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DOMINGO 33 DEL TIEMPO ORDINARIO

Hermanos, hoy la liturgia de la palabra nos habla con un tono profundamente escatologico.
Un tono que nos hace mirar al futuro. Este tono o este lenguaje, por ejemplo, esta muy
marcado en el Evangelio de Lucas.
Asi pues, en este evangelio, Jesus nos habla con palabras fuertes, sobre los sucesos o
señales del final de todas las cosas. Jesus se encuentra en Jeresualen y con los ojos abiertos
y los pies aterrizados en la tierra quiere advertirnos a que estemos muy despiertos y muy
atentos, y a que no nos hagamos ilusiones, a que no nos dejemos engañar por los falsos
profetas.
Tal ves, esas palabras puede sonar muy aterradoras, de que el templo se destruira, el templo
que con sus manos los judios construyeron, de que habra revoluciones, guerras de pueblos
contra pueblos, traiciones, engaños, entre otras cosas.
Pero Jesús nos advierte de todo esto, no para infundirnos miedo, sino para que tengamos
una esperanza serena. Y esa esperanza serena, se construye desde el presente con una vida
comprometida, una vida comprometida y autenticamente cristiana que nos pide avanzar,
como peregrinos, que van hacia una meta, una meta a donde hemos de llegar sin dejarnos
distraer o obstaculizar. Esa meta es llegar a la santidad de los hijos de Dios. Llegar a ser
uno con Cristo.
San Juan de la Cruz habla de los obstáculos que uno encuentra en el camino. Los resume en
dos: las Florez y las fieras. Las flores son las distracciones, las seducciones, las idolatrías.
Las fieras son los miedos, las cobardias, las amenazas y persecuciones. Y por estar
atendiendo a las flores y a las fieras, el ser humano no avanza en el camino.
Pero a veces parece que caminamos en círculos. Es decir, a veces avanzamos y a veces
retrocedemos. O a veces nos estacionamos al borde del camino y dejamos de avanzar.
Esta mirada hacia el futuro, hacia la meta no debemos hermanos dejarla atascar. Debemos
persevar, como dice Jesús: “con nuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
Sabemos que vivir y construir el presente de un mundo mas humano y cristiano para llegar
a un futuro santo y perfecto junto a Dios, no es facil.
¿Qué es lo que podemos hacer para perseverar?:
 Primero: no desviarnos del Evangelio: eso significa buscar siempre el reino de Dios
y su justicia y no nuestro propio beneficio
 Buscar siempre el bien de todos y no sólo el nuestro.
 Darle sentido a nuestra oración no con palabras vacías que no dicen nada, sino
llenarlas de contenido con nuestro ejemplo, como lo hizo Jesús, que siempre predicó
con el ejemplo.
 No ser tan reacios a aceptar los cambios, escuchando los gritos de la gente que
sufre, estando abiertos ante lo nuevo que pueda venir y no tan a la defensiva.
 Asumir que el seguimiento de Jesús no es un camino fácil, de éxitos y glorias, sino
que será un largo trayecto de dificultades y luchas.
 Asumir cada uno nuestras responsabilidades: a nadie se nos pide más de lo que
podemos dar pero es importante no delegar en los otros la tarea que nos corresponde
a cada uno.
Jesús nos diría hoy en día: no caigamos en los lamentos, nostalgias, desalientos o
resignaciones y empecemos a dar testimonio: “tenemos que dar testimonio”, porque “con
vuestra perseverancia salvareis vuestras almas”, llegaremos a la santidad. Amen.

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