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Reflexiones 87 (2): 111-124, ISSN: 1021-1209 / 2008

GRAN HERMANO: EL PANÓPTICO MASSMEDIÁTICO

Carolina Sanabria Sing*


csanabriacr@yahoo.com

Fecha de recepción: 20 noviembre 2007 - Fecha de aceptación: 25 enero 2008

Resumen

La actual época finisecular ha producido cambios en los géneros del modelo neotelevisivo actual con
el infoshow, como se evidencia en los concursos de convivencia. El presente ensayo se remonta a sus
antecedentes y procede a un análisis de intertextos con el modelo clásico surgido en Europa: Gran
Hermano. Se toma como ejemplo paradigmático la versión española. El presente artículo ahonda en la
estructura discursiva para proyectar este producto cultural como un espacio inicialmente planteado de
acuerdo con una estructura básica ficcional (greimassiana) para llegar a constituirse en el punto donde
se intersecta un renovado replanteamiento de la espectacularidad en articulación con la vigilancia.
Palabras clave: Gran hermano, vigilancia, espectáculo, televisión, cámaras.

Abstract

The finisecular current time has produced changes in the televisive mode and its cohabitation contests.
This essay goes back to its background and intertexts in Europe, where the format was born, and then
concentrates particularly on the classical model: Big Brother, which the dutch productor Endemol pro-
moted at a world’s level. Using as a paradigmatic example the Spanish program, this article works on
the same discursive structure to later on project it as a space a renovated proposal of a show articulated
with surveillance.
Key words: Big brother, surveillance, show, television, cameras.

En 1999, la industria hollywoodense propósito se centraba en la espectacularización


produjo un sintomático filme, Ed TV de Ron de la vida cotidiana de un sujeto anónimo. Previo
Howard, el cual, a no ser porque se unía a otros a la emisión, en una de las primeras escenas,
precedentes, algunos menos inmediatos que otros se producía un revelador diálogo en el cual su
(como Death Watch de Tavernier, acaso vaticinio diligente directora (program director), Cynthia
del inminente cambio del panorama televisivo Topping –de apellido más que alegórico, rebus-
mundial) habría resultado indiferente. La trama cado–, se reunía a cocer, con su pequeño grupo
de Ed TV se iniciaba a partir del lanzamiento de de colaboradores, los fundamentos del irreal
un -entonces innovador– programa de televisión, –aunque menos ficticio– proyecto para lo que
este se adhería a la categoría de infoshow, cuyo se servía de una peculiar situación metafórica:
“People can’t turn away from an accident. You
drive by and say ‘Ooh, I hope there’s not a head
* Escuela de Estudios Generales, Sede Rodrigo Facio, in the road’. That would be... But then you look.
Universidad de Costa Rica You don’t wanna miss it. So we put a guy on TV,
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and we sit and wait and see if that head starts ha valido, además de otras tácticas de marketing,
rollin’ down the highway. Now that’s fun for the de la visualización repetida de sus imágenes en
whole family”. “So, what’s our next step?”, pre- franjas horarias estratégicamente diseminadas a
gunta uno de sus adjuntos, a lo que obtiene por lo largo de la parrilla televisiva –en sentido ver-
contundente respuesta: “We find ourselves a big, tical (exposiciones diarias) y horizontal (sema-
fat rolling head”. Cerca de las últimas secuencias nales)– a fin de consolidar la mayor fidelización
del filme, esa misma cabeza rodante amenaza posible. Habiéndose asentado en el devenir de las
con desviarse hacia el principal responsable de ediciones como complementarios, estos espacios
la cadena: un desenlace ficcional previsible y paralelos participan de una maniobra global de
sobre todo coherente en una nación con conocida enunciación y le brindan soporte (y legitimación)
tendencia a las construcciones moralizantes. a la fuente original –aunque funciona más bien
1999 es también el año del lanzamiento en como una relación de asistencia mutua–, acaso
Europa del popular programa de la productora estrategia encaminada a garantizar su supervi-
holandesa Endemol Entertainment, quien había vencia, el programa ha facilitado una inacabable
creado un novedoso formato televisivo, del cual retroalimentación discursiva.
buena parte de los análisis del entorno académi- No sólo eso, la profusión, ya de por sí poli-
co coincide en subrayar su llamativa naturaleza fónica, supera el curso endogámico: su auténtica
híbrida (Cáceres, 2001; Castro, 2002; Sánchez relevancia está, en especial para lo que a esa
Noriega, 2002)–un bricolaje de géneros televisi- primera edición compete, en comprometer a los
vos: concursos, talk shows, documentales, tele- discursos producidos por la competencia (como
novelas–. La versión española fue producida por Antena 3TV, en el año de su estreno abrió una
primera vez al año siguiente a cargo de Zeppelin tertulia de opinión sobre el programa de la com-
TV –propiedad de Endemol– y retransmitida por petencia en un espacio vespertino) y más amplia-
la cadena generalista Tele5 con un espléndido mente al resto del entorno, a espacios no sólo tele-
aumento de la media de audiencia en la emisión visivos, 2.300 líneas de teléfono para votación del
de su estreno, cuya continuidad se ha prolonga- público, mensajes de teléfonos móviles, charlas y
do hasta la fecha. Su renovadora configuración tres páginas oficiales web en internet (más una
funciona como precursora de la variedad más treintena de no oficiales), un disco compacto de
inimaginable de spin­off temáticos comprados e música, un videojuego en CD-Rom, una revista y
ideados, realizados y emitidos por otras cadenas un libro sobre los personajes (Sánchez Noriega,
autonómicas y generalistas españolas, aunque no 2002). El programa parte, por tanto, de una situa-
siempre con resultados favorables. ción metalingüística, de un mismo hecho verbal,
glosado desde los más disímiles enunciatarios,
reproducido, como un eco, hasta el infinito –el
El exceso y el éxito cual apunta a una cabal aplicación de la teoría
del cultivo a la televisión como forma cultural
Como quiera que se le mire, Gran dominante (Gurbner, 2005), Gran Hermano se
Hermano se reivindica como lugar de excesos. articula en torno a la idea de una televisión como
Aparte de los elevados índices de audiencia Narciso –o mejor, como Eco–, quien habla cada
obtenidos en el transcurso de su primera edi- vez más de sí misma y menos del mundo.
