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Obsequio Rhema Colombia

EL PODER
INEXPLORADO DE
LA ALABANZA

Kenneth Hagin Jr.


A menos que se indique lo contrario, todas las citas de las Escrituras son
tomadas de la versión Reina Valera Revisada de 1960.

Primera Impresión en Colombia 2006


ISBN-13: 978-0-89276-123-4
Edición: Carlos R. Peña B.

En los Estados Unidos escriba:


Kenneth Hagin Ministries
P.O. Box. 50126
Tulsa, OK 74150-0126
1-888-28FAITH
www.rhema.org

En Canadá escriba:
Kenneth Hagin Ministries
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Islington, Notario (Toronto)
Canadá, M9A 4X3

Copyright 1990 RHEMA Bible Church


AKA Kenneth Hagin Ministries, Inc.
Con todos los derechos reservados
English Title: The Untapped Power in Praise

The Faith Shield (El escudo de la fe) es una marca de Rhema Bible Church,
AKA Kenneth Hagin Ministries, Inc. Está registrada en la Dirección de
Patentes de los EE.UU., teniendo así todos los derechos exclusivos de
edición reservados. Por esta razón está prohibida su reproducción.
Obsequio Rhema Colombia

CONTENIDO
CAPÍTULO I
LA CURA DE LAALABANZA ................................................ 5

CAPÍTULO II
SUS JERICÓ ESPIRITUALES ............................................... 25

CAPÍTULO III
ALABANZA: UN CAMINO DE VIDA ................................ 47

CAPÍTULO IV
LA ALABANZA DESATA SU FE HACIA DIOS ................. 65

CAPÍTULO V
OBTENGA LA MEDIDA COMPLETA
DE LA BENDICIÓN DE DIOS ........................................... 81

CAPÍTULO VI
ALABANZA: UN DEPÓSITO DE PODER ...........................11
CAPÍTULO I

LA CURA DE LA ALABANZA

Numerosas «curas» para las dolencias de la humanidad han sido


inventadas por, y dadas a la humanidad a través de los tiempos.
Curaciones de varias clases y categorías: desde antiguos remedios
caseros hasta los más sofisticados tratamientos modernos, son acla-
mados como las medicinas que obran milagrosamente para todas
las aflicciones de los seres humanos.

Hace años, por ejemplo, oí acerca de una «cura» conocida


como «la cura del pie descalzo». ¡Sus creadores declaraban
que si la gente permanecía constantemente descalza — con
lluvia, sol o nie- ve —, esto aliviaría toda clase de enfermedad!
Ellos creían que al permanecer así se proveía una cura
permanente, ¡y se prevenía a la gente de contraer cualquier clase
de enfermedad o dolencia!
Una vez leí un artículo acerca de otra cura conocida como «la
curación del baño de lodo». En este artículo había fotografías de
baños de lodo, ¡las cuales, supuestamente, podrían hasta curar la
depresión! De acuerdo con lo que decían algunas personas, si se
tomaba un baño de lodo, se curaría de cualquier enfermedad, ¡des-
de el resfriado común hasta el cáncer!
Durante los primeros días de nuestra nación, hombres de «me-
dicina» viajaban a lo largo y ancho del país vendiendo puerta a
puerta botellas de la «panacea milagrosa», bajo el supuesto que
curarían prácticamente todas las dolencias de la humanidad. Des-
de el principio del mundo, la gente siempre ha tratado de inventar
6 El Poder Inexplorado de La Alabanza

las llamadas «curas milagrosas» de varias formas y maneras, que


milagrosamente curarían a la humanidad de enfermedades y afec-
ciones, dolores y sufrimientos, malestares y angustias.
A través de los tiempos, la gente ha estado en busca de curas
milagrosas para sus enfermedades, afecciones, dolores y sufrimien-
tos. Actualmente, por todo el mundo, la gente está buscando ayu-
da y alivio al dolor y al sufrimiento, y muchos pagan miles de dóla-
res para encontrar una cura a sus dolencias. ¡Sin embargo, la Biblia
nos habla acerca de una cura que no cuesta nada! ¡Alguien más
pagó el precio para que obtuviéramos esa cura!
Ciertamente, esta cura fue el precio más costoso que se haya
podido pagar: fue Jesucristo, el Hijo de Dios, a través de su vida.
¡Su muerte y resurrección nos proveyeron una cura que no nos
cuesta nada! Y si la administramos fielmente, ésta obrará en todo
tiempo. ¡El nombre de esta cura se llama alabanza!
La más grande cura conocida para la humanidad puede ser ha-
llada cuando se alaba a Dios. La más grande liberación conocida
para el hombre está al alcance de cada creyente sobre está Tierra;
se encuentra alabando a Dios con un corazón sincero, lleno de
amor y gratitud.
En su libro, Healing from Heaven [Sanidad del cielo]1, la doc-
tora, Lilian B. Yeomans, habla de la historia de una mujer que fue a
la China, como misionera, hace mucho años, cuando ese país esta-
ba todavía dispuesto para recibir el Evangelio. Ella contrajo virue-
la. En esos días no existía cura para esa enfermedad, así que los
doctores podían hacer muy poco. Si una persona se contagiaba,
no había esperanza, simplemente le esperaba la muerte. Era una
enfermedad mortal. Esta misionera estuvo en cuarentena en su ha-
bitación, y unas horribles marcas cubrieron su cuerpo desde la co-
ronilla hasta la planta de sus pies.
Allí estaba ella, atacada por una enfermedad mortal, con muy
poca asistencia médica; desamparada y en un país lejano, virtual-
mente entregada a la muerte. No sabía qué hacer, efectivamente no
había cura. Entonces comenzó a buscar fervientemente al Señor.
La Cura de la Alabanza 7

El Señor siempre galardona a quien lo busca diligentemente, y


siempre contesta la oración sincera y llena de fe. Él le dijo a la
misionera que lo alabara por su fidelidad, por cumplir su Palabra.
Además, en seguida, le mostró una visión con dos cestas. Una
contenía la prueba y la tribulación, la viruela. Y esa cesta estaba
llena.
La otra contenía las alabanzas, pero llegaba apenas hasta la mi-
tad. El Señor le dijo que necesitaba que estuviera completamente
llena de alabanzas, así podría sobrepasar el peso de la cesta de la
prueba y la tribulación. Cuando estuviera llena, su sanidad se mani-
festaría.
Mientras permanecía postrada en su habitación, comenzó a ala-
bar y adorar fervientemente al Señor, de día y de noche. Todos
temían por su vida, y pensaban que las alabanzas en voz alta, pro-
venientes de su habitación, correspondían más al comportamiento
de una mujer delirante. Pese a toda oposición, continuó alabando a
Dios.
Esta misionera le cantaba alabanzas a Dios desde su corazón;
no hacía otra cosa más que alabarlo. Alabó su grandeza; por todo
lo que había hecho por ella, por la fidelidad a su Palabra. Lo alabó
por haber recibido sanidad. Ella lo alabó, y alabó, y alabó.
¿Cuál fue el resultado de tan sincera y ferviente alabanza? Final-
mente, después de varios días de verdadera alabanza del corazón,
el Señor le mostró que la cesta de alabanza ¡estaba llena! ¡Ella
salió de la cuarentena completamente sana! Su piel estaba tan sua-
ve y clara como la de un niño; en ninguna parte de su cuerpo se
hallaron marcas de viruela.
Antes que esta misionera comenzara con su «cura de alabanza»,
su cuerpo había estado ¡completamente cubierto con las cicatrices
de la enfermedad! ¡Puede imaginar esto! Un cuerpo cubierto con
viruela, y aún así, mediante la alabanza sincera, ¡salió de esa habi-
tación totalmente sana! ¡Había tomado la cura de la alabanza!
8 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Petición vs. acción de gracias


Una anécdota divertida, que demuestra la falta de gratitud del
hombre y la manifestación de una alabanza verdadera, cuenta que
dos ángeles supuestamente visitaban la Tierra cada mañana. De
acuerdo con la historia, los dos seres cargaban unas canastas, y
caminaban por toda la Tierra. Uno tenía una canasta para recoger
las peticiones y el otro tenía otra para recoger las acciones de
gracias.
En un corto lapso, la canasta de peticiones estaba llena y des-
bordada. Pero al final del día, cuando regresaban al cielo, el ángel
con la canasta de agradecimientos tenía solamente dos o tres débi-
les «gracias».
Por supuesto, es sólo una ilustración; no obstante, el principio es
válido. La anécdota en sí no tiene validez alguna en las Escrituras.
Sin embargo, pienso que muchas veces los cristianos son culpables
de ser generosos en las peticiones, pero no en las alabanzas.
Si tan solo la humanidad comprendiera del gran poder que se
libera a través de la alabanza hacia Dios, creo que sería lo contra-
rio, ¡seríamos amplios en alabanzas y seguramente no tendríamos
que hacer tantas peticiones!

La cura de Dios
La cura de alabanza —la cura de Dios— es una que nunca falla.
Actúa en cualquier circunstancia o situación. Tiene dos cualidades:
es agradable y efectiva. Lo que es inusual acerca de esta cura es
que se puede aprender como implementarla; ¡siempre obrará, ade-
más no tiene costo monetario!
La razón para que sea tan efectiva y dé garantía de buenos re-
sultados es que ¡está fundamentada en la Palabra de Dios! La cura
de alabanza fue comprada y puesta en acción por la sangre del
Señor Jesucristo en el calvario, cuando pagó por nuestra reden-
ción en la Cruz.
Pero aun en el Antiguo Testamento, Dios comenzó enseñando a
sus hijos acerca de ésta y sus beneficios. Necesitamos mirar algu-
La Cura de la Alabanza 9

nas de las hazañas gloriosas que los hijos de Israel experimentaron


como resultado de alabar a Dios. La Biblia dice que sus experien-
cias pasaron a ser ejemplo escrito para nuestra amonestación y
beneficio (cf. 1 Corintios 10:11).
Veamos lo que Dios les enseñó acerca de su propia capacidad
para realizar gloriosas hazañas a través de la cura de alabanza.
Durante el reinado de Josafat, el rey de Judá, los enemigos de
Israel se levantaron para destruir su nación. Los reyes de Moab y
Amón formaron y unieron sus fuerzas para venir en contra de Josafat
y los hijos de Israel.
«Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de
Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a
la guerra. / Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo:
Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y
he aquí están en Hazezon – Tamar, que es En–gadi. / Entonces él
tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e
hizo pregonar ayuno a todo Judá. / Y se reunieron los de Judá para
pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá
vinieron a pedir ayuda a Jehová» (2 Crónicas 20:1-4).
Cuando los Moabitas y los Amonitas vinieron contra los israeli-
tas, para tratar de aniquilarlos en batalla, los Israelitas y el rey Josafat
estaban grandemente atemorizados. Josafat proclamó ayuno a todo
Judá porque los israelitas sabían que no eran rivales para sus ene-
migos. Toda la nación comenzó a orar y a buscar a Dios para su
liberación.
Cuando todos estuvieron reunidos para buscar al Señor, Él les
habló a través de Jahaziel. En los versículos 15 al 17 del mismo
capítulo, vemos al Señor dándoles sus instrucciones y estrategia
para derrotar al enemigo. Los israelitas no eran nada para el ene-
migo sin la ayuda de Dios.
«Y estaba allí Jahaziel … sobre el cual vino el Espíritu de Jehová
en medio de la reunión; / y dijo: Oíd, Judá todo, vosotros morado-
res de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni
os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es
10 El Poder Inexplorado de La Alabanza

vuestra la guerra, sino de Dios. / Mañana descenderéis contra


ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis
junto al arroyo antes del desierto de Jeruel. / No habrá para que
peléis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la sal-
vación de Jehová con nosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni
desmayéis, salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con
vosotros. / Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asímismo
todo Judá y los moradores de Jerusalén se postraron delante de
Jehová, y adoraron a Jehová. / Y se levantaron los levitas de los
hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar a Jehová el Dios
de Israel con fuerte y alta voz» (v. 14–19 é.a).
La Biblia dice que el Señor es Admirable en batalla (cf. Salmos
24:8), de manera que si alguien debiera conocer acerca de estrate-
gia militar, ¡ese debería ser Jesús, el Comandante en Jefe! ¿Qué les
dijo el Señor a los israelitas que hicieran?
¿Les dijo el Señor acaso que llamaran a sus soldados más va-
lientes y reunieran sus armas más poderosas? No, les dijo algo que
no tenía sentido en el mundo natural.

¡La Batalla es del Señor!


El Señor les dijo a los israelitas, que no necesitarían pelear en la
batalla en absoluto, ¡porque la batalla le pertenecía al Señor! (¡Si
tan sólo los cristianos de hoy pudieran aprender la misma lección!).
Después, en 2 Crónicas 20:16, Dios aun les dijo exactamente
donde encontrarían a su enemigo: «He aquí que ellos subirán por
la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del de-
sierto de Jeruel» (é.a).
Pero si no iban a pelear contra el enemigo, en el lugar señalado,
¿que iban a hacer allá? ¿Cuál sería la misión del enorme ejercito
marchando a encontrase con el enemigo, si supuestamente no iban
a pelear?
Tenemos un indicio de lo que supuestamente harían allí. Según el
versículo 17: el Señor ha dicho, a través de Jahaziel: «Paraos, es-
tad quietos» (é.a). En otras palabras, el Señor estaba simplemente
La Cura de la Alabanza 11

instruyéndolos a tomar sus posiciones. ¿Cuál era su posición? ¡Una


de alabanza!
¿Cómo sabemos esto? Veamos lo que el Señor le reveló a
Josafat.
«Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de
Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme,
Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y
estaréis seguros, creed a sus profetas, y seréis prosperados. / Y
habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y ala-
basen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía
la gente armada y que dijesen: glorificad a Jehová porque su
misericordia es para siempre» (v. 20-21 é.a)
Evidentemente, durante la noche, el Señor le reveló al rey Josafat
el resto del plan de batalla, porque cuando él se levantó al día
siguiente, le comunicó el plan a su pueblo. Ellos debían salir y en-
contrar al enemigo con la alabanza de Dios en sus bocas.
Estoy seguro que Josafat estuvo en muchas batallas. Como rey
de Judá, estaba muy al tanto de la estrategia militar. Para un co-
mandante militar de su rango y calibre, reunir un coro y ponerlo a la
cabeza de sus poderosos guerreros, ¡tuvo que haber oído de Dios!
¡Sólo el Señor podría desarrollar una estrategia militar como esa y
salir adelanteexitosamente!
Después de todo, en lo natural, ¿quién había oído de marchar a
la batalla contra el enemigo, siendo los cantantes los que lideraban
el camino, ¡alabando a Dios!? ¿¡Qué general militar alguna vez ha-
bía dirigido a sus poderosos guerreros con un coro!? Pero fue exac-
tamente así como Dios lo instruyó. Los israelitas debían tomar
posición de alabanza.
Por supuesto, en lo natural, nada de esto tiene sentido como
estrategia militar. Por ejemplo, si alguna vez ha estado en el ejérci-
to, sabe que el equipo de reconocimiento sale primero, adelante de
las tropas de combate, para explorar el estado del terreno y des-
cubrir la posición del enemigo.
Presté servicio en el ejército de los Estados Unidos, y en mi
entrenamiento de infantería siempre enviábamos un equipo de re-
12 El Poder Inexplorado de La Alabanza

conocimiento para explorar el estado del terreno y descubrir la


posición del enemigo, antes que las tropas principales comenzaran
a moverse. Un equipo de reconocimiento se mandaba siempre an-
tes que las tropas principales salieran.
En el entrenamiento de infantería nos enseñaron que la respon-
sabilidad del equipo de reconocimiento era espiar la situación, y no
entablar ninguna pelea con el enemigo. De hecho, si el equipo de
reconocimiento hacía su trabajo apropiadamente, el enemigo nun-
ca sabría cómo llegó a saber su posición.
Este equipo reuniría toda la información que pudiera acerca del
enemigo y reportaría esa información a las fuerzas principales. En-
tonces, cuando la infantería estuviera lista para lanzar el ataque,
sabría la ubicación exacta de las armas (y de dónde serían dispara-
das), los arsenales y los refugios de los morteros.
Las fuerzas principales estaban tan bien aconsejadas, gracias a
la información que el equipo de reconocimiento había traído, que la
infantería podía atacar al enemigo inteligente y efectivamente.
¡No obstante, el Señor no uso esa clase de estrategia militar en
la batalla contra los moabitas y amonitas! ¡Jesús, el Comandante
en Jefe del ejército de Israel, conocía una mejor táctica! Los israe-
litas debían confiar en Dios para pelear la batalla. ¡Debían demos-
trar su fe y confianza en Dios, alabándole!
De igual forma, el Señor no solamente les dio instrucciones de
tomar una estrategia defensiva y mantenerse estrictamente en su
lugar contra el enemigo. ¡Por el contrario, les dijo que fueran y
marcharan ofensivamente contra el enemigo, pero sin pelear!
¡Su arma ofensiva fue la alabanza! Dios pudo haberles dicho
que llevaran a cabo una reunión de oración. O haberles dado un
sinnúmero de estrategias. Pero en lugar de eso, dijo: «No se pre-
ocupen acerca del enemigo. ¡Yo los liberaré a ustedes, tan sólo
alábenme y véanme obrar!».
Evidentemente, el Señor sabía algo acerca de vencer al enemigo
que ellos no conocían. ¡La alabanza es un arma efectiva contra el
enemigo! ¡El Señor sabía que el enemigo no podría tolerar las ala-
La Cura de la Alabanza 13

banzas de su pueblo! Por cuanto Dios habita en las alabanzas de


su pueblo (cf. Salmos 22:3), el enemigo huye al escucharlas, por-
que al sonido de una sentida alabanza, ¡Dios entra en escena!
Josafat reunió al coro y los envió a la cabeza de los guerreros
fuertes. El plan de Dios no parece tener sentido en lo natural, como
sucedió en este caso. Pero cuando da el plan y dice qué hacer, no
importa qué tanto pueda sorprender, este funcionará todo el tiem-
po.
Cuando el Señor le diga que haga algo, no sea sabio en su opi-
nión, simplemente obedézcale. Primero asegúrese de que es Él el
que le está dando las instrucciones. Si es el que habla, las instruc-
ciones estarán de acuerdo con la Palabra de Dios. Muchas perso-
nas tratan de ejecutar planes en el nombre del Señor, pero que no
vienen de Él. Todo lo que el Señor le dice que haga está siempre
de acuerdo con su Palabra, y por eso siempre prosperará.
¡Imagínese la reacción de los generales de Josafat cuando fue-
ron ubicados los del coro en la primera fila, en frente de los pode-
rosos guerreros, sin que se les permitiera pelear! ¡Se supone que
eran los fuertes guerreros, los poderosos hombres de valor! Algu-
nos de esos hombres trajinados y veteranos habían peleado mu-
chas batallas; tal vez pensaron que Josafat había llegado un poco
lejos en esta oportunidad. Pero Dios tenía un plan.
Aquí venían los cantores guiando el camino, entonando alaban-
zas a Dios. Una banda de israelitas podría haberlos acompañado,
porque en el Antiguo Testamento ellos frecuentemente hacían un
ruido alegre al Señor con instrumentos musicales. Me puedo ima-
ginar a todo el ejército en orden, en posición de atención: ¡los lan-
zadores de jabalina, los arqueros, los poderosos hombres de valor
—todos alineados en sus filas—, y el coro guiando al ejército ente-
ro!
Sólo puedo ver al enorme ejército como si estuvieran parados
en posición de atención. El rey traía la orden de marchar y cantar,
así como de salir al encuentro del enemigo. Tal vez el viejo teniente
guiaba el ritmo: «Un, dos, tres, cuatro. Un, dos, tres, cuatro». Des-
14 El Poder Inexplorado de La Alabanza

pués de un momento, posiblemente todos comenzarían a cantar:


«Alabado sea el Señor; porque su misericordia permanece para
siempre» (v. 21 é.a).
No estamos seguros, pero pudieron cantar el Salmo 136 cuan-
do fueron a enfrentar al enemigo. Porque este Salmo repite el coro:
«Porque para siempre es su misericordia» (é.a). Sabemos, sin
embargo, que magnificaban y glorificaban al Señor con sus alaban-
zas.

Exaltando a Dios en los Salmos


El Salmo 136 tiene varias secciones; la primera parte es alaban-
za a Dios —el Dios de dioses— y al Gran Creador.
«Alabad a Jehová, porque él es bueno: Porque para siempre es
su misericordia. / Alabad al Dios de los dioses, Porque para siem-
pre es su misericordia / Alabad al Señor de los señores, Porque
para siempre es su misericordia. / Al único que hace grandes mara-
villas, Porque para siempre es su misericordia. / Al que hizo los
cielos con entendimiento, Porque para siempre es su misericordia.
/ Al que extendió la tierra sobre las aguas, Porque para siempre es
su misericordia. / Al que hizo las grandes lumbreras, Porque para
siempre es su misericordia. / El sol para que señorease en el día,
Porque para siempre es su misericordia. / La luna y las estrellas
para que señoreasen en la noche, Porque para siempre es su mise-
ricordia» (v. 1–9).
Esta primera parte del Salmo exalta la grandeza de Jehová. Los
hijos de Israel utilizaron un tiempo considerable en dar gracias a
Dios por lo que es Él; el Dios de los dioses y el Señor de señores.
Ellos lo adoraban porque es el Gran Dios que colocó el Sol, la
Luna y las estrellas en su lugar, y creo el vasto universo y todo lo en
éste hay.
En la segunda parte de este salmo, los israelitas lo alabaron por
su gran poder, que liberó a sus antepasados cuando fueron escla-
vos en Egipto. Lo exaltaron en fe por lo que iba a hacer por ellos,
basados en lo que ya había hecho por ellos, y basados en lo que
sabían de su fidelidad.
La Cura de la Alabanza 15

¡Hoy los cristianos necesitan tomar una lección de todo esto! Su


fe puede ser levantada al mirar atrás y ver lo que Dios ha hecho en
el pasado y las victorias que ha ganado.
«Al que hirió a Egipto en sus primogénitos, Porque para siempre
es su misericordia. / Al que sacó a Israel de en medio de ellos,
Porque para siempre es su misericordia. / Con mano fuerte y brazo
extendido, Porque para siempre es su misericordia. / Al que dividió
el mar rojo en partes, Porque para siempre es su misericordia. / E
hizo pasar a Israel por en medio de él, Porque para siempre es su
misericordia. / Y arrojó a Faraón y a su ejercitó en el Mar Rojo,
Porque para siempre es su misericordia» (v. 10–15).
¡No puede simplemente ver cómo los israelitas marcharon hacía
el enemigo, cantando el coro: «Porque para siempre es su miseri-
cordia»!
Mientras marcharon y cantaron, las millas que tuvieron que via-
jar, probablemente, comenzaron a desvanecerse al ritmo del cánti-
co. ¡Si ha estado alguna vez en el ejército y ha marchado, sabe que
las canciones toman su mente desde donde comienza hasta donde
tiene quellegar!
Cuando estaba en el ejército y acostumbraba a marchar, era
más fácil hacerlo mientras cantaba, porque no se pensaba en qué
tan pesado era el morral en la espalda ni lo cansado que estuviera.
Solamente comenzaba a concentrarse en el ritmo de la canción,
mientras mis pasos llegaban a ser tan ligeros con el ritmo del golpe.
Sin darme cuenta, ya había marchado treinta y dos kilómetros.
Imagino que entre más se acercaban los israelitas al campamen-
to enemigo, mayor gozo llegaban a tener, porque estaban sumidos
en la alabanza y adoración.
En la tercera parte del Salmo 136, el salmista hace un recuento
de las victorias que el Señor le había dado a Israel y exalta al Señor
por su grandeza.
«Al que pastoreo su pueblo por el desierto, Porque para siem-
pre es su misericordia. / Al que hirió a grandes reyes, Porque para
siempre es su misericordia. / Y mató a reyes poderosos, Porque
16 El Poder Inexplorado de La Alabanza

para siempre es su misericordia. / A Sehón rey amorreo, Porque


para siempre es su misericordia. / Y a Og rey de Basán, Porque
para siempre es su misericordia. / Y dio la tierra de ellos en here-
dad, Porque para siempre es su misericordia. / En heredad a Israel
su siervo, Porque para siempre es su misericordia. / El es el que en
nuestro abatimiento se acordó de nosotros, Porque para siempre
es su misericordia. / Y nos rescató de nuestros enemigos, Porque
para siempre es su misericordia. / El que da alimento a todo ser
viviente, Porque para siempre es su misericordia. / Alabad al Dios
de los cielos, Porque para siempre es su misericordia» (v. 16-26).
La tercera parte del Salmo 136 exalta al Señor por haber traído
a los hijos de Israel a la tierra de Canaan, su tierra prometida. Lo
alaban por todas las grandes victorias que les había dado en sus
vidas.
Ellos lo alababan porque había entregado al enemigo en sus
manos.
Muchos principios para los cristianos de hoy con respecto a la
alabanza se encuentran escondidos en este Salmo. Debemos ala-
bar y adorar al Señor por lo que es, y debemos alabarlo por lo que
ha hecho por nosotros en el pasado. Al hacer un recuento de sus
victorias en Cristo, lo animará a creer que Dios lo está ayudando
en sus circunstancias presentes.
Cuando la depresión trata de apoderársele y empieza a experi-
mentar tribulaciones, y esté tentado a desanimarse, deténgase, re-
flexione sobre quién es Dios. Reflexione en el Dios del universo
que creo la Tierra, las estrellas y los planetas. Concéntrese en la
grandeza de Dios e imagínese qué tan grande es en realidad ¡Lue-
go, alábelo y déle gracias porque es suficientemente Grande para
suplir su necesidad!

Haga un recuento de sus victorias


Enumere lo que Dios ha hecho en su pasado. Mire todas esas
victorias que le ha dado, y déle alabanza, honor y gloria. Cuando
haya enumerado sus victorias en Dios, estará listo para alabarle y
La Cura de la Alabanza 17

agradecerle por las victorias que está ganando para usted ahora
mismo, aunque sólo pueda verlas con los ojos de la fe.
Mientras los israelitas marchaban y cantaban, pudieron hacer
memoria de sus victorias pasadas en Dios; cantando acerca de
cómo Él había derrocado a los grandes reyes por ellos y entregado
naciones en sus manos en tiempos pasados.
Mientras marchaban y lo alababan —saliendo a ganar una bata-
lla que nunca pelearían— y hacían memoria de sus victorias en
Dios, ¡su fe se hacía más fuerte!
Esto es exactamente lo que nos sucederá si lo alabamos cuando
enfrentamos dificultades: ¡nuestra fe crecerá fuerte! ¡No necesita-
mos pelear nuestras batallas! ¡Podemos depender del Señor para
que las pelee por nosotros!
Sólo puedo imaginar cómo los cantores israelitas proclamaban
fuertemente: «Dios nos ha redimido de nuestros enemigos, porque
su misericordia permanece para siempre. ¡No tememos a ningún
enemigo, porque nuestro Dios pelea por nosotros! ¡La lucha no es
nuestra, es de nuestro Dios!».

La estrategia militar del Señor


¡Veamos qué tan efectiva fue la estrategia militar de alabanza al
Señor!
«y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, jehová
puso contra los hijos de Amón, de Moab, y del monte de Seir, las
emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mata-
ron los unos a los otros. / Porque los hijos de Amón y Moab se
levantaron contra los del monte de Seir, para matarlos y destruir-
los; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada
cual ayudó a la destrucción de su compañero. / Y luego que vino
Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud, y he aquí
yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado. /
Vinieron entonces Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron entre
los cadáveres muchas riquezas, así vestidos como alhajas precio-
sas, que tomaron para sí, tantos que no los podían llevar; tres días
18 El Poder Inexplorado de La Alabanza

estuvieron recogiendo el botín, porque era mucho» (2 Crónicas


20:22–25 é.a).
¡Mientras esos cantores dirigían al ejército, alabando al Señor y
adorándolo en la hermosura de su santidad, la Biblia dice que sus
enemigos se volvieron unos contra otros y se destruyeron!
Precisamente el día anterior los israelitas temblaban por causa
del enemigo. Pero porque obedecieron al Señor y se pusieron en
línea con su plan, sus enemigos fueron totalmente vencidos. ¡De
hecho, había tanto botín y despojos de guerra, que les tomó tres
días recogerlo!
No sabemos cómo hizo Dios para que los enemigos pelearan
unos contra otros. Es sólo especulación, pero tal vez provocó al
enemigo para que oyera a los israelitas cantando acerca del gran
Dios de liberación y de sus poderosas conquistas en batalla. Posi-
blemente esto llevó al enemigo a tal grado de pánico que se volvie-
ron unos contra otros en confusión.
O tal vez Dios tomó un inmenso micrófono «celestial» y amplifi-
có el sonido de los cantores con un altavoz enorme y «sobrenatu-
ral», así que cuando el enemigo oía el ruido, sonaba como un gran
ejército de gente. Probablemente el enemigo dijo: «¡No tenemos
escapatoria!». Y comenzaron a discutir y a pelear entre ellos hasta
que se mataron unos a otros.
Sabemos que cuando los israelitas llegaron hasta el campamen-
to enemigo, ningún soldado estaba vivo. ¡La pelea se había termi-
nado! El Señor hizo exactamente lo que dijo que haría. El Señor
peleó la batalla por ellos. ¡Los hijos de Israel aún no habían
desenfundado sus espadas! ¡La batalla y la victoria fueron del Se-
ñor! ¡Todavía esa es una buena estrategia!
¿Que pueden aprender los cristianos de hoy de este relato? De
una parte, Dios está siempre del lado de sus hijos. No importa si se
trataba de los hijos de Israel, viviendo bajo el antiguo pacto, o si se
trata de sus hijos nacidos de nuevo, viviendo bajo el nuevo: ¡Dios
siempre ayuda a sus hijos! Él siempre viene a rescatarnos.
La Cura de la Alabanza 19

El enemigo de Dios, Satanás, está en el mundo de hoy (cf. 2


Corintios 4:4). Este trata de venir contra la Iglesia del Señor Jesu-
cristo para destruirla totalmente. Sin embargo, la Biblia dice que
ninguna arma forjada contra nosotros podrá prosperar (cf. Isaías
54:17). La batalla no es nuestra, no necesitamos pelear nuestras
batallas en la vida, ¡Dios dice que peleará por nosotros!

Satanás está derrotado


Además, el Señor ya derrotó a Satanás en la cruz. Si dejáramos
de «magnificar» a Satanás y darle tanto crédito y en su lugar nos
concentráramos en el Dios hacedor de maravillas, que pelea nues-
tras batallas, ¡podríamos ver con nuestros ojos las victorias que
deseamos!
¡Si el diablo trata de bombardearlo con tentaciones, pruebas y
tribulaciones, recuerde que la batalla no es suya, es de Dios! No
tiene que intentar «combatir» a Satanás. Simplemente permanezca
firme en la Palabra de Dios y comience a alabarlo, pues está lle-
vando a cabo lo que ha prometido en su Palabra (cf. Romanos
4:21; Hebreos 10:23).
Encontrará circunstancias en la vida que le parecerán imposi-
bles, pero si permanece firme e inamovible en la Palabra de Dios,
creyendo que Él pelea cada batalla por usted, entonces necesitará
aprender del poder de la alabanza.
Aprenda a darle a Dios alabanza y gloria en medio de cada
circunstancia difícil —antes que éstas cambien, alábelo y glorifí-
quelo por lo que ha prometido en su Palabra—, a pesar que no vea
ningún cambio, ¡porque esto es fe! ¡Y la fe siempre gana la victo-
ria! (cf. 1 Juan 5:4).
Si sabe quién es en Cristo, y el enemigo empieza a venir en su
contra, puede echar sus hombros hacía atrás y comenzar a mar-
char como un verdadero soldado de Dios, con el yelmo de la sal-
vación intacto, y su escudo de la fe levantado. ¡Puede proclamar
fuertemente las promesas de Dios, cantando y alabando al Señor
confiadamente por la victoria, y usted prevalecerá!
20 El Poder Inexplorado de La Alabanza

¡Iglesia, es tiempo de que el ejército del Señor empiece a mar-


char adelante en alabanza a Dios! ¡Es tiempo de que usemos las
alabanzas a Dios para ir en contra de los ataques que el diablo
intenta traernos agresiva y repentinamente!

