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La triple certeza

Comprender qué es la certeza, en qué se fundamenta y cuáles son los tipos de certeza
humana según el motivo intrínseco que las determina
Por: P. Alfonso Aguilar | Fuente: Catholic.net

Objetivos

1. Saber explicar por qué hay diversos estados de la mente.


2. Comprender qué es la certeza, en qué se fundamenta y cuáles son los tipos de certeza humana
según el motivo intrínseco que las determina.

A. El problema: ¿Por qué hay diversos estados en la mente?

1. Dos actos de la razón en relación con su objeto

Al ponerse en contacto con la realidad la inteligencia puede realizar dos tipos de actos:
a. El acto por el cual aprehende la verdad sobre algo, por ejemplo, que lo que estoy leyendo ahora
mismo es un tema del libro de gnoseología. Por este acto la inteligencia capta la verdad de las
cosas, a través de la evidencia externa o interna, tal y como se le presentan. No es libre de
aprehenderlas o no, o de aprehenderlas de distinta manera.

b. El acto por el cual asiente a lo que aprehende. Si la verdad se le presenta con evidencia interna
inmediata, como acontece con los principios analíticos, entonces el entendimiento no es libre de
asentir o disentir. La evidencia inmediata le obliga a acogerla. Ahora bien, si el objeto que se le
presenta no le convence de modo inmediato y total, tiene entonces libertad de asentir o disentir
de él, o al menos de suspender su asentimiento o disentimiento por alguna otra razón o causa. En
este caso el entendimiento se somete a nuestro mandato. Podemos, pues, tener diversos modos
de asentir al objeto de nuestra inteligencia.

2. Diversos tipos de asentimiento

a. Si el objeto es inmediatamente evidente para nosotros, como dijimos, nuestro asentimiento es


inevitable, insoslayable, como sucede, por ejemplo, en el juicio: «Este libro de gnoseología está
enfrente de mí». Se trata de un asentimiento que llamamos «certeza» y que, como vimos en el
tema anterior, puede ser mediata o inmediata, según se relacione directa o indirectamente con la
evidencia interna del objeto.

b. Cuando el objeto no resulta evidente para nosotros, entonces nuestra voluntad y otros
elementos o condiciones subjetivas pueden intervenir en el acto de la inteligencia. Podemos,
entonces, caer en la ignorancia, el error o la duda, tener sospecha u opinión personal, o hacer un
acto de fe.

Trataremos a continuación del tipo de asentimiento más perfecto, la certeza, y hablaremos de


otros estados de la mente en el tema siguiente.

B. La certeza: problema, naturaleza y motivo


1. El «problema» de la certeza

El título de este parágrafo resulta contradictorio. En efecto, la certeza es el único estado de la


mente que es aproblemático. Nuestra mente descansa precisamente cuando cuenta con la
garantía de poseer la verdad. Queremos certezas, buscamos certezas, luchamos por adquirirlas.

Nuestra vida, de hecho, se desarrolla en medio de un gran número de certezas acerca del mundo,
acerca de nuestros parientes, amigos y demás hombres, acerca de nosotros mismos, acerca de
Dios. Estamos seguros, por ejemplo, que «los perros ladran y muerden», que «mi tío se llama
Nepomuceno», que «nací en China», que «todos los hombres mueren», que «mi mamá o el
cocinero no va a envenenar la sopa», que «las estrellas poseen luz propia», que «París es la capital
de Francia», que «Dios me ama», que «mi amigo me está diciendo la verdad», que «el libro de
gnoseología es maravilloso».

¡Cuántas certezas en nuestra vida!

¿Cómo vivir sin ellas? El «problema», pues, no reside en tenerlas, sino en el motivo de las mismas.
¿Podemos estar seguros de todas las certezas con que vivimos? ¿Cuentan todas con la misma
garantía, fuerza, grado de certeza? ¿De cuáles puedo estar completamente seguro y de cuáles no?
¿Qué motiva a mi inteligencia a asentir con certeza a todas esas y otras muchas proposiciones?
¿Uso el mismo motivo en todas mis seguridades?

2. ¿Qué es la certeza?

