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FILOSOFÍA POLÍTICA

YUDJAR DAVID MOSQUERA VELASQUEZ

ENSAYO

ALEJANDRO GALEANO

UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DEL CHOCÓ


PROGRAMA DE INGENIERÍA DE TELECOMUNICACIONES E INFORMÁTICA
QUIBDÓ – CHOCÓ
2020
FILOSOFÍA POLÍTICA
INTRODUCCIÓN

La Filosofía Política, como disciplina filosófica, debe embarcarse en la búsqueda de la


verdad, del conocimiento de la esencia de los objetos, sin embargo, el que sea “política” le
entrega una característica particular.
El propósito del ensayo es analizar y describir que es la filosofía política y en que se basa
como tal.
El ensayo aparte de la respectiva descripción de la filosofía política, también se dirige a su
problema y a sus soluciones tanto clásicas como modernas.
FILOSOFÍA POLÍTICA

¿Qué es la filosofía política?

La Filosofía Política, como disciplina filosófica, debe embarcarse en la búsqueda de la


verdad, del conocimiento de la esencia de los objetos, sin embargo, el que sea “política” le
entrega una característica particular.
La filosofía política es aquella rama de la que se acerca más a la vida política, a la vida
filosófica, a la vida humana.

El problema de la filosofía política

La filosofía política no puede apreciar la esencia de la política, debido a que la búsqueda


conlleva irremediablemente juicios de valor, opiniones, apreciaciones sobre lo justo y lo
herrado sobre el buen gobierno y su naturaleza es variable en sí misma.
La filosofía política es un intento de sustituir el nivel de opinión por un nivel de
conocimiento de la esencia de lo político. Lo político está sujeto por naturaleza a
aprobación y desaprobación, aceptación y repulsa, a alabanza y a crítica.
La filosofía política consiste en el intento de adquirir conocimientos ciertos sobre la
esencia de lo político y sobre el buen orden político o el orden político justo.
La filosofía política se limita a aquello a lo que puede acceder la mente humana por sí sola.
En lo que respecta a la filosofía social, ésta comparte el mismo objeto con la filosofía
política, pero lo contempla desde un punto de vista diferente. La filosofía política parte del
principio de que la asociación política -el país, la nación- es la asociación suprema, por
encima de la cual no existe otra, mientras que la filosofía social concibe la asociación
política sólo como una parte de un todo más amplio, que denomina con el término
“sociedad” .
Para Strauss, la filosofía política como campo de reflexión de lo político se distingue de
otras formas de reflexión. Así, la filosofía política se distingue del pensamiento político en
cuanto éste se basa en el estudio de ideas asociadas con nociones, comentarios,
imaginación, convicciones, creencias, etc., relacionadas con principios políticos, y además
es indiferente a la distinción entre opinión y conocimiento. Por su parte, la filosofía
política es un esfuerzo consciente, coherente y continuo por sustituir las opiniones por
conocimientos ciertos. Los hombres siempre han tenido pensamiento, pero la filosofía
política aparece en un momento preciso de la historia.
El pensamiento político se desarrolla a través de relatos, leyes, códigos, discursos, etc. En
cambio, la filosofía política se desarrolla mejor a través del tratado. El tratado es la
metodología de la filosofía política clásica, mientras que para la filosofía política moderna
lo es la narrativa. En el campo de la filosofía, los tratados constituyen la formalización
sabia de las reflexiones que sobre determinados problemas hacen los filósofos. Es su
manera de decir las cosas y de estructurar sus argumentos. En el caso de Strauss, la
referencia sobre la reivindicación de la filosofía política en tanto forma integral de
comprender el mundo y de guiar las acciones de la recta conducta de las personas.
La Ciencia Política y la Filosofía Política, se han convertido en disciplinas totalmente
aparte, gracias a la evolución de la ciencia política a través de la búsqueda del
“conocimiento genuino” a través de los métodos científicos de las ciencias naturales
(como acontece en la mayoría, sino todas, de las ciencias sociales). Este hecho hace cada
vez más prescindible a la Filosofía Política, en su utilidad al conocimiento sobre las ciencias
políticas debido a la desconfianza de las ciencias positivas sobre los métodos acientíficos
de la disciplina filosófica.
Lo que diferencia a la filosofía política de lo que Strauss denomina ciencia política
científica es que ésta es autosuficiente. Ambas son incompatibles en la medida en que la
ciencia política no requiere nada de la filosofía política: sólo se basa en datos a partir de
los cuales deduce sus consideraciones de lo político, mientras que la filosofía política
consiste en un intento por comprender la esencia de lo político. En el caso de la filosofía
política, no niega su dimensión normativa derivada de la valoración dada por lo que
Strauss denomina amor a la verdad.
Además de estas distinciones sobre estas dos disciplinas que buscan el conocimiento
político se encuentra también constituido por opiniones políticas, las que de hecho son
parte junto con el conocimiento de la vida política y son menos objetivas, se constituyen
de los valores y subjetividades de los mismos individuos, de los políticos, los que intentan
validar estas opiniones como conocimiento legítimo. A diferencia del científico que intenta
hacer un trabajo transparente, público y de manera clara e imparcial. El cientista político
(persona dedicada en un carácter social, al estudio de la teoría y a la aplicación de la
práctica de la política, los sistemas y comportamientos políticos), es llevado por el impulso
moral de la búsqueda de la verdad (relación con el fin filosófico).
En ambos casos existe un elemento que se podría denominar subjetivo, y que puede ser
invalidado según un criterio estrictamente científico, pero ambos elementos tienen a
cuestas formas muy diferentes de llegar a su génesis como conocimiento. El científico a
pesar de tener juicios valóricos, busca realizar un trabajo en búsqueda de la verdad, y los
juicios son parte de ésta búsqueda ya que forman parte de sus percepciones sobre la
realidad, sobre lo que se observa y desea estudiar y estas a través de una metodología
determinada (dentro de estas, la necesidad de producir discusiones que llevan a
aclaraciones de los juicios de valores), se diferencias de la validación mental que realiza el
político de sus opiniones y pensamientos políticos a conocimiento, la forma y la finalidad
son distintas.
Todo conocimiento sobre las cosas políticas implica suposiciones relativas a la esencia de
lo político, suposiciones que conciernen no sólo a una situación política concreta, sino
también a la vida política o a la vida humana como tales.

