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EL FERROCARRIL Y SUS IMPLICACIONES ESPACIALES

Las líneas ferroviarias como sistema de transporte superficial tienen sus orígenes al
florecer la revolución industrial. Así mismo, al incorporar el ferrocarril en los modos de
vida del europeo y norteamericano fundamentalmente, las transformaciones espaciales
fueron ganando terreno para acelerar con ello la economía. Por otro lado, los inicios en la
construcción de ferrocarriles iban dirigidos a aliviar las rutas donde viajaban innumerables
comerciantes con sus productos. Derruau, M. (1964) señala:

“El ferrocarril hizo su aparición en una época en que los canales y las carreteras
eran objeto de un importante tráfico. Las carreteras estaban muy sobrecargadas
debido a que la naciente industria y el impulso del comercio aumentaban el
tonelaje que debía ser transportado y en que los coches de dos ruedas
guarnecidas de hierro, el maringote, cortaba materialmente el revestimiento con
sus llantas estrechas. La invención del ferrocarril responde, pues, a una serie de
nuevas exigencias.” p. (487)

En un comienzo la instalación de los ferrocarriles tenían como objetivo transportar


mercancías a pequeñas distancias, bien sea alimentos, herramientas para el trabajo
industrial, vestidos. La configuración espacial no se hizo esperar al comunicar por redes
varias ciudades occidentales importantes, acortando el tiempo para trasladarse de un lugar a
otro. Además, la calidad de vida aumento al introducirse el ferrocarril en los Estados
pioneros, proporcionando rendimientos económicos superiores a un país sin esta tecnología.
Derruau, M. (1964) sostiene:

“Al principio no se concedió gran importancia a la velocidad. Sólo se pensaba en el


transporte de mercancías, pero al cabo de poco tiempo la vía férrea hizo la
competencia a la carretera y a la diligencia en el transporte de viajeros. En sus
comienzos, los ferrocarriles se utilizaban para el transporte de mercancías pesadas, a
menudo de la hulla, a distancias cortas y, en ocasiones, como auxiliares de las vías
fluviales. Así, por ejemplo, la primera vía férrea francesa, que data de 1828, unía a
Saint-Etienne con Andrezieux, en el Loira, donde se iniciaba la navegación.” p.
(488)

Desde un punto de vista sociológico, las poblaciones vieron al ferrocarril como el


servicio ideal para llegar más rápido a sus destinos. Lógicamente, la escala para edificar
ferrocarriles cambio a un extremo que hoy en día el mundo entero se beneficia de este
medio por demás moderno. El paisaje cultural con la implementación del ferrocarril no sólo
toco las áreas urbanas sino que también abarco aquellos sitios rurales aislados. A su vez, los
ferrocarriles al momento de ser creados generan un gran impacto dentro del radio que
actúan, acarreando dinámicas palpitantes y movilidades regulares e intensas entre las
personas. Antes de la aparición del ferrocarril las condiciones para llegar a un asentamiento
determinado no eran ventajosas y su duración era muy larga. Butler, J. (1998) afirma:

“Los ferrocarriles se establecieron en las partes industrializadas del mundo


mucho antes del advenimiento de la transportación motorizada. La terminación de
los ferrocarriles entre Nueva York y Chicago acortó el viaje entre estas dos
ciudades de tres semanas a menos de tres días. La primera línea de ferrocarril
transcontinental a lo largo de Norteamérica se terminó en 1869, transformando los
Estados Unidos en una economía espacial integrada de océano a océano. Antes de
eso, la mayor parte de las mercancías y los pasajeros entre las costas Este y Oeste
viajaban a lo largo del pasaje peligroso del Cabo de Hornos en la punta sur.” p.
(357)

La ejecución del proyecto de un sistema ferroviario resulta onerosa, donde se hacen


estudios geológicos, geomorfológicos, fitográficos y edafológicos previos a su aplicación.
Sucesivamente, se busca orientar esta iniciativa para ofrecerle al usuario ese
desplazamiento seguro, cómodo y constante, cuyo trayecto requiera menor cansancio
cuando desee moverse a una localidad diferente. En tal sentido, los ferrocarriles cargan
volúmenes gigantescos de bienes exportables y por lo general se conectan paralelamente a
un puerto cercano, facilitando la entrega inmediata para embarcarlo, luego surcar el océano
hacia rumbos ya fijados. Butler, J. (1998) resalta:

“Una limitante severa en la construcción y en las operaciones de los ferrocarriles es


el grado, esto es, la razón entre la pendiente o caída respecto a la distancia recorrida,
normalmente expresada también como un porcentaje. En terrenos montañosos se
establecen severas limitaciones en el diseño de la ruta y el ir de un lugar a otro
involucra una gran cantidad de derroteros con objeto de mantenerse dentro del
grado máximo permitido. Si esto no se hace, el diseño requiere de puentes o túneles
de altos costos. Además de los costos de construcción, los costos de operación del
ferrocarril (incluyendo la energía) y los costos de mantenimiento son también muy
altos en las áreas de topografía irregular.” (p.359)

