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Los beneficios que se hacen hoy se reciben mañana, porque Dios premia
la virtud en este mundo mismo. (Carta a Francisco Iturbe, 19 de
septiembre de 1813)
El que lo abandona todo por ser útil a su país, no pierde nada, y gana
cuanto le consagra. (Carta -reproduciendo acta- al Presidente de las
Provincias Unidas de la Nueva Granada, desde Kingston, 10 de
septiembre de 1815)
Nada, sino las malas acciones, debe molestar a los hombres. (Carta al
Gral. Español Pedro Morillo, 30 de noviembre de 1820)
Deseo irme lo mas lejos que pueda a descansar de tanta pena que me
dan los males ajenos. (Carta al Gral. Páez, 18 de enero de 1821)
Las cosas, para hacerlas bien, es preciso hacerlas dos veces: la primera
enseña la segunda. (Carta al Gral. Sucre, 24 de mayo de 1823)
Por triste que sea nuestra muerte, siempre será más alegre que nuestra
vida. (Carta a Fernando Peñalver, 10 de noviembre de 1824)
Quiero salir ciertamente, del abismo en que nos hallamos, pero por la
senda del deber y no de otro modo. (Carta al Gral. Páez, 23 de diciembre
de 1826)
Recibo con mucho placer un bastón que usted me dá; es la imagen del
mando, que yo aborrezco, por lo que jamás uso tal insignia. (Carta a
Francisco de Iturbe, 1 de julio de 1827)
Yo siento por lo presente y por los siglos futuros. (Carta a Sir Robert
Wilson, General inglés, 13 de noviembre de 1827)
Mis temores nunca me han burlado. Ellos son presagios infalibles. (Carta
a J. M. Castillo Rada, Presidente de la Convención de Colombia, 24 de
abril de 1828)
El título de amigo solo vale por un himno y por todos los dictados que
puede dar la tierra. (Carta a J. R.l Arboleda, 1 de junio de 1828)
Los asesinos, los ingratos, los maldicientes y los traidores, han rebosado
la medida de mi sufrimiento. (Carta al Dr. José María del Castillo, 1 de
junio de 1829)
Mejor estar tranquilo que vivir sobre el trono del universo. (Carta al Gral.
Urdaneta, 13 de julio de 1829)
La amistad que siento por usted es más pura que la luz del sol. (Carta al
Dr. Estanislao Vergara, 8 de diciembre de 1830)
Huid del país donde uno solo ejerza todos los poderes: es un país de
esclavos. (Discurso en el Convento de Franciscanos de Caracas, 2 de
enero de 1814)
El que no está con la libertad puede contar con las cadenas del infortunio
y con la desaprobación universal. (Carta al Gral. Santander, 29 de abril
de 1823)
De las cosas más seguras, la más segura es dudar. (Carta al Gral. Sucre,
26 de noviembre de 1824)
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¡Felices aquellos que creen en un mundo mejor! Para mí, este es muy árido.
¡No creo ninguna cosa tan corrosiva como la alabanza! Deleita al paladar pero
corrompe las entrañas.
¡Soldados: la esperanza de las naciones está pendiente de vosotros; dad un
nuevo día de gloria a vuestra patria...!
¿Quiere usted que yo continúe haciendo de Jesucristo sin ser Dios? Esto es muy
duro, esto supera mis fuerzas.
Ansío por respirar el aire que formó mi vida y ver los primeros objetos que
ejercitaron mis primeros sentidos; yo deliro por Caracas, ahora que la aflicción
me la ha hecho más interesante; ahora que, libre de mis primeros deberes de la
guerra y de la libertad puedo consagrarme todo por entero a aliviar los dolores
de una patria que ha gemido tanto tiempo.
Bolívar es incapaz de corromper a sus amigos porque nada puede pretender que
no sea justo.
Contra los canallas pueden emplearse las armas que usan ellos mismos.
Cualesquiera que sean los días que la Providencia me tenga aún destinados,
todos, hasta el último, serán empleados en servicio de la América.
Cualquiera que sea mi suerte en lo adelante, mi último suspiro será por mi país.
Cuando el pueblo, por medio de la instrucción, sepa lo que son sus deberes y
derechos habremos consolidado la República.
Cuando está uno más descuidado, da una ley contraria a lo que se propone
ejecutar.
Cuando la fortuna nos sirve a medida de nuestros deseos, debemos
aprovecharla.