Soluciones clásicas y modernas

La filosofía política clásica es la forma original de la filosofía política de la mano de autores


como Aristóteles o Platón. De ahí en adelante todo es derivado, es decir, todo el
planteamiento filosófico contemporáneo tiene un antecedente en las reflexiones clásicas.
Alguna vez se ha caracterizado lo clásico por su noble simplicidad y su grandeza serena.
Esta idea nos lleva por el buen camino.
La filosofía política clásica surge cuando se derrumban todas las tradiciones políticas sin
que surja una nueva, y por esta razón, la filosofía política clásica es tradicional. Es una
filosofía libre de todo fanatismo, porque se da cuenta de que el mal no puede ser
suprimido totalmente y, por tanto, de que los resultados que se deben esperar de la
política no pueden ser más que modestos.
Comparado con la filosofía política clásica, todo pensamiento político posterior
(independientemente de cualquiera que pueda ser su mérito), y en particular el
pensamiento político moderno, tiene un carácter derivativo.
Lo más importante de esta formulación clásica de la filosofía política es la aspiración a
comprender los fines políticos más allá del inmediatismo temporal y contextual, y su
dedicación por plasmar principios universales para todos los hombres.
Strauss admite que la filosofía política clásica adolece de dos objeciones:
a.- Es antidemocrática
b.- Está basada en la filosofía natural y la cosmología clásicas, ambas declaradas falsas por
la ciencia moderna.
La formulación moderna de la filosofía política considera que esa idea de virtud cívica y
régimen óptimo es irreal y se distancia de la filosofía política clásica. Tal vez donde mejor
se expresa esta crítica es en el análisis que realiza Strauss de Maquiavelo, de quien deduce
que: Es erróneo todo planteamiento de lo político que culmine en una utopía, describiendo
una forma de gobierno óptima cuya actualización es altamente improbable.
No podemos definir el bien de la sociedad, el bien común, en términos de virtud, sino que,
por el contrario, tenemos que definir la virtud partiendo del bien común. Es este modo de
comprender la virtud lo que, en definitiva, determina la vida de las sociedades. Por bien
común tenemos que entender los objetivos que todas las sociedades persiguen en la
realidad. Estos objetivos son: libertad frente a toda dominación extranjera, estabilidad o
supremacía de la ley, prosperidad, gloria y poder. La virtud, en el sentido propio de la
palabra, es el conjunto de hábitos que se requieren o que conducen al logro de este fin. Y
este fin, y sólo él, es lo que hace que nuestras acciones sean virtuosas. Todo lo que se
haga por razón de este fin es bueno. Este fin justifica los medios. La virtud no es nada más
que la virtud cívica, el patriotismo o la dedicación exclusiva a los intereses propios de la
comunidad.
La preocupación de esta formulación moderna de la filosofía política sería distinta a la que
contemplará la filosofía clásica y se centrará en una lógica crítica de las formulaciones
anteriores y con temas disímiles por parte de los diferentes autores, lo que representa la
primera etapa de la modernidad. Mientras que para Maquiavelo el interés era el régimen
de gobierno y el deseo de gloria como coactivo para que los hombres se adhieran a las
virtudes republicanas, para Hobbes era la ciudadanía y la justicia los temas centrales,
estructurados en una lógica del temor que despierta el instinto auto conservador de los
hombres contra el poder de la autoridad. Locke, por su parte, introduce un argumento de
naturaleza económica, la propiedad, para justificar y explicar la lógica de funcionamiento
de la nueva sociedad moderna. Montesquieu reflexionó sobre la compatibilidad entre
virtud republicana y las ansias individualistas del comercio y la riqueza; razonamiento que
va consolidando el criterio de individualidad dentro del orden social moderno.
Con Rousseau se inicia la segunda etapa de la modernidad de la filosofía política. En los
planteamientos de esta segunda etapa de la modernidad destacan los axiomas dentro de
esta estrategia argumentativa que sirven de infraestructura teórica que, sin embargo,
sucumbe a la tendencia por incorporar a la historia como elemento sustancial de la
filosofía política. Sigue así una lógica deductiva antes que inductiva, como sucedía en la
formulación clásica de la filosofía política apoyada en las observaciones.
El pensamiento moderno alcanza su culminación, su más alta realización, en el
historicismo más radical, al condenar la noción de eternidad a un olvido explícito. El olvido
del concepto de eternidad, o, en otras palabras, el abandono del instinto más profundo
del hombre, y con él de su planteamiento fundamental, el precio que al hombre le venía
impuesto desde el principio por querer llegar a ser soberano absoluto, convertirse en
dueño y señor de la naturaleza y dominar el destino.
¿Por qué crees que es importante la filosofía política?