Alabe a Dios a pesar de las circunstancias


Necesitamos aprender a dar alabanza y gloria a Dios frente a
cualquier obstáculo, antes de ver la victoria. Si aprendemos cómo
alabar a Dios, veremos la victoria en todo tiempo, no importa qué
tan desoladoras puedan parecer las circunstancias.
No estoy diciendo que debemos alabar a Dios por la tribulación
o por la enfermedad o por la prueba que Satanás pueda intentar
traer contra nosotros. No creo que la Biblia diga que debemos
alabar a Dios por no tener dinero para pagar las cuentas o por no
poder alimentar a nuestras familias.
No alabe a Dios por las circunstancias difíciles, alábelo a pesar
de las circunstancias. No se concentre en alabarlo por la enferme-
dad o dolencia o por la prueba o la tentación; la idea es alabarlo sin
importa lo que pueda ocurrir, porque su confianza está en que Él le
ayudará a salir en victoria.
Debe alabarlo en fe, porque ya lo ha librado. La fe es alabarlo
antes de ver su poder libertador demostrado a su favor. Eso es
exactamente lo que los hijos de Israel hicieron, y por eso salieron
triunfantes.
No obstante, cuando los israelitas salieron a enfrentar al enemi-
go, solamente alabaron a Dios; no pidieron nada en particular. Lo
ve, cuando su vida pende de un hilo, se asegurará de estar hacien-
do exactamente lo que Dios le dijo que hiciera. ¡Y se asegurará de
hacerlo con todo su corazón! ¡Dios les había dicho a los israelitas
que su victoria estaba en la alabanza!
Actualmente, muchos cristianos piensan que alabar a Dios con-
siste solamente en decir de labios: «Alabado sea Dios, alabado sea
Dios», varias veces.
La Cura de la Alabanza 21

Luego, casi inmediatamente, están otra vez pidiendo: «¡Señor,


dame, dame, dame!». ¡Pero esa no es la clase de alabanza que
mueve a Dios!

Una salida para la depresión


La próxima vez que la depresión trate de venir sobre usted o las
circunstancias empiecen a rodearlo y quieran agobiarlo, ¡no se rin-
da ni acepte la derrota! El mejor camino para salir de la depresión
es cantar alabanzas a Dios. No tiene que estar pidiéndole que lo
libre. La Biblia dice que las promesas de Dios son sí y amén (cf. 2
Corintios 1:20). Así que solamente comience a alabarlo cuando las
circunstancias tratan de abrumarlo. La depresión y la opresión del
enemigo no pueden permanecer en su vida cuando su corazón está
lleno de alabanza.
Muchas veces, en circunstancias fatales, se oye a la gente decir:
«¡Proclamemos ayuno! ¡Necesitamos orar toda la noche y Dios
nos oirá!» No, no necesita hacer eso. Simplemente convoque una
«reunión de alabanza», aun si se encuentra solo, comience a ala-
barlo con todo su corazón.
Si Dios pudo derrotar al enemigo, en el Antiguo Testamento,
con las alabanzas de los israelitas —personas que no habían naci-
do de nuevo— ¡piense en lo que puede hacer con las alabanzas de
sus hijos nacidos de nuevo¡ ¡Aprenda la lección de la alabanza!
Mire esa batalla que los israelitas ganaron por medio de la alaban-
za, y aprenda su lección.
Aprenda a cantar las alabanzas a Dios cuando el enemigo trate
de venir en su contra. Ciertamente, debe tomar autoridad sobre el
enemigo en el nombre de Jesús, pero luego concentre toda su aten-
ción en el Señor, alabándole. A medida que haga esto, el diablo
tendrá que huir.
Creo que existe una «cura» que podemos recibir de Dios a tra-
vés de alabarle y adorarle. Indudablemente, podemos alcanzar el
más alto nivel de fe y victoria a medida que aprendemos cómo
alabar y adorar continuamente a Dios, como un estilo de vida, sin
22 El Poder Inexplorado de La Alabanza

importar las circunstancias, porque la alabanza mantiene nuestra


atención enfocada en Dios.

Tome su posición de alabanza


¡Si el enemigo intenta bombardearlo con tentaciones, pruebas y
tribulaciones, haga lo que Dios les dijo a los israelitas que hicieran!
¡Tome su posición de alabanza! Dios le está diciendo lo mismo que
le dijo a Israel (cf. 2 Crónicas 20:15:17). «¡No teman, la batalla no
es suya sino mía! ¡Permanezcan en mi Palabra y alábenme!
¡Yo cuidaré de ustedes, si ustedes confían en Mí!».
Fíjese que las tribulaciones pueden ser superadas y las victorias
pueden ser ganadas a través de la alabanza y la adoración a Dios.
Puede recibir sanidad alabándole y adorándole, porque son el len-
guaje de la fe. Y la Palabra de Dios dice que la sanidad ya ha sido
provista para nosotros (cf. Isaías 53:5; 1 Pedro 2:24; Mateo 8:17).
Puede recibir de Dios cualquier cosa que la Palabra le promete,
por simplemente actuar en fe por la Palabra, adorando, alabando y
dando gracias a Dios.
En nuestros días, parece que muchos cristianos están hablando
acerca del diablo y magnificando lo que hace, en lugar de estar
magnificando a Dios ¡y lo que Él está obrando!
¡Ellos magnifican y exaltan al diablo al hablar constantemente de
lo que está haciendo en sus vidas! A mí no me interesa lo que el
enemigo está haciendo; éste ya está derrotado por Jesucristo. Lo
que quiero saber es lo que Dios está haciendo en la Tierra hoy.
Otros cristianos son tan concientes y temerosos del diablo, que
siempre tratan de caminar en puntillas delante de éste, por así de-
cirlo. ¡Y si alguna vez alaban al Señor, susurran por temor a que el
diablo los pueda oír! ¡No obstante, es precisamente éste el que
debe oír al pueblo de Dios alabando al Señor! ¡Necesitamos ex-
plorar el poder que se desata al alabar al Señor!
La «tierra de Canaan» de los cristianos es tomar posesión en
esta vida de lo que por derecho ya les pertenece en Cristo. Tomar
posesión de la herencia en Cristo es más o menos lo mismo, espi-
La Cura de la Alabanza 23

ritualmente hablando, que cuando los israelitas tomaron la tierra de


Canaan.
En otras palabras, gigantes naturales se opusieron a los hijos de
Israel; «gigantes» espirituales tratan de oponerse a nosotros hoy.
Sin embargo, esos «gigantes» fueron derrotados con el triunfo de
Jesús en la Cruz (cf. Colosenses 2:15).
La tierra de Canaan no es un tipo del cielo, porque allí no hay
batallas o gigantes para pelear, ni hay ciudades para tomar, ni re-
yes para derrocar. Esa tierra es un prototipo de la vida del cristiano
aquí en la Tierra. En esta vida hay batallas para ganar y gigantes
para vencer. ¡Pero no hay poder del enemigo que pueda prevale-
cer en su contra cuando aprende cómo permanecer en la Palabra
de Dios y alabando al Señor!
¡Siga adelante con las alabanzas de Dios en su boca!
No mire al «gigante» que puede estar interponiéndose en su ca-
mino, o la prueba o tribulación que trata de amenazarlo para impe-
dirle tomar posesión de las promesas de Dios. Mire sólo a Dios y
a su Palabra. Alábelo porque es Poderoso para hacer lo que ha
prometido (cf. Romanos 4:21).

1
Doctora Lilian B. Yeomans, Healing from Heaven [Sanidad del cielo], Springfield,
Missouri, EE.UU., Gospel Publishing House, 1973, pp. 57–58.
CAPÍTULO II

SUS JERICÓ ESPIRITUALES

La de Jericó fue la primera batalla que los israelitas pelearon


después de haber cruzado el río Jordán para entrar y tomar pose-
sión de su tierra prometida. ¡Dios, nuevamente, les dio el plan para
tomar esa ciudad y ganar esa batalla sin ninguna pelea! ¡De igual
forma, esa batalla, era para ser ganada con las gloriosas alabanzas
a Dios en sus bocas y con un grito de victoria!
«Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hi-
jos de Israel; nadie entraba ni salía. / Mas Jehová dijo a Josué:
Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus
varones de guerra. / Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres
de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis
durante seis días. / Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de
cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete
vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas. / Y cuan-
do toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el
sonido de la bocina todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de
la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia
adelante» (Josué 6:1–5).
¡Jericó fue la primera ciudad que los israelitas tomaron en pose-
sión mientras viajaban hacía Canaan, y no fue ganada peleando
una batalla! ¡Píenselo!
Dios los instruyó para marchar alrededor de Jericó cada día, sin
hacer ningún ruido. Tenían orden de marchar, a pesar de que en lo
26 El Poder Inexplorado de La Alabanza

natural las instrucciones no parecían tener ningún sentido. Después,


en el séptimo día, estuvieron marchando alrededor de Jericó siete
veces.
A la séptima vez, mientras tocaban la trompeta y gritaban y ala-
baban a Dios, los muros cayeron. ¡Ellos simplemente entraron y
tomaron posesión de lo que Dios les había prometido! No pelea-
ron en esa batalla, sólo obedecieron las instrucciones de Dios, gri-
tando y alabando a Dios, y Él les dio la victoria.
Sí, para que los cristianos que vivimos bajo el Nuevo Pacto
poseamos nuestra «Canaan», también tendremos que derrotar nues-
tros Jericó espirituales para la gloria de Dios. El Señor colocó de-
seos y propósitos en cada uno de nuestros corazones, aspiracio-
nes y sueños que son su voluntad para nuestras vidas. Todos tene-
mos nuestros Jericó que debemos poseer. Pero Dios prometió
darnos Jericó espirituales. ¡Esto será hecho por su poder y para su
gloria, no por nuestro poder o fuerza; le daremos toda la alabanza
por esto!
Nuestra experiencia como cristianos, en lo espiritual, es en un
sentido como lo que pasaron los israelitas, en lo natural. Ellos pe-
learon con enemigos verdaderos que aparecían como gigantes.
Nuestra lucha no es contra enemigos naturales, pero sí contra ene-
migos sobrenaturales que muchas veces parecen surgir como gi-
gantes. ¡Sin embargo, bajo el Nuevo Pacto, nuestro enemigo, Sa-
tanás, ya fue vencido por el Señor Jesucristo!
Sólo necesitamos mantenernos firmes en la victoria de Jesús,
declarando la Palabra y alabando a Dios por nuestros triunfos en
Cristo.
Dios no le prometió que no tendría que enfrentar algunos Jericó
espirituales. No obstante, sí le prometió que, a través de Él, con-
quistaría cada Jericó espiritual, porque a través de Cristo tenemos
la victoria en toda circunstancia de la vida (cf. 1 Corintios 15:57; 2
Corintios 2:14).
Por lo tanto, cuando se levante contra sus Jericó espirituales,
comience a rodearlos uno por uno con la Palabra de Dios: «¡Por-
Sus Jericó Espirituales 27

que mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo! ¡Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Y por cuya herida fui sana-
do! ¡Soy más que vencedor a través de Cristo! ¡Dios me lleva
siempre en triunfo en Cristo Jesús! ¡Mi Dios, pues suplirá todo lo
que me falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús!»
(cf. 1 Juan 4:4; Filipenses 4:13; 1 Pedro 2:24; Romanos 8:37; 2
Corintios 2:14; Filipenses. 4:19).
Después de mantenerse firme en la Palabra, demuestre su fe en
el poder milagroso de Dios, para darle la gloria que le correspon-
de, alabándolo. ¡A medida que lo alaba con todo su corazón en
fe, mire esos obstáculos o muros caer! ¡Ningún espíritu ni ninguna
circunstancia adversa pueden permanecer en su presencia cuando
aprende cómo alabar a Dios sinceramente, con todo su corazón!
¡La mayoría de cristianos necesitan que Dios los respalde con
fortaleza espiritual, porque cuando se enfrentan a una batalla espi-
ritual, del tamaño de un montón de tierra hecha por un topo, y
tropiezan en éste, sienten inmediatamente que están derrotados!
Luego se lamentan delante de Dios: «¡Oh, Dios! ¿Por qué per-
mitiste que me pasara esto a mí?».
Dios no trae adversidad a las vidas de sus hijos; Él no es el
causante de esas cosas (cf. Juan 10:10; Santiago 1:17). La Biblia
dice que Satanás es su adversario (cf. 1 Pedro 5:8). Dios nunca
dijo que no tendría ninguna prueba o tribulación en la vida, pero sí
le prometió darle la victoria en Cristo en cada una de estas.
Tiene que seguir las instrucciones así como los israelitas lo hicie-
ron: «Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros» (cf. 2
Crónicas 20:20). ¡Va a tener que creer en la Palabra de Dios antes
que pueda estar seguro y prosperado en esta vida! ¡Demuestre lo
que cree alabando a Dios en absoluta confianza en su Palabra!
«Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez,
Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la
ciudad. / Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las
bocinas, y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de
la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo
28 El Poder Inexplorado de La Alabanza

subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la to-


maron» (Josué 6:16, 20).
Cuando los israelitas rodearon Jericó, tocaron las trompetas y el
pueblo grito a gran voz. ¡Tampoco creo que aquellos tan sólo ha-
yan dado un simple grito Tejano!
Pienso que gritaron alabanzas a Jehová Dios. Ninguna barrera
podría resistir ese poder, porque estaban siguiendo el plan de Dios.
¡Cuando gritaron delante de Dios, esos muros cayeron y dieron
paso a su poder!
¿Quiere que los muros que han tratado de obstaculizar su cami-
no caigan justo frente suyo, de manera que pueda marchar y tomar
lo que Dios le ha prometido? Comience a gritar y alabar a Dios con
voz de triunfo, porque sabe quien es en Cristo. ¡Grite y alabe a
Dios con voz de triunfo porque está totalmente convencido de lo
que Dios le ha prometido; Él es Poderoso para hacerlo!
Cada vez que se enfrenta contra un Jericó espiritual, no deje que
lo atemorice. ¡Tiene la victoria en Cristo! Sencillamente, comience
a marchar alrededor de esas imposibilidades con gritos de victoria,
alabando a Dios por adelantado por su triunfo.
La fe cree. La fe confía. ¡Por lo tanto, la fe alaba! ¡Proclame su
fe en Dios con denuedo, a pesar de que un «Jericó» pueda estar
justo en su camino! ¡No deje que lo asuste! ¡Este no es un obstá-
culo para Dios! Demuestre su confianza en Él, alabándolo aun an-
tes que los muros de Jericó caigan. Y luego retroceda y vea a Dios
obrar. Los obstáculos no pueden permanecer en la presencia del
pueblo de Dios, cuando ellos sinceramente alaban al Señor por su
grandeza y su fidelidad a su Palabra.
Cuando aprendemos cómo alabar a Dios verdaderamente, en
absoluta confianza y seguridad en su Palabra, no tendremos más
algunos de los problemas que tuvimos.
¿Por qué pasa esto? Porque alabar a Dios fortalece nuestra
fe. La Biblia dice, por ejemplo, que Abraham «creció fuerte y fue
lleno de poder por la fe mientras el daba alabanza y gloria a Dios»
(Romanos 4:20 tr. Amplificada).
Sus Jericó Espirituales 29

Y también vimos, en 2 Crónicas 20, que la alabanza fue utilizada


como un arma ofensiva en la batalla contra el enemigo, y no sólo
un arma defensiva. Los israelitas ganaron una gran batalla a través
de las armas ofensivas de la alabanza y la adoración.
Si Dios pudo usar las alabanzas de los israelitas para derrotar al
enemigo, siendo solamente personas naturales —ellos no eran na-
cidos de nuevo por la sangre de Jesús—, ¡cuanto más podrá usar
las nuestras, las alabanzas de los hijos e hijas nacidos de nuevo
para vencer y derrotar las maquinaciones del enemigo!
Indudablemente, el enemigo está tratando de colocar impedi-
mentos y obstáculos en nuestra vida de fe. No quiere que reciba-
mos lo que Dios nos ha prometido. Está tratando de construir obs-
táculos imposibles, colocando barreras impenetrables a nuestro
paso. Pero tenemos que aprender cómo mantenernos firmes, aun
cuando parece como si estuviéramos rodeados por todos lados
por obstáculos insuperables.

Esas barreras insuperables


Cuando estaba en el ejército, el sargento de adiestramiento de
nuestro pelotón parecía deleitarse poniéndonos en largas y
agotadoras marchas. Nuestra compañía era el último regimiento
que fue entrenado para usar el viejo rifle M1.
Por cuanto esta era la última vez que alguien iba a usar ese rifle
en particular, antes que llegara a ser obsoleto, el general decidió
realizar una gran marcha de competencia, conmemorando el even-
to. De cada compañía del regimiento de entrenamiento fue escogi-
do un pelotón para participar en este concurso.
El día de la graduación, todos los pelotones de cada compañía
debían marchar en competencia para ganar el trofeo al mejor equi-
po de marcha. Debían hacerlo en el campo de desfiles, a la vista
del general, que decidía qué pelotón era el campeón. ¡Nuestro
coronel nos había informado que era mejor que nuestra compañía
ganara el trofeo! ¡Porque él quería ese trofeo permanentemente
exhibido en su oficina!
30 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Cuando empezamos nuestra primera marcha de entrenamiento


como reclutas novatos y el sargento de adiestramiento nos llamó:
«Atención», la primera vez, todos quedamos allí, parados en aten-
ción, muertos del susto. La primera vez que comenzamos a mar-
char estábamos tan desgarbados e ineptos que prácticamente nos
atropellábamos entre sí, yendo y viniendo. ¡No sabíamos cómo
marchar! Éramos reclutas novatos. Habíamos estado en el ejército
exactamente por una semana y dos días.
Después que se hizo el anuncio del concurso de marcha, nuestro
sargento declaró: «¡Este pelotón va a ganar el trofeo para el coro-
nel, el día de la graduación!». ¡Cada atardecer, después de la co-
mida, cuando todos teníamos tiempo libre, salíamos al campo de
desfiles a marchar hasta el anochecer, hasta que aprendiéramos a
marchar como verdaderos soldados!
De modo que, marchamos, marchamos y marchamos...
Cada atardecer, después que todos los demás habían terminado
su día, estábamos allá, en ese campo, marchando… «Izquier, dos,
tres, cuatro», de acá para allá y de allá para acá. ¡Marchábamos
hasta que se hacía noche, después marchábamos a la luz de la luna!
La primera vez que lo hicimos éramos un atractivo equipo de
desgarbados; continuábamos atropellándonos unos a otros, por-
que no sabíamos lo esencial.
Marchando todas esas horas, cantábamos cuando nos cansá-
bamos, porque mantenía nuestras mentes lejos de lo verdadera-
mente cansados que estábamos. Después de cinco semanas de
esta marcha sin fin, nuestro sargento dijo: «Quítenle la funda a sus
bayonetas, y colóquenlas en su cinturón de munición».
¡Cuando está marchando con un grupo de soldados novatos y
con bayonetas desenfundadas es recomendable que tenga cuida-
do! La primera vez que el sargento llama: «¡A la retaguardia, mar!»,
¡es mejor esperar a que todos giren en la misma dirección a la vez,
de lo contrario, es mejor que tenga buenos reflejos! ¡De otra ma-
nera, alguien va a salir herido!
Sus Jericó Espirituales 31

Cuando dio la orden: «¡A la retaguardia, mar!», los hombres


giraban cada uno a su manera. Se podían escuchar los metales
chocando mientras que las bayonetas se golpeaban sobre las ca-
bezas. ¡Nunca estuve tan complacido en toda mi vida de estar en la
línea del frente!
Miré atrás y un recluta afirmó: «¡Ahora sé por qué usamos estos
tiestos de acero en nuestras cabezas!». ¡Si no fuera por este casco
estaría en aprietos en este momento! ¡Alguien le había pegado al
lado del casco con su bayoneta mientras intentaba cumplir la or-
den!
Finalmente, después de marchar todas las noches, durante cua-
tro o cinco semanas, el sargento trajo al comandante de la compa-
ñía para vernos marchar. Para ese entonces, ya estábamos bastan-
te bien. Cuando ha marchado tantas horas como nosotros lo ha-
bíamos hecho, finalmente aprende; la buena forma de marchar
llega a ser parte de usted.
Mientras el sargento y el comandante nos veían marchar, el sar-
gento que fue tan duro con nosotros tuvo que admitir: «¡Creo que
pueden ganar este trofeo! ¡Son uno de los mejores pelotones con
que he trabajado! ¡Sólo voy a ponerlos a marchar alrededor y
hacer alarde de ustedes un poco! ¡Nos hizo marchar cerca de otra
compañía que estaba practicando, y se veían terribles! Se veían
como nosotros cuando comenzamos.
Muchas veces, en el entrenamiento, el sargento nos hacía mar-
char por un tramo de una calle de asfalto. Al puro final de la misma
había un gran muro de bloque de tres metros de alto. Nos hacía
marchar usualmente hacía éste, por la calle de abajo, y alrededor
de tres o cuatro metros antes de llegar al muro, daba la orden: «¡A
la retaguardia, mar!». Entonces girábamos y marchábamos de re-
greso. Pero esta vez quería ver de qué estábamos hechos. Nos
hizo marchar por aquella calle asfaltada y nunca nos dio la orden
de girar y marchar.
A medida que nos acercábamos decididamente hacia ese muro,
podía ver que no había por donde ir, ni por encima, ni alrededor.
32 El Poder Inexplorado de La Alabanza

¡De hecho, no había ningún otro lugar a donde ir, en absoluto, sino
irnos contra la pared! Pero él nunca hizo pausa en su compás,
«izquier, dos tres, cuatro», a medida que nos acercábamos más y
más a esa barrera.
Seguimos marchando, «izquier, dos tres, cuatro». Miré rápida-
mente al hombre que estaba a mi lado y cuando me miró, el sar-
gento de adiestramiento gritó: «¡Ojos al frente!». ¡Y obedecimos
de prisa!
Estaba en la fila de enfrente, con todos los otros líderes de la
escuadra, que también resultaron ser de Texas. Finalmente, el muro
estaba justo en frente de nosotros, el sargento nunca nos dio la
orden de: «A la retaguardia, mar», así que marchamos justo hacía
éste.
Cuando los cuatro que estábamos en la fila de enfrente estába-
mos parados frente al muro —nuestras narices estaban presiona-
das justo contra éste—, y cada vez que el sargento decía: «¡Izquier!»,
nuestras rodillas izquierdas se levantaban y golpeaban el muro. Cada
vez que hacía el conteo de dos o cua…, nuestras rodillas derechas
se levantaban y golpeaban la pared. Pero solamente nos mantuvi-
mos marchando fuertemente, presionados contra el muro. Decidí
obedecer esa orden, hasta que el muro nos diera paso y pudiéra-
mos marchar justo por encima o hasta que el sargento nos diera la
orden: «¡A la retaguardia, mar!».
A medida que esto fue sucediendo, y después de esta prueba de
obediencia, cada uno de los que estábamos en la fila de enfrente
teníamos agujeros en nuestros uniformes y ¡tuvimos que comprar
unos nuevos! ¡Pero recibimos orden de marchar, así que no retro-
cedimos! No sé por cuánto tiempo marchamos contra el muro,
pero creo que fue mucho.
¿Lo ve? Se nos había entrenado para seguir marchando sin im-
portar qué obstáculo encontráramos. No importaba lo que se atra-
vesara en nuestro camino —camión, carro, animal o lo que fue-
ra—, teníamos orden de marchar. No debíamos detenernos por
ninguna razón, a menos que se nos diera otra orden.
Sus Jericó Espirituales 33

Con nuestras narices presionadas fuertemente contra aquella


pared, no podíamos ver otra cosa sino esa pared. ¡Y hablando
acerca de un obstáculo insuperable, esa es una muestra! Pero a
nosotros se nos había dado la orden de marchar. Sin embargo, al
final, esa clase de disciplina valió la pena, ¡porque ganamos el con-
curso de marcha!
Muchas veces los cristianos atravesamos por experiencias simi-
lares, espiritualmente hablando. El enemigo nos coloca barreras
aparentemente insuperables a nuestro paso mientras marchamos
por el camino de la vida. ¡Pero tenemos instrucciones de Jesús de
marchar, así que no podemos interrumpir nuestro paso! Y muchas
veces, cuando marchamos contra los muros de la adversidad, el
Señor requiere que nos quedemos allí, marchando. ¡En otras pala-
bras; ¡se nos pide que nos mantengamos firmes en nuestro
lugar, usando la Palabra de Dios! ¡Eso es obediencia!
Hay momentos en la vida cuando será necesario ese tipo de
determinación para vencer al enemigo en las circunstancias de la
vida. Simplemente tendrá que permanecer allí y marchar obedien-
temente, aun cuando esté contra fuerzas abrumadoras. ¡Tendrá que
tomar su posición contra Satanás con la Palabra de Dios, no mi-
rando ni a derecha ni a izquierda, y sobre todo, ni por una vez
interrumpiendo su paso de fe!

¡El Señor nos ordena marchar!


En mi caminar cristiano, Satanás ha puesto algunos obstáculos
al frente, aparentemente insuperables. Pero a pesar que Satanás ha
levantado muros justo en mi frente, tan sólo me he mantenido mar-
chando porque recibí las órdenes del Señor.
Cuando reciba las órdenes de marchar de parte del Señor y vea
una barrera en su camino, no se detenga para buscar una salida.
No trate de cavar bajo ese obstáculo —el muro—, o deslizarse
sobre éste o rodearlo. Sólo siga marchando, permaneciendo en las
promesas de Dios a medida que lo hace. Ni siquiera interrumpa su
paso o el compás de su marcha en obediencia a lo que el Señor le
34 El Poder Inexplorado de La Alabanza

dijo que hiciera. Sólo manténgase marchando, pero con todas sus
fuerzas, cite la Palabra frente a cada obstáculo o barrera.
«Todas mis necesidades son suplidas de acuerdo a las riquezas
en gloria de Dios». «Mayor es el que está en mí, que el que está en
el mundo». «No puedo fallar con el Mayor dentro de mí». Y siga
marchando.
Puede parecer que su situación se hace más y más oscura mien-
tras siente que está marchando justo hacia la noche. Pero si se
mantiene haciéndolo y alabando a Dios, más pronto de lo que pien-
sa, escuchará un agrietamiento en esa barrera y la luz del día apa-
recerá.
Si es diligente para permanecer firme en la Palabra de Dios en fe
y alabándolo por su fidelidad a sus promesas, antes de lo que pien-
sa esa barrera comenzará a desmoronarse, de manera que podrá
marchar sobre la misma, ¡victorioso! Empiece a alabar a Dios por
su maravillosa fidelidad a sus promesas.
¡Alábelo porque su misericordia permanece para siempre! ¡Nada
puede detener a un hijo de Dios cuando aprende cómo alabar a
Dios desde lo profundo de su corazón!
En el ejército, cuando estábamos frente a barreras literales, tales
como aquel muro, muchas veces nos dimos cuenta que cantar ayu-
daba. Podíamos olvidar el hecho de que nuestros cuerpos estaban
cansados y adoloridos si podíamos cantar y quitar de nuestras
mentes las circunstancias tediosas.
En su vida cristiana, cuando siente que su nariz está contra el
muro, pero sigue marchando en obediencia al Comandante Celes-
tial, empiécele a cantar alabanzas a medida que marcha.
Cantarle sublimes alabanzas hará que su espíritu se eleve y ayu-
dará a traer esas circunstancias dentro de la perspectiva correcta.
Cantarle alabanzas le ayudará a concentrarse en Él y hará que esas
circunstancias disminuyan de tamaño en comparación con la gran-
deza de Dios. Su ayuda viene de Dios, así que mírelo a Él, y no lo
que está atravesando. ¡Cante alabanzas a Dios, levante sus ojos
Sus Jericó Espirituales 35

para concentrarse en el Dios que es más que suficiente para resca-


tarlo!
Habrá ocasiones en que será tentado a dudar lo que Dios le ha
prometido. Pero si tan sólo permanece firme, en obediencia a las
promesas de la Palabra, cuando las aturdidoras tormentas de la
duda y el temor traten de asaltarlo, entonces Dios se levantará y se
manifestará fuerte, a su favor. Fiel es el que lo prometió (cf. He-
breos 10:23)
Y cuando el enemigo levante barreras, ¡derríbelas con la Pala-
bra de Dios! ¡Una de las promesas de Dios es que usted es más
que vencedor en Cristo! (cf. Romanos 8:37)
Encontrará que si marcha de acuerdo a las «órdenes de Dios» y
permanece en sus promesas, de repente todo ese muro —la ad-
versidad que ha venido— comenzará a derrumbarse y agrietarse.
Sí, puede que tenga que poner su nariz contra el muro y permane-
cer firme en la Palabra de Dios, pero eventualmente esa barrera
deberá darle paso. Esto es porque Dios promete que si camina de
acuerdo con su Palabra, en cada área de la vida, ninguna arma
forjada en su contra prosperará (cf. Isaías 54:17).
En la medida que permanece en la Palabra y alaba a Dios, ¡esa
barrera —no importa la que sea— debe caer! ¡Pero recuerde,
entre más magnifique su problema hablando y quejándose, éste —
que es el muro— llegará a ser más grande! ¡Pero la Palabra de
Dios promete que no hay nada se pueda mantener contra el poder
de Dios! ¡El Señor promete que puede marchar sobre cualquier
barrera por el poder del Señor Jesucristo, dándole a Dios toda
alabanza y gloria!
¡Debemos marchar justo sobre esas barreras del enemigo y de-
rrotar sus maquinaciones y gritar la victoria! En este ejército, en el
que estamos usted y yo, se nos promete la victoria por nuestro
Comandante en Jefe, el Señor Jesucristo, no importa la escaramu-
za, batalla o confrontación. ¡Vea sus montañas caer cuando co-
mience a afirmarse en la Palabra de Dios y alabar al Señor por su
victoria y liberación en su vida!
36 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Ciertamente, las circunstancias de la vida lo probarán. Tendrá la


oportunidad de ver «de qué material está hecho». ¡Después de
todo, es fácil alabar a Dios cuando todas las cosas van bien —
cuando el Sol está brillando y la brisa sopla suavemente y puede
oler el dulce aroma de las flores!
Pero, ¿qué hará cuando se encuentre en la cubierta del barco de
la vida y el sol se oculte entre las oscuras nubes de tormenta y las
olas golpeenamenazantes?
¿Qué hará cuando las crisis de la vida parezcan agitarse como
las olas del mar sacudidas por la tormenta? ¡Cuando no tenga su-
ficiente dinero para pagar sus cuentas, cuando los niños están en-
fermos, cuando el carro está dañado, cuando la tubería no funcio-
na! ¡Todo parece ir mal! ¡Aquí es cuando realmente cuenta lo que
hará! Pero quiero decirle una cosa: no hay remedio quejándose.
Podrá decir: «¿Qué está pasando?». ¡He estado creyendo en
Dios! ¿Por qué está atacándome el diablo? ¡No pensé que hubiera
problema alguno cuando me mantuviera creyendo en Dios! ¡Pensé
que si caminaba por fe, automáticamente todo iría sobre ruedas!
¡No pensé que tendría más problemas!
Eso no es lo que la Biblia dice. La Palabra enseña que las prue-
bas de nuestra fe son más preciosas que el oro (cf. 1 Pedro 1:7).
También dice: «Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce
paciencia» (Santiago 1:3 é.a). También dice que tendrá la victoria
en Cristo si permanece firme en la Palabra e inamoviblemente le
cree a Dios (cf. 2 Corintios 2:14; Isaías 55:11).
Cuando las circunstancias se vean peores —¡cuando las cir-
cunstancias son las más sombrías y las más oscuras—, ese no
será el momento para debilitarse en la fe! ¡Será tiempo de procla-
mar valientemente las alabanzas a Dios por su fidelidad a su Pala-
bra! Sé de lo que estoy hablando, he estado así.

