie más, que ella lo tenía todo, y que aquellos
quienes la acompañaban en ese momento pasarían a la historia, ya que solo eran sus
criados. Por eso aprovechaba los más gratos momentos con ellos, aunque tenía bien
presente que había una distancia muy grande entre una doncella (criados y escuderos) y
un vasallo Ese día el sari amarillo que traía puesto, le hacía relucir sus ojos color miel,
en su rostro, un pañuelo tapaba la mitad, dejando descubierto sus ojos, ni aún a uno de
sus más allegados, podía dar a conocer aquel rostro bellísimo que se ocultaba de los ojos
de todos, solo de aquel quien tendría por señor, podía dejarse notar. Y aún así jugaba
con sus esclavos.

El proyecto de sus padres no le agradaba mucho. Irse para Londres, encerrarse en un


internado con otras niñas de su clase, soportar los inciensos que depara el destino de los
nobles. No sabía si lo podía soportar, pero tampoco podía luchar contra lo que se
avecinaba. Una tempestad en su familia.

Todo era lujoso, los muebles lustrados, sirvientes que se movían de un lado a otro, todas
las mañanas, recogiendo las cortinas para dejar pasar los rayos del sol, todo era
movimiento en el desayuno, y ya al caer de la tarde, veía venir a su madre en el
carruaje, de donde sus amigas. Se la pasaba todo el día fuera de la casa, con todo el
mundo, menos con ella, con ella no compartía nada. Apenas aparecía el sol, su madre
daba un salto y se acicalaba rápidamente, para mantenerse linda, y aprovechar las
reuniones y los chismes de última hora, ella era muy joven, y se había casado por la
fortuna de su padre, y ahora disfrutaba de la comodidad y la seguridad de haberse
casado bien, aunque venía de una familia a la que siempre la habían tratado como
pobre, y muchas veces antes de casarse, se decía así misma, que merecía algo mejor
que la burla y el escarnio de ser una lavandera del río, para los señores que viajaban en
la ruta de la seda y que prostituían a las otras doncellas de la comarca ofreciéndoles
matrimonio y luego burlándose de ellas. Y ella, aún en su juventud, se casó con ese
hombre que aunque le llevaba varios años, le traía la seguridad que no tenía cuando
acompañaba a su madre a lavar en el río. No importaba su edad, importaba su nueva
categoría de Dama, y el respeto que le tenían. Ella sabía que de pronto su marido podía
morir en cualquier momento y que en cualquier momento ella heredaría todo, y podría
cubrir su juventud con su belleza y un nuevo matrimonio.

No piensen que la vida, de la princesa era muy fácil, era lo más difícil, aún en su corta
edad, ni siquiera veía a su madre. Sospechaba que su padre tenía una meretriz, y que
aunque amaba a su madre, no la veía en todo el día, y era más importante todo, antes
que su propia esposa. Así que los dos vivían mundos diferentes.

Eran pocas las personas que podían significar algo, en ese pueblo para la joven esposa,
sólo aquellos que iban y venían por la ruta, a veces se detenían en alguna taberna, y sus
amigas como sabían quienes llegaban los invitaban a disfrutar de una estadía agradable
en la ciudad de Kashee, y muchas veces sus propias amigas, jugando cartas o brindando
por los nuevos conocidos, aprendían los placeres del amor. Aunque ella, no gustaba de
engañar a su esposo, porque era muy comprometedor en ese pueblo, además el
adulterio se castigaba con la pena capital, como haría ella para deshascerce del marido,
eso era lo que le venía dando vueltas en la cabeza desde hacía años. Huía a veces al
jardín de la casa de su vecina, para ver en su cabecita, el día de su libertad. Ninguna
casa era tan hermosa como su palacio, ni siquiera las casas de sus amigas, llegaban a la
mitad, de lo que era ella, iba donde ellas, porque no tenía más con quien departir, y era
como un juego invitar a jóvenes a las mansiones para conocerlos y saber lo que sucedía
más allá de Kazakistan. E n el Mediterráneo, donde decían los viajeros que las costas
eran hermosas, con mucha diferencia a las costas tan riesgosas del mar que había
conocido, cuando su marido había ido a negociar el algodón.

¿Qué otra cosa haría su madre, además de dejarla sola todo el día y departir con sus
amistades?-se preguntó la niña, pensativa-

A toda hora, aparentando ser la más dama, a toda hora, aparentando tener una familia
unida, pero la realidad era otra. Su padre distaba mucho de saber, (CUIDADO CON
LA NARRACION) porque era muy ocupado, siempre estaba en los plantíos, la
labranza de los campos costaba mucho, y tenía que vigilar.

Me gustaría estar con mi padre en el campo, para ver el algodón –se dijo-

Su padre nunca la había invitado, porque aún era niña, y ella le rogaba a cada rato que la
llevara a conocer las cosechas de las que tanto hablaban por las calles de Kasghar.

Kasghar, es un reino perteneciente al gran Khan, las gentes adoran a Mahoma. Hay
muchos habitantes pobres, tanto como muchas poblaciones y castillos, y la más
importante, su capital, lleva su mismo nombre. Situada entre Nordeste y Levante;
crecen muchas plantas de algodón y salen de esta región mercaderes que van por todo el
mundo haciendo negocio con esta planta. La población es miserable y pobre, también
muy sobria en el comer. En esta parte de la tierra hay cristianos nestorianos, que tienen
sus iglesias y credos. Los de la provincia hablan un idioma propio. En su totalidad se
recorre en cinco días.

A pesar de algunos problemas ella vivía, de una manera libre, y trataba de hacer lo más
fácil su vida, con tranquilidad y juegos mientras iba al internado de Londres. Esa
primavera sus padres le llevarían un profesor especializado en idiomas para que
aprendiera el inglés.

