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Las ontologías en la representación y organización de la

información
Resumen

Se analiza la necesidad de un cambio en el procesamiento de la información para


el entorno Web. A partir de la introducción y utilización de las ontologías en los
procesos que conforman la fase de organización y representación de la
información, se valoran los aspectos teóricos comunes y divergentes en relación
con las prácticas que han marcado históricamente estos procesos. Se abordan los
lineamientos lingüísticos, metodológicos y epistemológicos que deben guiar su
construcción, así como las oportunidades y retos que las ontologías plantean en
esta fase del ciclo de vida de la información. Es imprescindible un procesamiento
de la información que considere el significado de las palabras en el ambiente
Web.

Palabras clave: Ontologías, procesamiento de la información, organización y


representación de la información.

Abstract

The need of a change in the processing of information in the Web environment is


analyzed. The common and divergent theoretical aspects related to the practices
that have historically marked the processes that structure the phase of
information organization and representation, are valued from the point of view of
the introduction and utilization of ontology. The methodological, linguistic and
epistemologic features that should guide its construction as well as the
opportunities and challenges ontology present in this phase of the cycle of life of
information are undertaken. A processing of the information dealing with the
meaning of words in the Web environment becomes indispensable.

Key words: Ontology, processing of information, information organization and


representation.

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cite adecuadamente el autor o los autores y su fuente original.

Cita (Vancouver): González Pérez Y. Las ontologías en la representación y


organización de la información. Acimed 2006;14(4). Disponible
en: http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol14_4_06/aci08406.htm Consultado:
día/mes/año.

“… la palabra ‘significado' es probablemente la palabra


cuyo significado es, de todo el lenguaje, el más difícil de hallar.
¿Qué significa ‘significar'? Me parece que la única respuesta
que podemos dar es ‘significar' significa la capacidad de cualquier clase de dato
para traducirse a un lenguaje diferente”.

Claude Lévi- Strauss

El término ontología tiene su origen en la filosofía. Para su creador, Cristián Wolf,


es la parte de la filosofía que se ocupa del examen de las propiedades de los
seres: existencia –concebía la existencia desde con una explicación sistemática-,
posibilidad, etcétera.

No obstante, este concepto se ha adaptado a distintos contextos. Derivado de su


significado original y con una proyección más pragmática y aplicada, llegó el
término ontología a la inteligencia artificial y la ingeniería del conocimiento a
finales de la década de los años 80. En este ámbito, tiene como propósito
principal representar un conjunto de conceptos jerárquicamente organizados,
descritos en algún sistema informático, como medio para compartir el
conocimiento en los distintos dominios.

Una década después, comenzaron a aplicarse en el Web para la inclusión de


descripciones semánticas explícitas de los recursos (contenidos y servicios). Con
ello, para muchos autores, las ontologías se convirtieron en un eje fundamental
en las nuevas tecnologías para la Web semántica, y transformaron radicalmente
algunos de los conceptos y hábitos más arraigados en la sociedad.

A continuación, se analizarán los posibles retos, cambios y exigencias que


introducen las ontologías en los procesos de selección, procesamiento y
almacenamiento de la información en el entorno Web.

Breve panorámica sobre las ontologías

Al considerar la aplicación de las ontologías en el entorno Web, puede decirse


que Internet es primero un medio de comunicación y después un sistema de
almacenamiento y recuperación de la información. Sin embargo, las tendencias
actuales apuntan a la desaparición progresiva de estas diferencias, al concebirse
la red como un espacio en el que convergen el almacenamiento, la recuperación,
la diseminación y la comunicación de la información.

Hoy, constituyen hechos contradictorios la promesa de la red de situar todo el


conocimiento humano a disposición de cualquier individuo, en cualquier
momento, con independencia de la localización geográfica y la insatisfacción que
experimentan los usuarios para alcanzar esta meta.

Si bien es cierto que en Internet, se encuentra potencialmente todo, localizar la


información se ha convertido en un proceso engorroso. La productividad de las
búsquedas y la relevancia de los documentos recuperados no siempre resulta la
esperada y mucho menos la deseada.
La esencia del problema no radica en cómo saber si hay algo determinado sino
dónde está, en cómo reconocer en un medio sin regulaciones, cuestiones como
autoría y fiabilidad, en saber si un medio así, ¿puede emplearse para la creación
intelectual, para la construcción de algo nuevo o valioso?1 En este marco, tanto
los defensores como los detractores del Web, lo califican como una biblioteca con
información desordenada, donde abunda el material inservible y de no hallar una
solución urgente, bastante inútil.