Las tormentas de la vida


Las crisis de la vida nos vienen a todos. ¡Sé lo que es estar firme
contra el enemigo, armado con nada diferente a la Palabra de Dios
y las alabanzas de Dios en mi boca! ¡He estado allí!
Sus Jericó Espirituales 37

¡Hace muchos años el enemigo vino a mi campamento y trató de


destruir a mi esposa, a mi hijo, Craig, y a mí! En enero 25, de
1983, a las dos de la tarde, cuatro doctores me miraron a los ojos
y me dieron el siguiente diagnóstico: «¡Su hijo tiene un tumor cere-
bral!». A menos que lo extraigamos, morirá».
Cuando todas las circunstancias parecen desalentadoras y par-
ticularmente cuando alguien dice algo así, no se sienten deseos de
alabar a Dios. ¡Está demasiado como para sentir que quiere hacer
algo! Las palabras son insuficientes para describir cómo se siente
en una situación como esa.
Después que los doctores me dieron ese espantoso reporte, les
pedí que me dejaran a solas por un momento. Empecé a orar. Si ha
sido diligente en guardar la Palabra de Dios en el corazón y si sabe
cómo esperar en el Espíritu Santo, en momentos desesperados
como esos, el Mayor que está dentro de usted se hará cargo. ¡Él
se levantará Poderoso y será su Consolador!
Gracias al Señor que había puesto un fundamento en mi corazón
con la Palabra de Dios. Sabía lo que la Biblia decía. Si no la pone
en su corazón, cuando las crisis de la vida vengan —y éstas nos
vienen a todos—, no va tener en qué apoyarse o en qué sustentar-
se.
En esa situación desoladora, en medio de una completa deses-
peración, levanté mis manos y comencé a alabar a Dios. Empecé a
declarar: «¡Mayor es el que está en mí, que el que está en el mun-
do! ¡El diablo no nos destruirá! ¡No va a destruir a mi hijo! ¡Con
Dios de nuestro parte, no podemos ser derrotados! ¡Dios está con
nosotros y por nosotros! ¡Y si Dios es por nosotros, quién contra
nosotros!».
Sí, sé lo que es caminar a través del valle de sombra de muerte.
¡Es una prueba de fuego! Sé lo que es tener la nariz oprimida fuer-
temente contra una barrera insuperable, y al mismo tiempo el ene-
migo vociferándome en alta voz: «¡Tú has predicado del poder
obrador de milagros de Dios, pero ahora Dios no va a venir en tu
auxilio!».
38 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Sé lo que es no ver otra cosa más que desesperación por todas


partes. Sé lo que es ver a mi hijo yendo a la sala de operaciones,
sabiendo todo el tiempo que mi única esperanza estaba en Dios.
¡Sé lo que es tener toda mi fe centrada en Dios, a pesar de estar, en
lo natural, en una situación desesperanzadora! ¡Sí, los doctores
tienen habilidades, pero sólo Dios hace milagros!
Mi esposa y yo esperamos por doce horas en la sala de espera
del hospital, ¡desde las siete de la mañana hasta las siete de la
noche! ¡Alabamos a Dios durante todo el día! Finalmente, el doc-
tor, que también es un hombre de Dios, salió de la sala de opera-
ciones y pude ver la tensión que estaba dibujada en su cara. Dijo:
«¡Gracias a Dios, todo está bien!». ¡Vamos a darle la gloria a Dios!
¡Vamos a alabar y glorificar a Dios aún más!
Y esa fue una de aquellas circunstancias en la vida en que, des-
pués de una victoria inicial, tuvimos que seguir alabando a Dios y
continuar firmes en la fe. El doctor nos informó que el hueso del
cráneo no iba a volver a crecer donde se había taladrado el cere-
bro de Craig, pues ya no era un niño para que le creciera uno
nuevo. Ellos también dijeron que la cresta del tumor aún había que-
dado en el cerebro; no podrían quitar esa parte sin poner en peli-
gro su vida.
No puede rendirse cuando las circunstancias no van como quie-
re. Ese no es el momento para rendirse, ¡es el tiempo para meditar
más profundamente en Dios! Mi esposa y yo determinamos, de-
lante de Dios, que no nos conformaríamos con una segunda op-
ción. Así que seguimos alabándolo y creyéndole para que todo
vestigio del tumor desapareciera y para que creciera un nuevo hue-
so donde el doctor había dicho que era imposible.
Dios nos había asegurado que nuestro hijo saldría bien de todo
esto, y que su recuperación sería perfecta. Así que continuamos
alabándolo por una perfecta recuperación y por un normal y salu-
dable hijo adolescente. Alababa a Dios durante la noche, y ¡lo
alababa a donde quiera que fuera! Continuamente lo alababa.
Y cuando el diablo venía contra mí con temores y dudas, mu-
chas veces me iba solo y simplemente oraba y cantaba alabanzas a
Sus Jericó Espirituales 39

Dios. No, no tengo voz de cantante, pero a Dios no le interesaba.


¡Él podía escuchar mi corazón! Cantaba en voz alta: «¡Alabado
sea el Señor, porque su misericordia permanece para siempre!
¡Alabado sea el Señor!». No me conformaría con una segunda
opción, «¡Padre, vamos a tener lo mejor de Ti en la sanidad de
Craig!».
¡El diablo es un mentiroso! Cuando a mi hijo le dieron de alta en
el hospital, pesaba como cuarenta kilos, a pesar de que tenía trece
años. ¡Pero en un lapso de seis meses logro pesar cincuenta y siete
kilos, y cuando era un principiante en la secundaria, decidió, entre
todas las actividades, jugar fútbol!
Habíamos permanecido firmes en la fe por su completa sanidad,
pero antes que pudiera jugar fútbol, tuvimos que llevarlo al doctor
para hacerle un examen.
Cuando lo llevamos nuevamente para un examen (TAC), ¡la cres-
ta del tumor se había ido por completo! No solo eso, sino que el
doctor también nos anunció: «Les había dicho que el hueso de su
cráneo no iba a volver a crecer, pero ha vuelto a crecer», y nos
mostró los Rayos X.

Nada es imposible para Dios


¡Habíamos recibido nuestro milagro de Dios! ¡Había crecido un
nuevo hueso donde el agujero había estado! ¡El doctor dijo que
eso era médicamente imposible! ¡Pero nada es imposible para Dios
(cf. Lucas 1:37)! Craig aumentó veinte kilos, después de eso pasó
a jugar fútbol en la secundaria.
Hoy nuestro hijo está perfectamente sano y normal. Creo que la
razón de su maravillosa recuperación es que continuamente per-
manecimos firmes, alabando a Dios, aun cuando todo parecía de
lo más desolador. ¡Salimos adelante porque la Palabra de Dios nos
promete lo imposible en cada circunstancia adversa!
Dios no hace acepción de personas (cf. Hechos 10:34). El Se-
ñor es rico en misericordia para todos aquellos que invocan su
nombre (cf. Romanos 10:12).
40 El Poder Inexplorado de La Alabanza

¡Si Dios puede realizar lo imposible en nuestras vidas, mediante


su gracia y misericordia, puede hacer lo imposible en su vida tam-
bién!
¡Atrévase a permanecer en la Palabra de Dios por su milagro!
Atrévase a agradecer y alabar a Dios por su milagro, ¡antes de
verlo manifestado en lo natural! ¡Hay poder en el nombre de Jesús
y en cantarle alabanzas!
Lo que sea que esté enfrentando en su vida, si aprende cómo
alabar a Dios antes de ver la respuesta, ¡Él le dará la victoria! ¡Lo
que sea que necesite de Dios está disponible ahora mismo, si tan
solo empieza a tomar su Palabra y alabarle por las provisiones que
ya ha hecho para usted en su Palabra!
No necesita tener a alguien que le ayude a alabar a Dios. No
tiene que llamar a la línea de oración o a su pastor. ¡Sólo tiene que
empezar a invocar a Dios y alabarle por sí y ver como su situación
imposible llega a ser posible con Él!
Sí, puede ser que tenga que permanecer en una actitud de ala-
banza por un período de tiempo. Puede que su situación no cambie
de la noche a la mañana; puede que su victoria no caiga como
cerezas maduras de un árbol.
¡Pero si es fiel en poner su confianza en Dios y en su Palabra y lo
alaba por el resultado, llegará el día en que verá su victoria con sus
ojos! ¡Rehúsese a rendirse! ¡Permanezca en la presencia de Dios y
verá su fe gloriosamente recompensada!
Las alabanzas a Dios demuelen los muros de la adversidad que
el diablo ha designado construir. La alabanza ocasiona que esos
muros y barreras se derrumben y caigan.
¡Cuando caen, entonces podrá caminar libre en la luz y en la
libertad de la Palabra de Dios! Todos esos muros que el enemigo
ha levantado para amenazarlo y dominarlo deben desmoronarse y
caer, porque cuando permanece firme en fe, en la Palabra de Dios,
¡ninguna arma forjada en su contra prosperará!
Cuando esos muros del enemigo se desplomen y caigan, canta-
rá, gritará y se regocijará con gozo inefable. ¡Jesús nos compró la
Sus Jericó Espirituales 41

victoria, así que permanezca firme en la Palabra de Dios! ¡Su vic-


toria está asegurada si continúa alabando a Dios, confiadamente
permaneciendo en su Palabra! Alábelo por su grandeza y miseri-
cordia, y verá su victoria hacerse realidad.
¡Dios no puede mentir! ¡Ha establecido esto en su Palabra! (cf.
Números 23:19). Lo que le ha prometido, puede hacerlo (cf. Ro-
manos 4:21). Ha prometido que le daría victoria en cada circuns-
tancia en Cristo Jesús (cf. 2 Corintios 2:14). Y aun en el Antiguo
Testamento, Dios nos dio muchos ejemplos de su pueblo triunfan-
do sobre el enemigo, cuando confiaban en Él y lo alababan. ¡Sim-
plemente obedézcale y cántele alabanzas!

Alabanzas burbujeantes
Un día, mientras comencé a orar y alabar a Dios, tuve la expe-
riencia más refrescante. Me encerré lejos, donde nadie más pudie-
ra oírme y empecé a alabar a Dios en voz alta. Probablemente
canté y alabé a Dios durante más de una hora.
De repente, desde lo profundo de mí, las alabanzas a Dios co-
menzaron a burbujear y a brotar en una dimensión sobrenatural.
Fue como un río de alabanza sobrenatural brotando de mí median-
te el poder del Espíritu Santo.
¡Algunas veces puede empezar a alabar a Dios por sí, en lo
natural, y después el Espíritu Santo actúa de acuerdo con usted y
se encontrará dando alabanzas sobrenaturales subiendo de lo pro-
fundo de su espíritu! Exalté y alabé a Dios en una unción sobrena-
tural en el Espíritu Santo. A medida que estaba embebido, alabán-
dolo, el Señor comenzó a revelar respuestas a situaciones por las
que había estado orando desde hacía mucho tiempo.
¡Piense en eso! ¡Respuestas a problemas complicados vinieron
mientras estaba alabando a Dios! La cura de alabanza es la más
grandiosa que haya conocido la humanidad. Dios la instituyó hace
mucho tiempo y nunca ha fallado. Nada mueve más el corazón de
Dios que una sincera y sentida alabanza de corazón. Las alabanzas
del pueblo de Dios ascienden hacía Él como un dulce aroma.
42 El Poder Inexplorado de La Alabanza

No importa lo que necesite de Dios, su Palabra declara que nos


ha bendecido con toda bendición espiritual en Cristo Jesús (cf.
Efesios 1:3). ¡Dios tiene la respuesta! ¡Pero tendrá que aprender
cómo apropiase por fe de lo que ya le pertenece! Y una forma de
hacerlo es con corazón de alabanza sincero y ferviente, porque la
alabanza dice: «¡Gracias, Padre! ¡Por fe tengo mí respuesta, aho-
ra!».
Puede tener cualquier cosa que necesite de Dios, si aprende a
alabarlo constantemente y a caminar a la luz de su Palabra.
Alábelo en medio de la desesperación, cuando todo esté oscuro
a su alrededor y no ve la respuesta por ninguna parte. Aun cuando
las circunstancias de la vida parezcan temerosas, permanezca fir-
me y empiece a alabarlo.
Por consiguiente, cuando la oscuridad lo rodea totalmente y las
nubes tormentosas de adversidad vienen envolviéndolo, ese es el
momento de usar sus armas más ofensivas contra el enemigo, ¡las
sublimes alabanzas de Dios en su boca!
El pecado, la enfermedad y las dolencias son nuestros adversa-
rios; esas son las herramientas del enemigo (cf. Juan 10:10; He-
chos 10:38; 1 Juan 3:8). Cuando el Diablo esté soplando sus vien-
tos de duda e incredulidad y tratando de hacerle andar por vista y
no por fe, es el tiempo de declarar: «¡No importa lo que vea! ¡No
importa lo que sienta! Tengo las promesas de la Palabra de Dios
de mi parte. Mi Dios es más que Suficiente para suplir mis necesi-
dades. Mi Dios verá que salga bien librado de la situación».
Y si permanece alabándolo y confiando en Él, en medio de la
adversidad, Dios se asegurará que ninguna arma forjada en su contra
prospere. Satanás trata de forjar el arma de la enfermedad y la
dolencia contra el pueblo de Dios. ¡Está diciéndoles a algunos cris-
tianos que van a ser atacados con cáncer o enfermedades del co-
razón! También les está diciendo a otros que fracasarán en la vida
y que los sueños que Dios les hizo no se harán realidad.
Por eso es que la alabanza es tan vital para el cristiano. Porque
le permite ir por encima de las circunstancias, dudas y temores y
Sus Jericó Espirituales 43

hace que suba más alto y, desde el punto de vista de Dios, obtenga
una perspectiva fresca de su situación.
Si permanece en la Palabra y comienza a confesarla hacia su
situación, alabándole todo el tiempo, no importa qué tan dolorosa
parezca, ¡Dios cambiará completamente esa situación!
En la medida que lo alaba —aunque contemple esa oscuridad
que amenaza rodearle—, Dios hará que suba más alto, donde pueda
ver una tenue luz dorada de esperanza en el horizonte. ¡Mantenga
sus ojos fijos en Dios mientras lo alaba y afírmese en su Palabra!
¡Esa esperanza se hará más y más brillante hasta que pronto esté al
otro lado de esa montaña que Satanás declaró una vez que era
inamovible!
¡Mire hacia arriba!, porque su redención se acerca. Ese es el
poder de Dios que es desatado en la alabanza a favor suyo, me-
diante su fe en Jesucristo. Mientras permanece alabándolo, verá su
poder comenzando a disipar las tinieblas y desenredar las circuns-
tancias hasta que camine libre, en la brillante luz del sol de la liber-
tad de Dios.
Luego buscará a su alrededor los problemas y no los encontra-
rá. Luego buscará el pesimismo con el que el enemigo trató de
atarlo y no lo encontrará. Las sublimes alabanzas a Dios en sus
labios desatan su favor para disipar las maquinaciones del enemi-
go.
Las circunstancias adversas no pueden impedir o estorbar que
el poder de Dios se manifieste a su favor. Ningún arma puede pros-
perar contra el poder de Dios. Satanás tratará de decirle que sus
problemas no tienen solución. Pero Dios puede liberarlo de cual-
quier cosa que el enemigo trate de usar en su contra. Activa el
poder de Dios por la fe en su Palabra y por las sublimes alabanzas
de Dios en su boca. ¡Camine en obediencia a la Palabra, alábele, y
vea a Dios desenredar sus problemas! ¡Nuestro Dios es un Exper-
to solucionando problemas!
El pueblo de Dios no puede ser derrotado si mantiene sus ojos
puestos en Él y aprende a permanecer bajo su Palabra, en absoluta
44 El Poder Inexplorado de La Alabanza

confianza y seguridad, alabándolo aun cuando las circunstancias


parezcan las peores. Aprendí hace mucho tiempo que si no desis-
to, con Dios de mi lado, nada en la vida me derrotará. Dios nos
promete la victoria en cada circunstancia a través de Cristo. ¡Esa
es su promesa! Y Fiel es quien lo prometió (cf. Romanos 4:21;
Hebreos 10:23; Hebreos 11:11).
¡No creo en rendirse! El diablo puede intentarlo con sus tácticas
y artimañas, pero si no se rinde, y con las alabanzas de Dios en su
corazón y en su boca, no podrá ser derrotado.
¡El poder de Dios es real! El poder de Dios está siempre dispo-
nible para hacerlo libre, pero tiene que explorar ese poder con la
alabanza. ¡Traiga la demostración del poder de Dios a sus circuns-
tancias alabándole! ¡Si aprende cómo alabarle, el poder de Dios
vendrá a escena para hacerlo libre!
Es fácil saltar, gritar y alabar a Dios cuando sus amigos cristia-
nos están con usted, cuando la atmósfera está cargada con la un-
ción y el poder de Dios. Es fácil cantarle alabanzas cuando la con-
gregación está alabándole también.
Pero es otra cosa alabar a Dios en las más penosas circunstan-
cias, cuando todo lo que tiene para afirmarse son las promesas de
su Palabra.
Pero si aprende a alabarle en todos esos momentos de máxima
necesidad, ¡allí es cuando Dios lo hará fuerte en fe! Entonces no
habrá nada que pueda derrotarlo, porque aprendió el secreto de la
alabanza. ¡Ningún espíritu o circunstancia adversa podrá vencerlo!
¡Ningún poder del enemigo podrá sobrepasarlo! ¡Usted es el vic-
torioso en Cristo y no la víctima!
El poder de Dios es activado a través de la alabanza, porque
ésta es el lenguaje de fe. Si aprende cómo alabar a Dios, podrá ser
liberado de cualquier problema, prueba o tribulación. ¡Alístese para
recibir cuando comience a alabar a Dios!
Si ha estado enfrentando una serie de pruebas y tribulaciones y
siente como que no puede soportar una más, comience a alabar a
Dios con todo su corazón. ¡Como lo he dicho antes, cuando lo
Sus Jericó Espirituales 45

sobrenatural entra en contacto con lo natural, crea una fuerza ex-


plosiva para Dios!
¡Es cierto!, el poder de Dios es tangible; en muchas ocasiones
puede sentirlo; es como la electricidad. ¡No puede ver la electrici-
dad, pero si tiene contacto con ésta, con toda seguridad podrá
sentirla!
Así es el poder de Dios. No siempre podrá verlo, ¡pero cuando
éste toque su vida y cambie sus circunstancias, lo sabrá!
Dios quiere que el Cuerpo de Cristo experimente el poder en
alabanza. Cuando esta enfrentando un problema o una necesidad,
explore el poder de Dios disponible a través de la alabanza.
Puede que no desee alabar a Dios. Usualmente cuando todo
parece desolador, eso es lo último que siente hacer.
Pero si aprende a alabarlo, a pesar de sus circunstancias, el po-
der de Dios entrará en escena. Mientras pasa tiempo en su presen-
cia, alabándolo, encontrará que sus aflicciones, preocupaciones,
frustraciones y temores desaparecerán a la luz de su Palabra y po-
der.
CAPÍTULO III

ALABANZA: UN CAMINO DE VIDA

«Pronto está mi corazón, Oh Dios, mi corazón está dispues-


to; cantaré, y trovaré salmos» (Salmo 57:7 é.a).

Dios, Creador del cielo y la de Tierra, está agradado con nues-


tras alabanzas. ¿Cómo podríamos alabarlo lo suficiente por todo
lo que ha hecho y hace por nosotros? Si tan sólo entendiéramos
que muchas veces Dios trabaja a nuestro favor, detrás de escena,
por así decirlo, ¡estaríamos alabándole día y noche! Por eso es que
es tan importante aprender a vivir en las alabanzas a Dios.
Cuando abra sus ojos en la mañana, en lugar de quejarse y mur-
murar: «Oh, no, otro día», practique el alabar a Dios. Cuando la
alarma del reloj suene en la mañana, entrénese a sí para decir: «¡Ala-
bado sea el Señor! Este es el día que Dios ha hecho; ¡Me gozaré
y me alegraré en Él!».
Los beneficios de la alabanza
¡Esté atento de cómo cambian sus actitudes mientras practica la
alabanza a Dios, temprano en la mañana! En algunos casos, ten-
drá, probablemente, que cambiar su manera de pensar. Por ejem-
plo, en lugar de despertarse con pensamientos negativos, podrá
concientemente practicar el alabar a Dios. Si hace esto
cotidianamente se dará cuenta que sus actitudes cambiarán de lo
negativo a lo positivo.
48 El Poder Inexplorado de La Alabanza

De hecho, encontrará que alabar a Dios impactará su día total-


mente. ¡Y ni hablar acerca de los beneficios que vienen de Dios!
Cuando comienza el día alabándolo con sus labios, mire los bene-
ficios de Dios incrementándose en su vida, ¡porque está explotan-
do un depósito escondido de su poder!
En la medida que crezca en esta extraordinaria experiencia de
empezar su día alabándolo y viviendo un estilo de vida de adora-
ción en lugar de sentirse irritable y de mal humor, descubrirá una
nueva fortaleza y vitalidad.
¡Aún su familia se dará cuenta de la diferencia! Cuando todos
los demás estén tratando de despertarse en la mañana, ¡estará son-
riendo, cantando y alabando a Dios! Alabarlo, como prioridad en
la mañana, le da una perspectiva completamente diferente en su
día, porque alabar a Dios anima su corazón.
La alabanza es un elemento importante en la vida de los cristia-
nos. Pero muchas veces pienso que los creyentes han limitado esta
maravillosa vía de recibir el poder y las bendiciones de Dios sólo a
los servicios de adoración de los domingos en la mañana.
¡La alabanza debe ocupar un lugar mucho más grandioso que
ese! Por una parte, la Biblia dice que el gozo del Señor es nuestra
fortaleza (cf. Nehemías 8:10), y la alabanza es la que nos introduce
ese gozo. ¡El gozo del Señor siempre está disponible para noso-
tros, pero la alabanza nos permite explotar esa fuente de fortaleza!
Alabanza es exaltar a Dios por lo que Él hace por nosotros: «Me
acordaré de las obras de JAH; si, haré yo memoria de tus ma-
ravillas antiguas» (Salmos 77:11 é.a). La alabanza puede ser ex-
presada quieta y reposadamente o puede expresarse en voz alta y
expresiva.
Dondequiera que esté puede alabar al Señor, y esto traerá áni-
mo a su espíritu y será un continúa fuente de fortaleza en su vida.
¡La alabanza puede cambiar la misma atmósfera espiritual en su
casa! Dondequiera que abunden las alabanzas a Dios, también pre-
valece una tremenda atmósfera inspiradora y entusiasta.
Alabanza:Un camino de vida 49

Sea que se dé o no cuenta, alabar a Dios también impacta gran-


demente nuestras emociones. Aunque somos seres espirituales, tam-
bién tenemos una naturaleza emocional. La naturaleza humana, tanto
espiritual como emocional, son impactadas al alabar al Señor. Po-
demos ayudar a mantener las emociones en línea con la Palabra de
Dios y estabilizadas por las alabanzas que salen de nuestros cora-
zones, desde lo más íntimo de nuestro ser.
Estoy seguro que todos hemos experimentado lo que una acti-
tud y confesión negativas producen en nuestra vida. Entre más ha-
ble acerca de lo mal que se siente o lo deprimido que está, su
condición llega a ser peor. Por otra parte, entre más alaba a Dios
por lo que está haciendo por usted, mejor se sentirá y su vida co-
menzará a verse «más brillante».
Alabar a Dios reemplaza desesperanza por esperanza. Alabar a
Dios por su bondad disipa las dudas, el pesimismo y la increduli-
dad. La alabanza es tan importante para el creyente, porque pro-
vee una vía de ayuda para permanecer en fe y levantado sobre las
emociones negativas que tratan de derribarlo en la arena de la duda
y la incredulidad. Cuando está en fe, nada es imposible porque
está con Dios (cf. Lucas 1:37).
¡Puede sentir que no tiene todo lo que desea en la vida! Tal vez
mire a otros a su alrededor que parecen tener mucho más que
usted pero, para tener éxito en Dios, tendrá que permanecer del
lado positivo de su pensamiento.
Así que, cuando comience a sentirse lástima, en lugar de cen-
trarse en sí, mire a su alrededor, busque a alguien a quien bendecir
que sea menos afortunado que usted. Siempre estará mejor aco-
modado que muchas personas, así que practique en ver su vida
positiva en lugar de negativamente. Cuando lo haga aprenderá el
secreto de la alabanza a Dios sin importar sus circunstancias exter-
nas; se dará cuenta del tesoro que es tener un corazón agradecido
y dadivoso.
Este principio de gratitud a Dios, por las bendiciones que disfru-
tamos, se hizo especialmente real para mí un día cuando estaba
50 El Poder Inexplorado de La Alabanza

hablando con algunos estudiantes de RHEMA que habían venido


de otro país. Cuando llegaron la primera vez a Estados Unidos,
venían de Dominica, África, y vieron toda la abundancia que dis-
frutábamos aquí; se dieron cuenta que no podían sostener y acos-
tumbrarse a tener el estilo de vida americano, típicamente abun-
dante. Así que, intencionalmente, se asignaron sólo treinta y dos
dólares mensuales para comida, mientras permanecían aquí.
Premeditadamente se asignaron esta pequeña cantidad de dine-
ro con el propósito de mantener el mismo estilo de vida al que
estaban acostumbrados en su país. Explicaban que, al mantenerse
en el mismo estándar, las privaciones de su país no significarían un
gran ajuste cuando regresarán a sus aldeas.
Lo ve, venían de un país tercermundista, y sabían que tenían que
volver de nuevo. No querían hacerlo innecesariamente duro para sí
cuando regresarán a África, así que no se permitieron acostumbra-
se al «lujo» americano. ¡En su país un estilo de vida americano
promedio es considerado un lujo!
Cuando visité Kenya, uno de los pastores nacionales me co-
mentó de las dificultades para enviar a sus jóvenes estudiantes a las
escuelas bíblicas de Europa y los Estados Unidos. Estos nativos se
acostumbraban tanto a la abundancia de la vida de ciudad que ¡no
querían regresar al campo a ministrar a su pueblo! O si finalmente
regresaban a África, ¡sólo querían vivir en las modernas ciudades
urbanas, donde disfrutarían de las mismas comodidades que tenían
en las grandes ciudades del exterior!
Sin importar en qué país vivamos, en vez de sentirnos lástima
por circunstancias desfavorables y desagradables, necesitamos
empezar a alabar a Dios por las bendiciones que nos ha concedi-
do.

El egoísmo impide las bendiciones de Dios


Creo que una de las razones por la que muchos cristianos no
están disfrutando más de las bendiciones de Dios, de los que sí lo
están, ¡es que son egoístas con lo que Dios les da! Creen a Dios
por prosperidad, y cuando Dios comienza a prosperarlos, en lugar
Alabanza:Un camino de vida 51

de compartir su abundancia con personas necesitadas, sólo derro-


chan las bendiciones para sí.
Muchas veces la falta de gratitud viene acompañada de egoís-
mo. Los cristianos egoístas continúan acumulando más placeres
para sí, y nunca piensan en las necesidades de otros. En última
instancia, Dios no puede bendecir a una persona egoísta con lo
mejor de Él.
Uno de los beneficios de la alabanza es que quita la auto-mirada
y la pone en Dios. Le ayuda a vencer la actitud egoísta, porque
mientras dedica tiempo en la presencia de su Padre Celestial, en-
tonces Él comenzará a cambiarlo y a hacer la obra en aquellas
áreas de egoísmo e ingratitud.
La alabanza trae victoria
Un cristiano derrotado no entiende los beneficios y bendiciones
escondidos en la alabanza hacia el Señor. Nunca he visto un cris-
tiano derrotado que viviera una vida de alabanza delante de Dios.
¡De otra parte, nunca he visto un cristiano victorioso que no estu-
viera continuamente alabándolo! Los cristianos victoriosos pare-
cen tener una perspectiva positiva de la vida y una actitud agrade-
cida en sus corazones hacia Dios; se deleitan en alabar a su Padre
Celestial.
Cundo está animado y entusiasmado con Dios es una expresión
natural de su gratitud alabarlo y darle gracias por sus bendiciones.
No puede ser victorioso sin serle agradecido, sin que lo alabe por
lo que ha hecho en su vida.
La gente puede expresarle su alabanza de manera diferente. Al-
gunas personas son naturalmente más alegres y expresivas que otras,
debido a sus particulares personalidades; por lo tanto, pueden ser
más ruidosos y demostrativos en sus alabanzas que los demás. Pero
no debemos criticar a nadie por no alabar a Dios en la forma en
que creemos que deben hacerlo. Lo importante es alabarlo con
todo nuestro corazón. La Biblia dice: «Te alabaré con todo mi
corazón» (Salmos 138:1 é.a).
52 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Sin embargo, es beneficioso para aquellos que son más reposa-


dos en espíritu que se aparten a solas de vez en cuando para ala-
barlo en voz alta con todo su corazón. A veces, tal vez les haga
bien tan sólo cerrar todas las puertas o subir al carro y conducir
por la autopista y levantar su voz en alabanza a su Padre Celestial.
Algunas personas, probablemente, se asustarían si alguna vez
escucharán el sonido de su voz alabando a Dios. ¡Puede parecer
extraño, pero algunas personas tienen dificultad al predicar porque
tienen temor del sonido de su voz! Realmente, cuando estamos
alabando al Señor en la iglesia, debemos olvidar quien puede estar
escuchándonos, y sólo derramar nuestros corazones delante del
Señor. ¡Entonces veremos el poder de Dios moviéndose en nues-
tros servicios!