Atravesaba esa tarde el sol en su cenit, y los jardines de palacio se iban tornando color
durazno, con las sombras. La primavera estaba en todo su esplendor y se olía también
el perfume lanzado hacía el viento por los pétalos de las rosas y las demás flores que se
habían abierto en la estación. Ella corrió a su habitación a cambiarse, ya que pronto
llegarían sus padres para la comida, y deseaba estar junto a ellos, sentada. Quizá
abrazarlos un poco, pero casi nunca la dejaban hacerlo. Muchas veces había querido
que estuvieran siquiera un rato contándole sus rutinas diarias, sin embargo casi siempre,
ella, sentada en la mesa, los miraba sin lanzar una sola palabra, y ellos ni se daban
cuenta de que ella estaba allí.
Ya la ciudad se enmarcaba en la vida nocturna, aún siendo pobres los que los rodeaban
seguían una vida de perdición. Los del mercado, cerraban sus toldillos y sus carretas, y
se marchaban lentamente, por la calle, llenos de cansancio algunos, otro riendo y
conversando alegremente, como era domingo, todo el pueblo se había volcado al
mercado a vender las frutas, las ovejas, las comidas y muchas telas, hechas por ellos
mismos. En el cruce de las dos rutas, se veían ir toda clase de gentes y de culturas,
étnias que traian y llevaban con sus conversaciones nuevas atracciones para Kashgar.
Los musulmanes llegaban aparentemente vendiendo sus mercancías, porque eran
buenos comerciantes.

Ya en su habitación, el mármol del piso relucía al resplandor de las veladoras. No quiso


llamar a nadie para que la ayudaran a vestirse, deseaba deslumbrar a sus padres con uno
de sus saris rosados y sus zapatillas del mismo color, que tan bien le caían a su piel de
porcelana. En su cuello una hermosa piedra regalada por su madre en su primer
cumpleaños, la que nunca se había quitado, y todas sus joyas las fue sacando una a una
de sus cofres, y puestas sobre las sabanas de seda blanca que cubrían su lecho. La
fascinación de ver el oro puesto sobre el color blanco, la distrajo, parecía que todas las
prendas de hecho relucían más, sobre la brillantez de la seda. Se recostó sin ninguna
preocupación y jugó con ellas colocándoselas y quitándoselas de los dedos lentamente.
Pero el sueño la traicionó, y se quedó dormida.

En la distancia, la noche quemaba con sus lamidos las estancias del vino y de las
mujeres que bailaban sobre las mesas de las estancias oscuras, casi semidesnudas en
rituales de movimientos curvilíneos que dejaban entrever su osadía en el amor.
Mohammed un poco curioso, se coló en la oscuridad entre los adultos que entraban y
salían de la taberna. Miró, hacía el frente de la habitación y vió como una multitud
miraba con lascivia y antojo a la muchacha de ojos verdes que contoneaba muy
despacio su cadera al ritmo de la música. Por primera vez en su vida, levantó la vista
con mucho cuidado. Y la dejó ir hacía el cuerpo de la mujer. Sintió que algo cubría
toda su piel, algo inimaginable, se dejaba llevar hasta su cabeza y despedazaba su
cuerpo como una tea ardiente que lo hacía temblar y delirar al mismo tiempo.
De pronto escuchó-entre todos los hombres- el asombro de la seda rasgada por las
manos, y más se confundió, cuando las piernas más doradas y largas seducían todas las
miradas de los presentes.

-Otra ronda-gritó un hombre casi borracho y sin sentido, desde el fondo.

Si! –gritó otro- Esa piernas serán mias.

A un lado, dos hombres, conversaban sin mayor preocupación, estaban entretenidos, y


eran los únicos que parecían importarles lo que sucedía con las sedas de la muchachita
que estaba sobre la mesa. En la casi oscuridad, sin que sus rostros se pudieran ver muy
bien, se escucha una voz grave, de hombre ya adulto, con mucha preocupación que le
decía al otro, lo que había ocurrido unos días antes.
Mohammed, trató de retirar su mirada y volverla a colocar en la bailarina, pero algo, le
hizo cambiar de pronto de opinión, porque era una voz que èl había escuchado varias
veces ya, y que al final aunque no podía recordar de quien era realmente, tenía que
acercarse para saberlo.

Se fue rodando poco a poco, hacía la pared, porque algo más que su propio instinto le
pedía que no se dejara ver de los hombres. Se fue por toda la pared, hasta que al fin, se
acercó lo suficiente a la mesa, como para reconocer las caras de los hombres que
estaban hablando. Y sorprendido, con la boca abierta, -escuchó escondido- lo que los
dos hombres estaban diciendo.

El navío sale dentro de quince días. –Abdul- (conseguir un nombre diferente)

Parece que el Señor, no quiere vender las tierras? -dijo el otro, gravemente-

Ya sabes –Abdul- El puede estar sembrando mucho algodón, pero esas tierras tienen
que ser mías a como de lugar.

Sabes que tiene una hija muy hermosa?

Si –respondió él.

Acaso temes que te haga algo?

Tiene muchos criados a su cargo, pronto cogerá la cosecha, -Abdul bajó el rostro
pensativo- No quería meterse en problemas de ninguna clase, pero le debía muchos
favores a su amigo, y tendría que pagárselos como pudiera.

Mira-Abdul- Mira toda esa gente que está tomando allí, alrededor de la mujer. Dentro
o antes de quince días podrían ser tus vasallos, si haces lo que yo te digo. Necesito que
le compres las tierras al Emir, antes de que se vaya el barco. Tu recibirá una buena
parte, te pagaré. No lo vas a hacer por nada? ¿o si?
Mohammed, seguía escuchando en un rincón cerca de ambos, que casi hasta su propia
respiración se podía escuchar encima de ellos.

Como sabes, el sale todas las mañanas hacia los campos, estos no quedan tan lejos,
además èl es el único que siembra el algodón por este lugar. Mañana cuando el salga de
su palacio, hablas con èl, le dices que quiero comprar sus tierras, con mucha cortesía, lo
encuentras en el camino y se lo propones. Si el, no quiere venderlas, nos vemos mañana
mismo en la noche, veremos que otra cosa podemos hacer para quitárselas.

