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Imaginarios globalizantes: Narrativas acerca del sitio

“Paisaje Cultural Cafetero” tras su inscripción en la Lista


de Patrimonio Mundial. Una mirada a través de la prensa
local (2011 – 2014)

Apia, Risaralda © FNC/MC. Fuente: Página web UNESCO. whc.unesco.org

Universidad de Caldas
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
Programa de Antropología
Manizales
Universidad de Caldas -
Universidad Tecnológica de
Pereira

Trabajo de grado presentado por:


Viviana Alejandra Murillo Alvarez
Para obtener el Título de Antropóloga

Directora: Diana María Rodríguez Herrera


Administradora Ambiental, MsC. en Investigación Social Aplicada al
Medio Ambiente – Docente, Departamento de Estudios
Interdisciplinarios, Facultad de Ciencias Ambientales, Universidad
Tecnológica de Pereira

Marzo, 2016
Manizales, Caldas, Colombia.
AGRADECIMIENTOS

Claramente llevar a cabo un trabajo investigativo no es resultado del trabajo


individual del investigador, sino la muestra de una labor conjunta de todas las
personas que hacen posible la realización y la culminación del trabajo de grado.

En estas líneas serían muchas las personas que encontrarían una mención.
Desde el mismo momento en que empecé mi carrera antropológica conté con la
fortuna de toparme con diferentes personas que enriquecieron mi vida, a través de
nuevas experiencias académicas que fortalecieron mi curiosidad y mis ansias por
conocer nuevos fenómenos sociales. En particular, resalto a las personas que me
acompañaron en este proceso investigativo, siendo los primeros mis padres, Carlos
Augusto Murillo y Cenelia Alvarez, en quienes encontré siempre una voz de apoyo
y confianza. A mi directora de tesis Diana María Rodríguez Herrera por su constante
interés, por el tiempo dedicado en asesorarme, revisar mi trabajo y por incitarme
siempre a tener una visión más clara y reflexiva del tema que me acompañó por un
buen tiempo.

Agradezco especialmente al director del grupo de investigación en Gestión en


Cultural y Educación Ambiental de la Facultad de Ciencias Ambientales -
Universidad Tecnológica de Pereira, el Doctor Carlos Eduardo López, quien
amablemente me abrió las puertas para vincularme a los procesos de investigación
del grupo, y supervisó mi estancia como estudiante de dicha Facultad. A la
Antropóloga Martha Cecilia Cano, quien a través de sus clases me invitó a tener
una mirada interdisciplinar entre las Ciencias Ambientales y la Antropología. Ella, al
igual que el profesor Carlos López, me aportaron claridad y nuevas perspectivas
teóricas a la hora de formular algunas ideas propuestas en la presente tesis.

Al programa de Antropología de la Universidad de Caldas, así como a todos los


profesores que contribuyeron a mi proceso formativo a lo largo de la carrera. A todos
los amigos, amigas y colegas que se han hecho cargo de enriquecer y alivianar la
carga que representa un trabajo investigativo.
“La pregunta por el mercado y el consumo cultural en
relación con la problemática valoración de lo diverso,
muchas veces ignorada, adquiere un lugar central
en la aproximación a los procesos de patrimonialización:
Desnuda su particular uso de la diversidad”
(Chaves, Montenegro & Zambrano, 2010: 14)
TABLA DE CONTENIDO

Siglas .................................................................................................................................................. 3
Introducción ....................................................................................................................................... 4
Primera parte. Abordaje Teórico – Metodológico del trabajo de investigación ...................... 7
1. Contextualización de la Declaratoria ................................................................................. 8
2. Marco teórico....................................................................................................................... 10
2.1. Imaginarios y narrativas en el ámbito social .......................................................... 10
2.2. Medios de comunicación y discurso ........................................................................ 18
3. Pregunta............................................................................................................................... 23
4. Objetivos .............................................................................................................................. 23
4.1. Objetivo general .......................................................................................................... 23
4.2. Objetivos específicos ................................................................................................. 23
5. Marco metodológico ........................................................................................................... 24
5.1. Enfoque metodológico ............................................................................................... 24
5.2. Diseño metodológico.................................................................................................. 28
5.2.1. Unidad de análisis y unidad de observación ...................................................... 28
5.2.2. Técnicas ................................................................................................................... 29
5.3. Estrategia metodológica ............................................................................................ 29
5.3.1. Fase I – Revisión de hemeroteca ........................................................................ 29
5.3.2. Fase II – Análisis de los datos .............................................................................. 30
5.3.3. Fase III – Interpretación ......................................................................................... 33
Segunda parte. Narrativas acerca del sitio “Paisaje Cultural Cafetero” ................................ 34
1. Narrativas gubernamentales sobre el sitio “Paisaje Cultural Cafetero” ......................... 35
1.1. Patrimonio y el papel de los medios de comunicación ............................................. 37
1.2. El paisaje desde las narrativas gubernamentales ..................................................... 41
1.2.1. Perspectivas gubernamentales del paisaje ........................................................ 41
1.2.2. El paisaje como factor de beneficio regional ...................................................... 47
1.2.3. Demandas y conflictos sobre el paisaje .............................................................. 51
1.3. “Sacar adelante el patrimonio” Narrativas desde la gestión cultural ...................... 55
1.4. El café como eje de “desarrollo territorial” .................................................................. 60
1.5. ¿Paisaje=Turismo? ........................................................................................................ 64

1
2. Patrimonio y paisaje: Narrativas desde la lógica de mercado......................................... 69
2.1. Narrativas mercantiles sobre el paisaje ...................................................................... 74
2.1.1. El paisaje como constructo mercantil .................................................................. 74
2.1.2. Patrimonio como catapulta para el desarrollo .................................................... 78
2.1.3. ¿Exigencias al paisaje o exigencias del paisaje? Lógicas de mercado y
desarrollo ................................................................................................................................. 83
2.2. La incidencia del mercado en la gestión cultural ....................................................... 85
2.3. Café, sostenibilidad y mercado .................................................................................... 90
3. Valoración Patrimonial: Puntos de encuentro y desencuentro frente al “Paisaje
Cultural Cafetero” ........................................................................................................................... 93
3.1. Perspectivas divergentes frente a los usos patrimoniales del paisaje ................... 98
3.1.1. Apropiaciones, usos y perspectivas frente al manejo del paisaje Declarado
………………………………………………………………………………………………………………………………98
3.1.2. Usos del paisaje y sus riesgos para el proceso de patrimonialización ........ 102
3.2. Usos y desusos culturales del patrimonio ................................................................ 107
3.3. Crisis del café: Entre el reconocimiento simbólico y la precariedad económica del
grano.. ........................................................................................................................................ 111
3.4. El turismo como práctica económica: Patrimonio de la experiencia .................... 116
Reflexiones finales ....................................................................................................................... 119
Bibliografía ..................................................................................................................................... 123
Fuentes de archivo ....................................................................................................................... 128
Lista de Gráficos
Gráfico 1. Círculo hermenéutico. Fuente: Elaboración propia................................................. 26
Gráfico 2. Niveles de análisis del círculo hermenéutico. Fuente: Elaboración propia. ........ 27
Gráfico 3. Lógicas de emisión narrativa. Fuente: Elaboración propia. .................................. 33
Gráfico 4. Funcionamiento del Discurso Patrimonial Autorizado. Fuente: Elaboración
propia................................................................................................................................................ 37
...............................................................................................................................................................
Lista de Tablas....................................................................................................................................

Tabla 1. Categorías centrales. Fuente Elaboración propia…………………………………………………..31

2
SIGLAS

ANLA Autoridad Nacional de Licencias Ambientales.


CARDER Corporación Autónoma Regional de Risaralda.
CONPES Consejo Nacional de Política Económica y Social.
DNP Departamento Nacional de Planeación.
EEB Empresa de Energía de Bogotá.
FNC Federación Nacional de Cafeteros.
PCC “Paisaje Cultural Cafetero”.
PNUD Programa para las Naciones Unidas para el Desarrollo
UNESCO Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura.

3
INTRODUCCION

La propuesta de investigación surge como resultado de una pasantía que se


comenzó a realizar al interior del Grupo de investigación en Gestión de Cultura y
Educación Ambiental de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad
Tecnológica de Pereira, desde Agosto de 2014. No obstante, en el proceso de
exploración bibliográfica sobre el caso del “Paisaje Cultural Cafetero” como
Patrimonio Mundial, surgió la posibilidad de realizar un trabajo investigativo donde
se indagara por el surgimiento de narrativas relacionadas con esta formación
patrimonial, por medio de un análisis documental centrado en la revisión de artículos
de prensa local en línea, de los tres primeros años de la Declaratoria, desde Junio
de 2011, hasta Junio de 2014.

El presente trabajo investigativo está enfocado en acceder a las narrativas que


se desprenden del proceso de patrimonialización de la región hoy conocida como
“Paisaje Cultural Cafetero”. El patrimonio como construcción social se presenta
como un objeto de estudio primordial en el quehacer antropológico al encarnar una
multiplicidad de relaciones sociales, vistas en este trabajo de investigación a través
de imaginarios y narrativas, que marcan, moldean y dirigen la conducta de los
actores sociales en el territorio Declarado como Patrimonio Mundial.

La realización de la investigación se justificó en aras de identificar como las


instituciones y la población local recibía el discurso patrimonial acerca del “Paisaje
Cultural Cafetero” emitido por la UNESCO, por el Gobierno Nacional, entre otros
agentes y redes que participaron en este proceso. A diferencia de otros estudios, a
propósito del patrimonio, que suelen enfocarse en describir sus características
(entendiéndolo como un objeto), esta investigación se enfocó en analizar el
patrimonio como un proceso social (patrimonialización), que ejerce un trabajo en las
configuraciones culturales, económicas y sociales de la población.

A través del reconocimiento de los Discursos Patrimoniales Autorizados (Smith,


2011) que apuntan hacia formas de ver y relacionarse con el patrimonio, se

4
reconoce la importancia de entrever los sistemas de representaciones y narrativas
que surgen a modo de respuesta a los procesos de patrimonialización, los cuales
inciden en las formas de socialización de los actores sociales y en la manera en que
conciben su pasado y proyectan su futuro en el marco de los sistemas patrimoniales.

A lo largo de este trabajo investigativo, el lector encontrara un trabajo


básicamente expuesto en dos partes. La primera de ellas denominada Abordaje
teórico – metodológico del trabajo de investigación, y la segunda, Narrativas acerca
del sitio “Paisaje Cultural Cafetero”, donde se invita a ver a ver el “Paisaje Cultural
Cafetero” tanto desde una perspectiva teórica, como también desde la mirada de
diversos actores sociales que convergen en el territorio Declarado.

En la primera parte del trabajo, se realiza una contextualización del caso,


hablándose un poco del proceso que implicó la Declaratoria, señalándose los
criterios seleccionados como muestra de los valores de excepcionalidad del “Paisaje
Cultural Cafetero”, como a su vez la finalidad que tuvo y que tiene la Declaratoria.
Posteriormente, se habla de los aspectos conceptuales que sirvieron como bases
para la interpretación y el análisis del caso. Por último, se dedica un apartado a los
aspectos procedimentales que marcaron pautas en la realización de este trabajo
investigativo.

La segunda parte del trabajo, donde se concentra todo el análisis, está dividida
en lo que llamo lógicas de emisión narrativa, encarnadas por intereses desde las
esferas gubernamentales, lógicas de mercado y critica. Cada una de estas se
configura y se sintetiza en un capitulo diferente, desarrollados con la misma
estructura, ya que en últimas lo que se busca evidenciar es como se piensa y se
narra el “Paisaje Cultural Cafetero” desde los diferentes actores sociales.

En el primer capítulo, denominado Narrativas gubernamentales sobre el sitio


“Paisaje Cultural Cafetero” se evidencia como el “Paisaje Cultural Cafetero” se
integra a los planes de acción de gobierno en la región y de esta manera como se
difunde en el imaginario colectivo de la población, un territorio esencializado e
institucionalizado a través de la Declaratoria.

5
En el capítulo dos, nombrado Patrimonio y paisaje: Narrativas desde la lógica
de mercado, las narrativas se dirigen principalmente a mostrar como la Declaratoria
sirve para catapultar el territorio a través de proyectos enmarcados en una lógica de
mercado, que buscan en ultimas vender el “Paisaje Cultural Cafetero” y todos los
productos que de allí se derivan como grandes atractivos y objetos de consumo.

En el tercer capítulo, Valoración patrimonial: puntos de encuentro y


desencuentro frente al “Paisaje Cultural Cafetero” , enmarcado en la lógica de
emisión narrativa denominada critica, se enfoca en señalar las narrativas que hablan
de la multiplicidad de rasgos sociales y realidades económicas que son
invisibilizadas producto del proceso de homogenización del Discurso Patrimonial
Autorizado, (Smith, 2011).

Por último, se encuentran las Reflexiones finales donde se realiza una síntesis
de lo abordado y analizado, a la vez que se resaltan los puntos centrales y
concluyentes que se encontraron al interior de cada capítulo. Para finalizar se
realizan conclusiones que se presentan trasversales en todos los capítulos y en
general en el análisis de las narrativas frente a los procesos de patrimonialización
en el llamado “Paisaje Cultural Cafetero”

6
PRIMERA PARTE
ABORDAJE TEÓRICO – METODOLÓGICO DEL
TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

7
1. Contextualización de la Declaratoria

El 25 de Junio de 2011 la UNESCO emite una Declaratoria donde se aceptó la


propuesta de incluir el sitio “Paisaje Cultural Cafetero” dentro de la lista de
Patrimonio Mundial. Este bien, está conformado por 47 Municipios y 411 veredas en
su área principal, con un total de 141.120 hectáreas – ver mapa 1. Color amarillo –
, por su parte, el área de amortiguamiento está conformado por 447 veredas con un
total de 207.000 hectáreas – ver mapa 1. Color morado –, correspondientes a los
departamentos de Caldas, Quindío, Risaralda y Valle del Cauca. (Red Alma Mater.
2010).

Mapa 1. Territorio Declarado como "Paisaje Cultural Cafetero". Fuente: paisajeculturalcafetero.org.co1

1
Mapa 1. Obtenido de la página oficial paisajeculturalcafetero.org.co
http://paisajeculturalcafetero.org.co/contenido/zonas-que-lo-integran

8
Con la Declaratoria concluyó un proceso que inició en 2001, tras la inclusión del
sitio en la Lista Indicativa de la UNESCO. Durante una década diferentes agentes
sociales trabajaron en la identificación, inventario y en la construcción de planes de
manejo del patrimonio, mediante los cuales se apuntara a la salvaguardia,
conservación y sostenibilidad del mismo, como a su vez fue necesario criterios de
delimitación del territorio, donde se realizara una discriminación entre las zonas
principales y zonas de amortiguación, con base al grado de caracterización del
atributo con el cual se evaluara. (Osorio y Acevedo, 2008). Para la preparación de
la candidatura del “Paisaje Cultural Cafetero” se eligieron los criterios V y VI como
valores de excepcionalidad que mejor representaban y justificaban su inclusión
dentro de la Lista de Patrimonio Mundial y 15 atributos como reflejo de los factores
principales que debían caracterizar al “Paisaje Cultural Cafetero”. (Ministerio de
Cultural. 2011). Los criterios V y VI que representan el valor de excepcionalidad del
PCC son:

Criterio V: Ser un ejemplo destacado de formas tradicionales de asentamiento


humano o de utilización de la tierra o el mar, representativas de una cultura (o de
varias culturas), o de interacción del hombre con el entorno, sobre todo cuando éste
se ha vuelto vulnerable debido al impacto de cambios irreversibles.

Criterio VI: Estar directa o materialmente asociado con acontecimientos o


tradiciones vivos, ideas, creencias u obras artísticas y literarias que tengan una
importancia universal excepcional. (Ministerio de Cultura. 2011:47).

De acuerdo con la Red Alma Mater, la inscripción del “Paisaje Cultural Cafetero”
en la Lista de Patrimonio Mundial, tiene como trasfondo ubicarlo en un ámbito
internacional que respalde y asegure su cuidado y preservación. (Red Alma Mater.
2010). A través de la Declaratoria se proyecta el reconocimiento de la región
cafetera como un territorio que ejemplifica una gran diversidad cultural, la cual
potencializó el desarrollo económico e industrial del país, al ser la actividad cafetera
la que impulsó una economía basada en la producción del grano, el cual paso a ser
un elemento prioritario en la configuración de los centros urbanos. (Osorio y
Acevedo, 2008) “La Declaratoria como patrimonio de la humanidad no es un fin en

9
sí mismo, representa el comienzo de una nueva forma de administrar el territorio”
(Urte, Saldarriaga y Zuluaga, 2010: 2).

De acuerdo con lo anterior esto implica procesos de articulación de los


individuos con el territorio, lo cual se incentiva por medio de un Discurso Patrimonial
Autorizado (Smith, 2011), que promulga la existencia de un sistema de
representaciones que vinculan históricamente a los pobladores con la región, para
el surgimiento de procesos de reconocimiento y apropiación hacía el territorio.

2. Marco Teórico

2.1. Imaginarios y narrativas en el ámbito social

Los sistemas sociales se configuran como entramados de significaciones, entre


los cuales se insertan una multiplicidad de imaginarios que bien, pueden referirse a
las construcciones que hacen los actores sociales de manera individual, social y
colectiva sobre la realidad. Así pues, en una primera instancia se pueden dilucidar
los imaginarios como marcos culturales que a través de la experiencia social
determinan formas de percepción, interpretación e interacción, en las diversas
esferas constitutivas del ámbito social.

Al ser los imaginarios, esquemas de interpretación de la realidad, implican un


vínculo con la variedad de significaciones que se insertan en la sociedad. Estas por
antonomasia se ven sujetas a cambios de acuerdo a los relevos que den en las
representaciones culturales, lo que deriva en que el carácter ontológico del
imaginario sea siempre mutable según las variedades socio-culturales.

Dichas variedades del imaginario no solo se ven en un espacio temporal


significativo con la inserción de nuevos símbolos culturales, sino también en esferas
sociales particulares, como es el caso, de los imaginarios propios de lo político, lo
familiar, lo religioso y lo económico, ceñidos a prácticas que construyen y legitiman
pautas de significación, que más allá de la experiencia social que permita el
imaginario, se encuentra moldeada de acuerdo a fines sociales, que logren

10
insertarse en la percepción de la realidad mediante el imaginario infundido y por
ende en comportamiento regulados.

Lo anterior, es afín con los postulados de Pedro Antonio Agudelo (2011) “Lo
imaginario nutre y hace actuar al hombre, es un fenómeno social e histórico”
(Agudelo, 2011:6), así el imaginario no solo se contempla en sus múltiples
variedades colectivas y a su vez hibrida en su acontecer histórico, sino también
desde otras miradas, donde retomando las concepciones de Cornelius Castoriadis
(1993) los imaginarios se sitúan en un espacio histórico de manera ambivalente, por
un lado en la historia hecha, ya constituida, y generalizada, la cual en algunas
ocasiones se sigue promoviendo y circulando en la sociedad y la historia que se
hace, la cual está situada en un tiempo donde se construyen nuevos imaginarios
que igualmente se promulgan en aras de su significación. De esta manera dichos
imaginarios sociales, no solo se perciben en una perspectiva diacrónica de la
historia sino también en un proceso de constante generación y construcción.

De igual forma, no solo es posible observar la ambivalencia del imaginario en


un ámbito temporal, a su vez se habla del carácter dual que constituye al imaginario
en relación con los actores sociales. Si bien, se asume que el imaginario se presenta
como marco de codificación ya instaurado en una sociedad o colectivo (Cegarra, J.
2012), donde se extiende y permea ciertos tipos de percepciones y entendimientos
de los objetos y el espacio circundante, moldeado en el pensamiento de los actores
sociales mediante los procesos de socialización, llámense de formación, relaciones
interpersonales o interinstitucionales, sean a su vez relaciones de horizontalidad
con otros actores sociales o de verticalidad con instituciones, colectivos, ideologías,
corrientes sociales y a su vez individuos.

No obstante, la otra cara del imaginario está intrínsecamente ligado al carácter


mutable del mismo, es decir, mediante la socialización de los actores sociales, el
imaginario se recrea, se deconstruye y se renueva; los actores sociales inmersos
en sus diversas realidades y en las relaciones que instauran con su entorno
cercano, crean nuevos imaginarios que su vez son difundidos por medio de las
narrativas, los discursos, las prácticas y cualquier acción que permita la

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materialización del imaginario, así se formula que los imaginarios al mismo tiempo
que se construyen cumplen el papel activo de moldeador de prácticas sociales.

El autor Juan Cegarra, en su trabajo, Fundamentos Teórico Epistemológicos de


los Imaginarios Sociales (2012) distingue entre la representación social y los
imaginarios sociales, donde la primera implica, según el autor, un procedimiento de
conocimiento de primera mano que permite una experiencia del actor social con el
objeto o suceso. Como el autor lo llama, existe un proceso de Precodificación; por
su parte en el caso del imaginario social, se puede referenciar como un proceso que
es infundado en muchas ocasiones bajo procesos que se presentan para el actor
social como inconscientes, así:

El imaginario social es de mayor envergadura pues es una matriz de sentido


determinado que hegemónicamente se impone como lectura de la vida social. El
sujeto simplemente “lo padece” por encima de sus propias experiencias vitales. Esto
no quiere significar que los imaginarios sociales sean inmodificables o
históricamente permanentes, por el contrario, cada época histórica a través de los
grupos sociales construye o resignifica los sentidos que desea socialmente
transmitir. De allí que se hable de imaginarios sociales dominantes y dominados,
pero en esencia, son esquemas interpretativos para el sentido social
hegemónicamente impuestos haciendo plausible la vida cotidiana. (Cegarra,
2012:5)

Para autores como José Cegarra y Cornelius Castoriadis, los imaginarios


sociales cobran un valor heurístico para las organizaciones sociales que buscan
difundir en los actores sociales un sin número de prácticas que tienen como parte
inicial los procesos de interiorización de los imaginarios, para su posterior
reproducción en la sociedad que a su vez va a ser familiarizada entre los actores
sociales mediante la interacción. Estos esquemas de interpretación de la realidad
que son de alguna manera hegemónicos, buscan regular las acciones de los actores
en sociedad con el fin de mantener unas conductas y unos pensamientos que se
ciñen a los lineamientos de lo permitido. Para ejemplificar lo mencionado, se
retoman algunos postulados que expone (Cegarra, 2012) a la luz de los

12
planteamientos del autor José Luis Pintos frente a la concepción de imaginarios
sociales como:

Aquellas representaciones colectivas que rigen los sistemas de identificación y de


integración social y que hacen visible la invisibilidad social” (1995:8). Lo imaginarios
“hacen visible lo invisible”, es decir, las regulaciones sociales adquieren
“materialidad” sólo cuando son puestas en escenas a través de las actuaciones
debidamente sancionadas y reguladas de los comportamientos individuales
(Cegarra, 2012: 10)

En cuanto a la tesis de Castoriadis (1993) se reflexiona sobre dos tipos de


imaginarios, uno de ellos nombrado Imaginario social efectivo o instituido y el otro
Imaginario social radical o instituyentes, dichas formas de los imaginarios reflejan
de alguna manera y refuerzan lo ya postulado con anterioridad sobre el carácter
dual de los imaginarios, siendo así el primero, el conjunto de elementos establecidos
y legitimados socialmente por diversas esferas sociales, como las creencias
religiosas, las tradiciones culturales y las ideologías políticas, que si bien se hibridan
en su trasmisión y ejecución, mantienen pautas que las sostienen como vigentes en
periodos de tiempo determinado.

Por otro lado, el segundo tipo de imaginario mencionado por Castoriadis, hace
referencia a la capacidad imaginativa de los actores sociales como ser creador de
nuevas formas de significación que se producen como resultado de su relación con
el mundo. Son este de tipo de imaginarios los que inciden y propagan cambios en
los imaginarios ya planos y de alguna manera desgastados y proponen nuevas
formas de percepción e interacción frente a los sucesos y objetos que hacen parte
de la multiplicidad de universos sociales y culturales de los actores.

Es de recalcar que la forma de materializar los imaginarios sociales, se


encuentra a través de las ya mencionadas prácticas de acción e interacción, como
también por medio de los discursos y las narrativas sociales. Es por ello, que los
imaginarios sociales se postulan como un elemento central para la comprensión de

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las narrativas emergentes producto de la Declaratoria emitida por la UNESCO del
“Paisaje Cultural Cafetero” como Patrimonio Mundial.

El ámbito por excelencia para entrever los procesos narrativos entre los actores
sociales, se encuentran en la multiplicidad de contextos comunicativos en los que
se ven inmersos los actores en su cotidianidad. Se vincula directamente la noción
de narrativas con los imaginarios sociales, al ser la narrativa la expresión
materializada de estos, entre muchas otras formas de manifestación de los
imaginarios, al igual que se encuentra entrelazada al funcionar bajo la misma
naturaleza cambiante y mutable de acuerdo a las variaciones de significación que
se dan en el mundo social.

Al seguirse con un proceso concatenado se tiene que el imaginario es el reflejo


de los marcos de interpretación de la realidad, no obstante, la narrativa se convierte
en narrativa al situarse y conformarse de acuerdo a la evocación de
representaciones que hacen parte de la memoria, sea esta significativa en un ámbito
individual o colectivo. De esta manera y siguiendo con los postulados de Maurice
Halbwachs (2004) existen dos tipos de memoria, la memoria individual que estaría
sujeta a los recuerdos y sucesos ligados a las experiencias del actor social, mientras
que por su parte la memoria colectiva, se comparte con un grupo de actores
sociales, que posee un marco de significaciones igual o similar y por tanto es
copiada, transmitida e institucionalizada a través de prácticas culturales.

La memoria colectiva, por otra parte, envuelve las memorias individuales, pero no
se confunde con ellas. Evoluciona según sus leyes, y si bien algunos recuerdos
individuales penetran también a veces en ella, cambian de rostro en cuanto vuelven
a colocarse en un conjunto que ya no es una conciencia personal (Halbwachs, 2004:
53)

Dicha memoria, sea individual o colectiva al igual que el imaginario, se


encuentra en un plano que es intangible para los actores sociales, instaurándose
así en las narrativas sociales, que se ciñen a marcos culturales establecidos en un

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espacio, tiempo y en un lenguaje entendido por los actores. Con esto se hace
referencia a que la narrativa está inmersa en un acontecer que es histórico y cultural,
que es representativo siempre y cuando se presente con una carga de
significaciones e imaginarios simbólicos construidos y reforzados. No en todos los
casos, las narrativas se apegan fielmente a una realidad acontecida, ya que esta es
moldeada en su trasmisión cultural, no obstante, se refleja como válida para los
actores sociales al reflejarse y encasillarse en Códigos y Metacódigos2 que solo son
comprendidos y significativos para una comunidad que comparte conocimientos
específicos.

La narrativa es una forma que adquiere la memoria colectiva, es decir, constituye el


propio relato que los grupos realizan acerca de sus experiencias y significaciones
pasadas. Resulta importante resaltar que cuando se narra no sólo se pronuncia una
vivencia, además se ponen de manifiesto las formas que caracterizan al propio
grupo, y es de esta forma narrativa que la gente del siglo XXI puede conocer lo
ocurrido en centurias pasadas, en sociedades anteriores, en tiempos pretéritos.
(Mendoza, 2005: 25)

En la relación entre memoria y narrativa, es posible denotar un proceso de


dualidad en su manera de operar. Como ya se mencionó a través de la memoria se
construyen y se dirigen las narrativas hacía los colectivos, siendo así el pasado a
través de la memoria una forma de marcar pautas de comportamiento o de
pensamiento, si bien, esta forma modela las experiencias de los actores sociales,
se reconoce a su vez la capacidad de crear narrativas por medio de la construcción
de significaciones culturales que traigan coherencia para los actores sociales en su
interpretación y relación con sus múltiples realidades focalizadas.

2 Barbie Zelizer (1992) en el apartado “Los periodistas norteamericanos y la muerte de Lee Harvey Oswald:
Narrativas de auto-legitimación” del libro compilado por Dennis Mumby, “Narrativa y control social, perspectivas
críticas” (1993). Define el código en aras de los conocimientos colectivos que son eficaces para una comunidad
y retoma los postulados de Roland Barthes, acerca de los Metacódigos, como: “Una lógica subyacente con la
que se implementan convenciones comunicativas más generales y que da lugar a la difusión y trasmisión
efectivas de historias dentro de códigos de sentido cultural y socialmente explícitos” (Barthes, 1977; Lucaites y
Condit, 1985; White, 1981)

15
La memoria es narrativa en un doble sentido, como relato de progresión de
acontecimientos en el hilo del tiempo, y como conformación de una trama (con
actores, escenarios y acciones), y de ser verosímil, no verdadero, es aceptado en la
medida en que se adecue, o acerque, a criterios validados socialmente: existen
formas convencionales como narrar o dar cuenta de los eventos. Y lo que se narra
debe tener sentido. (Mendoza, 2005: 16)

Frente a la direccionalidad en las que funcionan las narrativas en el mundo


social, surgen incógnitas que buscan develar el porqué de que algunas narrativas
permanezcan en el tiempo y a su vez operen de manera prevalente para los actores
sociales como focos de interpretación de su entorno circundante. La existencia de
instituciones que se encuentran enraizadas en las sociedades y pautan patrones de
comportamiento, funcionan de manera ambivalente para la sociedad, en donde si
bien, se resaltan pensamientos y modos de acción que la sociedad marca en los
actores en los imaginarios sociales como legítimas y univocas también existe una
contraparte, donde se ocultan y se restringen narrativas y pensamientos que no van
afín con la historia hegemónica que promulga un control direccionado en diferentes
esferas de lo social, sea lo familiar, religioso, patrimonial, identitario o lo político.