ción, su final, retransmitido el 21 de julio de Las aspiraciones totalizantes de Gran
2000, obtuvo una sensacional media de unos Hermano no culminan ahí. Incluyen las preten-
9.105.000 espectadores, equivalente al 70.8% de siones de agotar la visualidad desde todos los
cuota de pantalla, pues lo inscribiría como un espacios, todos los momentos, todos los encua-
acontecimiento sin precedentes en la historia de dres y todos los puntos de vista posibles, lo cual
la televisión. perfila una estilización de la voluntad de la mira-
Centrada en impulsar el que ha inaugu- da voyeur. Con ello, el hecho fílmico queda frag-
rado el nuevo siglo como uno de sus productos mentado y detallado a través de las dos media-
estrella, en España, la cadena retransmisora se ciones posibles: visuales y verbales –al tiempo
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que contribuyen a forjar el ponderado sentido perfecta de lo afirmado por Català (1993): la
democratizador atribuido a la televisión–. realidad no será otra cosa que un producto de las
cámaras. Así, en Ed TV y en Death Watch, los
creadores y productores intervienen para manipu-
La afectación como pose lar el entorno en donde se desenvuelve el sujeto
y/o a este mismo –aunque en sus respectivos des-
En su configuración como unidad arti- enlaces los televisivos protagonistas concluyen,
culada y autónoma, totalmente autorreferencial, como los hijos de Cronos, enfrentándose al dios
el programa construye casas como escenarios y quien los ha engendrado: Ed emplaza a su propia
simulacros de famosos –en una palabra, reali- audiencia para atacar al principal responsable de
dades sustitutorias–. Gran Hermano ha venido la cadena y Roddy procede a la automutilación de
a subvertir los paradigmas existentes del mismo sus ojos para no tener que volver a ahondar nunca
infoshow cuyo seguimiento mediático termina más en las obscenidades de lo real–.
por catapultar a los numerosos John Doe, esto Y es que Gran Hermano se publicita como
es, a los anónimos de la calle, a la gente común un producto abocado a la reproducción de condi-
–quien, con cada edición, resulta menos común–. ciones reales, cotidianas de la existencia –no es
En ese sentido, Langer (2000:105) anticipaba casual que su eslogan sea la vida en directo–. Sin
un cambio en lo que se desarrollaría de manera embargo, éstas se quiebran en el momento cuan-
inminente: do hay unos sujetos quienes acceden a formar
parte de una realidad mediatizada desde varios
Si esas ocupaciones y alegrías aparentemente mundanas [...] mecanismos de enunciación. El primero, quien no
pueden convertirse en el trampolín desde el cual la gente suele visualizarse, está relacionado con la selec-
corriente salta hasta el territorio de lo especialmente des-
ción. En principio, los postulantes son elegidos,
tacable, algo así también podría sucedernos a nosotros. En
cualquier momento, las ‘causas menores’ –nuestros hobbies, al igual que en el género documental (Nichols,
trabajos, o momentos de ocio– pueden provocar ‘grandes 1997) en función de una potencial habilidad
efectos’. de desempeño atractivo de sus capacidades de
representación delante de la cámara. No obstante,
El augurio, previo a la emergencia del cada edición confirma que esta etapa inicial se
popular programa, permitía adelantar el pano- rige por un afán creciente de espectacularización
rama televisivo por anunciar en el siglo XXI. El (subordinado a las complejidades de su persona-
hecho de que la televisión demuestre su capaci- lidad interna, a la conformación contrastante del
dad de encumbrar hasta niveles febriles de ado- grupo y/o a las vinculaciones previas con actores
ración a anónimos por razones azarosas, sin más públicos, en especial de la cultura rosa). Aun sin
singularidad (de élite) ni empeño (extraordinario) tomar en cuenta la relatividad de los parámetros
que el tesón de acudir a las convocatorias televi- de selección, sería eventualmente posible asumir
sivas y a las fases de selección, supone siempre a los concursantes, en el mejor de los casos, como
una convulsión, esta trasciende y redefine la representativos de cualquier colectivo –acaso una
propensión del medio –ya lo dice Langer, “no hay muestra de la juventud española y sus modos de
nada tan extraño como lo normal” . interrelación, por ejemplo–; no obstante, no la
Teóricamente, tal normalidad se relaciona situación a la cual deciden someterse. A ello se
con el registro documental en donde el comporta- encaminan las derivaciones de Slavoj Žižek: “in
miento y la personalidad de los sujetos recluidos contrast to The Truman Show, the subjects/actors
se modifican durante el transcurso del progra- of Big Brother act their roles in an artificialy
ma. Es una confirmación de que la televisión, secluded space, they act them ‘for real’, so that,
bastándose con retransmitir aconteceres de una fiction becomes indistinguishable from reality”
situación fabricada, no refleja mundos ni abre (en Levin, Frohne and Weibel, 2002); es decir, en
ventanas, construye realidades. No se trata de una el momento cuando sujetos reales (bajo sus nom-
reproducción social a pequeña escala, como tanto bres verdaderos) se interpretan a sí mismos en un
se ha dicho. Gran Hermano es la ejemplificación espacio cuyo ambiente y condición es ficcional,
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se difuminan las barreras entre lo real y lo irreal. o subversión de los patrones que podrían verse
Dicho de otro modo, “in the artificial environ- como típicos. El proceso convierte a los parti-
ment the conflict of real and unreal is created and cipantes en acartonados personajes de televi-
the subject itself is core between unreal and real, sión, limitados a una característica definitoria
because of this crucial rule played by the subjects, (casi siempre monolítica): víctima, manipulador,
since they are trying to perform real in an unreal simpático, antipático, manipulador, confidente...
environment. As a result the concepts of real and –roles que se corresponden con categorías fic-
unreal are overlapped and indistinguishable” (en cionales (de los que toda estructura narrativa se
Levin, Frohne and Weibel, 2002: 226). sirve)–. Se trata de una construcción tipificadora
Un segundo elemento de mediación por relacionada, como diría Foucault (2000), con la
subrayar viene dado propiamente por la forma asignación coercitiva, con la distribución dife-
de tratamiento de las imágenes, a las cuales rencial (quién es, dónde debe estar, cómo recono-
se les ha sometido, antes de su retransmisión, cerlo y cómo vigilarlo), un (re)conocimiento que
a un inicial tamiz de interpretación dado por no responde si no a –no siempre enmascaradas–
la estratégica disposición de las cámaras. Tras intenciones de control.
