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Consigna: Escribir una poesía, narración sobre algo, pero sin nombrarlo.

AMOR INFINITO 19/11/2020

Amanecía, la marea estaba como debía estar, mientras la ciudad dormía.

Alistaron cada elemento sobre la mesa, con minuciosa dedicación. Los hilos dispuestos, cada
bisturí, pinzas, separadores, succionador, todo acomodado esperándola a ella.

Algunas embarcaciones se alcanzaban a divisar por la ventana haciéndose mar adentro.

Ella mientras tanto temblaba de pies a cabeza y él, trataba de calmarla: -Tranquila, todo pasará
pronto. Ya estarás bien.

-Es que duela tanto, es más de lo que puedo.

-Te entiendo, pero tenés que comprender que es lo mejor. Es lo necesario.

-Aunque pasen los años yo se que llevaré conmigo esta cicatriz.

-No pienses en eso ahora, no te hace bien.

Ella se arrolla llorosa en la cama. Él la acaricia amorosamente y le dice, casi


imperceptiblemente: -estamos solos en esto, pero lo superaremos también.

La habitación se torna fría para ambos, las paredes se alargan de manera interminable. La
puerta se agiganta a un costado, sus bisagras rechinan al abrirse.

Una mujer vestida con chaqueta y pantalones estampados, de calzado blanco, se acerca a
ellos. Dirige su mirada hacia él y le dice que tendrá que esperar afuera, en la recepción, que
cuando terminen con ella le avisarán. Resignado, pero aún más preocupado, sale de la
habitación.

La mujer la prepara a ella y juntas salen también de la habitación.

A donde la llevaron la acostaron y le hicieron respirar en un globo celeste azulado y ya no vio ni


escuchó más nada.

Al despertar se sentía tan rara… estaba otra vez en la habitación, con una sonda en el brazo,
conectada a u suero.

Rechina la puerta y con ojos entre inquietos y asustados entra él. Se acerca, la besa en la
frente, la acaricia suavemente. Le pregunta en voz baja: - ¿cómo te sentís? (Esperando que
estuviera aliviada)

-No lo sé, no siento nada.

Él en su interior recuerda la vez anterior en que escuchó esas mismas palabras… pocas horas
después lo habían anoticiado de aquella pérdida irreparable. Necesitaba que esta vez fuera
diferente, la idea de perderla a ella también lo aterraba.

A medida que pasaba la anestesia y las horas ambos recuperaban el aliento. Juntos
planificaban volver a caminar por aquella playa que se veía por la ventana.

Otra vez la puerta y su sonido indeseable.


Entra otra mujer que les dice que todo salió como esperaba, todo está bien. Le entrega a él un
frasco con un liquido desconocido y algo que nunca antes había visto. -Se lo dejo por si quiere
conservarlo. Mañana por la mañana si todo sigue bien podrán irse.

Ella se adormece, él la mira con un amor infinito pensando en que ella se ha quedado con él…

Resuena la voz de ella por toda la habitación:

-Papi, ¿me cuentas mi cuento?

-Había una vez…

Entonces le vuelve a contar, la historia del papá y su hija inseparables.

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