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Universidad de Oriente
Autores:
Introducción…………………………………………………………………..…. 3 - 6
Bibliografía
2
Introducción
Más de una voz autorizada se ha referido a los problemas globales que urge
enfrentar, y que en un interés digamos metodológico podrían agruparse en dos
secciones: objetivos y subjetivos. Encabezaría la lista de los primeros la propia
supervivencia humana y con esta su zaga de emergencia alimentaria y energética,
pandemias, guerras de rapiña, crisis económica, consumismo y alarmante
polarización de la riqueza y la pobreza; el tema medioambiental…
Ante estos y otros retos: las grandes tareas a resolver en el plano teórico como
fundamento ineludible a la necesaria e inaplazable acción a que nos convocan los
graves y complejos problemas que enfrenta hoy la humanidad…(Hacia un nuevo
saber), Armando Hart Dávalos, disponible en
3
http://www.granma.cubaweb.cu/2008/06/27/nacional/artic01.html), los profesores
investigadores del Centro de Estudios para el Desarrollo de la Cultura
acometemos las tareas correspondientes al Proyecto de Investigación Cultura y
Mentalidades en la Sociedad santiaguera actual, cuyo primer resultado, una
concepción teórico-metodológica de las mentalidades, se delinea en las cuartillas
subsiguientes.
La ciudad de Santiago de Cuba se nos presenta con un nuevo rostro que aporta
no sólo nuestras vivencias e imágenes que construimos por los recorridos que a
diario hacemos por sus calles, avenidas, barrios, sino además por las múltiples
imágenes que ofrecen la televisión local y nacional, que en alguna medida, dista
un tanto de la real imagen santiaguera. Por tanto, habitamos una ciudad en la que
lo esencial ya no es el encuentro para recrear nuestras experiencias y asumir la de
otros. Ello ha comenzado a ser desplazado por el flujo de la información y la
circulación de bienes simbólicos y el consumo de los aparatos y servicios
tecnológicos. Vivimos en una ciudad que se desdibuja al caer la tarde para vivir
con intensidad la cotidianidad de los espacios privados. Las plazas, parques,
instituciones y locaciones antes abiertas, hoy se perciben como mudos testigos del
hacer silencioso de la cultura citadina.
4
desarrollo y, la búsqueda de una noción extensa, pero con rasgos distintivos, de lo
cultural.
Desde esta mirada se reconoce que un análisis cultural de los patrones colectivos
insertos en las memorias, también puede mostrar fuentes de vida social que están
“debajo” de la ingenua realidad del mundo-vida, pero aun así insiste en que esta
comprensión social de la estructura de los mundos-vida sólo puede ser un
preparativo para el análisis fenomenológico en cuanto tal.
5
Entonces la vida cotidiana se nos ofrece como lugar privilegiado para los estudios
de las memorias culturales y ella funciona sobre y/o interconectada con la
estructura social de la sociedad. Es el escenario donde el sujeto produce y
reproduce su realidad y que guarda celosamente en su memoria.
Los autores
6
El estudio de las mentalidades. Su concepción teórica y metodológica para
la comprensión de las representaciones sociales e imaginarios de la
sociedad santiaguera.
El anclaje de la concepción.
7
comunicación social, la semiótica y en menor medida, la sociología son aplicadas
a la historia1.
1
Situarse desde la perspectiva del sujeto implica adentrarnos en el dinamismo subversivo de la
vida en ruptura con las ideas cristalizadas y los mundos hechos. El interés por la subjetividad es,
en primera instancia, un desafío ético en consonancia con una manera de reconceptualizar lo real.
Simultáneamente, la subjetividad es un recurso metodológico, que pretende enfrentar un conjunto
de problemáticas presentes en las ciencias sociales expresadas en prácticas de promoción y
transformación que han resultado inviables al no saber contender con esta dimensión de lo real. La
propuesta consiste en ir más allá de los estructuralismos y de la fenomenología de lo social, ver
más allá de lo evidente y de las cristalizaciones mediatas e inmediatas; indagar acerca de las
realidades que están detrás, que son constituyentes de las realidades descriptibles; revisar los
parámetros de tiempos y espacios; aproximarse a la realidad compleja -como realidad
constituyente-, de los sujetos.
2
En su afán por combatir la historia tradicional, descriptiva, y por construir una nueva historia
explicativa, social y total, Marc Bloch y Lucien Febvre, fundadores en 1929 de la revista Annales,
avanzaron dos líneas de investigación, de entrada interconectadas pero que ulteriormente se
bifurcaron: la historia económico-social y la historia de las mentalidades. La primera fue haciéndose
predominante en Francia a partir de la II Guerra Mundial, especialmente en los años 60, siendo
desplazada de su posición hegemónica por la historia de las mentalidades a lo largo de los años
70. De modo que en los 80 asistimos al clímax de una historia de las mentalidades que se expande
y contagia a las disciplinas más próximas, perdiendo la noción de mentalidad en definición precisa
lo que gana en extensión, en beneficio de una emergente antropología histórica, merced al empuje
de la antropología en el conjunto de las ciencias sociales y al peso de las historiografías
anglosajonas. (Carlos Barros, Pág. 199)
3 Aguirre, pág. 85
8
conmovió a las sociedades europeas. Aparecieron entonces estudios acerca de
las historias de las familias, de las actitudes ante la muerte, el duelo, el miedo, la
represión, historias de la vida cotidiana. En todas ellas, la historiografía tuvo que
asumir herramientas de la antropología, la etnografía, la psicología, la
comunicación social, la lingüística y la sociología para desentrañar las
complejidades humanas.
4
Una epistemología de las ciencias sociales en Cuba ha sido trabajada muy intensamente durante
décadas. Es en este marco donde cobra cuerpo la interconexión entre la apertura de espacios de
reflexión y transformación desde la ciencia sociológica donde el carácter transformador tiene un
peso esencial, y el papel que se le asigna al Trabajo Social como disciplina con tradición asentada
acerca de sus potencialidades transformadoras. El inicio del camino profesional del Trabajo social
ha estado ligado entonces a la Sociología, en tanto herramienta teórica y metodológica general, en
detrimento de otros escenarios fuertemente marcados por ciencias como la Sicología o el Derecho.