Cuando el hombre desconocido, le dijo a Abdul lo otro. Mohammed, quedó pálido, y


entonces si que empezó a respirar mucho más rápido. Y le dio una tembladera en las
piernas y todo el cuerpo. Y a su mente vino el recuerdo de un solo hombre noble, que
trabajaba con sus propios criados y escuderos, y que se quitaba sus guantes, y su ropa de
Emir, para ponerse al igual en el arado de la tierra. Su propio amo. De ahora en
adelante, ya no podría dejar de vigilar al llamado Abdul, quien era el vecino de al lado,
el que estaba todas las mañanas sentado en la acera de su humilde casa, esperando que
le dieran un poco de alimento para su desayuno, y quien se estaba dejando convencer
por ese hombre de hacerle algo a su amo.

Tendría que avisarle a su amo.-pensó-

Recordó que aún su madre, no lo quería dejar salir,y tendría que vérselas para poder
escaparse de la casa, sin su otro hermano, asì lograrìa saber que pasarìa al dia siguiente.

Lo que más le preocupaba era lo último que el misterioso hombre le había recalcado a
Abdul, al final de la conversación.

Si no logras comprarle la tierra, veremos que otra cosa podemos hacer. –le dijo con una
seguridad malévola.-

Quieres otro trago? -le preguntó a Abdul-

No, me marcho, es tarde.

Apenas empieza la noche, muchacho, tomate otro!

Mohammed, se fue corriendo por toda la pared en sombras y viò cuando Abdul se paró
y se marchó. Al cabo de un rato, el otro hombre con una sonrisa macabra en su rostro,
pensaba que todo lo había ganado.

¡Cueste, lo que cueste, me daràs esas tierras! ¡No importa lo que tenga que hacer para
conseguirlas, asì tenga que acabar con esta ciudad, pero serán mias!

Mohammed, -miró al hombre de pies a cabeza, estaba seguro, que no se olvidaría de su


rostro, por el resto de su vida-

Salió de la maloliente taberna, de un salto llegó a su casa, y recostado, ya tarde en la


noche, el muchacho miraba hacía el techo de su casucha, reparando cada palabra que
había dicho el hombre, y cada movimiento de su cuerpo y de su rostro.

Y esa noche, Mohammed, no pudo dormir, porque estaba despertando hacia su propia
vida y hacia la vida real de los demás.

Kashgar era una capital grande, llena de comercio de algodón, frutas, y dátiles de todas
las clases. Quedaba ubicada en el valle del Timur, y en ese valle fértil a 1.200 metros
sobre el nivel del mar, se encontraban los caminos de los viajeros que pasaban de
Pakistan a Uzbekistan y de ahí a China. Con el único acceso fluvial del Tarim y el Indo.
Los musulmanes habían llegado de las regiones más cercanas a llevar sus propias
ideologías, por lo que era común verlos caminando por el mercado, en las tabernas y la
gente no les temía. Más le temían a los turcos. Quienes venían de muy lejos a hacer sus
guerras y a destruir cuanto quedaba de su gente y sus cultivos.

Por la calle, la sombra de Abdul, se proyectaba largamente, mientras caminaba


mantenía su cabeza baja, mirando hacia el suelo, caminaba lentamente, y silencioso. La
noche era ya entrada, escuchaba como los guijarros eran machucados por las pisadas.
Abdul, había nacido en Kashee, hacías unos 40 y tantos años, se veían en su rostro,
rasgos de asiático, su cabello era muy corto, los ojos rasgados y tenía contraídos los
pómulos porque su dientes estaban apretados por la furia que sentía, al no poder
defenderse del otro hombre. Las apuestas y juegos en la taberna, lo habían llevado
hasta el mismo infierno, muchas veces había tenido que enfrentarse con hombres muy
corpulentos en el puerto del río, otras veces le habían tendido trampas en la oscuridad de
la noche, en las callejuelas de la gran Kashee. Casi se había permitido dejar en ruina su
familia. De no ser por la gorda de su mujer, seguro estaría en la calle, y bendijo al cielo,
de tener a esa mujer. Bien lo decían pensó para sus adentros, mientras, dudoso se metió
por un callejón que casi llegaba a su casa. Sintió que un frío recorrió su cuerpo
rápidamente. Bien lo decían que el juego era la perdición de las almas.

De pronto, se oyeron pasos rápidos y tres hombres corpulentos, cayeron sobre él,
dándolo golpes en todo el cuerpo, las patadas iban y venían y el las sorteaba tirado en el
suelo de la calle, y metido en uno de los charcos que había dejado la lluvia de esa tarde.
En una suerte de esas, en la que Dios, mismísimo mete su mano, se tiró a un lado del
callejón y se levantó, rogándole al cielo que le diera fuerzas para lanzar los golpes, no al
aire, sino a la quijada del hombre que más le había propinado, mientras el estaba en el
piso. Entonces, se vinieron otra vez los hombres, y lo agarraron, pero usando de las
patadas le dio a algunos en las pelotas, y a otros en la cara, mientras se revolvía de
dolor, no dejaba de lanzar golpes a diestra y siniestra.

Una voz ronca y tenebrosa. Dijo –sosténgalo. A él se le habrá olvidado su deuda, pero
a mi no. - Y volvió a lanzar sobre el estomago de Abdul una patada que lo hizo escupir
sangre. ¡Levántelo! Ordenó de nuevo el hombre. ¡levántelo, otra vez! quiero que no
se le olvide el pacto que teníamos. Y volvió a patearlo en el estomago.

¡Vamos!.
Abdul cayó en el suelo pesadamente, inconciente. Un charco, había envuelto su
cuerpo, enlodazándolo de pies a cabeza.

Por las colinas de Kashgar, cantó un gallo. En el amanecer, transparente, la soledad


perturbadora de los adormecidos, que aún distaban mucho de levantarse, escuchaban el
eco del sonido en sus casas. En el palacio, ya las más viejas mucamas se habían
levantado para preparar los deliciosos platos del desayuno, los olores del cacao iban y
venían entre las almenas y los adarves. En las casas de Kashgar, construidas con arena
y huevo, una que otra persona de cada familia, iba despertándose para sus quehaceres
diarios. Por lo general era la madre, la que se encargaba de todos los quehaceres, no
había escuelas, y los niños se la pasaban todo el día en la calle jugando o ayudando a los
quehaceres de la casa, pero como eran pocos, la mayor parte del tiempo se sentaban
debajo del dintel de la puerta a esperar que algún transeúnte, los saludara. Pero aquí en
el castillo, no sucedía eso, en esta parte de la ciudad, todo era diferente, parecía como si
el mundo estuviese, más allá de lo que era la ruta de la seda. Y quien lo creyera, en
este mundo tan pequeño, donde pernoctaban las personas de uno y otro lado, se
argumentaba esa mañana que habían cogido a Abdul y lo habían matado.