Consiste en la cualidad o el estado de sentirse seguro, cierto, de poseer una verdad, con ausencia
de toda duda. Es, pues, un firme asentimiento de la mente a la verdad sin temor de caer en el
error. Ahora bien, la perfección de la certeza se obtiene sólo cuando ésta llega a ser formal, es
decir, cuando está sólidamente fundada en razones o motivos indudables. No puede haber una
mayor perfección para la mente que la de sentirse segura del conocimiento adquirido, siendo
capaz de dar razones de su certeza. Se trata, por tanto, del acto perfecto de la mente hacia el cual
tiende siempre que considera un objeto. Todos los demas estados – ignorancia, error, duda,
sospecha, opinión, etc.– son negativos o transitorios; buscan salir de su imperfección para alcanzar
la certeza.

3. El motivo de la certeza

¿Qué puede inducir a la mente a adherirse a una verdad determinada de tal modo que excluya
todo prudente temor a estar equivocada? La facultad del intelecto, como dijimos en el tema
anterior, está destinada a «ver» la realidad, no a escogerla ni a crearla. Sólo cuando capta lo que
es, lo afirma como es. Mientras no lo perciba de modo claro, convincente, concluyente, sin
posibilidad de contemplar otras alternativas, la mente no «descansará» hasta alcanzar, siempre
que sea posible y en la medida de lo posible, la seguridad de que «esto es así» y no de otra
manera. En definitiva, tenemos certeza sólo cuando la realidad se le presenta a la mente de modo
objetivamente evidente. Por tanto, el único motivo que tiene la inteligencia para determinarse por
una sola posición y excluir todo temor a pensar que lo contrario pueda resultar verdadero es la
evidencia objetiva.
C. Tipos de certeza según el motivo intrínseco

1. La certeza metafísica o absoluta

Es el firme asentimiento basado en las esencias o naturalezas de las cosas. Es absoluta porque
excluye el opuesto como imposible. El motivo o razón del asentimiento viene determinado por la
esencia del objeto captada por el intelecto.

¿Cuáles son nuestras certezas absolutas?

En primer lugar, los principios analíticos, inmediatamente evidentes a la inteligencia. A estos


podemos añadir los juicios analíticos mediados, que son las conclusiones derivadas de premisas
analíticas metafísicamente ciertas; por ejemplo, la conclusión del siguiente silogismo: «Todo lo
que existe tiene una finalidad; el libro de gnoseología es un ente; este libro debe de tener una
finalidad». Como tercer caso de certezas debemos mencionar los principios sintéticos, que son
nuestros conocimientos ciertos acerca de las esencias o naturalezas de las cosas. Ejemplos: «Los
perros son animales que ladran», «las plantas tienen vida», «las estrellas son astros con luz
propia», «la televisión es un aparato que sirve para ver programas». Contamos, finalmente, con
los juicios inmediatos de la experiencia: la enunciación de lo que se experimenta actualmente:
«Está lloviendo», «estoy feliz», «este libro es interesante»,
«escribimos», «este salón tiene muchas sillas».

2. La certeza física

Es el firme asentimiento sobre las operaciones de las cosas basado en la relación entre causas
naturales y efectos. No se excluye el opuesto como imposible o contradictorio, dado que nuestro
conocimiento de las leyes naturales es siempre, de algún modo, hipotético. El motivo o razón del
asentimiento viene determinado por el conocimiento de una ley de la naturaleza y por la ausencia
de razones para sospechar una excepción en este caso.

Mientras que en las certezas metafísicas nunca se equivoca mi intelecto (siempre sé lo que es, por
ejemplo, un papel y la naturaleza del mismo es invariable), en las físicas mi intelecto podría
equivocarse, aunque sea ésta una posibilidad muy remota. Ejemplo: sé que el papel, siendo ligero,
cae con cierta lentitud al suelo, debido a la fuerza de la gravedad. Ahora bien, podría resultar que
en una ocasión cayera más rápidamente o se mantuviera por un tiempo en el aire, porque
intervienen factores imprevistos o caóticos. Mi predicción, en tal caso, fallaría. Cabe la posibilidad
también de que Dios intervenga en la operación de la naturaleza, realizando algún milagro: una
persona tiene cáncer y está deshauciada; repentinamente y sin causa natural, se cura. La ley de la
naturaleza ha sido, temporalmente, interrumpida. Dios, de todos modos, no puede cambiar la
esencia de alguna cosa; no puede hacer que un perro sea un libro de gnoseología ni viceversa,
pero sí puede cambiar su operación.