Una iglesia gozosa es victoriosa


Una iglesia que no expresa gozo en la alabanza es, la mayoría de
las veces, una comunidad de creyentes derrotados. ¡Deténgase y
piense en esto por un momento! Una iglesia con un espíritu de
derrota no tiene gozo en la alabanza. En algunas iglesias nunca se
escucha a la gente levantar sus voces para alabar y adorar al Se-
ñor. Todo el mundo canta prácticamente como en un susurro y
nadie se atreve a orar en voz alta. Y si alguien levantara su voz para
adorar a Dios, ¡probablemente, muy de prisa, los ujieres lo escol-
tarían hasta la salida!
Iglesias así parecen mostrar la actitud de: «¡Qué irreverencia!
¡Imagínese alabando a Dios en la iglesia!». Pero sé, como pas-
tor, cómo me anima ver a la gente mostrar su amor por Dios ala-
bándole.
Básicamente, nuestros servicios de alabanza deberían reflejar
nuestra profunda reverencia a Dios. Nuestra alabanza y adoración
deberían reflejar corazones y vidas de personas que están emocio-
nadas por su Padre Celestial. Después de todo, cuando vamos a
eventos deportivos, saltamos, nos emocionamos, gritamos y esta-
mos con nuestro equipo favorito.
Alabanza:Un camino de vida 53

Si podemos emocionarnos por un jugador de fútbol corriendo


para anotar un gol, ¡deberíamos no sólo ser capaces de reveren-
ciar profundamente a Jesucristo, sino de emocionarnos porque nos
redimió! Es tiempo que aprendamos a valorar y estimar lo que es
realmente digno de alabanza: ¡nuestro Señor Jesucristo y
nuestro Padre Celestial!
Nuestro cantar en la iglesia también debe reflejar alabanza a
Dios. La mayoría de nuestros cantos en la iglesia son agradables,
pero no son realmente alabanza. La que es genuina debe fluir des-
de el corazón del hombre hacía Dios. La próxima vez que este
alabando a Dios en la iglesia, pregúntese lo siguiente: ¿estoy sola-
mente cumpliendo los formalismos de la alabanza a Dios? o
¿Estoy alabándolo desde lo más profundo de mi corazón?
Hay una gran diferencia entre cantar rutinariamente canciones
de alabanza, y cantarlas desde lo profundo del corazón con una
actitud de acción de gracias. A veces pueden salir palabras de
alabanza de su boca, pero realmente su corazón no está involucrado
en absoluto. Y esa no es una alabanza genuina.
Un indicador de tal alabanza «mecánica» es un rostro vacío, sin
expresión, ya que está sólo pronunciando palabras. Puede aun se-
guir el ritmo de la música con las manos y seguir la «coreografía
carismática». ¡Pero todo eso no es necesariamente alabanza ver-
dadera! Por otra parte, si su corazón está involucrado, esa es la
verdadera alabanza.
Pero la mayoría de las veces, cuando alabamos a Dios mecáni-
camente así, y nuestros corazones no están involucrados, nuestras
mentes están a millones de kilómetros. A veces las personas pue-
den estar tan preocupadas por llevar el ritmo, que posiblemente no
podrían estar alabando a Dios, ¡porque están demasiado ocupa-
das siguiendo la coreografía y el ritmo de la música!
En otras palabras, sólo porque las personas muevan sus brazos
y cumplan con las formalidades de la alabanza a Dios, no quiere
decir realmente que estén alabando a Dios. Muchas personas ha-
cen eso cuando realmente sus corazones están lejos de Él. Cuando
54 El Poder Inexplorado de La Alabanza

ese es el caso, la alabanza llega a ser un ejercicio físico más que


cualquier otra cosa. Cuando estas personas terminan han tenido
quince minutos de aeróbicos, ¡no de alabanza!
No creo que los cristianos hagan esto intencionalmente. Pero
cuando alabamos a Dios mecánicamente, en lugar de ser una ex-
presión interior del corazón, la alabanza se convierte en poco más
que un acto mecánico o una presentación externa. Hay una vasta
diferencia entre la alabanza y la adoración verdaderas que vienen
de nuestros corazones y las expresiones mecánicas que sólo pro-
vienen de nuestros labios. La verdadera alabanza procede del es-
píritu o corazón del hombre, y es expresada a través de sus labios.
Por ejemplo, otra marca de la verdadera alabanza es cuando
cantamos en la iglesia y no «actuamos»; alabamos a Dios desde
nuestros corazones. Las canciones en sí deben reflejar nuestra ala-
banza y adoración a Dios. En otras palabras, la música no debe
alejar nuestra atención y enfoque de Dios hacía el hombre o cual-
quier otra cosa; ésta debe dirigir nuestra atención y enfoque hacía
Dios, su magnificencia y poder.
La música de alabanza necesita reflejar nuestros sentimientos
más profundos de alabanza y adoración a Dios, no sólo palabras
bonitas con un ritmo pegajoso. Pero a veces, particularmente en
algunos de los más modernos y vibrantes coros, el compás y el
ritmo de las canciones pueden tener la tendencia de dirigir nuestra
atención hacía la música en lugar de hacía Dios. Algunas canciones
tan sólo atraen nuestras emociones, no nuestros espíritus. La mú-
sica que atrae nuestras almas o naturalezas carnales puede, en efecto,
estorbarnos para adorar a Dios.
De hecho, algunas canciones de alabanza son estrictamente
emocionales; éstas atraen las emociones del hombre, pero no su
espíritu. Pero cuando nuestra música expresa alabanza a Dios, por
su grandeza, y le da honor por lo que ha hecho por nosotros, en
nuestra redención, va más allá de ser un simple emocionalismo su-
perficial. La verdadera alabanza penetra profundamente en el reino
espiritual y agrada a Dios. La verdadera alabanza también edifica y
construye nuestro espíritu.
Alabanza:Un camino de vida 55

La música es una poderosa herramienta de


alabanza
Necesitamos ser particularmente cuidadosos en el área de mu-
sical de la iglesia, por dos razones. Una de las razones por la que
necesitamos ser cuidadosos tiene que ver con el origen de la músi-
ca. Cuando estudia la Biblia, encontrará que Lucifer estaba origi-
nalmente a cargo de esta actividad. Fue el director en los cielos (cf.
Ezequiel 28:13–14). Cuando se rebeló contra Dios y cayó, pervir-
tió el propósito de la música para que fuera usada para él y no para
Dios.
Otra razón por la que necesitamos ser cuidadosos es que casi
nada tiene la capacidad para afectar la naturaleza humana y las
emociones más que la música. Ésta debe producir en nosotros un
efecto positivo y no negativo. Puede ayudar a guiar a los creyentes
a la alabanza y la adoración o, en su defecto, puede impedirles
alabarlo.
Los instrumentos musicales fueron creados originalmente para
alabar a Dios. La Biblia tiene mucho qué decir acerca de los instru-
mentos musicales usados para alabar al Señor. Pero el diablo ha
tratado de pervertir el uso de los instrumentos musicales para ala-
banza suya, y no la de Dios.
Sin embargo, esto no debería impedir a los cristianos usar ins-
trumentos musicales como Dios se propuso originalmente, ¡para
alabar al Señor! Muchas personas parecen pensar que no debe-
mos tener una música maravillosa. ¡Parece que piensan que la igle-
sia debe ser tan sobria y seria como una sala de funeral! ¡Pero
debemos usar la música para alabar y glorificar a Dios!
En cuanto a la música, la Iglesia necesita volver a la alabanza y
adoración bíblica verdadera. En la genuina alabanza y adoración,
la congregación es guiada a un estado de reverencia hacia Dios en
sus espíritus.
La verdadera alabanza y adoración no es una experiencia física
ni emocional.
56 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Al comienzo del movimiento carismático, criticaban a las iglesias


denominacionales por sus rituales y sus mecánicos servicios
litúrgicos. Criticaban a los pentecostales por su excesivo canto
repetitivo.
Pero, ¿acaso hemos caído los carismáticos en nuestra clase de
rituales y errores? En algunos casos, creo que tal vez lo hemos
hecho. Por ejemplo, hemos crecido acostumbrados a cantar cier-
tas canciones, en cierta forma, y consideramos que eso es adora-
ción. Pero, ¿es que acaso ahora nosotros, los carismáticos, tene-
mos nuestra clase de rituales?
Simplemente asegurémonos que nuestra alabanza en las cele-
braciones sea genuina y no algo elaborada, actuada o fingida. En
otras palabras, evitemos que sea tan sólo una demostración carnal.
Alabemos a Dios con todo nuestro corazón.

La verdadera alabanza honra a Dios, no al


hombre
«El que sacrifica alabanza me honrara» (Salmos 50:23 é.a)
La verdadera alabanza es preciosa a los ojos de Dios, lo honra
y quita nuestros ojos del hombre. La verdadera alabanza y adora-
ción exalta solo a Dios y quita nuestros ojos del hombre y de las
personalidades.
El Cuerpo de Cristo necesita aprender la diferencia entre la ver-
dadera alabanza y adoración y una demostración externa carnal de
lo mismo.
Lo que mi padre, el reverendo Kenneth E. Hagin, enseñó sobre
la alabanza y adoración, del Nuevo Testamento, algunos
carismáticos lo han tomado fuera de contexto en el cual fue ex-
puesto.
Por ejemplo, hay un tiempo y un lugar para todas las cosas; y
aplaudir es apropiado en ciertos casos y en ciertos momentos, ¡pero
no en medio del sermón del pastor! Aplaudir no es apropiado cuan-
do alguien está dando una profecía o hablando un mensaje en len-
Alabanza:Un camino de vida 57

guas e interpretación, o cuando el Espíritu Santo se está moviendo


en alguna de las otras manifestaciones.
Por ejemplo, si el Espíritu Santo se está moviendo en la manifes-
tación de los dones de sanidades, ese no es el momento para em-
pezar a aplaudir. Cuando se está moviendo en poder y demostra-
ción, es el momento para que la congregación mantenga una acti-
tud de reverencia por lo que Dios está haciendo, de manera que el
Espíritu de Dios no sea estorbado por exhibiciones carnales.
Una congregación puede disipar el mover del Espíritu Santo si
no se le enseña a reverenciar a Dios cuando se está moviendo a
través de su Espíritu. Hay un tiempo y un lugar para todas las co-
sas. Expresiones explosivas de júbilo y gozo de acción de gracias
por lo que Dios está haciendo, son apropiadas durante el servicio
de alabanza.
Aplaudir en la celebración, cuando se está llevando el ritmo de
la música, está bien. Pero si se da cuenta que eso no es alabanza y
adoración, es tan sólo marcar el ritmo de la música. Y en ciertos
casos, como este, particularmente para cierta clase de música,
podría ser apropiado aplaudir.
Podemos expresar nuestras gozosas acciones de gracias a Dios
con expresiones de grito y gozo. Pero debemos darnos cuenta que
hay momentos especiales cuando el Espíritu de Dios se mueve y no
es apropiado hacerlo. Un mover más profundo del Espíritu de Dios
requiere y merece una reverencia más especial.
Durante un tiempo así, las demostraciones carnales contristan el
Espíritu de Dios y es un impedimento para que se mueva como Él
lo desea. Desde el punto de vista bíblico, estoy convencido que las
manos levantadas, el corazón y la boca del hombre llenos de ala-
banza, son más agradables a Dios que el mero aplauso del hom-
bre.
Por tanto, como una expresión bíblica más profunda de alaban-
za y adoración, ¿por qué no levantamos nuestras manos a Dios
como una demostración de total y completa entrega a Jesucristo, el
Rey de reyes y Señor de señores? Cuando nuestros corazones y
58 El Poder Inexplorado de La Alabanza

nuestras bocas estén llenos con la alabanza y adoración, y cuando


nuestro único deseo es bendecir el Santo nombre de Dios, tal ala-
banza será del agrado de nuestro Padre Celestial.
¿Ve la diferencia? Creo que si el Cuerpo de Cristo se pudiera
dar cuenta de la diferencia entre la alabanza superficial y mecánica,
que es poco más que una demostración carnal externa, mientras
que la genuina alabanza y adoración fluyen del corazón como una
manifestación del Espíritu, Dios podría moverlo a una dimensión
especial de demostración del Espíritu que aún no se ha experimen-
tado.
Por supuesto, debemos darnos cuenta que el diablo quiere que
los creyentes se mantengan en un estado superficial, carnal y emo-
cional en la alabanza, en vez de llegar a un nivel más profundo,
motivados por el Espíritu.
Si el diablo puede mantenernos en un estado de alabanza emo-
cional y superficial, puede impedirnos recibir los beneficios que
Dios el Padre desea que tengamos.
No podremos recibir algunos de los beneficios de Dios hasta
que no salgamos del plano carnal. Hasta que nos movamos en la
profunda alabanza y adoración que proviene del corazón del hom-
bre, Dios está impedido para desatar su poder en el Cuerpo de
Cristo. Jesús dijo que el hombre fue hecho para que adorara a
Dios en Espíritu y en verdad (cf. Juan 4:23–24).
Y nuevamente, la prueba de la verdadera alabanza y adoración
es que ésta nos conduce más cerca de Dios, no de la carne, ni del
hombre. Por ejemplo, en la iglesia, cuando la gente le canta ala-
banzas a Dios, podemos cerrar nuestros ojos y olvidarnos de los
cantantes y tan sólo escuchar las palabras de la canción y adorar.
La música que está diseñada para glorificar a Dios nos acerca
aun más al Señor. El Espíritu de Dios puede venir sobre los músi-
cos para que puedan interpretar una canción bajo su dirección e
inspiración para que toda la congregación se goce.
Cuando se hace bajo la inspiración del Espíritu de Dios, esta
clase de música conducirá a la congregación a la adoración. Esto
Alabanza:Un camino de vida 59

es alabanza y adoración ungida por la inspiración del Espíritu San-


to. Cuando los músicos están tocando instrumentos musicales, po-
demos olvidarnos de ellos y tan sólo dejar que la música de Dios
nos guíe más cerca de Él, en adoración.
Creo que entre más estemos de acuerdo con los principios y
prácticas de la alabanza y adoración del Nuevo Testamento, más
profundamente será el mover del Espíritu de Dios en los servicios.
La alabanza es exaltar a Dios por lo que Él ha hecho y está
haciendo por usted. La adoración es exaltar a Dios simplemente
por quien es. Hay una diferencia. Muchos cristianos no han apren-
dido a distinguir entre alabanza y adoración. Por eso es que pue-
den ser impedidos a levantar una verdadera adoración.
Por ejemplo, si las congregaciones comienzan a alabar a Dios
en una forma vigorosa, que es lo más normal, pero inmediatamen-
te después tratan de adorar al Señor, entonces pueden ser estor-
bados para hacerlo. Una vez que han alcanzado la cima en la ado-
ración, si el paso es otra vez acelerado a un estilo más rápido de
alabanza, puede ser difícil que un espíritu de reverencia fluya en la
adoración. En otras palabras, apurar y aflojar el paso de aquí para
allá y entrar y salir de la alabanza a la adoración una y otra vez,
puede impedirle a una congregación alcanzar una cumbre real de
adoración.
Ayudará a una congregación alcanzar una altura en su alabanza
y adoración en sus servicios si siguen la dirección y la guía del
Espíritu Santo, además de algunas sencillas consideraciones.
Por ejemplo, es útil que alcancen una etapa suficiente de alaban-
za y luego sí puedan entrar en adoración. Sin embargo, si el Espíri-
tu los sigue guiando en alabanza, está bien. O si es guiada inmedia-
tamente a la adoración, entonces deberá permanecer así.
Una progresión definida ordenadamente es útil para maximizar
nuestros servicios de alabanza y adoración para la gloria de Dios.
Si las congregaciones aprenden a fluir con el Espíritu de Dios, en
forma ordenada, el Señor podrá perfeccionar la alabanza y la ado-
ración, y su manifestación será mayor.
60 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Alcáncelo por fe
Muchas veces en la iglesia local, cuando está alabando y ado-
rando a Dios, el Espíritu Santo se mueve de tal forma que si se
necesita sanidad o cualquier otra cosa del Señor, sencillamente se
alcanzará por fe y por apropiarse de lo que se necesita. En una
atmósfera de verdadera alabanza y adoración, por la fe sencilla y la
alabanza, se puede apropiar de la sanidad que ya nos pertenece en
la redención.
Muchos cristianos de hoy son sanados por el poder de Dios,
simplemente por estar sentados en la congregación escuchando la
predicación de la Palabra de Dios. Ellos estarían muertos hoy si no
fuera por el toque sanador de Dios. Aquellos que son liberados de
la muerte, por así decirlo, por el poder de Dios, ¡tienen algo por
qué alabar a Dios! ¡Ellos lo alaban con todo su corazón!
Podemos aprender una lección de las personas con una vida de
alabanza dinámica. Algunos de nosotros necesitamos aprender a
expresar nuestra alabanza con todo nuestro corazón.
Muchas cosas dependen de la actitud de nuestro corazón. ¿Es-
tamos alabando a Dios en voz alta para ser vistos por los hombres
o para parecer piadosos? ¿O estamos realmente alabando a Dios
desde nuestros corazones porque lo amamos y porque creemos en
sus promesas?
Se da cuenta, la alabanza le permite poder explorar la virtud de
la sanidad del Señor. Jesucristo está siempre dispuesto a sanarlo.
¡Pero la alabanza es una demostración maravillosa de su fe, una
expresión por la respuesta que todavía no se ha manifestado! Tam-
bién, muchas veces, cuando tiene un dolor en su cuerpo y empieza
a alabar al Señor con una fe sencilla por su sanidad, todo síntoma
de dolor se irá.
La verdadera alabanza estimula y vigoriza la fe, lo capacita para
agradecerle a Dios, en fe, por su respuesta antes que la vea real-
mente. En otras palabras, la verdadera alabanza y adoración, en un
servicio, crea una atmósfera y prepara los corazones para recibir
de Dios.
Alabanza:Un camino de vida 61

La alabanza también lo refresca físicamente. Muchas veces, cuan-


do está cansado y alaba al Señor, su cuerpo empieza a sentirse
fortalecido y vigoroso.

Dios da sueño a sus amados


¿Cuáles son algunos de los otros beneficios de alabar a Dios?
Algunos cristianos tienen desordenes de sueño crónico, y es con
gran dificultad que finalmente logran dormir en la noche. Muchas
veces, si tan sólo empezaran a alabar a Dios, podrían quedarse
dormidos. Si lo hacen, la siguiente cosa de la cual tendrán concien-
cia será de despertarse en la mañana.
Alabar a Dios aquieta su mente carnal. También aquieta el cuer-
po y le permite entrar en la paz y reposo de Dios, de manera que
pueda fácilmente dejarse llevar por el sueño. Aprenda por sí a
«alabar» para dormir.
Sí, el diablo puede tratar de detenerlo para que no descubra los
maravillosos beneficios de la alabanza, aun en esta área del sueño.
Por ejemplo, puede traerle las preocupaciones y ansiedades del
día a su mente, bombardeando su mente con temor. Pero si tan
sólo se mantiene alabando a Dios, en medio de cada problema o
dilema, Dios hará que se remonte por encima de su temor y ansie-
dad, ¡y el diablo huirá!
Si tiene dificultades para dormir en la noche, fórmese el hábito
de alabar a Dios y se dará cuenta que será más y más fácil conci-
liarlo. Estará alabando a Dios para dormir.
Su alabanza no tiene que ser en voz alta para ser efectiva. Puede
alabarlo reposadamente, para sí, de manera que no moleste a otros.
Tan sólo alabe allí, apaciblemente al Señor, y entréguese al sueño
en el Espíritu Santo.
La alabanza y la derrota no pueden vivir en la misma casa. Las
palabras de alabanza a Dios sentidas del corazón lo levantarán de
la derrota a la victoria. Alabarlo lo liberará de la enfermedad a la
salud; de la desesperación al gozo; y de la esclavitud a la libertad.
62 El Poder Inexplorado de La Alabanza

¿Por qué la alabanza nos eleva a nuevas alturas en Dios? Por-


que es el nuevo lenguaje de la fe. La alabanza es el lenguaje de
victoria. La alabanza es el lenguaje del cielo. La alabanza es el
lenguaje de creer en Dios con su corazón, confesando con sus
labios esa fe.
La Biblia dice que lo que crea en su corazón, eventualmente
saldrá de su boca (cf. Mateo 12:34).
Una vida positiva de alabanza requiere diligencia y denuedo. En
otras palabras, es usted —no Dios— el que determina si vive o no
una vida de alabanza y victoria. La victoria sigue a la alabanza. Por
consiguiente, teniendo en cuenta que alabar a Dios es crucial para
ganar la victoria en cada circunstancia de la vida, determine si vive
o no una vida de desesperación o una vida de alabanza y victoria.
Es verdad, uno se da cuenta realmente de qué tan cerca vive de
Dios y cree en su Palabra por lo que sale de la boca. Por ejemplo,
cuando su primera reacción a las circunstancias adversas es: «Ala-
bado sea el Señor», la alabanza en su corazón automáticamente
fluye de su boca.
No es que esté tratando concientemente de «fingir» algo, sino
que la alabanza es sencillamente una expresión natural de su cora-
zón. Las alabanzas a Dios brotan casi inconscientemente de lo pro-
fundo del corazón o espíritu.
No estoy hablando de la alabanza a Dios en momentos inopor-
tunos, de tal manera que llame la atención haciendo un espectácu-
lo. Por supuesto, hay un tiempo y un lugar para todas las cosas.
Pero si digo: «Alabado sea el Señor», cuando tengo otras perso-
nas a mi alrededor, ni siquiera trato de darles explicaciones. ¡Real-
mente no siento vergüenza por esto! No me da pena alabar al Se-
ñor.
Pero, por otra parte, tampoco me voy a parar en la esquina de
la calle para hacer un espectáculo. Si las alabanzas de Dios salen
de mi boca simple y naturalmente, no presentaré excusas o me
sentiré avergonzado.
Alabanza:Un camino de vida 63

Verá con mucha frecuencia que, cuando tiene la victoria en su


corazón, la alabanza sale naturalmente de su boca. Por otra parte,
cuando toda circunstancia está en su contra, ¡si alaba a Dios, por
fe, la victoria estará pronto en su corazón!

Grato Olor
«Bendeciré a Jehová en todo tiempo; / su alabanza estará de
continuo en mi boca. / En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los
mansos, y se alegrarán / Engrandeced a Jehová conmigo, y exalte-
mos a una su nombre» (Salmo 34:1–3).
«Porque para Dios somos grato olor de Cristo» (2 Corintios
2:15).
Las alabanzas de los santos son como grato olor a medida que
ascienden a la presencia de nuestro Padre Celestial. Si quiere des-
atar el poder de Dios para que obre a su favor, aprenda el secreto
de sacrificar alabanza, que significa alabar a Dios aun cuando no
sienta deseos de hacerlo.
Si fuera a explorar la fuente de poder de la alabanza, se hallaría
a sí disfrutando la vida al máximo, porque la alabanza le lleva a
nuevas dimensiones de la gracia de Dios
Dios es el mismo hoy, así como lo fue en el Antiguo Testamento.
Las maravillas y milagros que realizó por los hijos de Israel, aún los
puede hacer hoy. Tenemos una fuente de poder inexplorada en el
poder de la alabanza. Necesitamos aprender del poder de la ala-
banza.
Si el diablo trata de ocultar alguna verdad a la Iglesia, es justa-
mente el secreto del poder de la alabanza. Él ha impedido a los
creyentes entender cuáles son sus derechos y privilegios en Cristo,
y una de las formas en que nos apropiamos de los beneficios de
Dios es mediante nuestra alabanza y acción de gracias, en fe,
antes que veamos la respuesta. Algo bueno de resaltar es que en
estos días la Iglesia está introduciéndose hacia el umbral de ala-
banza a Dios, con todas las bendiciones que ésta provee.
64 El Poder Inexplorado de La Alabanza

«Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los


hijos de los hombres; / ofrezcan sacrificios de alabanza, y publi-
quen sus obras con júbilo» (Salmo 107:21–22).
La falta de alabanza y acción de gracias revela el espíritu de los
últimos días. Satanás puede ahogar el poder y el mover del Espíritu
de Dios si logra acallar la alabanza y la acción de gracias en los
creyentes. La Iglesia aún tiene que ver lo que pasará cuando
consistentemente explore el maravilloso poder de Dios cuando se
le alabe y adore.
CAPÍTULO IV

LA ALABANZA DESATA
SU FE HACIA DIOS

«Alabad a Jehová, naciones todas; pueblos todos, alabadle. /


Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la fide-
lidad de Jehová es para siempre, Aleluya» (Salmos 117:1–2).
Una y otra vez vemos al salmista exhortándonos a alabar al Se-
ñor y a dar gracias a Dios. ¿Por qué la Palabra de Dios exhorta a
su pueblo a alabarle y agradecerle por sus beneficios? Porque Dios
sabe que la alabanza desata nuestra fe en Él.
«Alabad a Jehová porque él es bueno; porque para siempre es
su misericordia» (Salmos 118:1). Nunca podremos agradecerle con
suficiencia su bondad y eterna misericordia. ¿Cuánto dura su mi-
sericordia? ¡Para siempre! ¿Cuánto tiempo es para siempre? Nues-
tras mentes finitas no pueden comprender esto, pero sabemos que
para siempre será por lo menos tanto tiempo como lo necesitemos.
La alabanza también nos pone en contacto directo con nuestro
Padre Celestial, porque la Biblia dice que Dios habita en las ala-
banzas de su pueblo (cf. Salmos 22:3).

Dios habita en medio de las alabanzas de su


Pueblo
«Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel»
(Salmos 22:3).
El salmista nos está diciendo una verdad vital en este verso; que
el Cuerpo de Cristo no se puede descuidar. Si la Iglesia realmente
66 El Poder Inexplorado de La Alabanza

entendiera lo que dice este verso, estaríamos todos alabando a


Dios continuamente, porque Él habita en las alabanzas de su pue-
blo.
Si Dios habitó en las alabanzas de Israel porque eran su pueblo,
¡cuánto más habitará en las alabanzas de su pueblo nacido de nue-
vo! ¡Ciertamente también somos pueblo de Dios!
Si quiere traer a su vida la presencia y el poder de Dios para
cambiar cualquier circunstancia o cualquier situación que esté en-
frentando en la vida, empiece alabándolo continuamente de cora-
zón.
La alabanza es un principio importante que el Cuerpo de Cristo
ha descuidado, porque los creyentes no han comprendido com-
pletamente que Dios habita en nuestras alabanzas. Por lo tanto, si
alaba a Dios en medio de una prueba o tribulación, su poder cam-
biará esa situación. ¡Obrará en usted porque Él habita y mora en la
alabanza! ¡Y donde Dios está, hay victoria!

Nuestros cuerpos son templo de Dios


«(Y los discípulos estaban) siempre en el templo, alabando y
bendiciendo a Dios» (Lucas 24:53 é.a).
Bajo el antiguo pacto la presencia de Dios se encontraba en el
Lugar Santísimo. En el libro de los Hechos, los discípulos iban al
templo a alabar y adorar a Dios porque, hasta donde sabían, allí
era donde estaba la presencia de Dios. Así que allá era a donde los
discípulos iban a adorar a Dios.
Lo ve, la revelación del Nuevo Testamento aún no había sido
dada; Jesús acababa de ser crucificado y había sido levantado de
entre los muertos para sentarse a la diestra de Dios el Padre. Pero
la revelación acerca de que nuestros cuerpos son el templo del
Dios viviente, aún no había sido dada. Esta verdad todavía no ha-
bía sido revelada ni descubierta a la Iglesia.
«¿No sabéis que sois templos de Dios y que el espíritu de Dios
mora en vosotros?» (1 Corintios 3:16).
La Alabanza Desata su Fe... 67

Si ha nacido de nuevo, es una nueva criatura en Cristo. Y si


acepta a Jesucristo como su Salvador, la Biblia promete que Dios
hará su morada en usted: «y vendremos a él, y haremos morada
con él» (Juan 14:23).
Cuando nacemos de nuevo nuestros cuerpos llegan a ser el tem-
plo de Dios, de manera que no tenemos que ir a un templo o a un
santuario antes de que podamos adorar a Dios. Sí, debemos con-
gregarnos en la casa del Señor, porque la Biblia nos exhorta a no
dejar de hacerlo. (cf. Hebreos 10:25).
Pero no tenemos que esperar hasta llegar al edificio de una igle-
sia para alabar a Dios. Somos el templo de Dios; ¡podemos ala-
barlo y adorarlo en cualquier lugar en donde estemos! Además, la
Biblia dice que debemos bendecirlo en todo tiempo; eso significa
donde quiera que podamos estar.
«Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de
continuo en mi boca» (Salmos 34:1 é.a).
Para que nuestra alabanza sea agradable a Dios necesitamos
estar seguros que salga de nuestros corazones y no de nuestras
cabezas. Lo que sea que hagamos para el Señor debe provenir de
un corazón reverente y de amor hacia Dios.

¿Culto de labios o alabanza genuina?


Por ejemplo, la razón por la que las confesiones de fe no están
obrando para muchos cristianos es porque algunas se han conver-
tido en poco más que «ejercicios externos de la carne»; ellos sólo
le están dando al Señor «culto de labios».
Algunos cristianos repiten sus confesiones por rutina o como un
ejercicio mental cada mañana. Su corazón o su espíritu no están
involucrados en éstas en ninguna manera, forma, método o estilo.
Tan sólo citan las Escrituras mecánicamente desde sus cabezas y
no desde sus corazones.
Las confesiones de fe, como ésas, son poco más que un ejerci-
cio rutinario natural o mental. Las confesiones mecánicas que han
68 El Poder Inexplorado de La Alabanza

dejado de provenir del corazón del hombre no aprovecharan mu-


cho porque ya no son una expresión de fe hacia Dios.
«Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres
en tu corazón que Dios le levanto de los muertos, serás salvo.
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación» (Romanos 10:9–10 é.a).
«Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este mon-
te: Quítate y échate en el mar, y no dudaré en su corazón, sino
creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. / Por
tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo reci-
biréis, y os vendrá» (Marcos 11:23–24 é.a).
En ninguna parte de las Escrituras encontrará que la Biblia diga
al creyente que tan sólo repita mecánicamente confesiones de «fe»,
no. Específicamente mencionan que deben ser creyendo con el
corazón y confesando con la boca (cf. Romanos 10:9–10; Mar-
cos 11:23–24).
Si el corazón o el espíritu del hombre están involucrados, la con-
fesión es una experiencia espiritual; pero si sólo lo está la boca, la
confesión llega a ser un mero ejercicio mental mecánico. Conti-
nuamente necesitamos evitar pasarnos al reino mental con las co-
sas de Dios.
Haré otra declaración que podrá sorprenderlo. ¿Lee la Palabra
de Dios con un corazón de reverencia hacia Él porque lo ama y
ama su Palabra? ¿O tan sólo la lee por compromiso, como algo
que le imponen hacer? Si lee la Palabra con la actitud de: ¡debo
leer muchos capítulos de la Palabra hoy, así que mejor me doy
prisa para hacerlo!, está perdiendo su tiempo. Va a conseguir
muy poco de la Palabra con esa actitud.

¿Da sólo para recibir?