Abdul, yacía inconciente tirado sobre un charco de agua en una calle llena de guijarros
que por no ser por la borrachera que tenía, no se hubiera aguantado los hematomas que
le estaban formando sobre la piel de la espalda. Al entrar la mañana ya del todo sobre
el cielo de Kashee, una señora de la calle se levantó y abrió la puerta y vio tirado al tipo
sobre el barro. Pegó un grito tan fuerte que todos en el interior de la casucha, saltaron
sorprendidos preguntándose que sucedía. Abdul aún no reconocía, ni a sus propios
vecinos.

La vieja, toda espelucada, y con una bata blanca, y un gorro de dormir en su cabeza, le
levantò con mucho cuidado la cabeza, se dio cuenta que estaba borracho, y lo dejó caer
de nuevo.

¡El maldito, el maldito, está es dormido de la borrachera, y yo creyendo que lo habían


matado! ¡tenía que ser el maldito de Abdul!

No madre, le han golpeado, mira que está golpeado, como siempre….

¡Déjalo ahí tirado, no lo recojas.

¡Llama a su mujer que lo venga a recoger!

El muchacho cruzó la calle corriendo y tocó a la puerta de la casa, nadie le respondió,


pensó que la mujer, seguro estaba lavando los platos, en el patio, al fondo de la casa.
Entonces, volvió a tocar con más fuerza, y gritó ¡eh vieja, mira que te mataron a Abdul!

¡Espera, espera! ya voy, gritó entre desesperada y llorosa.

¿Qué ha pasado?

¡eh vieja, mira que te mataron a Abdul! ¡Corre!

La mujer abrió desesperadamente la puerta, con la cara desfigurada por el sufrimiento,

salio corriendo, y tomó al hombre entre sus brazos, ¡Abdul! ¡Abdul! despierta, entre

sus pensamientos hubiera deseado que lo mataran, pero lo había amado siempre, así

que se resignó a levantarlo de donde estaba tirado, y con mucha fuerza, como aquella

fuerza que se hace para parir un hijo, lo levantó entre sus brazos y lo metió en la casa,

hasta la habitación.

Cuando aparentemente, todo estaba yendo bien, aparecía Abdul, golpeado.


¿Y ahora que pasaría, a quién le robaría, donde estaría jugando? – se preguntó- Volvió
hasta la cocina, cogió un trapo que tenía para limpiar los platos y lo empapó en vinagre,
se lo pasó al hombre por donde estaban los moretones, y le lavó la cara con lo mismo,
para ver si despertaba.

¡Alá, Alá! ¿Por qué me pasa esto a mi…….? Yo que te ruego tanto, que nunca he
hecho nada malo. Porque un marido así?

En la calle, todos se quedaron pasmados, de pie, esperando para ver que seguía a
continuación, pero la vieja no salió, ni a darles las gracias, el vecindario volvió en
silencio a recordar todas las veces que Abdul, había recibido sus palizas.

Y se acuerdan –dijo- un hombre alto y delgadísimo que tenía puesto un turbante blanco,
sobre sus cabezas. Se acuerdan aquella vez, que lo encontraron tirado en el cementerio,
con un aviso en su pecho, diciendo que lo iban a quemar vivo. Y se acuerdan la vez
aquella –dijo una señora- que tuvo que esconderse en mi casa porque el marido de
Mariam lo venía casi cogiendo, porque se le metió a la vecina de noche, mientrás él
viajaba, y se lo encontró casi metido en la cama de Mariam. Y entonces vino el marido
de Mariam, un sábado, y precisito estaba él, lo más de tranquilo, sentado al borde de la
cama, esperando que la muchachita, se quitara la ropa, y precisito, entró el marido, y
precisito que tenía el sable en la mano, y lo hizo huir un poco de tiempo de este
vecindario, y la pobre de mi comadre, siempre aguantándole.

Y eso no es nada-dijo el niño que estaba escuchando- Anoche fui a la taberna, bien
temprano, cuando se sentó con un hombre, todo vestido de negro, al que casi no se le
veía la cara, porque se sentaron, en la orilla de la pared en un rincón, y adivinen que:

¡que! gritaron todos.

Escuché claramente, cuando le decía al extranjero que haría el trabajo.

¿Què trabajo? –preguntaron de nuevos, todos con los ojos desorbitados y angustiados.

Entre trago y trago, me quedé detrás de ellos, el extraño le decía a Abdul, que quería
comprar las tierras del padre de Scherezada, para colmo de males, al final, le dijo que
convenciera al viejo que si no tomaría medidas más fuertes.

¿Pero por qué? ¿por què quieren comprar esas tierras? –Dijo el delgadisimo-

No lo sé, pero tengo mucho miedo, de que vayan a matar a Abdul, o al viejo-respondió
Mohammed, que había visto todo.

¡Puras tonterías, niño! -dijo la mujer, que había encontrado a Abdul-


¡Imaginaciones tuyas, Mohammed, que van a matar a ninguno! calla esa bocota de jarro
que tienes. –Lo regañó la mujer- Tu pareces que no durmieras nunca, siempre te veo,
tan temprano en la calle, porque no vas a casa.

Ah, porque vengo de ella.

Pura mentira, vuelve a casa, muchachuelo de la calle, estuviste con alguna mujerzuela
en la taberna, y ya se tu subió lo que sabemos…. Tu madre debe estar preocupada.

Lo que les digo es verdad!