Aún a la espera de recursos propios, es prácticamente imposible deslindar en varios escenarios
teóricos o de la práctica, la interconexión existente entre ellas.
9
entretejer marcos interpretativos para hechos nunca antes explicados de forma
específica “entiéndase desde los datos particulares que tomamos”; o mediante la
incesante incorporación de miradas novedosas u originales.
5
J. Alexander, Sociología cultural. Formas de clasificación en las sociedades complejas
(2000), p. 120
10
De lo anterior se deriva explicar la conexión entre textos (entiéndase lo que ocurre
en la realidad) y su comprensión por parte de los sujetos. Esto supone lo
siguiente:
11
todo el tiempo por incorporar una postura en la que cobra cuerpo el mundo de los
significados a modo de arista, para nada desestimable, si sobre el objeto
estudiado como totalidad, se ponderan con toda justicia todos sus alcances.
6 Aguirre, Pág. 94
12
Para la historiografía, las investigaciones sobre Mentalidades apuntan hacia 3
grandes campos:
13
c.- mentalidad en función de un sujeto: individuo, estamento, clase, profesión,
género, grupo de edad, minoría, nación, civilización.
8
Véanse para más detalles los trabajos de Denise Jodelet; Martín Mora; María Banchs; Sandra
Morales, Sandra Araya, que desde perspectivas disciplinarias diferentes, explican el empleo del
concepto para los estudios psicosociales.
14
representación social nos sitúa en el punto donde se articula lo psicológico con lo
social.9
9 Jodelet: http:://galeon.hispavista.com
15
Por otro lado los estudios sobre la historia cultural de las ideas muestran mayores
resultados. Estos se ubican desde el mismo nacimiento de la modernidad, con la
explicación de las distintas expresiones de la naciente sociedad burguesa en los
campos de la sociedad civil, la política y la cultura10. Las biografías como género
historiográfico es uno de los más recurrentes.11 Las historias biográficas ponen de
relieve no sólo al individuo, sino también, al medio y al contexto que sirvieron de
escenario, por lo que se perciben las maneras en que la sociedad se desarrolla;
sus relaciones; conflictos y prácticas culturales y sociales.
16
mentalidades y la historia de la cultura, muchos de los cuales se han empleado en
las investigaciones (…)”12
Una de las obras que recoge el proceso histórico cultural de la nación cubana es
“Biografía de un cimarrón” de Miguel Barnet. “Este libro no hace más que narrar
vivencias comunes a muchos hombres de su misma nacionalidad. La etnología
las recoge para los estudios del medio social, historiadores y folcloristas”13.
Una mirada más crítica nos permite aseverar que por mucho tiempo en estudios
culturales e históricos en Cuba ha prevalecido la búsqueda de grandes
acontecimientos y figuras excelsas. El anonimato cubre a actores sociales, al
hombre común que hace cultura y se transforma con ella, a testigos de hechos y
épocas que mucho pueden aportar al rescate, la conservación y difusión de la
identidad del patrimonio cultural. Se trata de un patrimonio en ocasiones intangible
que por su gran fragilidad requiere de una mayor atención.
12
El libro “Ciudadanos en la nación”, cuya coordinadora principal es Olga Portuondo, publica un
número importante de trabajos historiográficos que dan a conocer parte de la historia cultural en la
época de la República, bajo los temas raza y nación; afroamérica: aspectos culturales y
comparativos; estudios de género; historia urbana; entre otros. Pág. 7
17
capaces de llegar hasta las propias raíces de la autenticidad cubana; a sus
protagonistas, abuelas y abuelos; memorias, percepciones, valoraciones y juicios
que se convierten en documentos por excelencia, mostrados con increíble
espontaneidad y frescura por sus protagonistas, revelando con todo ello la
sabiduría popular. Son libros que hablan y con los cuales debemos construir el
mañana.
18
de relaciones se expresan en la subjetividad y en las visiones del mundo de los
diferentes actores sociales15.
19
de un nuevo rostro cultural que se muestra con múltiples imágenes afincadas no
sólo en los sustratos ideoestéticos de la plataforma histórico-cultural de la isla,
sino también, en la incorporación de nuevos referentes y modelos de cultura.
Frente a esta situación es necesario actualizar las preguntas y problemas que
permitan entender el presente y las perspectivas futuras de la sociedad
santiaguera desde los saberes de las ciencias sociales. Una nueva agenda,
debería incluir, para el ámbito cultural, cuestiones como estas:
17
En los últimos 15 años, en Cuba las investigaciones culturales han adquirido nuevas
connotaciones como expresiones de los profundos cambios que se han producido en la sociedad
al buscar también en los procesos de la cultura, las explicaciones. Disciplinas como la sociología,
la psicología, la comunicación social, la filosofía y la antropología, por nombrar las de mayores
visibilidades en los círculos académicos cubanos, han incorporado importantes y notables objetos
de investigación asentadas en los estudios de las subjetividades y la cultura. ¿Cómo caracterizar y
pensar la vida cotidiana, sus interacciones sociales y culturales, las prácticas colectivas, la
integración macro-micro, las instituciones sociales y culturales y el cambio social?, son cuestiones
de mucha importancia para los investigadores y cientistas sociales. Libros como Sociedad cubana
hoy, coordinado por Alain Basail; Teoría social y vida cotidiana, de Pedro Sotolongo; Psicología
social y vida cotidiana, de Consuelo Martín y Martha Díaz Hernández; Por los senderos del
parentesco, de María E. Espronceda Amor; entre muchos otros, son testimonios de esas
preocupaciones señaladas. También los centros de investigaciones se han erigidos como núcleos
de interpretación de la realidad social y cultural de la Isla: Centro cultural Fernando Ortiz; Centro de
desarrollo de la cultura Juan Marinello; Casa del Caribe; Casa de la Nacionalidad; que a través de
sus revistas periódicas, eventos y premios promueven y socializan las principales producciones
científicas relacionadas con la vida social y cultural. Desde la Universidad de Oriente, se vienen
realizando importantes estudios que centran sus atenciones en los procesos culturales. Se significa
el Centro de Estudios para el desarrollo integral de la cultura (CEDIC), que a través de sus
programas académicos (Maestría Desarrollo Cultural Comunitario; y grupo doctoral Estudios
sociológicos de la cultura) y proyecto de investigación (Cultura y mentalidades de la sociedad
20
1) se ha encontrado que la distinción de diferentes niveles de organicidad y
sistematización de las significaciones permite establecer una delimitación de
carácter operativo entre lo cotidiano y la constitución de campos culturales. Si
bien es cierto que pueden emprenderse estudios sobre la vida cotidiana y la
manera en la cual se resuelven cuestiones elementalmente humanas como comer,
vestirse, asearse, transportarse, dormir o hacer el amor, también pueden
diseñarse investigaciones acerca de los agentes, las instituciones, las
representaciones y las prácticas culturales que se han especializado en la
creación y recreación de significaciones, configurando universos de sentido de
gran complejidad;
21
ü ¿Qué principios, corrientes de pensamiento, conceptos y constructos
epistémicos son necesarios para la comprensión de los estudios de las
mentalidades en la sociedad contemporánea de Santiago de Cuba?