Pasa lo mismo con el dar. En otras palabras, la actitud con la
que lo hace es importante (ya sea su dinero, su tiempo o sus talen-
tos). Algunas personas dan para recibir; nunca van a recibir de
Dios porque la actitud de su corazón es equivocada. Debemos
La Alabanza Desata su Fe... 69

desear dar porque Dios nos ha bendecido por su gracia y debe-


mos dar con un corazón que desea bendecir a otros.
Cuando su única motivación en dar es recibir una bendición para
sí, está dando con una actitud incorrecta. Nunca dé únicamente
para recibir. Ciertamente puede reclamar las promesas de Dios
por haber dado cuando su actitud es correcta; la Palabra de Dios
obrará en su vida. Pero no lo haga con el propósito de ser bende-
cido; hágalo para bendecir a otros.
Cuando doy he hecho una práctica al decirle a Dios: «Señor,
agradezco que tu Palabra obre a mi favor porque estoy dando en
obediencia a las Escrituras. Pero aun si no me prometieran una
recompensa por mi ofrenda, te la daría. Estoy dando por todo lo
que has hecho por mi».
¿Ve la diferencia? Es la motivación del corazón lo que es impor-
tante para Dios. Una motivación es ser bendición para otros por
gratitud a Dios; la otra es sencillamente por recibir egoístamente
más bendiciones para sí.
Hay una línea muy fina entre dar con la motivación correcta y tan
sólo por cosechar una bendición.
Como en todas las cosas, existe una leve línea y tiene que ver
con la motivación. Ésta existe en todas las cosas que hacemos; y
para agradar a Dios debemos siempre mantener las motivaciones
correctas.
A Satanás, el enemigo de nuestra alma, le gustaría empujarnos al
otro lado de esa línea, por así decirlo, y llevarnos a hacer cosas
con la actitud y motivación equivocadas. Pero sin importar qué
tanto nos quiera bendecir Dios, no podemos recibir de Él si nues-
tras actitudes y motivaciones son incorrectas.
Un beneficio que recibimos de la alabanza es que en la medida
que pasamos tiempo con nuestro Padre Celestial, esas motivacio-
nes impuras y esas actitudes incorrectas se irán.
70 El Poder Inexplorado de La Alabanza

La misericordia de Dios permanece para siempre


La alabanza también desata el poder de Dios a favor nuestro.
«Aleluya. Alabad a Jehová … porque para siempre es su miseri-
cordia» (Salmos 106:1). He escuchado esas palabras de mi padre
desde que era un niño.
Cuando estaba creciendo no conocíamos algunos de los princi-
pios de la Palabra de Dios que ahora comprendemos acerca del
deseo de Dios de suplir nuestras necesidades. Muchas veces, en
situaciones financieras apretadas, cuando parecía que todo iba mal
y no lo íbamos a lograr, vi a mi padre mirando al cielo y decir:
«Alabado seas Tú, Señor, porque para siempre es tu misericor-
dia», siguiendo adelante en su camino como si nada malo pasara.
Mi padre ha demostrado una vida de alabanza aun cuando las
circunstancias parecían desoladoras. A través de su vida de ala-
banza he visto el poder de Dios desatado en nuestras vidas de
manera sobrenatural. ¡El poder de Dios es desatado a través de
la alabanza!
Los padres saben cuándo sus hijos los honran o agradecen por
una bendición. Nuestro Padre Celestial es nuestro Dios, pero tam-
bién nuestro Padre. Creo que cuando sus hijos empiezan a alabar-
lo, con corazones sinceros, abre las ventanas del cielo, por así de-
cirlo, para suplir nuestras necesidades, simplemente porque lo es-
tán alabando con motivaciones correctas.
La alabanza es conveniente. Es bueno y correcto alabarlo y dar-
le la gloria que merece su Nombre.
«Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado
el nombre del Señor» (Salmo 113:3).
Este pasaje indica que, desde que el sol se levanta hasta que se
pone —desde la mañana hasta la noche—, debemos alabar su
Nombre. Esto está hablando acerca de una actitud de alabanza,
¿no es verdad? ¡Nuestro comportamiento debe reflejar un estilo
de vida de alabanza! En tiempos pasados todo el mundo se levan-
taba cuando salía el Sol y se acostaba cuando se ocultaba. Por lo
La Alabanza Desata su Fe... 71

tanto, este verso nos está instando a que alabemos al Señor todo el
día.
La alabanza es la manera más fácil de «quitar montañas» y ven-
cer dificultades. Quitará sus ojos del conflicto y los pondrá sobre
el Vencedor. Cuando se sienta deprimido, desanimado o abatido
ese es el momento para alabar a Dios: «Alabad a Jehová … por-
que para siempre es su misericordia» (Salmos 106:1).
La alabanza nos lleva a otra dimensión en la gracia de Dios don-
de nuestra atención ya no se enfoca en el dilema sino en nuestro
Libertador, el Señor Jesucristo. El problema con la mayoría de
nosotros es que hemos puesto la atención en nuestras circunstan-
cias, en la prueba o tribulación en la que estamos. Pero nuestra
ayuda viene de Dios, así que es a Él al que debemos mirar, no a las
circunstancias.
La derrota viene cuando continuamente enfocamos nuestra mi-
rada y atención en las circunstancias. Por ejemplo, cuando Pedro
estaba caminando hacia Jesús sobre las aguas y quitó sus ojos de
Él para mirar las circunstancias, el viento y las olas, que bramaban
estrepitosamente a su alrededor, comenzaron a hundirlo (cf. Mateo
14:30). Pero en tanto mantuvo sus ojos en el Señor, lo que sucedía
no hizo ninguna diferencia; ¡no se hundió!
Cuando deja su situación en manos Jesús la alabanza no sólo le
ayudará a mantener sus ojos puestos en Él, el Señor de toda situa-
ción, sino a no fijarlos en las circunstancias. Cuando están apun-
tando al Señor de toda situación, ¡no habrá forma en que pueda
caer!

La alabanza ayuda a mantener la carne bajo


control
Ocasionalmente solía jugar golf, y a veces, si daba un mal golpe,
perdía mi temperamento. Sabía que no estaba agradando al Señor,
por eso descubrí cómo podría cambiar de actitud. En lugar de eno-
jarme cada vez que daba un mal golpe, ¡empecé a cantarle alaban-
zas!
72 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Después que aprendí esto, en vez de enojarme, salía de vez en


cuando a caminar por el campo y a cantar: «Qué amigo tenemos en
Jesús», o simplemente le alababa.
La alabanza me ayudó a mantener mi temperamento y mi carne
bajo el dominio de mi espíritu. Si está teniendo un problema con la
ira, la próxima vez que se de cuenta que su genio está empezando
a estallar, comience a alabar a Dios. Esta es una forma de mantener
la carne bajo el dominio de su espíritu.
Alabar a Dios nos ayuda a vencer las emociones negativas que
pueden tratar de dominarnos. También ayuda a que nuestros espí-
ritus sean los que tomen el control en vez de la carne o las emocio-
nes. La alabanza pone nuestros ojos en Jesús para que pueda
liberarnos de las circunstancias. Cuando pasa tiempo alabándolo,
descubrirá que el problema que parecía tan grande pronto se des-
vanecerá ante la luz de la presencia de Dios.
Alabarlo en medio de cualquier situación anima nuestra fe y hace
que nos podamos levantar sobre cualquier situación o circunstan-
cia, sin importar cual sea. ¡La alabanza nos guarda de ser atrapa-
dos por las complejidades del problema y en cambio nos ayuda a
asirnos de Dios!
A veces tiene que permanecer firme, en fe, por su respuesta
durante algún tiempo; la solución no siempre se manifestará en un
día, en una semana o en un mes. Tiene que mantenerse firme, en fe,
no mirando a derecha o a izquierda a las circunstancias, sino sola-
mente a Dios. La alabanza lo capacita para tomar una posición
fuerte de fe y para permanecer en fe mientras le cree a Dios por su
respuesta.
Cuando está permaneciendo firme, en fe, creyendo a Dios por
la respuesta a su petición, es cuando es fácil quedar atascado en el
lodo de las circunstancias. Cuando su respuesta no se manifiesta
de inmediato es fácil entrar en pánico y pensar que Dios no lo ha
oído o que no está obrando a su favor.
Si no tiene dinero, es más fácil ver todas las cuentas que ver las
promesas de Dios. Debe afirmarse en fe en el período en el cual
La Alabanza Desata su Fe... 73

ora y espera hasta que llega su respuesta. Dios está trabajando a


su favor a pesar que no pueda ver ninguna evidencia. ¡Ese es el
momento para alabar a Dios, porque esto desata su poder para
trabajar en mayor medida a su favor!
Cuando aprende cómo alabar a Dios en cada situación, en cada
prueba y en cada tribulación esto fortalecerá su fe en la Palabra.
Romanos 4:20–21 dice que ¡Abraham fue fortalecido en fe mien-
tras daba alabanza y gloria a Dios! La alabanza mantendrá sus
ojos en el Autor y Consumador de su fe (cf. Hebreos 12:2).
También permanecer firme en la Palabra y alabarle por su victo-
ria, antes de ver su respuesta, es la única solución real para la debi-
lidad y la ansiedad. Asegúrese de haber guardado su Palabra en el
corazón, porque la Biblia dice que la fe viene por el oír y el oír por
la Palabra de Dios (cf. Romanos 10:17). La única forma en que
tendrá fe para permanecer firme es escuchando la Palabra y medi-
tando en ésta, guardándola en su corazón, en su espíritu.
En ese caso, una vez la haya guardado en su corazón, empiece a
hablarla y a alabar a Dios por cuanto es la fortaleza de su vida (cf.
Salmos 27:1). De esa manera lo sacará adelante. Alabado sea Dios,
porque con Él de su parte, ¿quién podrá estar en su contra? (cf.
Romanos 8:31). Acercarse a Dios, en confianza por su Palabra y
con verdadera alabanza de su corazón, es la única solución real
para esos sentimientos de ansiedad y debilidad que todos experi-
mentamos de vez en cuando.
Su alabanza a Él cambiará su tristeza en alegría, su derrota en
victoria, su debilidad en fortaleza y sus dificultades y tribulaciones
en triunfos.
«¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de
mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y
Dios mío» (Salmos 43:5).

Andar en alabanza
Aprenda a caminar todos los días alabando a Dios. Andar en
alabanza es caminar en victoria. No deje pasar un día sin que le-
74 El Poder Inexplorado de La Alabanza

vante su voz para alabarlo. «Su alabanza estará de continuo en mi


boca» (Salmos 34:1). También alabarlo es ser un hacedor de su
Palabra (cf. Santiago 1:22), y la Biblia dice que el hacedor será
bienaventurado en lo que hace (cf. v. 25).
Considere algo más: Jesús ya derrotó al diablo en la cruz del
calvario. La victoria ya fue ganada para usted en cada circunstan-
cia, en cada tribulación y en cada prueba que jamás se imaginara
enfrentar. La Biblia dice: «Tuya es la alabanza … oh Dios» (Salmos
65:1).
En otras palabras, ahora depende de usted qué hacer con la
alabanza. ¡Que la victoria que Jesús ya ganó por usted en el calva-
rio se manifieste en cada área de su vida!
Determine alabarlo en todo tiempo y situación sabiendo que és-
tas traerán el éxito por el cual ha estado esperando. Realmente su
alabanza y obediencia a la Palabra de Dios determinan si alcanzará
sus metas en la vida y qué tan lejos podrá llegar exitoso en Dios.
¿Quiere tener éxito? ¿Quiere sanidad? ¿Quiere victoria? ¿Quie-
re que sus necesidades sean satisfechas? ¿Quiere el deseo de su
corazón de parte de Dios? Empiece a alabarlo y magnificarlo por
su grandeza, bondad y fidelidad a lo que promete en su Palabra en
lugar de magnificar su problema. Empiece a alabarlo porque ya le
ha concedido su herencia en Cristo.
A medida que empiece a alabarlo y agradecerle por la provisión
las bendiciones que desea de Dios llegarán a ser una realidad en su
vida.
Alabarlo le permite a Él transformar sus debilidades en fortale-
zas y sus derrotas en triunfos. Eso depende de usted, no de Dios,
porque ya envió a Jesús para derrotar al enemigo. Satanás es un
enemigo vencido.
Por eso es que su victoria ahora depende de usted, porque Je-
sús ya la ganó en la Cruz. Pero ahora debe apropiarse de la Pala-
bra de Dios. Ahora su boca determina si recibirá o no su victoria
(cf. Deuteronomio 30:11–14, 19; Romanos 10:6–8). Propóngase
en su corazón llenar su boca continuamente de alabanza a Dios.
La Alabanza Desata su Fe... 75

Alabar trae gozo


El cristiano no debe ser dominado por sus sentimientos. Pero,
por otra parte, cuando comienza a alabar a Dios los sentimientos
de gozo vienen y su espíritu es animado. Hay algo en alabarle que
desata su poder en usted; el gozo del Señor empieza a levantarse
desde su interior.
Las circunstancias externas no producen gozo; proviene de aden-
tro. Y la Biblia dice que el gozo del Señor es su fortaleza (cf.
Nehemías 8:10). La alabanza desata el gozo del Señor en su vida.
Comienza adentro, en su espíritu, ¡fluyendo por todas partes hacia
el exterior, reflejándose en su cara!
¿Alguna vez ha experimentado el gozo de cantar alabanzas al
Señor? Si se sabe una canción de alabanza, Dios le dará una a
través de su Espíritu. Encontrará mientras alaba que muchas ben-
diciones comenzarán a suceder a través de, en y para usted.
¡El Cuerpo de Cristo aún no ha explorado esta maravillosa fuente
y beneficio que es el poder que la alabanza desata en nuestras
vidas! Pensamos que hemos entrado en diferentes planos del po-
der y la gloria de Dios, pero realmente apenas hemos empezado a
entrar en todo lo que tiene para nosotros en esta Tierra.
No creo que la Iglesia haya comprendido completamente el
poder que la alabanza desata en la vida del creyente. Si se dieran
cuenta, ¡creo que estarían alabándolo mañana, tarde y noche!
Por ejemplo, cuando el enemigo viene en contra nuestra, como
un río, pero le alabamos, nos daremos cuenta que huirá de noso-
tros, aterrorizado (cf. Santiago 4:8). ¡Satanás ya sabe que es un
enemigo derrotado, pero algunas veces actuamos como si no lo
supiéramos! ¡Y no hay nada que lo haga huir más rápido y que
traiga a las huestes angelicales y el poder de Dios a escena más
rápidamente que alabar a Dios!
Si quiere una relación más íntima y cercana con Dios, aprenda a
alabarlo en todo tiempo. No importa cuál sea su situación, la ala-
banza lo lleva al reino donde, por fe, ve a Dios obrando a su favor.
La alabanza lo introduce en la presencia de Dios, pero la duda, la
76 El Poder Inexplorado de La Alabanza

incredulidad, la depresión y el temor tienen que huir cuando va a la


presencia de Dios.
Muchas veces las personas dicen: «¡No puedo alabarlo en cual-
quier momento que quiera! No puedo alabarlo en el trabajo». Pero
el estilo de vida de alabanza del que estoy hablando no requiere
necesariamente alabarlo en voz alta, es más, ni siquiera de usar su
voz en absoluto.
Sí, a veces ayuda simplemente quedarse a solas con Dios y pro-
clamar su alabanza en voz alta y con valor. A veces es bueno reti-
rarse a solas y gritar lo más fuerte que pueda: «¡Alabado sea Dios
porque para siempre es su misericordia!». Pero también puede
alabarlo en su corazón sin decir una palabra. Puede estar en medio
de una multitud alabando a Dios con gozo en su corazón, sin que
nadie lo sepa.
¡Puede tener la victoria en su vida como nunca lo ha experimen-
tado si toma a Dios por su Palabra y comienza a darle alabanza de
antemano por las respuestas que necesita!

La Biblia: nuestro libro de alabanza


La Palabra de Dios es nuestro libro de alabanza. La razón por la
que muchos cristianos no saben cómo alabarlo es porque no cono-
cen lo que es este Libro.
Algunos cristianos, por ejemplo, no conocen lo que está en la
Biblia porque gastan su tiempo escuchando cintas de predicaciones
pero no leyéndola. Las cintas de enseñanza cristiana son buenas,
pero nunca reemplazarán la lectura personal de la Palabra de Dios.
Nada puede tomar el lugar de la Palabra de Dios en su corazón.
Debe estudiarla y meditarla cuidadosamente mientras mantiene su
comunión Él.
El Salmista dijo: «En mi corazón he guardado tus dichos, para
no pecar contra ti» (Salmos 119:11). Es casi imposible guardar la
Palabra en el corazón sin que la lea. No podrá guardarla adecua-
damente si sólo escucha cintas.
La Alabanza Desata su Fe... 77

Puede retener algo, pero escucharla así nunca reemplazará la


lectura personal de la Palabra. Si la lee, y activamente la cita, la
retendrá más que si tan sólo la escucha pasivamente en una cinta.
Los educadores nos dicen que se asimila más por lo que ve y
después lo que dice, que lo que se asimila sólo por lo que escucha.
De hecho, los maestros están encontrando que una forma efec-
tiva de instruir a los niños más pequeños es mostrarles una palabra
y luego enseñarles a pronunciarla por sílabas. De esta forma los
niños la ven y la dicen, y la palabra queda estampada indeleblemente
en ese maravilloso «computador» que Dios nos ha dado a cada
uno: el cerebro.
Así que si quiere descubrir cómo alabarlo más efectivamente,
lea la Palabra de Dios por sí. Medítela y siémbrela en su corazón.
«Mas a Dios doy gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en
Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el
olor de su conocimiento» (2 Corintios 2:14).
¡Las Escrituras animan nuestros corazones, y aún nos muestran
por qué debemos agradecer a Dios! ¡Gracias sean a Él porque
siempre nos lleva en triunfo, y no sólo a veces, no sólo parte del
tiempo, sino siempre! ¡Siempre nos lleva en triunfo en Cristo!
«Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por
medio de nuestro Señor Jesucristo» (1 Corintios 15:57 é.a).
¿Está en situaciones y circunstancias imposibles en su vida? ¿Hay
montañas que no puede sobrepasar e imposibilidades que no pue-
de sortear? ¡Este verso le promete la victoria a pesar de las cir-
cunstancias!
Porque conoce qué dice la Palabra de Dios, puede marchar por
la vida victoriosamente, cantando permanentemente alabanzas a
Dios.
¡Busque lo que la Palabra le dice a usted, y acerca de usted, de
manera que pueda decir lo que Dios dice!
78 El Poder Inexplorado de La Alabanza

«Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta


es la victoria que ha vencido al mundo nuestra fe» (1 Juan 5:4
é.a).
El enemigo, Satanás, camina con paso impresionante por esta
tierra como el dios de este mundo (cf. 2 Corintios 4:4). La Biblia
dice que anda como león rugiente buscando a quien devorar (cf. 1
Pedro 5:8). A éste no le importa cuál es su nombre, o quién sea
usted, o cuál es su ocupación. Está allí para destruir y devorar a
quien pueda (cf. Juan 10:10).
Es triste decir que devora a muchos cristianos porque no cono-
cen quiénes son en Cristo y cuáles son sus derechos y privilegios
como coherederos de Él. Este enemigo ha adormecido a algunos
en la «cuna de la autocomplacencia» mientras están satisfechos con
lo que tienen y dónde están en Dios.
Hablan de lo que el Señor ha hecho por ellos, pero cuando se
les pregunta cuándo fue la última vez que experimentaron victoria
en Dios y el gozo de vivir para Jesús, ¡se dará cuenta que fue hace
mucho tiempo!

Vaya delante de Dios


Debemos experimentar continuamente victoria en Cristo. ¡Real-
mente debemos olvidar el pasado, tanto lo bueno como lo malo,
para poder concentrarnos en ir adelante hacia la meta del supremo
llamamiento de Dios en Jesucristo (cf. Filipenses 3:14)!
¡Sí, use sus victorias pasadas en Dios para recordar la habilidad
que Él tiene para liberarlo! Pero luego vaya adelante hacía nuevas
victorias en Cristo.
No hay tiempo para dormirse sobre sus laureles y triunfos pasa-
dos. Ahora no se detenga para tener una celebración de victoria,
porque mientras está celebrándola, el diablo estará planeando su
próximo ataque. Estamos en una batalla en esta vida, pero gracias
a Dios sabemos que nuestro enemigo está derrotado y se nos ha
dado la victoria sobre toda circunstancia en Cristo.
La Alabanza Desata su Fe... 79

No nos detengamos a celebrar nuestros triunfos y de paso dejar


de avanzar hacía nuevas victorias. ¡Ciertamente debemos alabar a
Dios con un corazón lleno de gratitud por las victorias que nos ha
dado, pero luego siga adelante en Cristo!
Ya vendrá el día para las celebraciones. Entre tanto, manténgase
alabando a Dios y tomando más del territorio enemigo, porque uno
de estos días Dios el Padre mirará a su Hijo, el Señor Jesucristo, y
le dirá: «¡Hijo, ve y trae a mis hijos a casa!».
«Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcán-
gel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en
Cristo resucitarán primero. / Luego nosotros los que vivimos, los
que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos
en las nubes» (1 Tesalonicenses 4:16–17).
¡En ese día vamos a tener una celebración de victoria! ¡Así que
podemos reposar lo suficiente para celebrar!
No se debilite en su caminar con el Señor. No afloje el paso,
tome más terreno para el Señor y ponga en libertad a los cautivos;
sólo manténgase alabándolo y avanzando. ¡Ni siquiera afloje el paso
en su caminar con el Señor, porque el diablo está buscando a quién
devorar! Y francamente, aquellos que se detienen para elogiarse a
sí son presa y blanco fácil para el ataque del enemigo.
Además, muchas veces, mientras los cristianos nos detenemos
para elogiarnos unos a otros y para compartir nuestras victorias,
éste está ocupado tratando de destruirnos y de llevarnos al infier-
no. ¡Alabado sea el Señor, no tenemos tiempo para tener fiestas de
victoria aquí abajo! ¡Necesitamos alcanzar a los perdidos! Todos
aquellos que están sin Dios y muriendo en pecado. El mundo nece-
sita escuchar desesperadamente la predicación del Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo. De eso es de lo que se trata esta vida en
primer lugar.
Gracias a Dios por la prosperidad y por los muchos beneficios
que Dios ha derramado sobre nosotros. Gracias a Dios por nues-
tros derechos de pactos y nuestra redención en Cristo. Gracias a
Dios por la sanidad de nuestros cuerpos y porque nos ha libertado.
80 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Eso es parte del Evangelio. Pero también fuimos nacidos de nuevo


y puestos en la familia de Dios para glorificarlo y para ir y ganar
almas para su Reino. ¡Necesitamos ocuparnos de los negocios de
nuestro Padre!
Tome la misma clase de fe que aprendió para recibir prosperi-
dad o sanidad y empiece a alabarlo y a creer para que las perso-
nas sean ganadas para el Reino. Ejercite su fe para que otras per-
sonas vayan al Reino de Dios. ¡Esa es la verdadera bendición de la
vida cristiana!
¡El corazón de Dios está inclinado por la gente! ¡Gracias a Dios
por todos los beneficios que tan ampliamente nos ha concedido!
Creo que desea prosperar a su pueblo (cf. 3 Juan 2). Nunca cree-
ré que quiera que sus hijos sufran escasez, pobreza y dolor. ¡Ese
no es el Evangelio! Pero mi alma se conmueve, en Cristo, para salir
y conquistar el reino del diablo por la fuerza, ¡para dar libertad a
los cautivos y traer personas al reino de Dios!

El poder libertador de Dios


Puede que nunca haya experimentado el poder libertador de
Dios en medio de circunstancias adversas, pero lo experimentará
a medida que comience a alabarlo con todo su corazón y a per-
manecer firme en su Palabra. La liberación que ha estado buscan-
do de Dios por tanto tiempo vendrá en la medida que busque
diligentemente su rostro, lo glorifique, alabe y honre. Esos deseos
profundos que Dios ha puesto en su corazón se manifestarán cuan-
do entre en la presencia de su Palabra y lo alabe.
Para algunos sus bendiciones están solamente esperando por su
alabanza, su demostración de fe en Él y en su Palabra. ¡Dios está
tratando que quite sus ojos del problema y los ponga en Él! Algu-
nos endurecen su corazón a causa de las tribulaciones que los aco-
san; casi están rendidos. Pero en tanto explore en el maravilloso
poder de la alabanza a Dios, sus bendiciones serán desatadas en
su vida en abundancia.
CAPÍTULO V

OBTENGA LA MEDIDA
COMPLETA DE LA BENDICIÓN
DE DIOS
Si alguien le dijera que alabar a Dios es la llave para recibir
bendiciones abundantes en su vida, ¿empezaría a hacerlo habitual-
mente?
Pienso que todos nosotros lo haríamos y aun más. Eso es exac-
tamente lo que la Biblia nos dice. Por una parte, también nos afirma
que es Dios el que habita en las alabanzas de su pueblo (cf. Salmos
22:3). Por lo tanto, si trae a Dios a escena, no importa por lo que
esté atravesando, tendrá su poder manifestado en su vida. Donde
las alabanzas de Dios abundan, su presencia, gozo y victoria tam-
bién.
La alabanza es la llave para recibir bendiciones incrementadas y
derramadas en nuestras vidas. No estoy sugiriendo que la alabanza
es una forma de manipularlo para que nos dé lo que queremos en la
vida. La alabanza no es un método para halagarlo, de modo que
nos dé lo que queremos.
La alabanza es un estilo de vida que demuestra la confianza con-
tinua en nuestro Padre Celestial. Puesto que confía en Dios, cree lo
que le prometió. El es Poderoso para cumplirle; por eso le podrá
alabar (cf. Romanos 4:21; Hebreos 10:23).
Alabarlo a pesar de las circunstancias es la forma de Dios para
mejorar cada aérea de nuestras vidas. Al alabarlo por su bondad
demostramos nuestra confianza en Él.
82 El Poder Inexplorado de La Alabanza

La alabanza sincera fluye de una relación de confianza. La ala-


banza del corazón produce frutos en nuestras vidas.
Del mismo modo, vimos en 2 Crónicas 20:1–25 que la alabanza
es un arma ofensiva contra el enemigo cuando trata de venir con-
tra nosotros. También nos coloca en posición para recibir de Dios
todo lo que tiene para nosotros, porque la alabanza es una ex-
presión de fe. ¡La alabanza es el lenguaje de la fe!
Estoy convencido que en la medida en que destinamos tiempo
de calidad, teniendo comunión con Dios y alabándolo tan sólo por
quien es, ¡encontraremos que tenemos más respuestas a nuestras
oraciones con menor lucha y esfuerzo! También estoy convencido
que si empleamos más tiempo alabándolo gastaríamos menos tiempo
orando una y otra vez acerca de la misma situación.
Piense en esto. En tanto oramos de acuerdo con la Palabra de
Dios, sabemos que Dios nos oye porque eso es lo que la Palabra
enseña. La Biblia también nos asegura que si sabemos que Dios
nos oye, entonces sabemos que tenemos las peticiones que le ha-
yamos hecho (cf. 1 Juan 5:14–15). Y si sabemos que Dios ha oído
nuestras peticiones, ¡todo lo que necesitamos hacer es alabarlo
por la respuesta!
Realmente puede estorbar su fe cuando ora una y otra vez por la
misma situación, en una actitud de duda e incredulidad, como si
Dios no lo hubiera oído la primera vez. ¡Permanezca en fe cuando
ora! La alabanza ayuda a mantenerlo así.
Creo que si vivimos una vida de alabanza, Dios incrementará
nuestro «fruto» de oración y nuestras respuestas a las oraciones.
Dios puede aumentar nuestros resultados en la oración, porque
alabarlo por la respuesta, antes de verla, es fe en acción (Es ora-
cción. N. del E) (cf. Hebreos 11:1).
¡La fe es lo que mueve a Dios (cf. v. 6)! ¡Por lo tanto, vivir una
vida de alabanza es vivir una vida de fe!
Obteniendo La Medida Completa... 83

La alabanza produce fruto


Creo que los cristianos han dejado de darse cuenta de los bene-
ficios y del fruto que la alabanza a Dios trae a sus vidas. Hemos
dejado de darnos cuenta del poder de Dios que ha sido desatado
en nuestras vidas, cuando sinceramente lo alabamos.
Alabarlo realmente les permite a los cristianos utilizar o apro-
piarse por fe de lo que ya les pertenece en Cristo, porque desata el
poder Dios para obrar a nuestro favor. La alabanza desata su po-
der para que se manifieste directamente en nosotros.
«Te alaben los pueblos, oh Dios; todos los pueblos te alaben. /
La tierra dará su fruto; nos bendecirá Dios, el Dios nuestro» (Sal-
mos 67:5–6 é.a).
¿Por qué el salmista dice que la tierra dará su fruto y que Dios
nos bendecirá? ¡El fruto viene como resultado de una vida de ala-
banza! La alabanza reconoce y da a Dios el crédito y la gloria aun
antes que la respuesta sea manifestada en el ámbito natural. Atrapa
la respuesta en el reino espiritual y la recibe antes que sea percibida
por el hombre natural (cf. 1 Corintios 2:14).
¡Si necesita fruto en su vida, empiece a alabarlo!
Esto es lo que este verso está diciendo: «La tierra dará su fruto»
(Salmos 67:6). La alabanza sincera mueve a Dios. No puede ser
usada como un «truco» mecánico para manipularlo, pero cuando
ésta proviene de su corazón, lo mueve porque le está demostrando
su fe.
El versículo anterior está diciendo que no importan cuáles sean
sus esfuerzos en esta tierra o en qué haya puesto su mano, a medi-
da que sinceramente lo alabe y le dé el primer lugar en su vida, hará
que aquellas cosas que le interesan prosperen.
Si necesita «fruto» de cualquier clase en su vida —espiritual,
material, emocional, física o socialmente—, empiece por apartar
tiempo para buscarlo y poner su Palabra primero. Entonces, co-
mience a alabarlo como un acto de amor y confíe en Él como su
Amoroso Padre Celestial que oye y responde sus oraciones.
84 El Poder Inexplorado de La Alabanza

En el Antiguo Testamento, cuando estos versos fueron escritos,


el salmista les estaba dando a los hijos de Israel una solución a sus
problemas. Dese cuenta que a los israelitas no se les dijo que no
tendrían más problemas o dificultades. Mas sí que Dios es el que
da la liberación en tiempos difíciles y provisión en tiempos de nece-
sidad, no importando la situación.
Ese versículo no indica que no tendrá montañas que tratarán de
interponerse en su vida para alejarlo de lo que Dios tiene para
usted, sino que cuando el pueblo de Dios lo alaba sinceramente, ¡la
tierra debe dar fruto!
Si las montañas están en el camino, impidiendo que el fruto ven-
ga, entonces deben quitarse por el poder de Dios que es desatado
por su fe en la Palabra y por su alabanza. Si está caminando en
obediencia a la Palabra de Dios, ¡la alabanza moverá montañas en
su vida!
Un gran Dios
Dios es Grande. No se tarda para bendecir a sus hijos sin im-
portar lo que esté sucediendo en el mundo. Por ejemplo, sólo por-
que nuestra economía no es lo que debiera ser, no quiere decir que
Dios no pueda darle un aumento. Cuando aprendamos a confiar en
Él y alabarle a pesar de lo que vemos en lo natural, entonces podrá
darnos fruto sin importar qué circunstancias se presenten en el ca-
mino.
Dios no depende de las circunstancias naturales para bende-
cirnos. ¡Se mueve en el reino sobrenatural! Puede usar cualquier
cosa que quiera para traerle una bendición financiera si tan sola-
mente lo alaba en lugar de mirar otras cosas como su fuente. Sólo
Dios es su Fuente.
Creo que si el pueblo de Dios lo alabará en una relación de
confianza, entonces Él cambiaría su situación financiera y haría que
la tierra diera fruto, sin importar lo que esté pasando económica-
mente en el mundo.
Obteniendo La Medida Completa... 85

Oye a la gente quejarse todo el tiempo: «Parece que el precio


del dólar está perdiendo su valor nuevamente. ¿Qué vamos a ha-
cer ahora? Nuestro déficit comercial es tan grande que no pode-
mos tener éxito financiero».
Si no somos cuidadosos, podemos ser sorprendidos hablando
palabras negativas que pueden obrar en nuestra contra, en vez de
concentrarnos en Dios que puede proveer cualquier cosa. Sólo
Dios es nuestro recurso.
No estoy diciendo que no debemos reconocer los hechos tal
como existen en el mundo. ¡Pero Dios es mayor que cualquier he-
cho natural! Dios es nuestra fuente y, cuando lo alabamos, pone-
mos nuestra mirada en Él en vez de preocuparnos por el problema.
Con toda nuestra atención en Él y en su Palabra, Dios puede pro-
veer abundantemente para nosotros, ¡aun si tiene que hacer un mi-
lagro!
En el Antiguo Testamento, cuando Dios les dijo a los hijos de
Israel que lo alabaran, sus problemas aún parecían como gigantes
ante ellos. ¡Muchas veces sus problemas eran literalmente gigan-
tes! Pero Dios les dijo que lo alabaran y que no fueran movidos
por sus problemas o por aquellos gigantes; debían ser movidos
sólo por Dios.
Una forma de llegar al lugar donde toda su atención esté puesta
en Dios en lugar de en su problema es alabándolo y adorándolo
por quien es. Luego Dios llega a ser más grande a su parecer que
cualquier problema. Él fue más grande que su problema todo el
tiempo, pero puede estar tan abrumado que le es difícil mantener
una perspectiva apropiada. La alabanza hace que Dios sea más
grande que su problema.
En el Antiguo Testamento, cuando los israelitas alabaron a Dios
como habían sido instruidos, la tierra empezó a hacer lo que se
suponía debía hacer: dar fruto al pueblo de Dios y bendecirlos.
¡Una y otra vez sus enemigos fueron avergonzados delante de ellos!
Lo ve, alabar a Dios produce fruto en cualquier área que nece-
sitemos. Pocos cristianos se han dado cuenta de esto. Estoy segu-
86 El Poder Inexplorado de La Alabanza

ro que muchos de nosotros hemos experimentado aquellas áreas


de nuestras vidas que han parecido resistirse al crecimiento o al
fruto. En algunas parece que hemos experimentado continuamente
«perdida de la cosecha».
Aun tratando al máximo nada parecía cambiar esas situaciones
o la falta de crecimiento o fruto. Creo que el Salmo 67:5–6 tam-
bién se aplica a esas áreas difíciles para producir fruto.
En otras palabras, aún en los lugares duros —las áreas que han
presentado resistencia al cambio—, si mantenemos nuestros ojos
fuera del problema y nos concentramos solamente en darle alaban-
za a Dios, El hará que venga un fruto sin importar cuántas perdidas
de la cosecha hayamos tenido en el pasado.
Hay otras áreas donde probablemente todos necesitamos ex-
perimentar fruto. Por ejemplo, cada uno tiene sueños, deseos, do-
nes y talentos que han sido dados por Dios. Pero muchos no sabe-
mos cómo desarrollar los dones o cómo usar los talentos produc-
tivamente para la gloria de Dios. Muchos tenemos sueños, pero no
sabemos cómo llevar a cabo, en forma práctica, esos sueños para
que se hagan realidad en nuestras vidas.
Creo que en la medida que aprendemos a vivir una vida de ala-
banza a Dios —no significa de vez en cuando, sino
consistentemente—, Él hará que esas áreas traigan fruto para su
gloria. La tierra y todo aquello en lo que pongamos nuestra mano
debe prosperar en tanto que pongamos a Dios y su Palabra prime-
ro y consistentemente lo alabemos por su bondad para con noso-
tros.
¿Quiere fruto en su vida?, ¡entonces empiece a acercarse a Dios
y a su Palabra y alábelo! Sin importar dónde necesite fruto —ya
sean finanzas o en su carrera o en alcanzar el potencial que Dios
tiene para usted—, en la medida que lo alabe desde su corazón,
como un estilo de vida, ¡todo aquello en lo que ponga su mano
debe fructificar!
¡Los cristianos necesitan aprender a explorar el vasto depósito
de tesoros que se hallan en la sincera y sentida alabanza de cora-
Obteniendo La Medida Completa... 87

zón a Dios! Mucho les espera en cuanto comiencen a abrirse paso


en esta dimensión de la gracia de Dios, ¡y a ver por sí mismos el
gozo desatado en sus vidas!