Dichos planteamientos se presentan coherentes con una serie de postulados


que remiten al carácter de control social que tienen las narrativas en diversos
contextos de comunicación social. Dennis Mumby (1993) realiza una compilación
de perspectivas teóricas desde diversos autores, donde es posible observar
procesos de control y legitimación social que encarnan las narrativas localizadas en
una multiplicidad de espacios, las cuales se pueden entrever siempre como
fenómenos cambiantes de acuerdo al universo social en que se vea inmerso.

En primera instancia, lograr una uniformidad en el imaginario colectivo de los


actores sociales, implica la construcción de narrativas, que apegadas a la memoria
erijan una versión posible de reproducir y posteriormente socializar en una esfera
social, para esto Dennis Mumby refiere que “las narrativas intentan Detener el flujo
de las diferencias y constituir un centro alrededor del cual se formen relaciones

16
sociales de cierto tipo.” (Mumby, 1993: 17). De esta manera se proyecta la narrativa
como una forma eficaz para los actores sociales de entender su universo, donde en
una esfera particular se promulga una sola versión como legitima para que derive
en condiciones reales de acción y por tanto reproducción mediante la socialización,
cumpliéndose por tanto un proceso inacabado de producción siempre dialéctica del
sentido. No en todas las composiciones narrativas es posible destacar un carácter
de veracidad sujeto a los sucesos acontecidos en la realidad, son entonces el
resultado de una amalgama de fragmentos de eventos sociales, a manera de colcha
de retazos los cuales se constituyen de esa manera con fines mediáticos específicos
que apuntan siempre a un control hegemónico de los colectivos.

La narrativa revela ser un sistema particularmente efectivo de producción del sentido


discursivo mediante la cual los individuos pueden aprender a vivir una peculiar
“relación imaginaria con las condiciones reales de la existencia”, es decir, una
relación irreal pero significativa para las formaciones sociales en las que están
obligados a vivir su vida y a realizar su destino en tanto sujetos sociales. Concebir
de este modo el discurso narrativo nos permite rendir cuenta de su universalidad
como hecho cultural y del interés que tienen los grupos sociales dominantes no solo
en controlar los que pasen por ser los mitos autorizados de una formación cultural
dada, sino también en asegurar la creencia en que la realidad social misma puede
ser a la vez vivida y comprendida de manera realista como historia. (White, 1987.
Citado por Ehrenhaus, 1993: 111)

En el marco de las representaciones sociales construidas en conjugación con


las experiencias sociales y simbólicas que se dan en el marco de los aconteceres
culturales se construyen las narrativas, las cuales están cargadas de valores,
ideologías, posturas religiosas y políticas. Para el caso del “Paisaje Cultural
Cafetero”, se piensa que producto de los procesos de patrimonialización en la
región, han surgido narrativas que en parte son producto de la recepción de
discursos autorizados sobre el patrimonio, como también de la memoria intrínseca,
el arraigo al lugar y la interacción de los actores sociales en el territorio Declarado.

17
De esta manera y de acuerdo a los postulados de Mendoza (2005) en su
artículo, “La forma narrativa de la memoria colectiva”, la narrativa permite llegar al
sentido de los hechos que son objeto de la narración, como muestra de las
experiencias vividas de los actores sociales y de los imaginarios infundidos
colectivamente. La narrativa puede tomarse como modos particulares de retratar un
pasado, entender el presente y configurar el futuro, y en esa medida, se presenta
como una táctica de aquello que es deseable continuar narrando de la historia
compartida, e igualmente invisibiliza y moldea aquello que parece dudoso o riesgoso
del pasado, pues, “el conocimiento amplio y diverso en torno al pasado de una
sociedad facilita reconocer lo indeseable y educar para evitarlo” (Mendoza, 2005:
26).

2.2. Medios de comunicación y discursos

Siguiendo con el hilo conductor que se propone en el marco teórico, el cual


propone vincular de manera concatenada los imaginarios, las narrativas, los medios
de comunicación (en especial la prensa) y los discursos; se procede a evidenciar,
sobre como la capacidad de alcance de las narrativas en los diversos marcos
culturales, es posible en gran parte, gracias a la acción que juegan y han jugado los
medios de comunicación en su papel de difusión de elementos semánticamente
cargados de significaciones para los actores sociales.

Desde la perspectiva de la escuela teórica de la psicología de masas o


multitudes a la que hace referencia Serge Moscovici (1985), se retoma la relación
que marca el autor sobre el dominio de las masas, realizando una distinción entre
los conductores y los conducidos, siendo el primero la ejemplificación del rol que
cumplen los medios de comunicación y otros sectores que albergan un poder de
legitimación mediante el discurso que se emite, sea oral o escrito; la función que
cumplen los llamados conductores de masas, es reproducir en el imaginario
colectivo un sinfín de discursos y narrativas hegemónicas autorizadas que van de
la mano con los ideales y principios de un colectivo, (o la mayoría de sujetos del
mismo) como también de instituciones sociales que promueven a través de dichas

18
figuras retoricas un control social de los actores sociales. De manera antagónica,
en la visión de los medios de comunicación, los conducidos, son los actores
sociales, quienes reciben el discurso, lo interiorizan y reproducen en el quehacer
cotidiano.

Los medios de comunicación se presentan como generadores de prácticas


discursivas y a la vez de narrativas, ya que no solo se presentan como medios en
el plano comunicativo, con fines simples de ser recibidos por los actores sociales,
sino que a su vez buscan difundir y recalcar pensamientos y acciones de acuerdo a
lineamientos establecidos. Por otro lado, lo trasmitido en los medios de
comunicación, en este caso la prensa, es a su vez el reflejo de nuevas formas
narrativas, producto de procesos de socialización y de nuevas formas de
compresión de la realidad, configurándose por tanto nuevos discursos como formas
de resistencia a la homogenización.

Los medios de comunicación masiva modifican constantemente las relaciones entre


conglomerados sociales. Las divisiones económicas, profesionales, fundadas sobre
los intereses particulares, como por ejemplo los intereses de los obreros y de los
patrones, de los campesinos y de los comerciantes, pierden su característica
tradicional. Están transformadas por la prensa que las atenúa y las cubre de una
opinión pública que las sobrepasa. En su lugar aparecen nuevas líneas de división
de acuerdo con las “ideas teóricas, aspiraciones ideales y sentimientos, que reciben
de la prensa una acentuación y una preponderancia visibles”. Por la tanto, unas
divisiones según las opiniones.” (Moscovici, 1985:249)

El protagonismo que han tomado los medios de comunicación en la actualidad


como generadores de sentido, los cuales se concretan como marcos de referencia
de la realidad, al ser los que inundan de posibles perspectivas el mundo social, a
través de la prensa, la televisión, el internet, los noticiarios, traen como
consecuencia una reducción en la capacidad subjetiva de los individuos y colectivos,
de dar respuesta a modo de concertación social. Sin embargo, esta función de los
medios de comunicación que sugiere discretamente una manipulación de los
pensamientos diversos de los individuos, borrándose la multiplicidad de saberes y

19
perspectivas con el fin de moldear sujetos maleables para que faciliten un control
social y la entrada de nuevos discursos consumistas de las nuevas realidades, no
siempre se presentan efectivos en todos los actores sociales. En palabras de Noam
Chomsky (2007) en su artículo El control de los medios de comunicación, existen
culturas disidentes, encarnadas por diversos colectivos e individuos, que han
comprendido la manipulación de los medios de comunicación en su afán de legitimar
ciertas prácticas normativas, de esta manera se generan desde los actores nuevas
formas narrativas, basadas en la interacción de primera mano de los sujetos con su
entorno.

Las autoras Bárbara Toro Castillo ( 2011) y Ana Wortman (2007) hacen alusión
a las funciones que cumplen los medios masivos de comunicación en la actualidad,
en un ámbito socio - comunicativo, no solo como generadores de prácticas para la
interacción social, sino que también destacan la capacidad del discurso
comunicativo en la creación de identidades que en muchas ocasiones son móviles
y se ciñen a la renovación de patrones con fines de consumo de imaginarios, objetos
y sujetos globalizantes. Toro (2011) destaca que la efectividad de los medios
masivos de comunicación se refleja en la aceptación de normas sociales y en la
construcción de nuevas realidades que son eficaces en las narrativas que
reproducen los actores sociales.

Los medios masivos de comunicacion respondiendo al discurso hegemónico


capitalista a través de los discursos mediáticos, generan representaciones sobre el
mundo dirigidas a reproducir ideológicamente una (des)ciudadanización,
(des)politización y pasividad de los sujetos que conviven y sobreviven en la sociedad
del ocio y del consumo. (Toro, 2011: 109)

Por su parte se destaca de la autora Ana Wortman (2007), las atribuciones que
realiza a los medios de comunicación en su capacidad de entrelazar elementos
significativos para los actores sociales con fines específicos, mediante la
reformulación de imaginarios sociales constitutivos de una sociedad, que se
encuentran localizados en un espacio y en un tiempo que derivan en valores y
tradiciones. Según la autora los medios retoman significaciones ya plasmadas en el

20
mundo social de los individuos, insertadas en lugares, espacios, personas y objetos
y les insertan nuevas formas de relacionarse con los mismos, a través de la mezcla
de nuevos valores y cánones de percepción, así, los individuos de manera
inconsciente generan nuevas conductas con los mismos objetos y sucesos, sin que
trasgreda de manera transversal con su percepción de la realidad.

Los medios de comunicación de masas producen o se apropian de determinados


imaginarios sociales para crear una intencionada visualización de la realidad
convertida en hegemónica. Presentan una homogeneizante y aproblematizada
definición de la realidad que impide descubrir su origen como creación social, pero
que sin embargo es aceptada como la realidad por los que asumen estos
imaginarios. (Wortman, 2007: 69)

Por último, se procede a hablar de la actividad discursiva como elemento que


es constitutivo de los medios de comunicación, pero a su vez como acción que se
genera entre los hablantes como producto de la recepción de marcos de
significación socializados. La descripción de acontecimientos sociales, de un estado
o un pensamiento frente a algún suceso, mediante el lenguaje oral o escrito se
define como discurso, estos son emitidos, en la mayoría de los casos, por un
carácter de intencionalidad, el cual apunta a una finalidad que se hace efectiva
cuando es escuchada por un receptor, si la intención es esa o bien la intensión de
un discurso puede derivar en una acción.

El carácter de la actividad discursiva, por parte de un individuo u institución que


cuente con un reconocimiento o aprobación por parte de la población, se caracteriza
por el poder que se confiere en crear una legitimidad al discurso emitido, de acuerdo
a esto, se puede decir que el discurso patrimonial, emite un carácter de
normatividad, producto de un discurso legitimador que infiere en un conjunto de
representaciones y formas de comportamiento frente al patrimonio.

Analizar la construcción del discurso patrimonial se convierte en un ejercicio


fundamental, no sólo porque el discurso formaliza y canaliza la entrada de
elementos locales y localizados - saberes, diversidad biológica - a un universo de

21
representaciones globalizado - el de los patrimonios culturales inmateriales de la
humanidad,- pero, también, porque gran parte de la viabilidad de las iniciativas de
desarrollo depende de él. (Matta, 2011: 200)

El discurso patrimonial, frente al caso del “Paisaje Cultural Cafetero”, es


concertado por entidades como la UNESCO, los poderes políticos como el gobierno
y la sociedad, no obstante, si bien, el consenso puede no ser del todo balanceado,
apuntará a un discurso patrimonial, que no solo busca la conservación y
sostenibilidad de patrimonio sino también reavivar en la población un aprecio, al ser
este el puente para la apropiación del patrimonio. De acuerdo a lo anterior, se
entenderá por discurso y para el interés del caso, Discurso Patrimonial Autorizado,
en palabras de Smith (2011), como la capacidad de una entidad patrimonial
autorizada de concebir en los objetos, lugares y paisajes, un patrimonio único que
en suma, requiere, según su grado de fragilidad física o simbólica, procesos de
preservación, para que el patrimonio se mantenga innato para las generaciones
presentes y futuras, respaldado por el sistema de representaciones legitimadas que
giran en torno a él.

El discurso patrimonial autorizado recalca que el patrimonio debe ser transmitido al


futuro sin ningún cambio, y que, por lo tanto, la "esencia" -o el supuesto significado
inherente del patrimonio y del pasado, y la cultura que representa- no será cambiada
ni desafiada. (Smith, 2011:43)

Con base a lo anterior, el Discurso Patrimonial Autorizado (Smith, 2011) se


presenta como esencial para entender las configuraciones de imaginarios acerca
del “Paisaje Cultural Cafetero” y en esa medida la emisión de narrativas por parte
de los actores sociales sobre los procesos de patrimonialización y en general de los
proyectos que se llevan a cabo en el territorio justificados en aras de la Declaratoria.

22
3. Pregunta de investigación

¿Cuáles son las narrativas que surgen como respuesta a la Declaratoria del
“Paisaje Cultural Cafetero” como Patrimonio Mundial emitida por la Unesco en junio
de 2011?

4. Objetivos

4.1. Objetivo General

Identificar las narrativas locales producto de la Declaratoria emitida por la


Unesco en junio de 2011 del “Paisaje Cultural Cafetero” como Patrimonio Mundial.

4.2. Objetivos Específicos

Identificar y compilar las narrativas que sobre el sitio “Paisaje Cultural Cafetero”
han circulado en la prensa en línea, después de su inscripción en la Lista de
Patrimonio Mundial en junio de 2011.

Distinguir las narrativas locales que surgen frente a la Declaratoria emitida por
la UNESCO en junio de 2011, del “Paisaje Cultural Cafetero” como Patrimonio
Mundial.

Comprender la manera en que se forman las narrativas locales frente al caso


del “Paisaje Cultural Cafetero”, como Patrimonio Mundial

23
5. MARCO METODOLOGICO

5.1. Enfoque metodológico

Una metodología investigativa sirve como camino de referencia para que el


investigador observe, construya y ejecute su proyecto en un campo especifico. El
presente trabajo investigativo, enfocado en las narrativas sobre el “Paisaje Cultural
Cafetero” a través de la revisión de artículos de prensa en línea, se encuentra
enmarcado en la investigación cualitativa como método de investigación interesado
en el sentido y en la observación de fenómenos sociales inmersos en su medio
natural (Deslauriers, 2004) .

De acuerdo a su naturaleza investigativa, en este estudio la hermenéutica como


postura epistémica se presenta con un carácter heurístico al ser un modelo
explicativo que ayuda a traducir e interpretar un texto. De acuerdo con (Gadamer,
1998, citado por Rodríguez, 2002), a través de la hermenéutica se accede a una
determinada interpretación de la comprensión de la experiencia humana en el
mundo, de este modo la acción del hombre se expresa en el texto, producto de su
acción en su entorno. Con la noción de texto, Gadamer (1998, citado por Rodríguez,
2002) hace alusión a toda construcción humana, que es en sí cultural, expresada a
través de la comunicación oral o escrita. Según esto las narrativas se presentan
como un escenario rico y diverso en donde es posible desentrañar lo que los
agentes sociales perciben de su entorno circundante y de la multiplicidad de formas
en que se relacionan con el mismo.

Realizar esta investigación bajo un análisis hermenéutico implicó llevar a cabo


una serie de pasos para la construcción de un círculo hermenéutico, que aunque no
se muestran como perceptible a los ojos del lector, es un proceso que realicé como
investigadora con el fin último de hacer aprehensible las narrativas sobre el “Paisaje
Cultural Cafetero”, mediando la compresión que los agentes sociales tienen sobre
este, en contraste con la interpretación teórica que le otorgué a dichas
significaciones, que es en ultimas lo que dicta esta postura epistémica.

24
Siguiendo a Rodríguez (2002) planteo la realización del círculo hermenéutico en
la investigación, que devino a través de tres pasos. El primero de ellos, la
compresión, la cual se traduce en la construcción de proyectos a partir de fuentes
originarias, “anticipados por el hermeneuta y constatadas en el mundo de la vida”
(Rodríguez, 2002: 2). Es decir, que en el inicio del proceso de construcción del
proyecto investigativo se dio un acercamiento a fuentes de primer orden – artículos
de prensa en línea – que permitieran una compresión analítica de la forma en que
los agentes sociales comprendían el “Paisaje Cultural Cafetero”.

Seguido de este paso, se encuentra la interpretación que liga lo aspirado por el


investigador y lo que ofrece el texto; caso tal encarna la situación de lo que esperaba
encontrar como investigadora en las fuentes documentales producto de una primera
aproximación –comprensión– en contraste con los elementos significativos que se
derivaron del acercamiento cada vez más profundo a las narrativas. “El investigador
interpreta al comprender, cuando se aproxima, se involucra teóricamente y explicita
situaciones” (Rodríguez, 2002: 3). El último paso en la formación del círculo
hermenéutico, es la aplicación, la cual después de la compresión e interpretación
implica una construcción teórica como un arreglo entre el texto y la interpretación
del investigador.

En este último punto, intervino mi modo de ver el fenómeno, producto del


acercamiento que tuve a las narrativas y a su vez de las referencias y bases teóricas
que en últimas se convirtieron en el punto de partida y de llegada para adentrarme
en el proceso de observación de las narrativas. En concordancia con los postulados
de Cárcomo, (2005) el análisis hermenéutico implica un proceso de
transparentación no solo de los agentes que construyen el texto sino también del
investigador en tanto que ambos no se pueden considerar como sujetos neutrales,
es decir, las narrativas de los agentes se ven intermediadas por ciertas lógicas de
producción de sentido, que es en ultimas a lo que se pretendió llegar, y en esa
misma medida como investigadora, mi interpretación estuvo fundamentada en las
narrativas y el contexto dentro de las cuales se emitían, como a su vez de mi

25
carácter intencional proveniente de una diversidad de nociones y lógicas teóricas
muestra de mi marco de referencia conceptual.

Gráfico 1. Círculo hermenéutico. Fuente: Elaboración propia.

Posterior a los pasos que se dieron para la construcción del círculo, se continuó
con la generación de niveles de análisis del círculo hermenéutico, los cuales según
Rodríguez (2002) dan consistencia al trabajo investigativo. Es importante aclarar
que en este punto cobra validez mencionar en qué consiste cada nivel de análisis,
dado que más adelante se verán explícitos cada uno de los niveles en las fases u
etapas de la realización del trabajo investigativo.

El primer nivel de análisis que se realizó fue el formal que se dirigió


principalmente al orden narrativo y las posibles lógicas de lo narrado en el texto
(Rodríguez, 2002). Es decir que en un primer momento se trató de aprehender el
texto en el formato narrado por los actores sociales y por tanto la manera en que en

26
ese primer acercamiento comprendí el texto bajo la primera revisión de los artículos
de prensa. Por su parte en el análisis semántico —de acuerdo con el modelo de
Rodríguez (2002)—, se accedió a factores representativos en la narración, como lo
son elementos contextuales tales como lugares, tiempos, objetos y acciones,
descifrando relaciones significativas que, explicitas o no demostraban un grado de
correlación en las narrativas anunciadas, lo cual permitió un primer ejercicio de
categorización.

El tercer y último nivel de análisis fue el socio-cultural donde se propuso


descifrar las condiciones y factores que se presentaban cruciales en la construcción
del relato, en tanto, como se mencionó con anterioridad dichas narrativas se
encuentran mediatizadas por diversas lógicas de construcción y de percepción de
la realidad. En este segmento la difusión de imaginarios sociales acerca del “Paisaje
Cultural Cafetero” fueron determinantes en la formación de narrativas acerca del
mismo.

Gráfico 2. Niveles de análisis del círculo hermenéutico. Fuente: Elaboración propia.

27
5.2. Diseño metodológico

5.2.1. Unidad de análisis y unidad de observación

Las narrativas que se desprenden de los artículos de prensa en línea, se


presentaron como la unidad de análisis de este trabajo investigativo y el “Paisaje
Cultural Cafetero” como la unidad de Observación. Siguiendo algunos debates
teóricos, las narrativas pueden tomarse tanto como una metodología de
investigación como a su vez como objeto investigativo. De acuerdo con (Ángel,
2011) si se abordan las narrativas como metodología: “se supone que mediante
ellas puede averiguarse algo en un grupo social o en una persona, de manera que
se asumen como medio para y el contenido se supone que es lo que se pretende
averiguar” (Ángel, 2011:30).

Desde esta mirada, para el presente trabajo investigativo fue útil tomar las
narrativas como medio para llegar al contenido que en este caso fue el “Paisaje
Cultural Cafetero”, y se accedió a este reflexionando sobre las representaciones
sociales y principalmente sobre los imaginarios encargados de generar nuevas
narrativas.

Por otra parte, las narrativas también se tomaron como fin último, ya que a lo
largo del trabajo investigativo se buscó enfatizar sobre los agentes sociales que
emitían las narrativas y sobre los escenarios contextuales donde se gestaban. Con
base a esto: “si las narrativas se toman como objeto de estudio, lo que importa es
la narrativa misma, desprendida de quien la narra y de su proceso de construcción”
(Ángel, 2011:31). Lo que se pretendió en últimas, fue hacer converger dos formas
de tomar las narrativas, en aras de abarcar de una manera más amplia el fenómeno
narrativo.

28
5.2.2. Técnicas

La técnica utilizada en el presente trabajo fue la revisión de corte documental


que se enfoca principalmente en la consulta de fuentes de información de diferente
índole, tales como libros, revistas, archivos o periódicos, en este caso, artículos de
prensa delimitados como la unidad de trabajo. De acuerdo con Cázares (1999):

La investigación documental depende fundamentalmente de la información que se


recoge o consulta en documentos, entendiéndose este término, en sentido amplio,
como todo material de índole permanente, es decir, al que se puede acudir como
fuente o referencia en cualquier momento o lugar, sin que se altere su naturaleza o
sentido, para que aporte información o rinda cuentas de una realidad o
acontecimiento (Cázares, 1999:18).

La relevancia de la revisión documental se encontró en su convergencia con la


postura hermenéutica, de acceder y desentrañar las lógicas de pensamiento y los
significados de los actores sociales a través de las narrativas como foco de análisis.
Se justifica la elección de esta técnica, porque a través de ella lo que se pretendió
fue aproximarse a diferentes tipos de narraciones y por tanto percepciones que
tenían los actores sociales sobre el “Paisaje Cultural Cafetero”. Se hace la
aclaración que la revisión documental puede presentar limitaciones y nunca se
pretendió que fuera abarcativa de una realidad social. No obstante, la revisión de
artículos de prensa pudo objetivarse como una plataforma dinámica que dio cuenta
de algunas pautas de configuraciones sociales actuales de la población observada.

5.3. Estrategia metodológica

5.3.1. Fase I – Revisión de hemeroteca

En la primera fase del trabajo de investigación, se empezó por la delimitación


de la consulta a través de la activación de una alarma en Google, que se encargó
de separar y enviar al correo todos los artículos que en su contenido hablaran sobre

29
“Paisaje Cultural Cafetero”, dichos artículos empiezan desde el 25 de Junio de 2011,
fecha de la Declaratoria. Se delimitó el tiempo de análisis de los artículos de prensa
a los tres primeros años de la Declaratoria, es decir, entre el 25 de Junio de 2011 y
el 25 de Junio de 2014.

Posterior a la delimitación de la unidad de trabajo, se empezó con la


construcción de una base de datos como instrumento de investigación, en
simultáneo con la lectura de los artículos de prensa en línea. La base de datos se
construyó con los siguientes títulos: (1) Ámbito, donde se especificaba si el artículo
era local – se consideró local a los Departamentos que hacen parte de la
Declaratoria – (2) Ubicación, señalando la proveniencia de los artículos Caldas,
Quindío, Risaralda y Valle del Cauca, en el caso de que fueran locales, o Nacionales
e Internacionales. (3) Fecha de consulta, (4) Título del artículo, (5) Resumen de la
noticia, donde generalmente se retomó un fragmento afín con el contenido general
del artículo, (6) Periódico – proveniencia del articulo –, (7) Link, (8) Categoría
principal, de acuerdo con la temática central del artículo, (9) Subcategorías, según
los temas secundarios, (10) Comentario del contenido del artículo, de acuerdo a mis
observaciones como lectora.

En total se agregaron a la base de datos 998 artículos de prensa, donde se


realizó un análisis formal del orden narrativo mediante la construcción de unas
categorías que fueron fieles al contenido y a las temáticas de los artículos.

5.3.2. Fase II – Análisis de los datos

La segunda fase se dio a la par de la culminación de la lectura de los artículos


de prensa, donde se dio un proceso de triangulación con base a las categorías fieles
al contenido de los artículos anteriormente mencionados. Este punto se ubica en un
nivel de análisis semántico ya que para el proceso de triangulación se observaron
los elementos transversales a las narraciones tales como los lugares, los objetos y
sujetos, con el fin de identificar relaciones de oposición y homología (Rodríguez,

30
2002) que permitieran la unificación de los artículos en categorías más abarcativas
y por tanto representativas.

CATEGORÍAS3 NÚMERO DE ARTÍCULOS

Academia 12 Artículos

Administración del sitio 65 Artículos

Apropiación 1 Artículo

Bienestar 14 Artículos

Calidad del café 8 Artículos

Civismo 5 Artículos

Declaratoria 149 Artículos

Educación Patrimonial 16 Artículos

Emprendimiento 5 Artículos

Expresión 2 Artículos

Festividades 86 Artículos

Fomento cultural 32 Artículos

Gobierno cafetero 14 Artículos

Imagen proyectada 18 Artículos

Industria cultural 6 Artículos

Infraestructura 50 Artículos

Integración regional 24 Artículos

Medio ambiente 2 Artículos

Medios de comunicación 8 Artículos

Mercado inmobiliario 4 Artículos

Minería 32 Artículos

3
Tabla N° 1. Categorías centrales: Fuente. Elaboración propia. Información obtenida de la Base de datos
“Paisaje Cultural Cafetero”. Categorías centrales y conteo de número de artículos que hacen parte de las
respectivas categorías.

31
Patrimonio inmaterial 41 Artículos

Patrimonio material 2 Artículos

Patrimonio natural 44 Artículos

Percepción 2 Artículos

Pertenencia 3 Artículos

Proceso electoral 12 Artículos

Productividad del café 38 Artículos

Reconocimiento 7 Artículos

Recreación 11 Artículos

Regalías 30 Artículos

Riesgo 13 Artículos

Socialización de patrimonio 8 Artículos

Tendencias 4 Artículos

Tercerización 2 Artículos

Turismo 189 Artículos

Urbanismo 12 Artículos
Tabla 1. Categorías centrales. Fuente: Elaboración propia.

La anterior tabla, es muestra de un primer ejercicio de triangulación, que dio


como resultado unas categorías nombradas en la base de datos como centrales,
conformadas a partir de las categorías principales y subcategorías extraídas de
cada uno de los artículos de prensa revisados donde se pretendió ligar diferentes
temáticas que de una u otra manera se encontraban entrelazadas. No obstante,
este ejercicio de triangulación presentó algunas dificultades en tanto que no
facilitaba un abordaje ordenado e ilustrativo de las narrativas, pero si sirvió para dar
luces hacía otra lógica metodológica que será abordada en la tercera fase de este
apartado, por lo cual consideré relevante retomarla.

32
5.3.3. Fase III – Interpretación

Producto de una segunda revisión de los artículos de prensa y de la reflexión


sobre el ejercicio inicial de triangulación se descubrió una manera más viable de
abordar los datos. Esta fase se vio enmarcada en el nivel de análisis socio-cultural
del círculo hermenéutico en donde se reflexionó sobre las condiciones contextuales
donde se producían las narrativas, en la cual se identificaron tres grandes lógicas
que permitieron abordar de manera más apropiada la magnitud del fenómeno y la
diversidad de datos encontrados a través de los artículos de prensa. La primera
lógica de emisión narrativa que se idéntico fue la llamada ámbito gubernamental,
seguida por una lógica de mercado y por último, la crítica.

A través de un proceso de Identificación, selección, interpretación, se


catalogaron las narrativas de acuerdo a las lógicas desde las cuales eran emitidas
convirtiéndose cada una en un capítulo del trabajo investigativo. A su vez al interior
de cada una de estas se identificó las maneras en que se ligaba y se narraba el
“Paisaje Cultural Cafetero” en relación a otras esferas sociales.

Gráfico 3. Lógicas de emisión narrativa. Fuente: Elaboración propia.

33
SEGUNDA PARTE

NARRATIVAS ACERCA DEL SITIO “PAISAJE


CULTURAL CAFETERO”

34
1. NARRATIVAS GUBERNAMENTALES SOBRE EL SITIO “PAISAJE
CULTURAL CAFETERO”

El “Paisaje Cultural Cafetero” (en adelante mencionado como PCC) fue incluido
en la lista de Patrimonio Mundial por la Organización de las Naciones Unidas, para
la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en Junio del año 2011. Posterior a
la fecha desde el gobierno nacional, departamental y local se fueron gestando
procesos que implicaron re-pensar el territorio en aras de retratar el PCC como una
simbiosis sostenible entre elementos naturales, culturales, productivos, económicos
y políticos, que se insertarían en la dinámica de funcionamiento regular de la
sociedad, tal como lo prescribió el expediente y plan de manejo presentado ante la
UNESCO.