ü ¿Qué herramientas metodológicas serán necesarias elaborar para
incursionar en la subjetividad?
ü ¿Con qué concepción de cultura se operaría?
ü ¿Qué modelos de análisis cultural centrado en las mentalidades, será
necesario elaborar?
Los fundamentos teóricos para el estudio de las mentalidades los hallamos en una
diversidad de constructos de las ciencias sociales que le otorgan cualidades
instrumentales y una amplia capacidad para su utilización en los análisis de la
realidad social.
22
temporalidades diferenciales insertas en las prácticas culturales del
santiaguero.
3. El adentrarnos en el conocimiento de las prácticas culturales, nos conduce
a elaborar un modelo de análisis interpretativo el cual conjugue los
principales presupuestos teóricos de las disciplinas científicas que más
aportan a la su desentrañamiento.
23
relacionados con los procesos sociales18. La teoría social posibilita la
interpretación metodológica de las condiciones en las que se desenvuelve la
conciencia humana, las representaciones e imaginarios de los diferentes grupos,
sectores y clases, así como sus prácticas sociales y culturales.
La teoría y el método aportados por Marx son, ante todo, un sistema conceptual
global sobre la interacción entre ser humano y condiciones materiales de
existencia. Tanto la colectividad como el individuo tienen que ser comprendidos
como fenómenos históricos-culturales19. La gran aportación de Marx se mueve
sobre el concepto dialéctico de naturaleza humana y sus relaciones entre
conocimiento y realidad social.
18
Obras como El manifiesto del partido Comunista; La ideología alemana y Manuscritos
económicos y filosóficos de 1844 dan cuenta de la concepción marxista sobre la esencia humana.
Se subrayan en ellos, el carácter enajenante del sistema capitalista, sus causas y la necesidad de
la reconversión de todo el aparato ideológico.
19 Muñoz: www.inicia.es.
24
del conocimiento: cómo los individuos internalizan, comprenden y organizan todos
los aspectos que constituyen la realidad (García, 1995).
La realidad aparece aquí como una construcción humana, que estudia desde la
sociología cognitiva, e informa acerca de las relaciones entre los individuos y el
contexto en el que se desenvuelve su dimensión social.
En este proceso histórico, en el que se hacen visibles las prácticas culturales, las
realidades sociales son a la vez objetivadas e interiorizadas. Es decir, por una
parte remiten a mundos objetivados (reglas, instituciones...) exteriores a los
agentes, que funcionan a la vez como condiciones limitantes y como puntos de
apoyo para la acción; y, por otra, se inscriben en mundos subjetivos e
interiorizados, constituidos principalmente por formas de sensibilidad, de
percepción, de representación y de conocimiento (Giménez, 1997).
25
explicar las interacciones sociales de individuos, grupos, clases, en espacios
sociales concretos: vida cotidiana20.
El análisis de la vida cotidiana posibilita acercarse al conocimiento de los aspectos
que van construyendo la subjetividad y la identidad social. La subjetividad resulta
de la constante interacción entre lo individual y lo social en una relación dada con
las condiciones materiales de existencia, ella sirve de soporte desde donde se
construyen los significados. Esta interacción se proyecta en la sociedad a través
de los modos de actuar, de pensar y de sentir donde cada hombre nace y se
incorpora a un mundo compartido, experimentado e interpretado por otros. En la
conformación de las relaciones de alteridad, la experiencia del otro va
incorporando elementos que configuran los modos de interacción social en la vida
cotidiana.
20
En nuestro país, el concepto de vida cotidiana se introduce por las investigaciones sociales, en
la década de los ochenta. Mónica Sorín, en el año 1987, publica en la revista Casa de Las
Américas, un interesante trabajo titulado “Cultura y vida cotidiana”, con el cual se inician los
estudios no sólo desde la psicología social, sino, además, por la sociología y la teoría sociopolítica.
Es a finales de la década de los noventa, que se retoma el concepto para explicar las
intersubjetividades del cubano y comienzan a incorporarse otros, como el de la vulnerabilidad,
espacios sociales, representaciones sociales validando el criterio de que la vida cotidiana ofrece un
espacio de construcción teórica para los análisis micro y macro sociales de la sociedad cubana.