La filosofía política es importante para todos nosotros porque nos permite pensar la
política, ¿Qué es pensar la política?, pensar la política es reflexionar sobre nuestros
derechos y deberes de nosotros los ciudadanos, sobre los retos futuros de la democracia,
sobre el sentido de la justicia social en un mundo globalizado y, en definitiva, sobre los
valores que nos debería inspirar en nuestra vida en común. Pensar la política es, pues, una
forma de repensarnos a nosotros mismos.
CONCLUSIÓN

La Filosofía Política, como disciplina filosófica, debe embarcarse en la búsqueda de la


verdad, del conocimiento de la esencia de los objetos, sin embargo, el que sea “política” le
entrega una característica particular.
La filosofía política es aquella rama de la que se acerca más a la vida política, a la vida
filosófica, a la vida humana.
La filosofía política no puede apreciar la esencia de la política, debido a que la búsqueda
conlleva irremediablemente juicios de valor, opiniones, apreciaciones sobre lo justo y lo
herrado sobre el buen gobierno y su naturaleza es variable en sí misma.
La filosofía política consiste en el intento de adquirir conocimientos ciertos sobre la
esencia de lo político y sobre el buen orden político o el orden político justo.
Leo Strauss es considerado uno de los pensadores de los problemas políticos
contemporáneos más importantes de nuestra época. Su preocupación por la forma como
el hombre piensa su mundo, los asuntos políticos, la buena sociedad y la democracia
contemporánea fueron el centro de sus reflexiones en el campo de la filosofía política que,
en todos sus argumentos, fue una apuesta por el mundo ateniense que dio origen al
pensamiento occidental. La formulación de su perspectiva de comprensión de esos
problemas políticos, orientada por la preocupación sobre lo que debe ser el mejor
gobierno para la sociedad, lo inscribe en la tendencia normativa de la epistemología
política.
La reflexión teórica de Leo Strauss para comprender los problemas políticos de la sociedad
contemporánea, replantea criterios normativos formulados en torno a la filosofía política,
asociada con la visión de la democracia como modelo político conducente a un orden
social correcto con pretensiones de universalidad.

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