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Cooperación Universitaria de la Universidad de Alcalá

PEQUEÑA HISTORIA,
desde las primeras actividades en la UNAN-León
hasta el HERMANAMIENTO

Armando del Romero, Fernando Cerezal y un grupo de colaboradores


del Programa de Cooperación con Nicaragua

1.999, el Hermanamiento

El Hermanamiento entre la Universidad de Alcalá y


la UNAN-León de Nicaragua se firma el 13 de abril
de 1999 como parte del acto central con el que se
conmemora el 500 aniversario de la fundación de
la Universidad de Alcalá. La gran proyección
pública de ese acto hizo de ese gesto un símbolo
inequívoco de afirmación de la voluntad de
cooperación con el llamado Sur por parte de la
Universidad de Alcalá (UAH).

Para los colaboradores (cooperantes) de la UAH,


algunos de ellos profesores de otras
universidades, el Hermanamiento con la UNAN-
León representó el reconocimiento institucional de
una relación de cooperación que, nacida once
años antes en el seno de la comunidad
universitaria, había logrado salir adelante gracias a un acuerdo de facto entre ésta y
los órganos de gobierno de la universidad, renovado año a año. Una relación que
algunos considerábamos, y seguimos considerando, tan beneficiosa o más para la
UAH que para la propia UNAN-León.

Pero, más allá de ello, el Hermanamiento representó, para todos, asumir el reto de
construir, a partir de la relación existente, un nuevo modelo de cooperación
interuniversitaria que fuera capaz de incidir de forma significativa, no sólo
testimonial, en el fortalecimiento integral de la UNAN-León como institución
comprometida con el desarrollo Nicaragua. Esto era un reto muy difícil, que ninguna
otra universidad española se había planteado hasta la fecha, que sepamos. Un reto
en el que hoy seguimos trabajando, tratando de unir fuerzas con otras universidades
españolas y centroamericanas.

Paralelamente, a partir del año 2000, con la declaración de la Conferencia de


Rectores de las Universidades Españolas sobre Estrategia de Cooperación al
Desarrollo, y con la declaración de los Objetivos del Milenio por las Naciones
Unidas, en la universidad española se ha generado un debate sobre su papel y su
espacio como agente de cooperación al desarrollo. En ese debate, son muchos los
que coincidimos en que en nuestro mundo globalizado la cooperación es más

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necesaria que nunca –una especie de política social global– y en que la cooperación
universitaria al desarrollo es, no solamente una responsabilidad sino también una
oportunidad para la Universidad. Porque le permite educar mejor a la juventud que le
toca formar, potenciar en ella una cultura de corresponsabilidad y solidaridad ante
los problemas globales que el mundo de hoy tiene planteados. Y porque le permite,
además, colaborar más activa y eficazmente a lograr los objetivos del milenio, que lo
son de toda la comunidad internacional pero que incumben más a los países con un
mayor desarrollo tecnológico.

1987-1998, el camino hasta el Hermanamiento

1987-1988, los inicios

Las primeras “chispas” de nuestra cooperación con la UNAN-León saltan en


verano de 1987 y primeros meses de 1988. Tres jóvenes profesores de la
Universidad de Alcalá viajan a Nicaragua. Adela Rodríguez, por su cuenta y en sus
vacaciones, y Fernando Cerezal y Ángel Alcalá del Olmo, financiados por el
Ministerio de Educación y por la propia UAH. En junio de 1988 se firma el Convenio
de Colaboración entre las dos Universidades, mediando para ello el entonces
vicerrector general de la UNAN-León, Ernesto Medina. En noviembre viaja otro joven
profesor, Miguel Ramos. Las chispas prendieron en dos áreas: Física y
Matemáticas; la primera de ellas profundamente, de modo que el proyecto de
cooperación que se diseñó para ese área acabó siendo modelo para los que le
siguieron, años después.