Para configurar nuevos imaginarios acerca del territorio comprendido como


PCC, los discursos patrimoniales emergentes comenzaron a emplear la llamada
“Cultura Cafetera” como retórica legitimadora. De esta manera los “atributos”
constitutivos del PCC según el expediente, se presentaron ante la sociedad como
una muestra de una tradición que gira entorno a la práctica cafetera, y que a su vez
configura los sistemas de producción y organización social hoy conocidos.

Es a partir de este tipo de emergencias que observamos como entran a operar


los procesos de patrimonialización; definidos como construcciones sociales que
recopilan aquellos valores y conjuntos simbólicos, depositados en objetos,
aconteceres históricos, paisajes naturales y culturales, obras arquitectónicas y de
arte, que rememoran en el imaginario de la población un sentimiento de relación o
identidad con el mismo (Prats, 2005).

Las formas en que se empiezan a concebir los fenómenos oficializados como


patrimonio, responde según Prats (2005) a unos procesos de negociación, entre el
sistema de representaciones y la puesta en valor del patrimonio. La primera de ellas,
corresponde a un conjunto de imaginarios que despierta frente al bien Declarado
una relación de identidad y representación, por su parte la puesta en valor, hace

35
referencia a la activación del patrimonio, de acuerdo a diferentes intereses y
poderes económico - políticos.

Dichos intereses obedecen a una lógica de desarrollo, en este caso mercantil,


siendo el patrimonio una forma de potencializar y en parte legitimar los múltiples
atractivos que puedan ser ofertados en el territorio. La activación del patrimonio
implica por tanto que se dé un consenso, entre la forma en que los actores sociales
han concebido, percibido e interactuado el territorio en el cual están inmersos, en
conjugación con las nuevas formas en que se procura entender y proyectar el
patrimonio (Prats, 2005).

En este sentido, el discurso cumple un papel primordial en la eficacia de la


activación patrimonial, y este a su vez tiene una intencionalidad que está
directamente ligada con los poderes y a su vez intereses políticos, económicos y
académicos, los cuales son centrales en la activación del patrimonio. De acuerdo
con Prats (2005) el discurso, está constituido por tres elementos centrales para su
efectiva difusión; el primero de ellos es la selección de elementos integrantes para
la activación, en este caso, son los objetos, valores, prácticas y bienes que se ponen
en valor, este sería una unidad prioritaria en el contenido y en la carga discursiva.
Por otra parte la ordenación hace referencia al orden en que se narran los elementos
y por último la interpretación, la cual se ciñe en algunas ocasiones a los parámetros
de comprensión deseada del discurso.

Para Smith (2011) los procesos de patrimonialización implican la existencia de


un Discurso Patrimonial Autorizado4. Las bases del Discurso Patrimonial Autorizado
(Smith, 2011) se construyen sobre la idea de que el patrimonio es un elemento que
puede ser cosificado, lo que implica que se den procesos de intervención sobre lo
que se elige preservar de un pasado, para posteriormente ser difundido por
instituciones como la UNESCO y los respectivos gobiernos, por medio de un

4
De acuerdo con la tesis propuesta por Smith (2011) el patrimonio puede ser manejado y percibido como cosa
o como proceso cultural. El patrimonio como cosa, puede ser medido, moldeado y por tanto controlado, mientras
que el patrimonio como proceso cultural deviene una mirada crítica no solo del patrimonio y las posibles
utilidades o afectaciones que pueda traer a la sociedad que respecta, sino también se cuestiona la viabilidad de
declarar o no algún objeto, bien o lugar como patrimonio.

36
discurso que procura mantener una homogeneidad acerca de lo que se piensa
sobre el pasado que inspira la construcción de patrimonios, como por ejemplo el
PCC.

Gráfico 4. Funcionamiento del Discurso Patrimonial Autorizado. Fuente: Elaboración propia.

El Discurso Patrimonial Autorizado pone en plano una herencia encapsulada —


en palabras de Smith (2011)— donde se traza un continuum histórico y cultural que
recrea en el imaginario de los individuos y los colectivos un sentido de familiaridad
y apego hacía el lugar al ser fusionado con valores culturales y sociales que
rememoran un pasado. De esta manera el Discurso Patrimonial Autorizado se hace
efectivo al esencializar la cultura a través de prácticas y eventos que se presentan
significativos en la configuración de un territorio.

1.1. Patrimonio y el papel de los medios de comunicación.

Un recurso útil para difundir estas nuevas formas en las que se empieza a
concebir el patrimonio y su incidencia en la configuración de la sociedad, es
mediante el papel que juegan los medios masivos de comunicación en el rol que
cumplen como medios para informar y comunicar sucesos que transcurren en el
marco de lo social, político, económico, ambiental, religioso, institucional y cultural.

37
Es preciso también, evidenciar otro rol que se le puede atribuir a los medios
masivos de comunicación, mediante su función en la producción y distribución de
realidad con base al sistema económico en el cual se ve enmarcado. Es decir, la
información que se crea y se produce responde a principios económicos, políticos y
culturales, que interceden y median en el imaginario colectivo valores éticos y
morales.

De acuerdo con Zamora (2004) la función que cumplen los medios masivos de
comunicación en su papel como mediadores de realidad, les atribuye no solo su
capacidad de definirla sino a su vez de crearla, lo que deriva en qué a la par del
proceso de recepción de la información por parte de los actores sociales, se deviene
una interpretación y percepción de la realidad y una acción dentro de la misma.

Al ser los medios constructores y mediadores de realidad a través de sus


discursos, es posible evidenciar procesos de auto-legitimación en aras de hacer
prevalecer una homogenización en el pensamiento de los actores sociales y en
últimas una aceptación por parte de quienes consumen la información. En palabras
del autor:

Los medios de comunicación de masas se encuentran entretejidos con las


instituciones económicas y políticas y, en gran medida, juramentados con sus
intereses. A pesar de la retórica que define el papel de los medios como control del
poder y les atribuye la representación de la sociedad civil, los hechos desmienten
esa retórica: hablan más bien de una cooptación por parte del poder que limita la
controversia y el pluralismo al marco establecido por las fuerzas políticas
mayoritarias y margina o silencia otras opciones que pueden hacer peligrar su
posición. (Zamora, J. 2004:30)

Lo anterior retomado, en palabras del autor, se promueve en búsqueda de


mantener una centralidad mediática que apunta hacía el control y legitimación de lo
que se informa, impidiendo el surgimiento de nuevas posturas comunicativas que
se presente divergentes o antagónicas a la autorizada. Ahora bien, esta centralidad
mediática, se enfoca en el consumo de la información, que se gesta en la industria
cultural, la cual más que comunicar a los actores sociales, ubica todos los elementos
38
informativos en un plano de publicidad promoviéndose hábitos de consumo. Así, los
medios de comunicación, homogenizan la información que se recibe, los productos
que se consumen, la percepción que se comparte, para obtener una acción en masa
consensuada.

Es posible aseverar que en la mayoría de los medios masivos de comunicación


predomina una estructura vertical en cuanto a la trasmisión de la información. No
obstante, para el caso de la prensa, se da una dinámica diferente, ya que si bien,
como se mencionó con anterioridad, mucha de la información que se narra proviene
de discursos gubernamentales y de mercado. También es posible distinguir algunas
noticias que se construyen desde la opinión de los colectivos, reflejando el sentir -
pensar de los agentes frente a diferentes sucesos que acontecen en el plano de lo
social.

A partir de la revisión de los artículos de prensa en línea que tuvo lugar en el


cumplimiento de los objetivos de la presente investigación, se pudo encontrar una
dinámica similar en la trasmisión de la información como la de la prensa tradicional.
En la tarea de descifrar desde dónde se emiten y se proyectan una variedad de
posibles narrativas, fue posible identificar una diversidad de posturas que se
encargan de articular discursos acerca de esta realidad en construcción que
llamamos “Paisaje Cultural Cafetero”.

A lo largo de este capítulo, busco ejemplificar cuales son algunas de las


narrativas e imaginarios que se desprenden desde la lógica de lo que llamaré ámbito
gubernamental mediante la forma en que se entiende, se interactúa y se activa el
patrimonio. De acuerdo al contenido de los artículos de prensa que son afines a esta
lógica, se entiende por ámbito gubernamental los artículos que en su contenido
hablan de proyectos, posturas y perspectivas, desde el gobierno central, gobiernos
municipales y departamentales, los entes descentralizados, incluyendo instituciones
de Cultura y Turismo y Cámaras de Comercio.

El término gubernamental se deriva del concepto gubernamentalidad planteado


por el filósofo francés Michel Foucault en la década de los años 70´s. Según Castro-

39
Gómez, (2010) la noción surge en los cursos de Seguridad, territorio, población
(1977 – 1978) y Nacimiento de la biopolítica (1978 – 1979). En ellos “Foucault
introduce el neologismo gubernamentalidad para referirse al tipo de reflexividad y
de tecnologías que hacen posible la conducción de la conducta” (Castro-Gómez.
2010:44). Sin embargo, dicho concepto pasa por varias etapas de concreción en el
que el autor extiende su significado a otros ámbitos. Así, en un principio la noción
de gubernamentalidad hace referencia a la forma en que se hace práctico el
ejercicio del poder (mediante las acciones de guiar, regular y administrar la
población) siendo a su vez esta la que define la forma, las condiciones y el tipo de
gobierno (Agüero, 2010)

Posteriormente, Foucault extiende la noción de gubernamentalidad hacía la


forma en que las prácticas de gobierno por medio de las llamadas tecnologías
políticas se enfocan en la conducción de la conducta de los hombres. No obstante,
Foucault aclara que esta práctica no se presenta para los agentes sociales como
obligada, sino que se pretende que estas nuevas experiencias vayan a fines con los
objetivos de la población para que la interioricen como propia. En últimas se trata
de generar condiciones de aceptabilidad. En palabras de Castro-Gómez (2010) el
propósito de dicha acción es “lograr que los gobernados hagan coincidir sus propios
deseos, esperanzas, decisiones, necesidades y estilos de vida con objetivos
gubernamentales fijados de antemano” (Castro-Gómez, 2010:13).

De acuerdo a lo anterior, se hace evidente que la gubernamentalidad define el


tipo de gobierno y las relaciones de poder que se dan en un momento dado, con
fines e intereses específicos que recaen sustancialmente sobre los imaginarios y
por consiguiente en el accionar de la población. Convengamos que el patrimonio
bajo la mirada del Discurso Patrimonial Autorizado (Smith, 2011) es un terreno
donde se gestan y se legitiman nuevos órdenes políticos que configuran la sociedad,
en este plano estos nuevos órdenes se materializan en la medida de lo posible si
son afines con algunos ideales, prácticas y objetivos de los agentes acerca del
territorio. Así para el caso del PCC la conducción de la conducta no es impuesta ni
obligada, dado que las lógicas de poder de los gobiernos y las instituciones se

40
presentan como estratégicas, consensuadas y a su vez transformables según los
posibles fines que se proyecten en el territorio.

En última instancia en el análisis de las narrativas de los artículos de prensa


local, más que acentuar sobre la legitimidad en la forma de accionar de las
instituciones y gobiernos que conforman el llamado ámbito gubernamental, se
proyecta descifrar el modo en que han operado en extender un imaginario en la
población acerca del PCC, mediante las narrativas que por fin último tiene coaptar
una posible diversidad de percepciones y relaciones con el patrimonio.

1.2. El paisaje desde las narrativas gubernamentales

1.2.1. Perspectivas gubernamentales del paisaje

Retomando artículos provenientes de la prensa local (2011-2014) sobre los


Departamentos de Caldas, Quindío, Risaralda y Valle del Cauca, en este apartado
busco poner en evidencia la forma o las formas en que desde el ámbito
gubernamental se reelabora la idea de “paisaje cultural”, y a su vez las maneras en
que se dispone de él como base para la ejecución de proyectos que le dan cabida
al patrimonio en mayor o menor grado.

Es así como el 28 de Junio de 2011, a tan solo unos días en que se Declaró el
PCC como Patrimonio Mundial, el diario Crónica del Quindío publicó el artículo
“Cámara de Comercio y la Ruta del Café felicitaron al equipo del Paisaje Cultural
Cafetero”, se agradece a que desde el año 2001, el estado Colombiano lideró
proyectos para su reconocimiento en Lista del Patrimonio Mundial, el cual constituye
un beneficio para la sostenibilidad, desarrollo y reconocimiento del territorio.

Pensando en todo el potencial que tiene nuestra tierra cafetera se creó La Ruta del
Café, con el ánimo de dar a conocer al mundo las bondades con las que contamos,
la cultura y todo el misticismo que existe alrededor de la economía del café, nuestros
ancestros y por supuesto sus paisajes (Mejía, 28 de Junio de 2011).

41
En este segmento del artículo, pronunciado por Rodrigo Estrada Reveiz,
presidente ejecutivo de la Ruta del Café, encontramos lo que Castoriadis (1993)
llama imaginario social efectivo e instituido, el cual responde a el Discurso
Patrimonial Autorizado (Smith, 2011) como esquema de interpretación y divulgación
hegemónico de la realidad. Dicho imaginario, correspondería a una “Historia hecha”
que es constituida y generalizada por medio de lo que yo llamo narrativa
establecida, la cual, comúnmente se ciñe a una versión de la historia que, es
reproducida y aceptada por los actores sociales que se ven inmersos y
representados en ella.

Esta “historia hecha” que habla de “nuestra tierra cafetera”, reproduce los
imaginarios acerca de que el territorio hoy reconocido como PCC es el reflejo de
adaptaciones a condiciones naturales en el territorio, como a su vez de una
trayectoria historia y cultural que determinó formas de organización social en torno
a la práctica cafetera y que, por lo tanto, deben ser reconocidas y enaltecidas por
medio de una ruta turística como la llamada “ruta del café”.

En el marco de dichos procesos históricos y ambientales dentro de los que


supuestamente se enmarca el llamado PCC como único y excepcional, el café
constituye el elemento central con el que se esencializan los rasgos representativos
del territorio y de su población, como producto central y prioritario en la formación
de una conglomerado de atributos culturales. De acuerdo a esto, en el artículo
publicado por Crónica del Quindío, el 26 de Junio de 2011, titulado “Paisaje Cultural
Cafetero: Patrimonio Mundial”, se destaca la labor central que ocupo la
institucionalidad cafetera en la creación de un modelo de acción colectiva en torno
a la práctica cafetera.

Uno de los valores excepcionales evaluados por la Unesco, y que distingue al


Paisaje Cultural Cafetero de otros paisajes productos - cafeteros y no cafeteros -
del resto del mundo, es que la producción cafetera generó un modelo de acción
colectiva de desarrollo de capital social único, representado en el gremio cafetero
colombiano, creado en 1927 por los mismos productores con el fin de contar con

42
una institución que los representara y velara por sus intereses (Crónica del Quindío,
26 de Junio de 2011)

Partiendo de lo anterior, la perspectiva que se tiene sobre el territorio Declarado,


reedifica una narrativa establecida y unánime de entender la configuración actual
del territorio como una herencia cultural. Así, la producción cafetera en la actualidad,
al igual que el valor simbólico del grano y las denominadas “instituciones cafeteras”
se proyectan y se difunden en el imaginario colectivo como el resultado de una
herencia histórica que viene desde el Siglo XIX, época de la colonización antioqueña
en el territorio del viejo Caldas y norte del Valle del Cauca.

La historia de las denominadas instituciones cafeteras se ancla a la historia de


colonización del territorio, según la cual, la construcción actual de la región se
configuro a partir de flujos poblaciones en el territorio que giraban en torno a la
siembra de cultivos; de esta manera, el maíz, las hortalizas y el frijol y
posteriormente el café, tomaron protagonismo en una economía que se empezó a
gestar con base en la producción agrícola de pequeña y mediana escala sustentada
en el seno familiar como eje central (Zuluaga, 2007).

Sin embargo, más allá de destacar el papel del grano en la configuración de la


llamada “Cultura Cafetera”, se prioriza sobre el rol que jugaron las instituciones
cafeteras en la formación de imaginarios que se han pretendido como identitarios,
no solo para el territorio comprendido como “cafetero” sino en general para la
imagen nacional que se difunde tanto al interior como exterior del país. Sobre el
carácter institucional de este paisaje resulta de interés el artículo de prensa emitido
por Crónica el Quindío, que reproduce el discurso pronunciado por Nuria Sanz, jefa
de la Unidad América Latina y el Caribe Centro de Patrimonio Mundial:

El Paisaje Cultural Cafetero de Colombia no es un escenario: es una institución que


ha desarrollado en paralelo mejoras en la producción y en la calidad de vida de los
productores; una tradición que ha sabido hacer historia, con la consciencia de
desarrollar un mejor producto cada día (Nuria Sanz, retomado por Crónica de
Quindío, 26 de Junio de 2011)

43
Plantear el PCC como una institución (según Nuria Sanz) permite entrever, la
forma en que desde el Discurso Patrimonial Autorizado (Smith, 2011) se concibe el
patrimonio, no como proceso cultural que deba ser resguardado, sino como un
elemento cosificado, el cual puede ser potencializado en aras de mantener un
desarrollo. Tal desarrollo se orienta al sostenimiento de un modelo productivo que
ahora puede ser expandido por medio de la Declaratoria a esferas turísticas y de
mercado.

No obstante, al referirse Sanz a “una tradición que ha sabido hacer historia”


remite a que la intencionalidad actual de proyectar el PCC como un producto, se
deriva de configuraciones históricas provenientes desde la institucionalidad cafetera
en crear una imagen de unidad y homogeneidad de la llamada “Cultura Cafetera”,
a través de la creación de personajes como “Juan Valdez”.

La figura publicitaria de “Juan Valdez” no solo ha recogido todos los atributos


del caficultor, sino en general, se proyectó desde la década de 1950 como un icono
de los valores de la población cafetera, del paisaje rico y abundante muestra de sus
cualidades representativas e inigualables, respondiendo a la necesidad institucional
de proyectar una producción nacional. De acuerdo con Tocancipá-Falla (2010),
“Juan Valdez” como proyecto de las instituciones cafeteras, tuvo su fruto en el
posicionamiento del grano en el mercado internacional, catalogado como “El café
más suave del mundo”:

Mientras que la importancia de visualizar un nuevo tipo de cafetero en Colombia


estuvo basada en la necesidad de la organización colectiva, la invención de una
figura individual representativa de los cafeteros fue producto, en parte, de la
estrategia de expandir el consumo del café en el mundo. Dicha necesidad, no
obstante, también estuvo asociada con el imaginario colectivo de las comunidades
cafeteras que se fueron formando regional, nacional e internacionalmente.
(Tocancipá-Falla, 2010:115)

En el marco de los sistemas de representación creados y difundidos por las


instituciones cafeteras, se observa su integración a la vida de los agentes sociales,
mediante procesos de socialización, donde se afirma y legitima el sentido de
44
pertenencia hacía la “Cultura Cafetera” y todos los elementos simbólicos que ella
representa por medio de actividades cotidianas, vistas como prácticas infundadas
que son muestra de su vínculo con el café.

A partir de la noticia de la Declaratoria de UNESCO emergió una multiplicidad


de artículos de prensa que aludían al PCC, destacando su carácter excepcional y el
“orgullo” que causaba para el territorio dicho reconocimiento al ser el reflejo de la
“tradición cafetera”. No obstante, conforme transcurrió el tiempo posterior a la fecha
de la Declaratoria, surgieron reflexiones acerca del paisaje, de acuerdo a las
sinergias y los esfuerzos que se habían logrado en los últimos meses entre las
Instituciones y los gobiernos departamentales y municipales.

Este tipo de perspectivas percepciones acerca del PCC, no solo redificaban la


idea de proyectar el PCC como muestra de “lo cafetero”, sino que también
empezaron a girar en torno a la idea de patrimonio como catapulta para el desarrollo
regional. En este sentido, el 13 de Marzo de 2012, Adriana Vallejo de la Pava,
escribe en el periódico la Tarde el artículo de prensa titulado “Oportunidades del
PCC”, en el cual describe como este patrimonio se ha convertido en una prioridad
gubernamental —principalmente para los gabinetes de cultura, comercio y
turismo— en los cuatro departamentos que lo conforman, sirviendo a su vez como
un “gran soporte cultural” en aras de un progreso regional:

El Paisaje Cultural Cafetero busca también que los habitantes tengan una mayor
apropiación social y mayor valoración de su patrimonio natural, material
(arquitectónico, arqueológico...) e inmaterial (valores, tradiciones, gastronomía...).
La responsabilidad es conservar ese gran legado cultural y los valores que lo
soportan para las futuras generaciones. La región del PCC ha logrado y puede lograr
un mayor compromiso institucional del gobierno nacional y tendrá un mayor acceso
a asistencia y a cooperación internacional, que puede representar inversión para el
desarrollo social, económico y ambiental (Vallejo de la Pava, 13 de marzo de 2012)

Las responsabilidades que se adquieren desde las administraciones y las


instituciones frente al paisaje se muestran como un compromiso ético a futuro dentro
de los planes de acción y gobierno. Sin embargo, de acuerdo al fragmento de prensa
45
anteriormente retomado, el PCC se traduce como una entidad, que en si misma
gestiona y proyecta formas de pensar y actuar frente a esta nueva construcción
simbólica del territorio. Por otra parte, también es posible evidenciar como el PCC
se convierte en un plan más a incluir en las agendas de gobiernos municipales,
departamentales y nacionales, teniendo como fin último no solo su preservación
sino también su difusión y fortalecimiento como proyecto que impulsa la economía
regional.

Aunque gran parte de estas construcciones se vienen dando desde las oficinas
de Cultura, Turismo, Cámaras de Comercio, etc., desde estas se reconoce que un
papel primordial lo deben cumplir los actores sociales que son quienes se ven
inmersos en esta “realidad”. Respecto a esto, en el artículo “¿No sabemos de
Paisaje?”, publicado por Crónica del Quindío el 10 de Marzo de 2012 cuestiona que
tanto se ha difundido y socializado la Declaratoria del PCC como Patrimonio Mundial
entre las poblaciones locales:

Con este sello, es inaplazable demostrar que esta excepcional fusión de naturaleza,
esfuerzo humano y cultura, merece ser preservada en el tiempo y conocida y
admirada por la humanidad, lo cual debe traducirse en un dinamismo económico y
social que le entregue al Quindío un verdadero sentido de pertenencia e identidad.
Ello es motivo de orgullo y compromiso de todos, pero urge ser socializada (Crónica
del Quindío, 10 de Marzo de 2012).

Lo anterior –que hace alusión al valor de la Declaratoria– quiere demostrar la


importancia del reconocimiento internacional al territorio y a su “riquezas”, pero a su
vez contrastarlo con un sondeo que realiza el mismo Diario, sobre el significado del
reconocimiento, en el cual, solo un 50% de la muestra sondeada sabe de la
Declaratoria Con este dato se ratifica la urgencia de la “socialización” de la
Declaratoria.

Si bien, este sondeo no puede pretenderse como algo lo suficientemente


representativo sobre el conocimiento de la población acerca del PCC, si da luces
acerca de los pocos procesos de socialización del patrimonio que se han dado. Más

46
que abrir una discusión sobre cuáles son las entidades responsables de la falta de
socialización, lo que pretende dicho Diario, es señalar algunas falencias y recalcar
la importancia de que la población no solo conozca de este patrimonio, sino que
también se apropie de él.

Conforme a esto surgen algunas inquietudes frente a las formas en que desde
las narrativas del llamado ámbito gubernamental se piensa, se ejecuta y se proyecta
el patrimonio: ¿Paisaje Cultural para quienes? ¿Quiénes se benefician de este
patrimonio? ¿Cuáles son finalmente los beneficios que se obtienen? Dichas
preguntas se encuentran directamente ligadas con el siguiente apartado, el cual,
enfatiza en algunos de los beneficios que desde el llamado ámbito gubernamental
se obtienen de dicho paisaje.

1.2.2. El paisaje como factor de beneficio regional

La percepción que se tiene acerca del PCC desde lo gubernamental va de la


mano con los propósitos e intereses económicos que se proyectan sobre el mismo.
Según la visión del Discurso Patrimonial Autorizado (Smith, 2011), que es acogido
por los entes administrativos departamentales y municipales, el PCC se difunde
como un objeto de intervención útil para llevar a cabo proyectos de desarrollo en el
territorio.

Algunos de los beneficios que se aspira a obtener del proceso de


patrimonialización, se derivan de proyectos para el denominado “fortalecimiento del
PCC”. Estas iniciativas apuntan en gran parte de los casos al mejoramiento de vías
de los municipios que hacen parte de la Declaratoria. El buen estado de las vías se
supone ligado con un incremento en la actividad turística en la región, siendo esta
uno de los mayores beneficios que desde el ámbito gubernamental se espera de la
Declaratoria, de acuerdo con lo reflejado la prensa.

Concordante a esto, el 7 de Septiembre de 2011, El Diario del Otún publica el


artículo de prensa “Risaralda segura para visitar”, en el cual se destaca que el

47
Departamento de Risaralda es segura en materia turística. Según Diego Fernando
Ordoñez, director de desarrollo turístico departamental de la Gobernación de
Risaralda, su dependencia estaba trabajando para el aprovechamiento del PCC, en
los siguientes términos:

La idea es formar estrategias a largo y mediano plazo donde todos los actores que
tienen que ver con el turismo formulen unos planes estratégicos en pos de sacarle
el mayor provecho a la Declaratoria (Ordoñez retomado por El Diario del Otún,
2011).

Desde la visión del director de desarrollo turístico del Departamento, la


Declaratoria se traduce en un sello que localiza al territorio en un mapa mundial de
reconocimiento, en este caso turístico, el cual deviene de acuerdo con el fragmento
retomado, un beneficio que debe ser sustraído al paisaje. En mi consideración, este
tipo de argumentos expresan formas de conducción de la conducta —en
terminología foulcaltiana— orientadas a difundir la práctica turística como un tópico
central para la sostenibilidad económica de la región, y a su vez del PCC. De
acuerdo a esto, encuentro que de manera indirecta se empieza gestar una
concepción del PCC, no solo como paisaje productivo, sino también como paisaje
producible y consumible.

El 16 de Febrero de 2012, William Ramírez escribe en el Diario del Otún el


artículo “Nuevas alternativas de prosperidad”, en el cual realiza una reflexión sobre
cómo se ha empezado a gestar “consciencia” entre las gobernaciones y las
alcaldías para incluir el PCC en sus planes de acción y gobierno. Dicha inclusión –
resalta – no puede ser solamente “simbólica”, sino que en la conservación del PCC
mucho depende de los “recursos gestionados” desde las administraciones, en los
siguientes términos:

Las cabezas visibles de estas regiones y norte del valle, exaltadas por la Unesco
como patrimonio histórico de la humanidad, no pueden ser indiferentes a
trascendental señalamiento que rinde tributo a todo cuanto la naturaleza nos ha sido
prodiga; en comunión a la mano de los ancestros que han cultivado, protegido y
realzado incansablemente su imagen. (Ramírez, 16 de Febrero de 2012)

48
Desde mi perspectiva, lo que se intenta reforzar y proyectar bajo este tipo de
lógicas es una imagen del “ser cafetero” a manera de reedificación y esencialización
de atributos culturales, que se pretenden como representativos e identitarios para
la población que se encuentra en el territorio denominado como patrimonio.
Siguiendo el artículo de Ramírez, esta formulación identitaria se construye como
fuente de “prosperidad”:

Todos nuestros mandatarios miran hacia los recursos de las regalías, y no vacilan
en diseñar proyectos en cuanto al mejoramiento de vías, educación, plan y manejo
(…) Se esperan invertir 157 mil millones de pesos en obras y estímulos para que el
Paisaje Cultural y Cafetero siga siendo nuestro orgullo emblemático… Y para la
prosperidad de los proyectos se deben enfocar las inversiones en la accesibilidad y
movilidad en las rutas, y en la formación de futuras generaciones. (Ramírez, 16 de
Febrero de 2012)

Vemos entonces como de la proyección (que es en sí misma simbólica), se pasa


a un plano práctico referido a materializar estas ideas en proyectos visibles y
atractivos —como lo son el turismo, las vías, los programas de educación—. En el
análisis de este tipo de retóricas, se aplican las palabras de Smith (2011) cuando
argumenta que el Discurso Patrimonial Autorizado, “supone que el patrimonio es
algo que se “encuentra” y que su carácter innato, su esencia, es algo que “hablara”
a las generaciones presentes y futuras y aseguran su comprensión de su “lugar” en
el mundo” (Smith, 2011: 43).

La precisión de Smith (2011) cobra relevancia para evaluar las narrativas


emitidas por las instituciones que pretenden difundir un imaginario globalizante
acerca del PCC como abarcador y “beneficioso” para la población. Estas conciben
al patrimonio como un proyecto que sobrepasa las fronteras de conservación, a fin
de localizarlo como un objeto de intervención para impulsar proyectos que —de
acuerdo a su lógica desarrollista—, promete trae beneficios para toda la población.

