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¿De qué va la Ética?

Síntesis por: Virgilio Cuxil, adaptado de Carranza, 2020.

Podemos hablar de dos dimensiones complementarias de la ética: La ética personal y la ética social.
Ambas son como las dos caras de una misma moneda. Este curso intentará reflexionar sobre ambas
pero adelanto una breve explicación.

La ética personal tiene como principio constitutivo lo que algunos llaman “la regla de oro” que
dice: “Trata a los demás como deseas que te traten a ti” o su versión negativa: “no hagas a los demás
lo que no quieres que te hagan a ti”. Es este un principio básico, sencillo que aparece en los
Evangelios (Mt. 7,12) pero que es la síntesis de otras grandes espiritualidades.

Este principio alude a las dos caras de la moneda: Remite a la persona a la vez que a su relación con
los demás.

Todo ser humano está llamado a crecer en humanidad. A crecer en eso que, aunque ya es por
naturaleza, le caracteriza más como proyecto de ser y hacerse persona, como un acto de libertad
y compromiso personal. Un camino antropológico.

Una persona sin ética se niega a sí misma el derecho a vivir en profundidad y sentido su existencia
y trunca el proyecto humano y los objetivos o metas con el que nació y para el que es llamado
por la ley de la vida corriendo el riesgo de terminar por afectar su propia vida y la de los demás.

La ética personal desembocará necesariamente en una ética social. Una ética para los demás.

El correcto entendimiento de la ética personal necesariamente nos lleva a


reconocimiento del otro, los otros, lo otro. Así de simple: Se es a través de
los demás. Son los otros los que nos llaman o reconocen por nuestro
nombre.

Aceptar que el otro/a existe y tiene derechos está a la base de esta ética.
Ver al otro también como persona, como otro yo que tienen también su
dignidad, derechos, necesidades etc. a

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Esto se le llama alteridad y es la clave de la vida. Sin este reconocimiento de la dignidad,
de los derechos e individualidad de los demás, el trabajo por los demás se vería reducido
a asistencialismo, cosificación o manipulación de los que no ven a los demás sino como
cosas, números, problemas u oportunidades para el beneficio egoísta y propio.

Esta cuestión de la ética, que tiene una fundamentación filosófica, tiene sus
consecuencias directas en la vida de los pueblos y países: Sin una actitud ética personal
y social la persona humana y su entorno se encuentran amenazados en su libertad, la
dignidad y equidad.

Un país podrá tener crecimiento económico,


desarrollo tecnológico y científico o grandes
edificios y avenidas, pero ser una sociedad
injusta, desigual o inhumana.

Un pueblo o una sociedad así está


condenado a vivir bajo la ley del más
violento, más astuto o más fuerte. Es la
cultura de la violencia, el egoísmo, la
corrupción, el subdesarrollo, la pobreza tal y
como hemos visto y experimentado a lo
largo de la historia y en nuestro propio país.
Todo acto en contra de los demás inicia con
la ausencia de ética.

Todo lo anterior apunta a que la cuestión que aborda la Ética es por lo tanto un
biológico: tiene que ver con la vida, impacta en la vida misma, nutriéndola,
acrecentándola o negándola y destruyéndola. Es por eso que Albert Schweitzer, aquél
médico suizo que dejó su apacible Suiza para ir a vivir al África, se refiriera a la ética
como una cuestión de “reverencia por la vida” .

¿Nos suena esto cuando oímos noticias sobre niños que mueren de hambre o están
desnutridos? ¿Tendrían que morir en un país como el nuestro? ... ¿Por qué sucede que
no tienen escuelas, medicinas o atención médica especializada? O buenas escuelas, con
libros y escritorios, buenos hospitales con medicinas y equipos, un sistema de justicia
efectivo (sin jueces que haya que comprar), seguridad en las calles y caminos, viviendas
dignas, relaciones laborales justas, bosques, lagos y ríos limpios etc. ¿Suena algo
parecido a lo que vivimos en Guatemala?

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La ética es un asunto social de vida. Es por lo tanto un asunto político.

Este curso pretende favorecer una actitud reflexiva


personal y grupal, crítica e informada ante la vida
desde una ética humanista personal y social, que no
debiera faltar en todo profesional con auténticos
deseos de servir a la sociedad.

No es un curso que pretenda resolver la casuística


de la ética (qué es bueno y qué es malo, o qué tengo
que hacer y qué no tengo que hacer…) sino las bases
fundamentales que han de orientar nuestro actuar,
nuestras decisiones y nuestras relaciones.

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