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Objetivos específicos

 Indicar si la indemnización por parte del propietario de la cosa inanimada,


responde a la correcta aplicación del derecho.

 Establecer la responsabilidad con respecto al guardián, si es el legal o el


que comete el hecho.
Distinguido participante.

Consulte la bibliografía básica de la unidad y demás fuentes complementarias del


curso; luego realice la actividad que se describe a continuación.

1. Elabora un concepto propio de cosa inanimada.

Cosa inanimada es toda cosa que no está dotada de vida propia. La


responsabilidad civil del guardián de la cosa inanimada está establecida en el
artículo 1384 párrafo 1ro.
2. Realiza un análisis crítico acerca de la responsabilidad por el hecho de
los animales y por los daños causados por las cosas inanimadas.  
3. La Responsabilidad de propietarios de animales domésticos 

Todo propietario de un animal doméstico, perro, gato, caballo, burro, etc.,


responderá civilmente de los daños que éstos ocasionen a terceros, bien
físicamente o a las propiedades que colindaren.

La responsabilidad se atribuye al poseedor cuando el animal cause perjuicios,


cualesquiera sean las circunstancias e incluso en supuestos en los que se escape
o extravíe. La sola excepción es la culpa del perjudicado o la fuerza mayor.

—El propietario del animal como primer responsable por la norma legal. Responde
de los daños por razón de estar el animal bajo su guarda, se entiende bajo su
«guarda jurídica», aunque no tenga la «guarda material» o de hecho. Como tal
guardián, es responsable de todo daño, pues si ha perdido la guarda material, ha
conservado la guarda jurídica, que es la decisiva, gracias al poder de dirección y
de mando que ella implica. Además es responsable por los daños ocasionados por
el animal de que es dueño cuando se le ha extraviado o escapado.

Pero ademas de la figura jurídica del propietario, estaría también el poseedor, a


quien el propietario voluntariamente le ha confiado al animal, siempre que este
poseedor sea de buena fe, respondería, como responsabilidad extracontractual,
de los daños directos por el descuidos del animal o bien por no realizar la guarda
necesaria del mismo o cuidado respecto de terceros, salvo casos de fuerza mayor,
o bien que el animal hubiera sido incitado por el tercero. A esta figura también se
la conocía como detentador.

El art. 1905 CC dispone  que:

«El poseedor de un animal o el que se sirve de él, es responsable de los perjuicios


que causare, aunque se le escape o extravíe.
Sólo cesará esa Responsabilidad de propietarios de animales en el caso de que el
daño proviniera de fuerza mayor o culpa del que lo hubiera sufrido.»

¿Cómo se exige la Responsabilidad de propietarios de animales ante, por


ejemplo, la mordedura de un perro?

Las mordeduras de perro pueden causar heridas externas, pero además pueden
ser causa de enfermedades, en especial si el perro no tiene las vacunas
adecuadas.

Cualquiera que sea la causa, si usted es víctimas de una mordedura de perro y ha


sufrido lesiones, debe conseguir ayuda legal profesional. Ya que los gastos que le
puede originar esa lesión deben ser reparados por el propietario del animal de
compañía, daños y gastos como pueden ser los gastos médicos, atención
psicológica, dolor y sufrimiento, potenciales incapacidades, enfermedad,
medicación, daños a su propiedad personal y pérdida de salario/ingresos.

La Responsabilidad de propietarios de animales debe exigirse, sobre los daños y


perjuicios ocasionados, en el caso de lesiones, interponiendo la correspondiente
denuncia ante la Policía o Guardia Civil de la localidad donde hubiera ocurrido el
hecho.

Con carácter general, el animal será sometido a observación y comprobación de


las vacunaciones correspondientes, mientras el propietario del animal, vendrá
obligado a reparar esos daños, que en función de su importancia, podrán ser más
o menos cuantiosos, generalmente y si no dispone de seguro que cubra esa
eventualidad, a través de un juicio de faltas en el Juzgado de Instrucción
correspondiente.

