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Universidad Sergio Arboleda

Escuela de derecho
Saul Andres García Ospino
Cultura religiosa
2020

Hombre, ciencia y religión origen de la vida


El hombre desde sus inicios ha buscado el origen mismo de la vida, es por eso que

la religión y la ciencia han sido la base fundamental para establecer el origen mismo de la

humanidad. Es por eso que en un principio era posible entender a estas 2 como rivales,

puesto que las iglesias consideraban a las practicas científicas; así como a los

descubrimientos y teorías una herejía. La expansión de la religión y el aumento de las

teorías científicas como a poco fueron alineándose en un mismo sentido, llegando al punto

de ir de la mano y explicar la existencia misma del hombre a través de un pensamiento

entrelazado.

Dicha relación se formó y estableció una base para desarrollar un nuevo

pensamiento en el cual es ser humano se pueda cuestionar y replantear su propia existencia,

tomando como punto de partida los problemas de los orígenes mismos del universo. Es por

eso que el hombre plasma en la religión y en la ciencia, una controversia que hoy en día

dejan de lado las diferencias y estudian la existencia misma. Entendiendo que la religión es

la ciencia del alma, un estudio de la relación que tiene el hombre con Dios; mientras que las

ciencias, es el estudio de la diferentes teorías y acontecimientos cósmicos, con los cuales el

hombre busca explicar el origen de la vida.

Cabe destacar que a pesar de innumerables diferencias la ciencia y la religión tiene

un elemento que las hace iguales, pues como lo plantea Albert Einstein, el cual es uno de

los científicos que ha habido a lo largo de la historia humana:


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Cultura religiosa
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“¡Qué profundos debieron ser la fe en la racionalidad del universo y el anhelo de

comprender, débil reflejo de la razón que se revela en este mundo, que hicieron consagrar a

un Kepler y a un Newton años de trabajo solitario a desentrañar los principios de la

mecánica del cielo! (…) Sólo quien ha dedicado su vida a fines similares puede tener idea

clara de lo que inspiró a esos hombres y les dio la fuerza necesaria para mantenerse fieles a

su objetivo a pesar de innumerables fracasos. Es el sentimiento religioso cósmico lo que

proporciona esa fuerza al hombre. Un contemporáneo ha dicho, con sobradas razones, que

en estos tiempos materialistas que vivimos la única gente profundamente religiosa son los

investigadores científicos serios”1

Partiendo de esta idea, es posible entender al científico como una persona devota, al

igual que un sacerdote a su fe; pues el científico tiene fe de sus conocimientos, sus teorías y

la infinidad de posibilidades que puede llegar a obtener con la implementación de estos

para la humanidad. Pues si se empieza a ver a Dios como el origen de la vida y se le suma

la innumerable cantidad de manifestaciones posibles, es cuando se puede llegar a una

conclusión de que el científico que busca develar los misterios de la realidad puede

perfectamente actuar en concordancia con la religión, ya que el estudio científico mismo se

convertiría en un acto religioso.

Cabe aclarar que la ciencia podrá definitivamente acercarse a la religión siempre y

cuando el científico tenga una actitud de profunda reverencia hacia la racionalidad

subyacente en todas las manifestaciones de la existencia. Consideramos también que en la

medida en que el científico en su afán de develar la realidad sea capaz de descubrir patrones

1
Benítez, Hermes H. (1999, agosto). “Einstein y la religión” Anales de la Universidad de Chile, Sexta Serie, Nº
9. Disponible en: http://www.anales.uchile.cl/6s/n9/doc2a.html
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comunes, podrá aproximarse a la idea original, acercándose de ésta forma al principio único

del cual hablan Spinoza y el Tao Te Ching, que es Dios. Podemos hablar entonces de dos

“actitudes” científicas, una más “religiosa” que la otra. Por un lado tenemos al científico

que actúa observando las "diez mil manifestaciones" mientras que por otro lado podemos

tener al científico que sin dejar de observar la diversidad actúe siempre manteniendo en su

espíritu un profundo respeto a éste principio único o Dios. Finalmente, es posible concluir

que en esta búsqueda de respuestas mantener la mente abierta y ser consciente de las

limitaciones en nuestra observación nos ayudaran a mediar entre la ciencia y la religión, y

encontrar una expresión de ambas que nos permita avanzar y seguir evolucionando, en este

universo que nos llama con su misterio y belleza.

Bibliografía
1. http://www2.ib.edu.ar/becaib/bib2008/trabajos/IndraRoux.pdf
2. Benítez, Hermes H. (1999, agosto). “Einstein y la religión” Anales de la
Universidad de Chile, Sexta Serie, Nº 9. Disponible en:
http://www.anales.uchile.cl/6s/n9/doc2a.html

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