El ferrocarril transita no solo de manera rectilínea, sino que también atraviesa


curvas, pasa por puentes y túneles, donde se adapta a los climas variados sin sufrir daño
alguno. Los ferrocarriles son puntuales cuando parten y logran altas velocidades en
situaciones poco accidentadas. Cabe destacar, la transferencia de pasajeros tanto en el turno
diurno como nocturno, notándose cotidianamente un flujo demográfico activo. Ahora, los
horarios en que hay mayor movilización son el comienzo de la mañana y cuando los
individuos se regresan a sus respectivos hogares. Derruau, M. (1964) menciona:

“Si bien la red férrea resulta costosa, al menos los viajeros disfrutan de
comodidad, velocidad y regularidad en los horarios. Algunos años, el 96 por 100
de los trenes franceses de viajeros han llegado a su destino con menos de un
minuto de retraso. París está comunicado con la mayoría de las grandes ciudades
por trenes que sobrepasan los 100 kilómetros por hora, por término medio (128
Km/hora en el Mistral entre París y Lyon). Aun dejando de lado los records
experimentales, que alcanzan los 331 kilómetros por hora, las velocidades de 140
kilómetros por hora son cosa corriente en los recorridos poco accidentados.” p.
(491)

La contaminación atmosférica ocasionada por el ferrocarril es más reducida que los


vehículos automotores. Entonces, los ferrocarriles no son una amenaza a la naturaleza, pero
si requieren de un óptimo mantenimiento para que sigan funcionando con normalidad.
También, los ferrocarriles descongestionan el tráfico de las autopistas en urbes densamente
habitadas para que haya circulación y holgura. Los kilómetros de rieles son extendidos e
ilimitados en países como Rusia, Estados Unidos, Francia, entre otros. Derruau, M. (1964)
deduce:

“Después de haber abandonado un cierto número de líneas poco rentables, el


esfuerzo se ha concentrado en las líneas de gran tráfico. La competencia de la
carretera continúa, pero el enorme tráfico que existe en las carreteras y el coste de
construcción de las autopistas (más elevado que el de las vías férreas, pues las
dificultades, derivadas de la pendiente y del radio de curvatura, son del mismo
orden y, en cambio, la anchura de la autopista es mayor) devuelven a la vía férrea
parte de la importancia que había perdido.” p. (493)

Los gastos energéticos procurados por el ferrocarril son mínimos en comparación


con un automóvil. Si se analiza el espacio detalladamente y estudia los comportamientos
que conlleva la ubicación ferroviaria, podrá observarse una abrumadora cantidad de
interrelaciones técnicas-antropológicas. La prontitud con que las masas desean arribar a sus
oficinas es obvia y el ferrocarril juega un papel relevante en aligerar diligencias. Butler, J.
(1998) argumenta:

“Los ferrocarriles son considerados el modo preferible de transportación desde el


punto de vista ambiental por un buen número de razones. Los ferrocarriles ya
existen y no compiten con otras formas de uso de la tierra como lo hacen las nuevas
carreteras en sus expansiones, especialmente dentro de áreas urbanas con mucha
población. Los ferrocarriles son eficientes en el uso de la energía, puesto que ellos
proporcionan de cuatro a seis veces más tonelaje-milla por unidad de combustible
que los camiones de motor. La contaminación atmosférica causada por los trenes es
pequeña comparada con otros modos de transportación.” p. (359)

Los países americanos y africanos montaron sus vías férreas para enlazarlos
razonadamente en zonas donde la explotación de recursos naturales era indispensable. Las
naciones pobres necesitaron la ayuda de aquellas potencias industriales para armar su
propio contexto espacial y desarrollar vínculos estrechos entre diversos poblados. De
hecho, las tecnologías en los Estados más desprovistos eran importadas y con ello
innovaciones para esbozar nuevos caminos. El apoyo sumado de expertos y técnicos a
profesionales nacidos en su tierra, fomenta ese trabajo solidario conjunto para hacer
realidad la amplia e integral funcionalidad del ferrocarril. Butler, J. (1998) plantea:
“En contraste con los Estados Unidos, el servicio de ferrocarriles en Europa y el
Japón ha florecido, y las vías de ferrocarril en la Unión Soviética han crecido en
años recientes. Hoy en día existe una muy limitada construcción de nuevas vías
de ferrocarril en los Países Menos Desarrollados, puesto que la construcción de
carreteras y la transportación por aire a menudo cubren en forma más adecuada
sus necesidades. En África del Este se han constituido unas cuantas nuevas líneas
de ferrocarril para ligar los puestos costeros con las regiones internas productoras
para los mercados de exportación.” p. (360)

Finalmente, las vías ferroviarias tienen su colocación en zonas estratégicas que son
clave para los flujos económicos. Los mapas de vialidad tienen delineadas y trazadas las
arterias ferroviarias, así como sus longitudes con respecto a una estación para medir el
tiempo del recorrido. La convivencia del ferrocarril con el hombre le trajo novedosas
adaptaciones al medio geográfico. Los ecosistemas y su biodiversidad se ven vulnerables al
establecer un ferrocarril, por eso es preponderante conocer el grado intervencionista para no
deteriorar hábitats conformados.

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