Dado que los elementos caóticos o imprevisibles y las intervenciones de Dios son más bien raras,
podríamos decir que nuestro conocimiento ordinario sobre cómo actúan las cosas puede tener en
la práctica el valor o la intensidad de las certezas metafísicas. De todos modos, siempre cabe la
posiblidad de que haya alguna excepción en las operaciones de las cosas (mas nunca en las
características esenciales). Por eso, el opuesto en tal caso no va excluido como imposible, sino sólo
como incomposible, es decir, como no posible de realizar simultáneamente.
3. La certeza moral

Es el firme asentimiento sobre la actuación de las personas basado en la relación entre las causas
libres y sus actos. El opuesto no queda excluido como imposible o contradictorio, dado que el
agente es libre. Se trata, pues, de un conocimiento hipotético que cuenta, sin embargo, con cierta
garantía. El motivo o razón del asentimiento reside en la ley moral sobre el comportamiento
humano conocida por inducción y en la ausencia clara de razones para sospechar una excepción.

Las leyes morales sobre el comportamiento humano no deben confundirse con las leyes morales
naturales, que se refieren al actuar ético. Estas últimas (por ejemplo: «matar a un inocente es
siempre un mal»), son invariables, y resultan, por tanto, absolutamente ciertas para la conciencia.

Conocemos por experiencia leyes acerca del modo ordinario como la gente se comporta: «el
hombre no mata sin un motivo relativamente importante», «el hombre no miente sin razón», «el
hombre tiene un determinado grado de apertura o generosidad». Basado en estas convicciones
experienciales, camino por la calle sin temor a que me apuñale el primer individuo con que me
topo afuera; como la sopa que me preparan sin considerar para nada la posibilidad de que esté
envenenada. Si pregunto a un conocido cuál es su nombre o lugar de origen, creeré que me
responderá la verdad. Si pregunto a alguien la dirección de una calle o la hora, confiaré en que me
va a responder y, probablemente, con ciertas buenas formas.

Estas certezas morales hacen vivible nuestra vida: me fío de que el policía de enfrente no es un
farsante vestido como tal, me fío de que la coca-cola del supermercado es coca-cola y no una
estafa o un producto mortal, me fío de lo que me cuentan mis amigos, me fío de los relatos o
historias de los periódicos, etc. De todos modos, mis certezas son categóricas, no metafísicas,
porque la libertad humana es imprevisible y lo opuesto puede darse. Presuponemos, en fin, que
por lo general no se abusará de la libertad y tal convicción nos da una cierta garantía o certeza en
la vida.

Conclusión

La mente asiente con certeza a todo objeto que se le presenta con evidencia objetiva intrínseca. La
certeza es el acto más perfecto de la inteligencia, pero es análoga, porque tiene diversos motivos
que fundamentan el grado de su seguridad o firmeza. Es metafísica o absoluta cuando capta las
esencias de los entes, como sucede en los principios analíticos, juicios analíticos mediados,
principios sintéticos y juicios inmediatos de la experiencia. Es física cuando capta las operaciones
de las cosas que están abiertas, aunque sólo sea remotamente, a la posibilidad de alguna
excepción. Es moral cuando capta el modo general como se comporta el ser humano; tal
comportamiento, por provenir de un agente libre, no puede ser completamente previsible.

Términos claves

Certeza: la firmeza con la que la mente se adhiere a una proposición; la causa por la cual tiene
origen es de tal naturaleza que excluye todo temor a lo contrario.
Certeza metafísica: la certeza absoluta que se fundamenta en el conocimiento de la esencia de
algo y de todo lo que a ella pertenece intrínsecamente.

Certeza física: la certeza hipotética que se fundamenta en el conocimiento de la necesidad de las


leyes naturales.

Certeza moral: la certeza hipotética que se fundamenta en el conocimiento de las leyes morales
que regulan los comportamientos humanos.

Autoevaluación

1. ¿Qué tipo de actos puede tener la razón? ¿Cuál es el criterio que distingue estos dos actos?
2. ¿Por qué la certeza es perfecta y es distinta de los demás estados de la mente?
3. ¿Qué es la certeza y cuál es el motivo o causa que la determina?
4. ¿En qué nos basamos para diferenciar diversos tipos de certeza?
5. ¿Qué significa que la certeza metafísica es absoluta? ¿Por qué es absoluta?
6. ¿A qué tipo de conocimiento se refiere la certeza física? ¿Por qué no es absoluta?
7. ¿De qué trata la certeza moral? ¿Por qué no es absoluta?
8. ¿Cuáles son tus certezas morales?

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