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EL MAPEO ESPIRITUAL

La disciplina del mapeo espiritual ofrece uno de los mejores medios de aumentar
nuestra perspectiva de la realidad. Su creciente popularidad entre pastores,
evangelistas e intercesores, es un poderoso testimonio de su efectividad.

El mapeo espiritual no se limita a una sola dimensión. Más bien, obra superponiendo
nuestro entendimiento de las fuerzas y sucesos del dominio espiritual en los lugares y
circunstancia del mundo material.

El mapeo espiritual nos permite “ver” cosas que previamente eran imposibles de
detectar con nuestros ojos naturales. Además de ángeles y otros recursos divinos (ver
1 Reyes 19:18; 2 Reyes 6:17; Lucas 24:31).

Una buena visión provee conocimientos, y es el conocimiento que nos permite


distinguir un problema o condición de la otra. La palabra “diagnóstico” literalmente
significa “a través del conocimiento”, del griego día = a través + gnosis =
conocimiento.

La razón fundamental
Una investigación razonable es investigar por una razón. Nos involucramos en el
mapeo espiritual porque deseamos ver nuestras comunidades transformadas por el
poder del Espíritu Santo. En este sentido, la necesidad del mapeo espiritual tiene sus
raíces en el propósito. Las conversiones a gran escala son poco probables, a menos
que podamos discernir la naturaleza y el origen de cualquier obstáculo hacia el
avivamiento, y aceptemos las estrategias que Dios ha establecido para quitarlos.

El mapeo espiritual puede ser un beneficio para cualquiera que ha experimentado la


frustración de desarrollar estrategias evangelísticas que jamás parece que resultan.
Aunque no es un substituto de la oración apasionada o del evangelismo, puede hacer
que ambas sean considerablemente más efectivas.
La información detallada hace tres cosas efectivamente.

1. Mantiene ferviente a la oración


Ver las cosas como realmente son nos estimula. Esto es así porque Dios ha diseñado
nuestras emociones para que respondan a lo que nuestra mente piensa. Cuando
estamos inundados de detalles, la realidad se transforma en algo inteligible. Llamamos
a esto entender.
La ambigüedad y las generalidades tienen el efecto opuesto. Carentes de detalle,
nuestra mente y emociones se cierran. No sentimos que vamos hacia una solución
final. No tenemos dónde ir.
La oración que abre los cielos necesita la información. Los detalles engendran fervor y
perseverancia; y es la oración dedicada, permanente, la que lleva a los resultados (ver
Lucas 11:5-8; Santiago 5:16). El mapeo espiritual es uno de los mejores medios de
mantenernos fervientes.
2. Lleva a la acción más rápida y efectiva
Aunque tenemos el poder para derribar reinos (ver Jeremías 1:10) y demoler
fortalezas (ver 2 Corintios 10:4), este poder debe soltarse en forma controlada.
Cuando el salmista declara: “[Dios] adiestra mis manos para la batalla, y mis dedos
para la guerra” (Salmo 144:1), el énfasis está en la preparación y la precisión. El poder
solo no es suficiente para obtener la victoria.

3. Logra un conocimiento práctico


Antes de que cualquier ministro del Evangelio intente determinar lo que debe hacer
para lograr aperturas en una comunidad, debe tratar de entender por qué las cosas
están de la forma que están.

Antecedentes bíblicos del mapeo espiritual


Afortunadamente, La Palabra de Dios ofrece varios precedentes del mapeo espiritual.
Mientras algunos puristas pueden encontrar esto insuficientemente desarrollado,
cualquiera que conoce el historial de Dios en cuanto a adaptarse a la época, podrá
discernir raíces inconfundibles.
El primer ejemplo se encuentra Números 13, cuando Moisés, por man-dato de Dios
envía espías a Canaán para “observar la tierra cómo es” (v. 18). La expedición duró
cuarenta días e incluyó un plan detallado de investigación. Por lo menos ocho
preguntas de diagnóstico fueron asignadas a los exploradores.

Un relato similar de investigación territorial se registra en Josué 18. Aquí el veterano


de la expedición original a Canaán envió a veintiún agentes desde Siloé “que se
levanten y recorran la tierra y la describan conforme a sus heredades” (v. 4). Cuando
los hombres fueron para “hacer un mapa de la tierra” Josué los instruyó que
“[escriban] delineándola por ciudades en siete partes en un libro” (vv. 8-9). Sobre la
base de esta profunda investigación, la tierra heredada fue dividida entre siete tribus
israelitas.

El reconocimiento espiritual también fue realizado en Jericó cuando Josué comisionó a


dos espías para ir “y reconocer la tierra” (Josué 2:1), y en Jerusalén cuando Nehemías
condujo tres días de investigación con anterioridad a la restauración de los muros de la
ciudad (Nehemías 2:12-15).
En Hechos 17 vemos el mapeo espiritual nuevamente, esta vez en conexión con la
estadía de Pablo en Atenas. Mientras esperaba que Timoteo y Silas se le unieran, el
apóstol se “enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría” (v. 16).
Con un corazón apesadumbrado, aprovechó la ocasión para investigar los sitios del
lugar y sus costumbres.

Además de interactuar con los filósofos epicúreos y estoicos (vv. 17-21), también se
hizo tiempo de captar las obras de los poetas griegos (v. 28). Luego, en su famoso
discurso en el monte de Marte, Pablo declaró: “¡Varones atenienses, en todo observo
que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también
un altar en el cual estaba esta inscripción: Al Dios no conocido. Al que vosotros
adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio” (vv. 22-23).

Mientras que no existe evidencia explícita de que el apóstol tomó los resultados de
este reconocimiento urbano llevándolo a la guerra espiritual –específicamente oración
contra los poderes espirituales que prevalecían– podemos especular que lo hizo. Por
empezar, sabemos que Pablo era un hombre de oración (lea Hechos 21:5; Romanos
1:9-10) y que estaba “grandemente afligido” por la devoción que los atenienses tenían
hacia los ídolos. También sabemos que entendió la relación entre los ídolos y los
poderes demoníacos (vea 1 Corintios 10:19-21), y que reconoció estos poderes como
el punto de enfoque de nuestra lucha espiritual (ver Efesios 6:12).

Mientras hacía planes para penetrar estas fortalezas de engaño erigidas por estos
demonios, Pablo le imploró a la iglesia de Colosas que oraran por una puerta abierta
(ver Colosenses 4:2-3).
Aún si el apóstol no combatió los poderes en Atenas, claramente utilizó la información
del mapeo espiritual para diseñar su apelación evangelística en el Areópago. Como
resultado de esta decisión, la predicación de Pablo llevó a varias conversiones
notables, incluyendo la de Dionisio, un miembro de la corte suprema de Atenas.

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