Eran tiempos muy difíciles para Nicaragua –y para


Centroamérica–, involucrada en una guerra, que consumía
gran parte de sus energías y recursos, y en una revolución
política a la que el gobierno de los Estados Unidos se
oponía frontalmente. La Universidad, lejos de las
prioridades del país y muy afectada también por el éxodo
de un número importante de sus cuadros –se hablaba de
hasta 500.000 personas sobre una población de unos 4,5
millones– buscaba apoyos en el exterior...

España era aún un país “emergente”, receptor de una


importante cantidad de ayuda de los países de la entonces
Comunidad Europea, y que no hacía mucho había salido
de una larga dictadura. La revolución sandinista y, sobre
todo, su desigual enfrentamiento con los EEUU, eran
vistos con simpatía por un amplio sector de la opinión pública española. Reflejo de
esa simpatía, en la comunidad de Alcalá surgió espontáneamente un
autodenominado “Comité de apoyo a la cooperación con Nicaragua”, que jugaría
un papel importante en la difícil etapa del año 89 al año 93. Jacinto Navlet, Margarita
Barón, Fernando Jordán de Urríes, y no pocos más, facilitaron la superación de
momentos difíciles para la continuidad de la aportación financiera de la Universidad
de Alcalá.

1989-1993, la travesía del desierto

Proyecto de Reflexión sobre la Cooperación Externa de la UNAN-León de Nicaragua, 1988-2002 2


La demanda inicial planteada por la UNAN-León era clara y común para todas
las áreas: mejorar la capacitación, la formación y actualización de profesores,
facilitándoles además, a ser posible, unos mínimos equipamientos y bibliografía. A la
UNAN le resultaba útil reforzar cualquier área, porque casi todas eran débiles y
había una gran escasez de medios. La comunicación era casi imposible, ni
telefónica ni postal; sólo funcionaba el teléfono personal del vicerrector Ernesto
Medina. Pero desde Alcalá solo podían poner conferencias los directores de
Departamento; los jóvenes profesores teníamos que esperar varios meses a que
regresaran las cartas...

Desde el principio nos planteamos abordar las demandas de la UNAN-León con


proyectos que tenían cierta perspectiva en el tiempo, sus principales actividades
ubicadas en la UNAN-León –en su mayoría cursos intensivos (de un mes o más)
para el conjunto de los profesores de un área– y actividades complementarias en la
UAH, en periodos de varios meses de formación diseñados en general “a la medida”
de sus necesidades. Una estrategia muy ambiciosa para la fragilidad que la relación
tenía entonces, por ambas partes. (Que coincidió con la que trataban de desarrollar
otros programas de cooperación de la UNAN-León con otras universidades
españolas; las de Barcelona y Valencia en particular).

Había que encontrar profesores dispuestos a dedicar tiempo y a viajar; y había


que lograr la financiación, dentro o fuera de la Universidad.

El proyecto de Matemáticas logró funcionar dos años. El de Física fue asumido


por Armando del Romero en el año 1989, casi sin decidirlo, cuando a su promotor,
Miguel Ramos, se le concedió un año para ir a investigar a Francia. No hubo otra
alternativa, porque “el equipo UAH de Física” sólo eran ellos dos. Del entonces
Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI) se logró ese año un millón de pesetas,
que también sirvió para el proyecto de Matemáticas.

En noviembre de 1989 Armando del Romero fue a Nicaragua por primera vez y,
como sus anteriores compañeros, “dispuesto a todo” y no muy consciente de las
difíciles condiciones de la UNAN-León. Nicaragua seguía en guerra... Le alojaron
también en la residencia “Pierre Grosjean”, en honor a un cooperante asesinado por
“la Contra (revolución)”, pero que todo el mundo seguía llamando residencia San
Felipe, que es el nombre de la iglesia del barrio. Estaba llena de cooperantes de
medio mundo, salvo soviéticos y cubanos que se alojaban en otras residencias, al
parecer mejores. Todos tratando de “ayudar a los nicas”; pero, claro, desde nuestra
cultura y desde nuestra juventud.