No sólo frutos sino bendiciones


«Te alaben los pueblos, oh Dios; todos los pueblos te alaben. /
La tierra dará su fruto; nos bendecirá Dios, el Dios nuestro» (Sal-
mos 67:5–6 é.a).
Veamos esos versos nuevamente. Dos importantes afirmaciones
son hechas en el 6. Una, tal como lo vimos, cuando alabamos a
Dios diligente y sinceramente por su bondad para con nosotros;
Dios hará que recibamos un fruto material, natural de este mundo
en el que vivimos. Creo que este fruto debe provenir de todo nues-
tro empeño si ponemos la voluntad de Dios y su Palabra como
prioridad en nuestra vida.
Dos, mientras alabemos a Dios, sus bendiciones estarán sobre
nuestras vidas en abundancia.
Pero sus bendiciones no vendrán en una medida plena a menos
que hagamos lo que el verso 5 dice: ¡vivir una vida de alabanza a
Dios!
No conozco ningún cristiano que no desee las bendiciones de
Dios. La mayoría de los hijos del Señor desean seriamente la me-
dida plena de las bendiciones de Dios.
La Biblia nos dice, en Efesios 1:3, que hemos sido bendecidos
con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo;
pero muchas veces parece que los hijos de Dios no saben cómo
explorar lo que ya les pertenece.
El Salmo 67:5–6 nos dice cómo hacer esto: «Te alaben los pue-
blos, oh Dios… / La tierra dará su fruto». La alabanza es una for-
ma en que la Iglesia explora y se apropia de lo que ya le pertenece
a través de Cristo. ¡Es una forma para que el fruto florezca!
Si el pueblo de Dios aprendiera el secreto de alabarlo sincera-
mente, desde sus corazones, a pesar de las circunstancias, ¡halla-
88 El Poder Inexplorado de La Alabanza

rían las bendiciones! En vez de correr detrás de las bendiciones,


éstas correrán detrás y los alcanzarán. Luego todo aquello en lo
que pongan sus manos prosperará y sus esfuerzos producirán fru-
to en cada área. ¡Dios ha prometido fruto para todos aquellos que
lo alaban con un corazón sincero!
Si tiene una necesidad o si está enfrentando una escasez en cual-
quier área de su vida, ya sea financiera, social, física o emocional,
no dude si ha estado orando y buscado a Dios acerca de esto.
Pero si no ha visto aún la manifestación de su respuesta, en lugar de
orar acerca de su necesidad una y otra vez en incredulidad, tan
sólo presente su petición delante de Dios a través de una fe senci-
lla.
Luego empiece a alabarlo porque lo ha escuchado y está con-
testando su petición. ¡Eso es fe!
La alabanza confirma en su corazón que Dios ha escuchado y
contestado sus oraciones, porque, de acuerdo con la Biblia: «Todo
lo que pidieres orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá» (Mar-
cos 11:24). En otras palabras, la fe no es fe hasta que: «¡Gracias,
Padre, creo que recibo mi respuesta ahora!». La alabanza es un
acto de creer y recibir por fe.

La alabanza: una posición de fe


En vez de orar una y otra vez por la misma petición, esté en fe y
permanezca en ésta alabándolo por su respuesta antes que la vea!
Actúe como si Dios ya lo hubiera escuchado, porque la Biblia dice
que ¡Él escucha cuando ora de acuerdo con su voluntad!
Dios quiere su alabanza no porque la necesite para sí, sino por-
que está tratando de ponerlo en una posición de fe, de manera que
pueda contestar su oración. La fe es alabarlo por la respuesta an-
tes de verla. ¡Después de la alabanza viene el fruto, la abundancia
y las bendiciones de Dios corriendo y alcanzándolo!
La clave para la fe es alabarlo antes de ver su respuesta. La
alabanza reconoce que Dios lo ha escuchado y que está ocupado
contestando su oración. La alabanza está en confiar activamente
Obteniendo La Medida Completa... 89

en Él, y la Biblia promete que el que confía en Dios no será aver-


gonzado (cf. Salmos 25:2).
No será avergonzado si confía en Dios y permanece firme en fe,
alabándolo, ¡porque tendrá su respuesta!
¡Hay poder en la alabanza! El poder de Dios es desatado sobre
el creyente en la alabanza. Pero para ser efectivo, ésta debe venir
del corazón, no sólo un truco mecánico usado como un medio de
escape cuando estamos en problemas. Eso no es verdadera ala-
banza. La verdadera fluye de una amorosa relación con nuestro
Padre Celestial; lo alabamos porque lo amamos y confiamos en Él,
no porque estemos tratando de manipularlo para que haga algo
por nosotros.

La lección de los diez leprosos


En la sanidad de los diez leprosos vislumbramos uno de los be-
neficios de la alabanza y la acción de gracias:
«Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. / Y al
entrar a una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos,
los cuales se pararon lejos / y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús,
Maestro, ten misericordia de nosotros! / Cuando él los vio, les
dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban,
fueron limpiados. / Entonces uno de ellos, viendo que había sido
sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, / y se postró ros-
tro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. /
Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados?
Y los nueve, ¿dónde están? / ¿No hubo quien volviese y diese
gloria a Dios sino este extranjero? / Y le dijo: Levántate, vete; tu fe
te ha salvado» (Lucas 17:11–19 é.a).
Diez leprosos clamaron a Jesús para ser limpiados. Cuando se
estudia la tipología en la Biblia se encuentra que la lepra, aparte de
ser una enfermedad real, también es un tipo de pecado. En reali-
dad, estos diez leprosos fueron sanados de una enfermedad física
literal. Pero podemos decir también que cualquiera que ha pecado
en su vida está en la necesidad de ser limpio por la sangre de
Jesús.
90 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Todos clamaron a Jesús para ser limpios, pero sólo uno volvió a
Jesús para darle gracias; y Jesús lo elogió por esto. De hecho,
indicó que la alabanza de este leproso y su acción de gracias tuvo
algo que ver son su fe haciéndolo salvo.
En otras palabras, el verso 14 dice que todos los leprosos fue-
ron sanados, ¡pero sólo uno fue salvo! ¡Y fue salvo después que
pasó un tiempo en acción de gracias!
«Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo
nombre. / Bendice, alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus
beneficios. / Él es quien perdona tus iniquidades, el que sana todas
tus dolencias; / El que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de
favores y misericordias» (Salmos 103:1–4).
Este leproso recibió una inmediata retribución o recompensa por
su alabanza; fue salvó. La frase: «era un Samaritano», en Lucas
17:16, es significativa. En los días de Jesús los judíos odiaban a los
samaritanos porque consideraban que eran una raza mestiza.
De hecho, en lugar de tomar el camino corto a Jerusalén y atra-
vesar Samaria, los judíos preferían caminar millas fuera de su cami-
no, simplemente para evitar pasar por allí.
Sin embargo, me imagino, a estos leprosos no les importaba que
uno fuera samaritano, porque todos ellos estaban cubiertos con
lepra y todo lo que querían era ser sanados y quedar libres
Cuando las personas están lisiadas o llegan a ser desterradas
por la sociedad, ya sea por enfermedad o dolencia, las diferencias
sociales no llegan a ser importantes. Básicamente, todas las per-
sonas en el mundo tienen la misma necesidad de estar saludables y
llenas de vida.
Este samaritano fue el único que regresó a darle gracias a Dios;
aunque a los ojos de la sociedad siguiera siendo un desterrado.
Dios no mira al hombre de la misma forma que las personas lo
hacen. Su amor no conoce límites. Se extiende a todos aquellos
que la sociedad ha relegado. Dios siempre contestará el clamor de
aquel cuyo corazón está hambriento, quienquiera que sea la per-
sona o cualesquiera que sean sus problemas.
Obteniendo La Medida Completa... 91

Muchas veces, cuando leo la historia de los diez leprosos y veo


la ingratitud de los nueve que nunca volvieron a darle gracias a
Dios, nosotros los condenamos a ellos diciendo: «¡Ah, no es terri-
ble. Sólo uno de ellos volvió para alabarlo!».
¡Pero cuántas veces nosotros, siendo hijos de Dios, no cumpli-
mos con alabarle!

Gracias a Dios por sus abundantes bendiciones


Debemos recordar vivir siempre en una actitud de gratitud a
Dios por sus abundantes bendiciones para con nosotros.
Muchas veces los convertidos están tan emocionados, por ser
parte de la familia de Dios, que sus alabanzas y gratitud son refres-
cantes. ¡A veces nos avergonzamos porque los nuevos creyentes
alaban más sobreabundante que nosotros!
Por ejemplo, un hombre joven fue salvo en un servicio reciente
de la iglesia, y fue gratificante ver su demostración de alabanza y su
gratitud hacia Dios. Su alabanza era contagiosa y alegre. Estaba
tan agradecido por su salvación que se mantuvo exclamando: «Me
siento como una persona nueva. ¡Me siento totalmente diferente!
¡Soy nuevo!».
Con mucha frecuencia las personas que han nacido de nuevo o
han sido sanadas están profundamente agradecidas con Dios y lo
alaban continuamente por sus bendiciones. Con todo, a veces pa-
rece que aquellos de nosotros que hemos sido salvos hace muchos
años y hemos caminado bajo la protectora mano de Dios, dejamos
de alabarle como debiéramos. Es casi como si tomáramos las ben-
diciones de Dios sin aprecio y gratitud.

La alabanza mantiene el canal de la bendición


abierto
«Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Oli-
vos, toda la multitud de los discípulos, gozándose comenzó a ala-
bar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían
visto» (Lucas 19:37).
92 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Un grupo de discípulos de Jesús se reunió para alabar a Dios


por todas las maravillas que habían visto en su ministerio. La Biblia
no dice exactamente qué obras maravillosas fueron, pero sabemos
que Hechos 10:38 dice: «Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y
con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bie-
nes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios
estaba con él».
Evidentemente, estos discípulos habían sido testigos de algunas
de las maravillas que Jesús había hecho, porque la Biblia dice que
estaban alabándolo por lo que habían visto.
Necesitamos aprender a alabarlo por lo que vemos suceder en
nuestras vidas y en las de nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
Cuando el poder de Dios es demostrado en la vida de alguien más,
necesitamos aprender cómo alabar a Dios por esto y regocijarnos
con ellos.
A veces hay una tendencia en lo natural a estar celosos si alguien
más está siendo bendecido por Dios más de lo que creemos que
somos bendecidos nosotros. Puede que hasta nos digamos: «Ben-
dito sea Dios, ¡he estado creyéndole y alabándole y no he reci-
bido mi respuesta aún! ¿Por qué esa persona recibió su res-
puesta?». A pesar que no siempre manifestamos estas actitudes,
sin decir una sola palabra, frecuentemente lo hacemos.
Parte de la madurez espiritual es aprender a alabarlo sin impor-
tar cuáles son las circunstancias en nuestras vidas, ya sea que ten-
gamos abundancia o escasez.
Al alabarlo, cuando alguien más recibe de Él, usted mantiene el
canal de bendición abierto, de manera que también pueda recibir
de Dios. Pero si abriga una mala actitud y piensa: «¡Bendito sea
Dios, debí ser el que recibiera la bendición!». Cerrará la puerta
de su bendición.

La alabanza le da poder a nuestra fe


Creo que los cristianos están pasando por alto el poder que está
disponible para ellos a través de la alabanza. Muchas veces no se
dan cuenta que es una demostración de su fe.
Obteniendo La Medida Completa... 93

Así mismo, Romanos 4:20–21 nos dice que la alabanza le da


poder a nuestra fe.
«(Abraham) tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de
Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, / plenamen-
te convencido de que era también poderoso para hacer todo lo
que había prometido» (é.a).
Miremos el mismo verso en la traducción de la Biblia Amplifica-
da:
«Ni incredulidad, ni desconfianza alguna le hicieron vacilar o
dudosamente cuestionarse en cuanto a la promesa de Dios, sino
que se fortaleció y le fue dado poder por la fe a medida que daba
alabanza y gloria a Dios. / Plenamente convencido y seguro de
que Dios era capaz y poderoso para cumplir su palabra y hacer lo
que había prometido» (é.a).
Cuando su espalda está contra la pared, por así decirlo, y cada
circunstancia está en contra de su éxito en la vida, en lugar de pro-
testar y quejarse, empiece a alabarlo y a darle gloria. ¡Cambie su
enfoque!
La fe es un cambio de enfoque; no mirar el problema sino mirar
a Dios. Su enfoque —a lo que esté dando atención— es totalmen-
te importante para tener éxito en la vida. ¡Y la alabanza lo ayuda a
poner su atención en Dios y a mantenerla allí!
Notará que la alabanza es una ruta que Dios ha provisto para
levantarnos sobre esas circunstancias de la vida que a veces tratan
de hacer presión sobre nosotros para mantenernos deprimidos y
desanimados. Dios conoce el poder que es desatado en nosotros
cuando lo alabamos. Si empezamos a demostrar activamente nues-
tra fe, alabando a Dios, ¡nos encontraremos al otro lado de esas
circunstancias aparentementeimposibles!

Intente ser agradecido


Hace muchos años estuvo un misionero en la China que estaba
viviendo en constante derrota por causa de los abrumadores con-
flictos que enfrentaba en el campo misionero. Oraba, oraba y ora-
94 El Poder Inexplorado de La Alabanza

ba acerca de su situación; repetidamente le preguntaba por qué


no estaba viendo ningún resultado en sus esfuerzos misioneros. Pero
no venía ninguna respuesta. Parecía que la depresión y el desanimo
le rodeaban por todas partes. Todo lo que tocaba parecía conver-
tirse en derrota. No parecía llegar ninguna respuesta del cielo.
Finalmente, decidió dejar su estación misionera e ir al interior
del país, a otra estación, así podría buscar a Dios sin ninguna dis-
tracción.
Determinó postrarse delante de Dios y orar hasta que obtuviera
una respuesta.
¿Eso le suena familiar? He oído a las personas decir: «¡Me voy
a apartar y voy a ir al bosque, o al establo, o a las montañas, o a
algún lugar, y voy a orar hasta que reciba mi respuesta!».
Cuando llegó a la estación misionera, en el interior de la China,
caminó hacía el interior y lo primero que notó fue un letrero colga-
do en la pared que llamó inmediatamente su atención. Éste decía:
«Intente siendo agradecido».
Inmediatamente el Espíritu de Dios habló a su corazón y le dijo
que ese había sido su problema: había estado orando continua-
mente una y otra vez acerca de la misma situación, ¡sin jamás dar
gracias a Dios por la respuesta! Había estado realmente orando en
duda e incredulidad. Dios sabía que la acción de gracias lo llevaría
y lo mantendría en fe.
Este misionero se dio cuenta que había estado orando y orando
y pidiendo y pidiendo. Pero no había estado en absoluto dando
gracias a Dios. En otras palabras, ni siquiera había reconocido que
Dios lo había escuchado, mucho menos que le había contestado.
Todo el tiempo había estado orando en incredulidad, no en fe.
Este misionero volvió inmediatamente a su estación misionera,
emocionado por lo que Dios le había revelado a su corazón. Ni
siquiera pasó la noche en el interior de la estación misionera, ¡por-
que había recibido su respuesta desde el cielo!
Obteniendo La Medida Completa... 95

Regresando a casa, el misionero alabó a Dios con una fe senci-


lla, porque le había escuchado y contestado sus oraciones. En tan-
to lo hacía, surgían brotes de depresión, desilusión, desanimo y
derrota. ¡Para el momento en que llegó a su estación misionera,
tenía tal avivamiento en su corazón que Dios lo usó grandemente
para traer un avivamiento poderoso en toda esa área!
Lo ve, este misionero había conocido el poder de la oración;
pero se dio cuenta que había descuidado el poder de la alabanza.
Llegó a entender el poderoso poder que había en la alabanza. ¡Ala-
bar a Dios, mientras la situación aún parece sombría, eso es
fe!

Dios espera por su alabanza


«Tuya es la alabanza en Sión, Oh Dios, y a ti se pagarán los
votos» (Salmo 65:1).
Muchos están alabando y esperando en Dios por la respuesta a
su petición. Pero cuando lo está haciendo por la respuesta, espere
en una actitud de alabanza y agradecimiento. ¡Espere en una acti-
tud de expectativa! ¡Espere en Dios en alabanza! ¡Espere en Dios
en fe!
La oración pide, pero la alabanza recibe. La alabanza recibe la
respuesta por fe y da gracias a Dios por la respuesta antes que ésta
sea realmente visible para el hombre natural. Claro está que hay un
tiempo apropiado para ejercitar tanto oración como alabanza.
Ambas, la oración y la alabanza, son necesarias e importantes.
Pero después que ha orado y creído a Dios por su respuesta, ba-
sada en su Palabra, es el tiempo de permanecer en fe, alabándolo.
Puede realmente salirse de la fe y entrar en incredulidad, orando
una y otra vez acerca de la misma petición, si lo hace como si Dios
no lo hubiera escuchado la primera vez. Sí, hay algunas oraciones
como las de intercesión que requieren de una oración diligente en
un período de tiempo. Pero, aun entonces, necesita permanecer en
fe. La alabanza asegura que mantenga su corazón y mente en una
actitud de fe; por lo tanto, ésta puede realmente apresurar su res-
puesta.
96 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Hay diferentes oraciones, y todas son válidas en su lugar. Sin


embargo, tanto la oración de fe como la de acuerdo sólo toman un
corto tiempo; de hecho, cuando ora en fe y cree que Dios lo escu-
cha, no tiene que entrar en un largo discurso teológico con Dios.
Tan sólo ore sencilla y directamente, de corazón.

Cómo acercarse a su Padre Celestial


«Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios
con alabanza; alabadle, bendecid su nombre. / Porque Jehová es
bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las
generaciones» (Salmos 100:4–5 é.a).
En este verso encontramos un secreto para entrar a la presencia
de nuestro Padre Celestial. La palabra clave es «entrar». Esta es
una invitación abierta para los hijos de Dios; ¡adelante a la presen-
cia de Dios!
También, el sujeto de la frase se sobreentiende que es «Uste-
des». Ustedes deben entrar por las puertas de Dios y a sus atrios
con alabanza.
No necesita que alguien más haga la oración en su lugar. Usted
debe ir delante de su Padre Celestial con acción de gracias y ala-
banza. Tome este verso para sí y entre a la presencia de Dios.
Otra clave en este verso es que debe entrar a la presencia de su
Padre Celestial con acción de gracias, ¡sea que lo sienta así o no!
Aun si no tiene un centavo en el bolsillo, todavía puede entrar a sus
atrios con acción de gracias. Sea que esté feliz o triste, o se sienta
bien o mal entre a la presencia de su Padre Celestial.
«Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia,
para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno soco-
rro» (Hebreos 4:16 é.a).
Todos estamos familiarizados con Hebreos 4:16. Nos invita a ir
confiadamente ante el trono de la gracia. El hijo de Dios es invita-
do a ir confiadamente sin temor o condenación, porque Dios es
nuestro Padre Celestial. Pero también debemos preparar nuestros
corazones antes de empezar a buscarlo (cf. Salmos 66:18).
Obteniendo La Medida Completa... 97

No importar cómo se sienta, vaya confiadamente a la presencia


de su Padre Celestial. Dios está esperando que vaya delante de Él.
Después de haber pasado tiempo en su presencia, sin importar qué
tan necesitado estaba cuando fue ante Él, ¡saldrá cambiado y sus
necesidades serán suplidas!

La alabanza erradica el egoísmo


Aquí hay otro beneficio de entrar por las puertas de Dios con
acción de gracias y alabanza.
La alabanza erradica el egoísmo de nuestras oraciones. En otras
palabras, en lugar de correr a la presencia de su Padre Celestial,
exigiendo: «¡Dame, dame, dame! Mi nombre es Jaime. ¡Recibo
todo lo que me des!», aprenderá simplemente a disfrutar de estar
en la presencia de Dios. Al acercarse con demandas y exigencias
egoístas no logrará nada.
Hay una razón por la cual la Biblia nos instruye a entrar con
acción de gracias. Nos está diciendo cuál debe ser la actitud de
nuestro corazón, cuando nos acercamos a nuestro Dios: «Padre, te
agradezco y alabo por lo que has hecho por mí. Tú me has redimi-
do y libertado. Tú has sanado mi cuerpo y suplido todas mis nece-
sidades; te doy gracias por eso».
También, al alabar y dar gracias a Dios por lo que ha hecho por
usted y al adorarlo por lo que es, no tendrá dificultad para ir a la
Presencia de Dios. La Biblia dice que un hijo de Dios puede acer-
carse a su trono confiadamente por la sangre de Jesús. Y la actitud
de alabanza y acción de gracias lo introduce inmediatamente a la
Presencia de su Padre Celestial.
La alabanza y la acción de gracias son la forma apropiada para
acercarse. Dios desea concederle el deseo de su corazón (cf. Sal-
mos 37:4), pero no puede dar respuesta a actitudes de egoísmo y
arrogancia. Después de todo, estamos hablando de entrar a la pre-
sencia del Dios Todopoderoso, ¡que creó los cielos, la Tierra y el
universo entero! ¡Él merece nuestra alabanza!
98 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Muchas veces podemos dejar de recibir respuestas a nuestras


oraciones porque no tenemos la actitud correcta del corazón, cuan-
do nos acercamos a nuestro Padre Celestial. Aprendamos lo que
le agrada y practiquemos haciéndolo. ¡Él es nuestro Padre, pero
también es nuestro Dios! El problema es que la mayoría de noso-
tros no tomamos el tiempo suficiente para estudiar las Escrituras y
comprender lo que le agrada y cómo podemos entrar a su presen-
cia apropiadamente.

Su Padre Celestial mira la actitud de su corazón


Cuando estaba creciendo probablemente aprendió que había
una forma adecuada para acercarse a su padre terrenal. Y si se
acercaba de manera correcta, la mayoría de las veces no tenía
problema para comunicar lo que necesitaba y recibirlo. ¡Pero si iba
en tono arrogante y exigiéndole, probablemente no tenía mucho
éxito!
De hecho, a lo largo de los años, probablemente también apren-
dimos cómo acercarnos a profesores, a jefes y a muchas otras
personas para comunicarnos efectivamente y recibir lo que necesi-
tábamos. Esto es parte del crecimiento y aprendizaje para trabajar
unos con otros. Esas mismas personas, probablemente, también
aprendieron cómo trabajar con nosotros para ayudarnos a elevar
nuestro pleno potencial y sobresalir en nuestra capacidad.
De la misma manera hay una forma apropiada de acercarnos a
Dios. Y si vamos con la correcta actitud de corazón, nos ponemos
en una posición para recibir de Él.

Sea honesto con Dios


Cuando vamos delante de Dios, necesitamos hablarle de nues-
tro corazón. En lugar de eso, muchas personas le hablan como lo
harían con su banquero. Van a su banquero y le hablan acerca de
todo lo que puedan pensar antes de llegar al tema: ¡el dinero que
necesitan pedir prestado! ¡Dan un gran discurso tratando de im-
presionarlo para poder obtener su préstamo!
Obteniendo La Medida Completa... 99

No tiene que hacer eso con Dios. Si es nacido de nuevo, Él es


su Padre. No tiene que impresionarlo. Él lo ama tal como es. Cuando
le hable, ¡vaya directo al grano! No se preocupe que sus palabras
tengan que ser exactas y teológicamente «perfectas». Simplemente
derrame su corazón delante de Él.
«Esperad en él todo el tiempo, oh pueblos; derramad delante de
él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio» (Salmos 62:8).
Cuando usted era un niño, ¿iba a su padre terrenal con una larga
e impresionante lista de sus buenas cualidades para que le diera lo
que necesitaba? No, probablemente sólo entraba y le decía lo que
necesitaba y él le respondía.
Haga lo mismo con su Padre Celestial. Cuando ore, vaya al
directo al punto. Dígale exactamente lo qué necesita. Sea específi-
co. Dígale exactamente lo qué hay en su corazón.
Entonces, antes de salir de su presencia, exprese su confianza
en Él, pues ha tenido cuidado de esa necesidad por usted.
Haga eso alabándolo y dándole gracias. Cuando expresa su
confianza, alabándole, está actuando en fe y su fe le da a Dios algo
para que pueda responder.
Después de todo, Él prometió en su Palabra que lo que pidiera
en el nombre de Jesús, de acuerdo a su voluntad, se lo concedería
(cf. Juan 16:23–24). Tiene su Palabra de que le contestará; ¡así
que actúe como tal! La alabanza es una demostración de que cree
en las promesas de la Palabra de Dios y en que Dios es Fiel a las
mismas.
Cuando ore, crea en la Biblia y comience a alabar y a dar gra-
cias inmediatamente por su respuesta. Es importante que confíe
en Dios y en la integridad de su Palabra; crea que será Fiel para
contestar su petición. La alabanza ayuda a edificar esa confianza,
porque afirma a su corazón que Dios puede suplir su necesidad.
Por lo tanto, no continúe pidiéndole una y otra vez la misma
petición. ¡Él lo escuchó la primera vez que oró! Alábele, afirmando
que sabe que lo ha escuchado y ¡que usted sabe que la respuesta
está en camino!
100 El Poder Inexplorado de La Alabanza

A veces los niños piensan que para obtener lo que quieren de


sus padres tienen que agotarlos, rogándoles. Tal vez esto nos cau-
se risa, pero cuando teníamos esa edad probablemente hicimos lo
mismo.
Pero con Dios no tiene que agotarlo para conseguir la respuesta
a sus oraciones. Su Palabra dice que sus oídos están siempre aten-
tos al clamor de los justos (cf. Salmos 34:15).
Eso significa que le escucha la primera vez que ora. Y en tanto
que esté orando en concordancia con su Palabra, puede estar se-
guro que la respuesta está en camino, desde la primera vez que lo
hizo. El carácter de Dios y su integridad a su Palabra pueden ser
confiables (cf. Hebreos 10:23; 11:11).
Sin embargo, necesitamos entender que nuestra fe será proba-
da. La prueba usualmente ocurre desde el momento en que ora-
mos hasta que vemos la respuesta realmente manifestada. Es usual-
mente ahí cuando Satanás intenta golpearnos con duda e incredu-
lidad y frustrarnos de recibir por fe lo que necesitamos de Dios.
Este es el momento justo para permanecer firmes, en fe, agrade-
ciendo y alabando a Dios continuamente porque la respuesta está
en camino.

La alabanza levanta nuestros espíritus


La alabanza tiene poder de levantar nuestros espíritus y desatar-
los de la esclavitud.
«Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!»
(Filipenses 4:4).
Este pasaje no dice que debemos regocijarnos cuando nos sen-
timos gozosos o solo cuando estamos en la cima de la montaña. La
Palabra de Dios declara que debemos regocijarnos en el Señor
siempre.
¿Por qué Dios nos instruye especialmente a permanecer en una
actitud de regocijo, acción de gracias y alabanza? ¡Porque sabe
que es para nuestro beneficio permanecer en una actitud de cons-
tante alabanza!
Obteniendo La Medida Completa... 101

Lo ve, somos nosotros los que nos beneficiamos cuando lo ala-


bamos; somos inspirados, animados, y nuestra fe es vigorizada.
Al regocijarnos y alabarlo continuamente levanta nuestros espí-
ritus y nos hace ver la prueba y tribulación que podemos estar
enfrentando desde una perspectiva diferente, desde el punto de
vista de Dios. Esa es una razón por la que quiere que le ofrezcamos
continuamente sacrificio de alabanza.
El sacrificio de alabanza es alabarlo cuando no sentimos hacer-
lo; Dios sabe que es allí cuando necesitamos alabarle. Sabe que
nos beneficiaremos al alabarle porque esto levantará y animará
nuestros espíritus para continuar en fe en Él.
Es tiempo que aprendamos que la alabanza es la clave que nos
animará cuando nos sintamos hundidos y abrumados con las pre-
siones de la vida. Expresar nuestra confianza en Dios, a través de
la alabanza, nos traerá paz en medio de cualquier tormenta. Enfoca
nuestra mirada desde la tormenta hacia Dios. ¡Levanta las cargas
más pesadas de nuestros hombros!
Cuando hay presión y está bajo gran tensión, pase tiempo adi-
cional, esperando en Dios, en una actitud de alabanza. Si es fiel
haciendo esto, ¡encontrará que en vez de que la presión se apode-
ré de usted, usted va a apoderarse de ésta! Dios quiere que apren-
damos a alabarle en medio de la tormenta, mientras las olas aún
estén bramando, ¡no después que se haya calmado!
¿Está enfrentando una crisis en su vida? ¿Está en su «hora de
medianoche» de tribulación? ¿Necesita ser liberado de las circuns-
tancias que parecen imposibles y abrumadoras?
Separe tiempo para ir confiadamente a la presencia de su Padre
Celestial, con sus alabanzas, y observe cómo lo libera sin importar
por lo que esté pasando.