26
dejado sus huellas en el diseño del espacio urbano. Cualquier observador que
transite su propia ciudad o por calles desconocidas donde el temor a perderse sea
superado por la curiosidad, puede advertir elementos que incorporados a su
percepción, vayan dando forma a modos de vida propios de cada lugar. (Castro,
Graciela, 2000)
El espacio social no forma parte, pues, del orden natural, sino que es una
construcción, eso sí, basada en la naturaleza humana, que tiende a la búsqueda
de la estabilidad, por lo que esa ‘necesidad antropológica’ de orden se transforma
en un orden social, en una construcción artificial. La realidad social nace de una
27
construcción dialéctica continuada, depurada por el consenso de sus actores, que
es el que da identidad a la estructura social. La comunicación juega un papel
significativo en el proceso de construcción social de la realidad. Por un lado, las
relaciones personales, como base del consenso, pero también la comunicación
socializadora de las instituciones que fijan las pautas de la convivencia y la
participación, y, lógicamente, la específica de los medios, que contribuyen a la
distribución social del conocimiento y el reforzamiento del consenso institucional
en el que se asienta una sociedad concreta. Al tiempo, permiten que las matrices
que describen el ‘sentido común’ en una sociedad dada sirvan a la formación de
un universo simbólico. Una tarea de administración del conocimiento, pero
también de los ‘mecanismos de mantenimiento’ que le aportan estabilidad y
durabilidad. Este papel de los medios está legitimado por la aceptación de su
función, lo que les confiere un carácter de institución social.
Los medios de comunicación operan en los procesos de ‘socialización secundaria’,
que es la que sucede al proceso de interiorización individual del mundo natural
exterior, y se basa en los valores de la estructura social, que permiten una
subjetividad relativa, una interpretación abierta e ideológica.
28
Asimismo, operan como filtros en las interpretaciones de las otras dimensiones de
la vida cotidiana: la espacial, la temporal, la material y la concerniente al mundo de
las relaciones con los otros. Es decir, la realidad de la vida cotidiana se estructura
en coherencia con los universos simbólicos de las sociedades que la reproducen.
(Bethencourt, 2006).
De Berger y Luckmann se asume la idea de que el universo simbólico es la matriz
de todos los significados objetivados socialmente y subjetivamente reales. En ese
universo se produce una conjunción de ideas, sucesos, percepciones,
sentimientos, valoraciones, que cobran particular importancia en los actores
sociales y que dan cuenta de sus interrelaciones con la realidad. Desde esta
mirada, el universo simbólico aporta el orden para la aprehensión subjetiva de la
experiencia.22
El estudio de las mentalidades ubica en su construcción teórica, los aportes que
Pierre Bourdieu ha hecho a la teoría social. Esta teoría tiene sus raíces en los
planteamientos de la teoría clásica23. Y la reinterpreta desde la problemática social
de nuestros días. En su obra son frecuentes las referencias sociológicas tanto a
los clásicos como a los autores contemporáneos.
En la teoría sociológica de Bourdieu, el concepto de habitus es un concepto clave
que recorre toda su obra y que el objeto de investigación, toma para ubicarlo en el
modelo teórico de análisis de las mentalidades. Permite articular lo individual y lo
social, las estructuras internas de la subjetividad y las estructuras sociales
externas. A través de este concepto explica que unas y otras estructuras no
solamente no están alejadas y no se extrañan unas a las otras, sino que son dos
caras de la misma realidad, de la misma historia colectiva que se sitúa y se
inscribe al mismo tiempo e indisolublemente en los cuerpos y en las cosas.
30
Es cada vez más evidente que los fenómenos culturales contemporáneos -desde
el surgimiento de Internet hasta la presencia constante de la cuestión del consumo
y su significación-exigen desbordar las tradicionales divisiones y metodologías
científicas.
Todos ellos demandan lecturas complejas, interpretaciones que vayan más allá de
las supuestas apoyaturas teóricas que brindan los paradigmas clásicos. Para el
caso que nos ocupa, la concepción sociosemiótica de la cultura aparece,
entonces, como un valioso enfoque teórico para el estudio de las mentalidades.
31
En la obra anteriormente señalada Canclini realiza una importante contribución a
los estudios de la cultura al incorporar nuevas narrativas. Por su importancia para
la presente investigación, se ubican en éste apartado.25
25
En Diferentes, Desiguales y Desconectados. Mapas de la interculturalidad; Canclini propone tres
elementos clave para tratar el tema de la interculturalidad y la globalización: diferencia,
desigualdad y desconexión. Se pregunta no sólo cómo reconocer las diferencias o corregir las
desigualdades, sino también cómo conectar las mayorías a las redes globales. Para ello, en primer
lugar, sitúa la desigualdad y la diferencia, y aborda la última desde las teorizaciones de los
estudios étnicos. Y, en segundo lugar, retoma la articulación de diferencias y desigualdades
propuesta por Pierre Bourdieu y modificada por autores que desarrollaron perspectivas distintas a
partir de su colaboración inicial con él, como Claude Grignon, Jean-Claude Passeron y Luc
Boltanski. La necesidad de valorar las diferencias, las desigualdades y las desconexiones a partir
de los presupuestos de la sociología, la antropología y la comunicación social, respectivamente,
26 Canclini, 2005, Pág. 30.
32
de procesos sociales de producción, circulación y consumo de la significación en
la vida social.27 La cultura es el espacio de la reproducción social y organización
de las diferencias.
¿Qué implicaciones epistemológicas encierra esta definición?, ¿cuál es su alcance
ante las investigaciones de las ciencias sociales?, ¿cuál es su pertinencia para los
estudios de las mentalidades de la sociedad santiguara?
El concepto sociosemiótico de la cultura la presenta como procesos sociales, que
se produce, se aprende y se consume en la historia social. Esta concepción
procesual y cambiante de la cultura se vuelve evidente cuando estudiamos
sociedades complejas, no sólo desde la producción cultural, sino también, por las
interconexiones que se establecen en el tejido social en los niveles micro y macro.
27 Pág. 234.
33
2. La producción simbólica en una sociedad se encuentra condicionada por el
proceso socioeconómico dominante en ella, por un modo de producción
que organiza el desenvolvimiento en el tiempo de un conjunto estructurado
y contradictorio de relaciones sociales, o lo que es igual, organiza un
proceso social en su desarrollo. Las pautas de significación son elementos
constitutivos de ese proceso, y forman parte de los factores dinámicos y
complejos de la vida social, llegando a conformar entidades de organización
y sentido que participan del proceso general de producción y reproducción
social.