eso, intervienen los desconocidos criterios de Lo cierto es que a pesar de partir de una
montaje (de selección y exclusión, edición y sis- construcción narrativa basada en lo ficcional
tematización) para pasar a su repetida difusión –greimassiana– los caracteres se estructuran
en los abundantes espacios paralelos, los cuales desde una aureola de verosimilitud, con base
dan cabida a los más variopintos tertulianos, con en el presupuesto de “the cameras will reveal
lo cual se conforma un palimpsesto no sólo ima- what people are ‘really’ like, but in fact it is the
ginario, sino discursivo. Esta fase da pie a que contradiction between the ways of seeing an
se viertan cuestionables valores éticos, estos, en individual that seems to be enjoyed” (McGrath,
ocasiones, lindan con la creación estereotípica o 2002:205). Esta determinación de personalida-
el fomento de prejuicios –de ahí lo contundente des es lo que inserta a cada sujeto en el proceso
de la observación de Gandy (1993), en cuanto a de ficcionalización con el añadido de efecto
que el panóptico victimiza porque descontex- real, lo cual siempre constituye una plusvalía,
tualiza-. No basta con la emisión de imágenes incluso para el impulso voyeur. Lo que entonces
se de organizar y categorizar la proliferación constituye el (insaciable) fin es el merodeo de los
de sentidos, como procura esta discursivización entresijos ajenos, el escudriñamiento de deseos,
(examinativa, valorativa e incluso investigadora) obsesiones y temores (no ficcionales) de los
desde un discurso que explica la imagen. En nuevos –y verdaderos– personajes de la indus-
otros términos, se trata de la trasposición de un tria del entretenimiento del siglo XXI, quienes
segundo sentido o nivel de connotación, el cual, cuentan, a diferencia de una empinada élite, con
básicamente, responde a la inevitabilidad de mayor anuencia a externar sus pasiones. Cada
códigos de lectura los cuales hacen imposible la vez, en efecto, que se está ante un conflicto o
denotación pura (el analogon), así, su discurso, un devaneo, se tiene la posibilidad de recoger –a
según Barthes (2002), se superpone a la imagen: diferencia de los no siempre accesibles famosos
le añade peso [...], la grava con una cultura, una tradicionales– sus imágenes fabricadas ex pro-
moral, una imaginación –de donde el intelectual feso, con la ventajosa disponibilidad de proceder
francés concluye, un poco más adelante, que por a su encuadre y retransmisión sin coacciones
eso el texto es por naturaleza represor–. externas y desde mecanismos de enfatización
El seguimiento mediático lleva aparejada (acercamientos y primeros planos) en el lugar y
una sustracción de las personalidades –comple- el momento exactos cuando el acontecimiento
jas, múltiples e incluso contradictorias– en las ocurre para –y no frente a– las cámaras. De
cuales, según Nichols (1997), siempre [c]iertos este modo, se termina alentando “una sensa-
aspectos de dichas personas se zafan del marco ción de representación verosímil, creíble y
en el que se les coloca. Ciertas dimensiones exacta de la percepción y emoción humanas”
de su comportamiento revelan una resistencia (Nichols, 1997:224) especialmente abrumadora
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en la primera edición, cuando el programa era, Internalizar en la dispersión


desde todo punto de vista, una novedad. Mucho
se ha hablado, en los años siguientes, de una La retransmisión del primer bienio en
progresiva artificialización de actitudes, de una España activa otra de las innovaciones más desta-
construcción de poses –destinadas, en buena cables del programa, esto es la emisión en directo
parte de los casos, a perpetuarse tras el final de –la satelización de lo real, como había anticipado
cada edición como provechosa posibilidad de Baudrillard (en Foster, 1983:128)– lo cual supon-
integrarse a la prensa rosa–. dría un grado cero de coincidencia temporal. No
Desde esta asignación de funciones, la obstante, tras la no renovación, a partir de la terce-
discursivización procura la conformación de ra edición, del contrato de servicios a los canales
una estructura narrativa dirigida a establecer, de pago Via Digital y Quiero TV, la emisión de
aun cuando sea de forma apriorística, un foco Gran Hermano tuvo que verse limitada a los ya
–en ocasiones inexistente– de tensión. Devenido existentes resúmenes de Tele5. Tal hecho llegó a
como (merecido) castigo al elemento pertur- redundar en una (relativa) dinamización narrativa,
bador, el conflicto –del cual se nutre la cade- al operarse la sustitución de ese flujo de uniformi-
na– tiene una solución provisoria: la expulsión dad por una más marcada discontinuidad y fractu-
–la aplicación, resignificada en el programa, ra propia del resto de los productos audiovisuales.
de la vaporización de Nineteen Eighty-Four–. De todos modos, la emisión ininterrumpida no
Falsamente pretendida como un nicho armóni- excluye, desde luego, la interpretación previa ya
co, se certifica que la paradoja está a la base de mencionada que deriva en situaciones de muti-
la organización: una vez desterrado el elemento lación: por ejemplo, en la primera semana de la
conflictivo, queda un vacío donde surge de la primera edición un responsable de la productora
contradicción de mantener la tensión y el relato, se encargó de eliminar “los posibles ‘errores’ de
de tal suerte que “en cuanto se ha solucionado guión: ni chistes soeces, ni escenas escatológicas,
el conflicto, hay que introducir un nuevo ele- ni conversaciones sobre sexo o política; nada que
mento de tensión si se desea que siga habiendo pudiera dañar la imagen ‘seria’ que pretendía dar la
relato [... porque e]l inconsciente del espectador cadena” (Cáceres, 2001:161). En general, el alcan-
televisivo se siente particularmente fascinado ce del medio, como observa Gubern (2005:51),
por este juego dialéctico de los relatos” (Ferrés, está sometido a severos condicionamientos donde
1996:112). Así, se conforma una suerte de diná- las relaciones se acomodan a las convenciones
mica cíclica en la cual, una vez reinstaurado melodramáticas de las telenovelas: exponen sus
el concierto –como en todo génesis–, sigue la pasiones, pero no sus coitos–un argumento que se
reformulación de patrones, lo cual renueva la suma a la infactibilidad de la mostración total–.
subsecuente localización y atribución de un La cadena generalista ha limitado las emi-
nuevo foco de negatividad. siones del programa al rescate de los más álgidos
Terminado entonces el infierno de la (y no siempre abundantes) puntos de inflexión,
convivencia –aun sin encierro, la dimensión a costa del sacrificio de la contemporaneidad
más dura de cualquier contacto personal–, tiene –desde una retransmisión repetida y desfasada–
lugar la recompensa, la glorificación multitu- y, evidentemente, de la alardeada objetividad del
dinaria, el paraíso en la tierra, el cual se inicia programa –el cual, como se indicó anteriormente,
a partir de la llegada, siempre triunfal –aunque tampoco se resuelve con la transmisión de imáge-
no necesariamente correspondida entre mérito y nes simultáneas–: por eso Doane ha establecido
gloria (Baudrillard en Levin, Frohne and Weibel, que el realismo de la televisión estriba ante todo
2002:481)– hacia el plató de televisión: es el en relación con la temporalidad, con su sentido
momento de liberación del antiguo retenido, el de emisión en vivo: “[w]hile the realism of film
instante sublime cuando se hace acreedor del is defined largely in terms of space, that of tele-
amor de todos. Entonces, el objetivo final del vision is conceptualized in terms of time (owing
Gran Hermano orwelliano habrá sido por fin to its characteristics of ‘liveness’, presence, and
cumplido. immediacy)” (en Mellencamp, 1990:225).