Distintos autores han definido el término información. Cada una de estas


definiciones ha estado matizada por el grado de abstracción de los conceptos y
su circunscripción al contexto en el que se aplica.

Muy útil en el terreno de la organización de la información y el conocimiento es la


definición de Floridi . Este autor identifica tres categorías para explicar la
ambigüedad del fenómeno llamado información: información como realidad
-información ecológica-, información para la realidad -información instructiva- y
la información sobre la realidad -información semántica.2

Esta última categoría se encuentra muy relacionada con las ontologías, en tanto
que ellas posibilitan representar los conceptos a partir de su significado.

Según Arano: “Una ontología es una representación formal del conocimiento


donde los conceptos, las relaciones y las restricciones conceptuales se explicitan
mediante formalismos en un determinado dominio…Por consiguiente, la ontología
es uno de los módulos asociados a un sistema de conocimientos que apoya
semánticamente las unidades léxicas; estas se describen como objetos
lingüísticos en una base de datos léxica que se relacionan con una jerarquía
conceptual localizada en una ontología”.3

Tanto en el mundo de la información como en el de las ontologías, parecen no


existir verdades absolutas, en el caso de estas últimas, debido a que son entes
que se construyen artificialmente, es decir, se crean no se descubren. Esta puede
ser una de las razones por las cuales se proponen tantos modelos base de
conocimientos para su construcción en los diversos lenguajes que coexisten
actualmente.

Meditemos sobre por qué no pensar que estamos ante un cambio en el


paradigma cultural, que requiere el concurso de varias disciplinas para su
implementación y alcanzar algún día los ideales de organización y recuperación
de la información que hoy parecen como una utopía.

En este sentido, ocupa un lugar esencial la representación y organización de la


información. Un buscador como Google, por ejemplo, no puede asumir la función
de un profesional de la información en sus distintos perfiles. La información se
encuentra desorganizada y las búsquedas se confeccionan, a partir de cadenas
específicas, que no contemplan aspectos semánticos.

Las ontologías y las unidades de información


Las unidades de información se han dedicado históricamente a la tarea de
organizar y representar los diversos recursos de información existentes. Y
afirma Pert: “sus profesionales, y en especial los bibliotecarios, fueron
probablemente los primeros en comprender que para encontrar rápidamente
información era mejor buscar en una representación sintetizada de ésta. Al
desarrollar catálogos de sus colecciones, en especial, ficheros organizados
alfabéticamente por campos especialmente sensibles como autor, título, materia,
fecha… inventaron, presumo que sin saberlo, los metadatos ”.4

En este sentido, Floridi asegura que " la biblioteca puede desaparecer, a medida


que nos movemos desde una biblioteca de posesión y préstamo, que almacena
conocimiento físicamente registrado sobre papel, hacia la biblioteca de consulta,
que provee acceso a la información electrónica en la red ".5

Más que una desaparición, se vislumbra una evolución y adecuación necesaria de


los procesos que estas instituciones desarrollan para el entorno Web. Ahora,
como nunca antes, se necesita de estos procesos que facilitan la búsqueda,
recuperación y diseminación de la información para crear un nuevo conocimiento.

Las ontologías en la organización y representación de la información

La información que se encuentra en Internet, a diferencia de la que se halla en


una biblioteca, por ejemplo, no se concentra en un catálogo. Asimismo, si bien en
estas organizaciones, las fuentes de información se seleccionan y se adquieren,
en el ambiente de Internet, no son frecuentes los procesos validación antes de su
incorporación a la red.

Los documentos existentes en instituciones como las bibliotecas, los archivos y


centros de información, no presentan tampoco la dinámica sobre la que se
mueve la información en Internet. Por ejemplo, el URL de recurso puede cambiar
e incluso desaparecer. Por tanto, adquirir la información relevante se convierte
en una tarea de primer orden.