Cuando las calamidades públicas me pusieron las armas en las manos para
libertar a mi patria, yo no consulté mis fuerzas ni mis talentos.
Cuando los partidos carecen de autoridad, ora por falta de poder, ya por el
triunfo de sus contrarios, nace el descontento y los debilita.
Cuando pienses criticar los defectos de los demás, corrige primero los tuyos,
que nadie es perfecto en esta tierra.
Cuando temo que desaprueben mi manejo o mis ideas, dejo de importunar con
mi amistad a los que me condenan.
Cuando un oficial ha llenado sus deberes aún más allá de lo justo, es una loca
temeridad no acceder a las leyes imperiosas e irresistibles de la fuerza y de la
necesidad. No estamos en el caso de elegir una muerte desesperada cuando
puede conservarse una vida honrosa y ahorrar sangre inocente.
Cuando yo perdiera todo sobre la tierra, me quedaría la gloria de haber llenado
mi deber hasta la última extremidad, y esa gloria será eternamente mi bien y
mi dicha.
De la paz debe esperar todos los bienes y de la guerra nada más que desastres.
Debo irme lo más lejos que pueda a descansar de tanta pena que me dan los
males ajenos.
Después de aliviar a los que aún sufren por la guerra, nada puede interesarme
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Digan V.V. que el ciudadano Bolívar viene a pagar sus respetos a la soberanía
del pueblo.
El camino que conduce a la gloria militar está erizado, es verdad, de picas que
pueden darle la muerte, pero el que guía a la sabiduría está cubierto de
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El cielo es prodigioso con los que combaten por la justicia y severo con los
opresores.
El género humano gemía por la ruina de su más bella posesión : era esclavo y
ya es libre.
El genio del crimen parece tener su imperio de muerte, y nadie puede acercarse
a él sin sentir los furores de una implacable venganza.
El gobierno que se le dé a la república debe estar fundado sobre nuestras
costumbres, sobre nuestra religión y sobre nuestras inclinaciones, y
últimamente, sobre nuestro origen y sobre nuestra historia.
El hombre de honor no tiene más patria que aquella en que se protegen los
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El que abandona todo por ser útil a su país, no pierde nada, y gana cuanto le
consagra.
El que no está con la Libertad, puede conservar las cadenas del infortunio y con
la desaprobación universal.
El que trabaja por la Libertad y la gloria no debe tener otra recompensa que
gloria y Libertad.
El soldado bisoño lo cree todo perdido, desde que es derrotado una vez; porque
la experiencia no le ha probado que el valor, la habilidad y la constancia
corrigen la mala fortuna.
El título de amigo solo vale por un himno y por todos los dictados que puede dar
la tierra. El tú, es el tratamiento de la amistad, de la confianza y aún de la
ternura.
En los gobiernos no hay otro partido que someterse a lo que quieren los más.
En los gobiernos populares nada es seguro, porque la marcha del pueblo suele
ser muy variada y aún ciega.
En los negocios pacíficos como en los militares es muy importante ser veterano.
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En política nada vale tanto y cuesta menos como las demostraciones de respeto
y consideración.
En todas las guerras civiles ha vencido siempre el más feroz o el más enérgico,
según la aceptación de la palabra.
En todo tiempo las obras de los hombres han sido frágiles, mas en el día son
como los embriones nonatos que perecen antes de desenvolver sus facultades.
Es encantador el prospecto de un gran pueblo gobernado por autoridades bien
enlazadas en sí, circunscritas a sus atribuciones y eminentemente amantes de
la gloria nacional.
Es un gran consuelo para un desesperado ver un rayo de luz y esperanza.
ejército.
Es nuestra grande ambición ofrecer a los españoles una segunda patria, pero
erguida, no abrumada de cadenas.
Es preciso acomodarse a los deseos de los hombres, cuando sus pretensiones no
exceden los límites que prescribe la justicia.
Es preciso el último rigor con los malvados, sean godos o sean patriotas, porque
la república tanto gana con la destrucción de un buen realista como de un mal
ciudadano.
Es preferible vivir el las cadenas por la patria, a existir fuera de ella en una
triste inacción.
Es un necio el que desprecia las bendiciones que la Providencia derrama sobre
él. Somos queridos de Dios en este momento y no debemos dejar infructíferos
sus dones.