De acuerdo con los discursos emitidos desde el ámbito gubernamental, se


supone que la sostenibilidad del PCC depende de los esfuerzos que se hagan desde
el gobierno nacional, departamental y municipal. En este sentido, llama la atención
49
la conformación de una diversidad de grupos focalizados en la activación del
patrimonio, a partir de la Declaratoria. Entre estos se creó La Asociación de
Municipios del “Paisaje Cultural Cafetero”, con el fin de “jalonar recursos” para
posibles proyectos de desarrollo sostenible de los diferentes municipios que hacen
parte de la Declaratoria.

En relación a esto, el diario La Patria de la ciudad de Manizales publicó el 18 de


julio de 2012 el artículo El Paisaje Cafetero ya tiene asociación de municipios”.
Según el artículo, los alcaldes de los Municipios de Caldas, Quindío, Risaralda y
Valle del Cauca, se habían reunido con el fin de socializar proyectos de desarrollo
relacionados con el PCC, en búsqueda de su financiación por medio del Sistema
General de Regalías: “Entre las iniciativas están el mantenimiento de vías terciarias,
el mejoramiento de viviendas tradicionales, la sostenibilidad del cultivo del café, la
Ruta del Café, la conectividad, entre otros. Los alcaldes están interesados, sobre
todo, en los dos primeros”. (Hernández, 18 de Julio de 2012)

En el anterior fragmento del artículo, que reflejan las ideas con las que los
mandatarios buscan activar el patrimonio, se pueden resaltar dos elementos
importantes. Primero, que tras un año de la Declaratoria se empiezan a expresar
colectivamente los intereses de los gobiernos locales para la creación de proyectos
en pro del “beneficio de la región”. Segundo, se observa un contraste entre los dos
proyectos que priorizan los alcaldes, los cuales parecieran adoptar dos visiones de
desarrollo diferentes. Por un lado el denominado “mejoramiento de las viviendas
tradicionales” parece ir más con un imaginario que busca preservar y a su vez
realzar aquellos elementos constitutivos de la llamada “Cultura Cafetera”. Mientras
que apuntarle al “mantenimiento de vías terciarias”, va ligado a una narrativa de
desarrollo sostenible según la cual el buen estado de las vías facilita el acceso a los
municipios, y por tanto, permite la apertura el comercio y el turismo en la región.
Siendo este último caso un ejemplo de una definición del patrimonio como “un valor
añadido”, en palabras de Prats (2003)

50
1.2.3. Demandas y conflictos sobre el paisaje

A medida que transcurre el tiempo desde la fecha de la Declaratoria de la


UNESCO, la prensa refleja que en las agendas de gobierno se van gestando nuevas
demandas políticas. Al estar enmarcado el PCC en un nuevo orden de “protección”,
a la vez que se demanda y avala una diversidad de proyectos de infraestructura
para desarrollar en el territorio, también surgen planes para mitigar los impactos y
conflictos de este desarrollo con respecto a un “paisaje cultural”, cuyos límites pasan
a definirse en términos de su “integralidad” como patrimonio vivo, natural y cultural.

En el marco del Acuerdo para la prosperidad del año 2011, llevado a cabo en el
Departamento del Quindío, una temática central a tratar fue el estado actual de la
Declaratoria y las implicaciones que traía para el territorio. El artículo del 16 de
Agosto del 2011 –“Paisaje cultural dio para hablar de minería y aguas”– expuesto
por Crónica del Quindío, pone a la luz la cabida que tuvo el PCC en los debates de
la jornada. Julio Cesar López Gobernador del Quindío a la fecha, manifestó la
necesidad de que se generaran políticas públicas, para la salvaguardia de los
aspectos naturales y culturales de la región, principalmente ante la preocupación
por la cantidad de licencias mineras vigentes en el territorio. Frente a lo cual, el
Presidente de la República, Juan Manuel Santos respondió en los siguientes
términos:

(…) no habrá minería ni en páramos, ni que destruya la riqueza del medio ambiente
y en el PCC, que ya es patrimonio con la recomendación de la Unesco, no podemos
dar la autorización para que desarrollen actividades mineras en esas zonas. El
hecho de que existan títulos no da derecho todavía a la explotación. Eso requiere
unos trámites y ahí vamos a poner la talanquera. Ahora, la señal quiero que sea
clara: la minería la vamos a permitir de manera responsable en zonas donde no se
atente y se destruyan patrimonios importantes como este” (Crónica del Quindío, 16
de Agosto de 2011)

Desde una lógica desarrollista, afín con los intereses del gobierno nacional el
medio ambiente y, para este caso la salvaguardia del PCC, se ven reflejados en una
narrativa que explicita un compromiso ético a futuro con el territorio. Pero ¿hasta
51
qué punto? Es sabido que en el gobierno del Presidente Santos ha propuesto la
denominada “locomotora minera”, como motor de desarrollo nacional. No obstante,
de cara a la Declaratoria de la UNESCO se emiten discursos frente a la manera en
que la minería y los proyectos energéticos deben interactuar con el patrimonio. En
este sentido, se observa el surgimiento de narrativas emergentes, correspondientes
—desde mi argumento— a nuevas formas de percibir e interactuar con el espacio
circundante, tanto de manera individual como colectiva y con una
direccionalidad/intencionalidad específica.

Podría decirse que dicha intencionalidad apunta a otras formas desarrollo


sostenible, donde el turismo y el patrimonio se conviertan en dos elementos que se
nutren recíprocamente. Es así como el 12 de Diciembre de 2012, el diario El
Espectador, publica el artículo “Proyecto afectaría el paisaje cultural cafetero”, que
habla sobre el proyecto liderado por la Empresa de Energía de Bogotá (EEB), para
la construcción de una subestación y redes de transmisión eléctrica ubicada entre
los Departamentos del Quindío y Risaralda.

Tal artículo emitido por un diario de carácter nacional, permite contrastar


diferentes posturas frente al caso de la re-potencialización eléctrica del Quindío.
Desde el momento en que se dio a conocer el proyecto de trasmisión eléctrica a
cargo de la EEB se suscitaron una serie de conflictos frente a la realización del
mismo, principalmente desde ámbitos gubernamentales y ambientales. El trazado
planteado por la EEB para la construcción de un total de 83 torres que sostengan la
línea de trasmisión de 38 kilómetros, pasa por 3 áreas protegidas: el Parque Natural
Regional Barbas-Bremen, el Parque Regional Natural las Marcadas y áreas de
amortiguamiento del “Paisaje Cultural Cafetero”:

(…) la ejecución del proyecto podría afectar las áreas ambientales protegidas, lo
cual iría en contravía con los objetivos de conservación de dichas áreas y el Paisaje
Cultural Cafetero. (Londoño, 12 de Diciembre de 2012).

Lo anterior es la pronunciación de la Contraloría, que más que poner en duda la


construcción del proyecto, cuestiona el trazado que estaba vigente a la fecha, dado

52
el gran impacto ambiental y humano que tiene para las áreas protegidas y para los
pobladores de las veredas. De acuerdo con el artículo, desde la dirección de
patrimonio del Ministerio de Cultura, el arquitecto Cesar Velandia aseguró que se
han realizado los análisis pertinentes al trazado y que no hay ninguna afectación
ambiental, a su vez sustenta que el proyecto solo intercede en 6.2 kilómetros de un
total de 350 mil hectáreas del PCC. “Estamos muy tranquilos porque hemos surtido
todo el procedimiento legal establecido y la iniciativa fue anterior a la Declaración
del Paisaje Cultural Cafetero” (Londoño, 12 de Diciembre de 2012), manifestó
Mauricio Acevedo, coordinador del proyecto de la EEB, quien además sustentó en
ese momento que ya había aprobado el trazado por parte de la Autoridad Nacional
de Licencias Ambientales (ANLA), al ser el más conveniente en términos
ambientales y paisajísticos.

Las posturas retomadas apoyan la realización del proyecto —exceptuando la


Contraloría— y su trazado, mediante narrativas que van afín con una lógica de
desarrollo territorial, donde se busca que el Departamento del Quindío a futuro no
enfrente problemas con el suministro de energía.

Por otro lado frente al posible impacto ambiental, se justifica en que la


concepción del proyecto fue anterior a la fecha de la Declaratoria, además, que el
trazado no es significativo en comparación a la magnitud del área conservada, bajo
las figuras del PCC como de los parques naturales.

Ello refleja —en mi consideración— que desde un ámbito gubernamental se


tiende a dar prioridad a proyectos que permitan un desarrollo regional en lo
económico, por encima de la salvaguardia del patrimonio natural. – Aun siendo una
de las tareas del Ministerio de Cultura velar por el cuidado del paisaje, según sus
narrativas la afectación es “mínima” y el trazado es el más “conveniente” para el
paisaje, lo cual no permite entrever claramente cuál es el tipo de “integridad” que se
propone.

Frente a las anteriores posturas se encuentran opiniones antagónicas, que


ponen su mirada en la multiplicidad de efectos adversos que puede traer el proyecto

53
para la biodiversidad de las áreas protegidas. En este sentido pueden enmarcarse
las declaraciones que un funcionario de la CARDER emitió en 2012, para el diario
El Espectador:

(…) Le dimos el visto negativo, porque desconoce una serie de realidades técnicas
y ambientales de la zona. El Barbas-Bremen tiene una fauna especial que se
afectaría y no nos dicen con claridad, por ejemplo, qué va a pasar con los monos
aulladores cuando se monten en los cables de alta tensión. (Londoño, 12 de
Diciembre de 2012).

Lo anterior, en palabras de Julio Cesar Gómez, subdirector de gestión ambiental


de la Corporación Autónoma Regional de Risaralda (CARDER), da cuenta de una
mirada donde se prioriza la salvaguardia del territorio protegido y más allá de este
se focaliza en la biodiversidad en flora y fauna que sería afectada. Frente a este
caso se muestra que se han presentado desde el mismo ámbito gubernamental una
serie de conflictos que aun en la actualidad se debaten entre sí apuntarle a la
repotencialización energética para el bienestar del Departamento a futuro o si bien
promulgar y mantener el compromiso que se tuvo con la UNESCO de mantener la
integralidad natural, cultural y productiva de esto que llamamos “Paisaje Cultural
Cafetero” sin dejar de lado el desarrollo sostenible para la mantenimiento del mismo.

Para el tercer aniversario de la Declaratoria el 25 de Junio de 2014 el Diario del


Otún de la ciudad de Pereira, publica el artículo “Más de $100 millones para
fortalecer el Paisaje Cultural Cafetero”. Desde la fecha en que se reconoció por la
UNESCO el PCC como Patrimonio Mundial, este ha sido el monto más alto que se
ha invertido en el territorio hasta la fecha.

La sinergia entre los departamentos involucrados en el Paisaje Cultural Cafetero, ha


permitido que el Gobierno Nacional se comprometa con este proyecto a través de
importantes partidas presupuestales, que busca consolidar en el panorama nacional
y mundial esta marca del Eje Cafetero5 (El Diario del Otún, 25 de Junio de 2014)

5 En palabras de Adriana Wolff Cuartas de la Secretaria de Desarrollo Económico y Competitividad de Risaralda.

54
Como se mencionó en el articulo “El Paisaje Cafetero ya tiene asociación de
municipios”, en el territorio se han llevado a cabo la formación de grupos que
apuntan hacía la sostenibilidad y manejo del patrimonio, a través del jalonamiento
de recursos. Desde las propuestas de las gobernaciones, las alcaldías y el
Ministerio de Cultura y Turismo, se ha puntualizado y señalado, que la forma más
viable para impedir las amenazas que atentan contra el PCC, como los daños
ambientales por la minería y la crisis cafetera, es necesario la integración regional
para la creación de grandes proyectos que jalonen recursos y cubran las
necesidades de los diferentes municipios que hacen parte de la Declaratoria.

De acuerdo al fragmento del articulo retomado, el gobierno nacional respalda


las actividades que se proyectan en el territorio de la Declaratoria mediante la
financiación de proyectos, no obstante, desde esta perspectiva, el imaginario que
se tiene sobre el PCC es equivalente a un producto, al cual debe invertírsele para
poder ser vendido tanto en un ámbito nacional como internacional, siendo las
narrativas un reflejo de la forma en que se orienta el patrimonio en términos de
mercado. A modo de aclaración, teniendo como base el documento CONPES 3803,
DNP (2014), todas las inversiones que se justifican en aras del PCC, son
inversiones que igualmente se harían sin la existencia de la Declaratoria,
exceptuando el sector turístico que, después de la Declaratoria ha tenido un
incremento significativo en sus inversiones en el territorio.

1.3. “Sacar adelante el patrimonio” Narrativas desde la gestión cultural

A partir de la Declaratoria de la UNESCO, la prensa comenzó a reflejar cómo


diferentes instituciones comenzaron a apuntar al fortalecimiento de las
denominadas “actividades culturales” en los municipios que hacen parte del PCC.
Ello refleja el surgimiento de nuevos objetivos de gobierno y formas de concebir el
territorio, a través de la trasmisión de narrativas congruentes con la lógica de un
desarrollo patrimonial.

55
Como bien se mencionó en el marco teórico de la presente investigación, los
imaginarios están determinados por la percepción y entendimiento de los objetos y
del espacio circundante, no obstante, el imaginario, se recrea, se deconstruye y se
renueva, por medio de nuevas formas de interacción muchas veces mediadas por
narrativas y discursos. De acuerdo a esto, la relación entre imaginarios, narrativas
y acción, es un proceso dialéctico inacabado de producción.

Con el objetivo número 3 del Plan de Manejo del Paisaje Cultural Cafetero,
referido a, “Conservar, revitalizar y promover el patrimonio cultural y articularlo al
desarrollo regional” (Ministerio de Cultura y FNCC, 2009),6 se establece una arena
política a partir de la cual se piensa que actuarían los entes gubernamentales tanto
municipales como departamentales frente al tratamiento del patrimonio cultural.

En este sentido, el 29 de marzo del 2012, el Diario del Otún publica el artículo
“Paisaje Cultural ya tiene inventario de inmuebles”, en el que se celebra la
identificación de un total de 350 inmuebles arquitectónicos en la región, con el fin
de articular el patrimonio a los Planes de Ordenamiento Territorial, y a su vez a
través de esto promover la actividad turística con edificaciones ilustrativas de la
“Cultura Cafetera”. Según manifestó la Viceministra de Cultura, María Claudia
López:

La idea es que la gente reconozca lo que tiene en sus departamentos, aprenda a


valorar sus riquezas y lo preserve para sacar adelante el patrimonio que ya no es
solo de Colombia sino del mundo entero. Además, es el único proyecto en el país
que ha logrado reunir a más de 40 municipios. (El Diario del Otún, 29 de Marzo de
2012)

La pronunciado por la Viceministra de Cultura, María Claudia López, retrata lo


que yo postulo como una narrativa establecida, que va de la mano con el Imaginario
social efectivo e instituido planteado por Castoriadis, (1983), en el cual existen un
conjunto de elementos socialmente establecidos y reconocidos que marcan pautas

6
De acuerdo con la cartilla del Paisaje Cultural Cafetero Colombiano “Un plan de manejo es un documento que
expresa como se actúa sobre un territorio, de acuerdo a sus posibilidades productivas, ambientales, sociales,
culturales.”

56
para el entendimiento de diferentes aspectos en la vida en sociedad, en este caso,
cuando se habla de valorar las riquezas se suponen por tanto que son identitarias y
representativas para los actores sociales que hacen parte del PCC. Por otro lado
cuando menciona que hay que “sacar adelante el patrimonio”, podría hablarse de
una narrativa emergente, que surge conjunto al proceso de patrimonialización,
indicando nuevas formas de entender el territorio y de relacionarse con el mismo.

Estas narrativas emergentes para el caso analizado, se difunden con una


direccionalidad específica, siendo esta, que los actores sociales las reciban y las
interioricen, para que posteriormente se inserte en un imaginario compartido que se
encargue de caracterizar y entender de una manera uniforme el PCC.

Es posible evidenciar una variedad de artículos de prensa que reseñan algunos


procesos de “socialización” del patrimonio realizados o por realizar en el territorio
Declarado como PCC (Como capacitaciones a vigías del patrimonio, conferencias
y foros sobre el PCC). Se trata de acciones para difundir narrativas establecidas, y
a su vez para promover procesos de participación local en la gestión del patrimonio.
Pero ¿cómo salvaguardar y valorar algo que no se conoce? O más bien, si se
conoce, pero ¿de qué manera hacerlo? Desde la fecha de la Declaratoria, incluso
antes, el PCC ya figuraba en el imaginario de muchas instancias gubernamentales,
pero no se ha hecho el mismo esfuerzo por extender este conocimiento a las áreas
rurales, a los campesinos, caficultores, recolectores, organizaciones sociales y
habitantes de las zonas demarcadas como patrimonio, quienes apenas han
escuchado hablar de la noticia de la Declaratoria a través de los medios de
comunicación.

Al respecto, llama la atención el artículo “Los niños del Quindío comprenderán


qué es Paisaje Cultural Cafetero”, que publica Crónica del Quindío el 29 de Abril de
2013. En este se ilustra cómo, con el apoyo del Gobierno Nacional y el Ministerio
de Cultura, se han llevado a cabo talleres de formación para niños del Departamento
del Quindío sobre PCC.

57
Llevamos hasta el momento seis talleres realizados. Ha sido muy interesante pues
con el ejercicio buscamos que los chicos definan que es ser cafetero, que tengan
una idea sobre la importancia de esta Declaratoria que es la de los paisajes que
están en vida de extinción. (Crónica del Quindío, 29 de Abril de 2013)

Lo anterior manifestado por Jorge Hernando Delgado, director de la propuesta


de los talleres, refleja que más que en el marco de puntualizar la Declaratoria, se
induce a pensar cómo definirse, estableciendo de antemano una relación identitaria
con el ser cafetero mediante el reforzamiento de narrativas ya instauradas y
reproduciéndolas en los imaginarios de los niños.

Lo que no se comprende es que se anuncie y se acepte que las cualidades por


las cuales se reconoció el territorio estén en vía de extinción, dado que la UNESCO
no declaró el PCC como un patrimonio en peligro. No obstante, a mi modo de ver
se plantea la crisis como una estrategia educativa para generar en la mente de los
niños un pensamiento de conservación y cuidado tanto hacía el territorio como hacía
las manifestaciones culturales.

A continuación, se retoma el artículo “Formación en músicas del Paisaje Cultural


Cafetero”, publicado por el diario La Tarde, el 25 de Febrero de 2014, hace alusión
a la apertura de la Escuela de Cuerdas Típicas de Pereira bajo la iniciativa del
Ministerio de Cultura y Fomento al Turismo. Este artículo, se presenta como similar
al retomado con anterioridad sobre el taller sobre el PCC impartido a niños en el
Quindío, aunque se hace la salvedad que en este caso se busca vislumbrar la
importancia del PCC, a través de la música y los sonidos representativos de la
región. “La música típica del paisaje cultural cafetero hace parte del patrimonio que
debemos recuperar y enseñar a las nuevas generaciones, para que se lo apropien
y lo transmitan luego a su vez”. (Arias, 25 de Febrero de 2014).

A este propósito, Adriana Vallejo de la Pava directora del Ministerio de Cultura


y Fomento al Turismo del Quindío, deja entrever una narrativa establecida que
extiende las practicas enraizadas como típicas de la cultura, para hacerlas

58
prevalecer como constitutivas del PCC, lo que se convierte en una activación del
patrimonio mediante el reconocimiento de las actividades artísticas y culturales.

La difusión y “apropiación” del patrimonio constituyó un tema que también se


trató en el marco de la Asamblea de Municipios Centro Occidente y Pacífico
Colombiano, la cual recibió cubrimiento por el periódico La Tarde, que publicó el
artículo: “Es necesaria la apropiación cultural para mantener el PCC”, el 8 de
Febrero de 2014. Según este artículo la Asamblea hizo énfasis en la poca gestión
que se le estaba dando al patrimonio, lo cual podría traer como consecuencia que
el “poco fortalecimiento” de la Declaratoria podría llevar a que “dejara de ser
patrimonio”.

A lo largo de la Asamblea se debatieron tres tópicos centrales expuestos por


Luciano Signore, consultor para la ONU-Hábitat, dos de los cuales focalizaban en
posibles formas para la gestión del patrimonio y el mantenimiento de la Declaratoria.
El primero de ellos habla sobre: “la definición de circuitos turísticos, no desde la
inversión de cadenas hoteleras, sino desde el rescate mismo de la identidad local,
fortaleciendo las bases del folclor y de los saberes populares” (Moncada, 8 de
Febrero de 2014).

En este punto Signore propone rescatar las “actividades tradicionales” como


apertura para la actividad turística; En otros casos se ven proyectos que se
implementan desde las administraciones, donde las vías y el alojamiento se
presenta como punto central para la oferta turística, o bien, se pretende intensificar
y se apuesta a la actividad turística sin reforzar otros aspectos para el mejoramiento
de esta.

El segundo eje a tratar se refiere a que: “Es vital trabajar en la recuperación y


revitalización de los centros históricos, en donde no solo se mantiene una estructura
física qué mostrar, sino donde se es consecuente a un sello cultural de apropiación,
capaz de mantenerse para transmitir su significad” (Moncada, 8 de Febrero de
2014). Según lo anterior, se señala como primordial que manteniéndose los

59
elementos representativos de la región, y bajo el manejo adecuado del patrimonio
cultural puede catapultarse el desarrollo regional.

Este tipo de planteamientos me recuerda modelos de gestión integral del


patrimonio, entre los que se cuenta la propuesta de Joaquin Sabaté:

La gestión inteligente de los recursos patrimoniales se muestra, en diversos


territorios, como uno de los factores clave para su desarrollo económico, pues atrae
turismo e inversiones, y genera actividades y puestos de trabajo; pero, muy
fundamentalmente, porque refuerza la autoestima de la comunidad (Sabaté, 2004).

Si se retomaran las ideas de Sabaté para dar una mirada a las narrativas
expuestas en este artículo de prensa, se entiende como la recuperación de los
centros históricos no solo servirían para la apertura de la actividad económica, sino
que sería a su vez una socialización indirecta del patrimonio que devendría en un
proceso de apropiación del territorio. De acuerdo a las narrativas de Signore, las
actividades culturales y tradicionales de la región – algunas giran en torno a la
producción cafetera– pueden ir de la mano con el desarrollo sostenible del PCC.

1.4. El café como eje de “desarrollo territorial”

De acuerdo con el Discurso Patrimonial Autorizado (Smith, 2011), las


cualidades del territorio que se proyectan como producto de una configuración
histórica, derivan en la actualidad en una diversidad de “atributos” que constituyen
lo que hoy se conoce como “Paisaje Cultural Cafetero”. Su valor de excepcionalidad
se proyecta como el “esfuerzo humano y familiar en torno al cultivo” donde se
trasmiten valores sociales y conocimiento referente a la producción del grano dentro
de la finca cafetera, “La diversificación y valores ambientales” que se expresa en la
flora y fauna variada y en los cultivos diversos para el sustento y sostenibilidad y
“los valores productivos y territoriales del café” que implica todos los procesos desde
la siembra, la recolección, la conservación y transformación del grano, hasta llegar
a la taza de café lista para el consumo (Red Alma Mater, 2010).

60
Es de recalcar la importancia que ha tenido la producción de café y las
instituciones cafeteras en la conformación de una imagen nacional que se proyecta
hacía el exterior y se reproduce al interior del país a través de la nacionalidad, como
un sentido de pertenencia y de identidad hacía la llamada “Cultura Cafetera”.

Como hemos visto, esta construcción identitaria es legitimada mediante medios


de comunicación y proyectos de desarrollo que refuerzan el imaginario colectivo de
la población acerca de lo cafetero. A lo largo de este apartado se busca poner en
evidencia las maneras en que mediante proyectos que surgen desde el ámbito
gubernamental se prioriza –o no– el café como lógica económica central del proceso
de patrimonialización.

El 30 de Junio de 2011, tan solo 5 días después del reconocimiento del PCC
como Patrimonio Mundial, el Diario del Otún publicó el artículo “Jota Jota señala
importancia del campesino”. Allí el candidato a la Asamblea Departamental, Jairo
Arias, señala que a pesar de los beneficios que trae consigo la Declaratoria para la
región, no se pueden dejar de lado la multiplicidad de problemas que viven muchos
pobladores del sector rural. En tal sentido, señala que el reconocimiento “no es
suficiente” para la solución de estos sino se implementan desde el gobierno
departamental proyectos que tengan como fin solventar sus necesidades.

No es suficiente que hoy el mundo tenga en la mira al Eje Cafetero, aquí lo que hay
es una tarea pendiente y de inmediata ejecución, porque el sector cafetero está
perdiendo terreno, las fincas se han transformado, los caficultores se cansaron de
esperar incentivos, créditos, microcréditos. El campesino necesita que le hablemos
del Plan Departamental de Aguas, de saneamiento básico, de tenencia de tierras y
de asistencia técnica (El Diario del Otún, 30 de Junio de 2011)

Dicho artículo está enmarcado en una narrativa crítica, al distanciarse del


discurso autorizado que se preconiza desde el ámbito gubernamental y que se ha
podido observar en una variedad de artículos de prensa retomados en este capítulo.
Parte de este Discurso Patrimonial Autorizado (Smith, 2011), se empeña en resaltar
la gran importancia de la Declaratoria y la riqueza del territorio mediante la

61
exaltación del grano y toda la cultura circundante a este modelo productivo que hace
al PCC tan “excepcional” e “inigualable”. No obstante, lo que señala Jairo Arias
muestra otra cara de la realidad que viven en la actualidad los campesinos y los
caficultores exaltados, quienes como consecuencia de la crisis del modelo
agroexportador se han visto obligados a desplazar su sustento económico a otros
cultivos o a otras actividades, en ocasiones de corte turístico.

Desde un pensamiento desarrollista los entes administrativos vienen


promoviendo un supuesto “equilibrio” entre producción, cultura, turismo y economía,
dentro del cual aparece el café como elemento representativo y articulador de la
“cultura regional”. Este planteamiento implica una revisión a las políticas
agropecuarias regionales en relación con las políticas culturales, lo cual constituyó
el tema central de varios artículos.

Frente al estado actual de la caficultura en el territorio del PCC resulta de interés


el artículo titulado “Botero propone replantear el manejo del café”, publicado por el
Diario del Otún, el 3 Agosto del 2011. En este artículo, Carlos Botero, candidato a
la Gobernación de Risaralda, manifiesta que se deben aprovechar los recursos que
están a disposición del campo cultural, para promocionar el sector productivo en la
región:

(…) es necesario apoyar y trabajar con el máximo organismo de los cafeteros, como
lo es la Federación Nacional, garantizando programas como la asistencia técnica, el
aprovechamiento de la Declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero, créditos para
fortalecimiento de las unidades productivas, nuevas siembras y renovación de
cafetales, producción de cafés especiales, implementación de Buenas Prácticas
Agrícolas, renovación de cafetales envejecidos, entre otras actividades que
promuevan la frontera cafetera en el departamento (El Diario del Otún, 3 de Agosto
de 2011).

Desde los planes de Gobierno del candidato Carlos Botero, se promulga la


creación de nuevas políticas agropecuarias que garanticen el desarrollo del sector
productivo, y por tanto, un “equilibrio” en la producción cafetera. Dicha propuesta
va de la mano con los objetivos 1.- Fomentar la competitividad cafetera y el objetivo
62
2.- Promover el desarrollo de la comunidad cafetera y su entorno, consignados en
el Plan de Manejo del PCC. Sin embargo, más allá de emprender proyectos con las
instituciones cafeteras, se debe velar para que a través de ellas los recursos lleguen
a los pequeños y grandes caficultores que son los que se ven realmente afectados
en épocas de crisis.

Como señalan diferentes autores, producto de las múltiples crisis cafeteras, que
tuvieron lugar a mediados del siglo pasado, por desbalances entre los precios de
consumo y producción del grano, se da una intensificación y reforzamiento de la
labor de la institucionalidad cafetera (Tocancipá-Falla, 2010). En aras de aumentar
la comercialización y consumo del grano tanto a nivel nacional como internacional,
se crea y difunde un sistema de representaciones, en el cual el café, no solo fuese
el reflejo de un producto, sino de una gran masa poblacional dedicada a la
caficultura, singularmente idealizada por su tenacidad y esfuerzo familiar en el
cultivo del grano, al interior de la finca cafetera.

De acuerdo a este imaginario es que desde los entes administrativos y los


discursos patrimoniales se proyecta el café en el territorio comprendido como PCC,
como el reflejo de una gran diversidad y riqueza cultural. No obstante, como se ha
mencionado, más allá de la representación idealizada de los pobladores y de los
“atributos” del territorio, algunas figuras enmarcadas en un ámbito gubernamental,
insisten que la única manera de lograr un verdadero desarrollo regional es
apuntando hacía la “sostenibilidad” del sistema agro-productivo basado en el café.

Concordante a esto, se retoma el artículo publicado por el Diario del Otún el 1


de Febrero del 2012: “Reclaman más atención para los campesinos”, en el cual el
diputado por el Partido de la U John Jairo Arias, se pronuncia frente a la precariedad”
–en términos de su producción agrícola– por las que pasan algunos sectores del
campesinado.