En este ámbito, la selección y adquisición de la información cobra una


importancia vital, debido a que mucho de lo publicado no presenta la calidad
requerida y mucho menos, se encuentra certificada por alguna institución fiable
internacionalmente. La situación actual de los recursos de información en
Internet y el estado de desarrollo de las herramientas de búsqueda dificulta el
análisis de la información y crea una incertidumbre sobre si aquello que se
recupera es realmente relevante, así como si estos son verdaderamente los
recursos existentes en la red en la materia objeto de búsqueda.

Las ontologías en este sentido, pueden venir a sosegar esta situación, si se parte
del hecho que mientras más ordenada y mejor procesada se encuentre la
información, en particular, a un nivel en el que se establezca su significado, será
más fácil desarrollar la selección y posterior adquisición.

Sobre la base de este supuesto, la captura de información puede realizarse desde


disímiles perspectivas con el descubrimiento de nuevos modelos de similitud, la
asociación entre conceptos y la utilización de un mayor cúmulo de puntos de
acceso. En este contexto, varían muchos de los supuestos tradicionales, por
ejemplo, las fuentes de información que se emplean para la selección.

Por su parte, la adquisición puede efectuarse sobre la base de sistemas


integrados, debido a la interacción existente disímiles dominios heterogéneos y
con el auxilio las llamadas redes de conocimiento. De esta forma, los procesos
tienden a ser más preactivos e incluso, rompen con algunas de las leyes que
hasta el momento habían regido la adquisición y la conformación de colecciones.

También, existe un mayor número de criterios para la conformación de las


“colecciones” en este ambiente, producto de las descripciones que se realizan, de
las nuevas concepciones existentes para el procesamiento de la información, así
como de un mayor número de variables para la selección.

En este sentido, es interesante la definición de una ontología como “ un


instrumento de organización y representación del conocimiento que permite
hacer explícitas las reglas implícitas de una parte de la realidad. Idealmente, su
presentación formalizada permite que estas declaraciones explícitas sean
independientes del sistema que las utiliza y que, a su vez, pueda reutilizarse por
otros sistema s”.6

Para describir un sitio, no puede perderse de vista cuántos tipos de formatos


confluyen y, en ocasiones, resulta clave la pregunta ¿qué decisión tomar? Por un
lado, puede describirse como un único documento y por otro, puede concebirse
como varios documentos, así como la interrelación con otros recursos. Esta
última es respuesta oportuna en el contexto actual, que implica los procesos de
catalogación, clasificación, indización y análisis de la información.

En relación con el proceso de catalogación, es necesario destacar cuál será la


tendencia que marcará dicho proceso, en tanto existen claras divergencias entre
este proceso y la asignación de metadatos.

Esta actividad , durante muchos años, se ha concebido como el centro de la


actividad en muchas unidades de información. No obstante, sobre la base de las
ontologías y las estructuras con las que estas operan, puede convertirse en un
proceso que organice el conocimiento a la vez que lo transfiere y permite
recuperarlo, más allá de los límites de la información meramente bibliográfica, a
partir del empleo de un mayor número de elementos en la descripción formal de
la información.

Los cambios se imponen, las ontologías pueden ayudar a responder a las


necesidades de información de los usuarios en la era de los recursos electrónicos,
donde, en la vorágine de sus vidas, suele ser muy importante la relación
información-plazos de tiempo.

La catalogación, por ejemplo, a partir de las Reglas de Catalogación


Angloamericanas -las reglas principales para esta práctica desde hace varias
décadas-, debe concebirse desde un espacio más dinámico, acorde a la
descripción formal que exigen estos nuevos recursos documentales presentes en
Internet. Para ello, deben contemplarse las posibilidades que ofrece este entorno
para la evolución de las reglas y el desarrollo de nuevas áreas de descripción. El
catálogo adopta actualmente la modalidad en línea y aprovecha las tecnologías
que el ambiente Web proporciona, incluso la descripción formal y de contenido
pueden entrelazarse.

L a clasificación, sobre la base de las ontologías, se concibe como una


categorización de la información, proceso que se adecua al tipo de comunicación
que tiene lugar en el Web. En esta, la información fluye por medio de categorías,
como expresión de clases que agrupan conceptos a partir de su similitud:
palabras en general que componen los contenidos discursivos y palabras
específicas que determinan en esos contenidos los conceptos particulares.