Es un principio del arte que toda guerra defensiva es perjudicial y ruinosa para
el que la sostiene, pues lo debilita sin esperanza de indemnizarlo.
Es una verdad militar que sólo ejércitos aguerridos son capaces de sobreponerse
a los primeros infaustos sucesos de una campaña.
Estoy pronto a marchar con mis queridos compañeros de armas a los confines
de la tierra que sea oprimida por los tiranos.
Estoy resuelto a marchar y marcharé dentro de ocho días con la oliva en una
mano y la espada en la otra.
Estoy rodeado de calumnias y de enemigos porque no vengo a servir de vil
instrumento de venganza.
Estoy todo entero donde quiera que esté una de mis partes.
Hacer bien y aprender la verdad son las únicas ventajas que la Providencia nos
ha concedido en la tierra.
Haré cuanto pueda por la América, y después, aunque toda ella perezca,
despreciaré todas las ofertas del Universo por mi gloria.
Haré todos mis esfuerzos porque el amor de la patria y el deseo de las victorias
ocupen el vacío que nos dejará la hermosa quimera de la perfección.
Hasta ahora he combatido por la libertad; en adelante quiero combatir por mi
gloria aunque sea a costa de todo el mundo.
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Hay circunstancias particulares que no permiten obrar con libertad, aún a los
seres más perfectos.
Hay casos particulares en que la severidad del gobierno le hace parecer cruel.
Hay cosas que aunque salgan ciertas no se deben creer sino hasta después de
sucedidas.
Hay pocos hombres que sean incorregibles, y como siempre es útil conocerse y
saber lo que se puede esperar de sí mismo, yo me creeré feliz cuando la
casualidad me presente un amigo que me sirva de espejo.
He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del
sepulcro. Yo los perdono.
Hemos quitado la mordaza de la boca para que nos digan injurias, y se está
realizando la fábula de la serpiente con el hombre; que al primer calor que
sientes, emplean su saña contra sus benefactores.
Huid del país donde uno solo ejerza todos los poderes: es un país de esclavos.
La amistad es mi pasión.
hay victoria.
La constancia ha triunfado siempre.
La educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del
gobierno.
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La impunidad de los delitos hace que éstos se cometan con más frecuencia, y al
fin llega el caso de que el castigo no basta para reprimirlos.
La ley del deber, más poderosa para mí que los sentimientos del corazón, me
impone la obediencia a las instancias de un pueblo libre.
La patria exige cada día nuevos sacrificios, y es necesario darle hasta el último
aliento de la vida.
La Victoria conducida por la Justicia fue siempre nuestra guía hasta las ruinas
de la ilustre capital de Caracas, que arrancamos de las manos de sus opresores.
Las cosas para hacerlas bien es preciso hacerlas dos veces: la primera enseña la
segunda.
Las fechas nada cuestan; servir a los amigos cuesta menos, y aún mucho
menos recompensar al mérito con los bienes comunes.
Las grandes medidas, para sostener una empresa sin recursos, son
indispensables aunque terribles. Para comprometer cuatro guerrillas, que han
contribuido a libertarnos, fue necesario declarar la guerra a muerte; para
reclutar el ejército tuvimos que recurrir a la formidable ley marcial.
Las naciones marchan hacia el término de su grandeza con el mismo paso con
que camina la educación
Las sociedades ilustradas han puesto siempre la educación entre las bases de
sus instituciones.
Llamo humano lo que está más en la Naturaleza, lo que está mas cerca de las
primitivas impresiones.
Los artículos deben ser cortos, agradables y fuertes. Cuando se hable del
Gobierno, con respeto; cuando se trate de Legislación, con sabiduría y
gravedad... Yo quiero que se me proteja un periódico, pero que se organice con
elegancia, gusto y propiedad...
Los asesinos, los ingratos, los maldicientes y los traidores, han rebosado la
medida de mi sufrimiento. No hay día, no hay hora, en que estos abominables
no me hagan beber la hez de la calumnia.
Los beneficios que se hacen hoy se reciben mañana, porque Dios premia la
virtud en este mundo mismo.
Los gobiernos populares son como todos, y que, por lo mismo, de todo gobierno
no debe uno esperar justicia.
Los hijos de Venezuela no hicieron nada, nada, para impedir que los
salvásemos.
Los legisladores han dicho: perezca la república antes que los principios; sin ver
que los principios se sepultan con la república.