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Su ritmo guarda similitudes con el carac- de una de las mayores realizaciones utópicas
terizado por la mayor parte de las series tele- de la novela: la desintegración del marco visual
visivas de ficción –cuya estructura narrativa según Català –como registro óptico (1993:148)–
se basa en sucesos irrelevantes de colectivos porque la mirada pasa a ser total.
igualmente irrelevantes– porque en realidad no La situación de la cuañ Winston y Julia
pasa nada, como se supone que el programa ha desesperadamente ansiaban escapar ha pasado
sido pensado (McGrath, 2002:205). A diferencia a ser recreada (¿encomiada?) a pequeña escala
de las producciones cinematográficas –relatan en este plató de estética hiperreal y atmósfera de
sucesos mayoritariamente extraordinarios, donde vigilancia constante, pero adecuada (atenuada) al
“todo está comprimido e intensificado, la vida se formato de certamen televisivo. Sus aspirantes,
acelera, todos los momentos de aburrimiento y quienes acuden a los llamamientos en cantidades
trabajo duro quedan fuera” (Walker y Chaplin, masivas –cerca de 7.000 en la primera convo-
2002:207)–, en estos espacios no hay grandes catoria (Cáceres, 2001:160) con un significativo
puntos de inflexión o segmentos de crisis los aumento hasta 30.000 en la sexta–, se inscriben
cuales exijan una atención exclusiva. Dado que en el panorama que estima Calvert: “Although
el discurso televisivo es, desde su misma fenome- the generations that came of age in the 1970s
nología, fracturado, la continuidad total se perci- and 1980s grew up on watching television, the
be ante todo como un flujo de acontecimientos youth of today now crave growing up in televi-
monótonos, estos dan cabida a la cotidianidad. sion” (2004:32). Pero mientras que en el texto
La televidencia se acomoda a un tipo de recep- orwelliano la reivindicación del derecho a la inti-
ción distendida, con interrupciones al visionado midad figuraba como el máximo valor; en Gran
y/o dispersiones de atención, pues mientras la Hermano la pretensión es justamente su pérdida
cinematografía concierne al tiempo extensivo y –en función no sólo del cuantioso premio como
favorece la atención y la espera, Gran Hermano de un burdo narcisismo: esto es, la complacencia
se ajusta a la etapa que Virilio llama vídeo- de ver la propia imagen reflejada en ese nuevo
infografía, donde prima el tiempo intensivo y la estanco que es la pantalla televisiva: “El concur-
sorpresa, lo inesperado y la ausencia de atención sante que acepta ser mirado en todo momento y
(1989:94). El formato origina, así, un nuevo en toda dimensión de su vida [...] encuentra pla-
modo de percepción –en tanto fenómeno, típica- cer en mostrarse y en ser objeto de las miradas
mente televisivo, el cual “no tan sólo puede ser públicas” (Sánchez, 2002:430)–. En los albores
experimentado en estado de distracción, sino que del nuevo milenio, la intimidad tiene precio:
de hecho es necesariamente experimentado en signos de cambio de los tiempos, muy a tono
un estado de distracción” (Català, 1993:163)–: la –tras el derrumbamiento del comunismo– con
mirada voyeur pasa a internalizarse de manera la doctrina político-económica que priva hoy –el
inadvertida, como forma de percepción de otras neoliberalismo– y su derivado social inmediato
vidas cotidianas. –el individualismo–.
El otro intertexto –con una temporalidad
más cercana a la aparición de Gran Hermano–
La intimidad tiene precio es cinematográfico: su lanzamiento prácticamen-
te coincide con el estreno de la mencionada cinta
Gran Hermano tiene dos intertextos Ed TV, donde un hombre accede a vender su inti-
genéricos muy marcados, de cuya emergencia midad ante las cámaras por razones pecuniarias.
en el panorama social, eminentemente mediá- Su argumento viene a ser, en realidad, una varia-
tico, cabe dar cuenta. Uno de ellos es, como ción de The Truman Show (1998) de Peter Weir,
ya se ha tratado, la novela de Orwell. Instalada pero aquí más bien el trato se sella sin el con-
en los lugares más inimaginables de espacios sentimiento –ni el conocimiento– del afectado,
tanto públicos como privados, la telepantalla de cuya asentada y ordinaria vida se retransmite en
Oceanía posibilitaba el acceso a un campo visual directo –hasta que un proceso paulatino de dis-
prácticamente ilimitado, artificio constituyente cernimiento conduce a la abolición de la brecha
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entre la alucinación y la realidad (aunque ésta no mainstream que contienen una correspondencia
sea otra que la de la ficción)–. Precisamente The relativamente proporcional entre el espectáculo
Truman Show refiere el grado en el cual el cine y los vertimientos violentos de la sangre; por eso
contemporáneo registra y es transformado temá- Paul, el cabecilla de los verdugos, se dirige con
tica y estructuralmente por la vigilancia (Levin cierta frecuencia a la cámara aplicando la enton-
en Levin, Frohne and Weibel, 2002:590). ación y retórica propia de los conductores televi-
Una rigurosidad exigiría –si bien la mera sivos para hacer partícipes a sus espectadores (o
recopilación fílmica de los antecedentes está mejor, cómplices) de un juego que esta vez toca
lejos de ser la ambición de este (y demás) apar- ser tortuoso–. En suma, lo que está en cuestión
tados– mencionar algunas cintas en las cuales en los anteriores largometrajes es la pulsión de
trabajan con la espectacularización mediática de muerte como prerrogativa siempre de una expec-
sujetos anónimos, como Meet John Doe (1941) tación superior.
de Frank Capra, en la cual la difusión del futuro
suicidio de alguien que no existe lleva tanto a
su aclamación multitudinaria como a su caída.
