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MASTER PSICOLOGÍA CLÍNICA EN LA

INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA

OTROS
TRASTORNOS EN
LA INFANCIA Y LA
ADOLESCENCIA

IMPARTEN:
1. DEFINICIÓN Y DESCRIPCIÓ N

2. EPIDEMIOLOGÍA

3. CURSO

4. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
5. ETIOLOGÍA
6. TRATAMIENTO
Los niños pequeños, suelen mostrarse reticentes a establecer contacto y/o relacionarse con
personas desconocidas o en situaciones extrañas para ellos. Transcurrido un breve periodo de
adaptación a esta nueva situación (generalmente días), la práctica totalidad vuelven a hablar. En
cambio, otros prorrogan y generalizan este silencio ante personas y/o situaciones extrañas (no
íntimas). En estos casos, la inhibición de los niños pasa a considerarse un problema de la infancia.

Tramer (1934) fue el primer autor que utilizó por primera vez los términos “mutismo electivo”
para identificar el comportamiento (previamente descrito como afasia voluntaria por Kussmaul en 1877)
de aquellos niños que limitaban la comunicación oral a personas muy íntimas y en situaciones muy
específicas (siendo la mas frecuente el hogar).

1. DEFINICIÓN Y DESCRIPCIÓ N

El trastorno consiste en una incapacidad persistente de hablar en determinadas situaciones


sociales, esta incapacidad es de tipo emocional y aparece en ciertas circunstancias claramente definidas y
en las que se espera que hable. El trastorno debe interferir con el rendimiento escolar o la comunicación
social del niño y debe ser su duración de al menos un mes. El niño es capaz de hablar en otras
circunstancias, tiene capacidades lingüísticas normales, no presenta trastornos de la comunicación
(tartamudez), pero puede que no hable correctamente, aunque el niño tiene que tener un repertorio
suficiente de lenguaje para comunicarse con los demás. No aparece conjuntamente con un trastorno
generalizado del desarrollo o un trastorno psicótico.

Pese a la baja frecuencia de ocurrencia de este problema conductual, sus consecuencias pueden
resultar incapacitantes para el sujeto. Entre sus efectos desadaptativos se hallan los generados por el
aislamiento, el olvido y/o rechazo por parte de sus compañeros, déficits y/o carencias de los repertorios
básicos de conducta implicados tanto en las habilidades sociales necesarias para la defensa de los propios
derechos como en el inicio, mantenimiento y/o recuperación de una interacción social o, por otra parte,
los implicados por los déficits instrumentales generados por la carencia o reducción a mínimos del
rendimiento escolar.

Es frecuente que el niño trate de comunicarse mediante gesticulaciones y otras formas de


comunicación no verbal. Los niños afectados por este trastorno suelen manifestar síntomas de ansiedad
y retraimiento social y son frecuentes las conductas oposicionistas.
2. TÉCNICAS DE EVALUACIÓN PSICOLÓ GICA

Este trastorno es muy poco frecuente. No parecen existir diferencias significativas en función de
la variable organísmica “sexo”. La edad más común informada respecto del inicio de la conducta
problema se ubica entre los tres y los cinco años, pero ésta es generalmente reconocida como tal cuando
los niños inician su escolaridad y rehúsan a hablar con sus profesores y compañeros.

3. CURSO

El trastorno suele iniciarse antes de los 5 años, pero no suele hacerse patente hasta que el niño no va a la
escuela. El trastorno suele durar unos cuantos meses para posteriormente remitir y desaparecer, aunque
el trastorno puede persistir durante varios años.

4. DIAGNOSTICO DIFERENCIAL

A. Otros trastornos de la comunicación

Otros trastornos de la comunicación se presentan de forma generalizada (en todas las situaciones)
mientras que el mutismo selectivo acontece exclusivamente en determinadas circunstancias, mientras que
en otras el rendimiento en el habla es el normal.

B. Mutismo traumático

No hay que confundir el mutismo selectivo con el mutismo traumático. El mutismo traumático se
produce en aquellos niños que dejan de hablar después de un acontecimiento traumático. No es selectivo
porque se presenta de forma generalizada.

5. ETIOLOGÍA

En el ámbito conductual las hipótesis más ampliamente contrastadas en los estudios clínicos
publicados son las que relacionan ansiedad y/o refuerzo y mutismo electivo.

Se han apuntado diferentes hipótesis acerca del inicio de este trastorno como la aparición tras un
trauma temprano, dificultades del lenguaje, patología familiar, etc. Las hipótesis psicoanalíticas hacen
referencia a una fijación y regresión a la etapa anal.

6. TRATAMIENTO

El pronóstico de las intervenciones parece estar mediado por la prontitud con que se inicia el
tratamiento del problema en relación con su aparición.

Las terapias tradicionales no funcionan con este problema. Se ha probado con terapia
psicoanalítica, terapia de juego, terapia familiar sin resultados efectivos.
Las terapias más efectivas van dirigidas a la reducción de la ansiedad o eliminar esas respuestas
mantenidas por refuerzo positivo.

Para la reducción de ansiedad, se utilizan técnicas de desvanecimiento estimular, en las que se


realiza un programa de pasos para pasar de una situación estimular donde se produce habla a una situación
aversiva pero sin que el niño deje de hablar. Atenuación y modificación de los estímulos.