Este fenómeno posibilita reflejar con mayor profundidad las propiedades


esenciales de los conceptos y que estos se enriquezcan. Además, cuando una
entidad se asigna a una categoría se crea un contexto (dominio) que no sólo
ofrece información sobre la entidad, sino también sobre las formas de interactuar
con ella.

Shera plantea que históricamente se ha tratado de clasificar el conocimiento e


identifica en este sentido cuatro líneas rectoras: el orden universal, la unidad del
conocimiento, la similitud entre miembros de una clase y las esencias intrínsecas
de las entidades.7

Según Jacob, con la posible excepción del orden universal, esta exposición


de Shera puede concebirse desde las tres ideas básicas que propone la teoría
clásica de las categorías:8

I. “La aserción de que una categoría se define por una representación sumaria,
es una declaración de la similitud esencial de miembros de la clase.
II. La aserción de que una categoría se define por un conjunto de rasgos
esenciales, es una declaración del ser intrínseco de una clase.
III. La aserción de que los rasgos definidos se heredan en una estructura
jerárquica de categorías, es una declaración de la unidad del conocimiento”.

Por tanto, ambos procesos son mecanismos que buscan establecer el orden por
medio de la agrupación de fenómenos relacionados, además, al nivel lógico,
ambos son lenguajes controlados.

No obstante, mientras la clasificación es rigurosa, porque estipula que una


entidad es o no es un miembro de una clase particular, la categorización es
flexible, creativa y delinea las relaciones que no son válidas entre las entidades-
asociaciones. Estas relaciones se establecen sobre la base del simple
reconocimiento de las similitudes que existen entre los grupos de entidades, esta
es la base para la flexibilidad. En este último apartado, es necesario tomar
precauciones para una correcta concepción y delimitación de las relaciones de
similitud.
La categorización puede verse desde la visión de una clasificación que no se
restringe a estructuras jerárquicas, esto no resulta ilógico si se retoman las
categorías esbozadas por Ranganathan, aunque las actuales supongan un paso
de avance.

Según Almeida , las relaciones ontológicas no tienen como finalidad definir cierto


orden en los conceptos; por el contrario, determinan la naturaleza de las
relaciones que tienen lugar entre ellas. Luego, por analogía, en función de las
relaciones identificadas, es que se determinan las relaciones jerárquicas; por
tanto, se priorizan las interconexiones entre los conceptos. 9

Las diferencias que distinguen los sistemas de clasificación y categorización


radican en la constitución y modelación de la información, a partir de: los
distintos dominios y sus atributos, las formas de interacción, el desarrollo interno
de cada dominio, el ciclo de vida de la información en Internet y las ventajas que
introduce el procesamiento de la información con máquinas, sobre la base del
procesamiento algorítmico de la información y su compresión por “agentes
inteligentes”.

En este sentido, la indización asume el reto de reflejar el movimiento de los


conceptos y las interconexiones entre ellos, así como los cambios cualitativos y
cuantitativos que estos conceptos y fenómenos pueden generar.

Las ontologías significan una evolución de los instrumentos de representación y


organización del conocimiento, así como una ruptura en el pensamiento de los
que las construyan, en tanto, se conciben relaciones nunca antes pensadas y, en
ocasiones, criticadas desde distintas posturas.

En estos momentos, sólo se vislumbra este acontecimiento en el medio digital,


como expresión de la incesante búsqueda de nuevos instrumentos para mejorar
la organización y recuperación de la información en la red y en los servicios
tradicionales. Una ventaja de los lenguajes ontológicos, es el hecho de que ellos
no desarrollan sólo temas o vocabularios que asocien recursos.