La referida Death Watch también introducía un
programa televisivo homónimo expresamente
basado en la agonía ficcional (inducida por los
productores) de un sujeto anónimo. Una situa-
ción similar se aprecia en el thriller de escaso
presupuesto My Little Eye (2002) de Marc Evans
–inspirado directamente en el concurso del tipo
de Gran Hermano, aunque en versión soft de una
snuff-web donde sus participantes van siendo
asesinados uno tras otro–. Finalmente, Citizen
Verdict (2003) de Philippe Martínez, lleva esta
mirada especularizante a su hipérbolización, a
su hidropesía. El filme muestra la proclividad
televisiva que, ante el debilitamiento y descrei-
miento generalizado en el sistema penal estado-
unidense, escenifica el primer juicio televisado.
La eventual condena en directo resuelta por
las votaciones telefónicas de los espectadores Figura 1. James Montgomery Flagg.
–desde su logo, se utiliza el tío Sam del cartel de Cartel Tío Sam (1916-1917)
Montgomery (Figura 1) cuya recuperación en el
nuevo contexto se extrapola a lo que ahí se con- Todos estos casos del orden cinematográfi-
sidera un americano [sic] sentido del deber–. En co vienen a anclarse en una base histórica, en tanto
efecto, a los televidentes –queienes han dejado variaciones del desarrollo de unos acontecimien-
de serlo para convertirse en audiencia (esto es, en tos inminentes y unas preocupaciones tangibles.
datos cuantificables)– se les arroga la ilusión del Así las cosas, una idea experimental de registro
poder soberano del derecho de la vida y la muer- cotidiano había sido puesta en marcha por la tele-
te, aun cuando la película, asimismo adolece de visión estadounidense en 1971, cuando se filmó
cierto chauvinismo, deje claros los mecanismos ininterrumpidamente durante siete meses a una
de la trampa –la manipulación de la producción–, típica familia californiana: los Loud. El proyecto,
pues el fallo resulta previsible. Sin embargo, a el cual originalmente constaba de un estudio con
los espectadores se les ofrece canalizar la pul- otras tres familias más –enmarcadas como repre-
sión pugnada por la visualización de la muerte sentativas de los cuatro puntos cardinales de la
–como ya lo había planteado la incomprendida nación– el cual nunca se llevó a cabo, terminaría
Funny Games, en alusión a las producciones siendo reducido por su director, Craig Gilbert,
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a doce capítulos de una hora en un documento interesada por ocultar el proceso de edición– de
llamado An American Family (1972). En él, se siete jóvenes quienes habitan, con libertad de
mostraban los problemas domésticos de la refe- entrada y salida, en un loft reubicado cada tem-
rida familia (como la homosexualidad de su hijo porada en distintas ciudades.
Lance) hasta su progresivo desmembramiento El conocimiento de la serie estadouni-
(Calvert, 2004:42). El balance general fue “[t] dense habría sido irrefutable en la formulación
he Louds were viewed as an ‘all too typical but de Gran Hermano, pero el propio John de Mol
not like us’ or totally atypical and a deliber- ha mencionado servirse de otras experiencias.
ate misrepresentation of the normal American Según Cossette Castro, en unas declaraciones
family” (Graham en Levin, Frohne and Weibel, realizadas a una publicación semanal brasileña,
2002:443). Curiosamente, en el mismo Estado su idea conserva mucho del fallido proyecto
y en el mismo año cuando se realizó la fil- científico Biosfera 2: desarrollado en Arizona
mación de los Loud, el Dr. Philip Zimbardo, durante 1991, alcanzó trascendencia mediática
de la Universidad de Stanford, eligió a vein- cuando se difundió que 8 científicos quedaron
te voluntarios entre colaboradores y alumnos confinados durante casi dos años en una esfera
con el fin de realizar un experimento durante de cristal de 12.000 metros cuadrados (2002:49).
catorce días en los cuales se distribuirían los No es si no a finales de los noventa, cuando el
papeles de presos y celadores en un simulacro productor holandés decide adecuar la idea a la
de cárcel (ubicada en los sótanos de la Facultad televisión desarrollando un formato en el cual se
de Medicina). El recinto estaba supervisado de recluye y aísla, durante un período de poco más
manera continua por un articulado dispositivo de tres meses, a un grupo de sujetos imperio-
de cámaras y micrófonos a fin de estudiar la samente desconocidos entre sí (cuya casi única
crisis que de antemano se buscaba generar diferencia con las neopersonas reside en que su
entre vigilados y vigilantes. La ficción, la cual ingreso es voluntario).
a veces tiene muy poco que pedirle prestado a De acuerdo con los datos de la primera
la realidad, se alimentaría de esta experiencia edición, el recinto estaba equipado con 29 cáma-
para la trama de la novela Black Box escrita ras (incluidas las instaladas en las habitaciones,
por Mario Giordano, quien asimismo colaboró dotadas de rayos infrarrojos para la visión noc-
en la escritura del guión de la opera prima de turna aunque la edición mutilara las imágenes
Olivier Hirschbiegel, el antedicho filme Das de sexo) y 60 micrófonos distribuidos por todos
Experiment. Ambos textos exponían y cues- los rincones de los 190 metros cuadrados de
tionaban la eficacia del principio panóptico: la vivienda y 249 de jardín (Castro, 2002:52).
visibilidad total no sólo no garantiza la seguri- Tales dispositivos captan, de manera permanen-
dad total, sino, aunado a situaciones extremas, te, todos los desplazamientos y sonidos que ahí
sirve de poco para refrenar el descontrol y el se producen, no por azar, en la edición española,
caos: “[t]he more the state attempts to make el alegórico logotipo promocional –por la incrus-
its citizens become transparent people and the tación del objetivo de la cámara en lugar de la
community a transparent community, the more espiral, evocador del ojo de Vertigo (Hichcock,
insecurity is created” (Weibel en Levin, Frohne 1958) (Figura 2)– consiste en un intimidante
and Weibel, 2002:214-215). globo ocular con una no menos ingente pupila
Como formato televisivo, la influencia roja, perentoria representación del espectador
más directa de Gran Hermano vendría dada por quien controla todos los movimientos que tienen
un docu-show estadounidense de nombre mor- lugar en el confinamiento. Encarna la mirada
daz, The Real World. La producción, emitida por desmaterializada y virtual del ser-para-otro;
la MTV y estrenada en 1992 –con continuidad Sartre (1972): se actúa, se piensa, se habla –y se
hasta la fecha– fue creada a partir de una idea propician los conflictos– para el espectador: en
de Mary­Ellis Bunim y Jon Murria. Durante unas suma, se vive para la mirada del otro.