Niño tonto, -rieron todos-

Scherezada, como se llamaba la princesa, se había levantado muy temprano esa mañana
y esperaba a su padre en la cocina del castillo, le preguntaba con mucho apresuramiento
a la mucama que si a que hora llegaría su padre. Y la mucama entre vasijas, platos,
calderos y estufa, se debatía, respondiéndole, que no demoraría, que el siempre se
levantaba temprano para hacer sus oraciones y verla a ella, en su habitación.

La mucama, Era una mujer muy saludable, mora, venida hasta el castillo, por
recomendación de las amigas de su madre. Ya hacía mucho tiempo que ella había
llegado, y se había ganado la confianza de todos, porque era supremamente buena con
los quehaceres del castillo, en especial la comida, y excelente en su discreción. Nunca
hablaba de sus amos, ni tampoco de su familia. Era callada delante de ellos y muy
humilde, que transmitía una paz a quien la veía por primera vez.

¡El siempre va a darte un beso, antes de salir! – le dijo sonriente-

¿De verdad? Yo jamás lo he sentido.

Scherezada, siempre la contemplaba calladamente, desde cualquier parte del castillo, y


se preguntaba que había en ella, que mucha gente la admiraba.

Mama, mama, -le dijo Scherazada- ¿Es verdad que mi padre sale muy temprano a ver
los plantíos?

Si es verdad.

Mama – le preguntó de nuevo, agarrándole las faldas y saltando de alegría- mama, es


verdad que mi padre, me va a poner un tutor para enseñarme las nuevas lenguas?

Si es verdad, mi niña.

Vaya, vaya, palmoteó en la cara de mama. ¡Es sorprendente! ¡Yo no quiero ir al


internado, no quiero salir para Inglaterra, quiero estar en los plantíos.

Ven aca, adorable niña. Aquí no tienes ningún futuro, cuando vengas serás toda una
damita, y elegirás tu consorte en Inglaterra. Heredarás lo que tu padre tiene, y el será
un príncipe también.
mama, yo no iré a ningún lado, no me van a alejar de mi casa y de mi madre.

Piénsalo bien, amita. No es cuestión de no ir, es cuestión de educación amita.

¡Aquí aprendo más que allá!

Ya lo decidí Scherezada- entró el padre arreglándose el corbatín- No puedes detener


nuestro futuro, simplemente por tus juegos con Mohammed.

¡Padre, yo no juego con ellos!

Me dijeron que volviste a encontrarte con ellos, ayer. Te prohibo terminantemente que
juegues con esos niños.

Mama –puso cara de tristeza, y dio vuelta hacía lo que estaba preparando sobre el
fogón-

Primero llegan los musulmanes por la vía de la seda, ahora estos niños con los nombres
de ellos, viene su religión, y viene todo un pueblo a quitarnos lo nuestro, no se a donde
vamos a ir a parar, en estos días. Hasta los turcos están dejando de comprarme el
algodón por culpa de estos….

Padre ¿Qué son los musulmanes?

La gente, la gente que está llegando los domingos a nuestro mercado, la gente que está
trayendo una nueva religión a nuestro pueblo, los que tienen una serie de ideas que
nadie entiende, y escriben raro.

Padre-pero nosotros somos ellos-

Ya se hija, ya se, pero de todas formas me desespera que lleguen más. Puedo tener
sangre de musulmán, hice las riquezas aquí, con el algodón y ellos vienen a proponerme
que les venda las tierras.

Padre quiero ir hoy contigo a los plantíos.

No Scherezada, el que va a ser tu esposo se hará cargo de eso.

Padre, yo no quiero casarme todavía, quiero conocer tus tierras.

Dije que no princesa, ahora vas a esperar a tu nuevo tutor, te enseñará el latín y otras
lenguas, y para que aprendas bien el inglés. Además no te casarás todavía,
simplemente irás a Londres, al internado y aprenderás a comportante como debe ser.

Scherezada, se quedó boquiabierta, ya tenían definido todo su futuro.


Pero padre…..

Es hora de irme, que tengas un buen día hijita. ¡Cuídala ma, que no se vea con esos ..

Scherezada se escabulló entre los dos, y corriendo saltó hacía el gran salón, pasó la
fuente, donde estaban los mosaicos más fantásticos del castillo, y vió al frente de la gran
puerta, un caballo blanco, hermoso, apostado con una mirada apacible, su crin dorada
caía sobre su cuerpo y casi llegaba a sus patas. Había sido entrenado solo para su padre,
quien lo llamó sultán. Scherezada, miraba insistentemente al joven que cepillaba al
caballo con mucha dedicación.

¿Cómo haría? – se preguntó-

Tenía que correr y buscar su compañero de juegos, o ir sola, en su propio caballo, seguir
a su padre, o mantenerse alejada de todo, como le habían ordenado.

Pero su corazón latía ferozmente, así que corrió de nuevo a la habitación, buscó en uno
de los armarios, sacó un sari viejísimo, que había puesto allí, para olvidarlo porque no
le gustaba, se vistió y con las mismas salió hasta el establo, donde ensilló su palomino
con su cola larga y blanca, que arrastraba casi al suelo y su hermosa crin cayendo
sedosa sobre su lomo. Distinguido por su mancha blanca alargada desde su cabeza,
hasta la punta de su hocico. Un corcel meara, superior en inteligencia, veloz como el
viento, elegante, resistente, lleno de vida para la aventura, solo dejaba montar en el, sin
ninguna presión a su elegida, la princesa Scherezada, caballo incansable, que le entendía
el lenguaje a su ama, y era dócil con ella, porque ella, siempre estaba orgullosa de él.
Entrenado solo para la majestuosidad de su delicadeza. Sin monturas, suelta por el
valle del río, vio como su padre en un recodo del camino se desvió. A sus ojos la
imagen de su padre fue diluyéndose, en el espacio.

Sola y en ese camino tan peligroso, -pensó ella-


Sabemos que el Muztag-Ata, no es la montaña más alta del mundo, pero es un
gran reto dado que es la segunda cumbre más alta de la cordillera Kunlun Shan,
es por esto que el equipo se ha puesto el propósito de ascender esta hermosa
montaña y agregando que seremos el primer equipo mexicano en intentar esta
cumbre. "Padre de las Montañas de Hielo" Muztag-Ata 2006.

