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COVID Prolongada y Síndrome Pos
COVID Prolongada y Síndrome Pos
Siglas y abreviaturas: COVID-19 (coronavirus disease) — enfermedad por coronavirus 2019, ECDC (European Centre for
Disease Prevention and Control) — Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, NICE — National
Institute for Health and Care Excellence (Reino Unido), OMS — Organización Mundial de la Salud, POTS (postural orthostatic
tachycardia syndrome) — síndrome de taquicardia ortostática postural, SARS-CoV-2 (severe acute respiratory syndrome
coronavirus 2) — coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave
Los síntomas referidos por los pacientes después de una infección aguda son muy variados:
pueden ser generalizados (fiebre, dolor, fatiga), respiratorios (tos, disnea), cardiovasculares
(presión y dolor de tórax, palpitaciones), neuropsiquiátricos (trastornos neurocognitivos
descritos por los pacientes como "niebla mental", trastornos de la concentración y la
memoria, cefaleas, trastornos del sueño, síntomas de neuropatía periférica [hormigueo y
entumecimiento], vértigo, delirios [en personas mayores]), digestivos (dolor abdominal,
náuseas, diarrea, trastornos del apetito [anorexia incluida]), locomotores (mialgias,
artralgias), psiquiátricos (depresión, ansiedad), sensoriales y de garganta (dolores de oídos,
acúfenos, trastornos del olfato y el gusto, dolor de garganta) y cutáneos
(exantema).4 Asimismo, se han observado síntomas asociados a la coagulación y trastornos
metabólicos, por ejemplo dificultades para controlar la diabetes. 3 También se han
documentado secuelas de la infección por SARS-CoV-2 como miocarditis, insuficiencia
cardíaca, trastornos del ritmo cardíaco y complicaciones trombóticas. 5 Además, ha habido
casos de encefalitis posinfecciosa.7 En los otros coronavirus que producen infecciones graves
(SARS y MERS), también se han descrito síntomas similares del aparato respiratorio, el
sistema musculoesquelético, el sistema nervioso y otros. No se conoce la causa de los
síntomas persistentes, pero probablemente comprenda varios mecanismos fisiopatológicos
distintos, incluida una reacción inflamatoria con un componente de vasculitis. 5 Los autores de
este artículo también han visto a algunos pacientes cuya visión empeoró en el curso de la
COVID-19, así como pacientes que sufrieron artritis persistente durante varias semanas
después de la infección por SARS-CoV-2.
Halpin et al. señalan que, desde el punto de vista de la práctica médica, la COVID-19
prolongada y crónica, al ser complicaciones multisistémicas, requieren adoptar un enfoque
multidisciplinar y ocuparse no solo de la parte física, sino también de la cognitiva,
psicológica, social y profesional del enfermo. 8 Asimismo, postulan que el médico de cabecera
examine a sus pacientes que hayan sufrido COVID-19 y que la información obtenida de la
anamnesis y la exploración física determine el tipo de pruebas de laboratorio e imagen y las
consultas especializadas. No siempre es necesario realizar pruebas adicionales, pero pueden
ayudar a determinar la causa de la enfermedad y descartar complicaciones graves como
miocarditis, una enfermedad tromboembólica, etc. El recuadro 1 presenta el protocolo de
diagnóstico propuesto.
Recuadro 1
Procedimiento recomendado durante la visita de control de un paciente pos-COVID
8 de la bibliografía
La British Thoracic Society (BTS) recomienda controlar a los pacientes que necesitaron
hospitalización y oxigenoterapia 4-6 semanas después del alta, hacerles una radiografía de
tórax 12 semanas después y realizar pruebas de detección de trombosis. 9 Por su parte, los
autores de las guías del NICE recomiendan derivar a un diagnóstico urgente a todas las
personas con síntomas que apunten a complicaciones potencialmente mortales, como
hipoxemia grave durante el ejercicio, síntomas de enfermedad pulmonar grave, dolor
torácico y síndrome inflamatorio multisistémico (en niños). 4 Conviene examinar de forma
adicional a los pacientes que refieran disnea crónica o recurrente por si presentaran hipoxia
latente.8 El paciente puede controlar la saturación de oxígeno (SpO 2) por su cuenta en casa
mediante un pulsioxímetro durante 3-5 días. Además, se puede determinar la SpO 2 en
reposo y (si no hay contraindicaciones) después de hacer sentadillas durante 1 minuto lo
más rápido posible. Un descenso del 3 % de la saturación sugiere la presencia de trastornos
y requiere profundizar en el diagnóstico neumológico. 8 Durante esta prueba, también se
recomienda medir el pulso y valorar la intensidad de la disnea. 4 En las personas con síntomas
que apunten a un síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS), por ejemplo
palpitaciones cardíacas o mareos en bipedestación, se debe medir la presión sanguínea y el
pulso en bipedestación y decúbito (test activo de bipedestación de 3 minutos, o 10 minutos
en caso de sospechar POTS u otra forma de disfunción autonómica).4
El manejo terapéutico depende de las anomalías que se detecten. Después de descartar las
complicaciones graves de la COVID-19, el manejo se basa en un tratamiento sintomático que
ayude a la recuperación. La tabla 1 expone las recomendaciones generales propuestas por
Halpin et al. en caso de producirse ciertos síntomas y la tabla 2 presenta las
recomendaciones relativas a la actividad física. Los pacientes que hayan sufrido una COVID-
19 grave pueden beneficiarse de la rehabilitación pulmonar. (...)