Los malvados deben pagar con algunos sacrificios, y los buenos deben hacerlo
para salvarse; todos deben pagar para mantener la vida política y aún la física.
Los tiranos no pueden acercarse a los muros invencibles de Colombia sin expiar
con su impura sangre la audacia de sus delirios.
Mañana veréis que los colombianos son dignos de pelear al lado de los hijos de
Albión.
Más quiero estar bien con los fanáticos que con los liberales, porque los
primeros son intolerantes, y los segundos deben ser tolerantes según sus
principios.
Me he metido a alfarero de Repúblicas, oficio de no poco trabajo, pero al mismo
tiempo, glorioso.
Me parece que la libertad de imprenta, que tanto nos ha molestado con su
amarga censura, al fin nos ha de servir de triunfo.
Mi ambición se limita a liberar mi país y a ser estimado por hombre de bien por
mis coterráneos.
Mi corazón se hallará siempre en Caracas, allí recibí la vida y allí debo rendirla.
Mi destino ha querido que una vasta porción del mundo haya aprovechado de
mis combates para romper sus cadenas: éste es todo mi mérito.
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Mirad, que sin fuerza no hay virtud, y sin virtud perece la República.
Montado sobre el más vasto teatro me veo asido de un enemigo que cuenta
tantas ventajas como objetos le rodean.
Nada es mejor que la exactitud de las promesas del gobierno. La mejor política
es la honradez.
Nada es peor en política que dejar de cumplir lo que se ha mandado. Esta
debilidad causa el desprecio y hace inútiles las medidas posteriores.
ciudadano en el poder.
Nadie ama más la gloria como yo, y jamás un jefe ha tributado más gloria a sus
subalternos como a usted.
No basta la buena fe, es preciso mostrarla, porque los hombres siempre miran y
muy pocas veces piensan.
No basta vencer, es preciso conservar.
completamente asegurada.
No es justo que vecinos y hermanos conserven celos que pueden prolongar las
calamidades públicas.
No hay autoridad, por miserable que sea, a la cual no se consulte sobre los
negocios en que ella ha intervenido, antes de decir nada.
No hay nada tan frágil como la vida de un hombre; por lo mismo, toca a la
prudencia precaverse para cuando llegue ese término.
No temáis la espada que viene a vengaros y a cortar los lazos ignominiosos con
que os ligan a su suerte vuestros verdugos.
Noche y día me atormenta la idea, en que están mis enemigos, de que mis
servicios por la Libertad son dirigidos por la ambición.
Nos veremos forzados a dar a nuestras instituciones más solidez y energía que
en otros países se juzgan necesarias.
Nosotros somos los juguetes de la fortuna; a esta gran divinidad del universo, la
sola que yo conozco, es a quien es preciso atribuir nuestros vicios y nuestras
virtudes.
Nuestra apatía y la de los buenos es un veneno mortal. El opio es menos
dañoso. Yo recomiendo a todos los sustentáculos de la patria más que celo;
recomiendo entusiasmo y exaltación, porque de otro modo no hay salud.
Para la sátira más cruel se necesita nobleza y propiedad como para el elogio
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más subido.
Para sujetar a la ley del deber tantas pasiones irritadas, se necesita de un poder
colosal que participe de la opinión y de la fuerza física.
Para que un pueblo sea libre debe tener un gobierno fuerte, que posea medios
suficientes para librarlo de la anarquía popular y del abuso de los grandes. Del
contrapeso de estos dos cuerpos resulta el equilibrio social, la libertad de todos
y la estabilidad del gobierno.
Para que un solo gobierno dé vida, anime, ponga en acción todos los resortes de
la prosperidad pública, corrija, ilustre y perfeccione al Nuevo Mundo, sería
necesario que tuviese las facultades de Dios, y cuando menos, las luces y
virtudes de todos los hombres.
Para salvar la patria he debido ser un Bruto y para conservarla en una guerra
civil, debería ser un Sila. Este Carácter no me conviene; antes perderé todo, la
vida misma.
Para un valiente el riesgo es su verdadero apetito.
Permitid que mi último acto sea recomendaros que protejáis la religión que
profesamos, fuente profusa de las bendiciones del cielo.
Persuádase usted que no sirvo sino para pelear, o, por lo menos, para andar con
soldados, impidiendo que otros los conduzcan peor que yo.