trece semanas, su equipo procede a una filma- Más allá de cualquier tipo de alcances
ción permanente –pero con una retransmisión no –con tendencia a críticas y condenas–, una de las
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constataciones más flagrantes de la estructura en el ambiente. Por algo, uno de los concursantes
de este programa es el replanteo y perfecciona- de la primera edición, promotor de la idea de
miento de las aplicaciones del ejercicio panóptico un pacto a favor de la concordia interna –que
como representación lúdica, mediática, especta- evitara las nominaciones y delegara la respon-
cular de la vigilancia carcelaria, cuyo funciona- sabilidad total de éstas y de las expulsiones en
miento es muy semejante al bíblico. los espectadores– fue incluido, según el balance
general de Bueno, en la categoría de calculador
(2000:23) y manipulador por muchos discursos
El espectáculo como vigilancia televisivos paralelos. A raíz de este incidente,
Pérez de Silva reconoció que las críticas vertidas
Al igual que en el claustro, la prisión, la en la prensa no tomaron en cuenta la diferencia
escuela y el cuartel –formas en las cuales en sí de contexto –la solidaridad grupal– (2000:203),
mismas contienen esta modalidad de exilio–, coincidiendo con Bueno, quien en otra parte
Gran Hermano se rige por dispositivos carce- había escrito, mientras el caso holandés res-
larios semejantes, dentro de los cuales 0destaca pondía a una competición individual donde se
el confinamiento. Desde la misma distribución reproducían las pautas capitalistas protestantes
física, el lugar es, como las fortalezas de Sade, (luteranas), en España subyacía una disposición
impenetrable. Ubicado en zonas retiradas de los católica la cual, aparentemente, habría interveni-
estudios de televisión –Soto del Real, Guadalix do en la formación del aludido pacto (2000:15).
de la Sierra–, está destinado a anular todo tipo La naturaleza del panóptico se funda, ante todo,
de comunicación con el mundo exterior. Pero en la enfatización individual (no hay salvación
la renuncia también es interior, se suprimen las que sea colectiva) –avenida a los propósitos de la
actividades de formación interior como la lectura espectacularización televisiva (personalizada)–,
(por descontado, de visibilización compleja) por- así como en el consiguiente desdén de posiciones
que implican un estado de recogimiento el cual altruistas. Por un momento, los mismos reclui-
no casa con los fines espectaculares. La privación dos habrían llegado a olvidarse de la estructura
de libertad es, de este modo, una forma flagrante individualizada del panóptico y de la naturaleza
de vigilancia donde la pena recae directamente competitiva del programa cuando elucubraron
sobre el cuerpo, a pesar del atenuante de que se con las posibilidades de destinar el primer pre-
trata de un encierro consentido –mejor, ambi- mio a una ONG o donarlo a la hija minusválida
cionado– (con la retirada voluntaria de quien y de una de las confinadas, aun cuando no pasaron
cuando lo solicite) en vista de que a su salida los de ser sólo intenciones. Al final de cuentas,
elegidos tienen la posibilidad de recibir cuantio- el urdido eslogan turístico de los años sesenta
sos réditos –eventualmente más tentadores que el Spain is different no se materializaba más que en
premio (contratos de participación en programas una mera (buena) voluntad.
televisivos y radiofónicos, presentaciones en Con el fantasma de la sublevación –com-
sitios públicos, etc.)– y una popularidad si bien parada con la rebelión en la granja (Bueno,
asegurada, cada vez más efímera: los proféticos 2000:15)–, al año siguiente circuló un rumor
quince minutos se amplían, en el mejor de los –cuya veracidad no sería posible verificar, pero
casos, a varias semanas o meses y, en el peor, a tampoco de extrañar– según el cual la produc-
unos cuantos días. tora Zeppelin había decidido incluir, para las
De ello se desprende que son tales con- ediciones siguientes, una modificación en el
diciones de convivencia las cuales precisamente proceso posterior a la selección de los partici-
hacen de este un estado irregular, el simulacro pantes y previo a la aceptación definitiva donde
de casa viene a ser el lugar donde se duplica a éstos se negaban contra firma a la formación
pequeña escala el sistema penitenciario moderno de un pacto de no nominación. Sin importar su
de inicios del siglo XIX. La pervivencia decimo- calidad arbitraria, la delación como mecanismo
nónica se ha procurado con otras formas, como constitutivo del sistema carcelario representa
la sospecha (Català, 1997:84-85) que sobrevuela el eje que articula las relaciones estructuradas,
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a pesar de –o más bien para que– se minen de subordinación de los moradores, desde un
las relaciones precariamente establecidas. En tono cortés pero impersonal e imperioso ejerce
vista de que a la audiencia le complace (es más, su control a través de una mirada incesante la
exige) ser testigo tanto de amartelamientos como cual no admite correspondencias, que desde la
de desencuentros –prolongados luego a otros arbitrariedad más flagrante, censura, premia y,
escenarios mediáticos–, el interés se centra en por supuesto, ordena –desde el alta/voz al que los
la tirantez del ambiente –el cual habitualmente recluidos acostumbran a responder entornando
surge tras las primeras nominaciones–. Se trata mecánicamente la mirada hacia lo alto–: la ana-
de la fabricación de una artificiosa atmósfera logía mística es evidente.
de tentación y tensión, de instigación al límite Planteada y asumida en este contexto, tal
de las emociones primordiales, así, los confina- presencia parece ratificar la metáfora del deseo
dos le permitan al espectador erigir empatías y del hombre por mantener la ilusoria presunción
rechazos para procurarle la sensación ilusoria de de no estar solo, de no haber sido abandonado
intervenir en esa realidad expresamente construi- a su suerte en el mundo; como si se pretendiera
da para él –desde uno de los elementos básicos cubrir esa actitud religiosa identificada por Freud
que han colaborado a consolidar la fidelización con la necesidad de amparo infantil y nostalgia
de la expectación, la participación (activa) de por el padre (2004:16-17). El paralelismo reli-
las audiencias a través de votaciones telefónicas, gioso va incluso más lejos: dios es inaccesible
las cuales generan la impresión de modificar el pero omnipotente, tal y como lo presenta el
Nuevo Testamento. Sin embargo, como el dios
curso de los acontecimientos–.