Este tipo de reconocimientos puede ser muy significativo, pero en la práctica y


realidad en qué le va a servir al campesino ese reconocimiento, hay una realidad y
son la hectáreas que han desaparecido en nuestra región que son inmensas, se

63
habla de que estamos perdiendo en la producción de café en el mercado
internacional, la misma ciudad capital pasó de ser la primera a la segunda en
producción cafetera y le gana un municipio como Belén de Umbría (El Diario del
Otún, 1 de Febrero de 2012)

Lo señalado por el diputado deja entrever varios elementos que se presentan


como relevantes para el análisis de las narrativas. A manera de crítica se señalan
los vacíos que han tenido los gobiernos departamentales, municipales y las
instituciones cafeteras en los procesos de “socialización” del patrimonio con los
agricultores, para que de esta manera ellos conozcan cuales son los beneficios que
pueden obtener de reconocimiento patrimonial. Por otro lado, plantea en términos
de crisis la “realidad” del negocio cafetero, caracterizada por el reemplazo de los
cultivos y la pérdida de competitividad de Colombia en el mercado internacional.

1.5. ¿Paisaje = Turismo?

A partir de la fecha de la Declaratoria a través de los medios de comunicación


se ha venido insistiendo en la necesidad del mejoramiento de la calidad turística en
el territorio, mediante la creación de planes regionales que den a conocer los valores
de excepcionalidad que son representativos del mismo. En respuesta a ello, como
se ha señalado, la administración de la Declaratoria le ha apostado al mejoramiento
de vías y la oferta hotelera, con el fin de construir una plataforma turística que sea
consecuente con el reconocimiento a nivel mundial que se le ha dado al territorio.

La práctica turística en el escenario del PCC está ligada a los atractivos


patrimoniales. A través de la prensa regional y nacional se observa como en el Eje
Cafetero se han venido gestando espacios dedicados a la distracción y el
entretenimiento. Estos por lo general, son lugares que mezclan los atractivos
naturales con atractivos de corte cultural.

Entre algunos de los lugares más referenciados en la prensa para la actividad


turística se encuentra el Parque Natural Nacional de los Nevados, (ubicado en el

64
Departamento de Caldas) y los termales de Santa Rosa y de San Vicente,
(localizados en el Departamento de Risaralda). Por su parte el Departamento del
Quindío se ha fortalecido en los últimos años en la creación de una diversidad de
parques temáticos, hasta el punto en que el turismo se ha convertido en uno de los
principales motores de su economía.

Posterior a la fecha de la Declaratoria, se han gestado principalmente la


creación de rutas turísticas como forma de activar el patrimonio y el avistamiento
de aves desde algunos sectores, a manera de un turismo “más natural” y que
promocione la biodiversidad. En estos espacios se conjugan los procesos
patrimoniales, hacía el cuidado, el enaltecimiento y la preservación del lugar, en
contraste con actividades recreativas y de consumo.

En la medida en que se ha dado una diversificación de los ingresos económicos


en la región, a raíz de la denominada crisis cafetera, se acrecientan los procesos de
tercerización como un fenómeno que delega las prácticas económicas en
actividades tercerías, como el comercio, la prestación de servicios y en este caso
principalmente el turismo para la promoción del territorio.

Estos aspectos podría decirse ocupan en la actualidad en el departamento de


Risaralda un lugar central, desplazándose actividades primarias, como la agricultura
y la caficultura que eran un foco central en la región y por el cual se obtuvo en
primera instancia el reconocimiento de la UNESCO.

A unos cuantos días de la Declaratoria, el 3 de Julio de 2011, el Diario del Otún


divulga el artículo “John Ángel Patiño celebra inversión de Findeter”. El candidato al
consejo de Pereira, expone que la única forma de lograr un desarrollo regional y
abrir las puertas al turismo es mediante la creación de “grandes proyectos que
jalonen recursos”, refiriéndose al caso concreto de la construcción del Parque
Temático de Flora y Fauna, recién consolidado a la fecha.

En palabras del candidato: “Si bien es cierto que la ciudad ha ocupado los
lugares más altos de desempleo, están las bases hechas para caminar hacia la

65
prosperidad de la ciudad. (El Diario del Otún, 3 de Julio de 2011). Las palabras de
Ángel Patiño aluden a como la articulación de megaproyectos (en este caso el
Parque Temático de Flora) permiten darle apertura a la economía de la ciudad,
siendo la industria turística una alternativa complementaria al desarrollo regional,
que se ve reforzada por la Declaratoria:

Hoy tenemos que estar preparados para recibir a los turistas que desean visitarnos,
debemos generar empleos dignos, con garantías de respeto hacia los derechos
laborales; hacia allá nos conducen las buenas noticias que llegan como la
Declaratoria de la Unesco, en la que se eleva el paisaje cafetero como patrimonio
Cultural de la Humanidad, hacia el trabajo digno, la prosperidad de nuestra gente y
la riqueza de nuestra región, es los que nos anima hoy a celebrar y a trabajar aún
más. (El Diario del Otún, 3 de Julio de 2011)

El anterior fragmento se propone ver a la luz de lo que yo planteo a partir de la


lectura de algunos artículos de prensa como imaginario a futuro e idealizado, este
ese desprende de las narrativas establecidas las cuales ya intrínsecamente
insertadas en las dinámicas de comprensión de la realidad son aceptadas,
legitimadas y reproducidas por los actores sociales mediante su trasmisión en los
procesos de socialización.

No obstante, en este tipo de imaginario se puede observar que posterior al


proceso de la Declaratoria, se crean unos marcos de interpretación de la realidad
donde se asume el PCC como un proceso idealizado que trae consigo un beneficio
extendido para la región. Es decir el reconocimiento, se cree traerá a través de
diferentes actividades –en este caso el turismo– un cambio en el panorama
económico.

Es así como en el marco del seminario “Impactos económicos en el turismo y la


economía en la Declaratoria del patrimonio cultural de la humanidad, casos de
éxito”, dictado por la Magister en Paisajes Culturales Dora Catalina Suárez, se
enfatiza en que uno de los elementos primordiales para la activación del patrimonio
es contar previamente con capacitaciones que guíen a los promotores en la gestión
del patrimonio, en áreas comerciales, turísticas, culturales y productivas. Dora
66
Catalina Suárez, propone incentivar la implementación de planes para la gestión del
patrimonio para un aumento positivo en la economía de la región:

Aún tenemos mucho por hacer en nuestro Paisaje Cultural Cafetero, para lograr el
posicionamiento de la región debemos elaborar un plan de turismo integral a partir
de una infraestructura que soporte seis pilares importantes: la sociabilidad de la
información de toda la oferta turística; la integración de todos los actores del gremio;
una planeación estructurada, que nos permita saber claramente a dónde queremos
llegar; institucionalizarnos con el apoyo cultural; movilidad, que permita el libre
acceso y cautivar el interés de inversionistas de diversas esferas (Gómez, 12 de
Abril de 2012)

En la misma dirección de Suárez, desde las diferentes esferas de la


administración del territorio se ha resaltado el interés por “fortalecer” la actividad
turística, para lo cual se ha promovido desde la implementación de proyectos para
trazados viales y mejoramiento en infraestructura. Sin embargo, de acuerdo con
Suárez, a lo que se debe apuntar es a la construcción de un plan de turismo integral
que, claro está, se realiza desde la sinergia entre instituciones de corte turístico y
cultural, donde se señalen cuáles son los posibles atractivos viables a fortalecer,
para posteriormente promocionar el turismo.

Finalmente, y para cerrar este apartado es necesario referir el proyecto “Rutas


del Paisaje Cultural Cafetero”, a partir del cual se ha articulado la industria turística
para aprovechar la Declaratoria. De acuerdo con sus promotores, el proyecto busca
dinamizar la actividad turística en conjugación con las políticas de sostenibilidad y
de promoción del patrimonio. “Inició Construcción de rutas del Paisaje Cultural
Cafetero”, es un artículo retratado por el diario La Tarde el 8 de Julio de 2013, para
la elaboración de dicho proyecto se contó con un apoyo económico de $10.000
millones de pesos que respalda el gobierno nacional, con la finalidad de que el PCC
no solo expanda el desarrollo de la regional sino también a nivel nacional mediante
reconocimiento internacional. “La estrategia de este proyecto, es crear la Ruta
Turística del Paisaje Cultural Cafetero, con el apoyo de las direcciones de turismo

67
de cada municipio, incluidos en la Declaratoria y el equipo de trabajo que se
trasladará a cada uno de ellos” (Méndez, 8 de Julio de 2013).

Lo que se busca con Rutas del PCC, es trazar a lo largo del territorio de la
Declaratoria una ruta donde cada municipio destaque los atractivos más relevantes
y significativos y que a su vez sean una muestra clara de los elementos
representativos de la región, como lo muestra este apartado:

Este equipo visitará cada municipio y solicitará un inventario turístico


georeferenciado de los sitios con más potencial, los cuales posteriormente serán
evaluados en sitio, con el fin de determinar si son aprobados o no para integrar la
ruta (Méndez, 8 de Julio de 2013)

El análisis presentado en este capítulo ha dejado entredicho que desde el


ámbito gubernamental el PCC se promociona como un producto, que a manera de
souvenir quiere integrar todos los elementos representativos de la llamada “Cultura
Cafetera”. Por esto el criterio para la selección de lugares “representativos”, es la
capacidad que tengan para suplir diferentes necesidades turísticas, primando
entonces intereses económicos y miradas externas, frente a las representaciones
del patrimonio que puedan hacer las personas que habitan los municipios
demarcados como PCC.

En este orden de ideas, algunas necesidades serian recreativas (como el


turismo natural) que invite a una interacción con la biodiversidad del territorio a
través de caminatas, senderos o deportes extremos. Otras necesidades estarían
orientadas al disfrute de un turismo tradicional en lugares históricos y también a
través de experiencias con la producción del café que es algo que se ha venido
implementado en algunas fincas cafeteras y también entrarían empresas de
hospedaje que se acomoden a los intereses de los diferentes viajeros que llegan al
territorio.

68
2. PATRIMONIO Y PAISAJE: NARRATIVAS DESDE LA LÓGICA DE
MERCADO

A lo largo del presente capítulo se propone dar continuidad al análisis de las


narrativas sobre el “Paisaje Cultural Cafetero”, pero desde una lógica de mercado.
Dichas narrativas son el reflejo del imaginario que se tiene acerca del Paisaje y en
consecuencia para el caso de dicha lógica, la forma o las múltiples formas en que
se muestra y se promociona el paisaje a manera de objeto.

Algunas de las instituciones que se encuentran enmarcados en la lógica de


mercado, coinciden con los entes que se encuentran en el llamado ámbito
gubernamental –analizados en el primer capítulo de este trabajo- como lo son, los
Ministerios de Cultura, Comercio y Turismo, Cámaras de Comercio, empresas de
orden económico terciario, interesadas en la promoción de la región a través de
paquetes turístico, al igual que los mismos gobiernos municipales y
departamentales. No obstante, se hace la salvedad de que a pesar de que algunos
actores son los mismos, las narrativas y la percepción acerca del paisaje varía de
acuerdo a las proyecciones e intereses que se tengan en él.

Hondear en el mundo de la mercantilización implica en un primer momento un


análisis del fenómeno económico situado y contextualizado en el devenir histórico
de la región, ya que en últimas, las formas en que se empieza a concebir el territorio
Declarado, se encuentra ligado a los procesos productivos y mercantiles de la
región. Más aún, a la manera en que se ha construido y difundido un imaginario de
la “Cultura Cafetera” con base a un modelo agro productivo que viene —si se
quiere— desde la época de la colonización antioqueña en el territorio hoy
comprendido como PCC.

En la actualidad el Estado Colombiano ha liderado campañas para la promoción


de una imagen de país, que fortalezca en un primer momento la actividad turística

69
situando a Colombia en un mapa global de reconocimiento, lo que conlleva a que el
país se convierta a su vez mediante una difusión positiva del territorio, en un espacio
viable para la creación de nuevas empresas y la circulación de nuevos mercados.

Para el caso del territorio llamado Eje Cafetero, la historia que se selecciona
para redificar un pasado como representativo e identitario, se configura a partir de
la Colonización Antioqueña, proceso que se da a la par de la expansión del café en
la región en los años 70´s del siglo XIX (Bolívar. 2006), donde múltiples pueblos que
se asentaron en este territorio, expandieron un modo de vida agrícola, en el cual el
grano se destacó como cultivo prioritario.

Con el crecimiento en los cultivos de café, se dio un impacto que derivó en la


modificación del paisaje, dicho paisaje hoy en día se muestra a través del Discurso
Patrimonial Autorizado (Smith, 2011) como el reflejo de la acción humana y de la
forma en que antiguos pobladores dispusieron del territorio para la satisfacción de
sus necesidades, mostrándose el territorio como una “simbiosis” entre cambios
culturales y naturales que son representativos de la “Cultura Cafetera”.

El proceso de difusión de la actividad económica cafetera del territorio, fue


posterior a la creación de instituciones cafeteras como la Federación Nacional de
Cafeteros a principios del Siglo XX. De acuerdo con los postulados de Tocancipá-
Falla (2010) las instituciones cafeteras tuvieron tres fases en su consolidación. La
primera fase de “Afirmación de la Caficultura”, se dio en un periodo de tiempo que
fue 1927 a 1959, en estos años se buscó “elevar y homogenizar la calidad de café
Colombiano” (Tocancipá-Falla, 2010: 115) con el fin de ubicar el café en un plano
internacional.

Desde el surgimiento de la institucionalidad cafetera es posible entrever que la


intencionalidad y en parte la función de dichos entes administrativos y reguladores
de la actividad cafetera, no atañía solo al cultivo del grano, sino que su labor se
extendió a la apertura de un nuevo modelo productivo que se tradujo para el país
en una forma de desarrollo. La creación de un personaje que apuntara a la

70
representación del “ser cafetero” (desde 1959 hasta principios del Siglo XXI)
demarcó, según Tocancipá-Falla (2010), una segunda fase en la consolidación de
las instituciones.

Así “Juan Valdez” fue creado como una Estrategia de diferenciación, que ayudó
a construir en el extranjero un imaginario del “ser cafetero” como hombre “pujante”
y “trabajador” –reflejo de las características que se advierten como propias de los
pobladores de la Colonización Antioqueña– pero también como una sujeto que
encarnaba la “riqueza cultural” del territorio en aras de intensificar una lógica
mercantil que apuntaba hacía el reconocimiento y el consumo del grano.

La tercera fase se consolidaría, según Tocancipá-Falla (2010) desde el año


2002 en adelante, constituyendo un giro en la política institucional hacia una mayor
valorización del café Colombiano, que en parte decayó en la época de la crisis
cafetera, de la cual se procurara hablar más adelante.

Al unísono que se concretaba la actividad cafetera como una gran apuesta por
el desarrollo, no solo a nivel regional sino también nacional, y no solo en un aspecto
productivo sino también infraestructural, se apuntó desde la mismas instituciones y
desde los gobiernos municipales, departamentales y central, a una difusión de un
imaginario que ultimas esencializaba el territorio, sus características y “atributos”.

Así en la actualidad lo que se retoma es un discurso ya idealizado, y para el


caso del PCC se habla de ciertas partes de este pasado que se presentan como
relevantes y representativas, para posteriormente enaltecerlas como reflejo de una
“Identidad Cafetera”. Sin embargo, como se recalcó en el primer capítulo de este
trabajo, esta formas en que se construye realidad, no son del todo impuestas, sino
que se aferran a las ideas y las percepciones que tienen los individuos y los
colectivos de su entorno circundante, de tal manera que no se convierta en unas
historia forzada y desconocida, sino que se muestre como alusiva a lo que se piensa
como “propio”. El planteamiento de la Politóloga Ingrid Bolívar sobre la construcción
de la identidad cafetera permite ampliar este punto:

71
El Estado colombiano convirtió la caficultura en un patrimonio que representa los
valores de una nación colombiana frente a sus otros valores y que la hace una
cultura digna de admiración. En efecto, en torno al cultivo del café se ha construido
la imagen de una sociedad buena, trabajadora, decente y progresista. Imagen que
es promocionada constantemente en el exterior por el Estado colombiano y la
Federación Nacional de Cafeteros, a través de costosas campañas publicitarias que
no sólo persiguen beneficios económicos. (Bolívar, 2006: 63 – 64)

Para la autora, el éxito de la historia que se resalta como identitaria reside no


solo en el carácter productivo que se difunde, sino a su vez en lo que ella llama
como gesta moral, donde se liga la actividad económica a los valores, creencias y
en ultimas esencia de la población que “representa el territorio” (Bolívar, 2006).

La difusión del grano en el extranjero, y en si la producción del café, se vio


afectada en tiempos de crisis por un desbalance entre la producción y el consumo
en la década de los 80’s, momento en que el café deja de ser el producto más
importante para la exportación en el país (Bolívar, 2006). Sin embargo, posterior a
la crisis al desplazarse el café del primer renglón en la economía regional, aparecen
nuevas oportunidades más ligadas al fenómeno mercantil. Continuando con el
análisis de Bolívar (2006) para el caso del Departamento del Quindío:

La crisis se convirtió en nuestro evento diagnóstico. Un evento muy significativo para


la producción de lo cultural y la reinvención de la identidad y las tradiciones, por
cuanto el turismo en el Eje, en medio de la crisis, ha sido asociado con la caficultura
(en sus dos sentidos: cultura cafetera y cultivo del café), con pasado, tradiciones,
prehistoria y paisaje, y en tanto la “Reconstrucción” se planteó, también, en torno a
la identidad y a la cultura. (Bolívar, 2006: 106)

Así, en la tercera etapa planteada por Tocancipá-Falla (2010) sobre la


consolidación de la institucionalidad cafetera, la valorización del grano, que ya había
sido conocido como el “café más suave del mundo”, empieza a apuntar a
promocionar la región, a través de otros productos y servicios relacionados con el
grano como reflejo de la llamada “Cultura Cafetera”. Aquí empieza a tomar un papel

72
central el turismo como salida económica viable y a su vez prioritaria para la difusión,
enaltecimiento y sostenimiento del territorio Declarado como PCC.

Desde una lógica de mercado, el uso del patrimonio es en sí una apuesta


política. Como ya se ha mencionado existen juegos de selección de lo que se
recuerda y por tanto lo que se olvida, quedando como resultado una historia
construida a partir de retazos, que en conjunto sean lo suficientemente estratégicos
y representativos para los actores sociales. El PCC se promueve como un
conglomerado de “atributos” que son en sí mismos muestras de lo “auténtico”;
identidad, diversidad, diferencia, aparecen aquí como activos económicos: como
capitales (Chávez. et al., 2010: 19) a través de la incidencia del mercado que
concibe el patrimonio como la producción de lo exótico.

El fenómeno mercantil se materializa en el caso del PCC principalmente por


medio de la actividad turística. Para López & Marín (2010) dicha actividad puede ser
explicada mediante la teoría de la Mercantilización, donde “la idea central refiere al
proceso mediante el cual ciertos bienes transforman su valor de uso por valor de
cambio, a través de su incorporación al circuito del mercado turístico” (López &
Marín, 2010: 222)

La incorporación de la actividad turística y su incidencia en cambios económicos


y sociales es posible gracias a que el Discurso Patrimonial Autorizado (Smith, 2011),
presenta el patrimonio como un elemento cosificado y un aliciente para la
producción, gestión y moldeamiento de las prácticas, objetos, bienes, paisajes e
infraestructura que se desean destacar como significativas. Lo que convierte al
patrimonio en un objeto listo para el consumo simbólico y material, como plantea el
Antropólogo Agustín Santana:

Por interés y necesidad el patrimonio comienza a ser considerado de manera


mercantil, como mercancía –en tanto que objeto de comercio– y bien de consumo.
Se le ha adjudicado un valor que lejos de ser simbólico es, como casi todo
convertible en moneda y hay quien paga por ello (Santana, 1998)

73
Recurrentemente el patrimonio es construido con intereses más comerciales y
políticos que culturales, todo con el fin de resaltar el “valor” de los bienes
patrimoniales y ubicarlos en un ámbito internacional. En últimas todos los esfuerzos
ya mencionados, que se han llevado a cabo desde los Gobiernos y las Instituciones
turísticas y cafeteras, es por crear en el exterior una imagen de la gran diversidad
de elementos que tiene el país y especialmente el territorio Declarado para ofrecer.

No obstante, el turismo como proceso hegemónico de producción no solo incide


en los imaginarios que se tienen del PCC en el exterior, sino que a su vez para los
individuos y colectivos que conforman el territorio patrimonial se dan procesos de
interiorización frente a las formas en que se debe pensar y actuar en el territorio –y
con el territorio– por medio de la difusión de imaginarios que se proyectan como
identitarios. Sin embargo, surgen dudas frente, ¿hasta qué punto los individuos y lo
colectivos que conforman dicho Paisaje Cultural, viven como propio ese patrimonio?
Y a su vez ¿quiénes son los actores que obtienen beneficios de ese paisaje que se
piensa como objeto mercantil? En lo que resta de este capítulo, procurare destacar
la manera que desde una lógica mercantil se proyecta el PCC.

2.1. Narrativas mercantiles sobre el paisaje

2.1.1. El paisaje como constructo mercantil

Anterior a la fecha de la Declaratoria, los Municipios de Caldas, Quindío y


Risaralda eran conocidos como el Eje Cafetero o el Triángulo de Café, tanto a nivel
nacional como internacional, por estar enmarcados en un modelo económico
cafetero. Tras la inscripción del Paisaje en la Lista de Patrimonio Mundial y el
reconocimiento del territorio como PCC, el nombre en si cobra un valor heurístico
desde la perspectiva de algunas instituciones para la potencialización de los
“atributos” del territorio.

74
Así lo señala el Viceministro de Turismo Oscar Rueda, quien destaca que los
anteriores nombres que tuvo el territorio no fueron tan afectivos como el actual: “Es
un título que sería tonto no utilizarlo, para qué utilizar otra sombrilla si ya nos dieron
esta que es una marca mundial con todo el potencial para explorar y explotar”
(Tabares, 26 de Marzo de 2012).

Las marcas país, y en este caso el PCC como marca regional proyectada a nivel
mundial, se constituyen como proyectos estratégicos de localización del territorio en
un amplio imaginario turístico y mercantil. Así se geo referencia el PCC como un
destino viable al ser reconocido y acreditado por una entidad como la Unesco. Las
palabras del Viceministro de Turismo Oscar Rueda agregan que el “Paisaje Cultural
Cafetero” se constituiría en este sentido como un “vehículo” para presentar un
espacio ante el mundo:

Como marca región permitiría el posicionamiento de la Declaratoria y engloba la


identidad de la región, se convierte en un vehículo que habla de un espacio y es sin
duda un formidable elemento organizador una ventana al mundo que emite un
mensaje claro relacionado con el café (Tabares, 26 de Marzo de 2012).

De acuerdo con los postulados de Sanín (2010) algunas marcas se constituyen


como símbolos patrios que despiertan en la población un sentimiento de “lo propio”.
El PCC según las narrativas del Viceministro es el reflejo de una “Cultura Cafetera”
que al interior del territorio genera un sentimiento de “regionalidad” mientras que
para el exterior se muestra como un dispositivo que refleja la “autenticidad” y la
“riqueza” de un Paisaje Cafetero.

El paisaje como realidad en construcción, es integrado a los planes de acción


de instituciones tanto públicas como privadas que aparentemente “velan” por su
sostenibilidad, pero más allá de eso procuran enaltecerlo porque en el territorio
como patrimonio encuentran beneficios a nivel regional.

75
Es así como el 8 de Mayo de 2012, el periódico La Tarde, pública el artículo
“Paisaje Cultural Cafetero” recalcando que el PCC se debe presentar como una
oportunidad y una responsabilidad para los Departamentos que conforman el
territorio, lo cual se logra a partir de la integración regional. El artículo referencia una
reunión que se realizó en el Municipio de Chinchiná, Caldas, integrado por
congresistas, gremios del sector privado y del sector público, se debatieron cuáles
eran las emergencias, los planes y medidas que se debían tomar para la
salvaguardia del PCC.

El PCC se implementará en los territorios de los municipios con sus respectivos


planes de ordenamiento territorial y de desarrollo. En este último, el municipio de
Pereira dejó claramente establecidos sus proyectos, tanto en los programas de
cultura que soportará los elementos materiales e inmateriales del PCC como en los
de desarrollo rural y de turismo, en un mismo proyecto que permita articular las
acciones locales. (Vallejo de la Pava, 8 de Mayo de 2012)

Se empieza a evidenciar en las narrativas la intención de asociar la Declaratoria


con la idea de “compromiso” por parte de los entes Departamentales y Municipales.
Según esta lógica la proyección, concreción y mayor reconocimiento del territorio
comienza desde la inserción en los procesos de planeación de las instituciones,
para luego incidir en la vida cotidiana de los municipios y sus pobladores. Es decir,
la Declaratoria se presenta como un plan, que en sí mismo garantiza su
“salvaguarda” a la vez que los conduce a fines específicos como la promoción del
territorio.

De acuerdo con estas narrativas, incluir el PCC dentro de los Planes de


Ordenamiento Territorial implica un reconocimiento de la “integralidad” del paisaje.
Para lo cual se crean lineamientos que respetan las denominadas “áreas
principales” y las “áreas de amortiguamiento” del PCC. En ese mismo orden, se
deben establecer restricciones frente a la actividad minera en la región.

76
Estos “compromisos ambientales”, se complementan con otros planes de acción
ligados a la protección del Patrimonio Arquitectónico y al mejoramiento de la
infraestructura vial (Arango, 2011), que desde el ámbito gubernamental y desde la
lógica de mercado, se presenta como fundamental para el incremento de la
actividad turística. Al respecto, llama la atención que en la citada reunión se hiciera
referencia a que “La Federación Nacional de Cafeteros presentó la imagen
corporativa del PCC, la cual será entregada a cada municipio para ser usada con
diferentes variaciones en todos los atractivos turísticos y en los elementos de
promoción y mercadeo de la región” (Vallejo de la Pava, 8 de Mayo de 2012).

El anterior fragmento muestra que aún desde la institucionalidad cafetera, el


turismo se presenta como un elemento primordial para el fortalecimiento del
mercado, ya que en ultimas la atracción de turísticas y el reconocimiento cada vez
intensificado de la región en el exterior, deviene en un incremento en el consumo
de los productos ligados a la actividad cafetera.

La percepción del territorio Declarado y los “usos” que se le pueden dar al


paisaje, se encuentran enmarcados en un carácter dual, donde ambos apuntan a
mostrar el territorio, pero en diferentes medidas. El primero de ellos busca
posicionar el PCC como una marca que apunta a “vender” el territorio a partir de la
creación de planes que incluyan al PCC como medio para alcanzar la prosperidad
económica. El segundo de ellos propone mostrar el PCC mediante los bienes,
estructuras, prácticas y objetos representativos de la “Cultura Cafetera”, como
afirma el artículo “Los Patios de Pereira”, publicado por el periódico La Tarde: “Las
casas patrimoniales de la ciudad esconden detalles y usos tradicionales que son tan
dignos de consignar en la historia de la arquitectura local como de mostrar a los
visitantes del Paisaje Cultural Cafetero” (Acosta, 26 de Enero de 2014).

A lo largo de esta reseña el autor destaca el valor de las casas de la arquitectura


Republicana de la Colonización Antioqueña, y en especial la relevancia de los patios
internos, al ser el lugar por excelencia donde se gestaban prácticas familiares. En
la actualidad en la ciudad de Pereira son pocas las casas que quedan con estas
77
características y son principalmente utilizadas para la localización de bares,
discotecas y restaurantes que se presenta como agradables y diferentes para los
turistas que llegan a la región, con fines de entretenimiento y ocio. Sin embargo, el
autor manifiesta, que dichos inmuebles cumplirían una “mejor” función y serían más
útiles en fines turísticos si se destacara su valor patrimonial

Sin embargo las opciones de restauración del patrimonio con fines turísticos pueden
ir más allá, abarcando inmuebles que atraigan el interés arquitectónico per se, o por
una motivación simbólica con base en el perfil de los seres que habitaron los
inmuebles dado su valor político, literario o cívico. (Acosta, 26 de Enero de 2014).

Este autor, aunque reproduce en su narrativa un imaginario esencialista del


patrimonio, redificando de una manera u otra un discurso de la “herencia cultural”
Antioqueña, apunta hacía un turismo más “consciente”, donde los visitantes se
acerquen a la historia de los habitantes de las casas “tradicionales” que pueden ser
en buena medida representativos en el acontecer social de la región. En sus
términos: “El turista internacional es culto y de una alta curiosidad simbólica”
(Acosta, 26 de Enero de 2014), lo que podría incentivar en el territorio otra lógica
simbólica de mercado que fuera más afín con un consumo de un turismo
patrimonial.

2.1.2. Patrimonio como “catapulta” para el desarrollo

En la medida que los entes administrativos entienden y visualizan la importancia


del reconocimiento al territorio y de vincularlo a sus planes de acción, ratifican la
importancia de sustraer del paisaje beneficios que en apariencia mejorarán la
economía de la región y de sus pobladores.