Escaseaba de todo, en la Residencia y en la Facultad, aunque para el trabajo –


las clases a impartir– íbamos suficientemente pertrechados..., gracias a que la
compañía aérea nos permitía llevar hasta 64 kilos de equipaje. Lo que no escaseaba
era el agradecimiento de los profesores de la UNAN, nuestros alumnos –de nuestra
edad y mayores– y la entrañable hospitalidad de los nicas. Y estaba la injusticia
evidente, las diferentes oportunidades que unos y otros tenemos por haber nacido
en un lugar u otro del mundo. Y en algunos de nosotros estaba también la sensación
de impotencia, el conflicto entre la realidad y la obstinación de no querer reconocer
que con nuestras herramientas poco se podía hacer en tan poco tiempo, incluso
teniendo tanto empeño.

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La cosa es que Armando del Romero regresó a la Universidad de Alcalá con un
proyecto de fortalecimiento del área de Física de la Facultad de Ciencias y también
de la Facultad de Ciencias de la Educación. Con Miguel en Paris, de momento sólo
estaba él en el equipo UAH.

Tres años fueron necesarios para reunir un equipo suficiente de profesores de


Física y para lograr que la UAH financiara un proyecto adecuado al reto planteado;
un reto que, como todos en Nicaragua, era (y sigue siendo) bastante grande. Trece
profesores de Física, de tres universidades (UAH, UCM y UNED), iniciaron una
Maestría y un Postgrado en la UNAN-León dirigidos a profesores de Universidad y
de Secundaria, éstos últimos becados por el Ministerio de Educación de Nicaragua.
Las asignaturas se impartían en períodos intensivos de tres semanas, dos cada año
–los llamados “encuentros”–, encomendando trabajos para realizar entre uno y otro.
Lograr ese equipo interuniversitario requirió programar y financiar actividades de
formación de profesores nicaragüenses en España, en 1990 y 1991, involucrando en
ellas a nuevos compañeros que así se fueron integrando en el equipo. Aunque no
resultó nada fácil lograr la financiación (menos de dos millones de pesetas al año),
esa etapa no sería la más difícil.

En ese mismo año 92, Fernando Cerezal respondió a una nueva demanda de
apoyo de la UNAN-León en el área del Inglés, acordando un proyecto 93-95 dirigido,
como el de Física, tanto a los profesores de la UNAN-León como a algunos de la
Secundaria. La Junta de Gobierno de la Universidad de Alcalá también lo financió y
el programa de Inglés prendió.

Aunque la relación con la UNAN-León seguía siendo frágil, en la Universidad de


Alcalá comenzaba a verse luz al final del túnel. En Nicaragua, el inicio de la nueva
etapa comenzó con un huracán por el Atlántico y un tsunami por el Pacífico que, por
cierto, parece ser que Juan Álvarez-Ude había presentido en la playa de Poneloya,
un mes antes de que ocurriera. Pero la guerra se había terminado.

1994-1998, el despegue, los primeros logros “importantes” y el Mitch

Al principio de 1994 Maritza Vargas, a la sazón decana de la Facultad de


Ciencias de la UNAN-León, se involucró directamente en la colaboración con la
Universidad de Alcalá, tras permanecer aquí un mes. El resultado fue que el Plan de
Cooperación 1994-1996, iniciado con los programas de Física e Inglés, se reforzó
con tres programas más: Computación, Genética y Microbiología. Detrás de ellos
estaban cinco personas: Daniel Meziat, Javier Ceballos, Esther Ferrer, Kety Arias y
Maribel Pérez Leblic.

Al regreso de Maritza Vargas a la UNAN-León Ernesto Medina es elegido


nuevo rector, con un programa de profunda reforma de la universidad, que buscaba
mejorar la calidad de los estudios y hacerla un agente mucho más activo al servicio
del desarrollo de Nicaragua.