Silk Route
Here's a trip to stir the
imagination and have you
dreaming of classic overland
travel. Around 1,000 BC the trade
link between East & West started
until the 15th century AD when
the ships were invented and
travelling through the sea became
possible. As it became popular the
invaders, explorers and
missionaries followed the route.
Buddhism, Christianity and Islam came to this region through Silk route.

Karakorum Highway

After a long interval of centuries, in 1966 Pakistan and China entered


into agreement to construct a road for mutual strategic benefits.
Karakorum Highway is one of the principal Silk Road routes which we
proudly refers as the eighth wonder of the world, an incredible
engineering feat stretching 1,300 Kilometers between Pakistan & China.

Commencing our journey in the low plains of Northern Pakistan and its
capital Islamabad, the trip winds its way along the Karakorum Highway
in between the many 7,000 meter peaks that form the beautiful Hunza
valley. And what a 'high way' almost scraping the sky when traversing
its highest point at the Khunjrab Pass.

Arrive Islamabad and move over


to Shangri-La Northern areas of
Pakistan, you will witness the
superb views of natural beauty
with the countless remains of
ancient Buddhist monasteries and
cities dating back some 26
centuries. Driving on the world's
famous Karakorum highway, along
the mighty Indus River, we will
proceed to the legendary kingdom
of Hunza, lying in the shadow of
Rakaposhi (7788m). Here, in this idyll of perennial peace, we mingle
with the descendants of Alexander the Great, famed for their long life
and good looks.

From Gulmit on the kkh , we drive across the khunjerab pass(4733m)


into xinjiang Province of china and then descend, via the karakol lakes
and impressive peaks of Mustaghata and Kongur, to the ancient Silk
Route oasis town of Kashgar. Our journey is timed to coincide with the
town's unique Sunday market. Rubbing shoulders with Tagjiks herdmen
in a melee of donkey-carts, camels and horses offers a real taste of
romantic and untamed land.

Kasghar's narrow alleyways of mud brick adobe houses have been the bedrock of Uighur culture and
communities for centuries.
Since the days of the Silk Road Xinjiang has been an important crossroads between Asia and Europe.
Today camels remain an important means of transport across the vast desert terrain of the

Province. cño grueso fuerte del algodón, llamado el


desgaste se rellena con algodón y se acolcha),
loFor centuries the desert oasis town of Kasghar has been one of Central Asia's most important trading
centers, drawing traders from across the region to do business in its bazaars. s cargadores,

zapatos, talabartería, los fieltros, las pieles, las


Traders waiting for customers at Kashgar's weekly animal market. Every Sunday the town's population
increases by tens of thousands as Uighur locals mix with ethnic Tajiks, Kyrgyz, Kazakhs, Uzbeks and

zaleas compuestas de los capotes y los


Afghans.

varios artículos de uso doméstico. Una vista


curiosa de la calle

Sabemos que el Muztag-Ata, no es la montaña más alta del mundo, pero es un


gran reto dado que es la segunda cumbre más alta de la cordillera Kunlun Shan,
es por esto que el equipo se ha puesto el propósito de ascender esta hermosa
montaña y agregando que seremos el primer equipo mexicano en intentar esta
cumbre.
Muztag-Ata En el lenguaje Uygur así se denomina a este 7,000 de una grandísima
belleza. Se pronuncia en su lengua “moos.ta.a.ta” que significa “El Padre de las
Montañas de Hielo”.

Otros nombre utilizados para llamar a esta montaña son: Muz Tagh Ata,
Mouztagh-ata o Mustagh Ata. El Muztagh Ata tardó mucho tiempo en ser escalado,
debido a su situación geográfica, ubicado en un rincón de China, muy al oeste y
fuera de las rutas normales utilizadas. Posteriormente y una vez construida la
Karakorum Highway, comenzó a llamar la atención de la comunidad montañera.

Situado en China en el Kunlun Shan al noroeste de China frontera con Mongolia y


Kyrgystan, se trata de un gigante bicéfalo con dos cimas: una de 7,130 metros y
la otra de la altura ya citada y separadas por dos kilómetros.
EVALUACIÓN DE LA CALIDAD COMERCIAL DE LA FIBRA
Clasificación
Es el "arte y la ciencia" de describir la calidad de la fibra en términos de "grado,
longitud y carácter". Se realiza por expertos clasificadores, mediante
apreciaciones visuales y táctiles.
Grado: Comprende color, hojas, preparación y materias extrañas.
Color: Es el factor fundamental para la determinación del grado, existiendo
cinco grupos primarios de colores (blanco, manchado, teñido, amarillo, gris).
Hojas: Incluye varios tipos de fragmentos que, en general, se categorizar como
"grandes" y "pimienta", siendo ésta la menos deseable.
Preparación: Es el grado de "aspereza" o "suavidad" de la fibra de
algodón desmotada.
Materias extrañas: Incluye cualquier sustancia que no sea fibra u
hoja (fragmentos de semillas, hierbas, corteza, polvo, etc.).
Longitud: Se determina mediante peinado manual de un mechón de fibras y
representa la longitud media de las más largas, expresada en pulgadas o
milímetros.
Carácter: Mediante apreciación visual y táctil, se define un conjunto de
caracteres de la fibra (finura y madurez, uniformidad, resistencia, sedosidad,
etc.), que se clasifica en "bueno", "regular" o "malo".
En la Argentina se dispone de "Patrones Oficiales de Calidad Comercial de Fibra
de Algodón", compuestos por siete grados (A, B, C, C1/2, D, E y F),
correspondiendo la mejor calidad al grado A y la más baja al grado F. Estos
patrones son renovados cada cuatro años, adaptándolos a las calidades
representativas de las últimas campañas algodoneras.