En el artículo de prensa “El Eje Cafetero: De la bonanza agrícola al avance del


turismo” publicado por El Diario del Otún, el 6 de Octubre de 2012, se habla de la
esencia de la “Cultura Cafetera”, de la “tenacidad” de sus pobladores y de las
78
bondades agro-productivas del territorio en el pasado y su incidencia en la
configuración actual de la región, en los siguientes términos:

Es importante dimensionar la trascendencia paisajística de la región, es un tesoro


trascendental de la naturaleza, moldeado por las manos bondadosas y
arquitectas del campesino que hizo patria al lomo de una mula rodeado de las
mujeres más bellas y que jamás pensó que las gotas de sudor que dejó en cada
cafetal se constituirían en una solución viable para reforzar la economía y para
mostrar al sector ante la faz mundial. (Echeverri, 6 de Octubre de 2012)

La llamada “Cultura Cafetera” desde una narrativa establecida y legitimada se


ve enmarcada en una variedad de desarrollos, cambios y conciliaciones, al
presentarse transversal a una multiplicidad de dimensiones constitutivas de la
cultura, tales como aspectos geográficos, políticos, históricos, sociales y
económicos. Así se vislumbra como mediante la actividad cafetera, se abrió una
oportunidad en el desarrollo de la región y a su vez del país, donde se impulsó una
economía basada en la producción del grano, que se presenta en la actualidad por
medio del Discurso Patrimonial Autorizado (Smith, 2011) como la genealogía de un
pueblo “pujante” y de unas particularidades culturales “autenticas” e inigualables.

Como se mencionó en un principio de este capítulo, la lógica de mercado actual


tiene como punto de partida las cualidades históricas del pasado, para
posteriormente justificar su difusión en aras de lo diferente. El artículo de Echeverry
resulta esclarecedor para comprender como se teje la vinculación entre el pasado y
el futuro, legitimando el patrimonio como “catapulta” del desarrollo:

El empuje y que el paisaje cultural cafetero cumpla las funciones turísticas y de


fortalecimiento de la economía regional, no solamente depende de los entes
territoriales, es responsabilidad de los gremios, la sociedad y la clase dirigente, una
unidad con sentido social, cultural y económico, de proyección de imagen (…) El
turismo regional debe apalancarse para que otorgue verdaderos dividendos
económicos, que coadyuve a la generación de empleo, al mejoramiento de la calidad

79
de vida, a la construcción de procesos sociales y para que le origine más dinámica
e imagen internacional al territorio.(Echeverri, 6 de Octubre de 2012)

Las narrativas acerca de las cualidades del territorio y sus “atributos” no se


quedan en la sola exaltación sino que se dirigen a fines específicos, en este caso el
PCC se proyecta como una “catapulta” generadora de otros beneficios concretos,
como la creación y difusión de una imagen que se traduce en turismo
sustancialmente convertido en consumo de experiencias culturales a modo de
objeto, en una mayor demanda del grano y todos los productos circundantes a la
“actividad cafetera”, en la generación de empleo y fortalecimiento de la
infraestructura vial de los Municipios que hacen parte del PCC.

El análisis de prensa nos permite observar como en el imaginario colectivo de


la región se ha venido fortaleciendo un perfil para los Departamentos de Caldas,
Quindío y Risaralda, de acuerdo a sus principales prácticas económicas. Todos en
cierta medida le han apuntado al fortalecimiento de la actividad turística en mayor o
menor grado.

En el caso de Departamento de Caldas, las actividades de ocio y recreación se


centran en un turismo de aventura, por su cercanía al Parque Nacional de los
Nevados, y se destaca a su vez del Departamento su labor en el sector industrial.
Por su parte el Departamento de Risaralda y en especial la ciudad de Pereira, se ha
fortalecido el sector comercial mediante la intensificación de la economía de orden
terciario, lo cual deriva en un aumento de la actividad turística, hotelera y de
mercado. En el caso del Quindío la creciente oferta de sector turístico está ligado
según Bolívar (2006) a la caída del café y al terremoto del año 1999, donde en el
medio de la crisis económica por la que pasaba el Departamento, el resurgir de
Quindío tuvo su camino en la idea de turismo. Por eso es posible ver como desde
los municipios del Quindío se apuesta a su fortalecimiento mediante la creación de
múltiples parques temáticos y atractivos turísticos, que tienen entre sus ofertas
centros artesanales, actividades culturales, museos y deportes extremos.

80
En cada uno de los Departamentos que conforman el PCC, a pesar de sus
actividades económicas prioritarias, el sector agrícola sigue siendo central para la
economía regional, o al menos así se quiere mostrar a través de una lógica de
mercado que se apega a la idea de celebrar las prácticas cafeteras como
representativas para la región, como se observa en las declaraciones Javier Antonio
Mejía, presidente ejecutivo de la Cámara Colombiana del Turismo:

Con el lanzamiento de la marca turística “Ruta del Café”, que se oficializó la tarde
de ayer en Pereira, se da un nuevo paso para consolidar la zona cafetera como el
destino preferido por los colombianos (…) Estamos trabajando para consolidar la
oferta regional direccionada a todo el proceso cafetero, hay que mostrar el entorno,
las características y generar valor agregado teniendo en cuenta la Declaración de
paisaje cultural cafetero por parte de la Unesco. (Pachón, 15 de Octubre de 2011).

Aunque en la actualidad el cultivo del café es poco rentable, se muestra la


“Cultura Cafetera” como una insignia regional. Las prácticas, lugares, objetos y
actividades que se creen relevantes y prioritarias para cada región se buscan ser
resaltas por medio de la marca turística “Ruta del Café”, que traduce el PCC como
un producto turístico. La razón por la cual se liga con la “Cultura Cafetera” responde
a un imaginario que articula el territorio con la idea de identidad, donde se
invisibilidad una multiplicidad de conflictos, contrariedades y crisis que vive no solo
el sector cafetero, con el fin de unificar una percepción homogénea y aunada del
territorio consolidándose como una estrategia de turismo cultural.

En la actualidad la globalización adentra a los países y a sus pobladores en


tendencias de mercado que los inducen a un consumo indiscriminado de objetos y
experiencias. A la par que se aumenta una multiplicidad de sociedades que
muestran sus prácticas como “autenticas” y “verdaderas” con base a una cultura
esencializada, los actores sociales poco a poco ligan sus prácticas culturales
propias a esas nuevas tendencias mediante lógicas de intercambios que se
proyectan como “comunes” y que se hacen efectivas por medio de narrativas que
pretenden homogenizar la sociedad. La Antropóloga Beatriz Santamarina (2010),
hace evidente la forma en que mediante el mapa Patrimonial que construye la

81
Unesco, se redifica una visión normalizada del patrimonio, que en sí mismo se
vende y se muestra como algo exótico y llamativo. A propósito de esto recalca que
la UNESCO:

Declara sin tapujos, que la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la humanidad


ayudará a compensar el desequilibrio territorial porque permitirá a zonas sub-
representadas –África, América y países del Pacífico–, tener un espacio en el mapa
de la excelencia (Santamarina, 2013: 261)

Ligado a la forma en que la Declaratoria cobra un valor heurístico en la


localización del territorio en un espectro mundial, el 9 de Octubre de 2012, se publica
en El Diario del Otún el artículo de prensa “El futuro del PCC está en Asia”, en donde
el Ministro de Comercio, Industria y Turismo, Sergio Díaz Granado, postulada al
continente Asiático como una fuerte oportunidad para Colombia en materia turística
y mercantil.

Para Granados al PCC hay que venderlo como el producto turístico estrella de
Colombia en esa región, “nuestros estudios de mercado demuestran que a los
ciudadanos asiáticos les genera mayor complacencia los destinos de naturaleza y
cultura, que la playa, con este panorama nuestros esfuerzos están dirigidos allí
(Pachón, 9 de Octubre de 2012).

Frente a lo anterior, se recalca que el turismo es un fenómeno global que se


inserta en esferas sociales que antes entraban en el orden de lo privado. Así, la vida
familiar, los modos de vida y de producción ahora se escenifican y son objeto de
espectacularización, para ser vendidos en el exterior como muestra de lo diferente.
El turismo patrimonial y el PCC están pensados principalmente como objeto de
promoción en un mercado mundial, el cual más que resguardar y “salvaguardar” un
modelo de vida y una “tradición” que según las narrativas establecidas giran en torno
a una práctica cafetera, lo que busca es garantizar el mantenimiento de una
economía que se ha basado en un modelo agro-exportador y, por consiguiente, un
mercado que ha surgido de dicha lógica y que ahora le apuesta al turismo como
garantía económica.

82
2.1.3. ¿Exigencias al Paisaje o exigencias del Paisaje? lógicas de mercado
y desarrollo

En la medida en que el turismo se convierte en un “beneficio generalizado” para


la región, surgen desde las instituciones de índole público y privado, demandas
hacía el paisaje –como realidad en construcción cosificada– que suplan nuevas
necesidades que surgen como resultado de actividades de corte mercantil. Sin
embargo, en algunos casos dichas instituciones no muestran las exigencias como
un proceso que vaya desde ellos hacía el paisaje, sino más bien como demandas
que el PCC hace al territorio y en consecuencia a sus pobladores.

El 30 de Junio de 2012 el periodo La Tarde publica el artículo “La oportunidad


es fortalecer la esencia cafetera y rural” donde el experto en turismo de la National
Geographic Christopher Baker, habla de las falencias que se tienen en la
administración del PCC.

A pesar de ser considerado Paisaje Cultural Cafetero, Patrimonio de la Humanidad


y de ser la zona indicada para conocer la cultura y el proceso del café, la región aún
no sabe explotar este potencial. Según Baker, creador de la guía National
GeographicTraveler Colombia, “Hay una cultura en torno al café muy interesante,
pero por ahora creo que la oferta es regular, debe ser magnificada, necesitan
convertir más haciendas a hoteles, es lo que uno espera cuando llega allí” (La Tarde,
30 de Junio de 2012).

Los señalamientos que realiza Baker apuntan a un incremento de la actividad


turística, mediante la mejoría de los servicios que ofrece el PCC como plataforma
cultural y patrimonial. Sin olvidar que esto implica poner en la misma sintonía a los
actores sociales, como es el caso de fincas cafeteras que por la crisis del grano han
reformulado sus ingresos a través de otras plantaciones o bien la transformación a
haciendas o eco hoteles.

De acuerdo con el análisis de Bolívar, sobre el turismo en el Quindío, “Por esta


vía, los programas turísticos convierten a los pobladores nativos de la región en
“anfitriones” y “cuidadores” de un paisaje y de una identidad regional que les dan un

83
lugar específico en el mapa del Estado nacional”. (Bolívar, 2006: 53). En este
sentido, las narrativas sobre el PCC construidas desde la lógica de mercado
apuntan en su gran mayoría a los cambios y posibilidades que trae el turismo para
la economía regional y para su reconocimiento en un ámbito internacional.

Si se piensa de acuerdo al imaginario que difunde el Discurso Patrimonial


Autorizado (Smith, 2011) del patrimonio como cosa, que es lo que reproducen en
buena medida las instituciones que “velan” por el patrimonio, surge la pregunta de
si el territorio estaba preparado para obtener un reconocimiento que en últimas le
demanda la puesta eficaz de planes y acciones para que este a una altura
significativa a ser reconocido. O si por el contrario la Declaratoria se presenta como
una “catapulta” para justificar la inversión en el territorio y más que en el territorio en
infraestructura que solidifique la actividad turística y por tanto el ingreso económico.

Ratificar el PCC a nivel mundial, mediante la promoción que hacen los gobiernos
y las empresas, no solo pone la región en un plano turístico, sino que también lo
sitúa en un marco de referencia para la inversión y la llegada de nuevas empresas.
Si bien, el turismo se plantea como un plan promisorio, el mundo del mercado y del
consumo es tan amplio, que no solo se restringe al fenómeno turístico.

Es así como en el marco del Foro Ciudades del Siglo XXI, realizado en la
Cámara de Comercio de Pereira, el 3 de mayo de 2012, los esfuerzos del
Departamento de Risaralda se centran en la educación y la tecnología como
elementos centrales para el desarrollo.

Sobre esos dos temas hay que empezar a trabajar de manera urgente, porque son
base fundamental para ir consolidando la región como competitiva a la hora de
presentarse como una opción para que lleguen nuevas empresas a generar
posibilidades de empleo, pero sobre todo fortalecimiento del sector
productivo.(Vega, 3 de mayo de 2012)

Invertir en los sectores educativos y tecnológicos, se presentan como tema


fundamental, ya que el fortalecimiento del paisaje es eficaz siempre y cuando se
empiece por sus cimientos, que tienen que ver por un lado con la educación para la

84
población que deriva en un aumento de ciudadanos competentes para afrontar las
demandas que impone día a día la sociedad de consumo, y por otro lado con la
tecnología que se traduce en un aumento de la productividad.

Aunque las iniciativas sean igualmente con fines mercantiles, la manera de


promover la región se plantea por dos caminos diferentes, que pueden llegar a
complementarse.

El Paisaje Cultural Cafetero hoy nos exige cada vez más preparación de nuestros
ciudadanos, pues esa sola etiqueta ya genera una diferenciación que nos obliga a
estar a la altura en materia turística, y ese renglón aún inexplotado exige el
bilingüismo como materia prima para la solidez del sector, pero además, para
generar mayores oportunidades de negocio. (Vega, 3 de mayo de 2012)

Los dos anteriores artículos son una muestra de las formas en la que se
promociona el territorio desde una misma lógica, con las mismas finalidades pero
con medios diferentes para catapultar el PCC, lo cual se materializa en sus
narrativas que demuestran que al patrimonio se le puede dar un uso turístico y que
las demandas que se le hacen tiene intereses financieros, donde el PCC es
explotado empresarialmente. Entender el PCC desde está lógica que lo ven los
entes públicos y privados pone en detrimento la imagen idealizada que se tiene del
patrimonio como cuidador de lo “tradicional”.

2.2. La incidencia del mercado en la Gestión cultural

El “Paisaje Cultural Cafetero” dentro de las clasificaciones de los Paisajes


Culturales que realiza la Unesco, entra en la categoría de “Paisaje Cultural
Orgánicamente evolucionado continuo”, como resultado de la integración de
diversas esferas de lo social, como lo económico, productivo, familiar y por supuesto
ambiental. La posibilidad de este paisaje se debe a la acción humana y a las
adaptaciones y cambios al medio en un momento dado del acontecer histórico y lo

85
que lo diferencia de otros Paisajes Culturales orgánicamente evolucionados como
el fósil o relicto es que actualmente se encuentra vigente (Rigol, 2004).

El paisaje continuo es el que retiene un papel social activo en la sociedad


contemporánea, estrechamente asociado con la forma tradicional de vida, y cuyo
proceso evolutivo está todavía en curso. Al mismo tiempo, exhibe evidencias
materiales significativas de esta evolución en el transcurso del tiempo (…) Muchos
de estos paisajes culturales, además de constituir testimonios históricos y
culturales, reflejan soluciones sostenibles para la vida actual de las comunidades
(Rigol, 2004).

Lo anterior cobra relevancia ya que el Discurso Patrimonial Autorizado (Smith,


2011) retoma esta definición para sustentar la diferencia y la diversidad que poseen
los “atributos” del territorio, que en ultimas se materializan por excelencia en las
prácticas y actividades culturales que se ligan a toda esta realidad en construcción
que llamamos PCC.

El 2 de Julio de 2011, Crónica del Quindío pública el artículo de prensa “Se


justifica la fiesta”, que habla de la celebración número 125 de las fiestas de Calarcá,
Quindío ligada a la “gran noticia” de la Declaratoria como reconocimiento regional.

La fiesta transcurre en una ciudad del “paisaje cafetero” y de ahí que se tenga la
obligación ahora de proteger sus cafetales, la belleza de sus pequeñas y medianas
fincas, como necesario y obligante será defender el medio ambiente de los
municipios que quedaron enmarcados en el Paisaje Cultural Cafetero, PCC,
Patrimonio Cultural de la Humanidad. Calarcá tiene muchas velas en este entierro,
porque en su geografía está una parte significativa de la historia cafetera quindiana
(Crónica del Quindío, 2 de Julio de 2011)

De acuerdo con el fragmento retomado el PCC se convierte en una obligación y


un compromiso a futuro que garantice la protección del territorio. De nuevo se
cosifica el patrimonio y se le acreditan capacidades que se traducen en beneficios
regionales. Se podría pensar que desde una lógica de mercado no serían muchos
los planes e inversiones hacia “lo cultural”, sin embargo, la celebración de las fiestas

86
en los Municipios, no dependen de la Declaratoria, sino que siguen el transcurso
que han llevado por un gran periodo de tiempo, pero ahora cuentan con el respaldo
de ser muestra del PCC lo cual no solo “vende” y es llamativo, sino que a su vez
sitúa al PCC en el imaginario colectivo de la población reforzando un sentimiento de
familiaridad y representación.

A este propósito, en el Departamento del Quindío se dio pie a una iniciativa que
aplaude las manifestaciones culturales de la región por medio de actividades que
entran dentro de lo artístico. El proyecto de investigación etnográfico “Música
campesina, sueños y sentires: historias de hombres y mujeres del campo, contadas
a través de sus canciones”, relata a través de música vivencias propias del modo
de vida campesino y con ello se alude al PCC como realidad que simboliza la
“Cultura Cafetera”:

El narrador principal de la serie fue Fabio Giraldo Giraldo, reconocido trovador y


músico de la región, que representa en su lenguaje y experiencias, las migraciones
culturales del Viejo Caldas y la idiosincrasia ecléctica de un pueblo de múltiples
influencias. Un hombre con las condiciones para realizar una inmersión en las
prácticas culturales, los sueños y sentires de nuestros campesinos, es decir, de sus
semejantes, sin perturbar de manera significativa la espontaneidad de los relatos
(Crónica del Quindío, 2 de Diciembre de 2012)

Este proyecto etnográfico recopila los testimonios de campesinos y las


experiencias de la vida en el campo. Retratar su percepción del mundo ratifica una
semejanza al legado de la colonización Antioqueña y la importancia del café como
producto determinante en la construcción de identidades; más allá de eso, esta
creación musical, se enmarca en una producción artística y mercantil, donde el
consumo que se fortalece es simbólico y cultural, reforzando y a su vez creando
narrativas que legitiman un relato patrimonial de la esencia de la región promovido
como un continuum histórico.

El PCC al estar enmarcado en un Paisaje Cultural continuo, suscita la idea de


que al estar vigente es “útil” para encontrar soluciones sostenibles para la vida de
sus pobladores. Sin embargo, sería lógico pensar que las iniciativas públicas y
87
privadas apuntarían al fortalecimiento del sector agrícola, para reforzar la economía
a través del cultivo que se supone dio origen a todo el entramado cultural. Muy
alejado de esto, lo que se refleja a través de los casos retomados, son planes
focalizados en el mejoramiento de la economía regional a través de actividades de
orden terciario.

El 11 de Abril de 2013, Crónica de Quindío pública el artículo de prensa “Turismo


experiencial, apuesta para el Paisaje Cultural Cafetero”, que habla de dos iniciativas
que se gestan desde el Ministerio de Turismo para la promoción del PCC, las
estrategias “Cultura de una nación cafetera” y “El hogar de una raza trabajadora”,
fueron presentadas en el marco del lanzamiento de la marca país “Colombia,
realismo mágico”.

De acuerdo con Sanín (2010) en la actualidad en las sociedades de consumo


se viene gestando una economía de la experiencia, en la cual los turistas se alejan
del consumo de mercancías para insertarse a una dinámica donde la experiencia
localizada tiene un valor agregado. A través del turismo de experiencia las marcas
país cobran un valor heurístico al representar simbólicamente a una nación,
causando en los individuos que se encuentran en ese marco de representación un
sentido de pertenencia y para la población externa a dicha esencialización unas
ansias de consumo por lo exótico y autentico.

Las marcas país son el reflejo de estrategias de representación de un pasado


donde se retoman retazos de la historia de un país con el fin de uniformar los juicios
y opiniones mediante la difusión de una narrativa que invisibiliza las crisis,
desigualdades y conflictos existente en la población.

Una estrategia mercantil desde la perspectiva de la patrimonialización puede ser


definida dando continuidad a los términos que se manejan, como aquella acción
mediante la que el pasado de una nación es reinventado y traído al presente, con el
fin de construir con él una narrativa de la historia nacional. Una que funcione como
fuente de identidad para los ciudadanos (Sanín, 2010).

88
El PCC no solo es reconocido y enaltecido al estar en el mapa de la UNESCO,
sino que a su vez se encuentra promocionado dentro de la marca país “Colombia,
realismo mágico” campaña que se proyecta a nivel mundial y expande las
posibilidades de que el territorio se conozca con fines turísticos, mercantiles y
empresariales. Las estrategias que se plantean desde el Ministerio de turismo
ambicionan los mismos alcances y aunque se proyectan como turismo experiencial
ligado a resaltar las prácticas culturales de la región, lo fines mercantiles son los
mismos. Los siguientes apartados, que referencian las declaraciones de la
presidenta de Proexport7 María Claudia Lacouture, ofrecen una idea general de las
dos estrategias turísticas con las que se busca promocionar el territorio:

“Cultura de una nación cafetera” se refiere al recorrido por las plantaciones de café,
cómo los turistas acceden al proceso de recolección y producción del grano,
“adelantado por las manos de los campesinos que escogen los mejores frutos y los
convierten en una de las bebidas más representativas del país y populares del
mundo”. (López, 11 de Abril de 2013)

“El hogar de una raza trabajadora’ se refiere a los pueblos del Paisaje Cultural
Cafetero, PCC, a la arquitectura colonial llena de colores. “Estos pueblos son el
hogar de una comunidad muy trabajadora que desborda gentileza y alegría. El
aroma delicioso y característico del café, inunda sus calles y esquinas” (López, 11
de Abril de 2013)

Como puede observarse, la primera estrategia refiere a una práctica


experiencial donde los turistas pueden obtener una “aventura” de primera mano
donde se acerca a la actividad cafetera que ultimas está siendo esencializada como
una práctica “armoniosa” donde se invisibilizan las desigualdades y crisis por las
que pasan los recolectores y caficultores. La segunda estrategia remite al estilo de
vida que según el Discurso Patrimonial Autorizado (Smith, 2011) tienen muchos de
los pobladores que están enmarcados y representados en la “Cultura Cafetera”. En

7
ProColombia es la entidad encargada de promover el Turismo, la Inversión Extranjera en Colombia, las
Exportaciones no minero energéticas y la imagen del país. Información obtenida de la Página oficial de
ProColombia.

89
últimas lo que se busca a través de estas estrategias es intensificar en el imaginario
colectivo tanto de la población como de los turistas la importancia del café como
cultivo representativo, mediante prácticas que adentran a los individuos a vivir una
experiencia “familiar” de consumo simbólico y material.

2.3. Café, sostenibilidad y mercado

El sector Cafetero en la región, se ha visto sumido en una profunda crisis como


resultado de la baja productividad que se da por estructuras agrícolas deficientes,
el envejecimiento de los cafetales y la baja tasa de escolaridad de las familias que
están a la cabeza de las pequeñas fincas cafeteras ubicadas en el Municipios de la
Declaratoria. Frente a esto el Estado Colombiano y la Federación Nacional de
Cafeteros, han procurado tomar medidas para solventar la crisis por las que pasa el
sector por medio de la implementación de los cafés especiales, en aras de aumentar
la productividad y la economía cafetera. (PNUD, 2014)

Un café se considera especial cuando es percibido y valorado por los consumidores por
alguna característica que lo diferencia de los cafés convencionales. Por lo cual están
dispuestos a pagar un precio superior. Para que ese café sea efectivamente especial,
el mayor valor que está dispuestos a pagar los consumidores, debe representar un
beneficio para el productor (PNUD, 2014: 22)

En el marco de las iniciativas de la Federación se crea en el año de 1996 el


programa de cafés especiales (PNUD, 2014), con el fin de aumentar el mercado
cafetero en el exterior del país –ya que la mayoría de cafés especiales son de tipo
exportación– y a su vez generar un valor agregado para los productores.

Generar estos tipos de cafés no es tarea sencilla, ya que requiere pasar por
varios filtros de calidad que implica para el caficultor una inversión significativa que
se supone luego se verá reflejada en las tasas de producción y comercialización,
sin embargo, se hace la salvedad de que alcanzar estos estándares de calidad se
presenta como una labor dificultosa para las pequeñas y medianas fincas cafeteras
donde la producción apenas si alcanza para la subsistencia del precio y los gastos
que ello acarrea.

90
Relacionado con el tema de los cafés especiales se retoma el artículo de prensa
“La Morelia cumple cuatro años de darle valor agregado al café”. En el escrito se
destacan las propiedades de la finca cafetera ubicada en el la Vereda El Caimo en
la Ciudad de Armenia:

La finca es un modelo empresarial, un engranaje que opera sincronizado desde el


momento mismo de la recolección hasta la preparación, ese transformar el grano en
una línea excelsa que es apetecida en los mercados europeos. La Morelia es un
ejemplo organizacional que puso en marcha Fabián Torres, luego de que en
Londres aprendió más de café que en la propia finca que sus padres adquirieron en
1982 (López, 28 de Junio de 2013).

A lo largo del artículo, el dueño de la finca la Morelia, Fabián Torres, relata su


experiencia con los cafés especiales y señala las falencias que tiene la caficultura
en el país. En un primer momento se hace alusión a la precaria formación que hay
en el país frente a lo relativo al café, al ser la región Declarada como “Paisaje
Cultural Cafetero” se pensaría en la implementación de proyectos que fortalezcan
el conocimiento del café, principalmente en aspectos como las nuevas tecnologías
que facilitan la producción. Por otra parte, destaca que los caficultores deben
empezar a apuntarle no solo a la producción sino también involucrarse en los
procesos de comercialización.

Un aspecto que se presenta como positivo desde el proyecto de los cafés


especiales, es su focalización en la calidad de grano y la bebida, de lo cual se
cercioran por medio de estándares de calidad y también el impacto de las fincas en
ámbitos sociales y ambientales. Frente a lo anterior surgen varias cuestiones,
siendo la primera el hecho que desde una lógica de Mercado se apunta a un café
de calidad porque está ligado al consumo del producto en el extranjero, lo cual
influye significativamente en la imagen y concepción no solo del café Colombiano
sino en general hacía país.

Por otro lado, si el proyecto de cafés especiales trae “beneficios” tanto a nivel
ambiental, porque generan un menor impacto en las fuentes hídricas y en los suelos,

91
y en un ámbito social, al representar un mayor ingreso para los caficultores, surge
la pregunta de ¿por qué no se presenta como una apuesta extendida para las fincas
de pequeña y mediana escala para garantizar la sostenibilidad del sector? Al
respecto, el artículo: “Fincas cafeteras requieren innovación para potencializar el
turismo” publicado el 27 de Junio de 2014 (justamente finalizando el periodo de
tiempo que abordó el presente trabajo), se presenta como relevante porque resulta
contrastante al narrar cómo al tercer año de la Declaratoria por fin se planea el PCC
en términos de Café.

Dicho artículo, retrata debates y discusiones sobre el café en la región, en el


marco del Foro sobre Cafés Diferenciados llevado a cabo en la ciudad de Armenia,
en el cual Jaime Duque, director regional del Instituto de Calidad del Café en
Colombia, subrayó como la innovación en cafés alternos genera un desarrollo en la
caficultura y el en el mejoramiento de la empresa agraria derivándose en un éxito
mercantil a nivel internacional. Respecto a esto, el funcionario comenta de los cafés
diferenciados son: una tendencia que el mundo está pidiendo, se debe implementar
una estrategia que incluya la preservación de fuentes de agua, la sostenibilidad del
suelo y la conservación del paisaje (López, 27 de Junio de 2014).

El “cuidado” del paisaje se presenta como un elemento central desde la lógica


mercantil de los cafés especiales, porque el PCC se convierte en un estandarte que
activa según las narrativas establecidas unas ansias de consumo por lo “auténtico”
y en esa misma corriente amplia nuevos mercados —principalmente
internacionales— para los cafés especiales.

Desde las narrativas emitidas por el funcionario Jaime Duque, se le pide a las
fincas cafeteras que apuesten por el desarrollo de un caficultura innovadora. Lo que
no se hace evidente, es que las razones por las cuales los caficultores están
sumidos en la crisis, es por situaciones ajenas a ellos, mucho tiene que ver las
regalías que el Estado disponga para el sector cafetero, los proyectos que se gesten
desde las instituciones como la inversión en la renovación de los cafetales y las
demandas del grano en el mercado global.

92
3. VALORACIÓN PATRIMONIAL: PUNTOS DE ENCUENTRO Y
DESENCUENTRO FRENTE AL “PAISAJE CULTURAL CAFETERO”

Hablar del “Paisaje Cultural Cafetero” como una realidad en construcción, la cual
responde a diferentes intereses y fines con relación al paisaje, implica re-pensar el
patrimonio y distanciarse de los modelos en los cuales este ha sido encasillado,
reproducido y legitimado. Organizaciones como la Unesco en su función de regular
los bienes, objetos y lugares a ser reconocidos bajo la lógica patrimonial, también
se presenta como la encargada de emitir –como se ha mencionado con
anterioridad– un Discurso Patrimonial Autorizado (Smith, 2011), que limita las
posibles percepciones, vínculos y relaciones que se establecen con el bien
Declarado.