Por desgracia, el peso de la esclavitud apaga los espíritus y los pone en estado
de ser indignos de la Libertad. Por eso es que tanto merece atención el cultivo
de las ciencias.
Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza, y por el vicio se nos
ha degradado más bien que por la superstición.
Por manera que tuvimos filósofos por jefes; filantropía por legislación, dialéctica
por táctica y sofistas por soldados: Con semejante subversión de principios y
de cosas, el orden social se resintió extremadamente conmovido, y luego corrió
el estado a pasos agigantados a una disolución universal, que bien pronto se vio
realizada.
Por muchas tropas que se disciplinen, nunca habrá lo suficiente para remplazar
los desertores, los enfermos y los heridos.
Por triste que sea nuestra muerte, siempre será más alegre que nuestra vida.
Porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo
ciudadano el Poder.
Potosí, este nombre, símbolo de la riqueza, y por lo mismo, mil veces famoso
por todo el bien que se he derramado en el Universo, jamás podrá ser borrado
por otro alguno.
Pronto estoy a marchar con mis queridos compañeros de armas a los confines
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Pude amar, desear o poseer a la dulce Teresa, a Luisa Crover, a Fany, a Anita
Lenoit, a Josefina Madrid, a Isabel, a Bernardina Ibáñez, a Manuelita Madroño, a
todas las que desfilaron por la Magdalena... Pero la más grata al corazón y al
amor es y ha sido siempre doña Manuela Sáenz de Thorne...
Puede ser que mi ejemplo estimule a otros americanos a imitar mi arrojo y al fin
tendremos todo propio, sin mendigar modelos.
Que el universo nos contemple con admiración, tanto por nuestros desastres
como por nuestros heroísmos.
Quiero pasar por todo, prefiero sucumbir en mis esperanzas, a pasar por tirano,
y aun aparecer sospechoso.
Quiero salir, ciertamente, del abismo en que nos hallamos, pero por la senda del
deber y no de otro modo.
Quisiera tener una fortuna material para dar a cada colombiano; pero no tengo
nada: no tengo más que un corazón para amarlos y una espada para
defenderlos.
Recibo con mucho placer un bastón que usted me da; es la imagen del mando
que yo aborrezco por lo que jamás uso tal insignia.
Renovemos la idea de un pueblo que no solo quería ser libre, sino virtuoso.
Según ciertos señores, nadie puede ser grande sino a la manera de Alejandro,
César y Napoleón. Yo quiero superarlos a todos en desprendimiento, ya que no
puedo igualarlos en hazañas.
Señorita: usted no es española; lleva en su persona el tricolor de mi bandera: el
amarillo de sus cabellos, el azul de sus ojos y el rojo de sus labios.-
Yo soy Simón Bolívar.
Seré implacable con los que, obcecados en sus crímenes, resistieren el suave
impulso de la verdad y la justicia, y prefieren el escándalo de una guerra
fraticida y legar a sus descendientes la infamia y el oprobio.
Si Bello quiere ser empleado de este país, que lo diga y se le dará un buen
destino. Su patria debe ser preferida a todo; y él, digno de ocupar un puesto
muy importante en ella. Yo conozco la superioridad de este caraqueño
contemporáneo mío: fue mi maestro cuando teníamos la misma edad, yo le
amaba con respeto. Su esquivez nos ha tenido separados en cierto modo, y,
por lo mismo, deseo reconciliarme: es decir, ganarlo para Colombia.
Si el partido preponderante es militar o aristócrata, exigiría probablemente una
monarquía, que al principio será limitada y constitucional, y después
invariablemente declinará en absoluta.
Si hay una violencia justa, es aquella que se emplea en hacer a los hombres
buenos; y, por consiguiente felices; y no hay libertad legítima sino cuando ésta
se dirige a honrar a la humanidad y perfeccionarle su suerte.
Si la lisonja es un veneno mortal para las almas bajas, los elogios debidos al
mérito alimentan las almas sublimes.
Si mis servicios tienen algún valor a los ojos del pueblo que el Congreso
representa, <<me atreveré, por ellos, que uno de los primeros pasos del
Gobierno peruano sea el reconocimiento de la nueva república del Alto Perú>>.
Si no hay un respeto sagrado por la patria, por las leyes y por las autoridades,
la sociedad es una confusión, un abismo; es un conflicto singular de hombre a
hombre, y de cuerpo a cuerpo.