del Antiguo Testamento, el inspector intervie-
Quizá uno de los elementos contribuyentes
ne estratégicamente para asegurarse de que
a añadir mayor tensión interna es el cumplimien-
su presencia es reconocida, asegura Whitaker
to de las pruebas semanales (a través de la puesta
(1999:49) sobre el sentido mesiánico del panóp-
en escena –aun en vigor por el sistema educati-
tico de Bentham, inconfesado intertexto en la
vo– de una de las técnicas de disciplina propias
ejecución del programa. Pero la entidad supre-
del siglo XVII: la examinación). Su ejecución,
ma quien dirige a tan abigarrada agrupación
proveniente al igual que las demás órdenes del
comete, como cualquier otro dios, errores, tolera
superior o supervisor –del director, Roberto
situaciones de irregularidad de sus tutelados20 y
Ontiveros, a quien los recluidos apocopan super
termina haciendo de sus espectadores cómplices
(elemento sustantivado cuyo significado propio, de dudosa exculpación.
según la Real Academia de la Lengua, puede La asociación religiosa resulta, comoquie-
significar encima de o preeminencia)–, viene ra que fuera, inevitable y palmaria, la ubicua
dispuesta por esa voz inmutable cuya indetermi- telepantalla de Orwell compite con el ojo divi-
nación interpone dominio, jerarquía, superiori- no. Es una metáfora perteneciente a la historia
dad, perfilándolo como una autoridad a la cual del imaginario pictórico, como daba constancia
los retenidos deben sumisión. Aun cuando sea el óleo moralizante Siete pecados mortales de
atribuible a una corporeidad definida, funciona Hieronymus Bosch (Figura 3), alrededor de
como una voz acusmática; es decir, como una cuyos pecados se enmarca, en una suerte de
presencia informe la cual no está anclada en una pupila, un Cristo. Su posición es privilegiada,
fuente específica ni localizada en un lugar preci- central, con un mensaje estampado a su pie, este
so, una amenaza que –como la mirada– acecha alerta Caue caue dus videt (cuidado, cuidado,
en todas partes (Žižek 2002:211) –porque, como dios te ve) (Figura 4). No mucho después, Jan
lo formulaba Flaubert en una carta de 1875, ese Provost, en su Alegoría Sagrada (Figura 5),
dios invisible y omnipotente habría de ser escu- haría de esta figuración, antropomórfica y supe-
chado por todos pero visto por nadie (en Fanés, rior por encima de todas las cosas, una fórmula
1985:29)–. Consiste, pues en una voz diegética estereotipada por la devoción trasmundana: una
(aunque perteneciente a otro orden de la reali- especie de proto-vigilancia activada por la mira-
dad) la cual se encarga de recalcar la posición da divina (Schmidt-Burkhardt en Levin, Frohne
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and Weibel, 2002:22). En ella, el ojo divino, función simbólica de vigilancia divina delegada
antropomorfizado, se enmarca dentro de otro en la electrónica. Schmidt-Burkhardt afirma que
más amplio cuya pupila guarda, en su forma y el fantasma de la ominipresencia de dios, evoca-
color, una evocación al sol, el cual a su vez es do por la concepción cristiana de la vida, se pre-
uno de los símbolos en los cuales, según la tra- serva en el estado moderno a través de una com-
dición psicoanalítica, se ha identificado al padre pleja maquinaria tecnológica: In this systemic
(vigilante). Así, pues, la analogía se completa y el shift from hegemonial gaze to Deus ex machina,
espectador queda nivelado a la actividad (visual) God is being replaced as the paradigmatic world
de su –gran– hermano (Jesucristo), el hijo de dios observer by increasingly perfected techniques of
(quien todo lo ve). illustrating the visible and invisible reality (en
Con el decurso de los tiempos, la posterior Levin, Frohne and Weibel, 2002:31). Es un ojo
mecanización de la visión vendría a secularizar esta el cual fía su omnipresencia a los espectadores
a partir de ese aparato selector electrónico a dis-
tancia no casualmente llamado mando o control
–el cual alimenta el deseo de poseer la realidad
en las manos (Català, 1993:87), como lo forma-
liza en la literatura Chance Gardiner, el memo-
rable jardinero y televidente obseso de la pluma
de Kosinsky, confundido, tras su expatriación del
edén, ante una circunstancia intimidante (de un
orden no virtual: real)–.
Figura 3. Hyeronymus Bosch. Siete pecados mortales (1480- La entidad incorpórea que entonces se
1500) manifiesta ante los retenidos suele, como otros
dioses, delegar sus funciones más terrenales en
una esencia intermediaria, una suerte de
–una voz más despersonalizada, pero femenina
y cálida, quien los asiste e interpela sobre su
estado interior (no visibilizado), los persuade a
dar cuenta de las justificaciones de sus actos, de
sus pensamientos y sus deseos–. La dinámica
producida evoca la de un talk show, y como tal
ofrece asistencia emocional diferenciada desde
ese recinto irremisiblemente ligado a la tradición
cristiana (basada en el pecado) al cual se le ha
Figura 4. Hyeronymus Bosch. Siete pecados mortales (1480- dado por nombre confesionario –cuya función
1500), detalle
es propiciar un diálogo de desinhibido interés
por el detalle, solazarse en los resquicios más
íntimos–. Kristeva considera que la existencia de
la práctica de la confesión –primero reservada a
los monjes, luego propagada a las regiones celta y
francesa, y finalmente extendida, en el siglo XIII,
a la población laica– no hace más que cargar el
discurso de pecado. Haciéndole llevar ese peso
que sólo le confiere la intensidad de la comuni-
cación plena, el testimonio absuelve del pecado y,
al mismo tiempo, funda la potencia del discurso
(2000:172). El confesionario unifica la significa-
ción crística –como purgación de la falta– con la
espectacular –como subterfugio lo cual demues-
Figura 5. Jan Provost. Alegoría Sagrada (hacia 1510) tra la necesidad de la palabra, lo cual revalida la
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constatación de que la visibilidad de los actos no Sobre todo, con los recursos tecnológi-
supone una información absoluta–. cos (y económicos) a disposición, el encierro
Sustituto del lector mental el cual repro- moderno donde la organización confina a los
duce la dinámica sacramental, el requerimiento seleccionados se encarga de suplir la artifi-
en este aposento es ineludible, pues, aparte de la ciosa estructura del siglo XVIII por cámaras
carga de tradición religiosa entrañada, la confe- y micrófonos y al vigilante único por ese
sión ha sido, como dice Foucault, una de las téc- voyeur colectivo quien es la audiencia tele-
nicas altamente valoradas para la producción de visiva (no segmentada, porque la estructura
lo verdadero (1987:74) –y en este sentido no está visual incluye también, como se ha destacado,
de más recordar que el programa se construye un componente instintivo, connatural, pulsio-
como un producto de la categoría del infoshow, nal). Así, mientras el panóptico de Bentham
un reality–. La paradoja es que el contacto más privilegiaba una sola mirada desde un único
íntimo, más personal, viene mediado por una punto central el cual accedía a una visualidad
presencia sin rostro ni nombre –interpuesta por permanente, el renovado espacio mediático de
un diálogo impersonal con visos de conformarse clausura lo redefine: la mirada se disgrega, se
en monólogo–. El discurso de cada uno de los descompone en cada una de las cámaras las
cuales retransmiten el acontecer diario y con-
cautivo es, ante todo, una expresión desde una
tienen posibilidades de desplegar un voyeuris-
sensibilidad muchas veces mea culpa ante un
mo más activo en el sentido en lo anunciado
dios, o mejor, una suerte de vicario la cual ejerce
por Pérez de Silva, quien no oculta su entu-
sobre ellos una intermediación la mayor parte de
siasmo ante un futuro programa televisivo el
las veces absolutoria, balsámica (la felix culpa) cual habría de facilitar, junto con el desarrollo
–esta, sin abandonar su naturaleza voyeur, en on line, una interacción más efectiva con el
ningún momento deja de posar su mirada en las espectador:
intimidades ajenas–.