3. En las sociedades divididas en clases, la clase (o bloque de clases)
dominantes tiene la posibilidad material y la necesidad política de imponer
su cultura, esto es, el conjunto de significaciones que orientan un modo de
producir la realidad, adecuado a sus intereses de clase, como si
respondieran al interés general. Lo que le da carácter dominante a una
cultura es el hecho de que ella constituye una expresión sistemática de un
modo de producción. La cultura dominante se presenta como un resultado,
en gran medida no consciente, que la propia organización de las relaciones
sociales de producción se encarga de internalizar, como si fuera un hecho
natural, en la conciencia de los miembros de la sociedad.
4. La autonomización creciente de campos especializados para la producción
simbólica circunscribe espacios en que se lucha por la construcción social
del sentido, porque si bien es cierto que en las sociedades capitalistas, las
clases dominantes poseen los medios de producción en sentido económico,
y también la mayoría de los medios de producción simbólica, no debe
pensarse en la dominación como un hecho total y aplastante. Las clases y
grupos subalternos no están totalmente desposeídos, el capitalismo, la
lógica del valor, no cubre todas las áreas de la vida social.
5. El análisis de la cultura, entendida como un conjunto de procesos de
significación, puede elegir como eje de trabajo la identificación de
34
situaciones de violencia simbólica, esto es cuando se trata de imponer la
vigencia de un significado en otros.
6. El análisis cultural puede ser traducido a modelos de comunicación que
permitirían estudiar el encuentro (horizontal, vertical u oblicuo) entre sujetos
portadores de significados diversos acerca de una misma práctica, objeto ó
institución cultural. La construcción teórica de horizontes de interpretación
permitiría indagar el origen sociológico de las significaciones, así como
preguntar acerca de las relaciones que se establecen entre los sujetos y los
contextos sociales en que participan.
35
El objetivo principal de este modelo de análisis cultural centrado en el estudio de
las mentalidades, sería explicitar las prácticas culturales que orientan el orden
social contemporáneo, y que determinan los procesos constitutivos de la
subjetividad, lo que supone el establecer las necesarias relaciones entre la
producción de significados y las estructuras materiales de realización. Las
ventajas de este modelo de análisis son las siguientes:
36
Figura No 1. Modelo teórico
37
cualitativamente mayor que los canales culturales supervivientes antiguos y más
tradicionales.28 Es lo que John B. Thompson (1993) llama mediatización de la
cultura moderna.
Como han demostrado elocuentemente las investigaciones sobre el agenda
setting (McCombs, 1996; Iyengar y Zinder, 1987; Kunkhouser, 1973), suele pasar
que el público comente, debata, converse en torno a temas impuestos por los
medios haciéndolos suyos como cómplices de un ejercicio más o menos
camuflado de violencia simbólica.
Es así que los medios encuadran la realidad de acuerdo con determinados
patrones culturales, políticos e ideológicos dominantes (McQuail, 1994; Tuchman,
1978; Gamson y Modigliani, 1989). El efecto framming se asociaría a la capacidad
de la prensa de construir socialmente la realidad y establecer marcos de
referencia útiles para la discusión e interpretación por parte de las audiencias de
los asuntos públicos.
Por consiguiente para que haya un proceso de comunicación tiene que haber un
sistema de significación.
Así, las personas no sólo forman sus modelos mentales de los eventos de los que
hablan, sino también de los eventos en los que participan. Estas representaciones
mentales de los eventos comunicativos y la situación social actual, y sus
restricciones en el discurso, son reconocidos como modelos de contexto o
implícita una ideología; de los procesos de naturalización lingüística y los estereotipos culturales;
de la representación en términos lingüísticos de los agentes sociales, los procesos, las
circunstancias que los rodean; el papel de las elecciones léxicas; la interrelación elementos
ideológicos, culturales y elaboración lingüística del discurso, y las estrategias de abusos de poder,
dominación y control. Según Van Dijk el ACD permite elucidar estrategias de uso, legitimación y
construcción, siguiendo conceptos tales como: control, desigualdad, superioridad, ideología,
autoridad, injusticia, sexismo, racismo, poder, dominación y cambio que son el eje
conceptual estructurante.
30
Concordando con la tríada hermenéutica explicación-interpretación-comprensión
39
simplemente contextos (Van Dijk, 2001). Esto quiere decir que frente a un evento
comunicativo nos situaremos en las condiciones generales en que dicho evento se
presenta, y desde ahí construiremos modelos mentales personales referentes a la
situación general.
De ahí que Norman Fairclough y Ruth Wodak (2000) planteen que el análisis
crítico del (ACD) interpreta el discurso –el uso del lenguaje en el habla y la
escritura- discurso como una forma de práctica social, interpretación que sugiere
una relación determinante entre el evento comunicativo particular y las
situaciones, instituciones y estructuras sociales. Por consiguiente la producción
discursiva debe ser explicada, analizada y comprendida desde el contexto en el
que se enuncia y desde el status y el rol sociocultural, institucional, y discursivo del
interlocutor
En esta misma cuerda teórica, las ideologías se localizan entre las estructuras
sociales y las estructuras de las mentes de los miembros de la sociedad. Permiten
a los actores sociales traducir sus propiedades sociales (identidad, metas,
posición) en conocimientos y creencias que generan los modelos concretos de las
experiencias de la vida diaria, esto es, las representaciones mentales de sus
acciones y discurso. Indirectamente (a través de actitudes y conocimiento), las
ideologías controlan cómo las personas planifican y comprenden sus prácticas
sociales, y así las estructuras del texto y el habla (Van Dijk, 1995).
Las ideologías controlan lo que las personas dicen y hacen (vía actitudes y
40
modelos), pero las prácticas y discursos sociales concretos son en sí mismos
necesarios para adquirir conocimiento social, actitudes e ideología, a través de los
modelos que las personas construyen de las prácticas sociales de los otros -otros
grupos, culturas. (Van Dijk, 1995).