Para el caso del proceso de patrimonialización del PCC se introducen una serie
de imaginarios donde el paisaje es el escenario por excelencia donde según dichos
discursos se ha desarrollado un entramado cultural complejo y totalmente único,
ligado a un proceso productivo y económico que en su devenir histórico se concretó
en la configuración que hoy se puede encontrar en el territorio Declarado.

La esencialización del territorio deviene en una serie de conflictos que


trascienden sus producciones teóricas y discursivas cuando se topa con las
múltiples realidades que viven los actores sociales que encarnan día a día los
sucesos que acontecen en él. De acuerdo a esto, se presenta relevante resaltar
cual es la visión de la Unesco acerca del valor universal que tiene el territorio:

El PCC es un paisaje cultural y productivo en el cual se combinan elementos


naturales, económicos y culturales con un alto nivel de homogeneidad en la forma
de plantaciones cafeteras y sus paisajes (…) los elementos de adaptación social a
un uso único de la tierra pertenecientes a la propiedad, y el desarrollo de tradiciones
culturales y sociales altamente específicas y desarrolladas alrededor de la
producción de café (Unesco, 2010 en Ramírez& Saldarriaga, 2013: 122).

93
Dicha pretensión unificadora con la que se concibe el paisaje como un conjunto
homogéneo, invisibiliza la multiplicidad de rasgos sociales, culturales, económicos
y productivos que hay en el territorio y restringe, por medio de la Declaratoria, lo
cual es en sí problemático en tiempos de crisis cafetera. Ceñir el territorio a unas
características específicas que en ultimas se piensan como representativas, ayuda
a reforzar un imaginario globalizante acerca de los “atributos” que se piensa hacen
único al territorio.

No obstante, en este proceso de unificación de las particularidades del territorio,


su paisaje, pobladores y prácticas culturales, que se hace desde la lógica
patrimonial, en aras de difundir y porque no, vender lo “autentico”, se vierte en un
proceso en si paradójico ya que es desigual en su formación y apropiación (García
Canclini, 1999).

Desde los procesos de patrimonialización institucionalizados se ha procurado


mostrar la existencia de una realidad inmutable que combina y encaja diferentes
esferas de lo social a modo de rompecabezas, que en un todo sería el PCC. Se
considera de esa manera el PCC como una realidad innegable e incuestionable, al
ser el reflejo del acontecer de un pueblo y de sus pobladores.

Sin embargo, siguiendo las ideas de Prats (1997) el patrimonio “no está dado”,
ni tampoco “existe en la naturaleza”, por el contrario es una construcción social, que
por tanto está en manos de ciertos agentes sociales, con fines diversos en el
territorio, los cuales recurrentemente no se piensan en aras de un beneficio
extendido para toda la población, por consiguiente su formación es desigual.

En cuanto a la apropiación, esta va ligada a la valoración que se haga del


patrimonio y esta puede distinguirse en niveles locales –regionales– nacionales y
mundiales (Prats, 1997). Los distintos niveles de valoración del patrimonio invitan a
pensar en las posibles formas de apropiación que se dan con el territorio, de
acuerdo a la cercanía o distancia que se tenga con el mismo, y en esa misma
medida en el aprovechamiento, usos y posibles beneficios que se obtienen del
Paisaje Declarado.

94
Lo anterior mencionado habla de las pretensiones patrimoniales y sus posibles
alcances, las cuales más adelante al adentrarse en el presente capítulo servirá
como punto de contraste con algunas narrativas –tomadas desde los artículos de
prensa en línea– que se emiten desde los actores sociales, los colectivos y en
ocasiones instituciones, que ilustran la realidad que viven con la Declaratoria y los
posibles descontentos con el proceso de patrimonialización del territorio, o más bien
con los usos sociales que se han dado frente al PCC. A su vez, lo mencionado sirve
como apertura para debatir un poco sobre cuáles son los diferentes agentes que
conviven en el entramado social denominado PCC, como lo forman, lo moldean y
se apropian y en esa lógica cuales son los usos que le dan al patrimonio.

La multiplicidad de relaciones y visiones que se gestan frente al PCC mucho


dependen del tipo de agentes que tienen o entablan un vínculo con el territorio
Declarado, García Canclini (1999) nos habla de tres tipos de agentes que atraviesan
o inciden en la labor patrimonial, el sector privado, el Estado y los movimientos
sociales, los cuales aparecen de alguna manera equiparables a las lógicas de
producción narrativas que se han venido explicando a lo largo de esta investigación.

En el primero de los grupos de agentes, los entes gubernamentales donde se


pueden incluir el Gobierno Central, los gobiernos Departamentales y Municipales,
Cámaras de Comercio e Institutos de Cultura, Turismo, Medioambiente y
Corporaciones Regionales, las cuales tienen una relación ambivalente con el
patrimonio, por un lado lo vinculan a políticas públicas, planes de acción y planes
de ordenamiento territorial, donde a la vez que lo legitiman y lo promueven en un
discurso homogeneizador diluyen las diferencias e invisibilizan las problemáticas
presentes en diferentes sectores, impulsando un imaginario de realidad adornada y
teatralizada.

La segunda lógica de producción narrativa identificada, es la de mercado, la cual


podría plantearse como equivalente al sector privado, sin embargo, los procesos de
mercantilización del patrimonio no solo se hacen desde dicho sector, es posible
evidenciar la promoción del PCC como objeto de consumo y espectacularización a
través de entidades tanto públicas como privadas –Capital mixto– que en últimas
95
tienen un interés sobre el paisaje más funcional que afectivo. Por ultimo a lo que
García Canclini (1999) se refiere como movimientos sociales, se plantea pensar en
todos los individuos, colectivos e instituciones que tienen una relación intrínseca con
el PCC al estar inmersos en él, de esta manera su grado de percepción y
apropiación del patrimonio va de la mano con el vínculo que se tenga con el entorno
circundante.

Teniendo presente lo anterior, de acuerdo con Ramírez & Saldarriaga (2013)


existen diferentes tipos de vínculos hacía el territorio. El primero de ellos, el vínculo
directo lo trazan los agentes que sienten un arraigo hacía el territorio y en esa
medida las prácticas culturales que allí se desenvuelven le son significativas y hasta
cierto grado, en algunas ocasiones, representativas.

Este es el caso de algunos de los individuos, grupos y colectivos que a pesar de


ser de cierta manera los más cercanos a esta realidad llamada PCC que se pretende
como representativa, son los que en menor grado se ven representados en su
formación y proyección. Por otra parte, también existen Vínculos indirectos,
primarios y secundarios.

Los primeros mencionados –primarios-, hacen referencia a los agentes que


tienen una cercanía con el paisaje, pero esta no implica procesos de identificación
con el territorio, pero sí de reconocimiento de sus particularidades, en ultimas podría
decirse que allí se encuentran los agentes que referencian el PCC, tengan o no una
cercanía geográfica, ya que al estar ubicado en el mapa de la Unesco. A través de
las prácticas de difusión y las actividades de orden turísticos, cada vez se expande
más el imaginario del PCC como representación de la “Cultura e identidad cafetera”.

Por último el vínculo indirecto secundario se refiere a una valoración más


estética y política del paisaje. Es así como en este escenario entran a jugar los
intereses del ámbito gubernamental y de la lógica de mercado, donde el interés
comercial, el turismo y el reconocimiento global del territorio ocupan un papel
esencial, a su vez podría decirse que dichos agentes obtienen beneficios directos o

96
indirectos de la Declaratoria en la medida que invierte en él, constituyendo una
visión mercantilista.

En esta medida cada grupo de agentes ejecuta en el territorio un uso


diferenciado, que se basa principalmente entre la diferencia tácita entre lo que se
muestra –lo producido –y lo que se vive– la realidad de los actores sociales– en el
PCC, en los términos propuestos por Santamarina (2014).

La fabricación de un modelo imperativo de región, guarda coherencia con


muchos acontecimientos y prácticas que se piensan como representativos desde
algunas miradas, tomando forma en discursos que generan un salto milenario en
palabras de Santamarina (2014), que significan la recreación y puesta en escena
de que evidentemente existe un continuum histórico que remite los elementos del
pasado –tradiciones, prácticas culturales, paisajes– al presente, lo que le acredita
al territorio a mostrarse como una amalgama de atributos que se pretenden
auténticos.

En lo patrimonial la autenticidad ocupa un papel central porque sin esta


consideración carecería de sentido. Su atribución le confiere valor distintivo y le hace
merecer protección (lo auténtico en los principios de restauración, patrimonio
material), conservación (lo original en las guías de la preservación, patrimonio
natural) o salvaguardia (lo vernáculo en el compendio de custodia, patrimonio
inmaterial (Santamarina & Moncusí, 2015: 95),

La autenticidad del patrimonio se entremezcla con la mercantilización y las


ansias de consumo de lo que se demarca como único –experiencias auténticas–
regularmente sintetizado en el caso del PCC en prácticas turísticas de diferentes
órdenes, pero que igualmente demandan la reordenación de los municipios y
ciudades –vías, comercio, oferta turística, entretenimiento, infraestructura– en una
plataforma que sea coherente con el reconocimiento y la legitimidad que otorga la
Declaratoria. Lo cual implica un desplazamiento significativo de la economía
agrícola del territorio a la focalización en prácticas terciarias de prestación de
servicios, donde el turismo se muestra como un pilar económico.

97
Como se podrá observar en las narrativas que serán expuestas a continuación,
ocasionalmente algunos usos sociales del patrimonio se superponen y se
generalizan como actividad extendida para todo tipo de actores sociales, que a la
vez que aperturan un mercado extenso y desmedido del patrimonio como realidad
cosificada, generan procesos de desigualdad para una población que está a merced
de las disposiciones de dichos agentes.

3.1. Perspectivas divergentes frente a los usos patrimoniales del paisaje

3.1.1. Apropiaciones, usos y perspectivas frente al manejo del paisaje


Declarado

Las distintas formas de valoración del paisaje, que es en sí reflejo de la simbiosis


entre elementos culturales y naturales, se difuminan a la par que crecen en la región
las prácticas de consumo y mercantilización. Sin embargo, existen otras visiones
que denotan otras posibles vías de uso hacía lo que se puede generar en el
territorio. Así algunas de las narrativas que aquí se retomarán se dirigen a los usos
funcionales que se le dan al territorio por parte de algunos agentes y otras, a señalar
la precariedad económica, productiva e infraestructural en la que se encuentran
algunos municipios y ciudades del territorio Declarado. Lo anterior, restringe un
posible aprovechamiento de la Declaratoria según los imaginarios extendidos del
patrimonio como fuente de reconocimiento y por tanto beneficio regional.

Posterior a la fecha de la Declaratoria en el territorio se empieza a propagar un


discurso que incita a la población a reconocerse bajo un nuevo marco de referencia
llamado PCC. Dicho marco no se presenta para los actores sociales como impuesto,
dado que las narrativas referidas al reconocimiento del territorio en un mapa global
se orientan a despertar sentimientos de familiaridad con el paisaje, como lo indica
esta nota: “La Unesco al declarar el paisaje cultural cafetero patrimonio de la
humanidad, nos ha llenado de optimismo y enaltecido a regiones emblemáticas del
país” (Restrepo, 25 de Agosto de 2011).

98
Tan solo dos meses después del reconocimiento del PCC en la Lista de
Patrimonio Mundial, la columnista Leonor Restrepo, del Diario del Otún, publica el
artículo “patrimonio que debemos conservar” en el cual habla de las ventajas que
trae el reconocimiento para el territorio, discutiendo a su vez los compromisos que,
como región, se deben asumir. Su sintonía con el reconocimiento se refleja en las
narrativas que demuestran una apropiación hacia el territorio, donde el optimismo
es traducido en procesos de conservación y preservación de los atributos culturales
y naturales, y por ende, en un mejoramiento extendido para la región, que (se
supone) llegará conforme al trascurrir del tiempo posterior a la Declaratoria. “Un
reconocimiento estimulante y comprometedor para una comunidad que debe
continuar conservando esencial el patrimonio, si quiere gozar de un privilegio que
muchos países quisieran ostentar, cuya responsabilidad debe asumir sus alcaldes
y gobernadores con irrenunciable desvelo” (Restrepo, 25 de Agosto de 2011).

El territorio ahora visto como un activo que genera beneficios en la medida en


que se resguarde y se proyecte, dado que con conservación no se pretende su
inmutabilidad, aunque así pareciera; encuentra su objetivo en la creciente actividad
turística que, como apuesta, implica no solo la disponibilidad de algunos
mandatarios e instituciones de orden público y privado, sino también la gestión de
un presupuesto lo suficientemente significativo que sirva de plataforma para la
apertura de un turismo de calidad. “Todavía nuestra infraestructura hotelera
requiere más desarrollo y apoyo económico; como de normas que impidan se
desdibuje el entorno que algunas administraciones permiten destruir sin rubor y
omisión” (Restrepo, 25 de Agosto de 2011).

A lo largo de este artículo de prensa, a la par de que se señalan los posibles


privilegios que podría traer consigo la Declaratoria, se enfatiza en los cambios que
deben llevarse a cabo en la administración del territorio para lograr su sostenibilidad.
Si bien el escenario que se traza va de la mano con nuevos órdenes económicos
ligados al turismo, su escenario por excelencia es toda la biodiversidad existente en
el paisaje. Así que la protección del medio ambiente se sintoniza como un pilar
central, el cual, según la autora, implica dejar a un lado las prácticas extractivistas

99
de orden minero y en esa medida implementar planes de acción a través de la
integración regional para la gestión de regalías tengan como fin último la
sostenibilidad del PCC.

Un problema recurrente que se menciona en algunos artículos de prensa es la


falta de socialización del patrimonio para la población, en este caso el problema no
serían los usos sino más bien la ausencia de procesos de difusión para que los
actores sociales en su medida reconozcan, se apropien y obtengan un beneficio de
él. “¿Cómo va el Paisaje Cultural Cafetero?” es un artículo de prensa publicado por
el Diario La Tarde el 24 de Febrero de 2012, por el columnista Carlos López, en el
cual se indaga sobre el proceso que a la fecha lleva el PCC.

Ya van ocho meses desde la Declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero (PCC) por
parte de la Unesco. Es preocupante que no se sienta el interés de los 47 municipios
favorecidos y peor aún, que no existan campañas para explicar su significado. Eso
se debe, quizás, a que el año pasado fue dedicado a la política electoral y a que las
nuevas administraciones apenas empiezan. Además, muchos de
los alcaldes salientes tenían otros intereses y dejaron el asunto en el congelador
(López, 24 de Febrero de 2012).

En las agendas políticas de los dirigentes, el PCC se muestra como un


compromiso a futuro más no como una nueva construcción social de la realidad que
está en proceso y debe ser reforzada y puesta en escena bajo planes de acción,
que la extrapolen a todos los rincones de la región y si se quiere de la nación y del
mundo. El autor del artículo, Carlos López, menciona que el trabajo de difusión del
PCC ha continuado en otros sectores con los gobiernos Departamentales y el
gremio cafetero, desde los cuales se apunta a proyectos de conectividad, vivienda,
turismo, caficultura y relevo generacional. Un punto crítico que se señala es que a
pesar de haber proyectos en fila, hay una distancia muy grande desde su proyección
hasta su materialización, la cual reside principalmente en la debida gestión de las
regalías por parte de los gobiernos Departamentales y Municipales, todo esto con
el fin de cumplir con el Plan de Manejo del PCC que entra como requisito de la
Unesco para hacer prevalecer el nombramiento.

100
Por otra parte el autor señala, como otra deficiencia de la cual deben encargarse
las respectivas Alcaldías, el estimular el “civismo” de los actores sociales, para que
asuman su responsabilidad y cuiden el patrimonio. Sin embargo, respecto a esto,
cabe resaltar que si la población no es consciente del proceso de patrimonialización
en marcha, poco o nada se van a preocupar por resguardar algo que apenas
conocen o han escuchado. “Es urgente una movilización para conocer el PCC e
iniciar su recuperación y su proyección. No hacerlo significa - como algunos
dicen- tener una marca muy honorífica, pero sin apropiación y sin resultados”
(López, 24 de Febrero de 2012). La inserción de nuevos imaginarios implica
repensar el entorno circundante en el que habitan los actores sociales en clave
patrimonial, es decir, proyectar otros fines en el territorio, los cuales van siendo
interiorizados por los actores en la medida en que ellos encausen e interactúen con
dicha realidad.

Es así como a mediados del año 2013 empieza una convocatoria para que
diferentes países postularan a través de una plataforma web sus principales
atractivos patrimoniales como Octava Maravilla del Mundo. En el listado de lugares
representativos se postuló el PCC por sus atributos diferenciados. La columnista
Gloria Inés Arias, publica en el Diario del Otún el 19 de Junio de 2013 el artículo de
prensa “El tema de hoy. No son sueños nada más”, refiriéndose a la postulación del
PCC a la lista de la Octava Maravilla del Mundo y contrastando según su postura el
territorio Declarado en un pasado, al que encontramos hoy en día por lo usos que
algunos agentes le están dando al paisaje.

El paisaje cultural cafetero, fue la maravilla del mundo, cuando conservaba su


naturaleza y los hábitats que relució, hasta hace unas décadas, un ambiente de
verdes paisajes, el céfiro de la montaña, el concierto de la gran variedad de aves
que visitaban en bandadas a las ciudades de la región, el olor a tierra fresca y el
matiz de balcones y jardines con semblante montañero. (Arias, 19 de Junio de 2013)

Si bien es claro que el pasado se idealiza como un mundo mejor, las narrativas
de la autora también demuestra un apego a un lugar que al no ser intervenido
guardaba mejor su esencia, tanto en su esfera ambiental, como en su arquitectura

101
tradicional. No obstante, es equivoco pensar en la inmutabilidad de algunas
poblaciones, principalmente de los centros urbanos ya que se encuentran inmersos
en los cambios urbanísticos y tecnológicos que llegan unidos a las ideas de
globalización.

Sí en vez de adelantar cantidad de proyectos urbanísticos y comerciales, el Estado,


igualmente, apuntalara proyectos de reforestación y limpieza al paisaje natural y
conservación del medio ambiente urbano, no quedaría la menor duda que hoy
seríamos los más fuertes y seguros ganadores del octavo puesto que disputan 334
lugares extraordinarios del mundo (Arias, 19 de Junio de 2013).

La crítica va dirigida a la destrucción ambiental, donde los proyectos


urbanísticos que buscan el confort y la innovación se superponen al cuidado del
paisaje y sus riquezas. Por otra parte menciona que el tema del desarrollo
económico y social es algo que apura en la actualidad, a lo cual se puede añadir
que conjunto al reconocimiento de Patrimonio Mundial, se postulan nuevos usos del
espacio Declarado que de acuerdo con la tesis de Santamarina (2014), se crean
imaginarios hibridados donde se exalta la espectacularización del territorio en una
lógica modernizada, que sirva para situar a la ciudad en la geopolítica de mercado
y de paso a nuevas prácticas de orden económico.

3.1.2. Usos del Paisaje y sus riesgos para el proceso de


patrimonialización

Se ha advertido que el deterioro ambiental es uno de los mayores riesgos que


preocupa en el territorio Declarado, tanto así, que muchos de los esfuerzos de las
instituciones ambientales y los Gobiernos Municipales y Departamentales se
enfocan en planes integrales que garanticen la salvaguardia del Patrimonio Natural.
En sí, podría pensarse que la inscripción del PCC en la lista del Patrimonio Mundial
se realiza en aras de garantizar la protección del entorno medio ambiental y del
patrimonio cultural fomentando su respeto y valoración (Red Alma Mater, 2010). No

102
obstante, una problemática recurrente frente a los usos que se le dan al Paisaje es
la constante transgresión de su integralidad.

Anterior a la fecha de la Declaratoria se empieza a extender un imaginario de


que dicho reconocimiento será de alguna manera la salida para los males que
aquejaban al territorio, dentro de estos, claro está, los daños ambientales
propiciados por la tala indiscriminada de árboles, el asentamiento de
multinacionales y la minería, entre muchos otros daños al paisaje. Un caso que
resulta ejemplificante es el del artículo “Paisaje cafetero vs paisaje minero”,
publicado el 24 de Junio de 2011, tan solo un día antes a la fecha oficial de la
Declaratoria, dicha narración en palabras de Carlos Baena celebra la inclusión, el
reconocimiento y la transcendencia de este suceso para el cambio a futuro del
territorio. “Si la UNESCO incorpora el Paisaje Cultural Cafetero al Patrimonio
Mundial, existirá una firme garantía para que el futuro verde cultivado por
generaciones, no se vea interrumpido por la aridez irreparable de las minas” (Baena,
24 de Junio de 2011).

El caso anterior resulta contrastante con artículos emitidos algunos meses


después donde se denuncia casos en los cuales se han otorgado licencias mineras
en el territorio, y aunque se sigue pensando en el PCC como un escudo contra los
males, se empieza a denotar la consciencia de que el PCC por sí solo no va a evitar
impactos ambientales si no va de la mano con la debida gestión de las
administraciones. El 16 de Diciembre del 2011, Jorge Eliecer Peña, escribe en
Crónica del Quindío, el artículo “Paisaje Cultural Cafetero vs minería”, este artículo
que guarda similitud en su título con el anterior artículo retomado, del mismo modo
expresa la capacidad que tiene el PCC como una poderosa arma para defenderse
de la explotación minera, pero se centra en señalar las falencias que se han tenido
en fortalecer el PCC.

Increíblemente, nos dan la dignidad de patrimonio cultural de la humanidad en los


precisos momentos en que las grandes empresas mineras llegan con el permiso del
gobierno colombiano a la destrucción del paisaje nacional. (…) De ese flagelo, el
Eje Cafetero no está libre, por el contrario, son recientes y grandes los pasos que

103
se están dando para que las montañas del Quindío se conviertan en peladeros de
la minería; por esta razón tiene que haber un movimiento regional, que incluya a
todos los estamentos del Quindío y del Eje Cafetero para normar y defender el
Paisaje Cultural Cafetero, el único patrimonio cultural de la humanidad vivo que tiene
Colombia (Peña, 16 de Diciembre de 2011).

Frente al tema de la minería se han presentado una multiplicidad de


descontentos que no solo se emiten desde la gente de a pie, que es la sufre de
primera mano las consecuencia de los usos extractivistas del suelo, como el
agotamiento de los recursos hídricos, la contaminación, la transgresión a la
vegetación en detrimento de los cambios significativos del paisaje. La inconformidad
respecto a estas actividades también se emiten como se ha evidenciado en otros
artículos retomados a lo largo de este trabajo investigativo, desde los mismos
gobiernos, hasta el punto de que el Presidente Juan Manuel Santos, en el marco
del Acuerdo para la prosperidad realizado en Montenegro, Quindío, afirmo que las
actividades minerías no estarían presentes en el territorio del PCC, ni en los
páramos. Es así, como los usos contradictorios del paisaje no solo se presentan
discordantes con los mismos compromisos de los mandatarios, sino a su vez con la
Declaratoria.

Los artículos de prensa retomados en este capítulo, dejan entrever no solo los
descontentos de los pobladores, las administraciones y las instituciones frente a
diferentes problemáticas en las que se ven inmersos, sino que a su vez se
trasforman en denuncias, en críticas a los modelos actuales de construcción del
territorio que van de la mano con pensamientos desarrollistas que trazan en
proyectos de infraestructura el supuesto porvenir de la región y el país. Un caso
altamente controversial, es el proyecto del túnel de la Línea, que si bien, puede
pensarse como beneficioso para la movilidad del país, genera rechazo por parte de
la población que se encuentra en la zona de afectación del proyecto y en general
para este caso, el rechazo del Departamento del Quindío, a partir de argumentos
que se amparan en la Declaratoria:

104
¡No al túnel de La Línea y a la doble calzada! Detengamos a como dé lugar esa obra
maligna; nunca ha debido hacerse; sólo trae contaminación, perjuicios y amenazas;
llévense su horrendo túnel para otra parte; ahora somos Paisaje Cultural Cafetero,
protegidos de Unesco. (Aparicio, 9 de Mayo de 2012)

Estas son algunas de las consignas que se pronuncian por algunos gobernantes
del Quindío, sus pobladores, ambientalistas e inclusive periodistas, los cuales se
sienten a merced de un proyecto que, desde su mirada, será negativa para el
acontecer del territorio. Este proyecto atraviesa las fronteras de la Declaratoria ya
que no se encuentra en el trazado de las áreas principales, pero por su cercanía
resulta incurriendo en un daño ambiental al territorio este bajo la mirada del
patrimonio o no. El autor del artículo, Hugo Hernán Aparicio, señala el
comportamiento negativo de algunos funcionarios que supuestamente velan por el
interés público, pero desconocen los alcances que tiene el megaproyecto y en esa
medida ignoran los planes ambientales que deben exigir y los beneficios
compensatorios que se deben cumplir producto de la afectaciones no solo
ambientales sino también socio-culturales a las que se expone el territorio.

Acciones populares promovidas por nuestros líderes, vanguardia de la sociedad


quindiana. ¿Quién rehusaría participar en causas tan constructivas? Ante la apatía
general frente a temas de trascendencia para el porvenir regional, nacional, la
respuesta de quindianos pensantes como ellos debe ser escuchada. Túneles y
doble calzada a Cajamarca, indispensables para el sistema vial del país, hasta hace
muy poco objetos despreciados por gobernadores del departamento y alcaldes de
Calarcá, cobran importancia política (Aparicio, 9 de Mayo de 2012).

Un proyecto como este con sus alcances resulta paradójico para los intereses
de la población, donde se pone en una balanza dos usos diferentes del paisaje. El
primero de ellos de acuerdo con las narrativas emitidas en este artículo, iría en pro
de la construcción de dicho proyecto que traería “beneficios” en cuanto a la
movilidad de la región y del país, por otro lado las afectaciones ambientales son
innegables y se sustentan con más fuerza bajo la justificación del daño que traería
al territorio patrimonial y por tanto a sus pobladores.

105
Este caso es ilustrativo en tanto presenta dos usos del paisaje que así se
piensen como contrarios, en ultimas se hacen converger sea por medio de
cumplimiento de las exigencias compensatorias al territorio, que si bien no
sustituyen el daño causado, es lo más que se hace en proyectos como este que se
imponen a cualquier tipo de negación y desacuerdo colectivo.

Ligado a la magnitud del proyecto del túnel de la Línea, se encuentra una


diversidad de artículos de prensa que refieren al proyecto de re-pontencializacion
eléctrica del Quindío, a la cabeza de la EEB – Empresa de Energía de Bogotá – en
la zona del Parque Nacional Natural Barbas Bremen – y el Parque Natural Nacional
Las Marcadas, ambos reservas naturales protegidos.

El proyecto se traduce en un trazado eléctrico que atraviesa ambos parques


naturales con el fin de re-potencializar el abastecimiento eléctrico con el que cuenta
el Departamento del Quindío actualmente. Estas iniciativas han derivado en críticas
que se generan desde los Gobiernos Municipales y Departamentales, hasta
organizaciones ambientales, académicas y la población en general que desaprueba
el trazado por las consecuencias que trae al medio ambiente.

Para la Organización Ambiental Chinampa la ejecución del mega proyecto


energético Upme-20-2009 del ministerio de Minas y Energía no sería más que el
camino a la destrucción de un área con un alto valor cultural, paisajístico y ecológico
en el que se plasman décadas de lucha conservacionista, al tiempo que desplazar
de sus predios a pequeños y medianos propietarios por efecto de los riesgos de la
llamada contaminación invisible que se desprende de la transmisión de 230 mil
kilovoltios por encima de sus cabezas. (Victoria, 7 de Octubre de 2012)

Entre las múltiples afectaciones al paisaje que traería el proyecto, se encuentra


el deterioro de la flora y fauna, del agua que abastece a comunidades de diferentes
veredas que se encuentran circundante a los parque naturales, la contaminación
electromagnética que incidiría en el descenso de la población de los monos
aulladores, la cual es una especie en riesgo de extinción, entre muchas otras
especies que habitan en el área del trazado. El interior del artículo de prensa que
es escrito por Carlos Victoria, docente de la facultad de Ciencias Ambientales de la
106
Universidad Tecnológica de Pereira, se sustentan posturas de algunos líderes
ambientales donde se afirma que dicho trazado eléctrico daría paso a un “corredor
de muerte biológica” que sería incompatible con la Declaratoria de PCC, su
salvaguardia y su integralidad a futuro.

Sustancialmente como en muchos proyectos de interés públicos, se encuentran


otras posturas que afirman que el trazado será conveniente para el Quindío, ya que
el abastecimiento eléctrico actual no será suficiente en unos años, lo que derivara
en problemáticas significativas para el desarrollo del Departamento del Quindío. De
nuevo se puede observar dos usos diversos del paisaje, uno de ellos vela por la
protección de la biodiversidad mientras que el otro evoca un desarrollo regional a
futuro que se sustenta como beneficioso para la población.

3.2. Usos y desusos culturales del patrimonio

El patrimonio cultural actual se plantea como el reflejo de un proceso histórico


acumulativo, en el cual se han esencializado las prácticas cotidianas, la
infraestructura, los objetos, los hábitos cotidianos y las relaciones sociales en un
todo llamado “Cultura Cafetera”. Esta composición en la que se encapsula el
presente, es eficaz desde una lógica hegemónica porque dibuja un modelo cultural
legitimado a ser interiorizado por la población y su vez funcional para ser proyectado
en un ámbito global como un masa homogénea y “autentica” (Andrade, 2009).