Cristianos de «buen clima»


«Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado
el nombre de Jehová» (Salmos 113:3).
102 El Poder Inexplorado de La Alabanza

En muchas ocasiones somos cristianos de «buen clima». Lo


alabamos mientras todo va bien, mientras el sol está brillando y la
senda delante de nosotros es luminosa. Pero la Biblia nos dice que
es la voluntad de Dios que le alabemos sin importar por lo que
estemos pasando.
«Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para
con vosotros en Cristo Jesús» (1 Tesalonicenses 5:18 é.a).
El apóstol Pablo alababa a Dios en toda circunstancia que en-
frentaba. Tenemos el testimonio de su vida y algunas de las perse-
cuciones; grandes pruebas y tribulaciones que enfrentó. Creo que
sabía de qué estaba hablando cuando dijo, bajo la inspiración del
Espíritu Santo, que debemos dar gracias a Dios siempre, en cada
circunstancia. ¡Pablo había estado allí!
Aprendió a darle gracias a Dios cuando estaba en lo más peno-
so de las circunstancias. Por ejemplo, fue naufrago, golpeado, echa-
do en prisión; fue apedreado y dado por muerto; aun así continuo
alabándolo. En todos los lugares difíciles alabó a Dios. Pero la
actitud de alabanza le permitió declarar, al final de su vida: «He
peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
/ Por lo demás, me está guardada la corona de justicia» (2 Timoteo
4:7–8). El resultado de tal vida también se encuentra en otra de sus
declaraciones: «Más a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en
triunfo en Cristo Jesús» (2 Corintios 2:14). ¡La alabanza trae la
victoria! ¡La alabanza trae el triunfo!

Dé gracias en todo
«Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para
con vosotros en Cristo Jesús» (1 Tesalonicenses 5:18).
Es importante notar que la Biblia dice que debemos dar gracias
en todo, no que debemos hacerlo y orar por todo. Hay una gran
diferencia.
Hace varios años se escribió mucho respecto al tema de la ala-
banza. Como resultado, el pueblo de Dios empezó a experimentar
tremendos resultados en cuanto a oraciones respondidas, porque
Obteniendo La Medida Completa... 103

estaban explorando el poder de Dios que es desatado en la ala-


banza.
Pero, de acuerdo con algunas enseñanzas, durante ese tiempo,
debíamos agradecerle por la dificultad, problema, prueba o tribu-
lación. Esa enseñanza en particular estaba un poco fuera de base
bíblica; algunos cristianos cayeron en error por esto.
Lo ve, no debemos alabar a Dios por las circunstancias adver-
sas, por las enfermedades o por la calamidad, prueba o tribulación
que Satanás envía a nuestro camino.
La Biblia no enseña eso. Pero sí que, en medio de cada prueba
o tribulación, sin importar por lo que estemos atravesando en la
vida, debemos alabarlo.
En otras palabras, este pasaje nos esta diciendo que, sin impor-
tar cuál sea la prueba o la tribulación, debemos mantener nuestros
ojos en Dios, no en la circunstancia. Él sabe que alabarlo, en medio
de las tribulaciones más candentes, hará que nuestros ojos se enfo-
quen en Él únicamente. Y sabe que hacerlo, en vez de enfocarse en
la tribulación, desata su poder.
Esto no es algo que hacemos mecánicamente para intentar ma-
nipular a Dios o las circunstancias. Es la alabanza sentida de cora-
zón lo que lo mueve; y sólo puede ejecutarse a través de una rela-
ción de amor con nuestro Padre Celestial.
Necesita aprender a alabar a Dios como un estilo de vida, inde-
pendientemente de las circunstancias. Alabarlo lo lleva a una posi-
ción para recibir lo mejor. La alabanza desata su poder a su favor.
En todo dé gracias, no por todo. En todo vaya a Dios con un
corazón agradecido y alábelo por quien es.
En medio de cualquier prueba o tribulación, vaya a su Padre
Celestial y alábelo por su poder liberador, ¡Él le dará una vía de
escape! Alábelo porque es más grande que cualquier problema o
tribulación que pueda estar enfrentando.
104 El Poder Inexplorado de La Alabanza

El poder de la alabanza permanente


«Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de con-
tinuo en mi boca» (Salmos 34:1).
Muchas veces, cuando voy conduciendo por la carretera o traba-
jando en mi oficina, simplemente empiezo a alabarlo. No me de-
tengo para observar quién está a mí alrededor, pues no intento dar
un espectáculo. Pero, por otra parte, creo que es el tiempo de no
ser intimidados por el mundo.
¡La gente del mundo no se intimida por usar malas palabras o
contar chistes subidos de tono en nuestra presencia! ¡No temen
maldecir a Dios frente a nosotros! ¡No temen actuar de la manera
que quieran a nuestro alrededor! Así que necesitamos aprender a
no estar temerosos por alabar a Dios. Si el mundo va a maldecirlo,
entonces, bendito sea Dios que podemos alabarlo.
Puede alabar a Dios cuando está en su rutina diaria, mientras
trabaja, en su carro o cuándo está corriendo a lo largo de la cancha
de baloncesto o cuando está conduciendo por la calle. Puede ala-
barlo mientras está cortando el césped, lavando los platos o ba-
rriendo el piso. ¡No importa lo que esté haciendo, puede alabarlo
continuamente!
Alabado sea al Señor Dios, nuestro Padre y nuestro Creador.
Nuestros labios deben continuamente expresar el gozo abundante
que viene de nuestro espíritu por aquello de lo que Dios nos ha
liberado.
Las alabanzas a Dios deben estar de continuo en nuestras bo-
cas, porque es la respuesta a muchos de nuestros problemas. Esto
no es para minimizar la oración de ninguna manera. Pero algunas
de nuestras respuestas solo están esperando nuestra alabanza para
que se manifiesten.
La fe alaba a Dios por la respuesta antes que ésta sea visible.
Muchas veces es la llave para las respuestas que ha esperado por
tanto tiempo.
Obteniendo La Medida Completa... 105

Necesitamos aprender cómo hablar continuamente las alaban-


zas a Dios de corazones sinceros. Alabarlo muestra la actitud de
un corazón obediente y agradecido. ¡Qué rápidamente puede con-
testar la alabanza genuina de un corazón agradecido!
¡Ah, aprendamos a alabarlo!
«Venid, aclamemos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo
a la roca de nuestra salvación. / Lleguemos ante su presencia con
alabanza; aclamémosle con cánticos» (Salmos 95:1–2).
«Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo to-
dos vosotros los rectos de corazón» (Salmos 32:11).
«Estad siempre gozosos» (1 Tesalonicenses 5:16).
«Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya» (Salmos 150:6).
«Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh
Altísimo» (Salmos 92:1).
«Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel
que os llamó de las tinieblas a su luz admirable» (1 Pedro 2:9).

Alabe a Dios por sus obras maravillosas


Aún tenemos que descubrir la ilimitada fuente del poder de Dios
a través de la alabanza.
«Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los
hijos de los hombres; / ofrezcan sacrificios de alabanza, y publi-
quen sus obras con júbilo» (Salmos 107:21–22).
¿¡Ha considerado alguna vez que una de las «maravillosas obras»
de Dios, para con los hijos de los hombres, es nuestro fuerte y
saludable cuerpo que funciona apropiadamente!? ¡Alabémoslo con
aprecio y gratitud por lo que nos ha dado! Si no estamos experi-
mentado la plenitud de esas bendiciones, alabado sea Dios, pode-
mos apropiarnos de éstas por fe en la Palabra.
Tenemos mucho por qué alabarlo. De hecho, cuando piensa en
esto, realmente tenemos una «deuda» de alabanza con Dios por
106 El Poder Inexplorado de La Alabanza

todo lo que ha hecho por nosotros. La razón número uno para


alabarlo es la gratitud por nuestra salvación, por nuestra redención.
Tenemos vida y vida abundante por nuestra redención en Cristo
(cf. Juan 10:10). Pero también necesitamos aprender a alabarlo
por nuestra salud y sanidad, que son parte de nuestra redención.
Con mucha frecuencia tomamos nuestra salud sin aprecio y sin gra-
titud.
Aquellos que han sido sanados, de alguna enfermedad que los
postró en cama, ¡toman su salud y su vida con aprecio y gratitud!
Las personas que han sido sanadas usualmente son especialmente
agradecidas por las bendiciones de buena salud.
Lo sé por testimonio propio. Frecuentemente agradezco a Dios
por mi salud, mi familia y las bendiciones que me ha dado en la
vida. Siempre he sido activo en deportes y estoy agradecido por-
que tengo un cuerpo sano que está libre de enfermedades y dolen-
cias.
También me gusta agradecerle por las sencillas bendiciones que,
con mucha frecuencia, pasamos por alto y no apreciamos, ni agra-
decemos apropiadamente. Debemos alabarlo cada día por los
muchos beneficios que nos provee.

Dios diariamente nos colma de beneficios


«Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios, el Dios
de nuestra salvación. Selah» (Salmos 68:19 é.a).
Un amigo me contó en una ocasión que, cuando era niño, su
padre había perdido el uso de sus dos manos. Su padre, sin saber-
lo, había cogido un cable de electricidad conectado y sus dos ma-
nos fueron gravemente quemadas.
Mi amigo me contó que aun, cuando era niño, tenía que ama-
rrarle los zapatos a su padre y ayudarle a abotonar su camisa, por-
que una de las manos de su padre se quemó por completo y la otra
no tenía sensibilidad alguna.
¿Cuándo fue la última vez que alabamos a Dios por una bendi-
ción tan simple como nuestras dos manos? ¡Nosotros los cristia-
Obteniendo La Medida Completa... 107

nos a veces tomamos muchas cosas sin aprecio ni agradecimiento!


Necesitamos alabarlo por las bendiciones en la vida que con fre-
cuencia pasamos por alto y no apreciamos ni agradecemos.
Aquellos de nosotros que estamos en el ministerio necesitamos
ser agradecidos con Dios por el privilegio de servirle. Muchas ve-
ces, cuando voy a dormir en la noche, lo alabo porque me ha per-
mitido estar en el ministerio. También lo alabo por bendiciones na-
turales tales como una cama para dormir, la comida para alimen-
tarme y un techo sobre mi cabeza.
Muchas personas en el mundo recuestan sus cabezas en el suelo
duro y van con hambre día tras día. Por lo tanto, no debemos
tomar las preciosas bendiciones del alimento y abrigo sin aprecio ni
gratitud. Pienso que el Cuerpo de Cristo necesita aprender a ala-
bar a Dios, porque tenemos un Padre Celestial que nos ama y
desea proveernos las cosas.
Si tiene una escasez o incapacidad, comience a alabarlo, porque
ha prometido en su Palabra suplir cada una de sus necesidades. Si
está oprimido por la duda, incredulidad o temor comience a decla-
rar en voz alta: «Dios no me ha dado un espíritu de cobardía, sino
de poder, amor, y dominio propio» (2 Timoteo 1:7). Comience a
alabarlo porque no tiene que sufrir bajo la atadura del temor, por-
que está en Cristo. Luego demuestre en fe que su Palabra es ver-
dad, ¡porque es verdad!
Si necesita sanidad, comience a alabarlo, porque por sus llagas
es sanado (cf. Isaías 53:5; 1 Pedro 2:24). ¡Esa es la promesa de
Dios para usted! Tome a Dios de acuerdo con su Palabra. Declare
lo que la Biblia dice: «Alabado sea Dios que soy sano por las llagas
de Jesucristo».

La alabanza desata el poder liberador de Dios


Cuando siente que no tiene la fortaleza para alabarlo, hágalo de
todas maneras; ese es el sacrificio de «alabanza» al que la Biblia se
refiere.
108 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Cuando no tiene ni una moneda en su bolsillo y su cuenta banca-


ria está vacía, alábelo por que puede suplir todas sus necesidades.
¡Eso es fe! Y permanezca alabándolo, porque si usted es sincero,
su alabanza sentida de corazón desatará el poder de Dios en su
vida.
Si necesita liberación de un hábito que lo ha tenido esclavizado,
use la Palabra de Dios y ate el poder del diablo sobre su vida, de
acuerdo a Mateo 18:18. Entonces, comience a alabarlo por la li-
beración completa. Si comienza a alabarlo por su liberación, antes
de que vea cualquier cambio, encontrará que su poder será mani-
festado a su favor.

Vencer hábitos
Una vez un hombre compartió conmigo la lucha que tuvo para
dejar de fumar. Finalmente, pidió oración para ser liberado de este
hábito que lo tenía atado. Entonces, cada vez que tenía deseos por
un cigarrillo, alababa a Dios porque había sido liberado. Me contó
que, cada vez lo alababa, el deseo por el cigarrillo lo dejaba por
completo.
No mucho después, por cuanto se mantuvo fielmente alabándo-
lo, perdió todo deseo de volverlo a hacer. Después que fue libera-
do, aún se mantuvo alabándolo; ¡sólo entonces fue liberado de ese
hábito!
A veces puede que tenga que permanecer en fe en la Palabra de
Dios para que se manifieste su completa liberación. Pero si va a
agradecer y alabar a Dios diligentemente por su poder liberador, y
lo alaba por la respuesta, su Palabra lo hará libre.
Necesita alabarlo en cada circunstancia, situación y tribulación.
Dios hará un camino para liberarlo de esa tribulación abrasadora;
¡no importa lo que sea!
Si lo alabara frecuentemente, desde su corazón, su poder se
haría disponible para obrar en su favor en una forma que aún no ha
experimentado.
Obteniendo La Medida Completa... 109

«Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las genera-


ciones, por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siem-
pre» (Salmos 45:17).
Alabe al Señor en todo lo que haga.
Alabe al Señor mientras camina por la calle.
Alabe al Señor mientras conduce su auto.
Alabe al Señor mientras se ocupa en su trabajo diario.
Alabe a Señor y continúe alabándolo.
Alabe al Señor y Dios lo liberará.
Alabe al Señor y su poder lo levantará.
Alabe al Señor y ninguna arma podrá prosperar contra usted.
Alabe al Señor y su poder pondrá sus pies para danzar.
Alabe al Señor y vea su gloria inundando su corazón y su vida.
«Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra» (Salmos 66:1).
La Biblia dice que aclamemos con alegría al Señor. Alabar es
aclamarlo con gozo. ¡Algunos cristianos dudan al dar gritos de jú-
bilo a Dios con gozo, porque están convencidos que no pueden
cantar en la nota! Pero si desea sinceramente alabarlo de su cora-
zón, entonces no importa lo que pueda pensar de como suene;
¡para Dios es alabanza!
Por supuesto, hay un momento y un lugar apropiado para todas
las cosas, ¡incluyendo el aclamarlo con júbilo! Normalmente, sería
inapropiado dar un grito de júbilo en medio del sermón del pastor
en la iglesia. Pero cuando la congregación está alabándolo o cuan-
do esté a solas, entonces su grito de júbilo es apropiado.
Empiece a hacer de la alabanza un hábito y una forma de vida;
parte de su estilo de vida. Cuando se levante en la mañana, prac-
tique centrar su corazón y su mente en Dios y empiece su día ala-
bándolo. Durante el día, alábelo de corazón. Si ha estado desani-
mado o deprimido, ¡no estará desanimado por mucho tiemp
CAPÍTULO VI

ALABANZA:
UN DEPÓSITO DE PODER

«Te alabaré porque me has oído; y me fuiste por salvación»


(Salmos 118:21 é.a).

Los cristianos aún no han explotado el ilimitado poder de la ala-


banza. Ésta es el más grande depósito de poder que el mundo no
ha visto. Hace que el poder de Dios esté disponible para el cre-
yente. Su poder, desatado gracias a la alabanza, es el mismo que
Dios uso para crear la Tierra, el Sol, la Luna, las estrellas y el uni-
verso. Es el mismo que usó para crear a la humanidad en el co-
mienzo.
Este asombroso poder puede ser explotado por nuestra alaban-
za sincera y sentida de corazón. Aún hemos de sondear las profun-
didades del poder que desata a nuestro favor. En primer lugar, las
Escrituras dejan claro que una de las razones por las que Dios creo
al hombre fue para que le alabará y le diera la gloria (cf. Efesios
1:5, 6, 12). Sí, Dios creó al hombre para tener alguien con quien
tener comunión, pero también para que lo alabará por su excelente
grandeza.
Sin embargo, parece que la humanidad no siempre le paga a
Dios con alabanza por sus excelentes obras y maravillas realizadas
para ellos. Contrario a esto, parece que mucha gente le paga con
rebelión, obstinación e ingratitud. Y cada vez que viene un proble-
112 El Poder Inexplorado de La Alabanza

ma, la gente a menudo es rápida para culparlo. «¡Oh, Dios!». ¿Por


qué permites que esto pase?
Satanás es el que vino a robar, matar y destruir (cf. Juan 10:10).
Dios no trae problemas a la vida de las personas. Esa es la obra del
enemigo. Cuando la gente acusa a Dios por lo malo, están estor-
bando su propia fe. La fe agrada a Dios, y no la hay en una decla-
ración que lo culpa por las circunstancias adversas. ¡Una actitud
de esas no es solamente falta de fe, sino que también muestra
mucha ingratitud!
La fe es lo que mueve a Dios. La alabanza es una expresión de
nuestra fe en Él. ¡Por eso Dios es movido por nuestra alabanza;
ésta desata su poder de Dios para que obre a nuestro favor!
Dios no es movido cuando le clamamos en incredulidad. Él co-
noce exactamente dónde estamos y lo que nos ha prometido. Tam-
bién sabe que su poder es suficiente para que atravesemos cual-
quier prueba o tribulación.
Su gracia es suficiente para suplir cada una de las necesidades si
aprende cómo alabarlo en fe por lo que está haciendo a su favor. Si
pone su fe y confianza en Él y la demuestra alabándolo, ¡lo llevará
adelante en cada situación a un lugar de victoria!
Así que muchas veces, cuando las circunstancias parecen impo-
sibles, nos sentimos tristes y deprimidos y comenzamos a lamen-
tarnos y a quejarnos. Pero si lo alabamos en medio de la situación,
en lugar de quejarnos, nos ponemos en una posición en la que
podemos recibir.
Si tan sólo aprendiéramos a no dejar salir sino las alabanzas de
Dios, cuando las cosas no parecen ir bien, encontraríamos la sali-
da aun de la peor situación.
Pero muchas veces, en vez de alabarlo, comenzamos a dudar y
a cuestionarlo: «¿Por qué, Dios? ¿Por qué permitiste que esto me
sucediera?». Cuando hacemos esto estamos realmente cuestionan-
do su fidelidad.
Alabanza:Un depósito de poder 113

Nunca he leído en la Biblia que Jesús haya dudado alguna vez


de la fidelidad de su Padre. Tampoco he leído que Pablo lo cues-
tionara por las pruebas y tribulaciones que enfrentó; él era tan hu-
mano como nosotros. ¡Pienso que ninguno de nosotros ha sufrido
lo que Pablo sufrió! Él respondió a cada circunstancia en fe y con
alabanza; esta es una razón por la que Dios pudo realizar tantas
cosas a través de él.
Lo ve, es nuestro deber alabarlo. Algunas personas hacen ex-
cepciones con esto, pero la Palabra de Dios tiene mucho que decir
acerca de alabarlo. De hecho, si mira la palabra «alabanza» en una
concordancia, se dará cuenta que mucho de lo que la Biblia tiene
que decir se encuentra en el libro de los Salmos.
«Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las genera-
ciones, por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siem-
pre» (Salmos 45:17).
«Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con
los hijos de los hombres» (Salmos 107:8 é.a).
«Alabad a Jehová, naciones todas; pueblos todos, alabadle»
(Salmos 117:1).
La Biblia nos dice que las experiencias de los hijos de Israel
están escritas para nuestra amonestación y ejemplo (cf. 1 Corintios
10:11). Los Salmos fue el libro de oración y de canto de los israe-
litas. Muchos de éstos trataban directamente con la alabanza o
indirectamente con sus resultados y beneficios. Si ellos estaban
constantemente alabándolo en los Salmos, ¡cuánto más nosotros
debemos hacerlo por nuestro amado Padre Celestial!
El hecho de que haya mucho acerca de la alabanza en los Sal-
mos debe indicarnos que debemos estar alabando a Dios mucho
más de lo que lo estamos haciendo! Podríamos pensar que aque-
llos de nosotros que vivimos bajo el Nuevo Pacto estamos más
adelante que los israelitas del Antiguo Pacto, pero cuando se refie-
re a la alabanza, ¡tal vez ellos estaban más adelante!
114 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Hombres de alabanza
Veamos dos hombres de fe del Antiguo Testamento que apren-
dieron el secreto de alabarlo. Por ejemplo, podemos tomar una
lección de Job; un hombre nacido bajo el Antiguo Pacto que con-
tinuamente lo alababa. La gente lo usa como ejemplo de una per-
sona que realmente tenía problemas. Pero muchos eruditos bíbli-
cos creen que sus pruebas solamente duraron alrededor de nueve
meses.
Sin embargo, aun en medio de sus problemas, él bendijo al Se-
ñor. Cuando le reportaron que su ganado, sus sirvientes y sus hijos
e hijas habían muerto, la Biblia dice que se postró delante de Dios
y lo adoró.
«Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabe-
za, y se postró en tierra y adoró, / y dijo: … sea el nombre de
Jehová bendito. / En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios
despropósito alguno» (Job 1:20–22).
Aun cuando estaba afligido con sarna, de pies a cabeza, no pecó
contra Dios. Su esposa, le dijo: «¿Aún retienes tu integridad? Mal-
dice a Dios, y muérete» (c. 2:9). Pero la Biblia dice: «En todo esto
no pecó Job con sus labios» (v. 10).
Sus amigos le dieron muchos consejos pero, cuando todo fue
dicho y hecho, se humilló delante del Señor, y Dios trajo la victoria
a su vida. La Palabra de Dios declara: «Y quitó Jehová la aflicción
de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble
todas las cosas que habían sido de Job» (c. 42:10).

David conoció el secreto de alabar a Dios


David fue otro ejemplo de un hombre consagrado que vivió una
vida de alabanza. Descubrió el secreto de alabarlo a una edad tem-
prana. Estoy convencido que esa es una razón por la que pudo
desarrollar tal amistad con Dios, y por la que la Biblia dice: «He
hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien
hará todo lo que yo quiero» (Hechos 13:22).
Alabanza:Un depósito de poder 115

Nada llama tanto la atención de Dios como las alabanzas de su


pueblo, porque es la mayor expresión de fe y confianza que el
hombre pueda rendir.
El libro de los Salmos nos da alguna indicación de la vida de
alabanza que David vivió, porque algunos de éstos fueron escritos
por él. El 34 es uno que la Biblia registra como el Salmo de David,
y nos muestra su corazón hacía Dios.
«Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de con-
tinuo en mi boca. / En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los man-
sos, y se alegrarán. / Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos
a una su nombre» (Salmos 34:1–3).
El salmista David conocía cómo alabarle. Cantó salmos y tocó
el arpa, y sus alabanzas agradaban a Dios; y muchas veces traían la
unción del Señor a escena. Por ejemplo, cuando el rey Saúl estaba
atormentado por un espíritu malo llamaba a David para que le can-
tara y tocara; y era aliviado (cf. 1 Samuel 16:23).
Si sabe tocar un instrumento musical, ¡hágalo para la gloria de
Dios! ¡Tóquelo aun cuando no haya nadie más para escucharlo
sino sóloÉl!
¡Alábelo y véalo transformar sus circunstancias! Sin importar
qué tan imposible pueda parecer su circunstancia o qué tan altas
parezcan ser esas montañas en su vida, o qué tan imposible parez-
ca ser ese sueño que Dios ha plantado en su corazón, si sincera-
mente lo alaba, como una demostración de su fe y confianza, Dios
se moverá a su favor.
Concéntrese sólo en lo que Dios dijo en su Palabra. Manten-
ga su atención solamente en lo que le ha prometido en su Palabra,
porque puede estar seguro que será Fiel para cumplirla. En su Pa-
labra, Dios prometió liberarlo de cada problema. ¡Dios no prome-
tió liberarlo de la mitad de sus problemas!, no. Él dijo que lo libe-
raría de todos.
«Yo busqué (pregunté) al Señor, y le pedí (por necesidad y en la
autoridad de su palabra), y Él me oyó, y me libró de todos mis
temores / Cuando los justos claman por socorro, el Señor los oye,
116 El Poder Inexplorado de La Alabanza

y los libra de todas sus angustias y aflicciones. / Muchos males


confrontan al justo (constantemente), pero el Señor lo libra de to-
dos ellos» (Salmos 34:4, 17, 19 é.a tr. VBA).
Necesitamos asirnos de esos pasajes no sólo con nuestras ca-
bezas, sino meditarlas realmente en nuestros corazones, compren-
diendo que Dios está dispuesto y puede liberarnos de toda situa-
ción penosa.
Establezca firmemente en su corazón que Dios quiere liberarlo y
que puede hacerlo, entonces empiece a alabarlo en fe por su po-
der liberador obrando en su vida.

Alabar a Dios en la «hora de medianoche»


Note que Pablo siempre comienza o termina sus epístolas con
tremendas expresiones de alabanza o acción de gracias.
La alabanza fue una forma de vida para él. Muchas de sus epís-
tolas contienen las siguientes frases: «Siempre doy gracias a mi Dios»
o «Bendito sea Dios». ¡Si seguimos su enseñanza en la fe, también
necesitamos seguirla en la alabanza a Dios!
Él conocía algo acerca de alabarlo aun en tiempos difíciles. Es
más, dijo lo siguiente: «Abrumados sobremanera más allá de nues-
tras fuerzas, de tal modo que aún perdimos la esperanza de con-
servar la vida» (2 Corintios 1:8). ¡Con todo, conocía cómo alabar-
lo! Veamos algunas de las pruebas y tribulaciones que enfrentó en
tanto que fue fiel predicando el Evangelio.
«¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo). Yo
más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles
más; en peligros de muerte muchas veces. / De los judíos cinco
veces he recibido cuarenta azotes menos uno. / Tres veces he sido
azotado con varas; una vez apedreado, tres veces he padecido
naufragio; una noche y un día he estado náufrago en alta mar; / en
caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones,
peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la
ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre
falsos hermanos; / en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en ham-
Alabanza:Un depósito de poder 117

bre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; / y además de


otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación
por todas las iglesias» (2 Corintios 11:23–28).
¿Pablo se quejo de las pruebas y tribulaciones que enfrentó pre-
dicando el Evangelio? No, a cambio, dijo: «Regocijaos en el Señor
siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!» (Filipenses 4:4 é.a).
¡Si hubo alguien que comprendió la alabanza a Dios en lugares
difíciles, ese fue Pablo! Muchos fueron los momentos en que pudo
haber inclinado su cabeza y quejarse: «Ah, Señor, pobre de mí, me
volviste nada esta vez. No sé si realmente sabías lo que estabas
haciendo cuando me enviaste aquí a predicar».
Por ejemplo, en Hechos 16, cuando con Silas fueron puestos en
la cárcel, pudo haber dicho: «¡Este es un momento en que no tengo
ninguna razón para regocijarme!». Y mientras podía haber estado
quejándose amargamente, su compañero Silas, sentado a su lado
en aquellos cepos, pudo haber dicho: «¡Amén! ¡Así es hermano!
¡Predica, Pablo!».
«Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgán-
doles las ropas, ordenaron azotarles con varas. / Después de ha-
berles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al car-
celero que los guardará con seguridad. / El cual, recibido este man-
dato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguro los
pies en el cepo. / Pero a media noche, orando Pablo y Silas, can-
tando himnos a Dios; y los presos los oían. / Entonces sobrevino
de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la
cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las
cadenas de todos se soltaron» (Hechos 16:22–26 é.a).
Aún a media noche, cuando toda esperanza parece haberse
perdido, y cuando parece que no hay salida de la tribulación, Pa-
blo firmemente y sin cesar alababa a Dios.
Ellos, con sus espaldas sangrando y sus pies en el cepo, fueron
encarcelados por predicar el Evangelio. En esas terribles circuns-
tancias aprendieron a sacrificar alabanza. ¡Después de todo, esa
prisión no era probablemente el lugar más placentero!
118 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Por un lado, la Biblia dice que fueron puestos en el calabozo


interior (cf. v. 24). ¡Significa que probablemente era oscuro, frío e
incómodo; que era imposible escapar de ese lugar!
Me imagino que sus espaldas estaban lastimadas de los latiga-
zos que habían recibido, porque el versículo 23 dice: «Después de
haberles azotado mucho». Probablemente estaban cansados y
encalambrados; sentados en esos cepos toda la noche. Pero le
dieron a Dios el sacrificio de alabanza. Lo alabaron a pesar de las
circunstancias. Aun en lo natural, estoy seguro que no sentían de-
seos de alabarlo.
Pudieron haberse quejado, lamentado y refunfuñado; en lugar
de eso, aquellas circunstancias no habrían cambiado. Silas pudo
haber acusado a Pablo, diciendo: «¿Pablo, por qué razón me
convenciste de venir en este viaje contigo? ¡Mírame! Ahora soy
presidiario». Pablo pudo haberse lamentado, diciendo: «¡Silas,
seguro no oímos bien a Dios esta vez!».
Pero no murmuraron, ni se quejaron ante Dios. No, le cantaron
alabanzas. ¡Qué demostración de fe!
Sentados en esos cepos, sus espaldas sangrantes, cortadas por
el látigo; y la Biblia dice que le cantaban alabanzas.
Ellos tampoco lo alababan calladamente, porque los otros pri-
sioneros los oían (cf. v. 25). No me sorprendería si estuvieran can-
tando a todo pulmón: «¡Alabad al Señor, porque para siempre es
su misericordia! ¡Alabad al Señor, porque ningún calabozo va a
retenernos! ¡Alabado sea el Señor, podemos estar en prisión aho-
ra, pero Dios nos va a rescatar!».
Cuando comenzaron a cantarle alabanzas, ¡la mismísima cárcel
comenzó a temblar! ¡A medida que lo hacían, la cárcel se movía
como hoja en el viento! Esa clase de demostración sobrenatural de
fe no viene tan sólo de dar a Dios un «servicio de labios» en una
alabanza mecánica y de medio corazón. Eso no haría que una cár-
cel temblará». ¡No, esas alabanzas provenían de sus corazones!
¡La alabanza sentida del corazón mueve a Dios! ¡Los cepos
cayeron y sus cadenas se soltaron! Las puertas de la prisión se
Alabanza:Un depósito de poder 119

abrieron de pronto, y todos los prisioneros estaban libres. ¡Su libe-


ración completa sucedió no porque se lamentaron y quejaron, sino
porque declararon la grandeza de Dios en alabanza!
Es también interesante lo que la Biblia dice —no tradición, no
algún predicador—: ellos cantaron alabanzas a Dios a la media
noche. Estoy seguro que literalmente fue a la medianoche, aun creo
que la experiencia de la prisión fue también una «medianoche» en
sus vidas.
En otras palabras, nunca es demasiado tarde para cantarle ala-
banzas. No importa qué tan desoladora pueda parecer su situación
y cuánto lo tiente Satanás para que piense: «Es demasiado tarde.
Dios no puede hacer nada por mí ahora!», no le crea. Con Dios
todas las cosas son posibles (cf. Mateo 19:26; Marcos 10:27; Lucas
18:27).
Los creyentes de hoy necesitan tomar una lección de sus expe-
riencias. Pablo conocía cómo vivir una vida de alabanza. Aún des-
pués de haber enfrentado muchas pruebas y tribulaciones, escri-
bió: «Más a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en
Cristo Jesús» (2 Corintios 2:14 é.a).
El problema es que cuando nos encontramos en una situación
imposible, ¡en vez de volvernos a Dios y magnificarlo, lo hace-
mos es al problema! O buscamos que la gente nos ayude, o al
menos alguien que nos escuche lamentarnos y quejarnos: «¿Po-
drías aconsejarme y decirme por qué este problema me está suce-
diendo? ¡Estoy haciendo lo que Dios me ha dicho que haga, pero
mire lo que ha pasado! ¡He dejado tanto por Jesús! ¡Pero míreme
ahora; estoy peor de lo que estaba antes!». No, nuestra ayuda
viene del Señor solamente.
«Pero la salvación de los justos es de Jehová, y él es su fortaleza
en el tiempo de la angustia. / Jehová los ayudará y los librará; los
libertará de los impíos, y los salvará, por cuanto en él esperaron»
(Salmos 37:39–40 é.a).
Pero si Pablo hubiera estado, como la mayoría de nosotros,
habría tenido una fiesta de lamentos en aquella prisión. O habría
120 El Poder Inexplorado de La Alabanza

tratado de culpar a alguien más: «Ahora, Silas, que eres mi compa-


ñero, ¿por qué razón permitiste que viniéramos aquí? ¡Es tu culpa
que estemos en este lío!». ¡Habrían tenido una discusión en ese
momento!
Lo ve, cualquiera puede alabar a Dios cuando todo va bien.
Pero se requiere de fe para hacerlo en los momentos difíciles, cuan-
do está rodeado por las imposibilidades, en medio de una ardua
dificultad.
Alabarlo cuando todo luce desolador y toda esperanza parece
pérdida requiere de alguien que conozca a Dios; que conozca su
carácter y naturaleza. ¡Alabarlo en tiempos difíciles requiere de
alguien que crea que es quien dijo que es, y que Dios hará lo que
dijo que haría!
Se requiere de fe para alabarlo cuando las nubes de tormenta
están todas a su alrededor y no puede ver nada más sino proble-
mas. ¡Pero en medio de la tormenta, actúe en fe, alabando a Dios!
Para Pablo y Silas su imposibilidad fue la de ser echados en esa
prisión sin salida. ¡Alabarlo en la hora de la media noche era su
única vía de escape, cuando toda esperanza de salir de esa prisión
se había ido! ¡En otras palabras, aún cuando todo parecía sin es-
peranza, la alabanza prevaleció!
La alabanza desata el poder de Dios. A través de ésta el poder
de Dios fue desatado para dejarlos libres; sólo porque pusieron su
confianza en Dios. ¡Sus alabanzas demostraron eso!
Cuando se rindieron al cuidado de Dios y le alabaron, el poder
del Señor estremeció la cárcel con un terremoto: «Sobrevino de
repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la
cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas» (He-
chos 16:26).
En la hora de la media noche de sus vidas, ¡Dios se movió a su
favor de forma milagrosa como respuesta a sus alabanzas!
Alabanza:Un depósito de poder 121