Ello remite a una noción de ideología que no es más que el universo del saber del
destinatario y del grupo al que pertenece, su sistema de expectativas psicológicas,
sus condicionamientos mentales, su experiencia adquirida, sus principios morales
(diríamos su "cultura", en el sentido antropológico del término, si de la cultura así
entendida no formaran parte también los sistemas retóricos) /.../ La ideología es
reconocible cuando, socializada, deviene código. Nace así una estrecha relación
entre el mundo de los códigos y el mundo del saber preexistente. Este saber
deviene visible, controlable, intercambiable, cuando se hace código, convención
comunicativa /.../ el aparato sígnico31 remite al aparato ideológico y viceversa, y la
semiología, como ciencia de la relación entre los códigos y mensajes, se convierte
al mismo tiempo en la actividad de identificación continua de las ideologías que se
ocultan bajo la retórica/.../. La semiología nos muestra en el universo de los
signos, sistematizado en códigos y léxicos, el universo de las ideologías, que se
reflejan en los modos constituidos.
31
En el último siglo la mayoría de los estudios sobre el lenguaje desembocaron en una concepción
o estudio sobre el hombre, en el sentido de que es su capacidad de comunicación y representación
lo que lo hace precisamente humano, es decir, lo que le da su característica esencial. Se ha
terminado por considerar que su capacidad representacional del mundo es lo que especifica su
ser. Por esta razón, cualquier estudio sobre el símbolo vendría a agregarse a esta preocupación
contemporánea por el hombre, por su lenguaje, por su condición específica de interacción con el
mundo, por la relación característica que sostiene con la realidad. Eco, 1986, págs. 243-245
41
Dado que uno de los temas de una teoría de la producción de signos es la
relación pragmática entre emisor y destinatario, que constituye la base de
cualquier investigación sobre la naturaleza de los actos comunicativos32, entra a
operar aquí el término pragmática33, en tres sentidos fundamentales: (...)el
conjunto de las respuestas idiosincrásicas elaboradas por el destinatario, después
de haber recibido el mensaje (...); la interpretación de todas las opciones
semánticas ofrecidas por el mensaje (...); el conjunto de presuposiciones que da a
entender la relación interactiva entre el emisor y el destinatario. A veces el sistema
de las unidades culturales del destinatario (y las circunstancias concretas en que
vive) autorizan una interpretación que el emisor no había podido prever o desear
(...) En virtud de esas descodificaciones imprevisibles, el mensaje puede
consumarse a uno solo de sus niveles de sentido, mientras que otros, igualmente
legítimos, permanecen ocultos. Conviene tener en cuenta en este apartado,
entonces, las presuposiciones pragmáticas -contextuales y circunstanciales- que
se aplican a lo que tanto el emisor como el destinatario se supone que saben, o
saben efectivamente, sobre los fenómenos o entidades más o menos
codific34adas.
42
comunicación en un continuum semiótico. El sujeto de la semiosis se manifiesta
como el sistema (continuo y continuamente incompleto) de sistemas de
significación que se reflejan el uno sobre el otro. La semiosis es el proceso por el
que los individuos empíricos comunican (...)35, producen sentido.
38 Ibíd.
45
HACIA LA CONSTRUCCIÓN DEL COMPONENTE METODOLÓGICO
47
Como parte de la construcción metodológica seleccionamos enfoques, técnicas y
métodos que serán aplicados en las diversas fases del proceso investigativo. Sin
embargo, construir el qué y el cómo se introducirán esos enfoques metodológicos
en el proceso del diagnóstico es una tarea pendiente. El equipo de investigación
realizará en encuentros de recreación colectiva para construir cómo y para qué
vamos a utilizar determinados enfoques, métodos y técnicas, cómo y sobre qué
será el diálogo con esos agentes, sujetos, actores de las comunidades41, todo lo
cual será construido y plasmado en la Planeación Estratégica de la Investigación
para la próxima etapa. Estamos asumiendo una práctica investigativa cualitativa
sustentada en una lógica e itinerario de acción-reflexión-práctica enriquecida que
conduzca al perfeccionamiento de las herramientas metodológicas y la
construcción del conocimiento.
41 Véase, a Nadel (1974 -1951-, Pág. 49 y ss): «Radcliffe-Brown, Malinowski y otros muchos han
advertido que no debemos esperar respuestas correctas cuando preguntamos a la gente de la
razón o el significado de una actividad cultural. Pero sus respuestas no carecen de valor por
completo; aunque en un sentido son fuentes de error, en otro ellas mismas son hechos sociales
significativos, datos por derecho propio y, en consecuencia, fuentes de conocimiento. Pues la
información verbal sobre la acción social es acción ella misma». (Nadel, F.
1951 «El uso de informantes» y «El uso del lenguaje», en Fundamentos de antropología social.
Madrid, FCE, 1974, Págs. 47 - 60.
48
No obviamos otros riesgos, por lo cual nos interrogarnos: ¿hasta dónde nuestra
perspectiva metodológica será en la práctica real, una superación de prácticas ya
trilladas e irá transitando hacia una práctica de transdisciplinariedad?, ¿hasta
dónde la selección de recursos y herramientas teóricas y metodológicas desde
otros saberes podría constituir una “sombrilla” que enmascara un cierto orden
simbólico y cultural de nosotros mismos?, ¿en qué radicará la 'originalidad' teórico-
metodológica de nuestra investigación?, ¿en qué se distingue esta investigación
de carácter transdisciplinario de otras investigaciones que se han realizado sobre
las mentalidades desde ciencias como la historia, sociología, antropología,
semiótica, etc.?
Desde esta óptica, el sello diferenciador y distintivo lo aportaría, por un lado, una
hermenéutica cultural cualitativa integradora-transdisciplinaria-cultural al investigar
las mentalidades y, por otro lado, su ubicación dentro de un proceso holístico, que
de conjunto configura lo que podríamos denominar una manera peculiar de
abordar el estudio de las mentalidades como procesos culturales interaccionales,
es decir, los sujetos, contextos y subjetividades implicadas en la investigación no
sólo nos descubrimos, reconocemos, sino que simultáneamente nos
reconstruimos, transformamos.