En el año 1995 llegan los primeros resultados importantes: 18 profesores


lograron finalizar la maestría o el postgrado de Física, de los 35 que iniciaron los
estudios. Fue muy difícil; resultando probablemente decisivo que Juan Miguel
Campanario, un profesor aún más joven, se desplazara a la UNAN para trabajar con
ellos durante los últimos seis meses. Para la graduación, el rector de la Universidad

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de Alcalá, Manuel Gala, acepta la invitación y se desplaza a Nicaragua, participando
también en un encuentro que reunió en la UNAN a un centenar de profesores de
Física de todo el país, la mayoría “empíricos” (autodidactas) de Secundaria que, por
primera vez, debatieron sus problemas profesionales. Un Encuentro similar se había
producido en la UNAN meses antes, entre profesores de Didáctica del Inglés.

Antes de finalizar el trienio se inician otros dos programas más en áreas


estratégicas para Nicaragua: Medio Ambiente (1995) y Salud (1996). Detrás de ellos,
Ana Jesús Hernández, que luego pasaría el relevo a Antonio Gómez Sal, Juan
Solozábal, Nelly García López y Miguel Ángel Pérez Albarsanz. Todo ello supone un
importante aumento del número de colaboradores de los programas y también de la
financiación necesaria, que pasa de 4 millones de pesetas en el 94 a 10 millones en
el 96, aportado en un 90% por la UAH.

En el siguiente Plan Trienal de Cooperación, 1997-1999, que integra los siete


programas anteriores, aumentan las actividades y aumenta la financiación UA un
20% más. Además, se logra por primera vez una aportación externa española
importante, de la Dirección general de Cooperación al Desarrollo de la Comunidad
de Madrid, fruto de un acuerdo entre su entonces titular Daniel Sada y el rector
Manuel Gala. El acuerdo fue invertirla íntegramente en equipar (y organizar) un
laboratorio de Bioquímica en la Facultad de Medicina de la UNAN-León. Todo ello
supone un crecimiento “exponencial” desde 1994, tanto en actividades como en
financiación. Lo que sólo es posible por el paralelo aumento del número de
colaboradores (cooperantes) involucrados.

Convenio UAH - UNAN-León:

DESPLAZAMIENTOS 1988-1999 (UAH y UNAN-León)

40

35

30
Nº de desplazamientos

25

20

15

10

0
Año
1986 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999

Profs. UA y otros colab. Profs. UNAN-León y otros beneficiarios Autoridades acad. (UA y UNAN-León)

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Convenio UAH - UNAN-León

FINANCIACIÓN 1988-1999 (en miles de pesetas)

20.000

18.000

16.000

14.000

12.000
Miles de ptas.

10.000

8.000

6.000

4.000

2.000

0
Año
1.988 1.989 1.990 1.991 1.992 1.993 1.994 1.995 1.996 1.997 1.998 1.999

Financiación UA Financiación Externa

En septiembre de 1998 vienen a la Universidad de Alcalá dos de los mejores


alumnos de la primera promoción de la nueva Licenciatura en Computación de la
UNAN-León, uno de los resultados más valiosos y estimulantes de nuestra
cooperación. Vinieron a completar su carrera y a realizar su proyecto final en Alcalá
para incorporarse después como nuevos profesores del Departamento de
Computación de la UNAN-León. En cada uno de los cinco años posteriores se
repetiría el mismo procedimiento, de manera que aquellos muchachos son hoy la
savia mayoritaria del actual Departamento de Computación de la UNAN-León.

En octubre de ese año, con ocasión de una nueva visita a Alcalá de Maritza
Vargas, ya como Responsable de la Cooperación con España de la UNAN-León, se
acuerda incluir dos nuevos Programas en el siguiente Plan Trienal, uno en el área de
Derecho y otro en el de la Gestión Financiera. Este último a desarrollar entre
Técnicos de Administración de una y otra universidad, lo que representó un caso
muy poco frecuente, en España, en la cooperación interuniversitaria para el
desarrollo. Detrás de la primera respuesta positiva de la UAH estaba Diego Luzón,
Coordinador que era además, y sigue siendo, del Convenio con la Universidad
Centroamericana de Managua. Y detrás de la segunda respuesta positiva estaba
José Antonio Gonzalo, entonces vicerrector de Asuntos Económicos. La
colaboración se sigue ensanchando y transciende además del ámbito de los
profesores...