Su hora de media noche


Cada uno experimentamos nuestra hora de la media noche en
algún momento de la vida. Pero si comenzáramos a alabarlo aun en
medio de la desesperación o de las imposibilidades, experimenta-
ríamos un «terremoto» en nuestras circunstancias también. Dios
hará «temblar» esas circunstancias que están tratando de atarnos si
tan sólo ponemos nuestra confianza en Él y en su Palabra.
Las circunstancias deben quitarse del camino tal como lo hicie-
ron para Pablo y Silas. Ese terremoto fue una demostración del
poder de Dios. ¡Sacudió la prisión y los hizo libres! Por eso, Dios
le dará también una demostración de su poder, en cuanto lo tome
de acuerdo con su Palabra y comience a alabarlo.
Otro aspecto interesante de esta dramática liberación fue la ra-
pidez con que las circunstancias cambiaron en la medida en que
escogieron alabarlo en vez de lamentarse y quejarse acerca por su
situación. ¡No fue mucho después que el mismo carcelero que los
había puesto en los cepos les estaba curando sus heridas y dándo-
les algo de comer!
«Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la
cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos
habían huido. / Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas
ningún mal, pues todos estamos aquí. / Él entonces, pidiendo luz,
se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y
Silas; / y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser
salvo? / Ellos dijeron: cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú
y tu casa. / Y le hablaron de la palabra del Señor a él y a todos los
que estaban en su casa. / Y él, tomándolos en aquella misma hora
de la noche, les lavó las heridas; y enseguida se bautizó él con
todos los suyos. / Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se
regocijó con toda su casa de haber creído a Dios» (Hechos 16:27–
34).
Las circunstancias cambiaron porque aprendieron cómo alabar
a Dios en vez de lamentarse y quejarse. Dios no responde ante la
ingratitud y la queja; responde sólo a nuestra fe, la cual es expresa-
122 El Poder Inexplorado de La Alabanza

da en nuestras alabanzas y acción de gracias, ¡por lo que ha hecho


por nosotros y por lo que está haciendo aun cuando no podamos
verlo!
La alabanza traerá la gloriosa victoria cuando nada más lo haga.
¡Si ha estado ayunando y orando acerca de algo y aún no ha reci-
bido la manifestación de la respuesta, empiece a alabarlo!
¡No estoy diciendo que los alabe por el problema! ¡En primer
lugar, Dios no trajo problemas a su vida! La Biblia, dice: «Toda
buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre
de las luces» (Santiago 1:17 é.a).
Como he dicho, algunas personas han tenido la idea equivocada
que debemos alabarlo por las cosas malas que nos suceden en
este mundo. Pero eso no está de acuerdo con la enseñanza com-
pleta de la Biblia. ¡Ésta dice que lo alabemos en cada circunstan-
cia, porque ha prometido que desatará libertad!
La alabanza en el Nuevo Testamento
Veamos lo que el Nuevo Testamento dice acerca de la alabanza:
«Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de
aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable» (1 Pedro 2:9
é.a).
¿Quién debe anunciar las virtudes de Dios? Si es un hijo de
Dios, debe anunciar las virtudes del Señor, porque ha sido llamado
de las tinieblas a la luz admirable del Señor Jesucristo. Dios lo li-
bertó y lo sacó del lodo cenagoso y puso sus pies sobre la Roca
Sólida, el Señor Jesucristo (cf. Salmos 40:2).
Puede temblar en la Roca algunas veces a causa de las circuns-
tancias que tratan de venir en su contra, pero la Roca que está
debajo nunca se removerá. ¡Y si permanece con la Roca, la Roca
permanecerá con usted!
«Y Jesús le dijo: Sí; ¿Nunca leísteis: De la boca de los niños y de
los que maman perfeccionaste la alabanza? (Mateo 21:16 é.a).
Alabanza:Un depósito de poder 123

«Alabad al Señor todos los gentiles, y magnifíquenle todos los


pueblos» (Romanos 15:11 é.a).
«Para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e
irreprensibles para el día de Cristo, / llenos de frutos de justicia que
son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios»
(Filipenses 1:10–11 é.a).
«Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congre-
gación te alabaré» (Hebreos 2:12 é.a).
«Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que teméis, así
pequeños como grandes» (Apocalipsis 19:5).

Lo que dijo Jesús acerca de la alabanza


En el siguiente pasaje los discípulos de Jesús estaban alabándole
y los fariseos se opusieron. La Biblia dice que los discípulos esta-
ban alabando a Dios «a grandes voces». Tal vez los fariseos pen-
saron que estaban llevados por la emoción y exagerando, o que
sus alabanzas eran sólo un arranque emocional. ¡Pero es interesan-
te notar que a los fariseos no les gustó oír las alabanzas a Dios!
«Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Oli-
vos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a ala-
bar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían
visto, / diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor;
paz en el cielo, y gloria en las alturas! / Entonces algunos fariseos
de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. /
Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras
clamarían» (Lucas 19:37–40 é.a).
Encontramos a personas en el entorno de la Iglesia que actúan
como esos fariseos. No les gusta escuchar las alabanzas a Dios, ni
alabarlo, tampoco escuchar a otros hacerlo.
Así también hay congregaciones en el mundo de hoy. Me re-
cuerdan a esos fariseos de antaño, que le dijeron a Jesús que hicie-
ra que sus discípulos dejaran de alabarlo. Pienso que tenemos al-
gunas iglesias que son el prototipo de estos fariseos en el mundo de
hoy. Y si comienza a alabarlo en esas iglesias, los ujieres estarán
124 El Poder Inexplorado de La Alabanza

listos para decirle: «¡Cállese! No permitimos esa clase de demos-


traciones emocionales en nuestra iglesia».
Pero en este pasaje encontramos lo que Jesús dijo acerca de la
alabanza, porque cuando los fariseos le dijeron que reprendiera a
sus discípulos por alabarlo, Jesús respondió: «Os digo que si éstos
callaran, las piedras clamarían» (v. 40).
Si la creación de Dios —la humanidad— no le clama en alaban-
za por su excelente grandeza, en alguna otra parte en la creación
las alabanzas retumbarán; ¡aún si las piedras tienen que clamar!
«Alabad a Dios en su santuario; alabadle en la magnificencia de
su firmamento. / Alabadle por sus proezas; alabadle conforme a la
muchedumbre de su grandeza / Todo lo que respira alabe a JAH,
Aleluya» (Salmos 150:1–2,6 é.a).
«Todo lo que respira alabe a JAH» (v. 6). Alábelo con su boca,
con una canción. Si no se siente como que quiere cantar, tan sólo
levante su voz y alábelo. Entre a sus atrios con alabanza y reciba lo
que necesita de su Padre Celestial. Dios desea bendecirlo más allá
de sus más grandes deseos.
Necesitamos aprender a alabarlo donde quiera que estemos, sin
importar las circunstancias; porque la Biblia dice que toda su crea-
ción debe alabarle, honrarle y glorificarle.
«Todo lo que respira alabe a JAH» (v. 6). Tengo un viejo perro
llamado Oso. ¡Es parte de la creación de Dios, respira! ¡Sería inte-
resante ver cómo va a alabar al Señor! Hablando seriamente, la
mayoría probablemente recuerde que en la clase de ciencias, sien-
do niños, les enseñaron que hasta las plantas respiran. ¡Lo que la
Biblia está diciendo aquí es que toda la creación de Dios debe
alabarle y darle gloria! ¡Y nosotros somos parte de esa creación!
Luego, en Romanos 8:22, la Biblia dice que la creación entera
gime por el día cuando sea quitada de debajo de la tiránica mano
del enemigo. Volvamos a Génesis y veamos la forma en que el
universo de Dios fue creado en el principio. Dios dijo: «Es bueno»
acerca de todo lo que había creado (cf. Génesis 1:4, 10, 12, 18,
21, 25, 31).
Alabanza:Un depósito de poder 125

¡Si toda la creación de Dios es para darle alabanza, cuanto más


debemos nosotros, sus hijos, alabarle! Seamos fieles en alabarle,
¡de manera que las piedras y los árboles no tendrán que clamar en
nuestro lugar!
Si no cree que Dios puede hacer que su creación hable, lea la
historia en el Antiguo Testamento acerca de Balaam y su asna (cf.
Números 22:21–35). Balaam era testarudo y se estaba metiendo
en problemas con el Señor por eso. Cuando fue con los príncipes
de Moab, su asna reconoció al ángel de Dios parado en su camino
para impedir que fuera más allá. La Biblia, dice: El ángel de Jehová
se puso en el camino por adversario suyo / Y el asna vio al ángel de
Jehová, que estaba en el camino» (Números 22:22–23).
«Y viendo el asna al ángel de Jehová, se echo debajo de Balaam;
y Balaam se enojó y azotó al asna con un palo. / Entonces Jehová
abrió la boca del asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho,
que me has azotado estas tres veces?» (v. 27–28 é.a).
En seguida, el Señor abrió los ojos de Balaam, de manera que
pudo ver al ángel del Señor parado en el camino. ¡Pero se requirió
de una asna para llamar su atención! ¡Dios puede abrir la boca de
su creación si necesita hacerlo! El asna reconoció al ángel del Se-
ñor cuando Balaam no lo hizo, y Dios habló a través de una de sus
criaturas —una asna— para advertirle.
Si el hombre de Dios no lo alaba, algo más en la creación lo
hará; ¡aún si son las piedras! La alabanza vendrá de algún lugar del
universo de Dios. La creación necesita alabarlo por su excelente
majestad. Después de todo, el universo y todo éste hay fue creado
como una expresión de su amor. Por lo tanto, la alabanza, la acción
de gracias y la gratitud deben ser una respuesta a la bondad de
Dios y su grandeza.

El sacrificio de alabanza
«Así que, ofrezcamos siempre a Dios, y por medio de él, sacri-
ficio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nom-
bre» (Hebreos 13:15 é.a).
126 El Poder Inexplorado de La Alabanza

¿Qué quiere decir la Biblia con: «Sacrificio de alabanza»? Po-


dría decir: «¡Pero pensaba que los sacrificios habían sido abolidos
con el Antiguo Pacto!».
Sí, el sistema de sacrificio de ofrenda de la sangre de animales,
como una expiación por el pecado, fue abolido cuando Jesús in-
trodujo el Nuevo Pacto con su propia sangre. Por lo tanto, ya no la
sacrificamos en toros o machos cabrios (corderos) como expia-
ción por el pecado.
Jesucristo lo hizo de una vez y para siempre por el sacrificio de
Sí (cf. Hebreos 9:12–28).
Sin embargo, bajo el Nuevo Pacto un sacrificio aceptable a Dios
es el sacrificio de alabanza. Esto significa alabarle cuando no ne-
cesariamente nos sentimos como tal para hacerlo.
Bajo el Nuevo Pacto, también debemos presentar nuestros cuer-
pos como sacrificio vivo. Dios honra estos sacrificios (cf. Roma-
nos 12:1) La Biblia llama a esto nuestro culto racional.
Pero aquí hay algo que necesitamos ver para comprender más
plenamente lo que la Biblia quiere decir con un «sacrificio de ala-
banza». El hombre natural —el físico— contacta al mundo natural
con los cinco sentidos. El hombre espiritual lo hace a través del
espíritu.
Si ha nacido de nuevo, su espíritu está en contacto con Dios.
Pero aun si ha nacido de nuevo, el hombre natural —su cuerpo—
no lo ha hecho.
¿Qué significado tiene esto con alabar a Dios? Mucho, porque
aunque haya nacido de nuevo su cuerpo es todavía carnal y éste no
necesariamente quiere alabarlo. Pero su espíritu debe tener domi-
nio o control sobre su cuerpo; su espíritu debe estar en autoridad.
Su cuerpo es sólo la casa donde vive. El verdadero usted es el
hombre espiritual en su interior. El hombre espiritual —el verdade-
ro usted— habita dentro de su cuerpo, que es la casa natural
donde vive (cf. 2 Pedro 1:13–14; 2 Corintios 5:1,4).
Alabanza:Un depósito de poder 127

Romanos 8:7 dice que la mente y la naturaleza carnal «son ene-


mistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tam-
poco pueden». Su cuerpo y su naturaleza carnal están en enemis-
tad con Dios; su cuerpo y su mente no están sujetos a la ley de
Dios, porque no han nacido de nuevo. Es por eso que su mente
tiene que ser renovada por la Palabra de Dios y su cuerpo tiene
que estar bajo sujeción de su espíritu (cf. Romanos 12:1–2; 1
Corintios 9:27).
Eso es lo que Pablo quiso decir cuando expresó: «Golpeo mi
cuerpo» (1 Corintios 9:27). O en otras palabras: «¡Mantengo mi
cuerpo bajo sujeción de mi espíritu y le digo qué hacer!».
El verdadero «usted» debe decirle a su cuerpo lo que va a ha-
cer. Por eso es que veces tiene que hacer que su cuerpo coopere
para alabar a Dios, aun cuando éste no sienta hacerlo.
Muchos cristianos no han entendido que su cuerpo o su carne
no son nacidos de nuevo, por lo tanto se han sentido condenados
cuando no han sentido deseos de alabarlo. Muchas veces el hom-
bre exterior no sentirá querer alabarlo, pero su hombre espiritual
siempre querrá.
Si entiende esto, no se sentirá condenado cuando no se sienta
alabar a Dios. Tan sólo fíjese que el verdadero usted es el hombre
interior (cf. 1 Tesalonicenses 5:23; 1 Pedro 3:3–4; 2 Corintios 4:16),
y su espíritu siempre quiere alabarlo.
Ese hombre espiritual en el interior es el que debe estar en con-
trol y dominar al hombre exterior: su cuerpo.
El hombre espiritual en el interior debe mantener su cuerpo bajo
sujeción. Su hombre espiritual es el que debe dominar la carne o su
naturaleza carnal: el hombre exterior.
El enemigo puede contactar su mente, porque la Palabra de Dios
dice que el diablo es el dios de este mundo natural (cf. 2 Corintios
4:4). Por lo tanto, puede contactarlo en lo natural, en su mente o a
través de su carne, porque este es el reino que influencia.
128 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Por ejemplo, cuando el diablo trata de atacarlo en el área de la


duda, en lugar de ponerse de su lado y del de su mente carnal, deje
que su espíritu lo domine. Si ha sido diligente para alimentar su
espíritu con la Palabra de Dios, ésta saldrá de su espíritu y derrota-
rá al enemigo en toda batalla.
El enemigo tratará de decirle toda clase de mentira y siempre
querrá hacerle sentir condenación. Y si está de acuerdo con él y le
cree sus mentiras, caerá en condenación. Así es como trata de
mantener al creyente derrotado y sin éxito en la vida.
Si ha pecado, pero ya ha confesado su pecado a Dios, y el
enemigo está tratando traer culpa y condenación, póngalo en su
lugar con la Palabra de Dios. No reciba su condenación. La Biblia
dice: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para per-
donar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan
1:9).
Por consiguiente, si ha confesado su pecado ante Dios, Él lo ha
perdonado. Así que, cuando Satanás trate de venir contra usted
con condenación, ¡comience a alabar y adorar, porque no puede
resistir cuando el pueblo de Dios magnifica a su Padre Celestial!
El enemigo ha usado esta área de condenación para hacer es-
tragos en la vida de muchos cristianos. Pero si es nacido de nuevo,
tiene la autoridad sobre el diablo (cf. Mateo 18:18; Lucas 10:19).
Jesús ya derrotó a Satanás y usted ya tiene la victoria sobre él
porque «mayor es el que está en nosotros, que el que está en el
mundo» (1 Juan 4:4). ¡Si es nacido de nuevo, el que es Mayor está
dentro de usted!
Por lo tanto, cuando el enemigo trate de venir con sus mentiras,
deje que el hombre interior se levante con el Mayor. La Biblia dice
que Satanás es el padre de las mentiras (cf. Juan 8:44), así que no
pude hablar la verdad. ¡Por lo tanto, no lo escuche; es un mentiro-
so!
No importa qué mentiras trate de decirle. Tiene al que es mayor
dentro que lo dirigirá y lo guiará a toda Verdad, y disipará todas
Alabanza:Un depósito de poder 129

esas mentiras (cf. Juan 16:13). Satanás en un enemigo derrotado y


el que es Mayor dentro de usted pude darle éxito en la vida.
Aprenda cómo dejar que el Espíritu Santo domine su hombre
interior. Deje que fluya dentro, use la Palabra de Dios y saque al
diablo corriendo. Dígale al diablo: «lo reprendo diablo. Lo resisto
en el nombre de Jesús y le ordeno que huya de mí. ¡Alabado sea el
Señor!». Después empiece a gritar y a alabar al Señor.

No sea guiado por los sentimientos


«Pero no siento ganas de alabar al Señor. Estoy muy cansado.
No me siento como para gritar». Todo eso está bien.
¡De todas maneras, tan sólo comience a declarar las alabanzas
de Dios, y pronto se sentirá como para gritar! No podrá contener
las alabanzas hacia Dios. ¡Simplemente fluirán de usted en victoria!
Hay muchas cosas en la vida que no siempre sentimos ganas de
hacer. Por ejemplo, ¿siempre siente que quiere salir de la cama en
la mañana para ir a trabajar? ¡No! Algunos días, en especial, no
siente que quiera hacerlo, pero de todas maneras lo hace. ¡Ahí es
donde viene la disciplina! No importa qué tanto su cuerpo quiera
quedarse en cama, usted se levanta y de todas maneras se va a
trabajar.
Si usted puede disciplinarse a sí, en un área de la vida, también
puede disciplinarse en otras áreas. Así que, disciplínese para go-
zarse en el Señor y alabarle. Aprenda a cultivar una vida de alaban-
za y adoración. Aprenda a ejercer autoridad sobre el enemigo cuan-
do lo necesite y no le permita que se salga con la suya en su vida.
Tiene autoridad sobre Satanás por medio de su posición en Cristo,
¡y sus alabanzas a Dios ponen al enemigo a volar!
Realmente, entre más lejos viva de Dios y de su Palabra, más
altos serán el clamor y las mentiras del diablo. Pero entre más cer-
ca viva, se volverá más fuerte espiritualmente; y será más fácil dis-
cernir las mentiras del enemigo y resistirlas firmemente.
Entre más alabe a Dios, menos efectivos los engaños de Satanás
serán; porque el enemigo no permanecerá en su presencia por
130 El Poder Inexplorado de La Alabanza

mucho tiempo si está alabando al Señor. No quiero decir que esto


implique que el diablo lo dejará de molestar por completo, porque
no lo hará —por lo menos mientras esté en la Tierra. La Biblia no
enseña eso.
Satanás siempre intentará deprimirlo y mantenerlo derrotado.
Tratará de decirle las mismas mentiras una y otra vez. Sutilmente le
susurrará en su oído que es un fracaso y que su vida nunca signifi-
cará nada.
Particularmente, si Satanás ha tenido éxito manteniéndolo atra-
pado con pensamientos de fracaso y de derrota, intentará volver
para hacerlo permanecer así. Eso es lo que la Biblia quiere decir
con las «asechanzas» del diablo. Pero no ignoramos sus maquina-
ciones (cf. 2 Corintios 2:11; Efesios 6:11).
Satanás no cambia sus tácticas, especialmente si encuentra que
ha tenido éxito en algún área de su vida. Seguirá intentado debili-
tarlo con sus tácticas, y continuamente intentará ponerlo en escla-
vitud con sus mentiras. ¡Pero si lo resiste, huirá! (cf. Santiago 4:7).
Lo ve, la Biblia dice que Satanás ya es un enemigo derrotado.
Jesús lo venció en la cruz. Por lo tanto, puede vencer al enemigo en
cada una de sus maquinaciones; y una forma de hacerlo es usando
la Palabra de Dios en su contra, y alabando a Dios. Al enemigo no
le gustan las alabanzas a Dios. Ciérrele la puerta alabando y agra-
deciendo a su Padre Celestial por liberarlo.

No mire las circunstancias, ¡mire la Palabra!


Los cristianos carnales son los que caminan por vista y no por
fe. Usualmente no disfrutan la vida de alabanza, porque con fre-
cuencia miran las circunstancias para determinar la victoria, no a
Dios y su Palabra.
Por lo tanto, no estarían acostumbrados a alabar a Dios solo
con base en su fe en la Palabra de Dios; sino que estarían más
inclinados a alabarlo una vez las circunstancias comiencen a pare-
cer bien.
Alabanza:Un depósito de poder 131

Los cristianos carnales probablemente se sentirán avergonza-


dos cuando, con otras personas, alaban a Dios en presencia de
ellos, porque alabarlo no es usualmente un hábito para ellos.
¡Es interesante ver que Pablo llamó carnales a los corintios a
pesar que tenían cada don del Espíritu operando en sus vidas! Tan
sólo porque la gente tiene dones del Espíritu, operando en sus vi-
das o en su iglesia, no quiere decir que sea una señal que son espi-
rituales o que su iglesia lo sea.
También las personas que están atadas por temor, timidez, duda
e incredulidad usualmente no están caminando en forma consisten-
te en una vida de alabanza. Una de las mejores formas de vencer el
temor es comenzar a magnificar y exaltar a Dios y meditar en qué
tan grande es Él. No importa qué tan grande sea su temor, este
huirá ante la luz de la grandeza de Dios.
¿Es posible ser extravagante o demasiado profuso al alabar a
Dios? ¡No! Ofrezcámosle sacrificio de alabanza continuamente.
La alabanza debe ser el fruto de nuestros labios.
«Así que, ofrezcamos siempre a Dios, y por medio de él, sacri-
ficio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nom-
bre» (Hebreos 13:15).
El Salmo 34:1, dice: «Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su
alabanza estará de continuo en mi boca». Alabar a Dios por quien
es Él es el puro corazón y centro de la adoración.
La alabanza es la verdadera puerta por la cual debemos entrar a
una dimensión de la presencia de Dios que la Iglesia aún no ha
experimentado. Ah, hemos experimentado muy poco de la presen-
cia de Dios. Pero si entráramos por la puerta de alabanza, como la
Biblia nos dice, encontraríamos que podemos llegar a un lugar de
alabanza y adoración desconocido.
Si quiere encontrarse a sí con su victoria total, primero asegúre-
se que es obediente a Dios y a su Palabra en cada área. Asegúrese
de estar viviendo una vida consagrada a Dios en todo su ser. Lue-
go, aprenda a alabarlo consistentemente desde un corazón de amor
y aprecio.
132 El Poder Inexplorado de La Alabanza

Sólo aquellos de nosotros que hemos nacido de nuevo pode-


mos realmente entender la alabanza. La Biblia dice: «No alabarán
los muertos a JAH, ni cuantos descienden al silencio» (Salmos
115:17).
Usted dice: «¡Por supuesto, los muertos no pueden alabar al
Señor!». Pero no creo que la Biblia esté hablando únicamente de
aquellos que han dejado de vivir en cuerpos mortales. Pienso que
este verso también se está refiriendo a aquellos que nunca han
experimentado el poder vivificador del Espíritu de Dios a través
del nuevo nacimiento. Creo que este pasaje también se refiere a la
gente espiritualmente muerta. Las personas así no tienen inclina-
ción ni deseo alguno de alabarlo.
Sólo aquellos que han nacido de nuevo y comprenden la gracia,
el poder y la fidelidad de Dios tienen el derecho de apropiarse de
las bendiciones de la alabanza en sus vidas.
Los cristianos verdaderamente son privilegiados por poder ala-
bar al Creador de su misma existencia.
La victoria siempre está asegurada cuando permanece en fe en
la Palabra de Dios. Y cuando lo alaba antes de realmente ver su
victoria, ese es un sacrificio de alabanza. Dios reconoce el sacri-
ficio de alabanza. Él intervendrá en sus asuntos para darle los
deseos de su corazón mientras aprende el sacrificio de alabanza;
alabarlo antes de ver sus circunstancias transformadas.
Creo que cada cristiano experimentaría una vida más plena, rica
y dinámica si tan sólo alabara consistentemente a Dios. Muchas
veces se necesita fuerza de voluntad para empezar a alabarlo. No
estoy hablando de alabar a Dios sólo cuando nos sentimos bien o
cuando hemos sido especialmente inspirados en un servicio de la
iglesia.
¡Siempre podemos alabarlo, porque para siempre es su miseri-
cordia! Aun si está pasando por una prueba y se está sintiendo
desamparado, y si este pasaje es todo lo que tiene para aferrarse,
el reto es a permanecer en fe en ésta y a ver a Dios moverse a su
favor.
Alabanza:Un depósito de poder 133

Dios responde a la alabanza. Si no siente que quiere alabarlo


porque piensa que lo ha abandonado, la Palabra de Dios declara
que nunca lo dejará o desamparará (cf. Hebreos 13:5). Simple-
mente comience a animar su propio corazón, diciendo: «¡Alabado
sea el Señor, porque su misericordia es para siempre!».
Si quiere una vida plena de gozo, si quiere aprender cómo cami-
nar más profundamente en Dios y recibir los deseos de su corazón,
si quiere ser libre de cualquier cosa que lo tenga esclavizado em-
piece a entrar en las alabanzas de Dios como un estilo de vida.
¡No siga simplemente haciéndole la misma petición una y otra
vez! Si su petición está de acuerdo con la Palabra de Dios, ¡sim-
plemente empiece a alabarle, porque ha prometido responderle!
Usted juega un papel importante en si sale de la depresión o de
la desesperación, de la prueba o de la tribulación que tratan de
mantenerlo abajo. ¡Depende de usted porque hay una vía de esca-
pe! La Palabra de Dios nos promete una vía de escape para salir
de cualquier dificultad.
Así que, si es tentado a dudar de Dios o de su fidelidad a su
Palabra o a darle lugar a la desesperación, si empieza a alabar a
Dios de un corazón sincero, hallará que ha explotado una fuente de
poder que lo llevará más allá de sus propias fuerzas y capacidades.
Permanecer en la Palabra de Dios, en absoluta fe y confianza, y
alabarlo por su victoria antes de verla manifestada en lo natural, lo
llevará más allá de lo natural. Lo llevará más allá de lo que jamás
haya imaginado o haya podido creer posible, porque los caminos
de Dios y su poder son mucho más altos que nuestros caminos o
habilidades. Es imposible para nosotros imaginar su insondable amor
(cf. Efesios 3:20; Isaías 55:8–9).
Dios prometió, en Efesios 3:20: «Y aquel que es poderoso para
hacer las cosas mucho más abundante de lo que pedimos o enten-
demos, según el poder que actúa en nosotros». No confíe en su
propio poder o fuerza, porque la Palabra dice: «No con ejercito, ni
con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos»
(Zacarías 4:6). Dios responde a nuestra alabanza.
Si necesita sanidad, alcáncela por su fe y aprópiese de la Pala-
bra de Dios.
Después, comience a agradecerle y a alabarle, porque Él es Fiel
a su Palabra y ha escuchado y contestado su petición. Si necesita
liberación de un hábito o de cualquier cosa que lo haya mantenido
en esclavitud, está disponible en Dios. ¡Pídale que lo haga libre, y
después alábelo por su liberación!
Practique expresar las alabanzas de Dios. Maldecirlo es una for-
ma de vida para muchos de los no salvos. Alabarlo deber ser el
estilo de vida de los hijos de Dios. Permita que la alabanza a Dios
se convierta en un estilo de vida para usted, no sólo algo que hace
de vez en cuando. Permita que llegue a ser algo tan natural que
pueda alabarleautomáticamente.
Haga de ésta su oración:
Padre, oro para que me ayudes a establecer un nuevo estilo de
vida de alabanza y adoración a Ti. Gracias, Padre, porque sé que
has escuchado y contestado todas mis peticiones. Ahora, por fe, te
voy a alabar por cada respuesta. Padre, es mi ferviente deseo de-
jar que tus alabanzas fluyan continuamente de mis labios. En el
nombre de Jesús, Amén.

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