49
que participan y que de una u otra forma escudriñamos, indagamos,
representamos desde una determinada situación o posición frente a la realidad: el
fenómeno cultural –mentalidades-, sino que se procura transformación,
perfeccionarse en la misma práctica investigativa.
50
Enfoques metodológicos para el estudio de las mentalidades
Los datos que permitan construir las mentalidades son datos simbólicos, dotados
de significados que dan cuenta del mundo simbólico de los sujetos, los actores e
instituciones creadores de hechos y sucesos, que son producidos en las prácticas
culturales de los grupos y por eso devienen en objeto focal del trabajo de
investigación concreta42.
43
Estamos asumiendo la lengua como código cultural que determina prácticas y decisiones.
52
pensamiento y a los comportamientos culturales, es por ello que son elementos
que analizamos para dar cuenta de cómo se construyen las mentalidades.
Por su parte el análisis de los datos simbólicos que se obtengan por una u otra
vía, serán interpretados desde la perspectiva cualitativa. Esto no significa que
obviaremos el tratamiento estadístico de aspectos importantes como datos
sociodemográficos y su análisis multidimensional.
53
La perspectiva etnográfica permitirá enriquecer el desarrollo teórico y enfatiza en
la utilidad de la observación participante. Esta comprende la utilización de la
Entrevista en profundidad, que se recomienda iniciarla con preguntas muy
concretas relacionadas con la experiencia cotidiana de los grupos, para de ahí
acceder a preguntas más valorativas, complejas y abstractas. Se recomienda que
siempre se propicie la espontaneidad y no subestimar las omisiones o lo no
explícito. Lo que, por constituir elementos obvios de la cotidianidad o porque -a
nuestro juicio- su libre expresión puede generar en los sujetos temores o
ansiedades, no se hace presente en sus discursos. Estos elementos en muchas
ocasiones integran el contenido representacional y deben ser considerados.
54
cuestionarios; esta cifra varía muchas veces en función del objeto de
representación estudiado.
Serán utilizadas las Entrevistas grupales, con los llamados "grupos focales",
compuestos por 6 u 8 sujetos, donde un coordinador o mediador provocará la
reflexión sobre interpretaciones simbólicas, representaciones, etc. La entrevista se
debe de acercar lo más posible al ambiente cotidiano, pues justamente
cotidianidad representa uno de los retos más agudos, sutiles y exigentes para el
análisis de las prácticas culturales. La información levantada debe ser tratada
mediante análisis de contenido o análisis del discurso porque es la resultante de
las interpretaciones de los sujetos, los grupos, actores y son a fin de cuentas sus
códigos culturales, que les constituyen en su recorrido histórico sociocultural,
condensando los imaginarios individuales y colectivos de esas comunidades. En
razón de ello el número de sesiones y/o grupos se determinará también a través
del criterio de "saturación".
55
'omnibus', que no se reinterpreten en función de los intereses de las personas que
las hacen y/o a quienes se les hacen; unos intereses que es probable que
cambien dependiendo de diversos factores como la edad, el género, el lugar, la
profesión, la condición socioeconómica, el grupo o la clase, las circunstancias
concretas en que se producen. Es necesario, entonces, delimitar sobre qué
preguntas se formularán, cuáles podrán o querrán contestar (o no contestarán) las
diferentes categorías de personas, así como tratar de conocer, mediante las
diferentes fuentes de información el ethos de género, lugar, profesión y/ o clase
social desde el cual se han reinterpretado.
No siempre se aprecia que los elementos que aportan una entrevista y/o encuesta,
en lugar de presentarse como conclusiva de un proceso de investigación, se
convierta en el punto de partida de indagaciones sobre problemas que hay que
comprender y/o explicar, y que, de no haberse producido aquellos datos, tal vez
no se habrían detectado o no se habrían considerado relevantes.
56
La participación de investigador
46Paulo Freire con más de 30 obras en su destacado quehacer es reconocido en el mundo entero
como el creador de la “Pedagogía de la Liberación”, propiciando una manera diferente de apreciar
y comprender las realidades concretas de América Latina, a partir de su búsqueda por la
coherencia entre la teoría y la práctica social.
47Wilcox, Kathleen, 1982 «La etnografía como una metodología y su aplicación al estudio de la
escuela: una revisión», en H. Velasco (y otros), Lecturas de antropología para educadores. El
ámbito de la antropología de la educación y de la etnografía escolar. 1993, Págs. 95-126.
57
profundidad posible, sino que ser partícipes de estas realidades y cotidianidad es
decisivo. Es más, cada escenario concreto: El Tivolí y/o Los Hoyos van a requerir
unos procedimientos y comportamientos diferenciados por el equipo de
investigación, así como la construcción de la información y luego el conocimiento
van a exigir de estrategias diferentes según sea el caso.
58
Una nueva le-lectura del Método Social Diferenciado.
59
voluntarismo, el existencialismo y cierta irracionalidad en el comportamiento social.
Las mentalidades y la cultura son atributos especiales de la humanidad, de ahí, el
destacado lugar que ocupan en este enfoque, dado que cada individuo y/o grupo
coexisten códigos y aspiraciones particulares, reflejo de una época y de una
sociedad determinada.
La vida nos coloca todos los días diferentes caminos de elección, más cuando se
trata del mundo social, donde un hecho no es igual a otro, ya que cada fenómeno
tiene su identidad, sus elementos constitutivos y sus propias contradicciones. Por
eso y en tal sentido, defendemos el valor del Método Social Diferenciado, pues los
seres humanos están dotados de conocimientos, necesidades y formas
específicas de asimilar lo que le rodea. Esta diversidad es una potencialidad para
el cambio y para mostrar la riqueza acumulada en la historia humana.
De lo anterior, se desprende otra de las razones del vínculo múltiple que cohabita
entre el Método Social Diferenciado, las Mentalidades y la Cultura. En esta triada
se revela con fuerza la fuente de la praxis social, los lazos objetivo/subjetivos, los
conflictos, la metamorfosis de los fenómenos, la plasmación del acontecer y
proceder de una comunidad. Los tres inciden en la vida cotidiana (espacio
privilegiado de la singularidad), donde todos (as) somos diferentes, únicos,
irrepetibles, pero a la vez, se constituyen grupos, colectivos, familias y la misma
sociedad.