INDUSTRIALIZACION
La industrialización de la semilla de algodón, ha sufrido importantes cambios en
las últimas décadas y cada vez ofrece mejores perspectivas para lograr su óptimo
aprovechamiento. El subproducto mas importante de la semilla de algodón es el
aceite, que contiene una proporcion del 15% al 18% aproximadamente.
El linter o borra, se emplea en la fabricacion de colchones, fieltro,cuerdas,etc.
Las envolturas o cascaras, se emplean como combustibles para calderas por
su alto poder calorico,también para la fabricacion de: carbon, decolorante,pasta
de papel y alimentos para rumiantes .
En este sentido, se han hecho experimentos muy importantes, para utilizar en la
alimentación del hombre la pasta y la harina de la semilla de
algodón, los cuales han dado como resultado una alternativa más para la
alimentación humana, ya que puede ser sustitutos de la carne por riqueza en
materia nitrogenada y grasas. Importante en la industria textil .
Los experimentos realizados demuestran que de la pasta y la harina de la
semilla se pueden utilizar en la alimentación del hombre, dando una
alternativa más para la alimentación ya que pueden ser sustitutos de la carne
por su riqueza en materia nitrogenada y grasas.
EVALUACIÓN DE LA CALIDAD TECNOLÓGICA DE LA FIBRA
Clasificación: Aplicación de procedimientos estandarizados para la medición de
propiedades físicas de la fibra de algodón, que afectan la calidad de los
productos textiles y/o la eficiencia manufacturera. Se realiza a través de
instrumentos individuales o integrados de alto volumen (H.V.I.),
determinándose color, impurezas, longitud y uniformidad, resistencia,
alargamiento, finura/madurez

Semilla
Se comercializa sólo por intermedio de desmotadoras y de cooperativas, con
destino a la industria aceitera o para forraje, vendiéndose tal cual (sin
bonificaciones ni descuentos por calidad).
MERCADO Y COMERCIALIZACIÓN
Principales mercados
La producción nacional de algodón puede ser comercializada como algodón
(bruto), fibra y semilla. Tanto el algodón (bruto) como la semilla se comercializa
en el mercado interno, mientras que la fibra puede destinarse tanto a este
mercado como el internacional.
Algodón
Se comercializa a nivel de acopiadores y de desmotadoras (privadaso
cooperativas). Los acopiadores pueden actuar por su cuenta o en nombre de las
desmotadoras. La desmotadoras generalmente pagan al contado contra entrega,
según tipos de algodón (calidad aparente) y condiciones de mercado.
Algunas cooperativas abonan un adelanto y completan posteriormente el pago
en función del rendimiento y calidad comercial de la fibra resultante. No existen
patrones oficiales de algodón (bruto).
Fibra
Puede comercializarse por intermedio de desmotadoras privadas y de
cooperativas, o a través de corredores y consignatarios. Existen "Patrones
Oficiales de Calidad de la Fibra de Algodón".
Grado: Lo definen los siguientes elementos: color, materias extrañas y calidad o
preparación del desmote. Existen "Patrones Oficiales de Calidad Comercial de la
Fibra de Algodón", que se compone de siete grados "A", "B", "C", C 1/2", "D"
"D1/2", "E" y "F", los que periódicamente son actualizados de acuerdo con la
evolución que experimenta la calidad del algodón argentino .
Largo: Se determina por medio del peinado manual de un mechón de fibra y
representa la longitud media de las más largas, expresada en pulgadas o
milímetros.
Carácter: Agrupa a un conjunto de propiedades de la fibra, tales como la finura y
madurez, uniformidad del largo, resistencia, sedosidad, cuerpo, etc. y su
clasificación se engloba dentro de los términos, malo, regular o bueno .
Cabe aclarar que existe instrumental específico para determinar con mayor
precisión algunas propiedades de la fibra, tales como: longitud y uniformidad
(Fibrógrafo); resistencia (Pressley); resistencia y alargamiento (Stelómetro);
finura-madurez (Micronaire), entre otros. Sin embargo y a excepción de los
índices dados por el Micronaire y, en menor medida, por el Pressley, la difusión
y uso a nivel comercial e industrial de estos instrumentos es limitada, entre
otros factores por que no resultan suficientemente expeditivos .
A fines de la década del sesenta aparecieron en el mercado de los EE.UU. de
América los primeros instrumentos denominados "de alto volumen"
(HighVolumeInstrument), conocidos más comúnmente por HVI.Los mismos
constituyen un importante avance ya que integran en un solo equipo las
mediciones dadas por los instrumentos individuales y posibilitan la rápida
evaluación de un gran número de muestras de fibra (aproximadamente
100/hora, con dos operarios). Permiten disponer en forma expeditiva de
registros sobre el color, brillo, contenido y tipo de materias extrañas, longitud,
uniformidad, resistencia, alargamiento e índice micronaire.
Kashgar (uigur: ‫قەشقەر‬/K̢ǝxk̢ǝr, chino: 喀什, pinyin: Kāshí) es una ciudad-oasis en la
Región Autónoma Uigur de Xinjiang en la República Popular China. Situada al oeste
del desierto de Taklamakan, a los pies de las montañas Tian Shan, la ciudad está a una
altura de 1.290 metros sobre el nivel el mar. Según el censo de 1999 su población era de
205.056 habitantes.

Kashgar se encuentra en el cruce entre las rutas que provienen del valle del Amu-Daria,
de Khokand y Samarkanda, Almaty, Aksu y Kotan, lo que ha convertido a la ciudad en
un importante centro político comercial casi desde su fundación.

A unos 200 kilómetros al oeste de la actual ciudad, justo en la frontera con Kirguistán,
pasaba la antigua Ruta de la seda. La autopista del Karakórum une Islamabad, la capital
de Pakistán, con Kashgar, atravesando el paso Khunjerab

Kashgar tiene una importante comunidad musulmana debida a la destacada presencia de


uigures. En la ciudad se celebra cada domingo un importante mercado al que asisten
numerosos agricultores y ganaderos de la zona.

La primera mención auténtica de Kashgar se produjo durante el periodo de la dinastía


Han, cuando los chinos conquistaron Hiungnu, Yutien (Khotan), Sulei (Kashgar) y un
grupo de estados en la cuenca del río Tarim. Ocurrió en el año 76 adC. En esa época,
Kashgar aún no era conocida en occidente.

El país se convirtió al budismo y creció rápidamente al mismo tiempo que se


desarrollaban las rutas comerciales entre Oriente y Occidente.