Si quieres elevarte a la categoría de hombre digno, procura ser, además de
honrado y virtuoso, humilde y respetuoso.
dotado; y es necesario estar bien fascinado por el error y por las pasiones para
no abrigar esta noble sensación.
Siempre los tiranos se han ligado y los libres jamás. ¡Desgraciada condición
humana!.
Sin energía no resplandece nunca el mérito y sin fuerza no hay virtud, y sin
valor no hay gloria.
Tendré que pasar por el dolor de girar contra el tesoro público, porque
actualmente no tengo un peso de que disponer.
Todo el cuerpo de la historia enseña que las gangrenas políticas no se curan con
paliativos.
Todos los pueblos del mundo que han lidiado por la Libertad han exterminado al
fin a sus tiranos.
Todos se vuelven locos cuando me quieren hacer la guerra, porque está visto
que hay una Providencia especial para mí.
Todos tenemos nuestra sombra divina o heroica, que nos cubre con sus alas de
protección como ángeles guardianes.
Un pueblo que acaba de nacer y que ha sacudido, con las cadenas que lo
aherrojaban, las leyes del gobierno español, puede recibir todas las mejoras que
dicte la sabiduría. Bolivia tiene la ventura en sus manos.
Un sabio no muere nunca, pues no hace otra cosa que mejorar de carrera, pero
su familia empeora de suerte.
Un trono espantaría tanto por su altura como por su brillo. La igualdad sería
rota y los colores verían perdidos todos sus derechos por una nueva
aristocracia.
Una batalla ganada o perdida, ni afianza ni destruye para siempre el crédito de
un militar.
Una derrota pone alas a los pies de los vencidos y mete miedo en su corazón.
Una guerra bate los humores del cuerpo humano y los purifica; lo corrompido
perece y solo la superabundancia de salud le sobrevive.
Una ley fundamental no puede ser sospechosa siquiera, como la mujer Cesar. La
integridad debe ser su primer atributo.
Una mujer debe ser neutral en los negocios públicos. Su familia y sus deberes
domésticos son sus primeras obligaciones.
Una sola debe ser la patria de todos los americanos, ya que todos hemos tenido
una perfecta unidad.
Una vida de dolores no es vida, y la cama es la cama del tormento.
Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo
hermoso
Valor, riqueza, ciencia y virtudes: estas son las cuatro potencias del alma del
mundo corporal: estas son las reinas del universo.
Vosotros sois los resortes de que se vale la Divina Providencia para castigar la
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Y así, estoy resuelto a irme a cualquier parte ... ¡Pero cómo llegaré! Daré
compasión a mis enemigos.
Ya es tiempo de esperar en reposo la muerte para medio vivir los peores años
de la vida.
Ya no se puede mandar, sino por el amor del prójimo y por una profunda
humanidad.
Yo amo menos los placeres que el Fausto, porque me parece que el Fausto tiene
un falso aire de gloria.
Yo cifro mi gloria en servir bien y no en mandar; en vencer a mis enemigos y en
ceder en todo la palma a mis ciudadanos.
Yo creo que la primera cualidad de las cosas es la existencia y que las demás
son secundarias. Existamos, pues, aunque sea con nuestros defectos y
dificultades, por al fin siempre <es mejor ser que no ser>
Yo contemplo con gozo inefable cuando las sombras de la opresión huyen ante
la Libertad.
Yo deseo más que otro alguno, ver formar en América la más grande nación del
mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y su gloria.
Yo espero mucho del tiempo: su inmenso vientre contiene más esperanzas que
sucesos pasados; y los prodigios futuros deben ser superiores a los pretéritos.
Yo estoy cansado de mandos, aunque nunca lo he estado menos que ahora,
porque la lisonja me está colmando con sus favores y estoy viendo nacer los
frutos de las plantas que hemos sembrado.
Yo nada deseo en el mundo tanto como hacer a Venezuela todo el bien que
dependa de mis facultades.
Yo pienso que mejor sería para la América adoptar el Corán que el gobierno de
los Estados Unidos, aunque es el mejor del del mundo.
Yo sigo la carrera gloriosa de las armas solo por obtener la gloria que ellas dan;
por liberar a mi patria, y por merecer las bendiciones de los pueblos.
Yo soy con los soldados lo que los pródigos con el dinero, que cuando lo tienen
no saben que hacer con él sino gastarlo.