60
facilitar la mejor realización de las mentalidades y, en correspondencia, un
desenvolvimiento más óptimo de lo cultural.
En las comunidades se evidencia que cada asunto, acción o idea contiene sus
propias coordenadas, redes y estructura interna, que le otorga identidad y esto es
concurrente con las razones e implicaciones que promueve el MSD, porque en
esa dinámica, los hombres son productos de la historia, y correspondientemente,
se desprenden las interpretaciones y conjeturas sobre este proceder, revelándose
de manera incesante y peculiar en los entornos culturales las mentalidades, con
sus dudas, miedos, reservas, deseos y aspiraciones.
61
favorecer la superación de conductas mentales, como aquellas que han marcado
fuertes huellas en el quehacer de Cuba, en especial, las tendencias al
igualitarismo, el conformismo o a los enfoques que reproducen el esquematismo.
62
representaciones sociales, las prácticas más arraigadas, es decir, recuperar
y pautar los principales códigos culturales que se han ido fijando y
estructurando.
v Estimular la construcción de los criterios de evaluación de los cambios que
permanentemente se expresan en las mentalidades de los grupos
humanos, respetando la anuencia, ritmos y propósitos de cada tejido social
constituido en las comunidades.
v La tríada Mentalidades, Cultura y el MSD debe propiciar no sólo el
conocimiento de las potencialidades de las acciones y los sujetos, sino
trascender en la generación de la autoconfianza y la realización individual,
avanzando hacia aquel salto cualitativo en lo cultural, a partir de una mejor
compresión de sus principales contradicciones y desde sus propias
miradas.
v Sobre este presupuesto se deriva un enriquecimiento espiritual de la mayor
parte de la comunidad, que en una lógica metodológica haya un
posicionamiento ante la diversidad de fenómenos, la metamorfosis que se
opera en los mismos, las disímiles formas de percibir y valorar cada
situación, hecho o idea de hombres y mujeres concretos.
63
v Diversidad (cada contexto de vida, momento histórico, la impronta del
pensar-actuar humano, los modos de hacer o disfrutar la cultura reflejan
rasgos distintivos en cada grupo social, generacionalmente hablando,
incluso a nivel individual, tanto en la interpretación mental de su quehacer,
como en la calificación de sus actos.
v Pensamiento Crítico y Transformador (esta pesquisa científica generará, de
un modo u otro, otra perspectiva valorativa de los actores implicados, que
los coloque en una posición más reflexiva de su desempeño social y una
forma diferente de actuación).
Todo esto deberá conducir a un saldo importante de este proyecto: Una Mejor
Cosmovisión Cultural de las Mentalidades.
48
Freire, P. Pedagogía del Oprimido, 1970.
64
Desde estos referentes, se pretende dar cuenta de una manera general, de una
serie de aspectos estructurantes de la propuesta teórica de Paulo Freire que nos
permiten avanzar en el proceso de conceptualización de la presente
investigación.
Por otra parte, buscamos que estas ideas sean un aporte en las búsquedas
conceptuales, metodológicas y operativas que pretenden abrir la acción cultural a
los retos de humanizar, dignificar y democratizar las relaciones sociales, a partir
del fortalecimiento de expresiones culturales y prácticas culturales que en nuestro
país la revolución ha ido recuperando, pero que en algunos países
latinoamericanos son marginadas y excluidas, por el sistema social, político y
económico neoliberal.
Por ello, uno de los aciertos, tal vez, el más importante de la obra del filósofo y
pedagogo crítico brasileño Paulo Freire fue destacar la presencia del elemento
político en los procesos culturales de nuestras sociedades, destacando para su
análisis la forma especifica que adquiere la opresión social en el interior del
proceso cultural y postulando la posibilidad y necesidad en la construcción del
conocimiento a partir de vínculos dialógicos con potencialidad transformadora, que
pueda integrar y sintetizar saberes académicos y populares.
P. Freire parte del reconocimiento de que toda acción cultural es una acción
política. Para él pensar en la superación de la opresión, de la discriminación, de la
pasividad o de la pura rebelión que aquéllas generan, sin primero pasar por una
comprensión crítica de la historia y de las relaciones interculturales que se dan en
forma contradictoria y dinámica; para ello se requieren procesos y proyectos
político-culturales. La naturaleza política de las propuestas culturales populares
descartan prácticas asistenciales, adaptadoras, transmisionistas o bancarias.49
65
Entender la naturaleza de la educación popular desde la relación entre
sujetos/política/pedagogía o acción pedagógica y proyecto político/cultural
configura los nudos de la reflexión cultural, marcando una diferencia sustantiva
con los procesos de conceptualización en animación sociocultural o pedagogía
social. Con esto queremos significar que la reflexión cultural sobre las prácticas y
procesos de educación popular en América Latina, tienen aproximadamente
cuarenta años; pasando por momentos fundacionales (60/70), sistematizadores
(80) y de refundamentación (90/2000). Existe entonces, una tradición de pensar el
papel social del quehacer cultural, de reflexionar la construcción social como
práctica intencionada cultural y políticamente; entendiendo las prácticas culturales,
como una condición necesaria, aunque no suficiente para lograr transformaciones
individuales y colectivas en contextos marcados por la opresión, la explotación, la
injusticia y la conflictividad.50
50Ver TORRES R.M., GHISO A., MEJIA M.R Reflexiones sobre pedagogía, Santiago, Papeles del
CEAAL, 1992. Con esto relativizamos las afirmaciones de A. Petrus en la que se sostiene que en
Iberoamérica la educación social es un ámbito apenas conocido... con presencia minoritaria.
66
Entre sus legados teóricos recuperamos de una manera general, aquellos que nos
permiten orientar la construcción de la presente propuesta:
51 Freire, P., Macedo, D.: Alfabetización lectura de la palabra y lectura de la realidad, 1989.
68
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