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En los últimos días de ese mismo
mes de octubre el huracán Mitch
arrasa Centroamérica. El área
León-Chinandega fue una de las
más dañadas de Nicaragua.
España se estremeció. La
comunidad universitaria de Alcalá
también, produciéndose un
movimiento espontáneo con
importante participación de los
estudiantes, además de los
colaboradores de los programas. El
rectorado se sumó enseguida. En la
UNAN-León mil de sus seis mil estudiantes, de las áreas de Salud y Medio
Ambiente, se organizaron en brigadas para apoyar a los que habían sido refugiados
en campamentos o escuelas. Los primeros dos millones de pesetas (12.000 euros),
recogidos en Alcalá en dos semanas, se envían como ayuda de urgencia. Luego
llegaron otros dos millones, la mitad fruto de una iniciativa navideña de la Fundación
General de la Universidad de Alcalá repetida el año siguiente. Se invirtieron en un
programa de apoyo a tres comunidades campesinas de damnificados, 45 familias en
total, iniciativa de la propia UNAN-León. Con diez gallinas y un gallo, unas semillas
básicas y unos brotes de algunas verduras lograron en poco tiempo
autoabastecerse, dejando así de depender de la ayuda humanitaria.

Nicaragua intenta superar, una vez más, los efectos de un gran desastre
natural cuya incidencia ha sido enormemente amplificada por la pobreza en la que
vive la gran mayoría de la población. En diciembre de 1998 finalizan la primera
promoción de las nuevas licenciaturas de Computación y de Maestro de Inglés.

En el año 1999, con el Hermanamiento, se produce un


salto cualitativo del apoyo institucional de la UAH que se
traduce en un nuevo Plan Trienal 2000-2002 con
programas en los campos de la Educación, la Salud, las
Ciencias Naturales, la Tecnología, la Economía y el
Derecho, con objetivos no sólo académicos sino también
de la organización administrativa de la UNAN-León y con
participación, también por primera vez, de técnicos de la
administración. Nuevas personas sosteniendo el proyecto
con sus compromisos, algunos responsabilizándose de un
programa. Como Bernardo Pena y Tomás Mancha, como
Francisco José Hernández e Ignacio Santiuste, como
Carlos Jiménez Piernas y Martín Bassols, como Pepa
Toro y Eladio Montoya...

Para poder gestionar ese Plan el rector Gala accedió a dar un mayor apoyo a la
Coordinación de los programas, creándose un equipo de Coordinación al que se
incorporó Fernando Cerezal y una administrativa, Belén Ocaña, contratada para ello.
Durante el trienio, además, se iniciaron dos nuevos programas de colaboración.
Uno en el área de Humanidades, asumido por Antonio Alvar, entonces Vicerrector
de Extensión Universitaria, y otro, transversal, de Estudiantes, asumido por el propio

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Fernando Cerezal, que abrió por fin el Hermanamiento al tercero de los sectores de
la comunidad universitaria de Alcalá.

POSTDATA.
Además de las citadas, otras personas habían aportado su colaboración en los
distintos programas hasta la firma del Hermanamiento, en 1999. Y muchas más lo
han hecho desde entonces, de nuestra universidad y de otras universidades e
instituciones nacionales y extranjeras.

Ese esfuerzo se ha conjugado con el que han hecho la UAH y la UNAN-León, y las
otras instituciones que nos han apoyado, en especial la Comunidad de Madrid
haciendo posible que este Hermanamiento se esté convirtiendo en un programa de
referencia para la cooperación interuniversitaria entre el Sur y el Norte. Un programa
que abre espacios a la Universidad.

Las fotografías primera y última corresponden a la firma del Hermanamiento. Las otras dos
corresponden, respectivamente, a la guerra de los años 80 y al Huracán Mitch de 1988.

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