La LEY 13/2002, de 23 de diciembre, de tenencia, protección y derechos de los


animales, señala,

 Animales domésticos: Los que pertenezcan a especies que habitualmente


se críen, reproduzcan y convivan con las personas.
 Animales de compañía: Los animales domésticos que se mantienen
generalmente en el propio hogar, con el objeto de obtener su compañía. Los
perros y los gatos. sea cual sea su finalidad, se considerarán a efectos de esta
Ley animales de compañía.

 Animales salvajes domesticados: Los que habiendo nacidos silvestres y


libres son acostumbrados a la vista y compañía de la persona, dependiendo
definitivamente de ésta para su subsistencia.

 Animales salvajes en cautividad: Los que siendo libres por su condición


sean objeto de captura en su medio natural, manteniéndose en grado absoluto
y permanente de dominación.

 Animal errante: Todo animal que se mueva según su instinto fuera del


control de su propietario o poseedor.

 Animal abandonado: Todo animal errante que tras su captura y una vez


concluido el plazo que establece la normativa vigente no haya sido reclamado
por su dueño o dueña o éstos no hayan podido ser localizados.

 Animales potencialmente peligrosos: Todos los animales de la fauna salvaje


que se utilicen como animales domésticos o de compañía, con independencia
de su agresividad, y que pertenezcan a especies o razas que tengan capacidad
de causar la muerte o lesiones a las personas o a otros animales y daños a las
cosas. También tendrán la calificación de potencialmente peligrosos los
animales domésticos o de compañía que reglamentariamente se determinen,
en particular, los pertenecientes a la especie canina.

.Animales potencialmente peligrosos.

Las obligaciones de los propietarios de estos animales

El primer deber consiste en identificar y registrar al animal. Cada municipio creará


un Registro de Animales Potencialmente Peligrosos, en el que constarán como
mínimo los datos personales del dueño, las características del animal, el lugar
habitual de residencia, matizando si convivirá con seres humanos o si se dedicará
a la guarda o protección. Cualquier incidente relacionado con el animal
(como puede ser el robo, la donación, la pérdida, la muerte o traslado de una
Comunidad Autónoma a otra) tendrá que ser reseñado.

El artículo 20 de la referida Ley, establece la Vigilancia y control de anímales


potencialmente peligrosos.

1. Si un animal dadas sus condiciones presentara un peligro para las


personas o los animales domésticos, el Ayuntamiento o la Consejería
competente en materia de ganadería, de oficio o a petición de parte, pedirá a la
persona propietaria o poseedora del animal que en el plazo que a tal fin se le
conceda tome las medidas oportunas para prevenir el peligro.

2. Si la persona propietaria poseedora del animal, en el plazo que a tal fin se


le conceda, no ejecutara las medidas indicadas, se procederá a la incautación
del animal y a su traslado a un lugar de depósito que reúna condiciones
higiénico-sanitarias y de seguridad, precediéndose por la Consejería
competente en materia de ganadería de conformidad con el artículo 18 de esta
Ley.

3. Si al final de ocho días hábiles el propietario o propietaria o la persona


poseedora no hubiera aplicado las medidas propuestas, tras la inspección de
los servicios veterinarios oficiales de la Consejería competente en materia de
ganadería se procederá:

Para las especies sensibles a la rabia, susceptibles de transmitirla por mordedura,


se aplicará lo dispuesto en el artículo 18 de esta Ley.

Clasificación de anímales potencialmente peligrosos.


Los perros potencialmente peligrosos, que serán objeto de las medidas
específicas definidas en este capítulo, se dividirán en dos categorías.

1. Perros de ataque.

2. Perros de guarda y defensa.

Medidas a adoptar sobre la circulación de perros potencialmente peligrosos.

1. En la vía y espacios públicos y en las zonas comunes de las comunidades


de vecinos, los perros potencialmente peligrosos deberán estar sujetos con
correa o cadena no extensible de menos de dos metros, usar bozal y estar
vigilados por una persona mayor de edad, sin que puedan llevarse más de uno
de estos perros por persona.

