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En el teatro colonial, las configuraciones de los personajes son tomados como ejes
fundamentales para la educación de la sociedad. Desde su forma en verso, característico
del barroco, hasta la representación sacramental, muestran los medios persuasivos para
un proyecto cultural. En Latinoamérica, el proceso teatral se construye a partir de un
horizonte ideológico que, empiezan a rescatar las características americanas, para un
proyecto “protonacional”.
En México, sobre todo en Sor Juana Inés de la Cruz, la idea “protonacional” que
le adjudica Mabel Moraña (1998) en “Colonialismo y construcción de la nación criolla
en sor Juana Inés de la Cruz”, muestra la necesidad de una nueva configuración de la
identidad (representación) de América. Bajo este criterio la idea de un discurso que se
proyecta a lo nacional recuerda las representaciones de América y actualiza su identidad
en una “hibridación” o una forma mestiza. Además, según Moraña, existe: “una visión
de los vencidos, que no sólo compensa la visión hegemónica, sino que además propicia
una praxis crítico-interpretativa del colonialismo en la que se funden argumentos
políticos y religiosos.” (p.209) Entonces, los textos de Sor Juana, y sobre todo su teatro,
serán evidencia de la voz que, a la vez que afirma la dominación, crea un “relato” de los
vencidos.
Si bien sor Juana puede dar una voz a los vencidos, también, en este proceso de
traducción de lo que dicen los vencidos, podría proponerse a sor Juana como una
traductora que se hace visible, siguiendo la terminología de María Constanza en donde
manifiesta que: “[...] si se concibe la traducción como un agente creativo, dejará de ser
vista como una forma de falsificación, ya que la transformación es inherente al
proceso.” (2009, p.213) Este alcance es importante, pues se puede entender que la
visibilidad del traductor tiene una carga subjetiva que no niega la posibilidad de la
traducción, sino que actualiza las representaciones identitarias.
Ante esto, aparecen dos preguntas que se direcciona hacia la traducción y la idea
de “protonación” en sor Juana. El primer interrogante nos diría: ¿de qué forma se hace
visible el sujeto traductor?; mientas que la segunda, se expresaría: cual es el proyecto de
“protonación”? Ambas preguntas podrían resolverse si tomamos el texto Loa para el
auto sacramental de El Divino Narciso como objeto de nuestro pequeño ensayo.
Nuestra idea fuerza del ensayo sostendrá que el Sor Juana, en su texto «Loa para
el auto sacramental de El Divino Narciso», se visibiliza como traductora a partir de la
relación de género y lo religioso. De esta manera, se revelará la intención
“protonacional” en el texto.
Esto se torna más interesante al leer, en la primera escena, el diálogo entre “El
Occidente” y “América”, donde se configuran “América” desde “Occidente” como:
Por otro lado, sor Juana no solo busca rescribir ese pasado de los vencidos en la
conquista, sino también pretende reivindicar su posición como mujer a través de lo
religioso. Si avanzamos en los diálogos, sobre todo en la escena III, notaremos que los
diálogos configuran dos posiciones. La primera como una forma persuasiva de desde
“La Religioso” y la segunda como un discurso violento, representado en “El Celo”
En la cúspide de la discursividad barroca, la obra de sor Juana documenta como ninguna otra la
existencia de elementos que desde nuestra perspectiva actual podemos interpretar como
proto-nacionales 201
Quizá la paradoja principal del Barroco sea justamente la de constituir a la vez una totalidad
diferenciada, sólida y coherente, y —200→ un cuerpo que revela las líneas de fracción por
las que habría de escindirse la propia cosmovisión que lo sostiene.(200-201)