Estos instrumentos como repertorios del conocimiento compartido, retoman


aspectos teóricos que tienen sus bases en las raíces de la profesión de
información:

 Son sistemas que establecen clases generales como sinónimo de


representación más abstracta del dominio y subclases más específicas que
pueden utilizarse en función del grado de profundidad de la descripción.
 Definen los términos básicos y en función de ellos, se esbozan las
relaciones que se pueden establecer en ese dominio y las reglas para su
combinación.
 Contemplan las restricciones (slots) para delimitar las cualidades de los
conceptos y las facetas como expresión de los valores que puede adoptar
un slot,
 Establecen las instancias como objetos de la clase.
Se piensa que este proceso no debe observarse desde la perspectiva de la
sustitución de instrumentos como los tesauros, sino como una evolución
necesaria de ellos. A continuación se refieren algunos puntos de ruptura:

 Los términos en los cuales se basan las ontologías se encuentran más


cercanos al lenguaje natural, en tanto se defiende la utilización de
adjetivos, adverbios, verbos, prefijos.
 El sustantivo no siempre tiene un lugar primordial.
 Permite expresar los conceptos como se conciben por los usuarios, en
toda su complejidad de interconexiones concretas y en función de los
distintos sistemas de los que forman parte.
 Evidencian las contradicciones reales que existen entre los conceptos de la
realidad, y portan un desarrollo semántico más profundo para las
relaciones de clase/subclase y las relaciones cruzadas.
 Posibilitan el trabajo con sistemas heterogéneos.
 Contemplan un mayor número de relaciones diversas entre los conceptos,
que proceden del esquema conceptual con disponible en el dominio
formalizado.

En tal sentido, Ding y Foo, opinan que: “las diferencias fundamentales entre una
ontología y un vocabulario de representación convencional se sitúan en el nivel
de abstracción, en las relaciones entre los conceptos, en la capacidad de ser
comprensibles para las máquinas y, más importante aún, en la expresividad que
pueden proporcionar”.10

Es innegable el hecho de que las relaciones concebidas en los lenguajes


ontológicos, constituyen una ruptura con las concepciones existentes hasta ahora
en el procesamiento de la información.

Es visible entonces, una ruptura de las posibles barreras existentes entre la


clasificación y la indización, debido a que el sistema de categorías empleado,
aproxima la concepción de los sistemas de clasificación a la de los tesauros, y
hace más difusa la distinción entre categoría y palabra clave.

Además, se evidencia la unión de sistemas jerárquicos que, a la vez, son


asociativos, que se contraponen en menor medida al lenguaje natural. De igual
forma, los conceptos adquieren un significado propio en función del contexto en
que se aplican. A esto, se une el proceso de conformación de las ontologías en
función del sistema de información en el que se utilizará en este dominio.

T ambién, implican los procesos de análisis y síntesis. El primero, para


descomponer el concepto en sus elementos y el segundo, para componerlos. Así,
en función de las relaciones descritas, se perfilan las relaciones inversas,
transitivas y simétricas para representar estos conceptos en toda su magnitud.
Estos procesos adquieren una gran trascendencia para la conformación de las
inferencias, porque garantizan que estas no sean erróneas.

Por su mecanismo de funcionamiento, estas estructuras cognitivas, abren un


espacio para la elaboración futura de resúmenes automatizados, en tanto no
transitan sólo de lo general a lo particular, sino que permiten también la relación
inversa y esto puede llevar a nuevas aplicaciones futuras de las ontologías en el
entorno Web.

Las ontologías se convierten así en una herramienta que permite almacenar el


conocimiento para luego garantizar su recuperación en sistemas automáticos
capacitados para efectuar disímiles deducciones a partir de esa variedad de
relaciones entre los conceptos. Además, producto de la indización puede
obtenerse un mayor número de puntos de acceso a la información y concebir
estratégicamente servicios con un mayor valor agregado.

El almacenamiento, como resultado del procesamiento de la información, integra


elementos nunca antes pensados. En este ámbito, actualmente, no tiene sentido
almacenar varias copias de determinado documento y con ello, se rompe otro
esquema del que ha partido la selección y adquisición y que ha incidido en este
proceso. Además, el almacenamiento constituye la base inmediata para la
recuperación, transferencia, reutilización y diseminación del conocimiento, con
varias funciones simultáneamente.

Se entrelazan el almacenamiento activo y pasivo, en tanto, pueden localizarse en


el mismo soporte y formato, acompañado uno del otro, se rompen las barreras
físicas y de espacio. Por tanto, se habla de una recuperación más efectiva, en
tanto el almacenamiento, sin intermediario o mejor dicho, realizado mediante
“agentes inteligentes” puede recuperar la información almacenada en el fondo
pasivo.

Las ontologías por tanto, fungen como herramientas tecnológicas que:

 Facilitan e intervienen en la selección y adquisición de la información.