2. Se prohíbe el acceso de los perros de ataque a los transportes colectivos, a


los lugares públicos, exceptuando las vías públicas, así como a locales abiertos
al público, y su estancia en instalaciones colectivas de las comunidades de
vecinos.

Infracciones a los propietarios de estos animales.

Las infracciones y sanciones administrativas.

En cuanto a las muy graves, pueden destacarse el abandono de estos animales,


su venta a personas sin licencia, su adiestramiento para activar su agresividad y la
celebración de concursos o espectáculos que sirvan para demostrar su
agresividad. Entre las infracciones graves figuran la falta de identificación o
inscripción en el Registro, así como dejar suelto a un animal potencialmente
peligroso o no ponerle bozal o sujetarlo con cadena en lugares públicos.

En relación a las infracciones leves, quedará englobado en esta clasificación, el


incumplimiento de las demás obligaciones establecidas en la Ley, que no están
consideradas como graves o muy graves.

Cuantía de la sanciones administrativas.


1. Las infracciones tipificadas en la sección anterior serán sancionadas con
multas de:

 Leves: 60,1 euros a 601,01 euros.

 Graves: 601,02 euros a 3.005,06 euros.

 Muy graves: 3.005,07 euros a 90.1 51 euros.

2. Las cuantías de las sanciones establecidas en la presente Ley podrán ser


revisadas y actualizadas anualmente por Decreto, a propuesta de la Consejería
competente en materia de ganadería.

3. La imposición de cualquiera de las sanciones establecidas en la presente


Ley no excluye de la responsabilidad civil de la persona sancionada, ni de su
obligación de hacer frente a la indemnización que pudiera resultar exigible por
la valoración de los daños y perjuicios ocasionados por la infracción cometida.

La responsabilidad por atropello de animales en carretera.

Tras la entrada en vigor de la reforma de la Ley de Tráfico, Ley 6/2014, en su


Disposición Adicional Novena se recoge lo siguiente.

Responsabilidad en accidentes de tráfico por atropellos de especies


cinegéticas.

«En accidentes de tráfico ocasionados por atropello de especies cinegéticas en las


vías públicas será responsable de los daños a personas o bienes el conductor del
vehículo, sin que pueda reclamarse por el valor de los animales que irrumpan en
aquéllas.

No obstante, será responsable de los daños a personas o bienes el titular del


aprovechamiento cinegético o, en su defecto, el propietario del terreno, cuando el
accidente de tráfico sea consecuencia directa de una acción de caza colectiva de
una especie de caza mayor llevada a cabo el mismo día o que haya concluido
doce horas antes de aquél.
También podrá ser responsable el titular de la vía pública en la que se produzca el
accidente como consecuencia de no haber reparado la valla de cerramiento en
plazo, en su caso, o por no disponer de la señalización específica de animales
sueltos en tramos con alta accidentalidad por colisión de vehículos con los
mismos.»

Mientras que la redacción anterior de esta disposición establecía.

En accidentes de tráfico ocasionados por atropello de especies cinegéticas será


responsable el conductor del vehículo cuando se le pueda imputar incumplimiento
de las normas de circulación.

Los daños personales y patrimoniales en estos siniestros, sólo serán exigibles a


los titulares de aprovechamientos cinegéticos o, en su defecto, a los propietarios
de los terrenos, cuando el accidente sea consecuencia directa de la acción de
cazar o de una falta de diligencia en la conservación del terreno acotado.

También podrá ser responsable el titular de la vía pública en la que se produce el


accidente como consecuencia de su responsabilidad en el estado de conservación
de la misma y en su señalización.
Bibliografía.
Subero Isa, Jorge. Tratado práctico de responsabilidad civil dominicana. República
Dominicana, 2004. Ediciones Al Día.
Hernández, G. Ma. La responsabilidad civil en República Dominicana. Ed. Dalis,
Moca, República Dominicana, 2010.
Código Civil de la República Dominicana. Ed. Dalis. Moca, República

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