Si el problema es una respuesta mantenida por refuerzo positivo, es decir, cuando se entiende
el problema como motivacional. En este caso se diseña un proceso de moldeamiento, partiendo de
repertorios que el sujeto tiene que ir moldeando progresivamente hasta conseguir la conducta final
(que hable en otros contextos).
1. DEFINICIÓN Y DESCRIPCIÓ N

2. CLASIFICACIÓN

3. EPIDEMIOLOGÍA

4. CURSO

5. DIAGNOSTICO DIFERENCIAL
Desde antiguo se han conocido y estudiado casos de niños que apartados por diversas razones de
los lazos estables con sus cuidadores presentaban claras alteraciones.

1. DEFINICIÓN Y DESCRIPCIÓN

La característica esencial del trastorno reactivo de la vinculación es una relación social que, en
la mayor parte de los contextos, se manifiesta marcadamente alterada e inapropiada para el nivel de
desarrollo del sujeto, se inicia antes de los 5 años de edad y se asocia a una crianza sumamente
patológica en la que las figuras de crianza han desatendido de forma persistente las necesidades
emocionales y físicas básicas del niño, han llevado a cabo malos tratos, abusos o se han producido
múltiples cambios de cuidadores lo que ha impedido que el niño pudiera establecer unos claros vínculos
con ellos. El trastorno se asocia a una crianza claramente patológica que puede adoptar la forma de
desatención al bienestar, estimulación y afecto. Se presume que la crianza patológica es responsable
de la relación social alterada.

Es frecuente la aparición de alteraciones emocionales (como miedo y tristeza), la presencia de


agresiones tanto del niño consigo mismo como hacia los demás (asociada ocasionalmente a sensaciones
de miedo tanto propias como las que percibe en los demás), un retraso en el crecimiento, un retraimiento
social, una hipervigilancia. No son eficaces los intentos por consolar al niño.

2. CLASIFICACIÓN

A. Tipo inhibido

En este tipo, el niño muestra una incapacidad para comenzar las interacciones sociales y dar respuestas
adecuadas a dichas relaciones teniendo en cuenta su nivel de desarrollo. Los principales signos del
trastorno son una excesiva inhibición, hipervigilancia o una conducta ambivalente en la que mezcla
comportamientos de acercamiento y evitación de la relación, una resistencia a recibir satisfacciones o
comodidades y presentar una actitud fría y vigilante.

B. Tipo desinhibido

Este tipo se caracteriza por un patrón de relaciones con límites difusos. En la que el niño puede presentar
una exagerada sociabilidad y familiaridad con personas que no conocía anteriormente. O muestra una
carencia en la selección de las figuras con las que trata de vincularse; estas relaciones generalmente son
superficiales. El niño trata continuamente de llamar la atención, y suele presentar alteraciones emocionales
y comportamentales, pudiendo presentar unas dificultades para entablar relaciones con compañeros.

3. CURSO

El inicio del trastorno reactivo de la vinculación suele aparecer en los primeros años de la vida y, por
definición, antes de los 5 años. Su curso parece variar en función de factores individuales del niño y
de los cuidadores, la gravedad y la duración de la privación psicosocial asociada, y la naturaleza de la
intervención. Si se suministra un apoyo ambiental adecuado, pueden producirse remisiones o mejorías
considerables. De otro modo, el trastorno discurre según un curso continuo.

4. DIAGNOSTICO DIFERENCIAL

A. Retraso mental

Los problemas en la relación deben estar motivados en el trastorno reactivo de la vinculación a unas
pautas de crianza patológicas y no a un retraso en el nivel intelectual. Pueden efectuarse ambos
diagnósticos.

B. Trastornos generalizados del desarrollo

En estos trastornos la alteración no se debe a una pauta anómala de crianza, presenta alteraciones
cualitativas además de en las relaciones sociales, en la comunicación y en las pautas de comportamiento
e intereses. Si existe un trastorno generalizado del desarrollo, no se puede efectuar el diagnóstico de
trastorno reactivo de la vinculación.

5. ETIOLOGÍA

Siguiendo la definición del trastorno, son los patrones alterados en la atención sobre el niño los que dan
lugar al trastorno. Esta alteración puede producirse por una falta de habilidades por parte de los padres,
una paternidad a edad temprana, por abandono del niño, producto de una institucionalización (entre los
que se incluyen el llamado síndrome del hospitalismo), o malos tratos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

American Psychiatric Association (1994). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (4ª ed.)
Washington, DC: Autor.

Bragado, C. (1992). Trastornos de ansiedad en la infancia. Evaluación y Modificación de Conducta, 57,


5-27.
Corral, Paz de y Echeburúa, E. (1996). Ansiedad de separación en la infancia: psicopatología y
tratamiento. En Luciano, M.C.(Dir.). Manual de Psicología Clínica: Infancia y Adolescencia. Valencia:
Promolibro.

Olivares, J., Macià, D. y Méndez, F.X. (1993). Naturaleza, diagnóstico y tratamiento conductual
del mutismo electivo. Una revisión. Análisis y Modificación de Conducta. 19, 68, 771-788.

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