 Enriquecen el procesamiento de la información, a partir de una descripción
semántica más profunda.
 Propician un almacenamiento que sienta nuevos espacios para la
búsqueda, recuperación y diseminación efectiva de la información.

Algunas reflexiones necesarias

Cuando se representa y organiza información, se alude implícitamente a la


objetividad necesaria para lograr una representación de la
información/conocimiento que satisfaga las necesidades de los usuarios. Por
tanto, el conocimiento representado debe ir de la apariencia que puedan tener los
conceptos a su verdadera esencia. Otro reto que retoman las ontologías y sobre
el que se debe reflexionar es: cómo desprender lo esencial de lo aparente en
cada dominio del conocimiento y hacerlo entendible para las máquinas.

Además, existe el desafío de concebir una ontología puramente pragmática y


adaptada a las necesidades de cada dominio y que abarque una parte importante
del léxico general, tanto más, si se considera que lo deseado es procesar la
información a partir de su semántica, es decir, su significado.
Vital importancia adquiere este hecho, si se considera que ellas actúan como
herramientas de referencia en tanto proveen la estructura para crear un mapa de
la ruta semántica de los campos individuales y la relación entre ellos. De esta
forma, soporta la recuperación de la información sobre la base de las relaciones
establecidas.

Desde un plano lingüístico, a partir de una perspectiva consistente y precisa,


deberán definirse los nuevos términos para la búsqueda y recuperación de la
información en correspondencia con las posibilidades que las ontologías ofrecen.
En este sentido, debe aclararse el significado de cada término como miembro del
sistema y establecer las reglas en las cuales se basan las relaciones. Aparejado a
este hecho, es preciso que metodológicamente se conciba el establecimiento de
las relaciones entre los distintos conceptos.

Es preciso entonces que exista una epistemología que respalde cada dominio del
conocimiento para que los individuos no capten los caracteres generales y
esenciales de estos términos desde distintas perspectivas, a partir de la variedad
de relaciones y términos que estos sistemas presentan.

Es necesario tener cuidado para establecer las cualidades que definen los
conceptos, sólo deben jerarquizarse aquellas que realmente aporten mayor valor
y que expresen las distintas formas en que el concepto puede verse. Unido a
esto, los instrumentos que se generen, en su nueva variedad de relaciones,
deben velar los elementos heredados por las clases inferiores y las restricciones
efectuadas, porque su errónea realización puede conllevar a una inferencia
errada. Una de la soluciones en este sentido, puede ser la definición obligatoria
de las relaciones y las relaciones inversas.

Uno de los inconvenientes que observamos en el esfuerzo que implican los


nuevos modelos que se diseñan para los profesionales que los construyen, debido
a su grado de complejidad y las nuevas asociaciones que establecen. Además, se
habla en todo momento de representar y organizar el conocimiento, y esto
supone un proceso más complejo si se logra materializar.

Otro problema registrado, al menos en la bibliografía consultada, es que no


existe una metodología establecida para la creación de ontologías como un
algoritmo que facilite la adquisición de los conceptos. Más bien, se identifican
líneas maestras que parten de los estudios de determinados autores; en general,
las herramientas, los lenguajes y los métodos son disímiles.

Si bien no existe una única aproximación a su construcción, en función de los


diversos contextos, sí deben existir principios comunes que rijan dicho esfuerzo
para poder compartir ontologías y combinar el conocimiento de distintos
dominios.

Las ontologías son portadoras de una visión de sistemas abiertos que


interaccionan, que no pueden estar inmutables ante nociones fundamentales
establecidas o nuevas. Potencian sistemas donde los conceptos sean flexibles,
luchan contra las concepciones anquilosadas, y unen indisolublemente las
categorías contenido y forma, donde el contenido adquiere un factor
determinante.

Se trata de acercar los lenguajes de descripción al lenguaje natural, y esto


supone romper con las concepciones que hasta el momento guían la elaboración
de los llamados lenguajes documentales.

Si se conoce que esta brecha existe para el ambiente Web, los agentes de
software deben convertirse entonces, en uno de los objetivos prioritarios de los
especialistas que organizan la información, debido a las perspectivas que brindan
para la localización, identificación, relación, mantenimiento y selección de
recursos de información. En este marco, las ontologías fungen como las
estructuras cognitivas en las que se formaliza el contenido semántico que deben
interpretar los “agentes inteligentes”.