Una vez fuera, esta mirada pasa a inte- Imagínense poder ejercer realmente como el Gran Hermano,
grarse con la de los otros desterrados –de ahí pinchando la cámara que queramos en cada momento,
que la auténtica posición ventajosa deriva de persiguiendo a nuestro personaje favorito del grupo, cons-
truyendo nuestra propia experiencia, sabiendo más cosas
la expulsión: como dice Foucault, [l]a visibi-
de los participantes o compararlos con los elegidos en otros
lidad es una trampa(2000:204)–. La estruc- países (p 197).
tura panóptica, pensada expresamente para
el modelo disciplinario (carcelario), ha sido De realizarse este pronóstico, se estaría
adecuada al espectáculo mediático. De hecho, ante una mirada menos pre­dirigida, más indivi-
bajo el concepto de Bentham subyacen ciertas dualizada, más personal.
reminiscencias teatrales: el panóptico es en sí A fin de escamotear el poder totalizador
mismo un espectáculo teatral en beneficio del sustentado por el programa, sus ideólogos han
público, de personas invitadas para observar recurrido a un eclecticismo de Žižek sensi-
(Whitaker, 1999:47) –es sabido que el filósofo bilidad democrática –de efectividad, por lo
inglés estaba convencido del valor ejemplar demás, cuestionable como sistema político–:
de la publicidad–. Pero en su trasposición Gran Hermano ejecuta la puesta en escena del
al medio espectacular se modifican aspectos poder de las audiencias. Empoderado como
como el aislamiento interno –reconvertido el nuevo magistrado de la normatividad, es el
en una situación más bien penalizada por la público televisivo en quien recae el control y la
audiencia–. La idea es que para los intereses expulsión de los concursantes: la actividad de
espectaculares cuenta la interacción –en sus juzgar, dice Foucault, se ha multiplicado en la
formas más primitivas de afección y/o de cho- medida misma en que se ha difundido el poder
que–, lo cual exige, por ejemplo, que el que se normalizador (2000:311), siempre y cuando
haya convertido en uno de los espacios más retribuyan la participación. Así, el resabio del
íntimos a partir de la Edad Media –la alcoba– totalitarismo dictatorial –el cual fundaba la
sea compartido. organización social de la ficticia, pero cada
Gran hermano: el panóptico massmediático Rev. Reflexiones 87 (2): 111-124, ISSN: 1021-1209 / 2008 123

vez menos extraña Oceanía– se escamotea bajo Calvert, C. (2004) Voyeur Nation: Media,
el mecanismo autolegitimador del pluralismo Privacy, and Peering in Modern Culture.
democrático (de la sociedad capitalista), donde Colorado: Westview Press
quien paga (la llamada telefónica) decide y
Tele5 y Endemol –junto con Zeppelin, propie- Català Domènech, J. M. (1993a). La violación de
dades estas dos últimas de Telefónica (Salinas, la mirada. Madrid: Fundesco.
2000:18), monopolio de capital privado– ganan.
Se calcula que, para la primera edición, el prome- Català Domènech, J. M. (1997b). Elogio de
dio de ingresos en llamadas telefónicas fue de 40 la paranoia. San Sebastián: Fundación
millones de pesetas por semana para un total de Kutxa.
cerca de 500 millones (Rendueles, 2000:19).
Dayan, D. y Katz, E. (1995) La historia en
directo. La retransmisión televisiva de los
Conclusiones acontecimientos. Barcelona: Gustavo Pili.

Gran Hermano se encarga de ser el espa- Ferrés, J. (1996). Televisión subliminal.


cio performativo de la detención paradójica la Socialización mediante comunicaciones
cual premia (¿indemniza?) a aquel quien mejor se inadvertidas. Barcelona: Paidós.
adecue a la represión. De lo que se trata es de una
propuesta implícita de mantenimiento del orden Foucault, M. (1987a). Historia de la sexualidad.
del sistema, de “cierta ‘economía política’ del La voluntad de saber. 14ª Ed. Madrid:
cuerpo” orientada a su utilidad y docilidad, a su Siglo XXI.
distribución y sumisión (Foucault, 2000:32), por-
que, contra lo que pueda parecer, Gran Hermano Foucault, M. (2000b). Vigilar y castigar: naci-
es también escuela de conductas. miento de la prisión. 12ª Ed. Madrid:
El propósito original de panóptico de Siglo XXI,
Bentham –el favorecimiento de la reinserción
social a partir de los efectos de la internalización Foster, H. (ed.). (1998) Vision and Visuality (2).
de la vigilancia– parcialmente fundado en el pre- Discussions in Contemporary Culture.
cepto weberiano de la racionalidad instrumental Missouri: Dia Art Foundation.
(donde todo es susceptible de someterse a la
medición) resulta farsante en su versión especta- Freud, S. (1930). El malestar en la cultura.
cular, porque en su transcurso se elimina (se cas- Madrid: Alianza.
tiga) a aquellos reclusos cuyo proceder muestra
extravíos –quienes constituyen una expresión no Gubern, R.(2005). La imagen pornográfica y otras
inusual en la compleja estructura del psiquismo perversiones ópticas. Barcelona: Anagrama,
humano–. Por su parte, el visionado funciona 2005 (Edición original: Akal, 1989).
como un acto de videoterapia de sus propios
conflictos. Se confirma así la nueva hegemonía Kristeva, J. (2000). Poderes de la perversión. 4ª
de la posmodernidad –la de la audiencia–, aun- Ed. México: Siglo XXI.
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