A pesar de que la cultura según García Canclini (1995) puede verse como un
proceso de ensamblado multinacional, en tanto que los objetos y las costumbres al
entrar en un procesos de difusión y consumo mercantilistas, pierden su relación
intrínseca con su territorio originario; desde el proceso de patrimonialización se
celebra la “Cultura Cafetera” como un valor excepcional del PCC, muestra de una
tradición heredada.

Dejándose a un lado, las formas en que se difunde un imaginario sobre los


atributos culturales de la región congelados en el tiempo, pasamos al plano de las

107
gestiones culturales patrimoniales que llevan a cabo los dirigentes y las instituciones
y en qué medida se prioriza la salvaguardia de las prácticas culturales.

El 17 de noviembre de 2011, Uriel Salazar publica en Crónica del Quindío, el


artículo de prensa “Paisaje Cultural, insumo para el plan de desarrollo”. Este autor
realiza una crítica a la visión tan restringida que se tiene de cultura, cuando en
realidad puede ser vista como un gran contenedora de las manifestaciones del ser
humano en sus procesos de socialización. Bajo esta mirada toda expresión del ser
humano es eminentemente cultural, sin embargo, desde las administraciones se
tiende a situar la cultura como homóloga de las artes y la música, a saber que estas
son muestras en si culturales.

De esta manera, el autor enlista todos los atributos que desde su perspectiva
hacen parte del acervo cultural de una región que ahora se conoce como el PCC y
esta va precisamente desde las particularidades de paisaje donde se gestan
prácticas productivas, organización del espacio, arquitectura, gastronomía,
expresiones artísticas y discursivas, modos de expresión, usos del lenguaje, formas
de relacionarse, de vestirse y comunicarse.

Por ultimo en este artículo se señala que el mero reconocimiento por sí solo no
dará resultados de ningún tipo al territorio si no se invierte en trazar proyectos que
“posibiliten preparar el futuro de una manera integral”. (Salazar, 17 de Noviembre
de 2011). Si por algo se ha de empezar —en opinión de Salazar—, que sea por las
bases, y estas críticas u observaciones en dicho caso apuntan a lo realmente
importante que es unificar una comprensión a cabalidad de lo que es la cultura.

En el imaginario colectivo de la población del PCC recurrentemente se asocia la


cultura al sentido de pertenencia de los pobladores hacia el territorio, edificaciones,
monumentos y bienes materiales e inmateriales. No obstante, como se menciona
con anterioridad la cultura no es un programa a realizar en un itinerario político, más
si puede demandarse como un espacio donde se gestionen y se celebren
actividades con contenidos culturales. Teniendo como introducción a este apartado,
un artículo que propone una visión concreta y consecuente de cultura se propone

108
posteriormente retomar dos artículos de prensa que hablan en su medida de dos
construcciones culturales significativas, como lo son la arquitectura regional de
bahareque y las fiestas tradicionales de los pueblos, que, respectivamente están
recibiendo usos o bien desusos que llevan a su detrimento.

El 11 de Septiembre de 2011, el antropólogo Roberto Restrepo y el estudiante


de psicología a la fecha Sebastián Londoño, publican el artículo “Historia de casas
para el afianzamiento de la Declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero”, a modo de
reseña sobre la genealogía de una de las casas más antiguas de Filandia, Quindío,
que fue demolida poco tiempo después de la Declaratoria. Su trabajo con la
Arquitectura Regional de Bahareque, se remonta desde hace algunos años y se
refleja a través de su trabajo “Historia de casas, una mirada interdisciplinar desde
la etnopsicología”, en la cual retratan la historia de múltiples casas en si
representativas por su arquitectura única y representativa en la historia de un
pueblo.

Hay historias de casas que se enriquecen con la descripción de los objetos (el
pasado) y se afirman con el recuento de sus imaginarios (el presente). Objetos e
imaginarios son dos dimensiones que han perdido vigencia en el recuento
patrimonial arquitectónico, porque tampoco existen sus reservorios (las casas)
(Restrepo y Londoño, 11 de Septiembre de 2011).

Desde su perspectiva los bienes arquitectónicos no se presentan solamente


como edificaciones ilustrativas de un pasado, sino que, en sí mismas encarnan una
historia a través de su composición, que da cuenta de la estructura familiar por los
grandes tamaños de las casas y de algunas de las costumbres de la época “De sus
cuadros y vitelas que reproducen temas sagrados, nos queda la inmensa inquietud
de una época que rendía reverencia a sus iconos” (Restrepo y Londoño, 11 de
Septiembre de 2011). Para los autores de dicho artículo, perdidas como estas se
dan debido a la falta de gestión de las administraciones cambiantes y de la falta de
respeto a los procesos de construcción tradicionales, que derive a su vez en una
consciencia y construcción de identidad alrededor de las casas.

109
Esto es en sí problemático, ya que el patrimonio, puede ser tanto de carácter
heredado o de naturaleza apropiada. (Ramírez & Saldarriaga, 2013). Para el primer
caso, existen procesos de representación con el bien en la medida en que le
despierta sentimientos de familiaridad y apego. Sin embargo, los procesos de
apropiación son desiguales y se interiorizan en la medida que se difunden
imaginarios sobre el bien y su vínculo directo con el devenir histórico de una
población.

En la medida que la Arquitectura Regional de Bahareque es representativa y


alusiva a un pasado para algunos actores sociales, de la misma manera, algunas
festividades de los municipios y ciudades, están cargadas de un valor tradicional
que celebra las costumbres típicas y particulares de los pueblos. El Municipio de
Calarcá, Quindío, es reconocido en el Departamento por las Fiestas Nacionales del
Café, las cuales celebran y enaltecen todos los atributos de la llamada “Cultura
cafetera” reuniendo el folclor, la gastronomía, los vestidos, bailes y transportes
tradicionales como lo es el jipao. Posterior a la fecha de la Declaratoria, el discurso
cambia hacia la celebración del PCC, “El Paisaje Cultural Cafetero es el orgullo no
solo del Quindío sino de otros departamentos de la zona, sin embargo nuestra
región debe asumir el liderazgo para que en verdad se promocione de manera
integral esta exclusiva declaratoria” (Crónica del Quindío, 3 de Junio de 2012).

El anterior fragmento retomado, corresponde al artículo de prensa: “A rescatar


la tradición” publicado por Crónica del Quindío, donde se señala que a pesar de los
esfuerzos para obtener el reconocimiento, se deben establecer estrategias en aras
de lograr una mayor promoción, protección y conservación de los atributos del
territorio.

Vemos con inquietud, por ejemplo, que acontecimientos como las fiestas
tradicionales de los municipios, las que deberían tener una atención especial por
parte de los mandatarios para congregar así la mayor cantidad de expresiones de
su pueblo, lastimosamente han perdido su significado y no se han pensado o
integrado al desafío de ser un patrimonio. (Crónica del Quindío, 3 de Junio de 2012).

110
En concordancia con algunas de las opiniones de los lectores del diario, este
artículo se presenta como una crítica o forma de denuncia hacia como las fiestas
del pueblo se han volcado en actividades exclusivamente con fines de ocio y
recreación, que conllevan al consumo desenfrenado de drogas y alcohol y terminan
en prácticas violentas, lo que genera la duda sobre el poco espacio que se está
destinando para las actividades con contenidos culturales. Desde las narrativas
emitidas en el artículo se puede denotar que el PCC se piensa en términos de su
carácter heurístico, como catapulta que genere espacios de integración comunal y
enaltecimiento de las costumbres.

3.3. Crisis del café: Entre el reconocimiento simbólico y la


precariedad económica del grano

En la actualidad la baja productividad que tiene el café en la región, es un mal


síntoma de la profunda crisis en la que se ha enfrascado este sector económico
desde hace ya varias décadas. La crisis viene de acuerdo con Tocancipá – Falla
(2010), desde el año 1989 cuando se rompe el pacto mundial cafetero, encargado
de regular los precios del grano, así, estando expuesto el producto a las altas y
bajas del mercado, la depresión del precio del café era ineludible.

Una suerte de incertidumbre se ha venido generando frente a la falta de


concordancia del territorio Declarado con la productividad cafetera que sustenta.
Aunque en la Declaratoria se hace alusión al escenario actual de la productividad
en el territorio, los esfuerzos se centran en buscar salvaguardar un trabajo histórico
frente a la producción del grano, el cual cada vez más va en detrimento, producto
precisamente del desbalance entre la producción y consumo del grano. Aquí la
Declaratoria se presenta como una medida de aseguramiento de una práctica que
se pretende fue la base de la “Cultura Cafetera”.

De acuerdo a lo anterior, la imagen con la que antes se proyectaba al “Eje


Cafetero” “Triangulo del Café” y ahora “Paisaje Cultural Cafetero” como epicentro

111
de la producción cafetera, corresponde en la actualidad más a una representación
simbólica que a una realidad palpable. Sin embargo, es ineludible no pensar y a su
vez rescatar como ha sobrevivido dicha práctica económica a pesar de sus múltiples
y afectaciones. De acuerdo con Palacios (2008), el café colombiano en su proceso
productivo se ha sostenido en parte por la naturaleza de las economías campesinas:

La unidad familiar campesina que por definición no está orientada a la ganancia sino
a la reproducción de subsistencia y a decisiones en relación con el manejo de la
naturaleza, es el motor del desarrollo cafetero e indirectamente del desarrollo
capitalista de Colombia (Palacios, 2008: 32)

Dicha naturaleza de las plantaciones campesinas se menciona y se rescata en


los valores de excepcionalidad del PCC, en este caso el número uno: “Trabajo
familiar, generacional e histórico para la producción de un café de excelente calidad,
en el marco de un desarrollo sostenible” (Ministerio de Cultura, 2011: 29). En la
descripción de este valor uno de los rasgos distintivos son las unidades productivas
pequeñas y medianas, precisamente porque el modelo estructural desigual del
sector no deja prosperar más allá que la propia sostenibilidad de la parcela.

Teniendo presente la inestabilidad del sector actualmente, es posible leer en los


artículos de prensa una serie de inconformidades por parte de la población que
encuentra su sustento en la producción o comercialización de grano. Uno de los
mayores indicadores que da cuenta de la baja productividad del sector en el territorio
del PCC, son las estadísticas del desplazamiento de las plantaciones a otros lugares
del país. Así lo retrata El Diario del Otún en su artículo “No solo del paisaje…”

Los medios de comunicación se han ocupado por estos días del ranking de los
departamentos en la producción cafetera. Ya no somos el Eje Cafetero. Ni Risaralda,
ni el Quindío ni Caldas son como lo eran hace algunos años, el centro del café en
Colombia. (El Diario del Otún, 23 de Marzo de 2012)

El café como actividad económica significativa en el crecimiento y desarrollo del


país, estuvo encabezada por muchas décadas por la producción llevada a cabo en
el “Eje cafetero” conjunto a los Departamentos de Antioquia y Tolima, ahora, de

112
acuerdo con el artículo, la producción está liderada por el Departamento del Huila.
Estos datos se apoyan en otro artículo de prensa, redactado por Carolina Tabares
en Crónica del Quindío, titulado “Huila, el nuevo líder cafetero de Colombia”, donde
se señala que la producción cafetera en el Huila se ha venido acrecentando como
una alternativa social en el proceso de consolidación de la paz en el Departamento,
así mismo se señala que la disminución de la producción en otras zonas del país
que antes estaban a la cabeza –caso del PCC– se ha dado por la reducción del
área sembrada por el crecimiento de la zona urbana y por el cambio de vocación
agrícola. Retomando el artículo anterior del Diario del Otún, se señalan otros
factores significativos que han incidido en la baja producción del grano en el
territorio:

Dicen los expertos que la desmotivación de los productores tradicionales en


sostener sus cultivos, invertir en abonos, reposición de matas, se debe a las plagas,
al efecto del clima variable o invierno intenso o verano fuerte, y al creciente aumento
de los fertilizantes, que hace del negocio una actividad poco atractiva.(El Diario del
Otún, 23 de Marzo de 2012)

La Declaratoria por sí sola no cambiará el panorama de la producción cafetera


en la región, ya que evidentemente la problemática frente al grano en la que están
inmersos pequeños y medianos caficultores, denota problemas estructurales en el
gremio cafetero y su economía, que si bien se ven afectados por efectos climáticos
y medio ambientales, también se ven impactados por el alto precio de los insumos
y las restricciones frente a la variedad de grano que se autoriza a sembrar.

Como se mencionó en un principio del capítulo, los usos y las relaciones que se
entablan con el paisaje, están mediadas por el grado de cercanía que se tenga con
el bien. Siguiendo esta lógica, la crisis cafetera no es igual para alguien de la ciudad
que consume determinado tipo de café y que solo sufre sus cambios en las posibles
fluctuaciones del precio del producto. Otro panorama es el que viven miles de
campesinos que ya no encuentran su sustento en la siembra del grano y por
condiciones agrestes se ven impulsados a cambios en su vocación agrícola – si

113
es posible– o a vender lo que queda de su territorio a grandes productores que si
cuentan con la mano de obra y el capital para invertir en los usos de la tierra.

El boom del paisaje cultural cafetero contrasta con la debacle económica y social
del territorio donde se cosechaba el mejor café del mundo. El entusiasmo de
autoridades y académicos impulsores de la iniciativa no se compadece con la
amargura de miles de campesinos caficultores que a esta hora hacen maletas para
abandonar sus fincas y coger otro camino (Victoria, 5 de Agosto de 2012).

El profesor Carlos Victoria de la Facultad de Ciencias Ambientales de la


Universidad Tecnológica de Pereira, en su artículo “El Paisaje sin café”, pretende
dibujar el panorama por el que pasa el sector cafetero actualmente. La disminución
significativa de hectáreas que se han dejado de sembrar, son el reflejo de la
sobreproducción del grano y también de la baja cotización del café en el mercado
mundial, donde se traban en juegos de competitividad con países que aportan a la
sobreoferta como Indonesia, Etiopia y Vietnam. Según Carlos Victoria los cafeteros
que sobreviven a la baja, producen a pérdida el café.

Hoy por hoy el peor enemigo de este paisaje no es otro que el modelo neoliberal
que, desde los años noventa, le asestaría un golpe brutal a los precios agrícolas (...)
Los caficultores están arruinados y solo los grandes sobreviven a esta crisis, como
casi siempre ha sucedido (Victoria, 5 de Agosto de 2012)

Por otra parte la crisis en el sector cafetero no debe verse como una
problemática aislada ya que repercute en los índices de pobreza regional,
aumentando significativamente el porcentaje de familias desplazadas, la violencia y
la inseguridad producto de la precariedad económica que no es más que el reflejo
de un modelo político económico que ha sido históricamente desigual. Ligado a
esto, la desmantelación progresiva que vive el campo por el desempleo rural, en
última instancia lleva a que las actividades primarias se vean suplantadas por la
economía de orden terciario que crece progresivamente de la mano del aumento de
las lógicas de consumo.

114
La fuente que se asume por excelencia para comunicar el descontento y las
faltas por las que pasa un sector, se ha volcado sobre las movilizaciones sociales,
ya que no solo transgreden con el panorama de la cotidianeidad, sino que a su vez
despiertan en el resto de la población consciencia sobre la realidad de algunos
estamentos del país, en este caso el agro productivo.

Es común pensar que instituciones cafeteras como la Federación Nacional de


Cafeteros (FNC) se encargan de velar por los intereses del sector cafetero, sin
embargo, la imagen de la Federación como entidad representativa ha venido
decayendo hasta el punto que los pequeños y medianos caficultores se unieron para
convocar una movilización el 13 de Agosto del 2012, para solicitarle al gobierno
nacional una solución efectiva para la situación por la que viene pasando dicho
sector. Algunas de las peticiones se encuentran resumidas en el siguiente párrafo:

Entre los puntos que se busca tramitar ante el gobierno central se encuentra el
establecimiento de un precio estable e independiente de las variaciones en el
mercado internacional que garantice la compra de la carga del café en por lo menos
un millón de pesos (…) También se pide que se le dé al caficultor la libertad para
escoger la variedad a sembrar y que no se supedite el respaldo institucional a la
variedad Castillo, impulsada por el gremio por su resistencia a la roya. Con esta
solicitud se buscaría garantizar la recuperación de la cosecha y abastecer así el
mercado doméstico, que solicitan articular con una política de industrialización con
capital y trabajo de los productores nacionales. (Mejía, 14 de Agosto de 2012).

Las narrativas de algunos actores sociales frente a la problemática actual que


aqueja a los caficultores dilatan y transversalizan las proyecciones que se buscan
difundir sobre el PCC como centro de homogeneidad cultural y riqueza productiva.
Lo cierto es que una crisis económica y social como por la que han pasado los
caficultores deja entrever la brecha existente entre un PCC esencializado y las
múltiples realidades invisibilizadas por una nube patrimonializadora.

115
3.4. El Turismo como práctica económica: Patrimonio de la experiencia

Reiteradamente se ha mencionado que el PCC como patrimonio se presenta


como una construcción social cristalizando imaginarios que encapsulan las
características del territorio, acentuando las similitudes y difuminando las
diferencias. En esa misma medida el PCC permite procesos de construcción
comercial, donde se proyecta el patrimonio en términos de producto cultural listo
para ser consumido –simbólico y materialmente– por medio de las actividades
turísticas en el territorio. Respecto a la creciente relación entre patrimonio y turismo:
“El crecimiento exponencial del turismo y las nuevas exigencias de un mercado,
cada vez más competitivo, han situado el binomio patrimonio – turismo en un
matrimonio bien avenido“(Santamarina & Moncusí, 2015: 98)

En este sentido el PCC puede verse como una marca que consolida
estrechamente la relación entre mercado, consumo y patrimonio cultural (Sanín,
2010), siendo en si una plataforma que apertura nuevos mercados y lógicas de
consumo que tienen por fin último, más que dar a conocer el patrimonio, encontrar
en él una rentabilidad. En este plano, se localizan la mayoría de demandas frente a
los usos del paisaje, donde si bien, no se desacredita la creciente inserción del
turismo como actividad prioritaria, si se señalan las falencias que tiene este sector
aún incipiente en el territorio.

Muchos de los esfuerzos del Instituto de Cultura y Turismo y del Gobierno


Nacional ha sido consolidar la imagen del país en el extranjero, entre esos se
encuentra reforzar el PCC en campañas turísticas, para atraer un mayor número de
visitantes a la región, sin embargo, surge la pregunta ¿hay suficientes productos
para atender la demanda? Teresita Celis, autora del artículo de prensa “Que la
euforia por el Paisaje Cafetero, no nos lleve a improvisar”, publicado en el diario La
Tarde, indaga sobre el estado actual del turismo en la región y las principales
falencias que enfrenta dicho sector económico.

En el artículo, se señala que los operadores turísticos de la región advierten que


el tema de promoción de las ofertas debe tomarse con cautela y sin improvisación.

116
Según la autora a tan solo 4 meses de la Declaratoria, empezó un boom donde se
comienza a usar el PCC como catapulta para los negocios turísticos, sin conocer a
cabalidad lo que significa dicha Declaratoria.

El problema aquí, si se habla en términos turísticos, es cuántos de esos productos


están verdaderamente preparados y son aptos para recibir una demanda
internacional, que tras una promoción bien vendida, llegue a la región muy
expectante, con mucho conocimiento sobre el PCC, mucha información y al final se
lleve una tremenda decepción porque no encontró lo que le vendieron o por lo menos
lo que esperaba. (Celis, 19 de Octubre de 2011)

La promoción de un bien patrimonial sin el contenido adecuado puede ser


peligroso en tanto que desde la mirada extranjera se formarían una concepción
equivoca de territorio, no obstante, de acuerdo con las investigaciones de Santana
(1998) en diferentes contextos turísticos, el empresario como vendedor del
patrimonio no se cuestiona si la imagen que está proyectando tiene matices
erróneos, ya que el fin último es en qué medida genera beneficios suficientes.

Al unísono se presentan las voces de algunos mandatarios e instituciones de


orden público y privado al reconocer que se han realizado esfuerzos para apoyar el
crecimiento turístico así este aún se presente incipiente. En el marco del seminario
“Impactos en el turismo y la economía de la Declaratoria del Patrimonio Cultural”
llevado a cabo en Manizales en el mes de Abril de 2012, se fijaron estrategias para
impulsar el turismo internacional, a la par que se señalaron los principales factores
que frenaban su crecimiento.

La planeación integral se presenta como un punto reiterado, ya que si bien se han


visto esfuerzos al estar fragmentados no se denota un aumento significativo de la
actividad turística, siendo esencial una cohesión de las iniciativas mediante la
integración regional de actores y sectores sociales que se vean involucrados. A
pesar de los esfuerzos, que dicen haber realizado algunos sectores, el proceso de
reconversión de una región y la preparación y planeación para nuevos espacios
económicos, requiere una labor ardua que implica un trabajo conjunto y estructural.

117
Ligado a esto, se retoma el artículo “Paisaje Cultural Cafetero, una ventaja aun sin
aprovechar”, publicado por La Patria el 16 de abril del 2012: “¿Pero qué tanto falta?
En concepto de algunos operadores turísticos, de Cotelco, de la unidad de turismo
de la Gobernación y la Secretaría de Desarrollo de Caldas, las grandes falencias
son la promoción, la diversidad, y la infraestructura” (Layton, 16 de Abril de 2012).

Estos tres puntos mencionados por Juan Carlos Layton en el artículo de prensa,
son claves para entender la situación actual del turismo y es que si a lo que se
apunta es a un turismo de calidad, es necesario construir una plataforma traducida
en buena infraestructura vial, expansión hotelera, atractivos turísticos con contenido
cultural y natural, que es en ultimas lo que demanda el “patrimonio de la
espectacularidad” (Santamarina & Moncusí. 2015) donde se busca el consumo de
la experiencia.

118
REFLEXIONES FINALES

De acuerdo con la pregunta de investigación formulada, se podría concluir que


fue posible denotar a través de los datos la existencia de tres lógicas de emisión
narrativa donde al interior de cada una coexisten diferentes formas de percibir,
relacionarse y narrar el territorio Declarado. El PCC como patrimonio y realidad en
constante construcción, puede verse de manera caleidoscópica de acuerdo a las
múltiples funciones y facetas que se le otorgan, sea este como personificación del
reconocimiento y los procesos de representación que de allí se desprende o bien,
como punto de partida para la gestión de proyectos en aras de alcanzar lo que se
concibe como desarrollo.

A través de las narrativas fue posible evidenciar como en las tres lógicas el PCC
se ha difundido en el territorio y por ende en el imaginario colectivo como una
oportunidad que llega a los pobladores de expandir sus fronteras económicas
mediante la creación de nuevos proyectos que invitan al disfrute patrimonial y en
contraste con ese Discurso Patrimonial Autorizado (Smith, 2011) que lo promueve
como un beneficio extendido surgen opiniones y posturas que bien, lo respaldan o
lo debaten.

En una primera lógica de emisión narrativa desde el llamado ámbito


gubernamental, se observó cómo punto de partida la generación de condiciones de
aceptabilidad para que los actores sociales, interiorizaran y se vincularan con el
PCC. Se incitó a adoptar una postura frente al territorio Declarado que no era ajena
ya que las bases estaban sustentadas en la asociación e identificación con la
“Cultura Cafetera” como algo propio. La reificación de la llamada “Cultura Cafetera”
fue un punto de convergencia entre las lógicas de mercado y el ámbito
gubernamental para justificar acciones y vínculos en el territorio, orientados a la
creación de nuevos productos y proyectos con fines mercantilistas.

119
El paisaje desde las narrativas gubernamentales es visto como un compromiso
a futuro, es decir, como un plan más a incluir en las agendas de gobierno, un objeto
útil de intervención para llevar a cabo procesos de desarrollo en el territorio. Esta
forma de pensar, narrar e intervenir el paisaje, dio cuenta de que un objetivo central
de las instituciones que conforman este ámbito, es tomar el patrimonio como un
elemento cosificado que debe ser potencializado en aras del desarrollo, esto es
traducido en proyectos como vías, infraestructura y fortalecimiento de la plataforma
turística.

En cuanto al grano desde las narrativas gubernamentales se pone en un primer


plano la evidencia que se prioriza el café como lógica económica central del proceso
de institucionalización del patrimonio, pero muy a pesar de que esto es lo que se
emite, la realidad evidenciada a través de las narrativas es que este constituye un
sector económico desestabilizado por las crisis e inconforme por el poco apoyo que
recibe por parte del gobierno y de las instituciones cafeteras. De esta manera
aunque desde las narrativas gubernamentales se anuncia el café como eje central
y prioritario, existen puntos de desencuentro frente a las falencias del sector lo cual
afecta de manera directa no solo la economía regional sino también la imagen del
PCC.

Un segundo grupo de narrativas, emitidas desde la lógica de mercado, postulan


al PCC como una marca llamativa reflejo del “ser cafetero” que al interior del
territorio genera un sentimiento de “regionalidad” mientras que para el exterior se
muestra como un dispositivo que refleja la “autenticidad” y la “riqueza” de un Paisaje
Cafetero. Una apuesta evidenciada en las narrativas es que para alcanzar dicho
estado de prosperidad económica a través del PCC es necesaria la integración
regional, de instituciones y entidades gremiales y de instituciones públicas y
privadas.

Por otro lado el paisaje se muestra como una plataforma de oportunidades para
la región, así, el primer esfuerzo debe ir enfocado a su inversión, para que en una
segunda instancia traiga beneficios materializados en la economía. Por su parte, lo
cultural se vincula principalmente a las festividades tales como aniversarios y
120
festividades de los pueblos, según las narrativas este es el espacio por excelencia
donde se encuentran los entramados culturales los cuales a su vez pueden ser
promovidos turísticamente bajo la lógica de presenciar un turismo de lo exótico. Así
que es común que se gesten iniciativas por promover los reinados, la gastronomía,
los desfiles, las exposiciones y demás actividades comunes en el marco de las
fiestas. Sin embargo, lo que se quiere promocionar en últimas es una economía de
la experiencia, en donde los turistas que lleguen al territorio lo conozcan por las
prácticas culturales que se venden como “representativas” mediante su interacción
directa con ellas.

Respecto a la tercera lógica de emisión narrativa, denominada critica, se


evidenció a través de las narrativas en los artículos de prensa, una serie de
apreciaciones, opiniones y denuncias, sobre el carácter desigual en las formas de
apropiación del PCC, ya que no todos los actores sociales lo perciben igual y en
esta medida no todos ven en él un elemento representativo. Si bien, para algunos
es un medio económico y en tanto lo ven así su relación con el territorio es diferente,
los beneficios que se quieren sustraer de él no se piensan como extendidos para la
población sino solo para algunos sectores. A través de las narrativas se percibió
entonces un juego de intereses sobre el patrimonio, donde lo que resulta beneficioso
para algunos, deriva en un elemento nocivo para otros.

A pesar de que en cada capítulo las narrativas se emiten de diferente manera,


existen denuncias que se presentan convergentes en todas las lógicas. A través de
las múltiples narrativas es posible evidenciar falencias en cuanto al proceso de
difusión de la Declaratoria, evidentemente las instituciones académicas,
administrativas, turísticas y gubernamentales, están de cierta manera empapadas
de esta, pero en algunas áreas rurales, los campesinos, caficultores y recolectores
y muchos colectivos que se encuentran en los centros urbanos apenas y si han
escuchado hablar de la Declaratoria, por lo tanto no son consciente de las formas
en que pueden obtener un beneficio de ella.

Por otra parte, algunos de los planes y proyectos que se gestan en el territorio,
no son compatibles con la nueva “naturaleza” que se le otorga a este paisaje
121
Declarado, de esta manera si se sigue pensando el PCC de manera conveniente,
es decir, en ocasiones como abarcador de toda esta realidad, y en otras como un
plan o proyecto anexo a tener presente, existirán siempre practicas conflictivas ya
que transgreden con la “integralidad” del patrimonio vivo, natural y cultural

Frente al tema ambiental es posible concluir que hay usos que se le dan al
paisaje que se priorizan por encima de otros, proyectos como el túnel de la Línea
que generó descontentos en el Departamento del Quindío y la repotencialización
energética en el Parque Nacional Natural Barbas Bremen, son evidencia de que
para el Estado y para algunas instituciones la salida y vías de cambio del territorio
se piensan de la mano del desarrollo, opacando las voces de quienes viven en la
problemática y sustentan su descontento.

Como última conclusión, es importante resaltar que a pesar del discurso que
celebra y enaltece el patrimonio, los planes y propuestas que atañen al llamado
PCC existirían de igual forma aunque no hubiera el reconocimiento. Es decir, al
hablar del PCC, se proyectan planes sobre infraestructura, vías, vivienda,
seguridad; propuestas que son siempre constante en los planes de acción de los
gobiernos, lo que si trae el PCC es un nuevo proyecto sintetizado en el turismo.
Respecto a esto, el PCC se ve en el medio de una apuesta en cuanto a la proyección
del territorio, la cual, se encuentra en sintonía con lo mencionado anteriormente,
que son en últimas proyectos desarrollistas donde la Declaratoria se presenta como
catapulta para alcanzar procesos de modernización de la región.

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