En el libro de Han, o historia de la época Han, que cubre el periodo comprendido entre
125 adC y el 23, se habla de que en Kashgar existían 1.510 casas, 18.647 habitantes y
que 2.000 de ellas eran capaces de utilizar armas. Durante el periodo comprendido entre
el año 25 y el 170, las viviendas aumentaron hasta las 21.000.

Invasión árabe

En el siglo VIII llegó desde el oeste la invasión de los árabes. Kashgar y el Turkistán
ayudaron a la reina regente Bokhara a repeler al enemigo. La religión musulmana se
implantó en los estados independientes de Turkistán, convirtiéndose en una influencia
cada vez más importante. Sin embargo, no fue hasta el siglo X que la religión
musulmana se implantó en Kashgar.

Los uigures

Ver también: Idioma uigur

Se cree que los uigures son descendientes de los Tolas, una de las tribus de origen
túrquido que emigraron hacia China. El príncipe Boghra Khan, el más famoso de este
pueblo, se convirtió al Islam a finales del siglo X. El reino uigur duró hasta 1120 pero
estuvo siempre envuelto en peleas dinásticas. Los uigures empleaban un alfabeto basado
en el sirio y tomado de los misioneros nestorianos.

[editar] Los mongoles

El reino de los uigur quedó destruido por la invasión de los Kara-Khitai, otro pueblo de
origen túrquido que, a su vez, fueron eliminados en 1219 por Gengis Kan. Esta invasión
reforzó el desarrolló del credo musulmán.

Marco Polo visitó la ciudad, a la que llamaba Cascar, en el año 1273 o 1274. Los
escritos de Polo señalan la presencia en la ciudad de numerosos cristianos que tenían sus
propias iglesias de culto.

En el 1389-1390, Tamerlán destrozó Kashgar y Andijan. Kashgar entró en un periodo


tormentoso y en 1514 fue destruida por Mirza Ababakar quien, con la ayuda de 10.000
hombres, construyó un nuevo fuerte con defensas masivas en la orilla del río Tuman. La
dinastía de los Jagatai Kans se derrumbó en 1572 con el desmembramiento de los
condados entre grupos rivales; aparecieron dos facciones de los Khoja, los montañeros
blancos y negros, quienes, entre guerras y distensiones, llenan la historia de Kashgar
hasta 1759.

[editar] Guarnición china

En 1759, un ejército chino invadió Kashgar y, después de diversas masacres, consolidó


finalmente su autoridad estableciendo una guarnición manchú y enviando a colonos
chinos.

Los chinenes quería ampliar sus conquistas hasta Samarkanda, cuyos jefes solicitaron
ayuda al rey afgano Ahmed Shah. Este monarca envió un emisario a Pekín para solicitar
la restitución de los estados musulmanes de Asia central, pero este emisario no fue
bienrecibido. Los chinos mantuvieron Kashgar con pequeñas interrupciones debido a
revueltas musulmanas. La revuelta ocurrida en 1829 terminó con la concesión de
importantes privilegios comerciales a los musulmanes en el distrito de Alty Shahr.
Hasta 1846 se vivió en paz en la zona.

[editar] La revuelta de 1862

Imagen de Kashgar en 1868.

La gran revuelta Ttingani, o insurrección de los chinos musulmanes que se inició en


1862 en Kansuh, se extendió con rapidez por toda la cuenca del Tarim.

Las tropas Tungani masacraron en agosto de 1863 a miles de chinos, mientras que los
habitantes de Kashgar, levantados contra sus amos, invocaron la ayuda de Sadik Beg, un
jefe Kirguiz que envió tropas para ayudar a sus hermanos musulmanes en
Kashgar.Sadik Beg marchó hacia Kashgar que había caído en manos de Buzurg Khan
pero fue derrotado y regresó a Khokand.

Con la desaparición del gobierno chino en la zona en 1865 y la llegada al poder de


Yakub Beg las industrias de Kashgar empezaron a decaer. Kashgar y otras ciudades de
la cuenca del Tarim quedaron bajo el poder de Yakub Beg hasta 1877, año en el que
murió y en el que los chinos retomaron el control de la ciudad.

ARQUITECTURA DE KASHGAR
Un yakhchal es un antiguo refrigerador natural. Consiste en un gran espacio subterráneo
(de hasta 5.000 metros cúbicos) con forma abovedada, de paredes gruesas (por lo menos
dos metros en la base) fabricadas de un mortero especial compuesto por arena, arcilla,
cal, pelos de cabra, clara de huevo y ceniza en proporciones específicas. Esta mezcla es
impermeable y aislante del calor. El recinto tiene a menudo acceso a un kanat y un
sistema de torres de viento que pueden mantener bajas las temperaturas dentro del
recinto en los días calurosos. Dentro se guarda hielo traído de las montañas próximas
durante las estaciones frías que se almacena allí para su uso durante los meses de
verano. Este hielo era antiguamente empleado para la fabricación del tradicional helado
persa. El yakhchal también se usa para conservar alimentos frescos.

Los kanats son canales que traen agua a un sistema de pozos conectados entre sí, muy
similares a los karez de Turfán y a los aflaj de Omán, que ya vimos también.

Como centro del Zoroastrismo, en Yazd se encuentra una célebre torre del silencio. Los
seguidores de esta religión colocan los cuerpos de sus muertos en lo alto de estas torres
para que sean devorados por los buitres. Una vez que los huesos han sido blanqueados
por el sol y el viento, se arrojan en el osario del interior de la torre. Se trata de algo muy
parecido al funeral celeste tibetano, que igualmente ya conocemos (me está quedando
un post lleno de autorreferencias, lo que demuestra que llevamos ya mucho tiempo en la
ruta).
REVISAR EL AÑO, LA HISTORIA, Y LA MULTICULTURALIDAD DE LAS
ETNIAS INDIA exactamente BOMBAY, PUERTO ALGODONERO. SU
LENGUAGE Y RELIGION. SE FUNDA EL SULTANATO DE DEHLI EL
GENERAL ABUD ALDAHYA(AVERIGUAR SOBRE EL GENERAL)

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