Los cambios planteados se asocian a los cambios de paradigmas ocurridos en la


especialidad y la consiguiente evolución de un paradigma físico a un paradigma
cognitivo, en el que se conciben actualmente las ontologías. No obstante, este
paradigma, obvia el contexto social y material en el que se desempeña el ser
humano.

Fhormann critica esta concepción y afirma que: “el punto de vista cognitivo


relega a los procesos sociales de producción, distribución, intercambio y consumo
de información a un nivel numeral, indicado sólo por sus efectos en las
representaciones de generadores de imágenes automatizados. La construcción
social de los procesos informativos, es decir la constitución social de las
"necesidades de los usuarios", de los "archivos de conocimientos" y de los
esquemas de producción, transmisión, distribución y consumo de imágenes
queda así excluida de la teoría de la bibliotecología y de la ciencia de la
información".11

Interesante resulta el paradigma social-epistemológico desarrollado


por Hjorland y Albrechtsen. En este, la investigación de los campos cognitivos
está en relación directa con las comunidades discursivas. Uno de sus aspectos
más trascendentales es renunciar a la búsqueda de un lenguaje ideal para la
representación del conocimiento como expresión de un algoritmo ideal para
modelar la recuperación de la información, aspecto al que aspiran, tanto el
paradigma físico como el cognitivo.12

Según Capurro: “Información no es algo que comunican dos cápsulas cognitivas


en base a un sistema tecnológico, sino que todo sistema de información está
dirigido a sustentar la producción, recolección, organización, interpretación,
almacenamiento, recuperación, diseminación, transformación y uso de
conocimientos y debe concebirse en el marco un grupo social concreto y para
áreas determinadas ”.13

Por tanto, la construcción de ontologías y por qué no, las tendencias actuales de
la organización y representación de la información, se ubican en las fronteras
existentes entre estos dos paradigmas, entre el deseo de conformar un lenguaje
universal y, a la vez, uno privado para cada dominio. Tal vez, una interrogante
que puedan responder los que investigan en el tema sea: ¿Información para qué
y para quién? Y esto deviene en un aspecto vital si se considera que todos se
“comunican” con todos.

Consideraciones finales

Aún con el avance experimentado por las ontologías como herramienta para la
representación y organización de la información queda un largo camino por
recorrer para alcanzar un consenso sobre las formas normalizadas de organizar y
describir el conocimiento, aun cuando las ontologías se revelan actualmente
como una de las vías más efectivas para estos fines en el ambiente Web.

Las ontologías son un fenómeno cuyo estudio debe abordarse en forma


multidisciplinaria; en este sentido, los profesionales de la información pueden
aportar un cúmulo importante de conocimiento, debido a su experiencia práctica.

Suponen una evolución y ruptura de los procesos desarrollados habitualmente


para organizar y representar la información, una evolución necesaria para el
ambiente donde operan.

Las ontologías surgieron en el marco de la ingeniería del conocimiento y del Web,


por tanto, demanda de sus creadores conocimientos y habilidades en esta esfera.

Fungen como bases de conocimientos y de datos que traspasan las fronteras


horizontales de los procesos que integran la etapa de organización y
representación de la información y son herramientas clave en cada uno de ellos.

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Recibido: 5 de octubre del 2006. Aprobado: 18 de octubre del 2006.


Lic. Yanelis González Pérez. Bibliotecología y Ciencias de la Información. Facultad
de Comunicación. Universidad de la Habana. Calle G No.506 entre 21 y 23. El
Vedado. Plaza de la Revolución. Ciudad de La Habana. Cuba. CP 10 400. Correo
electrónico: yanelis@fcom.uh.cu

Ficha de procesamiento

Términos sugeridos para la indización

Según DeCS1

ALMACENAMIENTO Y RECUPERACIÓN DE LA INFORMACIÓN.  

INFORMATION STORAGE AND RETRIEVAL.


Según DeCI2

INDIZACIÓN, RECUPERACIÓN DE LA INFORMACIÓN.

INDEXING; INFORMATION RETRIEVAL.

1BIREME. Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS). Sao Paulo: BIREME,


2004.

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